Comunicaci贸n
Cuarto de secundaria
Generaci贸n Col贸nida
2015
GENERACIÓN COLONIDA
En 1916 funda Colónida. Revista de combate, que reunió al movimiento colonidista conformado por los más distinguidos escritores de su generación, como Enrique Bustamante y Ballivian, José María Eguren, César Atahualpa Rodríguez y José Carlos Mariategui, entre otros. El movimiento Colónida hizo del Palais Concert, un café limeño muy de moda en la Belle epoque, su cuartel general de dandismo y decadencia. Ésta revista, a pesar de su corta duración -sólo publicó cuatro números-, tuvo una gran influencia en el ambiente cultural de su país. La nueva literatura peruana comienza a gestarse con Valdelomar y el movimiento Colónida. Como observó Mariátegui, "Colónida" representó, no una revolución, sino solo "una insurrección”, una necesaria “fuerza negativa, disolvente beligerante” contra el academicismo reinante en la crítica y en la producción literaria, oponiéndose a figuras como José de la Riva Agüero y Osma y Ventura García Calderón. Los colónidas estaban en contra de toda rigidez literaria y pregonaron la renovación de temas y estilos. Al mismo tiempo inauguró entre los literatos del Perú una conciencia cultural: en este sentido fue un manifiesto de afirmación nacional, opuesto a la dependencia que guardaban nuestras letras respecto de España, y defensor de un cosmopolitismo que devolviese al país su autonomía cultural. Son estos rasgos los que generaron la admiración Manuel González Prada hacia el grupo, llegando a afirmar el ya anciano literato que la generación “colónida” era la
más fuerte, fecunda y valiosa de cuantas generaciones literarias hasta entonces tenido el Perú. Simultáneamente mostró una preocupación por reivindicar y apoyar a los jóvenes valores de provincias, hasta entonces olvidados o simples convidados de piedra. Pero el movimiento “colónida”, demasiado heterogéneo y anárquico, no pudo condensarse en una tendencia sólida y consistente. Sin embargo, el individualismo, la valentía, la agresividad y hasta la extravagancia de los "colónidos" dieron sus frutos. Aun cuando el grupo había finalizado en 1916, el movimiento siguió en marcha y se propagó por todo el Perú, en un alarde esteticista que nunca se había visto hasta entonces. Así, en Trujillo se formó el Grupo Norte, que visitó el mismo Valdelomar, y en el cual actuaban Antenor Orrego, José Eulogio Garrido, Alcides Spelucín, Juan Espejo Asturrizaga, Macedonio de la Torre (pintor), Víctor Raúl Haya de la Torre (líder estudiantil), entre otros. César Vallejo había integrado ese grupo, cuando era conocido como la “bohemia” de Trujillo, antes de pasar a Lima en 1918. En Arequipa, con tono más polémico, asumieron la responsabilidad de “Colónida”, Augusto Aguirre Morales, Percy Gibson, Miguel Ángel Urquieta y César A. Rodríguez. En Piura, Cuzco, Cajamarca, se formaron grupos de tendencia literaria novedosa. En resumen, “Colónida” constituyó el tránsito de la sensibilidad modernista hacia el vanguardismo. Autores peruanos como César Vallejo y Alberto Hidalgo, próximos al colonidismo al comienzo de su obra, lograrían unos años después instalar la “nueva literatura” tan buscada.
BIOGRAFÍA DE ABRAHAM VALDELOMAR PINTO
Pedro Abraham Valdelomar Pinto, nació el 27 de Abril de 1888 en ICA, el quinto de ocho hermanos, la infancia de Abraham estuvo marcada por la pobreza y la desesperación, como lo revelo más de una vez en sus relatos. En 1892 la familia se traslada a Pisco y en 1899 a Chincha, en busca de mejores horizontes, en esta ciudad culmina sus estudios primarios. En 1900 Valdelomar llega
a Lima y se matricula en el Colegio Nuestra Sra. De Guadalupe, donde concluye sus estudios secundarios en 1904. En 1905 se matricula en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, pero los interrumpe. En 1905 comienza a trabajar como dibujante en las revistas Aplausos, Silbidos & Siluetas, a la par que da a conocer sus primeros poemas, firmados como Omar del Val y P.A. Valdelomar, es a partir de ahí que su actividad gráfica, literaria y periodística no conocería descanso. Revistas como Monos y Monadas, Fray Kbezon, Actualidades, Cinema y Gil Blas, reciben y publican sus caricaturas entre 1906 y 1910, año en que aparece “El suicidio de Richard Tennyson” en la revista Variedades, “Con la argelina al viento” en El Diario donde narra sus experiencias como soldado en el conflicto bélico contra Ecuador. En Agosto de 1910, Aparece “El beso de Evans” un cuento que marca el transito del modernismo a la vanguardia, razón por la cual la crítica ve en Valdelomar al fundador del cuento moderno en el Perú. Con su poesía no ocurrió igual, se enmarco dentro de los cánones de la época, destinado a Vallejo. En 1913 parte a Europa como segundo secretario de la Delegación Peruana a Italia, antes había ejercido la Dirección de “El Peruano” menos de un año. Retorna al Perú en 1914 desempeñándose como secretario de José de La Riva-Agüero y en 1915 ocupa el cargo de secretario del Presidente del Concejo de Ministros. A partir de ese año, su dedicación a la literatura y periodismo es total. En 1916 funda COLONIDA, revista que reunió a los más destacados escritores de su generación (grupo Colónida), que hizo del Palais Concert, un café limeño muy de moda en la Belle epoque, su cuartel general de dandismo y decadencia…… “Lima es el Jr. De la Unión. EL HERMANO AUSENTE EN LA CENA DE PASCUA ABRAHAM VALDELOMAR
La misma mesa antigua y holgada, de nogal y sobre ella la misma blancura del mantel y los cuadros de caza de anónimo pincel y la oscura alacena, todo, todo está igual... Hay un sitio vacío en la mesa hacia el cual mi madre tiende a veces su mirada de miel y se musita el nombre del ausente; pero él hoy no vendrá a sentarse en la mesa pascual.
La misma criada pone, sin dejarse sentir, la suculenta vianda y el plácido manjar; pero hoy no hay alegría ni el afán de reír
que animaran antaño la cena familiar; y mi madre que acaso algo quiere decir, ve el lugar del ausente y se pone a Ilorar..
Mi infancia, que fue dulce, serena, triste y sola, se deslizó en la paz de una aldea lejana, entre el manso rumor con que muere una ola y el tañer doloroso de una vieja campana. Dábame el mar la nota de su melancolía ;el cielo, la serena quietud de su belleza; los besos de mi madre, una dulce alegría, y la muerte del sol, una vaga tristeza. En la mañana azul, al despertar, sentía el canto de las olas como una melodía y luego el soplo denso, perfumado, del mar, y lo que él me dijera, aún en mi alma persiste; mi padre era callado y mi madre era triste y la alegría nadie me la supo enseñar
COBARDÍA Sobre la arena mórbida que inquieto el mar azota sombreando la cabaña, vigila una palmera. La «paraca» despeina su verde cabellera y junto al pescador gira la alba gaviota. La tortuga longeva pensando en la remota malhadada aventura que la hizo prisionera medita una evasión y realizarla espera si el anciano se embriaga en el sopor que flota. El asno bajo el viento abre y cierra los ojos. El perro con desgano husmea los despojos y enarcada la cola marcha a saciar su sed. Duerme el viejo la siesta… La tortuga resuelve
fugar y de puntitas se aleja… pero vuelve ¡la estaba viendo huir, desde un rincón, la red!
LA DANZA DE LAS HORAS Hoy, que está la mañana fresca, azul y lozana; hoy, que parece un niño juguetón la mañana, y el sol parece como que quisiera subir corriendo por las nubes, en la extensión lejana, hoy quisiera reír... Hoy, que la tarde está dorada y encendida; en que cantan los campos una canción de vida, bajo el cóncavo cielo que se copia en el mar, hoy, la Muerte parece que estuviera dormida, hoy quisiera besar... Hoy, que la Luna tiene un color ceniciento; hoy, que me dice cosas tan ambiguas el viento, a cuyo paso eriza su cabellera el mar; hoy, que las horas tienen un sonido más lento, hoy quisiera llorar... Hoy, que la noche tiene una trágica duda, en que vaga en la sombra una pregunta muda; en que se siente que algo siniestro va a venir, que se baña en el pecho la Tristeza desnuda, hoy quisiera morir...