INNOVAR PARA SOBREVIVIR Tomado de: http://www.pucp.edu.pe/puntoedu/dmdocuments/num162.pdf pag. 2-4 Entrevista a Luigi Valdes Diego Grimaldo
Más allá del significado genérico de la palabra “innovar” –mudar o alterar algo introduciendo novedades–, en un sistema más específico, como el económico, innovar puede entenderse como la incorporación de procesos nuevos o mejorados en un mercado de productos. Ahora bien, si se combina este aspecto con tecnología, el resultado fácilmente se traduce en desarrollo para una empresa o un país. Para garantizar el éxito, se debe sacar ventaja de lo que se tiene a la mano, perseguir fuentes de ingreso alternativas, realizar cambios precisos en momentos justos, adaptarse a las características del mercado y, sobre todo, entender que hoy en día el conocimiento se está incorporando cada vez más rápido en la producción de bienes y servicios, generando competitividad. Lamentablemente, no siempre se potencian este tipo de actitudes ni se toman decisiones en esa línea, en especial en un país como el nuestro. Entre el 16 y 17 de octubre se llevó a cabo en la Católica el Seminario Internacional Gestión de la Innovación y la Tecnología, organizado por el Vicerrectorado de Investigación, en el cual diversos ponentes nacionales y extranjeros trataron temas como gestión estratégica y competitividad, transferencia tecnológica o cómo potenciar la competitividad a través de la innovación. Uno de los conferencistas del evento, el ingeniero mexicano Luigi Valdes, premio Iberoamericano de Gestión del Conocimiento y autor de numerosos libros sobre el tema, incluyendo el bestseller titulado “Innovación: el arte de inventar el futuro”, nos brindó algunas pistas para entender mejor el tema y lograr ser competitivos a partir de nuestras propias potencialidades. ¿En qué consiste el arte de inventar el futuro? A nivel mundial, estamos llegando a un punto en el cual no se puede esperar al futuro, sino que hay que prepararse para él. No es algo que tiene que llegar y ante lo que puedas estar pensando: “Voy a estar allí”. Muchas empresas tienen ese problema y, cuando se cierra la puerta, esta les termina presionando los dedos. Si no percibes los cambios que se están dando, vas a estar en problemas. Así que inventar el futuro significa de qué manera tú mismo lo creas o ves qué está pasando para adaptarte. Siempre hay que pensar en perspectiva. Un ejemplo muy claro es el de Olivetti, que se encontraba lanzando al mercado la sexta generación de máquinas de escribir justo cuando apareció la primera computadora. La empresa no lo quiso ver creyendo que sus artefactos no iban a dejar de usarse, pero ¿quién usa en estos momentos una máquina de escribir? El futuro los agarró por sorpresa. Nunca vieron el cambio conceptual. Otro ejemplo tiene que ver con las cámaras fotográficas. Hoy en día nadie va a una tienda y revela un rollo. Ahora bien, las digitales solo van a ser empleadas por los profesionales, pues el resto de la gente simplemente va a usar sus celulares para tomar imágenes. El 85% de las fotos que se sacarán el 2011 se harán así. Otro dato: el New York Times tiene cerca de setenta años de antigüedad y sus pérdidas actuales son de mil millones de dólares. Google, en cambio, tiene ocho años y no sabe qué hacer con todo el dinero que gana.