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FINANCIACIÓN
METRO DE BOGOTÁ:
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las claves de su financiación
Por:
Héctor Ulloa,
socio de Structure Banca de Inversión.
Álvaro Durán,
socio de Durán & Osorio Abogados Asociados.
La primera línea del metro de Bogotá es el proyecto individual de infraestructura de transporte más ambicioso del que se tenga memoria en Colombia. ¿Cómo financiarlo?
La estructuración de la primera línea del metro de Bogotá implicó nuevos paradigmas para este tipo de proyectos. Se optó por una agresiva asignación del “riesgo de interfaz” al contratista, con lo cual la Empresa Metro de Bogotá, EMB, tendrá la certeza de que una sola contraparte responderá por que la infraestructura, los trenes y los sistemas inteligentes tengan la calidad y operen de manera armónica para garantizar los más exigentes resultados en la prestación del servicio. Por su parte, la EMB retuvo el riesgo de demanda comercial del sistema (pues el concesionario no la controla), y los riesgos predial y de redes.
La fuente para el pago de la inversión tuvo que ajustarse a la limitada capacidad de los recursos públicos de la nación y del distrito, aportes que se previeron a 30 años generando un desfase entre las necesidades del proyecto y la caja disponible.
Para superar esos obstáculos, fue necesaria una cuidadosa combinación de financiamiento público (créditos con BID, BM y BEI) y privado (a cargo del concesionario).
Adicionalmente, junto con un componente de pago en dólares, se diseñó un mecanismo sin antecedentes en Colombia, que combina una forma de pago con un innovador esquema de financiación. Nos referimos a los Títulos de Pago por Ejecución, pagarés entregados al concesionario contra
avances específicos en la ejecución del proyecto.
Los TPEs son 2,4 millones de títulos idénticos en valor (COP$ 1 millón cada uno) y plazo; tienen pagos fijos semestrales en constantes (eliminando el riesgo de inflación) calculados como una anualidad, que amortiza capital e intereses; y fechas de pago ciertas, lo que los diferencia del tradicional pago de vigencias futuras.
La estructura de los TPEs facilita alternativas de optimización financiera. Además de la posibilidad de que el concesionario los mantenga, generando la rentabilidad incorporada en los mismos, pueden ser usados como colateral de un crédito (garantía y fuente de pago), pueden ser enajenados a terceros o pueden titularizarse y listarse en bolsa previa emisión de una “Nota” en los mercados de capitales nacionales o extranjeros, usando como activo subyacente los TPEs, y como fuente de pago, la amortización de capital e intereses.
Otro elemento clave de su diseño es que, por tratarse de títulos valores emitidos por la EMB, una vez adquirido el derecho a recibirlos, el servicio de capital e intereses se hace autónomo, por lo que pueden ser negociados sobre la confianza que serán honrados de manera independiente a la evolución futura del proyecto. Agréguese el fundamental hecho de que cuentan con la garantía de la Nación, y se entenderá cómo los TPEs fueron la llave última que permitirá anticipar los flujos a costos financieros eficientes, sin lo cual el proyecto no hubiese sido viable.