Caserías, pinceladas en blanco en el verde manto del olivar
Jaén. Una merecida visita a las casas de labor agrícolas del olivar jienense en las que antaño convivían caseros, muleros, aceituneros y mozos de molinos para extraer artesanalmente un gran tesoro de nuestra cultura: el aceite de oliva.
GALO MARTÍN APARICIO
La belleza monótona de los olivares de Jaén la rompen un conjunto de edificaciones, se las conoce como caserías y en Jaén no hay olivar sin ellas. Construcciones blancas que dan la nota en ese gran tapete verde que son los olivares. Algunos propietarios de las caserías tienen la idea de preservarlas y abrirlas para que las personas curiosas sepan lo que fueron y cómo era la vida en su interior.
La arquitectura del olivar jienense es menos nutrida y conocida que la religiosa. En la ciudad de Jaén, a los pies del castillo de Santa Catalina, su imponente Catedral sirvió de modelo a las que se construyeron en Latinoamérica y hay casi tantas iglesias como bares. Lugares los dos a los que se acude por inercia y que se suceden por unas calles que tienen dos nombres, el oficial y el popular. Así la calle comercial y peatonal de Bernabé Soriano se la conoce como La Carrera y la calle de San Clemente es la de Simago, por citar dos ejemplos.
CASAS CON APELLIDO
Algo parecido pasa con las caserías de Jaén. El nombre de las mismas suele aludir a su propietario más notable, de ahí que lo más frecuente sea denominarlas con el apellido familiar. Por este motivo, la Casería de Candalija es la Casería de Jesús. Los autores Luis Berges Roldán y Manuel López Pérez describen con minucioso detalle estas edificaciones en su libro Caserías de Jaén. Arquitectura del Olivar.
Por lo general, se trata de construcciones de un edificio aislado, en medio del olivar. Dependiendo del tamaño de la finca en la que se encuentran pueden tener un molino o fábrica de aceite. Suelen estar distribuidas en dos plantas y un desván. En la baja se encuentra la cocina, una alcoba y el hogar, donde se cocina y enciende el fuego. Bajo la escalera que da acceso a la planta de arriba se guardaban los cántaros de barro en los que se almacenaba el agua potable. La planta superior es la de los propietarios, cuenta con chimenea y varias alcobas pro-
Comer muy bien con y sin estrella Michelin
En la ciudad de Jaén además de las tapas que se pueden tomar en los bares y tascas que se suceden en los callejones que hay muy cerca de la Catedral, también se puede comer en restaurantes que se encuentran por la zona. Sin estrella Michelin está el restaurante Radis. Un espacio con capacidad para veinte comensales, en el que el cocinero Juanjo Mesa León trata de transmitir en todos sus platos la cocina que su familia le inculcó en el restaurante Alcuza, en su Pegalajar natal; gazpacho de cereza con tartar de
vistas de grandes ventanas y balcones. Delante de la fachada está lo que se conoce como la lonja. ESta zona estaba destinada a la preparación de los animales, a la carga y descarga de los mismos, así como a las tareas domésticas del campo y que suele contar con
gamba blanca, ajo blanco con piparrana y mejillón en escabeche picante y callos con pil pil de atún, entre otros.
Con estrella Michelin está el Bagá. El restaurante gastronómico de Pedro Sánchez, un genio a su pesar y que ha puesto en el mapa gastronómico nacional a su querida ciudad. Se trata de un espacio para quince comensales, repartido en tres mesas y una barra con capacidad para cuatro personas. La capacidad de sorprender de los platos que elabora este cocinero con no más de tres ingredientes es increíble. El menú degustación cada semana incorpora nuevas elaboraciones únicas y peculiares.
la sombra de una parra.
DE LA IGLESIA A LA MESA
Esta cononida casería se encuentra en Puente de la Sierra. Una antigua zona de huertas que hoy se ha convertido en una zona residencial, a siete kilómetros al
sur de la ciudad de Jaén. Dentro de los límites de la denominada Sierra Sur, en las estribaciones de Puerto Alto, Otiñar y el embalse del Quiebrajano. El olivar de la finca cuenta con olivos variedad picual que han sido recolectados desde tiempos inmemoriales y se extienden por un terreno en el que hay llanos, barrancos y pendientes.
A la casería se accede por un camino de tierra de unos 500 metros de largo que se coge directamente desde la carretera. Antes de cruzar la gran puerta que precede al edificio hay dos piedras de un antiguo molino y al cruzarla hay un pilón de piedra y un empedrado que da paso a la lonja, aledaña a la entrada del edificio de mampostería encalada, bajo una parra que hace las veces de un toldo vegetal. En esa lonja se realizaban tareas domésticas del campo y se preparaba a los animales. En la fachada de la casería hay una hornacina dedicada a la virgen del Carmen.
Muchas de estas caserías fueron propiedad de instituciones eclesiales, de órdenes religiosas y de la nobleza. La Casería de Jesús perteneció a la Congregación de los Carmelitas Descalzos, por eso hay una talla de madera de dicha orden en el interior de la casería. Cuenta con dos plantas. En la baja conserva un horno de cocer pan, la cocina, las alcobas y dependencias en las que debió estar el molino de viga con el que se prensaba las aceitunas. La planta superior se divide en dos estancias. Una de ellas es una sala grande con ventanales, chimenea y dos habitaciones. La otra sólo cuenta con una sala en la que hay una escalera que da acceso al palomar. El sitio cuenta con otra construcción que se usaba como cuadra, en la que se daba cobijo a los animales de trabajo y las aves de corral.
En la Casería de Jesús se han celebrado conciertos enmarcados en el proyecto Consentidos. Una experiencia turística y de ocio alternativa que combina naturaleza, gastronomía y cultura en diferentes localizaciones patrimoniales de la provincia de Jaén. Una manera de dar a conocer y poner en valor lugares que no deberían caer en el olvido.
CULTURA OLIVARERA
Nace en el año 2020 con el objetivo de rehabilitar y poner en valor la Casería de Jesús, para preservar y conservar las tradiciones y la arquitectura del olivar de la provincia de Jaén.
Algunas de las acciones que han llevado a cabo los propietarios de dicha casería para conseguir difundir la cultura del olivo y el arraigo por la tierra, han sido elaborar su propio aceite, con la marca registrada Casería de Jesús, y desarrollar actividades relacionadas con el oleoturismo y al mismo tiempo fomentar al máximo el alojamiento rural en la zona, de esta forma se muestran como zona de interés.