Valle de Chistau

Chistau, el valle de los nómadas

De viaje en ‘camper’ por un territorio del Pirineo aragonés condicionado por una orografía que ha hecho que sus habitantes miren hacia el fondo de él y hacia sus cumbres. Aquí hay más senderos que transitar que vecinos en sus pueblos de montaña

texto Galo Martín Aparicio foto Felipe Hernández

Furgoneta camper

modelo VW T6.1

California Ocean, estacionada en el aparcamiento habilitado para este tipo de vehículos en el pueblo de San Juan de Plan (Huesca).

El trayecto desde Madrid hasta Sabiñánigo (Huesca), aunque se haga en una furgoneta camper modelo VW T6.1, es tan anodino como la autopista por la que se circula. Una vez dentro de la montañosa y fronteriza comarca oscense de Sobrarbe, después de unas cuatro horas sin apenas girar el volante, el paisaje cambia y se empina y la carretera se estrecha y retuerce. Por el camino se atraviesan las localidades de Fiscal, Boltaña y Aínsa. Entre este último pueblo y el de Bielsa, a la altura de Salinas de Sin, hay que desviarse y tomar la A-2609. Esta es una carretera que vertebra el valle de Chistau (o Gistau) de sur a norte y que discurre junto al río Cinqueta. Cruza cinco puentes: Pe-

cadó, d’el Molín, Micalé, Viciele y del Hospital. Antes de llegar a los pueblos del valle —Saravillo, Sin, Señés, Serveto, Plan, San Juan de Plan y Gistaín— hay que atravesar una serie de agujeros en la montaña, más que túneles. Este es el único acceso por carretera al valle. Al otro lado de esos túneles sin apuntalar parece que uno ha dado a parar a Canadá o Alaska.

Chistau es un valle a los pies del parque natural Posets-Maladeta, por el que discurren ríos y está rodeado de montañas que superan los 3.000 metros de altura, pared con pared con Francia. Una especie de Shangri-La aragonesa y real en la que sus habitantes hablan el chistabino. Una lengua, un dialecto. Un recurso contra el aislamiento y la hostilidad del medio. Un derecho, al fin

Aragón

se puede ir a la reserva natural de Néouvielle, formada por tres lagos accesibles por carretera de montaña asfaltada. También se puede subir al Col d’Azet (1.580 metros), un puerto de montaña con vistas impresionantes de los valles de Aure y Louron.

Pastar para conservar

y al cabo. Como el contrabando de bienes de primera necesidad con el que la gente de la zona sobrevivió durante tanto tiempo.

El valle de Chistau es el paisaje de montañas, ríos y casas de tejados triangulares que dibujan los niños. También es breve y delicado, como un haiku. Un lugar más desconocido que aislado. Su orografía lo ha empujado a tener más contacto con Francia, país

Pueblo francés de Saint-LarySoulan, ubicado a los pies del Col d’Azet, un puerto de montaña con vistas impresionantes de los valles de Aure y Louron (Francia).

que se encuentra al otro lado de puertos de los que solo se saben los caminos los locales. El resto podemos ir por los 3.070 metros del túnel gratuito de Bielsa-Aragnouet, a más de 1.800 metros de altura. Atravesarlo es cambiar de decorado en unos pocos minutos. No es un túnel. Es un truco. El Pirineo francés es más abrupto, más verde y más abierto. Una vez en la parte baja del valle de Aure

Los senderos que recorren los montes del valle de Chistau están copados de pinos negros, especie que parece querer hacer cima en alguna de esas cumbres en las que la nieve se resiste a desaparecer. Estas parecen rascacielos pirenaicos de granito, metamórficos y de caliza. Paredes de piedra que algunos trepan y desde las que otros se lanzan en parapente o salto base. También los hay que con ellas construyen las retiradas, pastoriles y ganaderas bordas. Construcciones de dos plantas, en las que abajo está la cuadra, y arriba, el pajar. Así como las casas de tejados a dos aguas de pizarra de los mencionados y fotogénicos pueblos del valle. Fotogenia que a los forasteros les impide ver la hostilidad de este bello paraje en el que la distancia se mide en tiempo, se hace mención al desnivel del terreno y se circula más por pistas forestales que por carreteras de asfalto. Pistas de tierra y piedras que rodean los montes y por las que circulan turismos, furgonetas camper y, sobre todo, vehículos 4×4.

El ganado, artífice del paisaje, asciende a los montes en busca de pastos por senderos verticales. Las ovejas y las vacas pastan, las cabras desbrozan el monte y los pastores, con ayuda de sus perros, las pastorean. Los pastores son nómadas y antisistema, asegura Roberto Serrano, alcalde de San Juan de Plan y profesor de la Escuela de Pastoreo La Estiva, en el mismo pueblo, cuyo objetivo es dotar al territorio de una herra-

mienta útil para poner en valor la ganadería extensiva y su importancia para el asentamiento de la población en zonas rurales. “Pastar es conservar”, dice entre silbido y silbido Zacarías Fievet, un joven pastor que también trabaja como formador y tutor de la escuela. Tutor de ese mismo centro también es Alberto Palacin, fundador de Chistau Natural, un proyecto familiar nacido en 2014 centrado en la ganadería extensiva y el mínimo manipulado de la carne de ternera natural de los Pirineos. Cría, despieza y vende sus lotes de ternera por internet (chistaunatural.com) a todo el que quiera, a sus vecinos y a los restaurantes del valle: a La Capilleta y Casa Ruché, ambos en Plan, y al merendero El Regancho, en San Juan de Plan. Estos estableci-

mientos indican en el menú que la carne es de Chistau Natural y que los quesos son de la Quesería de Saravillo (quesodesaravillo. com), como los patés, una manera de poner en valor lo que la gente elabora en el valle de Chistau. Zacarías y Alberto chiflan más que hablan y tratan más con sus respectivos ganados que con personas. Una relación forjada durante el largo tiempo que comparten con sus animales a unos 2.700 me-

tros de altura, a la sombra de las moles de piedra más altas y tridimensionales.

Además de bordas, en los montes de Chistau también hay refugios de montañas e ibones, lagos de origen glaciar, como los de Millares, Barbarisa, Sen o el de Plan / Basa de la Mora. Este territorio es un lugar perfecto para andar y practicar deportes de aventura al aire libre y durante todo el año, como lo hace la cua-

10-6 VIAJERO AG VALENCIANA TURISMO CAC MEDIA PAGINA COLOR PSO.ai 1 3/5/23 11:33

Chistau Natural es un proyecto familiar centrado en la ganadería extensiva y el mínimo manipulado de la carne de ternera natural de los Pirineos

drilla de Jara Bernués Gavín, hija de un médico rural y de una profesora del instituto de Aínsa. Uno de los guías que trabajan en el valle es Javi Villa, fundador de la empresa de guías de montaña Pletas y Camins (pletasycamins.com), quien también aprovecha para hacer divulgación de la naturaleza durante sus rutas. Él es el último vecino del pueblo de Gistaín que nació en la casa de sus padres. Ese vínculo se traduce en el amor que siente y contagia cuando habla de su valle mientras emprendemos rumbo al ibón de Plan, también conocido como Basa de la Mora. A este ibón situado a unos 1.950 metros de altura se puede llegar caminando desde Plan (seis horas de recorrido, ida y vuelta) o en coche

desde Saravillo por la pista forestal de 14 kilómetros de largo y de pago. La pista acaba en el refugio de montaña de Lavasar, y desde este punto hay que caminar algo más de media hora. El ibón está arropado por moles pétreas y grandes canchales de piedra, alternados con bosques de pinos negros, abetos, praderas verdes (en verano) y una leyenda. Por lo visto, una mujer mora llegó hasta aquí huyendo de las luchas entre moros y cristianos, pero se perdió y su alma quedó atrapada en el fondo de este ibón. Se cuenta que las personas con el alma pura que durante la noche de San Juan (23 de junio) se laven la cara con sus aguas es posible que vean a una mujer mora bailando. Lo que sí es seguro es que la vista desde el refugio de Viadós es una fotografía de postal, aunque más cerca queda el mirador de la Cruz de Puyadase, en Gistaín.

Un viaje por el valle de Chistau en compañía de algunos de sus vecinos montañeros, tercos que dan la mano a quien la necesita y hospitalarios, es una clase de divulgación de la naturaleza. Una materia pendiente de impartir en los colegios de las ciudades.

Excursionistas, en el embalse d’Orédon, en la reserva natural de Néouvielle, en Francia.

PARA VIAJAR EN ‘CAMPER’

Si tiene dudas a la hora de comprar una furgoneta camper o una autocaravana, una opción es probarla antes. CamperDays (camperdays. de) es una plataforma de alquiler de este tipo de vehículos que ofrece la posibilidad de disfrutar de unas vacaciones tan cerca o tan lejos como se quiera. Cuenta con 700 estaciones de recogida en 30 destinos, y en España uno de sus proveedores es Roadsurfer (roadsurfer.com). Se compre o alquile, es importante informarse antes sobre la legislación relativa a este medio de transporte, ya que estacionar no es lo mismo que acampar, y sacar las sillas e instalar el toldo exterior se considera lo segundo (lo que no siempre está permitido). En ese sentido, la aplicación móvil Park4night es muy útil para saber dónde es posible estacionar y acampar para pasar la noche. Tampoco está de más buscar un aparcamiento con posibilidad de enchufarse a una toma de corriente eléctrica y, dependiendo del terreno, puede hacer falta hacer uso de unas calzas. Además, está bien proveerse de agua y comida para el día a día, así como de un abrelatas y una navaja. Linternas frontales, para salir por la noche, y repelente antimosquitos, así como un powerbank para iluminar el interior, son otros imprescindibles.

Al ibón de Plan se puede llegar en una ruta a pie de seis horas, ida y vuelta, o en coche desde Saravillo