GALO MARTÍN
Viena es la ciudad del mundo en la que tomar un café es algo más. Ir de una cafetería a otra es un viaje en el tiempo y un recorrido que se hace corto estimulado por la cafeína. Sustancia que envalentonó a los asiduos de esos primeros puntos de encuentro que fueron los cafés de finales del siglo XIX y principios del XX. Lugares de aspecto conservador, hasta 1856 la única mujer que se veía en los cafés era la cajera, y de espíritu rebelde por parte de quienes los frecuentaban. Peter Altenberg, Alfred Polgar, Sigmund Freud, Arthur Schnitzler, Otto Wagner y Gustav Klimt, entre otros, fueron tipos que pusieron patas arriba los paradigmas sociales, culturales y artísticos de la época mientras disfrutaban de una humeante taza de café en sus muchas tertulias.
SOBRE HISTORIA
Los cafés Sperl, Landtmann y Central, por citar tres emblemáticos, son espacios iluminados por una luz algo sombría y amarillenta que proyectan lámparas enormes, con murales serigrafiados, revestimientos de madera en las paredes, espejos, sillas Michael Thonet que chirrían al moverse sobre el parqué, mesas de mármol, bancos tapizados en terciopelo rojo, divanes afelpados, carritos repletos de pasteles, el café se puede acompañar con un trozo de tarta Sacher, Esterhazy, punschkrapfen o un strudel de manzana, y camareros vestidos de blanco y negro. Los cimientos del mundo de ayer.
El Café Sperl (Gumpendorfer Straße 11, www.cafesperl.at) es el único de Viena que conserva su interior original desde que abriera en 1880. De estilo jugendstil, de aspecto decimonónico y desgastado y con un mobiliario suntuoso. Lo que sí ha hecho este sitio es adaptar los cafés a la nueva clientela.
En su carta hay Melange, Viennese iced coffee, Einspänner, Franziskaner, Pharisäer, Überstürzter Neumann y un largo etc. Cafés en los que la moca se mezcla con ron, nata montada o con helado de vainilla. Los nombres de cada uno de ellos hacen referencia al tamaño y a la leche o nata que se ha usado para su elaborada preparación.
De esta manera un Kleiner Mocca es un moca servido en taza pequeña, un Kleiner Brauner es un moca servido en taza pequeña con extra de nata, un Großer Mocca es un doble moca y un Großer Brauner es un doble moca con extra de nata. Cualquiera que sea el que se pida en la pequeña bandeja metálica en la que se sir-
Cuando el café es lo de menos
Con sabor. La relación entre Viena y los cafés es tan particular desde el siglo XVII, que en 2011 la Unesco los incluyó en su lista de Patrimonio Cultural Inmaterial
ve siempre habrá acompañándolo una pasta y un vaso de agua para limpiarse el paladar. Cafés que si antes los que los tomaban lo hacían mientras leían el periódico hoy lo hacen sin dejar de mirar a la pantalla de sus teléfonos móviles, tabletas y ordenadores. Entre el Café Sperl y el Landtmann, el siguiente de esta ruta cafetera, se puede hacer a tan solo una parada, es Leopold y está en el Barrio de los Museos. Centro que alberga la mayor y más importante colección de obras de Egon Shiele, así como de Gustav Klimt, el fundador de la Secesión, el modernismo vienés.
El Café Landtmann (Universitätsring 4, www.landtmann.at), a diferencia del Sperl, ha cambiado mucho. Más de clientela que de aspecto, que también. Donde antes daba lecciones Sigmund Freud sobre la interpretación de los sueños, compartía su visión de la sexualidad y explicaba sus experimentos con la cocaína, hoy en día toman asiento y piden café clientes extranjeros sin más, principalmente.
CUNA DE ESCRITORES
Más consciente de su papel en la historia de la ciudad es el Café Central. (Herrengasse 14 / Strauchgasse, www.palaisevents.at/cafecentral.html). El escritor Alfred Polgar, un asiduo de este local, describía a su clientela como personas que “quieren estar solos, pero necesitan compañía para hacerlo”. Otro fijo era Peter Altenberg, “el poeta sin casa”. Pasaba tanto tiempo en el mismo que la dirección de su domicilio que aparecía en su tarjeta de visita era la misma que la del café.
Hoy el Central, el cual sirve alrededor de dos mil cafés durante el fin de semana, le recuerda con una figura de papel maché que le representa sentado, como si nunca se hubiera ido. A Peter Altenberg también se le podía encontrar en el Café Museum, igual que al arquitecto que diseñó su interior, Adolf Loos, entre otros brillantes inconformistas.
Aunque la decoración actual no es la original, el sitio conserva cierto encanto. Muy cerca del mismo se encuentra la estación de metro modernista de Karlsplatz y el Pabellón de Exposición de la Secesión, un icónico edificio en la ciudad de Viena que hace las veces de museo.
De no haber existido estos y otros cafés, en los que se hicieron, dijeron y pensaron muchas cosas, y se juntaron personajes muy dispares, es posible que el mundo de hoy fuera distinto. Cafés en los que, a pesar de consumir tiempo y espacio, solo cobran alrededor de unos cuatro euros por un café Melange.
Jueves 23.03.23 22 DESTINOS
Café Museum. vindobohan
Café Landtmann. efe
Café Museum. vindobohann