4
Jueves 24.03.22 SUR
DESTINOS
Pasión en Orihuela Valencia. La localidad alicantina, cuna de Miguel Hernández, celebra una Semana Santa digna de ver con ‘La Diablesa’ como gran protagonista GALO MARTÍN APARICIO
E
l municipio alicantino de Orihuela es huerta y costa atravesado por unas suaves montañas, como lo es su clima a lo largo de casi todo el año. El que no se baña en el Mediterráneo es porque le da pereza desvestirse. Pereza que hay que dejarse en casa si se quiere exprimir al máximo una visita a la ciudad de Orihuela y sus alrededores. Su casco histórico está declarado Conjunto Histórico Artístico por la cantidad y el valor que atesoran los monumentos, edificios y museos que se suceden en sus calles: la Biblioteca Pública y el Archivo Histórico Fernando de Loaces, el Colegio Diocesano Santo Domingo, el palacio de la Granja, los museos Diocesano de Arte Sacro, en el que se exhibe una colección de pintura, escultura, indumentaria y libros religiosos, y el de la Muralla, que equivale a un viaje en el tiempo a través de la historia de Orihuela. A los pies de las elevadas ruinas del Castillo-Alcazaba de la localidad se extiende una explanada de palmeras denominada Palmeral de Orihuela o de san Antón, considerado Bien de Interés Cultural del Patrimonio Histórico Español. Orihuela, más que de playas, que también, presume de patrimonio cultural y de poeta. En esta localidad nació Miguel Hernández, de quien se puede conocer su historia siguiendo una ruta urbana que lleva su nombre. Un recorrido histórico y turístico que pasa por su casa natal y su casa museo, ubicada en la calle que en la actualidad lleva su nombre, una vivienda en la que el poeta vivió con sus padres y hermanos desde 1914 y hasta 1934. El recorrido prosigue hasta la Casa del Paso, antiguamente el Cuartel de la Guardia Civil en el que estuvo destinado el padre de la que fue su mujer, Josefina Manresa, y a la que el poeta venía a buscar cuando eran novios. En la avenida Marqués de Molins se encuentran el monumento a Miguel Hernández, la Estación de Tren y la plaza Miguel Hernández, en alu-
sión a los viajes que el poeta realizaba subido en este medio de transporte a Madrid, aunque lo hacía desde Alicante. El palacio del Portillo, donde Miguel Hernández el 19 de marzo de 1930 leyó sus primeros poemas; la plaza Ramón Sijé, en la que el poeta leyó un texto en memoria de su amigo fallecido; el Colegio Diocesano Santo Domingo; el Casino Orcelitano; Seminario Diocesano de Orihuela, los Murales de san Isidro y el monumento a Gabriel Miró son otros de los puntos de esta ruta que nos acerca al poeta.
SEMANA SANTA
Al rico patrimonio histórico-cultural de Orihuela se suma en estas fechas otro de sus grandes atractivos: su Semana Santa, declarada de Interés Turístico Internacional. Un reclamo con un poder de convocatoria casi tan masivo como lo son sus playas. Una de las citas más seguidas es la que tiene lugar la noche del Jueves Santo con la procesión del Santísimo Cristo del Silencio. Recogida y solemne, dos largas filas de cofrades vestidos con hábitos de capuchinos y portando unos faroles iluminan la oscuridad que envuelve las calles de la ciudad. Calles atestadas de gente sobrecogida por un ambiente en el que no se oye nada y que se rompe con el Canto de la Pasión, que representa las voces de “ángeles roncos”. El Sábado Santo es el día de la singular procesión del Santo Entierro de Cristo. Una procesión de luto oficial que se remonta al siglo XVII y que tiene que ver con la elección que hacía el Gobierno de la ciudad de la persona nombrada como Caballero Cubierto. Un cargo honorífico que brinda al privilegiado que lo ostenta portar el pendón negro con el lema de la ciudad e ir vestido con frac y chistera, durante toda la procesión, incluso dentro de la Catedral. El paso más característico de esta procesión es el de El Triunfo de la Cruz, también conocido como «La Diablesa», una
Pasión y patrimonio en la Semana Santa de Orihuela.
Zamora, una Semana Santa aclamada por el New York Times
La Danza de la Muerte de Verges, una joya medieval
El Vía Crucis que ilumina los molinos de Campo de Criptana
En la modernista ciudad de Zamora, la Semana Santa es su gran acontecimiento religioso y social. Tanto que hasta el New York Times la señala como una cita a descubrir. No en vano, es una de las más antiguas y prestigiosas de España (se remonta al siglo XIII) con momentos únicos como los que protagonizan la Cofradía de la Vera Cruz o la de Jesús Yacente. Pasión y austeridad se apoderan de una ciudad que, además, se convierten en un museo al aire libre de arte sacro. Y eso que Zamora cuenta con su propio Museo de la Semana Santa, en el que se exhiben todos sus pasos.
La Danza de la Muerte es la procesión que se celebra en la medianoche del Jueves Santo en la pequeña localidad gerundense de Verges. Se trata de una procesión que se remonta al medievo, en concreto a las epidemias de peste negra, y recrea la inevitabilidad de la muerte. Lo hace a través de cinco danzantes vestidos de esqueleto que avanzan al ritmo del sonido repetitivo de un tambor y a la luz de las antorchas. Durante dicho desfile se escenifican la curación del ciego, las tres caídas, las tres Marías, las mujeres de Jerusalén, la Crucifixión y la mencionada Danza de la Muerte.
En el municipio manchego de Campo de Criptana, ese lugar en el que el hidalgo más ingenioso y célebre de la literatura universal vio gigantes donde había molinos, los vecinos se vuelcan cada Semana Santa. El punto álgido es la procesión del Silencio, el Vía Crucis, que asciende por sus bellas calles blancas y añiles hasta llegar a la Sierra de los Molinos. Otras citas relevantes de la Semana Santa criptanense son las Cruces, penitencia que realizan aquellos que han hecho una promesa y cargan con una cruz en las noches de Cuaresma, o las Subastas, las pujas de los pasos que van a desfilar.
cruz situada sobre un globo terráqueo, flanqueado por un esqueleto y por un diablo con pechos, respectivamente. Menos tétrico y más geométrico resulta el desfile en círculo de la Centuria
Romana. Una especie de coche escoba de procesión en la que un grupo de soldados romanos cierra la santa comitiva. El mejor momento para ver a la centuria es en la plaza del Marqués de Ra-
fal donde forman en espiral como un caracol al ritmo de cornetas y tambores. Y es que la Semana Santa de Orihuela es, principalmente, una experiencia visual, olfativa y auditiva.