Viajes en el tiempo

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TÚ LO QUE QUIERES ES UN DELOREAN OJALÁ LLEGUE EL DÍA EN QUE VAYAMOS A UNA AGENCIA DE VIAJES Y DIGAMOS: “¿CUÁNDO ME

RECOMIENDA IR A CALIFORNIA? ¿EN LA ÉPOCA QUE ESTABA HABITADA EN LAS TRIBUS NATIVAS? ¿EN EL HOLLYWOOD DORADO? ¿QUIZÁ EN LOS AÑOS DEL SURF Y EL AMOR LIBRE? QUÉ GRAN FUTURO ESE.

V

Texto Galo Martín Aparicio

Ilustraciones Fantasy_and_co

iajar en el tiempo...

¿quién no ha fantaseado con tal posibilidad? Lo que nunca hacemos es pensar en las posibles consecuencias de dicho viaje. El tiempo es distancia, duración y tres lugares: el pasado y el futuro, a los que nos escapamos con frecuencia desde el presente. Dedicamos mucho tiempo a escoger a dónde ir de viaje y muy poco a lamentarnos por no poder ir a ese mismo sitio en otra época. No es lo mismo visitar ahora Berlín, París y/o la Costa Azul francesa que ir a esos mismos lugares en los años veinte del siglo pasado, cuando aquello era una orgía hedonista e

intelectual, cuando vivir era motivo para ser feliz, estando sobrio o ebrio entre luces y ruinas. Ciudades que ya no existen, pero que tampoco han desaparecido porque viven en las mentes de las personas que las descubrieron gracias a un amigo, un libro, un documental y se las pueden imaginar y así ir las veces que les plazca. Qué desgracia es ir de viaje a un lugar en vez de a una fecha concreta en ese

LIBROS

GUÍA PRÁCTICA NOS ACERCAMOS A ED QUI UT MOLUM IL INI VERIBUS MOS SI NOS ACERCAMOS A ED QUI UT MOLUM IL INI VERIBUS MOS SITI SUM NONECTE PERIBUSDA VOLORES TI SUM NONECTE PERIBUSDA VOLORES Texto Nombre Apellido

Fotos Nombre Apellido

PARA VIAJAR EN EL TIEMPO A TRÁVES DE LA LITERATURA, EL CINE Y LAS SERIES DE TELEVISIÓN

• La máquina del tiempo

• Un yanqui en la corte del rey Arturo

• 22/11/63

• Barrio lejano

Herbert George Wells

Mark Twain

Stephen King

Jiro Taniguchi


Al pasado ansiamos viajar a modo de repaso, para saber de nuestros antepasados; al futuro, por pura curiosidad hora pueden ser más o menos minutos. El difunto y exjugador de fútbol del Real Madrid, Juanito, dijo en 1986 que “noventa minutos en el Bernabéu son molto longo”, después de perder un partido contra el Inter de Milán y que acabaría remontando el Real Madrid 3-0 en el Bernabéu. Aunque, para máquinas del tiempo, la memoria, la literatura, el cine y las series de televisión. Todas ellas tienen en común la capacidad de hacernos retroceder, que no permanecer, en el pasado. Y es que al pasado le sucede como a Ibiza en verano, que todo el mundo quiere ir al menos una vez en su vida. Quizá eso explique el éxito, entre otros lugares, de Puy du Fou, un parque temático en Toledo que recrea diferentes episodios de la historia de España, y de las cántabras cuevas del Monte Castillo, en las que hay arte rupestre de, al menos, 40.800 años de antigüedad. Un pasado cercano en comparación con el remoto que supone cuando miramos las estrellas. Por lo visto, el telescopio espacial James Webb ha contemplado galaxias que se encuentran a 13.450 millones de años luz. Ahí es cuando te preguntas si viajar al espacio es hacerlo al pasado... o al futuro. Si en el presente la gente sigue maravillándose al visitar Roma y ver su Coliseo, imaginemos poder hacerlo mientras tenían lugar las peleas de gladiadores y las carreras de cuádrigas en la arena. Viajes que los turistas, a través del tiempo, haríamos como meros espectadores, observadores de lo que no pudimos vivir y no sabemos si viviremos para ver. Estas agencias ofertarían viajes al pasado y al futuro que, bien pensado, son dos lugares casi igual de enigmáticos. Basta con echar un ojo a los libros de texto para

PELÍCULAS

comprobar que el pasado fue de una manera u otra dependiendo de quién lo cuente. Un pasado al que se viaja a modo de repaso, por arrepentimiento, porque vivimos anclados en un presente lleno de lamentos, para saber cómo fueron y cómo transcurrió la vida de nuestros antepasados y para comprobar si es verdad aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor o, simplemente, pasado. Por otro lado, al futuro se viaja por curiosidad, para saber qué será de nosotros y de nuestros descendientes, si es que sobrevivirán al calentamiento global de la Tierra y a la desaparición gradual de los océanos, y para descubrir nuevos avances. Igual ese viaje al futuro es desalentador y el regreso del mismo peor aún. En la novela La máquina del tiempo, de Herbert George Wells, uno de los personajes le dice al Viajero en el Tiempo a su vuelta del año 802701: “Saber que nuestros descendientes degenerarán hasta convertirse en criaturas sin inteligencia ni sentimientos... ¿Existe una sensación más deprimente?”. Viajes al futuro se han hecho muchos en el pasado. El futuro es un nebuloso horizonte inalcanzable al que no dejamos de perseguir y en el que imaginamos un mundo más distópico que utópico. Un viaje al futuro, desde nuestro presente, se parece más al Manifiesto Futurista, del poeta italiano Filippo Tommaso, o a la novela 1984, de George Orwell, que a la canción Imagine, de John Lennon. Viajar al pasado, en cambio, a veces se parece demasiado a ir al trastero. Algo que da pereza y despierta emociones encontradas con cada caja que abrimos. El tiempo se va para no volver.

Foto:s: Getty, D.R.

destino. Si se pudiera viajar en el tiempo el trabajo de las agencias sería otro. Más que asesores turísticos harían falta historiadores para responder a los clientes sus preguntas del tipo: “¿Cuándo me recomienda ir a California? ¿En la época en la que estaba habitada por las tribus nativas? ¿Cuando se instalaron los grandes estudios cinematográficos en Hollywood? ¿En los años que comenzaron el surf y el amor libre?”. Los precios de dichos viajes variarían, entre otros factores, en función de la demanda y de la distancia espacio-temporal del sitio escogido. Así, por ejemplo, viajar al Kabul de 1975, cuando las mujeres podían ir o no, según sus propios intereses, a la universidad, o a la Barcelona olímpica de 1992 sería más barato que si lo hiciéramos a la época del descubrimiento y la conquista de América en 1492. Las distancias ya no se medirían en kilómetros y/o millas, sino en horas, días, semanas, meses, años, lustros, décadas, siglos y milenios, y se cubrirían, las distancias, me imagino yo, en un sofisticado trineo tirado por una ristra de perros híbridos, mitad canes mitad máquinas, y manejado por un piloto con una estética muy similar a la de la Fórmula 1. Sin embargo, para viajar en el tiempo no hace falta tanta imaginación, basta con volar de Madrid a Lisboa. Es un trayecto en el que, saliendo a las 9:55h se llega al destino a las 10:20h después de un vuelo de una hora y veinticinco minutos de duración. A la vuelta pasa lo contrario. Y es que el tiempo es tan preciso como caprichoso. Para un reloj una hora son sesenta minutos, para nosotros, que nos basamos en percepciones, una

SERIES

• 2046

• Regreso al futuro

• Interstellar

• Los visitantes

• Único testigo

• Doctor Who

• El Ministerio del Tiempo

• Unorthodox

• Outlander

• El cuento de la criada

Wong Kar-wai

Robert Zemeckis y Bob Gale

Christopher Nolan

Jean-Marie Poiré

Peter Weir

S. Newman y C. E. Webber

Javier y Pablo Olivares

Deborah Feldman

Ronald D. Moore.

Bruce Miller


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