Santiago Vargas y Acebedo Camila RodrĂguez Moreno Ana MarĂa Riveros
ARQUITECTURA URBANA Diccionario de reflexiones sobre lo bello y lo sublime
No propiciamos con esto con el fin de formar arquitectos-filósofos, pero si al menos arquitectos que en un programa de su búsqueda y creatividad, posean una observación reflexiva del ser humano y sus problemas, mas una clara escala de valores como plataforma para descubrimientos e intuiciones que respondan con seriedad a la realidad y a la razón última de su hacer. Guillermo Randle
Introducción
El lenguaje, más que un modo de expresión, encierra en sí mismo la historia de la forma como el ser humano se ha relacionado con las cosas que lo rodean. A su vez, la esencia del hombre reside en tanto que habita junto a las cosas. En consecuencia es el lenguaje quien otorga al hombre su esencia y no al contrario. Por lo tanto, si se pretende reflexionar sobre la arquitectura urbana habrá que recurrir entonces al progenitor del hombre, el lenguaje. La arquitectura proviene de dos términos griegos: arché, que significa origen y tekné que hace referencia al arte y al oficio de hacer. Lo urbano, a su vez, desciende de la palabra en latín urbs que significa ciudad, la cual a su vez nace del término civitas, que se utilizaba para distinguir a los ciudadanos romanos de los forasteros. Esta palabra incluía dentro su definición tanto los derechos como los deberes de éstos ante la ciudad. En consecuencia la arquitectura urbana es: el arte o el oficio de recrear espacialmente el origen de los deberes y
los derechos del hombre ante la ciudad. La recreación espacial del origen se puede interpretar como la arquitectura dispuesta de tal forma que produzca y a la vez permita a través de sí misma, que el hombre reflexione sobre su propio origen, con el propósito de comprender su esencia y emprender así una vida que sea coherente con el sentido de la naturaleza humana. Con esto en mente se desarrollará un diccionario de conceptos que comprendan, a través del lenguaje, elementos que se consideran esenciales para que hombre y arquitectura urbana habiten en conjunto y emprendan su camino hacia el desarrollo de su propia esencia. A su vez, los conceptos de este diccionario se clasificarán dentro de una escala que rige desde el más bello hasta el más sublime, pues es sólo el equilibrio entre ambos lo que materializa la armonía del ser humano. A lo largo de este diccionario se aclarecerán ambos contrapuntos de la estética.
Índice ÁMBITO DE LO SUBLIME PERMANENCIA TENUE ESPACIO BOINA ARQUITECTURA MUERTA INTENCIONALIDAD HABITABLE ARRAIgO HOGAREÑO LEJANOS ACERCADOS HOMBRE NO MODULAR CUARTA DIMENSIóN HECHO ARQUITECTóNICO EXISTENCIAL
SUBLIME CON TENDENCIA A LO BELLO ARQUITECTURA URBANa ESPACIO EXISTENCIAL
EQUILIBRIO paraje coligado ARQUITECTURA VITAL MUTACIÓN DINÁMICA ESPACIalidad ACúSTICa TERRAIN VAGUE YO: unidad espacio temporal FILOSOfíA DEl arquitecto
BELLO CON TENDENCIA A LO SUBLIME CONSTRUCCIÓN HABITUAL
BELLO SUSTRATO DE FLUJOS CONSTRUCCIóN CULTIVADA MATERIALIDAD HÁPTICA CUERPO EN ARQUITECTURA CUERPO DE INTEGRACIÓN POLIFÓNICA COMPROMISO SENSIBLE URBANISMO ARQUITECTÓNICO
EN EL ÁMBITO DE LO SUBLIME
Permanencia tenue
Permanecer (Del lat. Permanēre. /permanencia como acción y efecto (-ia) de permanecer) Tenue (Del lat. Tenŭis- Delicado, delgado y débil.).
El significado de la sombra proporciona el reino del que emergen fantasías y sueños. Dice Pallasmaa, en su texto los ojos de la piel, la arquitectura y los sentidos, que Las sombras son fundamentales pues atenúan la nitidez de la visión y esto hace que la distancia y la profundidad de un espacio sean ambiguas. Además, añade más adelante que la imaginación y la ensoñación se estimulan mediante la luz tenue y la sombra. Ahora bien, la tenuidad de un lugar implica per se la permanencia. Esto en la medida en que origina una heterogeneidad al observar el lugar, es decir, se desenfoca la mirada y por lo tanto genera en el ser un estado meditativo. Así pues, la permanencia tenue es la característica principal (el cómo) de un lugar de permanencia en la arquitectura urbana. No sólo por que respire sombra y luz y no tanto en la literalidad de ser un espacio con una luz débil, sino más por las implicaciones que esto conlleva, como por ejemplo que en la intimidad de la sombra se deja espacio para un retiro mental, para la reflexión y para la privacidad. Además, se debe entender la permanencia tenue como espacio heterogéneo que involucra la acción de todos los sentidos, en especial el tacto y la vista, en relación con el espacio. Se entiende que la homogeneización del espacio no da lugar a la experiencia sensible, por lo tanto debilita la experiencia del ser, ergo si es heterogéneo cumplirá con el compromiso sensible de la arquitectura urbana.
El hombre que permanezca en un lugar empapado por las sombras se sumergirá inmediatamente en una reflexión profunda. Aquí la tenuidad de la luz lo hará sentirse desorientado y hasta asustado. A continuación, se dejará llevar por un respeto sumiso ante la naturaleza y ante la arquitectura, pues comprenderá que necesita de ellos para orientarlo. Por último, el hombre aceptará y se someterá al placer del silencio y a la nostalgia de la soledad que abunda en la sublimidad del mundo de las sombras.
Espacio boína Espacio (Del lat. Spatium - referido a la materia) Boina (Del lat. abonnis – referido a gorra)
Los espacios boina son aquellos que no tienen transición entre el interior y el mundo exterior, es decir que son espacios que se encuentran totalmente ensimismados y que no tienen elementos que los conecten con el entorno. Estos espacios pueden ser tanto favorecedores como desagradables para el hombre ya que si bien estar en soledad cierto tiempo es bueno, también la falta de relaciones sociales encarecen el espíritu. Por consiguiente el hombre debe encontrar el equilibrio para generar espacios particulares en donde el ser humano se encuentre con si mismo pero también que halla una relación con su entorno inmediato.
Estos espacios se pueden considerar sublimes ya que pueden generar conmoción y asombro, y crear en el hombre una sensación melancólica y de estremecimiento. Lo cual puede llegar a hastiar el permanecer en ese espacio y convertir el lugar construido en una mera construcción sin ningún fin arquitectónico.
Arquitectura muerta
Arquitectura (Del lat. architectüra - referido a la actividad de construir) Muerte (Del lat. Mortis, mors)
La arquitectura muerta es aquella que tiene espacios físicos pero no existenciales, es decir que la acción del habitar no se da en ese espacio. Hasta incluso crear espacios de transición pero que no engrandecen la naturaleza de hombre con su espíritu y por lo tanto el hombre no es capaz de generar espacios. La muerte de la arquitectura se da cuando hay mala calidad de vida o insatisfacción de las necesidades básicas del hombre no solo físicas, sino aún más importante, espirituales. Esta insatisfacción es producto las nuevas aspiraciones ligadas a las transformaciones de las estructuras espaciales. Estas nuevas aspiraciones recaen en la carencia de la escala de valores donde se supone que el hombre debe ser el primero y no el objeto. Un ejemplo de esto es la aspiración del consumismo que ha obligado a los espacios como plazas y galerías a convertirse en centros comerciales en donde no es de gran importancia las cualidades espirituales sino las materiales.
La muerte de la arquitectura muchas veces es manifestación del desequilibrio social debido a transformaciones estructurales mal comprendidas y a necesidades no entendidas o mal expresadas por desconocimiento o desconsideración de la persona humana. Por lo tanto, es un concepto que se puede considerar sublime y terrorífico pues genera melancolía al saber que hoy en día es más la arquitectura muerta que la arquitectura existencial que hace al ser humano, mejor hombre.
Intencionalidad habitable Intencionalidad (Del lat. Intentĭo) Habitar (Del lat. habitāre).
Para poder ubicar el concepto dentro del campo de la arquitectura urbana, será necesario primero definir los términos intencionalidad y habitar. El primero, es un rasgo de la conducta, cognoscible por observación y concierne a un sujeto consciente, portador de determinadas intenciones. El segundo, según su origen en el latín habitare implica dos cosas: ocupar un lugar, vivir en un lugar. Esto supone, de manera respectiva, acciones del cuerpo y la mente, es decir, pone en evidencia la esencia del ser como entidad compuesta. Ahora bien, el arquitecto será el sujeto consciente portador de intenciones como actos mentales complejos y estos serán previos a la acción intencional, la arquitectura. Luego, la arquitectura será la intencionalidad como tal. Pero en el mundo contemporáneo esto no es suficiente, esta intencionalidad debe apuntar a un fin último. Debe apuntar a la felicidad del individuo. Dice Heidegger que somos en la medida en que habitamos, es decir, el individuo sólo es en esencia en la medida en que es capaz de habitar, pero no de habitar por permanecer o residir en un lugar,
no es sólo una cuestión de la acción del cuerpo. También debe existir la acción de la mente, es decir, el construir y el pensar como parte de este. Así, lo habitable del concepto será la característica fundamental de la acción intencional, de la intencionalidad. Luego, la intencionalidad habitable será la cualidad de una arquitectura que cuida y cultiva la esencia del ser como ser que reside en armonía junto a las cosas; una arquitectura que es la materialización, en una acción externa, de intenciones o actos mentales internos que entienden y apuntan al ser como una entidad compuesta de mente (espíritu) y cuerpo. De esta forma, es una arquitectura que le proporciona al ser, lugares que dejan que su esencia fluya. Ergo, le proporciona lugares que lo llevan a su fin último de ser feliz. Consecuentemente, la intencionalidad habitable será el rasgo que diferencia la arquitectura como arquitectura muerta(ver pag.2), de la arquitectura urbana, una arquitectura para el hombre.
Se ha de precisar ahora, que la intencionalidad habitable, tiende en alto grado a la sublimidad. Esto si se entiende que entre las cualidades morales, sólo es sublime la virtud verdadera, es decir, la conciencia de un sentimiento que vive en todo ser humano. Dice Kant que este "puede resumirse diciendo que es el sentimiento de la belleza y de la dignidad de la naturaleza humana". Así pues, en tanto la intencionalidad habitable tiene como fin último el dejar que la esencia del habitar fluya; cultiva a su vez la esencia del ser y esto hace parte de este sentimiento de la dignidad de la naturaleza humana. Además, como este habitar es un residir junto a las cosas, implica también el cuidado de la cuaternidad (Tierra-hombre; cielo-divinidad). Luego, este cuidado de la cuaternidad, en la medida en que incluye a los hombres, reflejará entonces la sublimidad del amor incondicional por la humanidad.
Arraigo hogareño Arraigo: (Del latín: Ad-Hacia/ Radix- Raíz/Radicare- Radicar) Hogar: (Del latín: Focris, der. de focus-Fuego)
Si la definición de este concepto se abarca simplemente a través de su etimología, un arraigo hogareño es: la radicación o el sembrado de sus raíces en un lugar alrededor del fuego. Sin embargo, para lograr entender en qué medidas este concepto cobra sentido en la arquitectura urbana, habrá que contextualizar su significado etimológico dentro del modo como el ser humano la habita. Naturalmente, el primer paso a seguir, si se procura aproximarse a la comprensión de este concepto será una profundización sobre el significado del fuego, entendido como el elemento que determina espacialmente, y por ende en lo arquitectónico, la producción de un arraigo hogareño. Al estudiar las presunciones contemporáneas sobre quienes se suponen como los primeros hombres que poblaron la tierra, se admite inmediatamente al fuego como un elemento esencial en la vida sacra de éstos. Dentro de este contexto, es válido interpretar que el fuego cobra dicha identidad por su capacidad de asombrar al hombre. Asimismo, esto permite identificar que el fuego no solamentefue un elemento detonador de lavida sacra individual de estas sociedades, sino que también de ceremonia, entendida aquí como el rito de la vida sacra comunal. Para ilustrar esto, a continuación, será necesario investigar porque el asombro da esencia al fuego como elemento dentro de una ceremonia.
En este caso, el asombro se entiende como la curiosidad del hombre ante la incomprensión de algo, llevándolo a contemplarlo detenidamente hasta lograr comprenderlo. Por otro lado, al revisar de manera empírica el comportamiento del ser humano, se hace evidente que usualmente, cuando se asombra, surge en él la necesidad de compartir su estupefacción con sus semejantes. Por esta razón, el asombro que provoca el fuego lo convierte en un elemento que promueve la ceremonia. En resumidas cuentas, el hombre primitivo, por lo menos desde un punto de vista contemporáneo, se asombró ante el fuego, lo contempló buscando comprenderlo, lo dejó ser en su esencia como elemento que asombra, y así, lo cuidó y lo cultivó, para finalmente convertirlo en un elemento sagrado. Por otro lado, el arraigar se refiere a al asentar sus raíces propias, es decir establecerse, en un lugar. Sin embargo, establecerse aquí no se entiende aquí como la apropiación de un lugar, sino más bien como la decisión consiente de permanecer en él.De esta manera un arraigo hogareño es: la iniciativa de un sujeto por permanecer en un lugar que lo ha asombrado, tras haberlo contemplado y comprendido. Así pues éste lo cultivará y cuidará, dejándolo ser como es en su esencia como lugar que asombra.
Cabe resaltar que esto se logra solo en la medida en la que el hombre entiende que el lenguaje lo domina a él y no al contrario. Esto se debe a que el conocimiento del lenguaje de una cosa en particular, no es útil al hombre solo como un medio de expresión. Por el contrario, el lenguaje permite acercarse a la historia de interpretaciones que la comprenden.Así pues, se logra descifrar bajo qué criterios el lenguaje fue utilizado para denominarla cosa, y en consecuencia, acercarse a la esencia mismade ella como elemento en el habitar del ser humano. Heidegger resume lo anterior afirmando que “el hombre se comporta como si fuera él el forjador y el dueño del lenguaje, cuando en realidad es el lenguaje el que es y ha sido siempre el señor del hombre. Tal vez, más que cualquier otra cosa, la inversión...de esta relación de dominio es lo que empuja a la esencia del lenguaje a lo no hogareño.”
Por último, resulta necesario preguntarse entonces en qué sentido la arquitectura urbana puede cultivar arraigos hogareños. Quizás un buen comienzo sería concebir espacios que asombren.
El arraigo hogareño conlleva en sí mismo un permanecer, en tanto decisión tomada luego de una reflexión, la cual se concibe pensando a largo plazo. De esta manera, puesto que la reflexión y el largo plazo son propios de lo sublime, este concepto en consecuencia, tiende más hacia éste que hacia lo bello. A su vez, esto se extiende puesto que el arraigo hogareño se soporta a través del asombro, y éste a su vez se entiende como la reacción ante la incertidumbre, el miedo y la grandeza; tres propiedades esenciales de lo sublime.
Lejanos acercados Lejanos: (Der. del latín laxius adj. De laxus- espacioso, disperso) Acercado: (Der. Del latín circa- cerca, alrededor)
El ámbito del lenguaje traduce lo lejano acercado como lo espacioso y lo disperso traído a la cercanía. En el escenario de la arquitectura urbana, este concepto pone en evidencia la noción de lugar y de espacio como los elementos que materializan para el hombre la cercanía y la lejanía. Ésta a su vez, puede surgir de dos formas: a través de la relación del hombre con el especio, o a través de la relación entre dos hombres con respecto a un espacio. En este orden de ideas, el habitar del hombre, dentro de este contexto, se reduce al peregrinaje constante de lugares y espacios. En este caso, se entiende lugar como fundación de un sitio por medio de la arquitectura y espacio como la extensión, ya sea palpable o no, que separa a un lugar del otro. En la noción de hombre y espacio, no se pueden separar éstos como si fueran elementos que pueden subsistir por sí mismos. En otras palabras, el hombre sólo es en la medida en la que resida en un espacio, y éste a su vez existe con la condición de que el hombre lo habite, y lo mismo sucede con los lugares. Inclusive aún cuando el hombre piensa en un espacio que en el momento “no está al alcance de su mano”, también le pertenece éste a él, y él a éste. Sin embargo, esto no ocurre a través de meras representaciones formuladas por los sentidos. Es decir, el hombre no se acerca a un lugar lejano por medio de las imágenes almacenadas sobre en su memoria. Pues, cuando el hombre piensa en un lugar, su pensar le pertenece a ese lugar y no a la representaciones. Dicho de otro modo, el hombre no piensa sobre las representaciones de un lugar sino que
piensa sobre el lugar mismo. Heidegger contribuye al tejido de este argumento con el relato que narra a continuación: “Si ahora nosotros -todos nosotros- , desde aquí pensamos el viejo puente de Heidelberg, el dirigir nuestro pensamiento a aquel lugar no es ninguna mera vivencia que se dé en las personas presentes aquí; lo que ocurre más bien es que a la esencia de nuestro pensar en el mencionado puente pertenece el hecho de que este pensar aguante en sí la lejanía con respecto a este lugar. Desde aquí estamos junto a aquel puente de allí, y no, como si dijéramos, junto a un contenido de representación que se encuentra en nuestra conciencia. Incluso puede que desde aquí estemos más cerca de aquel puente y de aquello que él dispone, que aquellos que lo usan todos los días como algo indiferente para pasar el río.” Con esto en mente, la relación de cercanía entre un hombre y un lugar no está determinada por la extensión espacial que los separa sino por la intensidad con la que el hombre lo hace presente en su habitar por medio del pensar. En consecuencia, lo lejano es aquello que le resulta dificultoso acercar, ya entendido como un pensar. Esto ocurre, tal como exhorta el lenguaje, por que lo lejano es disperso y espacioso y por ende difícil de concebir. Ahora bien, al otorgar a este concepto el nombre de alejados acercados dentro del ámbito de la arquitectura urbana, involucra su voluntad por que el hombre haga presente al habitar lugares y espacios que le son dispersos. En consecuencia, en la medida en la que un lugar o un espacio sea pensable, el hombre la hará presente en su habitar a posteriori. De esta manera, la arquitectura urbana podrá determinar
En la medida en la que la arquitectura urbana pretende construir (ref. construir) el habitar del hombre acercando lo alejado, no imponiéndoselo sino cultivándolo hacia el desarrollo pleno de su esencia, busca someterlo hacia una reflexión profunda sobre su habitar. Con base en esto, es válido afirmar que este concepto ocupa un lugar dentro del ámbito de lo sublime.
Hombre no modular
(Del lat. Homine – proviene de la palabra humus que se refiere a la tierra)
Este concepto nace a partir de la crítica a la arquitectura moderna, pues en este periodo se ve a el hombre como un ser que se puede estandarizar y que a partir de sus medidas corpóreas se puede diseñar y construir un espacio. El problema de el hombre “estandarizado” es que no se reconoce al ser humano como un ser único que tiene además de cuerpo y mente un espíritu que necesita ser exaltado con la arquitectura. Este hombre “no modular” es el que le dará sentido a los espacios ya que es un ser viviente que ocupa un espacio y permanece un tiempo para ser generador y protagonista de la arquitectura. De este modo, el hombre solo logra orientarse en el medio cuando se identifica con el y vive la significación de este medio. Por eso es importante establecer que el hombre con sus movimientos como ser vivo genera vectores que diseñan y dimensionan espacios y no es ni estático, ni modular, además, es un ser que vive en masas y genera diferentes relaciones con los otros humanos. Al mismo tiempo es un ser único y marco para llegar a una arquitectura mejor, humana y convincente, o sea, protagonista del espacio bello y útil, construido y vivido por él.
El hombre no modular es sublime ya que es mucho más profundo que el hombre “estandarizado” y hace que el ser biológico gane respeto por medio de su singularidad y esta singularidad debe estar acompañada de arquitectura que brinde la oportunidad de la existencia por medio de lo único.
Cuarta dimensión
Cuarta (Del lat. Quartus – que sigue al tercero) Dimensión (Del lat. Dimensio - refiere a medida y extensión en todas las direcciones en el espacio)
La cuarta dimensión se entiende como la realidad viva de la persona humana que al habitar dimensiona y modifica el espacio vivido, además convierte al hacer en una expresión artística, en la que la cuarta dimensión es el tiempo en que tarda en recorrerla, es decir, que cuando se entra a un lugar y allí se realizan actividades que realzan la existencia del hombre, el tiempo que tarda en recorrer en el lugar generan una nueva dimensión, en la que el habitar se convierte en una condición para que exista el espacio. En la cuarta dimensión al desplazarnos tardamos un tiempo y el desplazamiento nos revela que hemos pasada de una lugar a otro, o sea, que nos hemos movido y ese movimiento dimensiona espacios. Por lo tanto para diseñar espacios no solo se diseña la altura, profundidad y suelo, sino también la actividad que se realizará y como el ser humano recorrerá el espacio para que su experiencia existencial sea más fuerte.
La cuarta dimensiĂłn genera un sentimiento sublime debido a que su finalidad es generar asombro y tranquilidad al recorrer los espacios y que no solo sean diseĂąados a partir de la materialidad, sino tambiĂŠn de las sensaciones, ya sean bellas o sublimes, que pueda generar el lugar en sus recorridos y actividades.
Hecho arquitectónico existencial Hecho (Del lat. factum - referido al verbo hacer) Arquitectónico (Del griego architektoniko) Existencial (Del lat. Existentialis – individuo que adquiere conocimiento mediante su propia existencia)
El concepto hecho arquitectónico se refiere a la relación directa que hay entre el individuo y el lugar y como el lugar construido genera un respeto hacia el cuerpo, el cuidado de su psiquis y la exaltación del espíritu. Esta relación de hombre-arquitectura origina un protagonismo espacial de quien en realidad no solo la vive, sino que la genera, la convierte, en cierto sentido, en su segunda vestimenta. El hombre esta en constante contacto con los espacios y depende de él generar cualidades peculiares para sus necesidades y que ese espacio se convierta en un lugar de valor incalculable e inviolable del individuo. Por esta razón el hecho arquitectónico es el punto de arranque y objetivo para cualquier creación arquitectónica y convertir la arquitectura en algo más que un hecho constructivo en donde entiende al hombre como un ser biológico y no un ser humano.
El hecho arquitectónico tiene un carácter sublime ya que posee una belleza interna y profunda pues no pretende que la arquitectura solo sea una construcción bella, sino un espacio que estremezca y conmueva al ser que lo habita. También se considera sublime por que procura que los espacios generen respeto y no solo admiración, ya que la arquitectura contemporánea debe empezar a ver más allá de lo simplemente bello y empezar a construir lugares que estén conectados con el hombre.
LO SUBLIME CON TENDENCIA HACIA LO BELLO
Arquitectura urbana Arquitectura (Del lat. architectüra - referido a la actividad de construir) Urbanisticamente (De urbano; Del lat. urbänus - referido a la ciudad)
La arquitectura urbana tiene una directa relación con las realidades físicas y humanas, donde se alojan actividades desde la familiar hasta la comunitaria y condiciona el medio donde la arquitectura tendrá lugar. Esta arquitectura no puede ser autónoma o autosuficiente, pues aunque no se puede considerar al hombre un estándar o un módulo, se puede distinguir un hombre en masa y generar condiciones que produzcan un lugar existencial.
Este término se considera bello en la medida en que el estar acompañado entra en este carácter, en cambio la soledad es sublime. También es bello por que un hombre en masa es un momento de corta duración, el individuo como su palabra lo dice, pasa el mayor tiempo de su vida en soledad y al estar acompañado se genera felicidad de momento, de corta permanencia y solo cuando aprende a estar con el mismo, entenderá que la soledad puede llegar a ser mas valiosa y sublime. Ahora bien, este concepto nace en la sublimidad de la soledad, pero persiste tendencialmente en el campo de lo bello.
Espacio existencial
Espacio (Del lat. Spatium - referido a la materia) Existencial (Del lat. Existentialis – individuo que adquiere conocimiento mediante su propia existencia)
El espacio existencial se entiende como el lugar construido que aparte de tener un fin material, también tiene un fin espiritual el cual esta diseñado para que el hombre cumpla con sus necesidades básicas pero también con sus necesidades espirituales. Esto conlleva a entender que el ser humano tiene alma y que al igual que el cuerpo ella tiene necesidades que deben ser complacidas pero esas necesidades no son las mismas en los hombres, por lo tanto el espacio existencial se enfoca en el diseño cualitativo y detallado de un espacio que sea capaz de apreciar el conocimiento, los valores y el respeto de la persona humana viéndola como un ser único al que no se puede estandarizar y que se le deben entender sus carencias y suplirlas con espacios generados y vividos por el hombre. En conclusión, el espacio existencial es el lugar que tiene al ser humano como motivación y finalidad de el que busca unas relaciones fundamentales entre el hombre y el medio generando experiencias significativas para quien habita este tipo de espacios. La idea de espacio existencial no se puede entender hasta que no es habitada por el hombre, y lo que hacen es producir conocimientos sobre la idea de él con su razón de ser.
Un espacio existencial se considera sublime y noble debido a que causa asombro pero a la vez tranquilidad. Sus sensaciones y experiencias serรกn de larga duraciรณn y conmoverรกn al ser humano.
EL EQUILIBRIO ENTRE LO BELLO Y LO SUBLIME
Paraje Coligado Paraje: (Der. Del latín parāre-parar) Coligado: (Del latín colligāre-unirse, confederarse)
En la tradición del habla hispana, un paraje es un pueblo, aldea o simplemente un lugar en particular aislado de otros por medio de distancias considerables. En este orden de ideas, el lenguaje sugiere que un paraje coligado es: un lugar apartado el cual en su esencia, se encuentra a sí mismo atado a algo. En términos de arquitectura urbana el paraje se desprende de su sentido literal y cobra particularidad simbólica. De esta manera, el paraje, como metáfora, ilustra la identidad de un lugar dentro del contexto de la ciudad. Para entender el significado que en este caso se pretende dar al lugar, bastará simplemente con atender a Heidegger mientras describe la entelequia de un puente. “El puente es, ciertamente, una cosa de un tipo propio, porque coliga la Cuaternidad de tal modo que otorga (hace sitio a) un paraje. Pero sólo puede abrir un espacio a un paraje aquello que en sí mismo es un lugar . El lugar no está ya presente antes del puente. Es cierto que antes de que esté puesto el puente, a lo largo de la corriente hay muchos sitios que pueden ser ocupados por algo. De entre ellos uno se da como un lugar, y esto ocurre por el puente. De este modo, pues, no es el puente el que primero viene a estar en un lugar, sino que por el puente mismo, y sólo por él, surge un lugar.”
Ahora bien, en la metáfora de la arquitectura urbana los parajes son los distintos lugares de la ciudad, entendidos ya no solamente como los solares definidos por sus fronteras, sino como lugares fundados como tales con le llegada a éstos de la arquitectura. Asimismo la extensión restante entre cada paraje representa en la arquitectura urbana el espacio entre cada lugar. Éste se puede tomar en primera instancia en el sentido más literal, como por ejemplo, a través de la calle que separa un lugar del otro en la ciudad. De igual manera, se puede tomar desde un punto de vista más abstracto, tal como sería denominar a la identidad de cada lugar como aquello que lo distancia de los demás. Habiendo llegado a este punto, aún queda entonces pendiente investigar sobre la esencia de lo coligado. Al acudir de nuevo a Heidegger, se encuentra con que un lugar está coligado en la medida en la que admite algo que él llama la Cuaternidad, la cual se percibe como la realidad de los hombres al habitar como mortales en la tierra bajo el cielo y ante los dioses. De esta manera, hombres, tierra, cielo y dioses conforman la Cuaternidad. Heidegger lo resume en sus propias palabras de la siguiente manera:
“La tierra es la que, sirviendo, sostiene; la que floreciendo da frutos; extendida en riscos y aguas, abriéndose en forma de plantas y animales (...) El cielo es el camino arqueado del sol, el curso de la luna en sus distintas fases, el resplandor ambulante de las estrellas, las estaciones del año y el paso de una a la otra. Los dioses son los mensajeros de la divinidad que nos hacen señales. Desde el sagrado prevalecer de la divinidad aparece el Dios en su presente o se retira en su velamiento (...) Los mortales son los hombres. Se llaman mortales porque pueden morir. Morir significa ser capaz de la muerte como muerte. Sólo el hombre muere -y además de un modo permanente- mientras está en la tierra, bajo el cielo, ante los dioses.” En resumidas cuentas, un lugar está coligado en la medida en la que admite la naturaleza cuaternal a la que está sometido en su naturaleza como paraje en la arquitectura urbana. En breve, un lugar logra dicho propósito dependiendo de la manera como teja los siguientes elementos: 1. (La tierra) La intervención de la tierra a través de la comprensión de las características particulares del espacio que pretenda convertir en lugar. Y ésta a su vez se logra en la medida en la que deje ser a la tierra dentro de su propia esencia, pero no abandonándola, sino cuidándola con su abrigo.
2. (El cielo)La comprensión de las características particulares naturales del lugar sobre las cuales el hombre no tiene poder de intervención. 3. (Los dioses) La persuasión en el hombre hacia la reflexión sobre su propia esencia, comunicándolo con sus raíces y con el sentido de su naturaleza como ser humano. 4. (Los mortales) La conducción de los hombres hacia el fin de su existencia: la muerte. Pero entendido no como un transporte siego directamente hacia el fin, sino como el trazo de un camino direccionado, a través de la realidad del hombre como mortal entre mortales ante los dioses, hacia “una buena muerte”. En consecuencia, un paraje coligado en términos de arquitectura urbana es: un lugar entendido como lugar solo a posteriori de la arquitectura. Éste a su vez cumple con un sentido paradójico puesto que en primera instancia es un paraje que se aísla en sentido abstracto de sus semejantes, a través de su propia identidad, pues no existen lugares con las mismas características de cielo y tierra. Pero en segunda instancia, coliga, y por ende, se asemeja a los demás puesto que la contestación hacia los mortales y hacia los dioses es comunes a todos los lugares.
Por un lado, la respuesta de un paraje coligado a las características particulares del lugar donde se establece, reside en el ámbito de lo bello. Ésto se da en tanto que dichas respuestas son sinceras ante la esencia del cielo y de la tierra, y a la vez astutas al beneficiarse de los frutos que estos dos miembros de La Cuaternidad brindan . Por otro lado, persuadir al hombre hacia la reflexión y conducirlo hacia una muerte digna son dos condiciones de los parajes coligados empapadas de una atmósfera de lo sublime, pues provocan en el hombre un sentimiento impregnado de miedo, melancolía y respeto. Con este escenario en mente, la realidad paradójica de un paraje coligado conlleva a un equilibrio anhelado entre las proporciones de lo bello y de lo sublime.
Arquitectura vital
Vital (Del lat. vitalis- relativo a la vida) Arquitectura (Del lat. architectüra - referido a la actividad de construir)
La arquitectura vital se define como los espacios habitados por las personas cuya vida transcurre en lugares construidos por el hombre como ser espiritual, es decir, que la arquitectura tiene una relación directa con los valores que guían las acciones humanas y en donde se puede manifestar la naturaleza del individuo. Estos espacios son el escenario donde el ser humano desarrolla los fines a la vida individual y grupal. La arquitectura vital permite la expresión humana auténtica y la realización cultural legítima.
Estos espacios se pueden considerar tanto bellos como sublimes ya que transmiten diferentes sensaciones y emociones en el hombre. Por ejemplo un teatro puede generar diferentes sensaciones que lleven al hombre a sentir momentos sublimes pero tambi茅n bellos. La uni贸n de estos dos sentimientos genera un equilibrio en el ser humano que permite que se sienta a gusto en el espacio y lo recuerde mas que por su arquitectura, por las sensaciones que compone.
Mutación dinamicamente expresada Mutación: (Del latín mutatĭo der. de mutāre – acción y efecto de dar otro estado) Dinámica: (Del griego δυναμικός der. de δύναμις- arte y ciencia que estudia el movimiento de los cuerpos a partir de las fuerzas que actúan sobre ellos) Expresión: (Del latín expressĭo der. de ex.- del y interior, y de premere- apretar)
Si se atiende a las ilustraciones del lenguaje, la mutación dinámicamente expresada: es el cambio de estado en un cuerpo, recibido desde la presión de su propio interior, a través del manejo de la ciencia y del arte, de las fuerzas externas que actúan sobre él como cuerpo. En otras palabras, es cuando un cuerpo padece un cambio de estado para el cual ya viene predispuesto, pues ya ha estudiado la tendencia al movimiento dentro de su propia naturaleza. Si bien esto es cierto, por lo menos hasta que se demuestre lo contrario, no sobra apuntar que sólo cobra sentido en la medida en la que se acepte, como afirma Aristóteles, que el cambio de estado en un cuerpo es en sí un tipo de movimiento. Entrando ya en materia, es necesario aclarar que en la arquitectura urbana los cuerpos se conciben como los lugares y los espacios de la ciudad, pues son estos los objetos de su alquimia. Así pues, un lugar o un espacio que fluya en coherencia con este concepto, expresa desde su esencia que conoce los agentes externos que le pueden forjar movimiento, y por esta razón está dispuesto a
cambiar de estado. Nótese bien, sin embargo que en este concepto no se afirma de ninguna manera, que los espacios y los lugares deban por sí mismos cambiar de estado. Por el contrario, lo que aquí se pretende afirmar es que los cuerpos de este tipo sencillamente están dispuestos a mutar. Habiendo alcanzado este punto, queda faltando aún la resolución de las siguientes dudas. Ya se auscultó la palabra del lenguaje quién afirma que mutar es cambiar de estado, sin embargo ¿qué significa cambiar de estado?,y asimismo ¿en dónde se origina el cambio de estado en un cuerpo? Si se pretende resolver esto aténgase con cuidado a las siguientes reflexiones de Ignasi de Sola Morales: “Un cambio casual, aleatorio, en el material genético de una célula produce alteraciones de uno o más caracteres hereditarios, provocando una ruptura en los mecanismos de la herencia: se ha producido una mutación, es decir, una alteración substancial que afectará tanto a la morfología como a la fisiología no sólo de la célula o del órgano sino, finalmente, de todo el individuo.”
En resumen, un cambio de estado de un cuerpo es la alteración de su material hereditario, es decir de aquello que el cuerpo está destinado a ser. Éste a su vez, se produce desde “el cambio aleatorio de una célula, lo cual específica una “unidad fundamental de los organismos vivos, generalmente de tamaño microscópico.” Esto, traducido en términos de la arquitectura urbana converge en el siguiente postulado: un cambio de estado, generado desde un elemento microscópico, produce una alteración, y “provoca una ruptura” en la planificación urbana de la ciudad. De esta manera, la mutación dinámicamente expresada se contrapone sin ambages, a dos enemigos de la arquitectura urbana: en primera instancia, a la clasificación de tipos y modelos como herramientas de construcción, es decir a la tipología y a la morfología; y en segunda instancia, a la planificación urbana que se concibe de mayor a menor, en el siguiente orden: primero se planifica, luego se urbaniza y finalmente se construye.
Un espacio o un lugar que expresa dinámicamente la mutación se caracteriza en primer lugar por ser sincero ante la esencia de la arquitectura urbana, pues acepta que debe mutar junto con la naturaleza del ser humano. En segundo lugar, a la vez es ingenuo dado que cumple con la facultad de mutar con prontitud y facilidad. La sinceridad y la ingenuidad son ambos sentimientos propios de lo bello. Sin embargo, el hecho de que un espacio o un lugar de este tipo, sostenga la potencia de concebir, comparar, juzgar, y deducir sobre los ímpetus externos que lo hacen mutar, lo impregna de entendimiento y éste es sublime.
Espacialidad acústica
Espacio (Del lat. Spatĭum- Parte que ocupa cada objeto sensible) Acústico (Del gr. κουστικός, de κούειν, oír-de lo perteneciente o relativo al oído)
Dice Heidegger que "Cuando se habla de hombre y espacio, oímos esto como si el hombre estuviera en un lado y el espacio en otro. Pero el espacio no es un enfrente del hombre, no es ni un objeto exterior ni una vivencia interior. No existen los hombres y además el espacio. Porque cuando digo -un hombre- y pienso con esta palabra en aquél que es al modo humano-es decir: que habitaentonces con la palabra -un hombre- ya estoy nombrando la residencia en la cuaternidad (tierra-hombre; cielo-divinos), junto a las cosas". Así pues, no se hablará aquí de espacio como extensión que contiene toda la materia existente, sino de espacialidad como el espacio habitado (lugar), en el que confluyen elementos de relaciones culturales, sociales (con los otros hombres) y geográficas (con los objetos) y además como dice Milton Santos en la naturaleza del espacio, estos elementos constituyen una serie de redes independientes y superpuestas, en donde los cambios en una afectan a las demás. Y así, la espacialidad deberá entenderse como la superposición de realidades mixtas y contradictorias de objetos y relaciones que no pueden entenderse separadamente. Por otro lado, para empezar a definir el concepto, se deberá entender lo acústico como lo relacionado al oír. Oír estructura y articula la experiencia y
la comprensión del espacio. Es el sonido el que provee la continuidad tempora en el que se insertan las impresiones visuales, es como por ejemplo cuando a una película se le quita el sonido, la escena pierde su plasticidad y sentido de la continuidad y de la vida. Por ejemplo, como dice Pallasmaa en su libro los ojos de la piel la arquitectura y los sentidos que "los espacios amplios y abiertos de las calles contemporáneas no devuelven el sonido, y en los interiores de los edificios actuales, los ecos se absorben y se censuran. La música grabada y programada de los centros comerciales y de los espacios públicos elimina la posibilidad de captar el volumen acústico del espacio. Nuestros oídos han sido cegados". Luego, la espacialidad acústica es el lugar que sea consciente de la relación del hombre con su sentido del oído. Además, es un lugar que hace evidente su esencia a través de los sonidos. Estos sonidos se logran a través de las proporciones, el eco, la materialidad, la vegetación, etc Logrando así, que el precepto acústico permanezca como una experiencia inconsciente de fondo y genere en el ser impresiones en la memoria de una potencia tal que estos lugares logren que el hombre se sienta libre para ser y habitar allí.
Aquel que escucha con cuidado los sonidos que pronuncia la ciudad, se dejará encantar ante la repercusión que marca el ritmo de la gente caminando, se deleitará con el eco de la risa de quienes transitan por las calles, y tal vez se entristecerá por un instante ante la monotonía del sonido de una ambulancia, aunque volverá a la paz al admirar sosegadamente el retumbo del viento que golpea apaciblemente las ventanas y las puertas de las casas del vecindario. Hasta este punto el espectador se sentirá sumido por un sentimiento predominantemente hacia lo bello que produce la serenidad de este concierto urbano. Sin embargo, si por un instante atiende con aún mayor cuidado logrará percibir el silencio que produce un edificio estratégicamente implantado en medio del ruido, y de esta manera se sumirá en una reflexión profunda, sobre la sublimidad del silencio. Así, una espacialidad acústica, más que inclinarse propiamente hacia un sentimiento bello o sublime, se encarga de compensar el nivel de ruido en las calles, armonizando así en la entonación precisa entre lo bello y lo sublime, la música de las ciudades
Terrain vague
Terrain: (Del francés- terreno. Der. del latín terra-tierra) Vague: (Del francés-vago, indefinido. Der del latín vagus, der de vagari- andar errante)
El concepto del Terrain Vague fue planteado por Ignasi de Sola Morales en Presente y Futuros: la arquitectura de las ciudades, donde pretende establecer el papel activo que debe tomar la arquitectura urbana frente al futuro cercano de las ciudades contemporáneas. El discurso del texto finaliza abordando el tema sobre la acción que debe emprender la arquitectura urbana frente a los rastros aún presentes de la ciudad histórica. En este escenario, Sola Morales diagnostica el estado actual de la ciudad contemporánea primordialmente como el resultado de las intervenciones promovidas por la filosofía del movimiento moderno a principios del siglo XX. Según éstos, la historia debía cumplir únicamente una función museística, ligándose así al carácter efectivo y productivista que debía personificar la ciudad. En consecuencia a este modo de operar de la arquitectura urbana, un grupo de personas, a quienes Sola Morales llama sensibles, desligan su identidad con el carácter ansioso y productivo de su propia ciudad. De esta manera, en la búsqueda por espacios que ofrezcan las cualidades simbólicas que estos anhelan, se encuentran con las huellas de la ciudad histórica conservadas al
margen de la estructura funcionalista de la ciudad. Son estos espacios, donde se embisten el presente y el pasado, los que Sola Morales llama Terrain Vague. La lingüística de la palabra “vague”, fecundada desde el francés, abarca una doble condición que expresa propiamente la naturaleza arquitectónica de estos lugares. “Por una parte "vague" en el sentido de vacante, vacío, libre de actividad, improductivo, en muchos casos obsoleto. Por otra parte "vague" en el sentido de impreciso, indefinido, vago, sin límites determinados, sin un horizonte de futuro.” Con lo anterior en mente, Sola Morales propone que la arquitectura urbana, no debe optar, como suele hacer, por incluir los terrain vague dentro de la estructura atareada y productiva del modelo urbano forjado por el movimiento moderno, sino que al contrario debe rescatar su carácter vacío. De esta manera, la arquitectura se reúne de nuevo con su esencia y regresa al propósito para el cual fue concebida por la sensibilidad de los primeros hombres: hacer presente en la conciencia del ser humano, con la composición de los espacios, el origen de su propia naturaleza.
Estos lugares al encerrar la paradoja del presente y del pasado, abarcan en sí mismas la nostalgia y la melancolía, propios de la atmosfera de lo sublime contrapuestas al emprendimiento y al movimiento conformes con el ámbito de lo bello. En consecuencia estos lugares, habiendo sido ya aceptados como vacíos por la arquitectura contemporánea condicionan en equilibrio lo bello y lo sublime.
Yo: unidad espacio temporal Yo (del lat. ĕgo) Unidad (Del lat. Unus - uno) Espacio (Del lat. Spatium - referido a la materia) Temporal (Del lat. Tempus – tiempo y las sienes)
La unidad espacio temporal o el “yo”, se refiere a la unidad como un todo: es decir el cuerpo en un espacio, en cierto tiempo, realizando movimientos. Cuando el cuerpo tiene una relación inmersa con el exterior se genera un espacio, es decir, que el espacio no existe sino hasta cuando lo experimentamos como unidad espacio temporal que es capaz de relacionarse con éste y la unidad se convierte en el soporte de las relaciones que tejen la trama que configura y delimita los espacios. Por consiguiente, los movimientos son la condición de toda la designación del espacio, pero también las sensaciones que se generan el espacio, lo que puede revelar o manifestar el espíritu y superar cualquier clase de actividad material. El yo espiritual puede ser capaz de traspasar el ambiente material, los limites de tiempo y espacio y entrar a un espacio de orden espiritual en donde se puede imaginar y crear ideas de perfección e igualdad. Cuando un proyecto responde al yo espiritual, entonces experimentamos la arquitectura como expresión de nuestro propio ser humano y los espacios se hacen singulares para cada ser humano.
El yo como unidad espacio temporal no se puede clasificar ni como bella, ni como sublime, esto debido a que es un concepto general y cada hombre le da singularidad al yo propio. Al ser un concepto subjetivo, reune en un punto medio las cualidades tanto de los bello como de lo sublime
Filosofia del arquitecto Filosofia (Del griego philos - significa amor y sofos - significa sabiduría) Arquitecto (Del griego achitécton – se refiere a constructor)
La filosofía del arquitecto consiste en estructurar y organizar los datos de su obra como la belleza, la utilidad y construcción en base a lo generado y vivido por el hombre, pues el ser humano es la cima de la escala de valores y objetivo de la arquitectura. Un medio para alcanzar la cima de dicha escala es ser sensible en dos dimensiones: la privacidad y la comunicación. La privacidad se enfoca al ser humano como individuo que necesita su propio espacio y la comunicación se refiere a el ser humano como ser social que se relaciona con la sociedad y genera redes de comunicación. El arquitecto también debe ser sensible frente a las necesidades humanas y los movimientos físicos, que contiene la necesidad de entender las distancias, volúmenes y tiempos de desplazamiento que dimensionan el espacio habitado. Dentro de la filosofía también se debe entender que el espacio arquitectónico no es algo independiente del hombre sino que es parte del desarrollo de su vida. Este desarrollo comprende las relaciones fundamentales que suponen un conjunto de lugares, de distancias que recorrer, tiempo que se emplea, disposición de las cosas que goza con su belleza o se sirve de utilidad. Esto es la variación de dirección, intensidad y duración según el ritmo de nuestra vida, así también cada fracción de espacio tiene una extensión y una persistencia variable de acuerdo a las energía y trayectoria de la acción que pasa por el.
Una vez ya se ha entendido que los ritmos y modos de habitar de cada persona son diferentes y que la forma en que se leen los espacios y se generan sensaciones son intrínsecas de cada ser humano, se podrán crear espacios y una arquitectura en la que el hombre es el objetivo y fin de ésta. Por lo tanto la filosofía del arquitecto no se puede separar ni de lo bello ni de lo sublime, debido a que las sensaciones que generará en los hombres van a ser diferentes según la forma de ver el mundo y percibir la belleza de cada individuo.
LO BELLO CON TENDENCIA HACIA LO SUBLIME
Construcción habitual Construcción: (Del latín. constructĭo, ōnis-acción y efecto de edificar.) Habitual: (Del latín Habĭtus- hábito/ Der. consetudo-costumbre)
En términos filológicos una construcción habitual es: la acción y el efecto de edificar un hábito o una costumbre. A su vez, edificar es fabricar algo que sólo cobra esencia, es decir existe, en el momento en el que se produce. En términos de arquitectura, edificar es elaborar un espacio que antes no existía. Por ende, la construcción habitual dentro del contexto arquitectónico, es la materialización espacial de un hábito o de una costumbre. Heidegger propone su propio punto de vista sobre este concepto en el siguiente relato: “Pensemos por un momento en una casa de campo en la Selva Negra que un habitar todavía rural construyó hace siglos. Aquí a la casa la ha erigido el ejercicio reiterado de la capacidad de dejar que tierra y cielo, dioses y mortales entren simplemente en las cosas. Ha emplazado la casa en la ladera de la montaña que está a resguardo del viento, entre las praderas, en la cercanía de la fuente. Le ha dejado el tejado de tejas de gran alero, el cual, con la inclinación
adecuada, sostiene el peso de la nieve y, llegando hasta muy abajo, protege las habitaciones contra las tormentas de las largas noches de invierno. No ha olvidado el rincón para la imagen de Nuestro Señor, detrás de la mesa comunitaria. Ha dispuesto en la habitación los lugares sagrados para el nacimiento y para «el árbol de la muerte», que así es como se llama allí al ataúd. Y de este modo, bajo el tejado, a las distintas edades de la vida les ha marcado de antemano la huella de su paso por el tiempo. A la casa de campo la ha construido un oficio que surgió, él mismo, del habitar. Un oficio que necesita, además, sus instrumentos y sus andamios como cosas. Sólo si somos capaces de habitar podemos construir. La indicación de la casa de campo de la Selva Negra no quiere decir en modo alguno que deberíamos, y podríamos, volver a la construcción de estas casas. Significa que ésta, con un habitar que ha sido, hace ver cómo este habitar fue capaz de construir.”
En primera instancia, la construcción de un espacio implica hasta cierto punto, una temporalidad hacia el largo plazo, lo cual hace que una construcción habitual emprenda cierta tendencia hacia lo sublime. Sin embargo, puesto que los hábitos y las costumbres del ser humano se transforman a través de su habitar, una construcción habitual debe también permitir metamorfosis en su espacialidad. A su vez, la fabricación de un espacio en coherencia con los hábitos genera claridad en las intenciones de la arquitectura con el hombre. Asimismo, una construcción habitual, por lo menos mientras el hombre permanezca en ella, lo libera de turbación física o moral, puesto que es coherente con sus hábitos. En consecuencia, una construcción de este tipo impregna al hombre de serenidad. Ahora bien, tanto la metamorfosis como la serenidad son características sustanciales de lo bello. En este orden de ideas una construcción habitual, a pesar de sujetar rasgos de lo sublime, se extiende más hacia lo bello.
EN EL ÁMBITO DE LO BELLO
Sustrato de flujos Sustrato: (Del latín sub-debajo/stratus-cubierto) Flujos: (Del latín fluxus- masa que se desliza)
Lo primero que salta a la vista al percibir los componentes lingüísticos de este concepto es la paradoja que abarca en sí misma la definición de sustrato. Esto se debe a que el prefijo sub denota debajo, mientras que el sufijo stratus indica algo que cubre. En este orden de ideas, un sustrato es un elemento que cubre a otro estando debajo del mismo. ¿Cómo puede esto ser posible? ¿Cómo puede un elemento estar debajo de algo y a la vez cubrirlo? La respuesta a estas preguntas sólo se encuentra en la medida en la que no se tome el cubrir como un estar encima de sino más en el sentido de influir sobre. Habiendo resuelto esto es válido afirmar, por consiguiente, que un sustrato de flujos es: la superposición de masas que se deslizan, las cuales se influyen recíprocamente. Cuando el sustrato de flujos desciende del mundo abstracto del lenguaje, al mundo sensible de la arquitectura urbana surge la siguiente trascripción: las masas se convierten en seres “materiales e inmateriales, físicos y reales o bien
puramente informacionales o simbólicos” que atraviesan, deambulan, conocen, y hasta habitan los flujos que ya no son flujos sino autopistas, callejones, ramblas e inclusive puentes que adhieren ciudades. De esta manera, en el mundo contemporáneo peatones, vehículos, avisos publicitarios, negocios, símbolos religiosos y arte público, entre otros, comparten juntos los flujos, determinando así el habitar de los demás como elementos dentro de la ciudad. Frente a esta realidad Sola Morales propone la actitud que debe tomar la arquitectura urbana cuando dice: “Nuestro fin de siglo contempla constantes tentativas por aproximarnos a arquitecturas cuyo objetivo fundamental no es otro que el de permitir el tránsito y facilitar el intercambio entre redes distintas que se yuxtaponen precisamente en módulos cuya viabilidad deben hacer posibles las estructuras arquitectónicas.”
La yuxtaposición, la congregación, y la visualización del movimiento a través de agrupaciones son todos términos que ocupan lugar en el tejido de lo bello. En consecuencia se oponen al silencio, a la soledad y la singularidad propios de lo sublime. Por consiguiente los sustratos de flujos se desenvuelven propiamente dentro del escenario de lo bello.
Construcción Cultivada
Construcción: (Del latín. constructĭo, ōnis-acción y efecto de edificar.) Cultivar: (Del latín cultus- cultivo, cultivado/Der. Del latín cultura)
De antemano, cabe resaltar que el significado del construir se ilustra en dos sentidos: “construir como cuidar, en latín collere, cultura; y construir como levantar edificios, aedificare.” En este orden de ideas, el ser humano cuida las cosas que crecen por sí mismas y erige (edifica) aquellas que no lo hacen, pero en todo caso ambos sentidos son propios del construir. El primero de los dos, el que señala un cuidar, es de manera explícita un cultivar. En este sentido, el hombre construye un viñedo o construye una huerta. Dentro de este contexto, la tierra se ha encargado de enseñarle al hombre que la calidad de sus cultivos está determinada por la manera en la que los cuida. Aquí, el cuidar se entiende como un dejar ser, pero no como un dejar en el olvido, sino como el abrigar algo para que se desarrolle dentro de su propia esencia. Por otro lado, el construir que señala un erigir es también un cultivar, aunque de manera implícita, es decir que incluye al cultivar sin necesidad de expresarlo. En este caso, al igual que ocurre con el viñedo o con la huerta, una construcción erigida es tan virtuosa como el cuidado que a ésta le provea el hombre. En otras pablaras, una construcción de este tipo prospera sólo en la medida en la que el hombre la abrigue para dejarla ser dentro del esplendor de su propia esencia. Indiscutiblemente la arquitectura urbana pertenece a las construcciones del segundo tipo, pues ésta no crece en sí misma sino por medio de la mano del hombre. Así pues, el hombre debe abrigar la esencia del arquitectura urbana si tiene la intención de que ésta florezca, de igual manera que deber cuidar un cultivo si pretende recoger sus frutos.
Cuando el hombre resuelve cultivar la arquitectura urbana, es decir cuidar su esencia como el oficio y arte de materializar el origen, lo hace quizás, con el propósito de resolver las dudas que le provoca su propia existencia. En otras palabras, lo que busca el hombre al cultivar una construcción es: vislumbrar lo tenebroso, penetrar en lo esotérico y descubrir lo misterioso. Dicho de otro modo, el hombre aquí intenta embellecer (comprender) algo que en si mismo es ya sublime (lo incomprensible). Por ende, una construcción cultivada habita esencialmente en la madriguera de lo bello.
Materialidad háptica
Materialidad (De materia- del lat. Mater- Cualidad de material/Superficie exterior o apariencia de las cosas). Háptica (Del griego háptō-designa la ciencia del tacto por analogía con la óptica)
Para comprender el sentido del concepto a tratar, se deberá empezar entendiendo que todos los sentidos pueden considerarse como extensiones del sentido del tacto, como especializaciones de la piel. Definiendo así, la interacción entre la piel y el entorno; entre la interioridad del cuerpo y la exterioridad del mundo. Dice Pallasmaa que incluso el ojo toca, la mirada implica un tacto inconsciente, una mímesis y una identificación corporal. Así pues, podemos resumir la cualidad háptica de la siguiente manera: "La visión revela lo que el tacto ya conoce. Podríamos pensar en el sentido del tacto como en el inconsciente de la vista. Nuestros ojos acarician superficies, contornos y bordes lejanos y la sensación táctil inconsciente determina lo agradable o desagradable de la experiencia. Lo distante y lo cercano se experimentan con la misma intensidad y se funden en una experiencia coherente".
Ahora bien, la materialidad háptica será el cómo de la materialidad de la arquitectura urbana. Será un tipo de materialidad que se comporte frente a la percepción como una obra de arte en la medida en que mediante texturas, formas y colores con intensidades, tonos y matices diversos, busque, como dice Goethe: “ensalzar la vida” a través de la estimulación de sensaciones ideadas del tacto. Así como se siente el calor del sol y la brisa fresca en los cuadros que muestran ventanas hacia el mar de Matisse, así debe comportarse la materialidad háptica en la arquitectura, a través de aquella ésta debe poder crear lugares, situaciones, eventos específicos que por medio de valores táctiles (sensaciones ideadas más importantes) logren quedar impresos en la memoria del ser. Finalmente, como consecuencia de lo anterior, la materialidad háptica será un elemento que cumple con el compromiso sensible de la arquitectura urbana
La expresión háptica de los materiales almacena imágenes sobre los elementos de la arquitectura urbana en la memoria del ser humano. De esta manera, los espacios de la ciudad diseñados a partir de este criterio táctil son fácilmente recordados por el hombre, y en esta medida conforman puntos de referencia sensorial dentro de la ciudad. Por lo tanto, la materialidad háptica se convierte en expresión espacial de la orientación, el recuerdo y el placer de contemplar lo identificable, traducidos por el hombre en un sentimiento de imperturbabilidad. Éste a su vez, es un placer propio de un sentimiento hacia lo bello.
Cuerpo en arquitectura Cuerpo (Del lat. corpus – se refiere a la figura humana)
El cuerpo en el hombre no es solo un espacio físico sino también su propio espacio. Pues por medio de él es que el hombre siente todos los objetos en el mundo, también es el receptor de todos los agentes del exterior, es decir, que por medio de el cuerpo el ser humano se comunica con el entorno físico y social. Todo lo que sucede en el mundo se percibe a través del cuerpo. Por lo tanto el hombre no cuenta con un cuerpo, sino por lo contrario con su propio cuerpo, pues el primer espacio en el que se habita es este y la mejor forma de expresar la identidad y mostrar la singularidad de la personalidad es el, ya que cada ser humano es libre de hacerse en el transformaciones que reiteren esa peculiaridad. Los lugares íntimos como la casa o el cuarto son una extensión del cuerpo, pues es el segundo lugar al que el hombre llama personal y por lo tanto, todos los seres humanos acostumbran a modificar los lugares construidos para sentirse augustos en sus lugares personales.
Este término se considera bello ya que el hombre casi siempre esta conforme con su cuerpo y se encuentra en constante búsqueda para verse mejor frente al mundo. La felicidad y la sensación de satisfacción en todos los seres humanos empieza desde sentirse cómodo con su propio cuerpo y están en constante búsqueda de encontrar la perfección física y mental para alcanzar la felicidad. En otras palabras, habiendo establecido que la arquitectura es una extensión del cuerpo, el hombre que cuida su cuerpo como primer espacio en el que habita, cuidara en consecuencia y cultivara de la misma manera los lugares que la arquitectura urbana le dispone. En este orden de ideas, puesto que este es un concepto que acepta con veracidad la relación entre cuerpo y arquitectura, recide principalmente en el campo de lo bello
Cuerpo de integracion polifónica Cuerpo (Del lat. corpus) Integrar (Del lat. integrāre). Polifónico (Del gr. πολυφωνία)
En este concepto, integración se entenderá como acción de integrar, dicho de las partes: en la acción de constituir un todo y polifónico como el conjunto de sonidos simultáneos en que cada uno expresa su idea musical, pero formando con los demás un todo armónico. Ahora bien, en este contexto, la arquitectura será el cuerpo entendido como un conjunto de sistemas orgánicos que constituyen una unidad. Los diferentes sistemas orgánicos dentro de esta arquitectura estarán determinados por el tipo de arquitectura que el arquitecto decida construir. La arquitectura urbana por ejemplo, estará regida por un compromiso sensible. Con esto en mente, se podrá decir que el cuerpo de integración será la arquitectura capaz de conformar una unidad que sea parte de un todo. Las otras partes de este todo serán aquellos elementos de la ciudad que la rodea, tanto físicos como culturales y sociales. Pero ahora, el componente que será un rasgo fundamental de la arquitectura urbana, será la polifonía dentro del concepto. Ya que esta le ofrece a la arquitectura, la posibilidad de ser diferente y expresar una idea propia sin interrumpir la armonía que forma con su entorno y sin obstruir la esencia de los elementos que la rodean. Incluso, la arquitectura urbana podrá comportarse como el elemento restaurador de la armonía interrumpida en la ciudad. Siendo entonces, en la práctica, el componente que le agregue la polifonía al concepto incompleto.
En resumidas cuentas, un cuerpo de integración polifónica reúne en su esencia el ruido de los diferentes elementos que lo circundan para intégralos en una totalidad armónica, como una sonata terminada. De esta manera, se comporta con generosidad al recibir el ruido de su entorno para reflejarlo en una composición armónica. En este sentido, un cuerpo de este tipo produce sosiego y serenidad a quien escuche su harmonía. En consecuencia, para deleitarse con un cuerpo de integración polifónica se debe tener un sentimiento predominantemente hacia lo bello, donde habitan lo sereno, le generoso y lo sosegado.
Compromiso sensible
Compromiso (Del lat. Compromissum- obligación contraída, promesa o declaración de principios). Sensible (Del lat. Sensibĭlis-que puede ser conocido por medio de los sentidos)
El compromiso sensible es una declaración de principios propia de la arquitectura urbana en la que el objetivo de ésta es fortalecer la experiencia existencial. Esto sólo en la medida en que propicia la relación directa de la arquitectura con los sentidos. Es decir, la constante interacción de estos con el espacio. "Es inconcebible que podamos pensar en una arquitectura puramente cerebral que no sea proyección del cuerpo humano y de su movimiento a través del espacio. El arte de la arquitectura también trata con cuestiones metafísicas y existenciales que conciernen al ser-en-el-mundo del hombre". Así, la arquitectura urbana deberá entonces poder crear mundos diversos, lugares únicos en la medida en que afecten al cuerpo a través de los sentidos, de tal manera que queden en la memoria del hombre y pasen a ser parte de esta, para luego constituir una herramienta determinante en la construcción del ser (entiéndase construir como un cultivar y/o cuidar la esencia.
La inclinación seductora de la arquitectura urbana despierta en el ser humano la reacción placentera de su facultad más primitiva: los sentidos. Estos regodeos corpóreos, al inscribirse sensitivamente, quedan impregnados en la memoria del hombre como imágenes, y de tal forma, éste puede recurrir a ellas cuando le plazca a través de dichas representaciones iconográficas del placer. Éstas, sin embargo, por lo general, tienen efectos a corto plazo, pues pueden ser fácilmente dominadas por sentimientos más recios como la nostalgia y el desasosiego. De esta manera los compromisos sensibles crecen auténticamente en el cultivo de lo bello.
Urbanismo arquitectónico Urbanismo (Del lat. urbe - referido a la urbe o burgues) Arquitectónico (Del griego architektoniko)
El urbanismo arquitectónico se refiere a los macroespacios que tienen exigencias de belleza y utilidad pero es posible que no cuente con la posibilidad del desarrollo humano integral que impone al hombre como protagonista de la arquitectura. Estos lugares no son espacios en donde el habitar es una cualidad del espacio sino que la utilidad es su principal característica y por tanto la exaltación del espíritu de cada hombre no es importante en estos lugares. Un ejemplo de estos espacios son las autopistas y las vías para carros ya que su uso principal es la movilidad y no la cultivación del espíritu.
Estos espacios se consideran extremadamente bellos, a tal punto de volverse insulsos y aburridos. esto debido a que el Ăşnico fin de estos lugares es la apariencia y la productividad. no suscitan sensaciones ni sensibilidad del espacio, son espacios de trĂĄnsito o de corta permanencia que no generan estremecimiento ni conmociĂłn ya sea de felicidad o de tristeza.