LAS PRIMERAS CIVILIZACIONES
La civilización romana: la unidad del mundo mediterráneo Hubo un tiempo en que todas las orillas del Mediterráneo estaban controladas por un mismo imperio; todos los que vivían en ese espacio eran ciudadanos romanos, aunque dependiendo de la zona serían hispanoromanos, galo-romanos, u otras denominaciones en relación con el territorio.
Los orígenes de roma Una pequeña aldea, Roma, fue el comienzo del camino que se bifurcó en muchas direcciones y que pasó por distintas formas de gobierno, monarquía, república e imperio. Consiguió no solo crear un sistema de leyes e instituciones, sino que se consolidó como uno de los mayores poderes del Mediterráneo, tras vencer en importantes campañas militares. Llegó a dominar todas las orillas del Mediterráneo al que llamaban Mare Nostrum, nuestro mar, porque era, sin duda, este mar el centro del imperio romano. Roma fundó un imperio que duró varios siglos hasta su desintegración tras la llegada de los pueblos germanos. Tras perder el poder político, Roma no perdió importancia porque retuvo otro poder esencial, el poder espiritual, en la medida en que el Papa tiene su residencia en esa ciudad. El cristianismo, que surgió en los primeros tiempos del imperio romano tuvo, pues, importantes repercusiones desde su nacimiento. Aunque la gran deuda de Europa con Roma es su existencia política, los romanos dejaron una huella cultural importantísima, que se manifiesta en muy diversos campos: lengua, urbanismo y arte.
La influencia de la civilización romana en el mundo occidental ha sido muy grande, y Europa debe a Roma no solo su existencia política, las formas de gobierno y el derecho, sino también la lengua, la cultura, y el arte, especialmente las obras públicas. Una pequeña aldea En el territorio de Italia, donde se fundó la pequeña aldea de donde salió un gran imperio, se habían asentado varios pueblos desde el año 2.000 a. C. Entre ellos estaban los latinos que ocuparon el territorio del Lacio; hacia el año 1000 a. C. llegaron otros pueblos, entre ellos los etruscos, que ocuparon una zona al norte del Lacio llamada Etruria (la Toscana actual). Los latinos fueron creando pequeños poblados cerca del río Tíber, y uno de esos poblados se fundó junto a un vado que permitía cruzar fácilmente el río. Puso ser esa la circunstancia que permitió crecer a ese poblado, pues muchos comerciantes o viajeros utilizaban el lugar cuando tenían que pasar el río. Los pobladores del lugar, por temor a ataques de los desconocidos que pasaban por allí, empezaron a construir sus casas en una zona cercana al río que tenía siete colinas. Hacia el siglo VIII a. C. los habitantes de las siete colinas se unieron y construyeron una muralla defensiva de ese asentamiento. Quedaba así constituida la ciudad de Roma, cuyos orígenes históricos no se conocen
con gran precisión. Se conocen los orígenes mitológicos, que atribuyen la fundación a los gemelos Rómulo y Remo.
I Interpretación: II Expansión desde varios puntos hasta el Valle de los Expansión desde el Palatino Foros
Interpretación:
Formas de gobierno
Monarquía La primera forma de gobierno de Roma fue la monarquía, y la leyenda considera a Rómulo, uno de los gemelos fundadores, como primer rey, pero no es seguro que fuera así. Lo realmente seguro es que Roma tuvo siete reyes en el periodo que va desde el 753 a. C., año de su fundación, al 509 a. C. año de comienzo de la república. Durante ese tiempo hay que destacar dos cosas importantes:
La fundación del senado, institución que ayudaba al rey en sus tareas de gobierno; estaba formado por los más ancianos (viene de la palabra latina senectus= anciano) de las familias importantes de Roma, los padres de Roma o patricios (viene de la palabra latina pater=padre) que solían ser grandes propietarios de tierras y ganados. El otro gran grupo social, el de los plebeyos, trabajadores sin
grandes riquezas ni propiedades territoriales, aunque era el más numeroso estaba excluido del poder político. El dominio de Roma por el pueblo de los etruscos hacia el siglo VI a. C.; desde ese momento la ciudad fue creciendo y mejorando con nuevas costrucciones y obras públicas típicas de las ciudades romanas: casas, puentes, acueductos, templos, etc.
República El último de los reyes de Roma, Tarquino el soberbio, era un etrusco que cometió muchas arbitrariedades. El descontento de los latinos ante sus abusos de poder, condujo a su destitución y a la expulsión de los etruscos. Los latinos recuperaron el poder y cambiaron la forma de gobierno. En vez de una persona que hacía y deshacía como quería, introdujeron un nuevo sistema llamado república.
La palabra república viene del latín res publica que significa cosa pública; los romanos pensaban que los asuntos del país no habían de estar en manos de una sola persona o de unos pocos, sino que eran asuntos que pertenecían a todo el pueblo, aunque en principio no a todo el pueblo se le permitía participar, solamente a los patricios.
Imperio La república romana fue evolucionando a lo largo de los casi cinco siglos de su existencia (del 509 a. C. al 27 a. C.). En el siglo I a. C. algunas de las crisis de la sociedad empujaron al Senado y a los magistrados a entregar el poder a algunos jefes militares que actuaban como dictadores. El más famoso fue Julio César, nombrado dictador perpetuo. El poder tan grande que ejercía llevó a temer a algunos que las bases políticas de la república estaban a punto de desaparecer, pues parecía claramente que Julio Cesar quería instaurar de nuevo la monarquía. Por ello organizaron un complot para matarle, y le asesinaron en el año 44 a. C.
Julio César desapareció pero su idea de que un hombre asumiera los máximos poderes se mantuvo. Así unos años más tarde, en el 27 a. C. Octavio fue nombrado Augusto por el Senado. Augusto quiere decir elegido por los dioses. Octavio Augusto inició un nuevo sistema de gobierno, el imperio. La palabra imperio viene del latín imperium que significa poder, y designaba los poderes político, jurídico, militar y religioso que reunía desde ese momento el emperador romano. Con el nuevo sistema político se desarrolló una nueva organización política y administrativa.
Los pueblos germanos El imperio romano duró aproximadamente cinco siglos, desde el 27 a. C. hasta el 476 d. C. Su caída se hace coincidir con la llegada de los pueblos germanos, como si éstos fueran los únicos responsables de la desaparición del imperio romano, sin embargo a la hora de analizar el ocaso del imperio, hay que tener en consideración dos aspectos: problemas interiores (la crisis del imperio) y exteriores (la llegada de los germanos), y no olvidar que el imperio que cae es el imperio romano de Occidente, con capital en Roma. Crisis del imperio Tras unos siglos de gran esplendor, los siglos I y II d. C., el imperio comenzó a sufrir una crisis en el siglo III. La crisis se manifestó con el hundimiento de las ciudades y del esclavismo, ambos habían sido pilares básicos para el funcionamiento de la economía de Roma; su declive arrastró al imperio que inició su caída. A los problemas económicos y sociales se añadieron problemas políticos y de dificultad de gobernar un espacio tan grande, de manera que el emperador Teodosio, en el año 395 dividió el imperio en dos partes: el imperio romano de Oriente y el imperio romano de Occidente.
Esa crisis se produjo, además, en un momento difícil porque algunos pueblos germanos estaban intentando traspasar las fronteras de Roma, y el ejército romano trataba de impedirlo, pero necesitaba más hombres y más dinero para conseguirlo.
Llegada de los germanos La palabra germanos la aplicaron los romanos a los pueblos que llegaban a sus fronteras; solían ser tribus que se unían para conseguir entrar en el imperio; a esas tribus las veían los romanos como “los de una misma raza”, por tanto, les llamaron hermanos, germanos. También se les llama bárbaros, porque al no entender su lengua, los griegos empezaron a llamarlos “los bar-bar-bar” (tal como les sonaban sus palabras). Desde el siglo II grupos de pueblos germanos se asentaban del otro lado de las fronteras romanas, más allá de los ríos Rhin y Danubio, su intención era ir entrando, pero no comenzaron a entrar hasta finales del siglo IV. Por el Este entraron los visigodos, que cruzaron el Danubio en al año 375, se asentaron en la zona de Grecia y luego fueron recorriendo todas las orillas del Mediterráneo hasta instalarse en la Península Ibérica. Por el Oeste los romanos dejaron entrar a los francos, que cruzaron el río Rhin y ocuparon territorio romano.
Estos pueblos solían firmar un pacto con los romanos para asentarse en ese territorio y ayudar a los romanos a protegerse de otros pueblos germanos que quisieran entrar. A pesar de esa ayuda, a comienzos del siglo V se produjo la entrada masiva de invasores germánicos, pueblos que ocuparon prácticamente todos los territorios del imperio romano de Occidente. El imperio romano de Oriente quedó prácticamente intacto, libre de la ocupación de los germanos. Antes de que se terminara el siglo V, en el año 476, uno de esos pueblos, los hérulos, acabó con el imperio romano de Occidente. El imperio romano de Oriente continuó su existencia hasta el año 1453, desapareciendo con la llegada de los turcos.
El cristianismo Uno de los acontecimientos más importantes y de mayores repercusiones que se produjeron durante el imperio fue el nacimiento de una nueva religión: el cristianismo. Jesús de Nazaret inició esta religión en el medio judío en el que vivía. Parecía difícil que pudiera triunfar cuando en Palestina los judíos llevaban practicando su religión durante milenios, y cuando en el imperio romano, que pronto conquistaría esa zona, había unos dioses que los romanos habían heredado de los griegos y se desarrollaba además el culto al emperador. A pesar de las dificultades, el cristianismo empezó a extenderse, primero por la zona oriental, y más tarde por todo el imperio. Durante el siglo III los cristianos padecieron terribles persecuciones por parte de las autoridades imperiales, porque no querían rendir culto al emperador ni querían ser soldados del ejército romano (se hacerlo eran castigados con la excomunión). Por ello muchos cristianos sufrieron el martirio, y muchos otros, para mantener el cristianismo a pesar de las persecuciones, se escondían en las catacumbas, lugares subterráneos donde se reunían para rezar y donde enterraban a los cristianos. Finalmente a comienzos del siglo IV, el emperador Constantino decidió decretar la libertad de cultos, y los cristianos pudieron practicar su religión sin esconderse. A finales del siglo IV, el emperador Teodosio hizo del cristianismo la religión oficial del imperio romano, ayudando así a su mantenimiento y reforzamiento en el territorio primero del imperio y luego de Europa. Teodosio no se conformó con hacer del cristianismo la religión oficial, sino que persiguió a los paganos y prohibió la celebración de los juegos olímpicos, puesto que se celebraban como fiestas en honor de algunos de los dioses griegos.
La huella cultural de Roma La huella cultural romana es importantísima en Europa. En campos diversos puede verse la influencia de Roma, de
los que habría que destacar la lengua, el urbanismo y las obras públicas y el arte. Lengua La huella de la lengua es, sin duda, fundamental, puesto que los habitantes de los territorios conquistados por Roma hablaban en latín, y en parte de los países que hoy ocupan esos territorios se habla un idioma que tiene como base el latín. Los idiomas que se hablan en los dos estados de la Península Ibérica: -el español - el portugués- el catalán, el idioma francés, el italiano, el alemán, el rumano, etc. derivan del latín, y tienen una estructura y la mayoría de sus palabras derivadas de esa lengua.Urbanismo El urbanismo es otra de las grandes huellas de la cultura romana. Las ciudades fueron muy importantes en Roma, de hecho se las puede considerar como uno de los pilares del imperio. La fundación de una ciudad se hacía mediante una ceremonia en la que intervenía un sacerdote y se fijaba el perímetro de la ciudad.
Las ciudades estaban rodeadas de murallas y su trazado era de planta cuadrada o rectangular, con calles en cuadrícula. Había dos calles principales: el cardo y el decumanus, que se cruzaban en el foro, gran plaza donde los ciudadanos acudían no solo a reunirse y comunicarse, como en el ágora griega, sino a comprar y vender o a rendir culto a los dioses, ya que en el foro solía instalarse el mercado y tiendas, así como el templo a alguna de las divinidades. El foro era el centro cívico y económico de una ciudad como Roma.
La huella cultural de Roma - Obras públicas En relación con el urbanismo se encuentran algunas de las obras públicas más importantes de los romanos. Para ofrecer a los ciudadanos los mejores servicios posibles, las ciudades necesitaban tener un buen abastecimiento de agua y de comida, buenos desagües, buena higiene, etc. Esto explica que en las ciudades romanas se construyeran puentes para cruzar el río en cuyas orillas se asentaban, acueductos para traer agua si no había fuentes cercanas suficientes, basílicas o mercados, termas o baños públicos, gimnasios, etc. No faltaban en las grandes ciudades edificios conmemorativos, como arcos de triunfo o columnas que embellecían la ciudad. Entre las obras públicas de los romanos hay que destacar la construcción de la gran red de calzadas que recorría todo el imperio, y que les permitía extraer productos de las distintas partes del imperio para llevarlas a la ciudad de Roma o comerciar entre distintas partes; también las calzadas permitirían al ejército un más fácil acceso a donde quisieran llegar en caso de necesidad. Las calzadas se construían con un sistema tan sólido que aún se conservan algunas en la actualidad: colocaban cimientos de piedra, y sobre ellos colocaban una capa de hormigón grueso, seguida de otra capa de hormigón fino, para finalmente dejar la parte de arriba con grandes losas de piedra. También construían las calles de las ciudades con grandes losas de piedra, y se caracterizan esas calles por hacerlas con aceras, detalle que desaparecería en las calles de las ciudades medievales, y no reaparecería hasta muchos siglos después.
La huella cultural de Roma - Arte El arte romano, del que han quedado interesantes huellas en todos los países que formaban parte del imperio, ha merecido calificativos que en cierta manera disminuyen su valor. En primer lugar se considera que los romanos aprendieron de los etruscos, dominadores en tiempos de la monarquía romana; de ellos tomaron nuevas técnicas, como el arco y la bóveda. En segundo lugar, los romanos copiaron los modelos griegos, que conocieron al conquistar la parte Sur de Italia, llamada la Magna
Grecia; en realidad lo que hicieron fue continuar la obra de los griegos; si tuvieron la suerte de aprender de ellos a partir del nivel elevado al que había llegado el arte griego, no tenían necesidad de pasar por etapas primitivas de aprendizaje. En tercer lugar el arte romano se ha calificado de práctico, porque buena parte de sus manifestaciones principales: la arquitectura, la escultura y el mosaico, tienen un sentido funcional o utilitario, que va más allá de la simple búsqueda de la belleza; se quería plicar la belleza a los instrumentos, edificios o otras cosas que el ciudadano podía contemplar en su vida diaria.