Melómano La revista de Música Clásica
(IVA incluido)
Número 217 | marzo 2016 | Año XIX PVP: 7,00 €
George Benjamin · marzo 2016 · Nº 217
enseñanzas musicales
Conversación con Amaya de la Peña, directora editorial de Music Sales Limited
Real Musical - Carisch - Music Sales Limited. Tres etapas de una gran empresa Por Encarnación López de Arenosa ocas veces hacemos alusión a circunstancias que rodean el mundo musical, que facilitan conocimientos, posibles difusiones, mecenazgos, etc. Hoy me parece justo hablar de una empresa editorial que muchos de nosotros hemos visto crecer y evolucionar. Real Musical fue su nombre original. Aunque no puedo precisar las intenciones, Real Musical nació básicamente orientada hacia la venta de instrumentos musicales, sobre todo pianos, y también a la importación de partituras de muchas y muy diferentes editoriales extranjeras. Es principalmente en esta faceta en la que los músicos nos acercamos primero a su pequeño local de la calle Espejo, y luego al magnífico de la calle Carlos III, muy cerca del Teatro Real -entonces mera sala de conciertos-, y del Real Conservatorio Superior de Música -entonces alojado en el edificio del Teatro Real-. Hablamos de los años 70 del siglo pasado y, en el terreno de la edición musical, Madrid era un erial. Era difícil encontrar una partitura que no fuese del más común de los repertorios en ediciones a veces poco fiables. Poco, por no decir nada, acerca de literatura sobre música o aspectos técnicos musicales. Había que recurrir a solicitar libros o partituras a la Casa Beethoven de Barcelona o a casas extranjeras, en aquel momento, básicamente, francesas. Otro tanto, pero corregido y aumentado sobre el panorama de la edición pedagógica, las metodologías. Únicamente lo que diríamos “los libros de siempre” en presentación y contenido que en aquel paisaje desolado parecían destinados a la inmortalidad. Los hermanos Jiménez Barrado, creadores de Real Musical, fueron sagaces perceptores de estas carencias y de cómo los músicos nos acercábamos con pasión a husmear día tras día en unas estanterías que nos ofrecían amplios repertorios en todos los campos citados. Creo que además de buscar, como es natural, un negocio como ahora se dice “un nicho”- que estaba carente de atención, tuvieron una mirada más amplia y captaron la gran tarea que podrían hacer en pro, y no exagero, de la música española, por la vía de facilitar acceso a la información y -la decisión que fue el enorme aporte- a la edición. Los entonces jóvenes profesores de aquel tan próximo Conservatorio y de otros muchos en España nunca hubiéramos soñado con poder editar. Ni con el hecho de que fuera el propio Ramón Jiménez el que hiciera la propuesta de iniciar una sección editorial en su empresa y quien solicitara a algunos de nosotros aportar obras didácticas. Fue un proyecto tan valiente como ilusionado, que tuve la suerte de vivir muy de cerca. Lo que empezó a la sombra de lo comercial se convirtió en algo impensablemente fructífero.Alguien podrá hacer toda una tesis de lo que una decisión como aquella supuso para nuestro país, incluso logrando sacudir el letargo de aquellos “inmortales” que citaba al comienzo. Esa tesis imaginada podría constatar cómo no solamente facilitó y abarató la adquisición de libros de pedagogía y didáctica musicales, al no depender de las ediciones extranjeras, repito, fundamentalmente francesas, sino que enriqueció el desmayado mercado. Marcó nuevas líneas, generando formas más al día, ilusiones de participar aportando otras ideas, nuevos caminos, si bien no sería justo desdeñar lo que aquellos libros importados nos habían dado como sugerencias a seguir o a tratar de mejorar. n
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Amaya de la Peña.
La muy escasa edición musical estaba sobre todo dedicada a lo instrumental. El solfeo, hoy con la denominación más precisa de lenguaje musical, era el hermano pobre. Estábamos también en la eclosión del auge de sistemas de enseñanza musical para todos desde las más tempranas edades escolares -como Dalcroze, Kodàly, Orff-, que nos aportaron especialmente el concepto básico de que la música se aprende haciendo música y no intentando, torpe y lentamente, denominar unos signos con la finalidad de descifrar en la partitura lo que habría de reproducirse en el instrumento, ya que era este sobre todo el protagonista de un aprendizaje musical que a duras penas se relacionaba con las bases de ese lenguaje. Fueron muchos, muy dinámicos y fructíferos, los años en que Real Musical inundó España de partituras, metodologías, instrumentos, libros y capacidad de convertir en autor a quien tuviera una idea que el gran instinto de Ramón Jiménez considerara valiosa. Aquel proyecto visionario adquirió tanto volumen como importancia. La metodología del solfeo/lenguaje musical disfrutó una gran relevancia y el reconocimiento de la importancia de una sólida base musical. Luego vinieron las crisis empresariales y la parte editorial de Real Musical pasó a manos de una editorial italiana, Carisch, que mantuvo y agrandó aquel gran bloque de publicaciones bajo el nombre de Carisch-Real Musical. Otra crisis, esta general y todavía viva en parte, supuso un nuevo cambio de manos empresariales. Esta vez a las del Grupo Editorial Music Sales Limited, que tiene en su haber un amplísimo catálogo de publicaciones de grandes figuras en el mundo de la música clásica y en todos aquellos otros contextos hoy tan presentes en nuestras sociedades. Siendo, insisto, de enorme dimensión el catálogo de ambas editoriales extranjeras que han asumido sucesivamente al primitivo Real Musical, ninguna de ellas gozaba de un catálogo en el campo específico de la pedagogía de la extensión y la importancia del que recibían, fruto del trabajo de aquellos empresarios valientes e ilusionados que abrieron un auténtico continente pedagógico dentro del océano editorial. Amaya de la Peña es hoy la directora editorial en España de Music Sales Limited. Titulada en Ciencias de la Información y Máster en ESIC Bussines & Marketing School, se integró en Real Musical en el año 2001. Ella ha vivido desde esa posición los avatares de los últimos quince años, y ha sido y es el nexo con los autores que iniciamos la singladura con la empresa primitiva y con los que se han incorporado más recientemente a través de las subsiguientes marcas. Amaya nos cuenta ahora su experiencia desde dentro y nos da datos y cifras relevantes que nos permiten ver la dimensión que ha tomado no ya una empresa sino una labor cultural impagable.
Pocos meses después de comenzar mi andadura en Real Musical como directora de marketing y comunicación del grupo en 2001 sucedieron dos circunstancias: la primera fue que la compañía entró en lo que antes se denominaba suspensión de pagos -hoy concurso de acreedores-, iniciándose un proceso largo y doloroso. La segunda, la dimisión y salida de la compañía del director de la editorial. Fue entonces cuando Fermín Martínez, director general del grupo, un brillante gestor y una de las mejores personas que he tenido el placer de cruzarme en mi camino, me ofreció la posibilidad de dirigir la editorial. Actualmente, quince años después, sigo ligada a ella tras la compraventa de varios grupos editores europeos, y si me permitís ser sincera, no concibo desarrollar mi labor profesional fuera de este sector, puesto que son muchos los retos que aún debemos acometer. Durante estos años se han vivido amargos sinsabores, entre ellos que grandes compañeros debieron modificar sus rumbos profesionales. Sin embargo, también ha habido grandes satisfacciones: el placer y el honor de haber trabajado durante este tiempo con personas de la talla humana y profesional de Encarnación López de Arenosa, Amando Mayor Ibáñez y Dionisio de Pedro Cursá, Félix Sierra, Natalia Velilla y Elena Huidobro y tantísimos otros que no solo me brindaron la enorme responsabilidad de conocer, desarrollar, dar forma y editar con nuevos aires sus publicaciones, ideas y proyectos, aportando así nuestro granito de arena al desarrollo de la educación musical de este país, sino que, además, después de todo lo que hemos compartido, sin duda les considero amigos y compañeros. Regresando a los inicios. Real Musical Publicaciones y Ediciones fue fundada en los años 70, y durante más de treinta y cinco años fue la editorial más exitosa en España, siendo pionera sobre todo en el ámbito de la educación musical, tanto en la didáctica del lenguaje como en la instrumental. Desde 1974 en que se registran los primeros ISBN y hasta la fecha, 250 autores han publicado bajo este sello 1.340 títulos de los cuales
aproximadamente 700 siguen activos a día de hoy en relación a las áreas de música y movimiento, lenguaje musical, libros técnicos, metodología y repertorio de diversas especialidades instrumentales. Sorprendentemente, solo las 95 publicaciones específicamente sobre lenguaje musical vendieron más de 63.000 ejemplares en 2014 y 65.000 en 2015, una clara evidencia del marcado carácter pedagógico de nuestro catálogo. En junio de 2006, el Gruppo Monzino, a través de su filial española Nueva Carisch España, adquirió casi la totalidad del catálogo Real Musical, completando su propio catálogo en metodología instrumental y repertorio moderno, creando la mayor oferta integral de la música impresa en España, firmada por músicos como David Leiva, Roberto Fabbri, Manuel Zapata, Salvador Niebla, Nan Mercader, Ángel Pereira, etc., y situándose como el único editor de repertorio pop español: Pablo Alborán, Fito y los Fitipaldis, Alejandro Sanz, Miguel Bosé, Antonio Vega y muchísimos otros, así como recopilatorios de copla, pasodobles, rumbas, cantautores, etc. de hoy, de ayer y de siempre. Carisch supuso la primera capitalización extranjera del mayor catálogo pedagógico español de propia creación, contribuyendo a su internacionalización. No hay duda de que supieron captar el valor del catálogo y pensaron en una inmediata exportación a Europa, donde no había habido reflexiones de peso en esta área, a diferencia de lo ocurrido en España. Es importante destacar la valiosa aportación a la cultura musical de los pedagogos españoles, que no solo no tiene nada que envidiar a la producción editorial europea, sino que si pudiéramos compararla debidamente, sería un referente. En enero de 2015,The Music Sales Group (MSG) adquiere los catálogos de la editorial Carisch en todos sus países, Italia, Francia y España. De esta forma, MSG suma Carisch al catálogo de Unión Musical Ediciones (UME) que ya había absorbido en 1990. UME es conocida por sus derechos de música de zarzuela y por el repertorio original de los autores españoles más famosos de los últimos siglos: Albéniz, Granados, Montsalvatge, Vives, Turina, Rodrigo, Guridi y, recientemente, Alberto Iglesias, Benet Casablancas, Joan Albert Amargós y Ángel Illarramendi. Fruto de estas adquisiciones, el grupo editorial Music Sales se consolida como el mayor editor de música impresa también en el sur de Europa. El catálogo Carisch y Real Musical desempeña un papel muy destacable dentro del grupo, de hecho, entre los treinta libros más vendidos por el MSG en todo el mundo se encuentran cinco títulos pedagógicos de Real Musical, con la peculiaridad de que estos solo se venden en España debido al idioma. El futuro de la edición musical presenta muchos retos, pero confiamos en que los solventaremos gracias a la ventaja que nos confiere una visión global del mercado y un catálogo de extraordinarios autores. Gracias, Amaya. Feliz singladura. n 59|M
enseñanzas musicales
Conversación con Amaya de la Peña, directora editorial de Music Sales Limited
Real Musical - Carisch - Music Sales Limited. Tres etapas de una gran empresa Por Encarnación López de Arenosa ocas veces hacemos alusión a circunstancias que rodean el mundo musical, que facilitan conocimientos, posibles difusiones, mecenazgos, etc. Hoy me parece justo hablar de una empresa editorial que muchos de nosotros hemos visto crecer y evolucionar. Real Musical fue su nombre original. Aunque no puedo precisar las intenciones, Real Musical nació básicamente orientada hacia la venta de instrumentos musicales, sobre todo pianos, y también a la importación de partituras de muchas y muy diferentes editoriales extranjeras. Es principalmente en esta faceta en la que los músicos nos acercamos primero a su pequeño local de la calle Espejo, y luego al magnífico de la calle Carlos III, muy cerca del Teatro Real -entonces mera sala de conciertos-, y del Real Conservatorio Superior de Música -entonces alojado en el edificio del Teatro Real-. Hablamos de los años 70 del siglo pasado y, en el terreno de la edición musical, Madrid era un erial. Era difícil encontrar una partitura que no fuese del más común de los repertorios en ediciones a veces poco fiables. Poco, por no decir nada, acerca de literatura sobre música o aspectos técnicos musicales. Había que recurrir a solicitar libros o partituras a la Casa Beethoven de Barcelona o a casas extranjeras, en aquel momento, básicamente, francesas. Otro tanto, pero corregido y aumentado sobre el panorama de la edición pedagógica, las metodologías. Únicamente lo que diríamos “los libros de siempre” en presentación y contenido que en aquel paisaje desolado parecían destinados a la inmortalidad. Los hermanos Jiménez Barrado, creadores de Real Musical, fueron sagaces perceptores de estas carencias y de cómo los músicos nos acercábamos con pasión a husmear día tras día en unas estanterías que nos ofrecían amplios repertorios en todos los campos citados. Creo que además de buscar, como es natural, un negocio como ahora se dice “un nicho”- que estaba carente de atención, tuvieron una mirada más amplia y captaron la gran tarea que podrían hacer en pro, y no exagero, de la música española, por la vía de facilitar acceso a la información y -la decisión que fue el enorme aporte- a la edición. Los entonces jóvenes profesores de aquel tan próximo Conservatorio y de otros muchos en España nunca hubiéramos soñado con poder editar. Ni con el hecho de que fuera el propio Ramón Jiménez el que hiciera la propuesta de iniciar una sección editorial en su empresa y quien solicitara a algunos de nosotros aportar obras didácticas. Fue un proyecto tan valiente como ilusionado, que tuve la suerte de vivir muy de cerca. Lo que empezó a la sombra de lo comercial se convirtió en algo impensablemente fructífero.Alguien podrá hacer toda una tesis de lo que una decisión como aquella supuso para nuestro país, incluso logrando sacudir el letargo de aquellos “inmortales” que citaba al comienzo. Esa tesis imaginada podría constatar cómo no solamente facilitó y abarató la adquisición de libros de pedagogía y didáctica musicales, al no depender de las ediciones extranjeras, repito, fundamentalmente francesas, sino que enriqueció el desmayado mercado. Marcó nuevas líneas, generando formas más al día, ilusiones de participar aportando otras ideas, nuevos caminos, si bien no sería justo desdeñar lo que aquellos libros importados nos habían dado como sugerencias a seguir o a tratar de mejorar. n
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M|58
Amaya de la Peña.
La muy escasa edición musical estaba sobre todo dedicada a lo instrumental. El solfeo, hoy con la denominación más precisa de lenguaje musical, era el hermano pobre. Estábamos también en la eclosión del auge de sistemas de enseñanza musical para todos desde las más tempranas edades escolares -como Dalcroze, Kodàly, Orff-, que nos aportaron especialmente el concepto básico de que la música se aprende haciendo música y no intentando, torpe y lentamente, denominar unos signos con la finalidad de descifrar en la partitura lo que habría de reproducirse en el instrumento, ya que era este sobre todo el protagonista de un aprendizaje musical que a duras penas se relacionaba con las bases de ese lenguaje. Fueron muchos, muy dinámicos y fructíferos, los años en que Real Musical inundó España de partituras, metodologías, instrumentos, libros y capacidad de convertir en autor a quien tuviera una idea que el gran instinto de Ramón Jiménez considerara valiosa. Aquel proyecto visionario adquirió tanto volumen como importancia. La metodología del solfeo/lenguaje musical disfrutó una gran relevancia y el reconocimiento de la importancia de una sólida base musical. Luego vinieron las crisis empresariales y la parte editorial de Real Musical pasó a manos de una editorial italiana, Carisch, que mantuvo y agrandó aquel gran bloque de publicaciones bajo el nombre de Carisch-Real Musical. Otra crisis, esta general y todavía viva en parte, supuso un nuevo cambio de manos empresariales. Esta vez a las del Grupo Editorial Music Sales Limited, que tiene en su haber un amplísimo catálogo de publicaciones de grandes figuras en el mundo de la música clásica y en todos aquellos otros contextos hoy tan presentes en nuestras sociedades. Siendo, insisto, de enorme dimensión el catálogo de ambas editoriales extranjeras que han asumido sucesivamente al primitivo Real Musical, ninguna de ellas gozaba de un catálogo en el campo específico de la pedagogía de la extensión y la importancia del que recibían, fruto del trabajo de aquellos empresarios valientes e ilusionados que abrieron un auténtico continente pedagógico dentro del océano editorial. Amaya de la Peña es hoy la directora editorial en España de Music Sales Limited. Titulada en Ciencias de la Información y Máster en ESIC Bussines & Marketing School, se integró en Real Musical en el año 2001. Ella ha vivido desde esa posición los avatares de los últimos quince años, y ha sido y es el nexo con los autores que iniciamos la singladura con la empresa primitiva y con los que se han incorporado más recientemente a través de las subsiguientes marcas. Amaya nos cuenta ahora su experiencia desde dentro y nos da datos y cifras relevantes que nos permiten ver la dimensión que ha tomado no ya una empresa sino una labor cultural impagable.
Pocos meses después de comenzar mi andadura en Real Musical como directora de marketing y comunicación del grupo en 2001 sucedieron dos circunstancias: la primera fue que la compañía entró en lo que antes se denominaba suspensión de pagos -hoy concurso de acreedores-, iniciándose un proceso largo y doloroso. La segunda, la dimisión y salida de la compañía del director de la editorial. Fue entonces cuando Fermín Martínez, director general del grupo, un brillante gestor y una de las mejores personas que he tenido el placer de cruzarme en mi camino, me ofreció la posibilidad de dirigir la editorial. Actualmente, quince años después, sigo ligada a ella tras la compraventa de varios grupos editores europeos, y si me permitís ser sincera, no concibo desarrollar mi labor profesional fuera de este sector, puesto que son muchos los retos que aún debemos acometer. Durante estos años se han vivido amargos sinsabores, entre ellos que grandes compañeros debieron modificar sus rumbos profesionales. Sin embargo, también ha habido grandes satisfacciones: el placer y el honor de haber trabajado durante este tiempo con personas de la talla humana y profesional de Encarnación López de Arenosa, Amando Mayor Ibáñez y Dionisio de Pedro Cursá, Félix Sierra, Natalia Velilla y Elena Huidobro y tantísimos otros que no solo me brindaron la enorme responsabilidad de conocer, desarrollar, dar forma y editar con nuevos aires sus publicaciones, ideas y proyectos, aportando así nuestro granito de arena al desarrollo de la educación musical de este país, sino que, además, después de todo lo que hemos compartido, sin duda les considero amigos y compañeros. Regresando a los inicios. Real Musical Publicaciones y Ediciones fue fundada en los años 70, y durante más de treinta y cinco años fue la editorial más exitosa en España, siendo pionera sobre todo en el ámbito de la educación musical, tanto en la didáctica del lenguaje como en la instrumental. Desde 1974 en que se registran los primeros ISBN y hasta la fecha, 250 autores han publicado bajo este sello 1.340 títulos de los cuales
aproximadamente 700 siguen activos a día de hoy en relación a las áreas de música y movimiento, lenguaje musical, libros técnicos, metodología y repertorio de diversas especialidades instrumentales. Sorprendentemente, solo las 95 publicaciones específicamente sobre lenguaje musical vendieron más de 63.000 ejemplares en 2014 y 65.000 en 2015, una clara evidencia del marcado carácter pedagógico de nuestro catálogo. En junio de 2006, el Gruppo Monzino, a través de su filial española Nueva Carisch España, adquirió casi la totalidad del catálogo Real Musical, completando su propio catálogo en metodología instrumental y repertorio moderno, creando la mayor oferta integral de la música impresa en España, firmada por músicos como David Leiva, Roberto Fabbri, Manuel Zapata, Salvador Niebla, Nan Mercader, Ángel Pereira, etc., y situándose como el único editor de repertorio pop español: Pablo Alborán, Fito y los Fitipaldis, Alejandro Sanz, Miguel Bosé, Antonio Vega y muchísimos otros, así como recopilatorios de copla, pasodobles, rumbas, cantautores, etc. de hoy, de ayer y de siempre. Carisch supuso la primera capitalización extranjera del mayor catálogo pedagógico español de propia creación, contribuyendo a su internacionalización. No hay duda de que supieron captar el valor del catálogo y pensaron en una inmediata exportación a Europa, donde no había habido reflexiones de peso en esta área, a diferencia de lo ocurrido en España. Es importante destacar la valiosa aportación a la cultura musical de los pedagogos españoles, que no solo no tiene nada que envidiar a la producción editorial europea, sino que si pudiéramos compararla debidamente, sería un referente. En enero de 2015,The Music Sales Group (MSG) adquiere los catálogos de la editorial Carisch en todos sus países, Italia, Francia y España. De esta forma, MSG suma Carisch al catálogo de Unión Musical Ediciones (UME) que ya había absorbido en 1990. UME es conocida por sus derechos de música de zarzuela y por el repertorio original de los autores españoles más famosos de los últimos siglos: Albéniz, Granados, Montsalvatge, Vives, Turina, Rodrigo, Guridi y, recientemente, Alberto Iglesias, Benet Casablancas, Joan Albert Amargós y Ángel Illarramendi. Fruto de estas adquisiciones, el grupo editorial Music Sales se consolida como el mayor editor de música impresa también en el sur de Europa. El catálogo Carisch y Real Musical desempeña un papel muy destacable dentro del grupo, de hecho, entre los treinta libros más vendidos por el MSG en todo el mundo se encuentran cinco títulos pedagógicos de Real Musical, con la peculiaridad de que estos solo se venden en España debido al idioma. El futuro de la edición musical presenta muchos retos, pero confiamos en que los solventaremos gracias a la ventaja que nos confiere una visión global del mercado y un catálogo de extraordinarios autores. Gracias, Amaya. Feliz singladura. n 59|M