Communitas
Presentación Los saludamos con alegría. En esta ocasión nuestro boletín Communitas se sitúa frente a la próxima visita del Papa Benedicto XVI a México, que está ya en puerta, para hacer una reflexión en torno a ¿Qué debe significarnos su visita? ¿Cómo puede ésta animar nuestro trabajo en la Pastoral Social? ¿Cómo hacer que no se quede simplemente en un evento y trascienda nuestra construcción de Comunidad? No podemos negar que la visita de Benedicto XVI a nuestro país ha causado mucho ruido e incertidumbre tanto al interior como al exterior de la propia Iglesia, se han hecho diversos señalamientos sobre cuál es el interés real del Papa por América Latina, ya que su principal prioridad pastoral es Europa y en general se ha sentido muy distante de las realidades latinoamericanas. Específicamente en el caso de México se ha cuestionado sobre la conveniencia de su visita en pleno proceso electoral y la utilización política que se le pueda dar a dicha visita. Después de siete años de pontificado, Benedicto XVI se arriesga a visitar México, tierra identificada totalmente con el carisma de Juan Pablo II y han empezado ya las comparaciones sobre los “estilos pastorales” entre uno y otro y el impacto que tendrá esto en la próxima visita papal. El interés de este número de Communitas es acercarnos al magisterio de Benedicto XVI para iluminar nuestra realidad mexicana en estos momentos de inseguridad y violencia, para avivar nuestra vocación de discípulos y misioneros comprometidos en la reconstrucción del tejido social en nuestras comunidades. Nuestra propuesta es que la visita del Papa nos lleve a revisar nuestra manera de comprender y vivir la fe, que no sea un evento aislado cargado de sentimentalismo, sino un impulso en la búsqueda de la Iglesia en el proceso de construcción de una ciudadanía promotora de la paz. DIMENSIÓN JUSTICIA, PAZ Y RECONCILIACIÓN - FÉ Y POLÍTICA
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BENEDICTO XVI EN MEXICO MENSAJERO DE ESPERANZA Y PAZ
I. El Papa y México Empezamos por compartirles algunos datos sobre quién es el Papa Benedicto XVI1 Joseph Ratzinger nació el 16 de abril de 1927. En 1939 entra al seminario menor en Traunstein, dando el primer paso en su carrera eclesiástica. En 1943, él y todos sus compañeros de clase son reclutados al Flak (escuadrón antiaéreo), sin embargo, les es permitido asistir a clases tres veces por semana. En septiembre de 1944, habiendo alcanzado la edad militar, Ratzinger es relevado del Flak y regresa a casa. En noviembre, tanto él como su hermano mayor Georg, reingresan al seminario. En 1951, el 29 de junio, Joseph y su hermano Georg son ordenados sacerdotes. En marzo de 1977, es nombrado Arzobispo de Münich y Freising. En 1978 participó en el cónclave del 25 al 26 de agosto, que eligió a Juan Pablo I; en octubre de ese año, participa en el cónclave que elige a Juan Pablo II. En 1980 Ratzinger es llamado por Juan Pablo II para presidir el Sínodo especial para los laicos. En 1981, en noviembre, acepta la invitación del Papa para asumir como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Desde 1986 presidió la Comisión para la preparación del Catecismo de la Iglesia Católica, que luego de 6 años de trabajo (1986-1992) presentó el Nuevo Catecismo al Santo Padre. Fue elegido Papa el 19 de abril de 2005, convirtiéndose en el Pontífice número 265, sucesor de Juan Pablo II “ El Grande”. Escogió el nombre de Benedicto XVI.
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Datos y textos tomados de Benedicto XVI, Mensajero de Esperanza, Viaje Apostólico 2012, Comisión de Pastoral Profética .
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¿Cuál ha sido su relación con nosotros? ¿Qué tanto nos conoce? ¿Qué nos ha dicho? Antes de ser elegido como Sumo Pontífice, estuvo en Guadalajara, en el año 1997, cuando aún era Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Asistió a una reunión de obispos de toda América Latina, a quienes convocó para dialogar sobre los principales asuntos doctrinales que en ese momento eran de particular interés. En el año 2005, recibió en Roma a todos los obispos de México, distribuidos en cuatro grupos geográficos, con ocasión de la Visita Ad limina, conforme a las provincias eclesiásticas como estaban antes de su modificación actual. A cada grupo le dirigió un importante discurso. A continuación se transcriben algunos de sus mensajes a los obispos.
Al primer grupo de obispos, procedentes de las provincias de Chihuahua, Durango, Guadalajara y Hermosillo, les dijo: Un país pluricultural en transición “La nación mexicana ha surgido como encuentro de pueblos y culturas cuya fisonomía ha quedado marcada por la presencia viva de Jesucristo y la mediación de María, «Madre del Verdadero Dios por quien se vive». La riqueza del «Acontecimiento Guadalupano» unió en una realidad nueva a personas, historias y culturas diferentes, a través de las cuales México ha ido madurando su identidad y su misión. Hoy México vive un proceso de transición caracterizado por la aparición de grupos que, a veces de manera más o menos ordenada, buscan nuevos espacios de participación y representación. Muchos de ellos propugnan con particular fuerza la reivindicación en favor de los pobres y de los excluidos del desarrollo, particularmente de los indígenas. Los profundos anhelos de consolidar una cultura y unas instituciones democráticas, económicas y sociales que reconozcan los derechos humanos y los valores culturales del pueblo, deben encontrar un eco y una respuesta iluminadora en la acción pastoral de la Iglesia. Coherencia y creatividad para evangelizar La sociedad actual cuestiona y observa a la Iglesia, exigiendo coherencia e intrepidez en la fe. Signos visibles de credibilidad serán el testimonio de vida, la unidad de los creyentes, el servicio a los pobres y la incansable promoción de su dignidad. En la tarea evangelizadora hay que ser creativos, siempre en fidelidad a la Tradición de la Iglesia y de su magisterio. Poner el rostro de Cristo en el ambiente mediático requiere un serio esfuerzo formativo y apostólico que no puede postergarse, necesitando también para ello la aportación de todos”.
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Al segundo grupo de obispos, de las provincias de Monterrey, Morelia y San Luis Potosí, les dijo: Grave error: separar fe y vida “México tiene ante sí el reto de transformar sus estructuras sociales para que sean más acordes con la dignidad de la persona y sus derechos fundamentales. A esta tarea están llamados a colaborar los católicos, que constituyen aún la mayor parte de su población, descubriendo su compromiso de fe y el sentido unitario de su presencia en el mundo. Pues, de lo contrario, la separación entre la fe que profesan y la vida cotidiana de muchos debe ser considerada como uno de los errores más graves de nuestro tiempo. Muchos bautizados, influenciados por innumerables propuestas de pensamiento y de costumbres, son indiferentes a los valores del Evangelio e incluso se ven inducidos a comportamientos contrarios a la visión cristiana de la vida, lo que dificulta la pertenencia a una comunidad eclesial. Aun confesándose católicos, viven de hecho alejados de la fe, abandonando las prácticas religiosas y perdiendo progresivamente la propia identidad de creyentes, con consecuencias morales y espirituales de diversa índole.
Problemas y alternativas Sigue siendo motivo de gran preocupación que en algunos ambientes, por el afán de poder, se hayan deteriorado las sanas formas de convivencia y la gestión de la cosa pública, y se hayan incrementado además los fenómenos de la corrupción, impunidad, infiltración del narcotráfico y del crimen organizado. Todo esto lleva a diversas formas de violencia, indiferencia y desprecio del valor inviolable de la vida. También en México se vive frecuentemente en una situación de pobreza. En muchos fieles se constata, sin embargo, una fe en Dios, un sentido religioso acompañado de expresiones ricas en humanidad, hospitalidad, hermandad y solidaridad. Estos valores se ponen en peligro con la migración al extranjero, donde muchos trabajan en condiciones precarias, en un estado de indefensión y afrontando con dificultad un contexto cultural distinto a su idiosincrasia social y religiosa. Donde los emigrantes encuentran buena acogida en una comunidad eclesial, que los acompaña en su inserción en la nueva realidad, este fenómeno es en cierto modo positivo e incluso favorece la evangelización de otras culturas.
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Al tercer grupo de obispos, de las provincias de Jalapa, México, Puebla y Tlalnepantla, les expresó: Análisis de la realidad “Realizáis un análisis constante de la sociedad mexicana, porque sois conscientes de que el ministerio episcopal os impulsa a valorar las realidades temporales para iluminarlas desde la fe. A este respecto, el Obispo contempla vigilante a los fieles y a toda la sociedad desde la perspectiva del Evangelio. Al escuchar “ lo que el Espíritu dice a las Iglesias”, sentís el deber de hacer un sereno discernimiento sobre las diversas circunstancias, las iniciativas o la pasividad, que lamentablemente afecta a veces al pueblo de Dios, sin descuidar tampoco los graves problemas y las aspiraciones más profundas de la sociedad. Pastoral Urbana La vida urbana está marcada por la convivencia de múltiples culturas y costumbres de sus habitantes. En las grandes ciudades se encuentran importantes centros de la vida económica, universitaria y cultural, así como las instituciones políticas y legislativas, de donde irradian su influencia al resto de la nación. Al mismo tiempo, en ellas la vida es compleja por las diversas clases sociales a las que la pastoral diocesana debe atender sin discriminación, cuidando de manera prioritaria a quienes se encuentran en situación de gran pobreza, soledad o marginación. Todos estos grupos sociales forjan el rostro urbano y constituyen un continuo desafío para la tarea pastoral, cuya planificación debe atender también a los hermanos que emigran, cada vez en mayor número, del ambiente rural al urbano en busca de una vida más digna. Sembrar esperanza Os invito a proseguir sin desaliento en la función de enseñar y anunciar a los hombres el Evangelio de Cristo. El Obispo, al proponer la Palabra de Dios para iluminar la conciencia de los fieles, ha de hacerlo con un lenguaje y una forma apropiada a nuestro tiempo, que dé una respuesta a las dificultades y problemas que más oprimen y angustian a los hombres. En la sociedad actual, que da muestras tan visibles de secularismo, no debemos caer en el desánimo ni en la falta de entusiasmo en los proyectos pastorales. Ante un panorama cambiante y complejo como el actual, la virtud de la esperanza está sometida a dura prueba en la comunidad de los creyentes. Por eso mismo hemos de ser apóstoles esperanzados, que confían con alegría en las promesas de Dios. Él nunca abandona a su pueblo, sino que lo llama a conversión para que su Reino se haga realidad.”
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Al cuarto grupo de obispos, de las provincias de Veracruz, Oaxaca y Yucatán, les dijo: Valores humanos y evangélicos “La función episcopal de enseñar consiste en la transmisión del Evangelio de Cristo, con sus valores morales y religiosos, considerando las diversas realidades y aspiraciones que surgen en la sociedad contemporánea, cuya situación deben conocer bien los Pastores. Es importante hacer un gran esfuerzo para explicar adecuadamente los motivos de las posiciones de la Iglesia, subrayando sobre todo que no se trata de imponer a los no creyentes una perspectiva de fe, sino de interpretar y defender los valores radicados en la naturaleza misma del ser humano. Solicitud por los desprotegidos Los pastores de la Iglesia en México han de prestar una especial atención, como se hacía en las primeras comunidades cristianas, a los grupos más desprotegidos y a los pobres. Ellos siguen siendo un amplio sector de la población nacional, víctimas a veces de estructuras insuficientes e inaceptables. Desde el Evangelio, la respuesta adecuada es promover la solidaridad y la paz, que hagan realmente posible la justicia. Por eso la Iglesia trata de colaborar eficazmente para erradicar cualquier forma de marginación, orientando a los cristianos a practicar la justicia y el amor. En este sentido, animad a quienes disponen de más recursos a compartirlos, como nos exhorta el mismo Cristo, con los hermanos más necesitados (cf Mt 25, 35-40). Es necesario no sólo aliviar las necesidades más graves, sino que se ha de ir a sus raíces, proponiendo medidas que den a las estructuras sociales, políticas y económicas una configuración más ecuánime y solidaria. Así la caridad estará al servicio de la cultura, de la política, de la economía y de la familia, convirtiéndose en cimiento de un auténtico desarrollo humano y comunitario. Dignidad y misión de la mujer En México, donde se manifiesta tantas veces el «genio» de la mujer, que asegura una fina sensibilidad por el ser humano en la familia, en las comunidades eclesiales, en la asistencia social y en otros campos de la vida ciudadana, se da a veces la paradoja de una exaltación teórica y una depreciación práctica o discriminatoria de la misma. Por eso, tomando ejemplo de la delicadeza y respeto que Jesús mostró hacia ellas, sigue siendo un desafío de nuestro tiempo cambiar de mentalidad, para que sean tratadas con plena dignidad en todos los ambientes y se proteja también su insustituible misión de ser madres primeras educadoras de los hijos.
Pastoral Juvenil Además, hoy es una tarea importante la pastoral con los jóvenes. Ellos, con sus preguntas e inquietudes y también con la alegría de su fe, siguen siendo para nosotros un estímulo en nuestro ministerio. En muchos de ellos existe el falso concepto de que comprometerse o tomar decisiones definitivas hace perder la libertad. Conviene recordarles, en cambio, que el hombre se hace libre cuando se compromete incondicionalmente con la verdad y el bien. Sólo así es posible encontrar un sentido a la vida y construir algo grande y duradero si tienen a Cristo como centro de su existencia”.
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Al nuevo embajador de México ante la Santa Sede, le expresó el 23 de septiembre de 2005: Narcotráfico “Una atención especial merece el problema del narcotráfico, que causa un grave daño a la sociedad. A ese respecto, hay que reconocer el esfuerzo continuo realizado hasta ahora por el Estado y algunas organizaciones sociales en la lucha contra esta terrible plaga que afecta a la seguridad y a la salud pública. No debe olvidarse que una de las raíces del problema es la gran desigualdad económica, que no permite el justo desarrollo de una buena parte de la población, llevando a muchos jóvenes a ser las primeras víctimas de las adicciones, o bien atrayéndolos con la seducción del dinero fácil procedente del narcotráfico y del crimen organizado. Por ello, es urgente que todos aúnen esfuerzos para erradicar este mal mediante la difusión de los auténticos valores humanos y la construcción de una verdadera cultura de la vida. La Iglesia ofrece toda su colaboración en este campo.” Pueblos originarios “Al considerar la historia de México se constata la vasta pluralidad de sus poblaciones indígenas, que durante siglos se han esforzado por conservar sus valores y tradiciones ancestrales. Como expresó mi querido predecesor el Papa Juan Pablo II en la canonización del indio Juan Diego en la Basílica de Guadalupe, “ ¡México necesita a sus indígenas y los indígenas necesitan a México!”. En efecto, es preciso favorecer, hoy más que nunca, su integración respetando sus costumbres y las formas de organización de sus comunidades, lo cual les permita el desarrollo de su propia cultura y les haga capaces de abrirse, sin renunciar a su identidad, a los desafíos del mundo globalizado. Por ello, aliento a los responsables de las instituciones públicas a favorecer, desde una efectiva igualdad de derechos, la participación activa de los pueblos indígenas en la marcha y el progreso del País. Es una justa e irrenunciable aspiración, cuya realización fundamentará la paz, que ha de ser fruto de la justicia. “ Proceso electoral y política “Es de esperar que el proceso electoral contribuya a seguir fortaleciendo el orden democrático, orientándolo decididamente hacia el desarrollo de políticas inspiradas en el bien común y en la promoción integral de todos los ciudadanos, atendiendo especialmente a los más débiles y desprotegidos. La actividad política en México ha de continuar ejerciéndose como un servicio efectivo a la Nación, con el fin de promover y garantizar las condiciones necesarias para que los ciudadanos puedan desarrollar su vida en las mejores condiciones posibles. Se ha de fomentar el respeto a la verdad, la voluntad de favorecer el bien general, la defensa de la libertad, la justicia y la convivencia, en el marco del Estado de Derecho. Es largo el proceso a través del cual los pueblos se ejercitan en la corresponsabilidad propia de la democracia”.
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II. Del Magisterio de Benedicto XVI: Vivir el amor en la verdad. (Fragmentos tomados del Documento de Trabajo Caritas in Veritate Esquemas para facilitar la lectura realizado por el Pbro. Armando Flores Navarro, Rector del Pontificio Colegio Mexicano) Caritas in Veritate, (Caridad en la Verdad), es el nombre de la encíclica de Benedicto XVI, la tercera de una trilogía de documentos centrados en el AMOR. El amor es la respuesta de Dios y es la respuesta del Santo Padre Benedicto XVI a una humanidad que tiene muchos interrogantes al mirar con desconcierto la historia presente y con incertidumbre el futuro. La respuesta es el AMOR, que debe ser anunciado (Deus Caritas est), celebrado (Sacramentum Caritatis) y vivido (Caritas in Veritatis). Muchos esperábamos un documento breve, sencillo y llano y hemos sido sorprendidos al recibir un documento extenso y complejo. ¿Quién va a leer la encíclica? Es la pregunta que se escucha en el ambiente. Quienes estamos comprometidos con la misión de la Iglesia y reconocemos en su Doctrina Social un valioso instrumento para ella, debemos esforzarnos para que sea leída por sus destinatarios: los fieles católicos y todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Caritas in Veritate ha sido llamada por algunos “utopía para un mundo nuevo”. Ojalá que una lectura provechosa de la encíclica estimule nuestro compromiso para hacer posible, en la caridad y en la verdad, la Utopía del Evangelio, siguiendo los pasos de grandes evangelizadores como Vasco de Quiroga, que en tiempos difíciles intentó concretarla. Sus logros, todavía están a la vista.
Cáritas in veritate : http://www.slideshare.net/caritasmexicana/caritas-in-veritate-esquemas
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Discipulos y misioneros constructores de paz
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III. COMPARTIENDO EXPERIENCIAS En el marco de la visita de Benedicto XVI, queremos compartir en este espacio algunas acciones que ha acompañado la Dimensión de Justicia, Paz y Reconciliación, Fe y Política orientadas a la formación de agentes en construcción de ciudadanía y paz. PRIMER ENCUENTRO PROVINCIAL DE CATEQUISTAS PROVINCIA DE MEXICO Los catequistas de la Provincia de México se reunieron en el primer encuentro provincial titulado Discípulos Misioneros de Cristo por una cultura de Paz en Ixtapan de la Sal, Edo. De México, los días 18 y 19 de febrero, participaron 1300 catequistas provenientes de las ocho vicarias de la Arquidiócesis de México y de las Diócesis de Cuernavaca, Toluca, Tenancingo y Atlacomulco. El objetivo general fue impulsar la formación integral del Catequista a partir de la propuesta de la Misión Continental para que sea un Agente constructor de paz en su entorno social y ayude a la renovación de las Estructuras Eclesiales a favor de la Catequesis. En este evento, la hermana Angela Casas Méndez, MGpSpS, secretaria de la dimensión de Justicia y Paz y Reconciliación, fe y política de CEPS, compartió el tema solicitado: El catequista, constructor de una cultura en favor de la paz; con el objetivo específico: Asumir que por Vocación, el catequista es un agente constructor de paz en los ambientes donde se desenvuelve. Los Catequistas mostraron su interés por expresar e interpretar el significado de la realidad desde la fe para formar mujeres y hombres nuevos en Cristo desde la transmisión de la fe, integrando la tarea educativa de las escuelas, la familia y la vida comunitaria (Exhortación que En Cristo Nta. Paz 191-197) Se apropiaron que en las realidades cotidianas de sus comunidades pueden ser constructores de paz : acercándose a la realidad con ojos y corazón de catequistas (Exhortación que En Cristo Nta. Paz ), ubicándose que cada uno(a) forman parte del espiral de la violencia y son parte de la solución; no buscar culpables, ni esperar pasivamente o que sea el gobierno quien dé solución (Exhortación que En Cristo Nta. Paz 106); “Asumir el compromiso de recorrer el camino que lleva a la restauración de la armonía en las relaciones entre los hombres y con Dios. En este camino se asocia el perdón” (Exhortación que En Cristo Nta. Paz 158) Por Diócesis identificaron situaciones de violencia en los niveles: personal, familiar, colonia, municipio, delegación y país. Proponiendo cambios necesarios para transformar las situaciones de violencia detectadas y a la luz de su experiencia y la Exhortación que en Cristo nuestra Paz México tenga vida digna en los compromisos asumidos por los Obispos mencionados en los numerales 191 al 197; formularon acciones. Se insistió en la necesidad de potenciar la capacidad de incidencia de la Iglesia a partir de una mayor articulación de todas sus instancias eclesiales; a través de una mayor relación con organizaciones y expresiones de sociedad civil que den fuerza a la necesidad de influenciar decisiones y políticas que resuelvan las causas asociadas a la generación de las múltiples violencias que golpean a la sociedad mexicana. ( Exhortación que En Cristo Nta. Paz 216)
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TALLER SOBRE PARTICIPACIÓN CIUDADANA DE FE Y POLITICA DIÓCESIS DE COATZACOALCOS, VER. El 17 y 18 de febrero se llevó a cabo el Taller sobre Participación ciudadana de la Diócesis de Coatzacoalcos, Veracruz cuyo objetivo era presentar líneas de acción de fe y política que ayuden a los laicos a una proyección comunitaria para su compromiso con Cristo y de la construcción del Reino de Dios. En el evento participaron alrededor de 150 agentes de pastoral entre sacerdotes, diáconos, seminaristas y laicos. Se utilizaron los talleres de “El Circulo de la Democracia”, generando una reflexión sobre la necesidad de que la Iglesia forme cristianos que sean ciudadanos comprometidos y de tiempo completo, que conozcan su realidad y participen activamente en los asuntos públicos. En el taller se trabajó la capacitación para la formulación de una agenda ciudadana, que debe expresar los principales problemas y necesidades sentidas de la comunidad, así como las posibles soluciones o propuestas para los mismos. Se insistió en la necesidad de articularse con aquellos actores involucrados promoviendo un diálogo directo particularmente con los actores políticos, partidos y candidatos, sobre todo en estos momentos de coyuntura electoral. La posibilidad de acompañar a esta Diócesis fue enriquecedora para CEPS, nos encontramos con una comunidad muy participativa y organizada, donde se nota un gran trabajo de los laicos y un acompañamiento cercano de sus pastores. Nos expresaron su interés en dar continuidad a estos trabajos y que no se trate de una formación coyuntural por tiempos electorales, sino que avancemos como Iglesia en la construcción de ciudadanía permanente. ¡gracias por compartirnos su esfuerzo y por permitirnos acompañarlos! Animo hay mucho que trabajar.
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