El nuevo escenario rural (2)

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El Nuevo Escenario Rural Costarricense: Transformaciones de la economía y la sociedad rural Dr. Marino Marozzi MSc German Masís Introducción El escenario rural costarricense se transformó fundamentalmente a partir de los programas de Ajuste Estructural a principios y mediados de la década de los ochenta. Progresivamente, la imagen tradicional de un país agrario ha dado lugar a un escenario multifacético en el que la diversidad y complementariedad de las actividades económicas dan cuenta de las transformaciones que han sufrido los territorios rurales, vinculadas tanto a las actividades agroexportadoras, como a la consolidación de un segmento de agricultura familiar inserta en los mercados dinámicos, a los efectos sociales y ambientales(no siempre positivos) asociados a la competitividad y a la transformación de la cuestión agraria ligada al uso de la tierra y a la diferenciación social y productiva. En la actualidad, lo rural se integra definitivamente con lo urbano, aunque de manera contradictoria y conflictiva, las reformas económicas y la apertura comercial han definido una nueva economía rural y la sociedad rural es más diversa y heterogénea, tiene nuevos actores y se encuentra muy ligada a la naturaleza en los territorios rurales. Se han dado transformaciones que marcan una nueva etapa en el desarrollo de los espacios rurales, fase en la que ya no se puede concebir los espacios rurales como sinónimo de atraso o como regiones determinadas exclusivamente por procesos agrícolas. En realidad se ha producido la conformación de un nuevo modelo de organización social, económica y ambiental y con él de un nuevo paradigma acerca de los espacios rurales y sus posibilidades de desarrollo. Los cambios en el escenario rural Las transformaciones experimentadas más profundamente por el ámbito rural desde la segunda mitad de los 80 implican aspectos demográficos, económicos y sociales. Entre todos los cambios se pueden destacar tendencias que marcan una diferencia cualitativa respecto de la etapa anterior. Cambios en el perfil de las áreas rurales. Como es sabido una de las características de la ruralidad costarricense en la segunda mitad del siglo XX fue el intenso proceso de migración del campo a la ciudad. De acuerdo a las estadísticas oficiales, a principios del 2000 seis de cada diez costarricenses eran considerados urbanos. •

Académicos de la Universidad Nacional de Costa Rica, economista y especialista en economía y ambiente; especialista en Desarrollo rural, respectivamente


Pese a esta evidencia, los procesos migratorios y la composición de la población rural se han modificado, además de que la definición de lo que se considera rural y lo que se define como urbano obstaculizan la posibilidad de entender las dinámicas territoriales con mayor precisión. La definición de los límites entre las áreas rurales y urbanas ha sido una atribución del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos(INEC), pero ha requerido algunos ajustes para caracterizar el grado de ruralidad de los distritos y comunidades. Como resultado de esta definición, los distritos y cantones se definen como rural o urbanos de acuerdo a los criterios de densidad de población, aislamiento con respecto a los centros de población y al carácter agrícola de la actividad económica. Por lo que los distritos con baja densidad de población, pequeños y distantes y dedicados a la actividad agrícola han sido consideradas rurales. Así a partir de una combinación de variables como la densidad poblacional, la actividad económica, el empleo y los servicios básicos disponibles,(acceso a agua, electricidad y telefonía fija en la vivienda), se redefine la población que podría ser considerada rural y el porcentaje efectivo dentro de la población total, el territorio ubicado como tal, la caracterización de las regiones, así como los cantones y distritos predominantemente rurales o intermedios(en transición) La población definida como rural por el INEC en alrededor de un 41%, podría desagregarse en un 26.6% rural y un 23.5% intermedia de acuerdo al uso de otras metodologías como la de la OECD. Por su parte el territorio considerado en un 98.7% rural, pasaría a ser sólo un 94.6%, con el aumento sectores intermedios o semiurbanos. A nivel regional, las regiones esencialmente rurales son las regiones Brunca,Huetar Atlántica y Huetar Norte, predominantemente agrícolas, de empleo agrícola y menor densidad de población. Mientras que las regiones mixtas son la Pacífico Central y Chorotega, en razón del auge de otras actividades como el turismo y servicios, al empleo en esas actividades y a nuevas aglomeraciones de población. En cuanto a la caracterización de los cantones, se ubican 23 cantones con predominancia rural y 10 con dominancia rural intermedia, frente a 37 cantones (71%)que eran considerados rurales. Por su parte, en relación a los distritos se han ubicado 110 distritos plenamente rurales, que inicialmente ascendía a 160 distritos o comunidades rurales, de los cuales algunos han asumido características más urbanos de acuerdo a los criterios incorporados. Adicionalmente, los distritos y cantones están conformados por comunidades rurales pequeñas y medianas, que vinculadas a ciudades intermedias han redefinido la relación rural-urbano y constituyen regiones y subregiones con una dotación de recursos naturales, una dinámica económica propia y una oferta de servicios básicos importante para la población. Entre esas configuraciones territoriales se encuentra las que se ubican alrededor de


Ciudad Quesada, San Isidro del General, Guápiles, Nicoya, Orotina, Ciudad Neilly, San Vito y Puerto Viejo de Sarapiquí. Cambios en la importancia de la agricultura en la generación de empleo e ingresos. Junto con los cambios poblaciones, las bases económicas de los espacios rurales se han transformado. No hay duda de que la agricultura desempeña un papel importante en la economía nacional, aunque las actividades estrictamente agrícolas representan el 10% del PIB y emplean apenas al 13% de la PEA, se trata de un sector altamente dinámico impulsado por el aumento de los precios internacionales y el mejoramiento de la competitividad de algunas actividades. En cuanto a las exportaciones, aunque la participación de la agricultura ha disminuído debido al proceso de industrialización y al fortalecimiento de los servicios, todavía un 33% proviene de este sector. Costa Rica, se destaca como un país exportador de bienes agropecuarios, con un modelo diversificado que incluye café,banano,azúcar, piña,melón,jugo de naranja, conservas de frutas,flores, ornamentales y carnes . Pese a la importancia que conservan la agricultura y la agroindustria en cuanto a la participación en el PIB y las exportaciones, no ocurre lo mismo con la generación ingresos y empleo. Hacia principios del 2000, los ingresos no agrícolas superaban aquellos provenientes de la actividad agrícola, los ingresos no agrícolas han estado expandiéndose significativamente, mientras los agrícolas se contraen proporcionalmente. Tres factores parecen explicar esta situación, el primero, la contínua reducción de la producción agropecuaria y la reorientación de los factores de producción con costos relativamente bajos hacia otras actividades en condiciones sociales y ambientales negativas. El segundo factor, es la reducción en el costo de la mano de obra con la mecanización de algunos procesos y la utilización de mano de obra migrante. El tercer factor es el cambio en el perfil demográfico asociado a la reestructuración de la actividad productiva, a la expansión de las políticas sociales y a una población con mayores niveles educativos que permanece en las áreas rurales y encuentra más oportunidades de trabajo en actividades no agrícolas, que en las agrícolas. La coexistencia de dos formas sociales de producción. En sintonía con los cambios en la cuestión agraria, se observa la coexistencia de dos formas sociales de producción: la agricultura familiar y la agricultura empresarial. Aunque no se tiene un censo agropecuario reciente, se estima que existen aproximadamente 75.000 unidades familiares que producen el 30% de los cultivos anuales y el 35% de las hortalizas, pero que podrían haber tendido a reducirse, junto a la desaparición de productores por cuenta propia desde la década de los 80. Estas unidades mantienen la producción de alimentos para el mercado nacional y en buena medida la producción de café. Por su parte, se ha dado un fortalecimiento de la empresa agroexportadora que bajo la forma de grandes consorcios, concentran el manejo de cadenas


productivas ligadas a la producción de piña, melón y naranja, sin olvidar el banano. Lo anterior permitiría confirmar un cambio significativo en la estructura agraria costarricense, en el que tienen un peso determinante las exigencias por las tierras agrícolas y el capital por parte de actividades agroindustriales o del desarrollo turístico e inmobiliario. No obstante, no es posible relacionar a las pequeñas y medianas unidades familiares o la agricultura familiar con el atraso o la producción tradicional y a las grandes unidades productivas exclusivamente con la agricultura comercial y competitiva. Existen dentro cada uno de estas formas de producción, algunos segmentos que apenas alcanzan los niveles mínimos de competitividad y otros que se encuentran plenamente insertos en los mercados dinámicos. En las distintas regiones ambas formas de producción coexisten y en algunos casos se interrelacionan como parte de una misma cadena de producción o en el mercado de empleo local. El surgimiento de una nueva economía rural. La economía rural se ha transformado, ya no se vincula exclusivamente al desarrollo agrícola. Ahora es una economía multisectorial y multifuncional, vínculada a diversas actividades económicas que se desarrollan en los propios territorios rurales y atraen inversiones importantes, rompiendo con la relación unidirecional del pasado, que suponía la transferencia de recursos desde la agricultura y las áreas rurales hacia otros sectores y hacia el exterior. El dinamismo de los territorios rurales, está ligado en primer lugar a la diversificación de las economías rurales, al desarrollo de actividades agroindustriales, al impulso de actividades alternativas y no agrícolas como la agricultura orgánica, el biocomercio el agroturismo, el comercio, el turismo y los servicios financieros. Se incluyen también las iniciativas hacia la gestión, manejo y conservación de los recursos naturales(agua,suelo, bosque, energía y paisaje) y los avances de las comunidades en educación, capacitación, salud, telecomunicaciones y tecnologías de la información generadoras de capital social . El crecimiento y los indicadores de las áreas rurales, se debe al aprovechamiento de la dotación de recursos y del potencial productivo, en actividades ligadas a cadenas productivas e iniciativas que valoricen los recursos locales y a la inversión pública en infraestructura y servicios, que en su conjunto logran dinamizarla la economía rural y el desarrollo regional. La transformación de la cuestión agraria La agricultura ya no es la gran creadora de trabajo e ingresos, ha reducido su aporte a la seguridad alimentaria y se ha diferenciado. Las actividades agrícolas han tendido a generar menos empleo o han sufrido el desplazamiento del empleo hacia otras actividades, mientras que la producción de alimentos, de granos,hortalizas y tubérculos se ha reducido, como resultado de la


disminución de áreas, el abandono de infraestructura productiva y el aumento de las importaciones a bajos precios. Las áreas en donde predomina la agricultura empresarial y las que predomina la agricultura familiar, se han diferenciado profundamente, mostrando dos estilos de desarrollo distintos con indicadores dispares. Son pocas las comunidades que consiguieron en la década de los 90, reducir la pobreza y la desigualdad y lograr un crecimiento económico y son muchas las que representan la pobreza rural persistente. Además el doble logro de crecimiento y distribución fue más común en las regiones rurales en las que predomina la agricultura familiar, que en las que se concentran actividades intensivas en capital y tecnología. También es importante constatar que la simple vinculación entre polos dinámicos de exportación no necesariamente genera comunidades desarrolladas y exitosas, ya que las grandes empresas agrícolas muchas de ellas de capital transnacional, dedicadas al monocultivo,como el banano y la piña, concentran capital y tecnología y generan pocos beneficios al entorno. Se podría establecer que en sectores de las regiones como la Huetar Atlántica Huetar Norte y Brunca en las que predomina la agricultura empresarial sobre la familiar, son en los que se encuentran las comunidades menos exitosas. En esas regiones, algunas comunidades han experimentado el desarrollo de actividades de un alto crecimiento económico pero sufren la ampliación de la pobreza y la desigualdad. En esas zonas se encuentran los cantones con más bajos indicadores de desarrollo social, como Matina,Los Chiles y Buenos Aires. Las formas de posesión y uso de la tierra y los recursos naturales en algunas comunidades rurales han estado al servicio de la modernización agrícola, pero no han permitido un desarrollo social inclusivo y ambientalmente sustentable. Contrariamente, comunidades en las que ha prevalecido la pequeña y mediana producción, dedicadas a la producción tradicional de alimentos para consumo interno y algunos productos de exportación, con formas de manejo sostenible de los recursos y de participación de los productores rurales, han logrado un mayor desarrollo local y distribución de los activos, como el caso del Valle Central Occidente y la zona norte de Cartago. El significado de los cambios La tendencias anteriores fundamentan el argumento sobre el surgimiento de un nuevo escenario rural. En ese proceso se encuentra la articulación de tres dimensiones: la relación entre la sociedad rural y la naturaleza, nuevas relaciones sociales y nuevos actores y la redefinición de las relaciones urbanorurales. La relación entre la sociedad rural y la naturaleza, se ha definido a partir de que las formas de uso de los recursos naturales pasando de privilegiar la producción de bienes primarios a una multiplicidad de posibilidades, donde se


destacan la valoración y aprovechamiento de nuevos productos y servicios, la conservación de la biodiversidad y la utilización de fuentes renovables. Las relaciones sociales y los lazos interpersonales, establecen un desplazamiento de la relativa homogeneidad que caracterizaba a las comunidades rurales, hacia una creciente heterogeneidad y a una disolución de los lazos de solidaridad que en el pasado eran el rasgo de la ruralidad. Lo anterior ligado al surgimiento de nuevos actores sociales, nuevos vínculos y a una difusión de la información que genera una relación de proximidad con espacios y ámbitos muy diversos que impactan la cultura rural. La relación con las ciudades, ya no se basa en el intercambio de productos primarios, sino que da origen a tramas territoriales complejas y multifacéticos, con diferentes mecanismos de articulación constante de productos físicos y servicios y entre los mercados de trabajo. Los territorios rurales ya no son, como en el pasado, simples exportadores de recursos(materias primas y trabajo), sino también una fuente de atracción e intercambio de bienes, ingresos y pobladores urbanos. En síntesis, ya no tiene sentido tratar lo rural como opuesto a lo urbano, ahora se encuentran articulados de manera indisoluble y son parte de una misma conformación territorial. Una nueva definición de lo rural Lo rural ya no estado vinculado a un sector, a una actividad productiva o a comunidades dispersas y atrasadas, sino a un territorio y una población, con una amplia dotación de recursos y con una diversidad de actividades que generan oportunidades y relaciones que trascienden el territorio y crean vínculos con las ciudades y la sociedad nacional. Del sector al territorio. Un giro hacia el abordaje territorial implica al menos tres aspectos: la valoración de las nuevas ventajas comparativas del territorio, como la explotación del potencial paisajístico y productivo de la biodiversidad, los nichos de mercado orientados a segmentos promisorios de consumo urbano y la explotación de recursos particulares no relacionados con la agricultura, la intersectorialidad, expresada en la tentativa de pasar de la valoración de las actividades primarias a una articulación entre los diferentes sectores de las economías locales y la intermunicipalidad que amplía la escala de intervenciones en el ámbito comunitario, enfatizando en la relación entre espacios rurales y las ciudades. Hacia políticas territoriales La creación de los Planes de Ordenamiento Territorial Regionales y recientemente la creación del Instituto de Desarrollo Rural han tenido la intención de superar el sesgo sectorial y centralizado de las políticas, pero con poca claridad sobre las necesidades de inversión en las comunidades, el papel de los gobiernos locales y la dirección y coordinación del desarrollo territorial.


La promoción de un desarrollo territorial rural, implica reorientar las instituciones, generar oportunidades de desarrollo para las comunidades pobres e identificar los actores sociales que puedan expresar la nueva condición multifacética de la territorial. El surgimiento del abordaje territorial, la nueva economía rural, la relación con la naturaleza y el cambio climático, la vinculación con las áreas urbanas, demandan la creación de una nueva agenda rural y el impulso de investigaciones novedosas sobre el nuevo escenario rural.

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