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Epílogo
La reunión terminó sin incidentes, y regresé a la ordinaria vida en la academia. Aunque si bien había temido que mi destrucción estaba cerca, de alguna manera logré sobrevivir a la reunión.
¡¿Quién se cree que es Adolf, asustándome de esa manera?!
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“Lady Astrid, ¿cómo estuvo la reunión de la Mesa Redonda?”, Minne me preguntó. “No estuvo mal”, le dije. “Llegué a ver a algunos viejos amigos y comer algo de buena comida”.
El incidente con Adolf a un lado, llegué a ver a Vallia, y no pude quejarme de lo buena que era la comida. Las reuniones no eran tan malas después de todo.
“¿Quién te acompañó, Lady Astrid? ¿El Príncipe Friedrich, supongo?” “Él no…”
Por alguna razón, ella sugirió a Friedrich.
¿Por qué Friedrich?
“Entonces, ¿puedo preguntar quién?” “M-Mi padre me acompañó. ¡Todavía tengo que depender de padre para estas cosas!” Si descuidadamente le dejaba saber que Adolf me acompañó, sólo puedo imaginarla poniéndose molesta y entrando en modo corazón roto. ¡Tengo que cambiar de tema antes de que se dé cuenta!
“Señorita Astrid”. Mientras todavía estaba tratando de pensar en algo que decir, quién debería aparecer sino Adolf mismo.
¡¿Por qué tendrías que aparecer en un momento como este?!
“¿Q-Qué ocurre, Lord Adolf?” “Quizás esto significa que todavía no he pagado mi deuda contigo, pero las palabras que me diste fueron bastante hermosas. Puede que pregunte por más de tu ayuda en el futuro. Estaré contando contigo cuando el momento llegue”. Adolf nos dejó solas una vez que terminó de hablar.
“¡Lady Astrid! ¿D-De qué se trata eso? ¡¿Una deuda?! ¡¿Hermosas palabras?!” “¡Cálmate, Minne! ¡No es nada! ¡En serio!”
¡Maldita sea! ¡Adolf, tú bastardo! ¡¿Por qué tuvo que echarme este incómodo problema encima?!
Luego de eso, tomó una hora para que la ira de Minne disminuyera.
De todas formas, había decidido un plan para el futuro.
Primero, no quería adentrarme más en el campo minado. En otras palabras, no acercarme más de lo necesario a Friedrich, Adolf, o Silvio.
Segundo, quería expandir mi red de amigos para prepararme para librar una guerra civil dentro del imperio.
Tercero, quería fortalecer mis armas en preparación para esa misma guerra.
Mantenerse lejos del campo minado era el principal objetivo. Si venía a ello, estaba lista para hacer rodar la cabeza de Friedrich en el bloque del verdugo por medio de una guerra civil, pero esperaba que las cosas se mantuvieran pacíficas. Evitar el campo minado, andar con cuidado, y no resultar envuelta eran mis tres principios rectores principales.
Pero incluso así, todavía tenía que prepararme para una guerra civil en el imperio.
En cooperación con grandes familias nobles como los Schleswigs, con quienes se había casado Vallia, y los Braunschweigs, quienes eran la familia de Iris, tendría que pelear contra Friedrich y la familia imperial si ellos alguna vez trataban de exiliar a los Oldenburgs del imperio.
Lo más importante, ¡voy a fortalecer mis armas!
Mis armas actuales—una pistola automática, un rifle automático, una ametralladora, un lanzagranadas, y la escopeta que siempre estaba llevando—no me darían suficiente poder de fuego. Iba a necesitar mucho, mucho, mucho más poder de fuego.
¿Qué haré? Heh heh. Sé qué. Empezaré tan pronto como tenga suficiente tiempo libre. Crearé una arma increíblemente poderosa que seguro dejará a Friedrich y a sus hombres acobardados. ¡Su realización significará mi victoria si hay alguna guerra civil en el imperio!
Eso dicho, apenas y tengo alguna experiencia de combate real, y ni siquiera estoy segura de que podré jalar el gatillo en un campo de batalla real. Creo que dudaré si en realidad tengo que matar a alguien. En cualquier caso, ese es un “defecto” en el que me gustaría trabajar. Tengo algunas ideas sobre cómo hacerlo, así que sé que no es completamente imposible.
“¿Lady Astrid? ¿Estás segura de que nada pasó entre Lord Adolf y tú?”
“Te dije que no era nada. A Lord Adolf simplemente no le gustó verme sola, así que se sintió obligado a acompañarme. Ya sabes el caballero de buen corazón que es él”. “T-Tal vez tengas razón. Lord Adolf es maravilloso, después de todo…” Haaaah… Soy demasiado joven para vivir la vida en un campo minado. Parece como que nunca llegaré a disfrutar de mi juventud. ¡Esto es tan injusto! ¡Quiero un reinicio! Le grité a Dios dentro de mi mente, pero no obtuve respuesta.
Maldita sea. Es como si no importa que haga, ¡estoy dirigiéndome a un final malo! ¡Demando la victoria y un final feliz para mí incluso si eso significa arruinar a todo el imperio! ¡Uniré fuerzas con los gobernantes locales, empuñaré armas poderosas, y cuando el momento llegue, seré la vencedora de una guerra civil!
Bueno, todavía tengo bastante tiempo antes de ese fatídico día. Puedo seguir preparándome constantemente. La heroína ni siquiera ha aparecido todavía. No debo precipitarme.
Pero espera… Si estoy en mi tercer año de escuela primaria justo ahora, ¿eso no significa que sólo tengo cinco años hasta que la heroína venga a la academia? ¡Cinco años no está tan lejos! ¡Tengo que apresurarme! ¡No puedo seguir así! ¡Necesito empezar a trabajar en alguna nueva arma que vaya a nivelar el campo de juego!
¡La Fábrica de Armas Astrid está completamente operativa ahora! Piensa en esa época. Recuerda ese viaje a Inglaterra. La arma que vi y realmente toqué, las historias del soldado retirado que en realidad la usó.
“¡Lady Astrid, Lady Astrid! ¿A quién acompañó Lord Silvio?” “¿A quién escogió el Príncipe Friedrich como su compañera?” ¡Lotte! ¡Minne! ¡Denme un minuto! Estas fastidiosas chicas podrán no resaltar tanto, pero estoy empezando a preocuparme de que se volverán sorprendentemente distractoras. Aunque si no tuviera amigas en absoluto, realmente estaría sola… “Lord Silvio estaba—
Al final, sólo pasé otro día charlando con mis amigas. ¡Pero no me he rendido con hacer nuevas armas!
¡Crearé las armas modernas que adoro, y ganaré la guerra civil que se avecina! ¡Nunca voy a perder contra Friedrich y su grupo!
La siguiente arma que haga será la que domine el terreno…