LA FISCALIDAD DIGITAL, UN AVANCE EN LA FEDERALIZACIÓN DE LA UNIÓN

POR JULIO PÉREZ

InvestigadordelICCAydelLegalTechLabenlaUV

ColaboradordeclínicajurídicaenUV VocaldedigitalizacióndelosjóvenesdelCFEME

La digitalización y la entrada en juego de nuevas tecnologías ha hecho que la economía avance rápidamente en los últimos años, dando lugar tanto a nuevos modelos de negocios como modificando y adaptando los negocios más tradicionales a los nuevos medios tecnológicos, pero estos nuevos modelos de negocio han dado lugar a nuevos métodos de transacciones más complejas, como puede ser la compra a través de internet o el alquiler de un producto meramente digital

Esta situación ha dado lugar a una gran cantidad de situaciones complejas donde han germinado casos de fraude fiscal, evasión y elusión fiscal, prueba de esto es que las administraciones tributarias de los Estados miembros se han encontrado con grandes dificultades para supervisar la realidad de muchas de estas transacciones y dónde se tienen lugar, complicando también conocer las bases punibles que se reciben a través de plataformas digitales establecidas en otra región.

Ya entre sus primeras conclusiones se abogó por lograr un sistema tributario eficaz y justo que se adapte a la era digital

Solo cuatro años después el Consejo adopta modificaciones a la Directiva relativa a la cooperación administrativa en ámbito de fiscalidad para que los operadores de plataformas digitales tengan que comunicar los ingresos obtenidos por los vendedores en sus plataformas y los Estados miembros puedan intercambiar esta información Para ello, la Fiscalía Europea, que es un órgano indivisible de la Unión que funciona como una fiscalía única de estructura descentralizada, asumirá sus funciones de investigación y ejercicio de la acción penal el 1 de junio de 2021 Este órgano, en su nivel descentralizado, está formado por al menos dos fiscales europeos delegados por cada Estado miembro antes del 1 de junio y contará con un presupuesto autónomo que garantice su plena autonomía.

Notadeprensadel

ParlamentoEuropeode

Como respuesta, el 29 de septiembre de 2017 la Presidencia del Consejo organizó la Cumbre Digital de Tallín con el presidente del Consejo Europeo y la Comisión Europea, entre cuyos objetivos figuraba servir de plataforma para debatir sobre los planes de innovación digital de la Unión Europea

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Con este cambio en la fiscalidad se busca que los usuarios y las empresas que utilicen plataformas digitales para vender bienes deban notificar los ingresos obtenidos a través de ellas, evitando que estas puedan evadir impuestos. Para ello se crea la obligación a los operadores de que comuniquen los ingresos obtenidos por los vendedores y que los Estados miembros intercambien automáticamente esta información.

Con esto se logra, por un lado, que las autoridades tributarias detecten los ingresos digitales y determinen las obligaciones fiscales, así como facilita a las operadoras digitales que solo tendrán que comunicar sus ingresos a un Estado miembro

Esta nueva fiscalización es un paso más para lograr avanzar hacia un nuevo pilar fiscal que acompañara las bases ya asentadas del pilar monetario que se instauraron en el Tratado de Maastricht con la coordinación de las políticas económicas y la implementación del euro Esta fiscalidad digital ayudará en la búsqueda de una Europa que pudiera colaborar en la gestión de los diferentes ciclos económicos

Así mismo, esta reforma fiscal es un gran avance para lograr una Unión Europea con una transformación digital de las empresas, así como otro ejemplo de cómo deben digitalizarse los servicios públicos y las grandes ventajas que pueden tener estos para los ciudadanos, en este caso, permitiendo presentar los informes fiscales únicamente en uno de los Estados miembros

Esta reforma fiscal viene acompañada con el compromiso de la Comisión de presentar en el primer semestre de 2021 una propuesta de impuesto digital que se introducirá a más tardar el 1 de enero de 2023 Este impuesto forma parte tanto del Plan de acción fiscal como de la Brújula digital, formando ésta última parte de la estrategia digital de la Comisión de febrero de 2020 hasta 2030 y que tiene un claro carácter federalista.

Esta reforma no es solo federalista por ser un primer paso a una unificación fiscal, sino porque por primera vez estamos resolviendo una crisis de manera solidaria, asumiendo entre todos la deuda y trabajando juntos para lograr salir adelante, en contraposición con las anteriores crisis en las que muchos Estados se hicieron a un lado a la hora de ayudar a otros países miembros.

Por todo ello, estamos ante un gran avance hacia una Europa federal en la que, aunque no implique una igualación de los impuestos de los diferentes Estados miembros, ni genere un nuevo impuesto común a los ciudadanos europeos, sí que implica un acercamiento a un nuevo pilar fiscal que refuerce el papel de la Unión y que permitirá a los ciudadanos no solo conocer las ventajas que tiene estar en la Unión, sino también los costes que supone