Carlos S. Olmo Bau / Making-of
Presentación. Esta plaquette tiene su origen en un recital colectivo celebrado en El Coyote Rock Bar de Cartagena el 24 de febrero de 2018. Coordinado por Joaquín Piqueras, reunió en torno a la relación entre Cine y Poesía a José Oscar López, Tomás Soler Borja, Diego Sánchez Aguilar, Mamen Piqueras, José Daniel Espejo, Andrés de la Orden, Vicente Cervera Salinas y un servidor, Carlos S. Olmo Bau. En estas páginas re recogen poemas que proceden de publicaciones telemáticas, redes sociales, obras inéditas u otras plaquettes; reunidos por tener como referencia directa o indirecta alguna película. A los poemas acompaña una cita o diálogo de dicho film y la carátula, a fin de facilitar su localización. Es el esbozo de un proyecto más amplio que aúna verso e imágen en movimiento dentro de un uso pedagógico del cine y la poesía.
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SEPUKU.
Vivir consiste en tener la determinaciĂłn de morir. Yoji Yamada, Amor y honor. 2006.
En la penumbra aĂşn aspiro a poner mi piel entre tu piel y tus armas. A contener la rabia con la que destrozas a tu paso las flores de almendro que adornan tu cuerpo. Sobre una oscura
roja
mancha creo sentir mis brazos alejándose hacia tí, como abrazándote sin mí. Estremecido sueño de sauces amputados en batallas sin gloria posible. En la oscuridad me parece adivinar tu nombre en el borde de un cuadro apenas esbozado a pinceladas veloces y difusas, con ese frágil pigmento que es la memoria. Un rápido brillo a mi espalda. Después nada.
CONTRA MI PROPIA SOMBRA. (CUERPO Y ALMA).
En el boxeo todo va al revés. A veces la mejor manera de dar un puñetazo es retrocediendo. Pero si retrocedes demasiado, al final no estás luchando. Million Dollar baby, Clint Eastwood, 2004.
Peleo contra mi propia sombra en una suerte de ring casero limitado por las tres paredes de mi plaza de garaje. Al fondo, entre franjas rojas, a la altura de la cintura, un poco menos;
el número 31. Pero ahí no llegó. Soy demasiado torpe para los golpes bajos. Deambulo entre esos muros como sonado, como en un combate a cámara lenta, como sin querer saber que el último round quedó ya atrás. De la frente, la perilla, los codos,... caen gotas de sudor que dejan su huella en el suelo simulando explosiones. Y el eco se las ve y se las desea para acertar a copiar mi respiración, mis gruñidos, mis bufidos.
La toalla sobre el cuello llega a pesar, a veces. Y a veces la venda se rebela y se escapa de la muĂąeca. Pero los nudillos siguen golpeando al aire. Es sĂłlo una sombra. Mi sombra. Pero no cae...
LA VIEJA BICICLETA.
Hay una cura para todo, excepto para la muerte. Ladrón de bicicletas, Vittorio De Sica, 1948.
La vieja bicicleta arrumbada en una esquina. El violín roto en un charco de la calle. Dos voces a coro. Levitas negras difuminadas. Un saxofón apagado en una esquina olvidada de una sucia ciudad. Cansancio. Cigarrillos a medias y risas a destiempo.
Tus ojos en el espejo. Miradas apagadas. Pequeñas heroicidades. La lavadora por poner. Una persona se gira al pasar. El ruido. ¿Hoy me he cepillado los dientes? Se derramó lo que quedaba en la botella. Creo que no estoy por que nadie contesta al teléfono. Pero no os preocupéis, morir toca mañana.
THE LAST WALTZ.
Quizá por que me morí ayer mientras Lou Reed cantaba, sin darme tiempo a escuchar a Patti Smith, antes de que la botella de ginebra vacía rodara de la mesilla al suelo,... ... quizá por que volví a morir hoy me siento asquerosamente inmortal.
Adoro recorrer tus piernas (...).
Nadie puede ir en contra de su propia naturaleza. Juego de Lรกgrimas, Neil Jordan, 1992.
Adoro recorrer tus piernas, entretenerme en las cremalleras antes de arrancarte las botas y arrojarlas a un lado. Adoro mordisquearte los pies escondidos en esas medias suaves que asciendo lentamente con manos y pรณmulos
apartando la falda antes de alzarte levemente y retroceder lo andado enganchado a la fantasía. Adoro perderme torpemente en el enganche del sujetador. Arañarme la lengua con tus pendientes. Enredarme en tu pequeño reloj y tu colección de pulseras. Perderte pero sólo un instante mientras desciñes tu camiseta. Comerme el carmín y la sombra. Adoro naufragar en tu sudor, inundarte con el mío; no oír nada en medio del estrépito de dos leves jadeos.
Y adoro vaciarte sentir el calor de tu semen en mi espalda.
SANGRE. (Cárcel IV)
Nuestra integridad vale tan poco, pero es todo cuanto realmente tenemos, si salvaguardamos ese centímetro, somos libres. V de Vendetta, James McTeigue, 2006.
La sangre a borbotones de la ceja, la nariz, la oreja -¿está aún ahí?la boca,… Y uno no recuerda la saliva, ni haber gritado,…
Lo supone y lo desea… Los pantalones manchados de pis y sangre… Salpicando el suelo a gotazos enormes… La sangre junto a la pared donde la espalda y los riñones buscan imposible protección. La cabeza entre los brazos y las rodillas encogidas. Y uno no recuerda haber llorado entre la sangre… Lo supone y lo desea… Llorar… Llorar es lo que nos queda. Llorar. Llorar. Llorar es lo que me diferencia de ellos.
CON ENTUSIASMO.
La revolución es como la más bella historia de amor. Al principio, ella es una diosa, una causa pura. Pero todos los amores tienen un terrible enemigo. El tiempo. Tú la ves tal como es. La revolución no es una diosa (...) nunca ha sido pura, ni virtuosa, ni perfecta. Así que huimos y encontramos otro amor, otra causa, pero sólo son asuntos mezquinos, lujuria pero no amor, pasión pero sin compasión, y sin un amor, sin una causa, no somos nada. Nos quedamos porque tenemos fe, nos marchamos porque nos desengañamos. Volvemos porque nos sentimos perdidos. Morimos porque es inevitable... Los profesionales, Richard Brooks, 1966.
Y nos toca como casi siempre engañarnos para librarnos de la sensación de formar parte, no ya de una generación perdida, sino de la larga lista de las perdedoras de la historia.
Confiar, sin optimismo, en que alguien pasará el cepillo a contrapelo sobre su pasado y nos rescatará aunque sólo sea por que pergueñamos versos ensayando revoluciones siempre pendientes, siempre permanentes y siempre inacabables… … con entusiasmo.
VIAS CRUZADAS.
Ya no es tan fácil subirse a un mercancías en marcha. Y el frío ya no es aquella ensordecedora gelidez del enganche entre vagones. El tren, ahora me da la espalda.
Sin embargo, las vĂas siguen marcando horizontes alejados de estos pies descalzos. Entre traviesas, matorrales maltratados por el viento, latas descoloridas por el sol, cristales rotos; fragmentos de tiempo. A extramuros, una ĂŠtica fundada en la supervivencia de los sentimientos.
NOCTURNO.
No hay errores en el tango, no es como en la vida. Es sencillo por eso es tan hermoso. Si comentes un error, si te haces un lĂo, sigue bailando. Esencia de Mujer, Martin Brest, 1992.
noches sin luna con reflejos ausentes en mares huĂŠrfanos Hundirse en el abrigo, en la ciudad desierta y, esquina a esquina, devenir sombra. Esconderse de sĂ mismo.
Confundirse con el llanto de los adoquines. Aspirar el olor de los tacones cansados que regresan del puerto. Bailar un tango donde no cabe un tango. A solas, Tarareåndolo,‌ Y caer. Al bastón. A la nada. Esbozar unos versos. Y callar.
Índice.
Página tres: Sepuku. Página cinco: Contra mi propia sombra. Página ocho: La vieja bicicleta. Página diez: The last waltz. Página once: Adoro recorrer tus piernas(…). Página catorce: Sangre (Cárcel IV). Página diez y seis: Con entusiasmo. Página diez y ocho: Vías cruzadas. Página veinte: Nocturno.
Carlos S. Olmo Bau. Nacido en Vilafranca del Penedés en 1970, cartagenero de adopción, profesor de Filosofía en el IES Jiménez de la Espada de Cartagena. En el ámbito de la poesía ha publicado las plaquettes “De otros tiempos y otras historias” y “Un mar de ausencias: Cuaderno de Cabo de Gata”; así como sendos libros electrónicos que recogen pequeños poemas a modo de haikus japoneses: “Tentativas contra el verbo” y “El gesto mudo (tentativas contra el verbo 2.0”. Ha sido antologado en “Anónimos 2.3” (Cosmopoética, Córdoba, 2015) y
“Contra.
Poesía ante la represión”
(Coordinadora
antirrepresión, Murcia, 2017). Forma parte del consejo editorial de la revista cultural “el vuelo del flamenco”.