Un mar de ausencias / Cuaderno de Cabo de Gata

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UN MAR DE AUSENCIAS. CUADERNO DE CABO DE GATA.

Carlos S. Olmo Bau



UN MAR DE AUSENCIAS / 1


1. En silencio miro hipnotizado cĂłmo la luz de la maĂąana entra por la ventana y recorre lentamente tu cuerpo desnudo iluminando el deseo y el miedo a que te despierte el paseo de las yemas de mis dedos sobre las sombras de tu piel.


2. Me abrazo a tu respiraciĂłn para aferrarme a los mejores posibles maĂąanas y alejar los fantasmas de la distancia y el tiempo. Mi mirada se hace labio para desterrar las dudas... y se humedece imaginando jornadas con plenilunios de risas o mareas de caricias... InundaciĂłn de sensaciones que arrastre mi sudor y mi tristeza. Tras el desierto de la noche el oasis de tus ojos... En el silencio te miro agradecido por el sueĂąo...


3. bajo tus piĂŠs el suelo que hollarĂŠ seguidamente


4. Me abrazo a tus toallas antes de colocarlas en su sitio. Someto a mis dedos al más cruel bondage con uno de tus pelos. Me pierdo en el culotte que te quité anoche [ lentamente resistiéndome a meterlo en la lavadora. Busco tus ojos, tu sonrisa, tus pezones en un espejo empeñado en burlarse de mí. Vuelco mi nostalgia y mi deseo en el papel y este me escupe a la cara mis propias palabras.


5. Y no hay suficientes servilletas en los bares para asumir la desordenada riada de palabras con que muere la noche sola.


6. Rara esta soledad concurrida, rodeada, abrazada por gente querida y que me quiere; pero que no puede borrarla. Rara esta soledad de adioses con fecha de caducidad que sin embargo se clavan en los huesos, en las sombras, en los recuerdos,... como intentando socavar los sueños. Rara esta soledad repleta de días mañana en los que eclosionan tu rostro, tu melena, tu mirada, tu risa, tu desnudez,... ... junto a las mías.


Al almanecer no queda nada salvo cansancio y esa rara soledad.


7. Acostumbrado a peinar tu piel al alba con las yemas de mis dedos, maĂąanas como esta me siento con las manos huĂŠrfanas.


8. Un repertorio de viejos blues sirve de colchón al deseo. Y hago memoria con los dedos recorriéndome y deteniéndome donde tú sueles hacerlo.


9. Hay un paraĂ­so escondido en las arenas de una playa donde nuestros cuerpos desnudos se funden abrazados... Pobre, pobre Milton; perdido en la oscuridad.


10. ... y acariciar tu corazรณn en la distancia con palabras tiernas o con silencios; con el gesto humilde de quien espera; con el andar sereno de los pasos que han ido aprendiendo a perderse; con las manos casi llorando sobre el horizonte...


11. De todos es sabido, aunque a veces se nos olvide, que cada equis tiempo se hunden en el mar un nĂşmero determinado de canciones para acompaĂąarnos hasta el fondo cuando nos ahogamos.


12.

El tiempo se hace equilibrio entre canción y canción, entre llamada y llamada, recorriendo el techo de la habitación, quitándole el sentido a la sábana, sentándose en la silla vacía, rebosando la taza abandonada, haciéndose poso en la copa de vino, jugueteando con el polvo de las esquinas, descansando en el tendal junto a la ropa, entre silencio y silencio, entre recuerdo y recuerdo; a la espera de tambalearse y caer con un beso.


13. El mar de mi ventana rebosa un caudal de recuerdos de futuro, inundando una habitaciรณn cuya puerta no atino a encontrar. Con mi cuerpo como maza hago brechas en el muro en busca del destino.


14. Sobre la nada quisiera construirte una cama de deseos, una mesilla de sueĂąos,... (...)




CUADERNO DE CABO DE GATA


1. Si te das cuenta las estrellas brillan hoy más de lo [ habitual. Terminarán por pagar el sobre-esfuerzo y apagarse. Y todo por celos. Están molestas por que te miro a ti y no a ellas. Pero su gesto es inútil.


2. El tiempo que duermo, si no sueĂąo contigo, es tiempo perdido. Prefiero entonces ese insomnio que me permite mirarte.


3. Tengo una colección de mapas de mi interior relativamente grande; pero desordenada, fragmentada, con ejemplares repetidos o pésimamente conservados. Algunos encuentran acomodo en manos tiernas que dejan de ser ajenas con el tacto. Entonces me repito la necesidad de intentar no repetir el repetido error de arrinconar mis cartografías en el más recóndito cajón de una librería de viejo.


4. Toca entonces aprender a convivir con el monstruoso silencio de la taza de té. Con el aullar incesante de un viento que cambia constantemente de opinión ocultando sus ideas y sentimientos más íntimos. Con el sol que golpea, cincélica, una sal que se clava en la piel jugando a hacer de la tortura placer. Con el horizonte, la colina, el camino, la palmera, el pastizal, la arena,... indiferentes a la mirada. Toca aprender a convivir con el tiempo... Por que al final están tus ojos.


5. A veces cuesta darse cuenta, pero somos nosotros quienes elegimos el horizonte: El lugar donde el cielo reposa sobre el mar; la montaĂąa, tras la colina, tras el montĂ­culo, tras el camino; la arena que se escapa de la duna a lomos del viento; o la pared blanca, las escaleras, la puerta de madera, la penumbra, la mesa, la silla,... tĂş...


6. En mitad de la noche, entre el crujido de la madera y el permanente gemido del aire, una insistente pregunta: ÂżSerĂŠ suficiente para la inmensidad del mar? En el duermevela me resisto a contestarla. Por que ya sĂŠ la respuesta. Por que aspiro siempre a otra oportunidad.


7. Entre el silencio de la casa y la intensa luz del mar a veces me da por pensar que lo que sobra en este paisaje soy yo.


8. Entramos en las vidas de los otros como elefante en cacharrerĂ­a... y a veces sĂłlo nos damos cuenta cuando ya molestamos irreversiblemente.


9.

Pasado y presente se dan la mano al torcer una curva, bajar hacia el valle, hollar una playa, copular con las olas, perder la vista en el atardecer o hallar la mirada entre estrellas rebeldes que huyen de nebulosas borrosas. Entonces regresa el miedo. El miedo a un futuro perfecto inmediato que no me admite como sujeto a la hora de conjugarse. Como si el pasado y el presente se aliaran para ponerle la zancadilla a los destellos de felicidad y destinarlos al crematorio.


10. ... y bajo el sol contra la soledad todo es camino... junto al camino la hilera de cactus como frontera como horizonte el polvo del camino y tu recuerdo a ambos lados sobre la piedra, piedra... salto insolente


11. de vez en cuando pequeĂąos monolitos como aspirando a burlar la erosiĂłn y guiar nuestros pasos


12. Cesa el Levante y se hace un silencio que te permite escuchar el mundo...


13. Cuando se difumina la nebulosa etĂ­lica y desaparecen los espejismos queda la esquizofrenia de lo cotidiano, la conciencia constante de una locura que todo lo ha destrozado; que todo lo destrozarĂĄ...


14. Y si de repente te puede la necesidad de no avanzar, de no despertar aunque no haya sueños en el sueño; la necesidad de parar, de descansar disolviéndote en la nada; la necesidad de no pensar, no respirar... como si esa fuera la única posibilidad de diluir las soledades; como si esa fuera la única posibilidad de no llorar los pasados, de no llorar las miradas y las lágrimas que taladran la memoria... Y si de repente te puede la necesidad de borrarte, de desaparecer tras un tachón violento y


obsesivo... Entonces... ¿Qué? (...)


15. media luna... la otra media es el camino de la promesa a la sorpresa...


16. Mis pรกrpados se derriten sobre tu piel. Cuando pierda la vista espero poder mirarte con las yemas de los dedos.


17. Y de repente la nada... que inunda repetitiva el papel... Con el viento golpeando la cabeza y las olas marcando el tiempo.


18. Y el cuerpo no responde a la demanda de un deseo que crece abismal inundando las habitaciones, destrozando las esquinas, como oscura sima cubierta de desesperanza. Y en el seno de la agonĂ­a no queda si no abandonar, abandonarse,... ... o luchar... luchar contra el tiempo, contra la vida, contra uno mismo.


19. Me miro en el espejo que conforma a veces el horizonte y otras veces la pared, y me veo como un gladiador o un samurai de quinta fila rodilla al suelo, dejando la espada un momento a un lado, cogiendo un puñado de arena, pensando en las estrellas, en una estrella, diciéndome a mí mismo "puedes seguir"... Pero todos los gladiadores y todos los samurais, sobre todo los de quinta fila, mueren. Que vivir se reduzca a tener la determinación de morir no hace la vida más llevadera.


20. A veces saco a pasear mis pensamientos atándolos como ristra de latas de cerveza vacías a mis pies para que vayan claqueando cuando me pierdo por pueblos mineros abandonados o me sumerjo en el vértigo de mirar la mar desde el acantilado... Quién sabe, a fuerza de andar quizá consiga dejar de ser tan patético y llegue al menos al rango de peripatético.




UN MAR DE AUSENCIAS / 2


1. Sobre el asfalto un abrazo al vacĂ­o cielo de ausencias


2. Abro los ojos y extiendo el brazo pero tu cuerpo desnudo no esta ahí, a mi lado. No va a girarse sonreírme y abrazarme. Está bajo los párpados, sobre la piel, como imagen nítida, como recuerdo y nostalgia de futuro.


3. A ratos tropieza uno en el pasillo con esa tristeza como de calcetĂ­n suelto, con esa tristeza como de maleta arrumbada en un rincĂłn, con esa tristeza como de ropa por ordenar, con esa tristeza como de polvo sobre los pĂŠtalos de una rosa, con esa tristeza como sudor solitario, con esa tristeza como de noche hecha techo, con esa tristeza como de estropajo viejo, con esa tristeza como de ausencia de mirada, con esa tristeza como de espera de timbre, con esa tristeza como de horizonte cansado, con esa tristeza como de labios resecos, ... pero sĂłlo es a ratos ... basta una palabra y huye.


4. y surge el verso en mitad de la noche como un crujĂ­o esperando otras albas contra las pesadillas


5. Porque somos, nos equivocamos. Porque somos, nos rompemos. Pero sólo por que queremos nos recomponemos. Y sólo si nos empeñamos aprendemos.


6. Voy a voltear todos mis versos para hacer un canto a la dignidad y a la cordura. (¿Acaso hay algo más cuerdo que amar con locura?) Atrás quedó el tiempo de las lágrimas de sangre. Toca ahora deshojar primaveras, desnudar veranos, atardecer otoños. (¿Acaso hay algo más estúpido que temer al [ invierno?)


7. Basta con entender la lรณgica carcelaria que rige [ nuestros cuerpos. Y entonces pasar de la insolvencia a la insolencia.


8. Permanece intacta la memoria del tacto, como buscando entre recuerdos el tiempo perdido. Permanece intacta, como esperando un plus de confianza para no seguir decepcionando, para no perder mรกs oportunidades. Permanece intacta, recreรกndose en el tiempo por venir. Permanece intacta la memoria del tacto, sobreviviendo a la amputaciรณn de los sentimientos.


9. TenĂ­a pagadas las cuotas de los prĂłximos cinco aĂąos, pero he decidido abandonar el club de los adictos al [ desencanto. Prefiero asociarme a tu sonrisa.


10. Festejo los sonidos que entresaco de tus fotos con un baile solitario, balsĂĄmico, empeĂąado en aullentar el autismo sentimental. CoreografĂ­a de instantes recordados. Ensayo general de una sinfonĂ­a de placer. Fogonazos de vida contra las conjuras del silencio.


11. Tengo las manos deshechas de aferrar con fuerza miles de pequeĂąas historias que no quiero perder. AsĂ­ me quede sin piel e incluso sin dedos... No pienso soltar ni aflojar. No me lo puedo permitir. Conforman mi barricada sentimental contra la dictadura del alcoholismo.


12. Al alba los kilómetros me llevan en dirección contraria. Avanzo hacia otros horizontes, pero mi mirada se gira más allá de mi espalda para posarse sobre tus playas... … a la espera del re-encuentro.


13. de vez en cuando atravieso la noche como buscรกndote


14. Mi razón se pierde a veces en oscuros laberintos; o se enreda como desorientada planta trepadora en inmensos muros que ella misma imagina. Ha sido el corazón el que ha tenido que enseñarle a la mente a desnvolverse emulando la simple inmensidad de la luz. Bastaba una palabra clave para aprender a sobrevivir a la confusión; para superarla... Y esa palabra eras tú.


15. Tomo la línea recta para contar algo pero canto entre líneas guiños interpretables por cualquiera que se haya perdido en la laberíntica complejidad de la vida cotidiana. Pongo mis mundos en duda intentando ver más allá de la hostilidad de mis miedos y mis culpas. En ocasiones todo se enturbia y el pensamiento se mueve a ciegas y en zigzag; pero estoy aprendiendo a salir de los callejones sin salida y a llevar al terreno de la conciencia todos los instantes de desapercibida felicidad. Alguien, en algún lugar, me lee. Mis palabras nunca fueron sólo mías y con suerte ya no serán las mismas palabras. Entonces soy, por un muy breve momento, inmortal.


16. Quisiera ser como el viento. No... Quisiera ser tu viento. Juguetón y plural: Brisa suave que acaricie tu cuerpo, impetuoso huracán que te haga volar o poniente tranquilo que te meza y acompañe tus sueños...



Propuesta gráfica: Carlos S. Olmo Bau Fotografías de la serie “Espectros, sombras, huellas. Galería virtual en http://www.flickr.com/photos/carlos_s_olmo_bau Blog personal: “Pensar, escribir, resistir...” http://pensarescribirresistir.blogspot.com



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