UMBRAL ANAERÓBICO – CARLOS SANCHIS - 2010
CIENCIA AL SERVICIO DEL CICLISTA: CONSEJOS E INDICACIONES Hace ya tiempo que no escribía nada sobre ciclismo, en parte porque no encontraba un tema que me llamara la atención especialmente. Sin embargo, me topé con un sitio web con información biomecánica interesante y sencilla, así que he decidido compartirlo con vosotros. Bien es sabido que existen multitud de artículos científicos y datos que nos guían a la hora de adoptar una determinada posición encima de la bicicleta, y aunque todos estos datos no configuran la “fórmula exacta” ni se adecuan a nuestras pequeñas, y maravillosas, características individuales, si que nos ayudan a optimizar el rendimiento de cada ciclo de pedaleo y el gasto energético, ayudan a adoptar posturas cómodas y eficaces, fuera del alcance de las temidas lesiones por sobreuso, e incluso pueden influir en el desarrollo de una técnica correcta. Por todo ello, es casi imperativo que nos detengamos un poco a analizar lo que la ciencia nos facilita y aplicar sus consejos para poder disfrutar, de este maravilloso deporte, al máximo. Generalmente, cuando decidimos consultar cómo debemos posicionarnos sobre la bicicleta, nos surgen dudas sobre a quién debemos hacer caso, ¿al entrenador de ciclismo del club de mi pueblo? ¿Al artículo científico que leí en una revista especializada? ¿O debería hacer caso a mis propias sensaciones? Vamos a aclarar esto de una vez: la solución, como en la mayoría de cosas de la vida, es una cosa intermedia, es decir, sí deberíamos hacer caso a ese entrenador de ciclismo, sí deberíamos hacer caso al artículo científico y, por supuesto, si deberíamos hacer caso a nuestro propio cuerpo, eso sí, a cada tipo de información le daremos su importancia correspondiente: 1. Estudios científicos: deben ser nuestra base, el punto de partida. Buscar siempre los artículos más recientes y que estén publicados en revistas de prestigio. 2. Conclusiones basadas en datos fiables (normalmente extraídos de libros especializados): se puede equiparar a los estudios científicos, sobre todo si los leéis en un libro de contrastada importancia, nos pueden ofrecer detalles extra que los estudios no nos dan. 3. Experiencia empírica de profesionales del deporte: los profesionales del deporte suelen ser una fuente de información basada en la experiencia de muchos años de entrenamiento, deberemos hacerles caso siempre y cuando su información perfeccione lo que dicen los estudios o los libros. 4. Propiocepción y experiencias propias del deportista: es aquí donde entran las sensaciones que recibimos de nuestro cuerpo ¿estás cómodo? ¿notas una mejoría o por el contrario sufres molestias? Sobre todo este tipo de información nos ayuda a adaptar toda la información anterior a nuestros gustos y características. 5. Intuición sobre que puede funcionar mejor: Generalmente, cuando llevas mucho tiempo practicando ciclismo aprendes a “intuir” que es lo que puede venir bien o mal (un cambio en el sillín, un cambio de postura…). Si la intuición es de un profesional que te asesora también sería válida. 1