líder de equipo Natalia Málaga
Liderar con actitud La polémica entrenadora y medallista nacional de vóley explica cómo se lidera en la cancha: haciendo un balance entre la mano dura y el instinto maternal.
“Yo grito bastante, pero gritar no me hace líder. ¿Qué me hace líder? Estar segura de lo que quiero y saber cómo alcanzarlo”.
EL COMERCIO
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atalia Málaga lleva varios años en el mundo de las selecciones de menores de vóleibol nacional y, desde que tomó su lugar en el banco, su método ha sido muy criticado e incomprendido por el lenguaje enérgico que utiliza. Sin embargo, los resultados la definen como una líder que prioriza la disciplina para alcanzar el éxito. Según comenta Málaga, su estrategia funciona a través de cinco factores: liderazgo, disciplina, motivación, actitud de mentor y compromiso. “Actitud se escribe con mayúscula, antes, durante y después del partido, no bajar los brazos, tirarse de cara al piso para salvar una pelota. Y, todo esto, se alcanza con disciplina, así lo han entendido las chicas, porque los triunfos no llegan solos”, menciona. Sin embargo, Málaga también opina que un líder debe saber reconocer sus errores, pues de ellos también se aprende. “Quizá mañana me dé cuenta de que no gano nada gritando y que, por el contrario, hasta juega en mi contra. Siempre me evalúo y, si me doy cuenta de que hice mal, me voy, toco puertas y pido disculpas”, aclara. La entrenadora destaca también la importancia del trabajo en conjunto, encaminado por un guía, capaz de obtener el máximo potencial de cada individuo para lograr un objetivo común. Además, considera que la generación de confianza es un elemento crucial. Para ella, es importante saber llegar a su equipo, entenderlas y lograr una conexión similar a la que se tiene entre madre e hija. Gracias a esa experiencia de liderazgo que también puede ser aplicada a la empresa, hoy es contratada para brindar charlas a importantes equipos ejecutivos del país. “Me sorprende que vengan a escucharme los ejecutivos, soy una deportista y no estudié en la universidad, pero la experiencia me la ha dado la vida”, confiesa la medallista de Seúl 88.
Por Carolina Díaz
APTITUS 57