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El Resultado de la Oración Perseverante
Sábado, 19 de septiembre de 2020
Año Bíblico: Oseas 1-6
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“Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que le temen” (Salmo 103:13).
“Ningún padre según la carne podría ser tan paciente con las faltas y los yerros de sus hijos, como lo es Dios con aquellos a quienes trata de salvar.”— El Camino a Cristo, pág. 35.
Lectura adicional: Patriarcas y Profetas, págs. 225–245.
Domingo
13 de septiembre
1. UN TIEMPO DE DUELO
Año Bíblico: Ezequiel 43-45
a. Describa el profundo dolor de Jacob cuando pensó que José estaba muerto, y la impresión que causó en sus hijos culpables. Génesis 37:33–35.
“Con temor habían esperado esta escena [los hijos de Jacob], pero no estaban preparados para la angustia desgarradora, ni para el completo abandono al dolor que tuvieron que presenciar. [Se cita Génesis 37:33.] Sus hijos trataron inútilmente de consolarlo. ‘Rasgó sus vestidos, y puso saco sobre sus lomos, y enlutóse por su hijo muchos días.’ El tiempo no parecía aliviar su dolor. ‘Tengo de descender a mi hijo enlutado hasta la sepultura,’ era su grito desesperado. Los jóvenes estaban aterrados por lo que habían hecho; y sin embargo, espantados por los reproches que les haría su padre, seguían ocultando en sus propios corazones el conocimiento de su culpa, que aun a ellos mismos les parecía enorme.”—Patriarcas y Profetas, pág. 213.
b. Según está designado, ¿qué debe desarrollar la aflicción en nosotros? Santiago 1:3, 4.
“Dios permite que seamos colocados en circunstancias que nos pongan a prueba, para aumentar nuestro amor y perfeccionar nuestra confianza en él… Vendrán pruebas, pero son una evidencia de que somos hijos de Dios.”— Gospel Workers, pág. 441 (1892).
14 de septiembre
2. CRECIENDO EN GRACIA
Año Bíblico: Ezequiel 46-48
a. ¿Cómo se había desarrollado el carácter de Jacob, desde su agonizante noche de oración por sí mismo y por su familia en Betel? Salmo 92:12–15.
“Jacob había escogido la herencia de la fe. Había tratado de lograrla mediante la astucia, la traición y el engaño; pero Dios permitió que su pecado produjera su corrección. Sin embargo, a través de todas las experiencias amargas de sus años posteriores, Jacob no se desvió nunca de su propósito, ni renunció a su elección. Había comprendido que, al valerse de la habilidad y la astucia humanas para conseguir la bendición, había obrado contra Dios. De aquella lucha nocturna al lado del Jaboc, Jacob salió hecho un hombre distinto. La confianza en sí mismo había desaparecido. Desde entonces en adelante ya no manifestó su astucia anterior. En vez del disimulo y el engaño, los principios de su vida fueron la sencillez y la veracidad. Había aprendido a confiar con sencillez en el brazo omnipotente; y en la prueba y la aflicción se sometió humildemente a la voluntad de Dios. Los elementos más bajos de su carácter habían sido consumidos en la hornaza, y el oro verdadero se purificó, hasta que la fe de Abrahán e Isaac apareció en Jacob con toda nitidez.”—Patriarcas y Profetas, pág. 208.
b. ¿Qué legado de Jacob pretende Dios para nuestras familias? Isaías 8:16–18; Deuteronomio 29:29.
“En un sentido, el padre es el sacerdote de la familia; coloca sobre el altar de Dios el sacrificio de la mañana y de la tarde, mientras la esposa y los hijos se unen en oración y alabanza. Jesús posará con tal familia, y por medio de su influencia vivificante, la gozosa exclamación de los padres será aun oída entre escenas más exaltadas, diciendo: ‘He aquí yo, y los hijos que me diste’. ¡Salvos, salvos, eternamente salvos, libres de la corrupción que está en el mundo por concupiscencia, y por los méritos de Cristo hechos herederos de inmortalidad! Vi que solamente pocos padres comprenden su responsabilidad. No han aprendido a controlarse a sí mismos, y hasta que esta lección sea aprendida, harán una obra pobre en gobernar a sus hijos. El dominio propio actuará como un encanto en la familia. Cuando esto se logra, se ha ganado una gran victoria. Entonces pueden educar a sus hijos a tener dominio propio.”—Testimonios para la Iglesia, tomo 1, pág. 477.
15 de septiembre
3. LA DÉBIL FAMILIA DE LA FE
Año Bíblico: Daniel 1-3
a. Cuando los hijos de Jacob se presentaron ante el gobernador de Egipto (quien, sin saberlo ellos, era en realidad José), ¿qué reveló la transformación de su actitud? Génesis 42:21.
“Durante los años en que José había estado separado de sus hermanos, estos hijos de Jacob habían cambiado de carácter. Habían sido envidiosos, turbulentos, engañosos, crueles y vengativos; pero ahora, al ser probados por la adversidad, se mostraron desinteresados, fieles el uno al otro, consagrados a su padre y sujetos a su autoridad, aunque ya tenían bastante edad.”—Patriarcas y Profetas, pág. 227.
“[José] había visto en sus hermanos los frutos del verdadero arrepentimiento.”—Ibíd., pág. 233.
b. Después de tantos años de prueba en las vidas de Jacob y sus hijos, ¿dónde fue finalmente llamado a ir el perseverante patriarca? Génesis 45:9, 25–28.
c. ¿Cómo sabía Jacob con seguridad que era un paso que debía dar, y por qué el Señor lo preparó todo? Génesis 46:1–5; Salmo 103:13.
“Se había prometido que su posteridad sería tan numerosa como las estrellas; pero hasta entonces el pueblo elegido había aumentado lentamente. Y la tierra de Canaán no ofrecía en ese tiempo campo propicio para el desarrollo de la nación que se había predicho. Estaba en posesión de tribus paganas poderosas que no habrían de ser desalojadas hasta ‘la cuarta generación’… Si se mezclaban con los cananeos, se expondrían a ser seducidos por la idolatría. Egipto, sin embargo, ofrecía las condiciones necesarias para el cumplimiento del propósito divino. Se les ofrecía allí un sector del país bien regado y fértil, con todas las ventajas necesarias para un rápido aumento. Y la antipatía que habían de encontrar en Egipto debido a su ocupación, pues ‘los Egipcios abominan todo pastor de ovejas,’ les permitiría seguir siendo un pueblo distinto y separado, y serviría para impedirles que participaran en la idolatría egipcia.”—Patriarcas y Profetas, pág. 235.
16 de septiembre
4. MOMENTOS DE BENDICIÓN
Año Bíblico: Daniel 4-6
a. Describa el reencuentro de Jacob y José. Génesis 46:28–30.
“Al llegar a Egipto, la compañía se dirigió a la tierra de Gosén. Allí fue José en su carro oficial, acompañado de un séquito principesco. Olvidó el esplendor de su ambiente y la dignidad de su posición; un solo pensamiento llenaba su mente, un anhelo conmovía su corazón. Cuando divisó la llegada de los viajeros, no pudo ya reprimir el amor cuyos anhelos había sofocado durante tan largos años. Saltó de su carro, y corrió a dar la bienvenida a su padre.”—Patriarcas y Profetas, pág. 236.
b. Relate el encuentro entre Jacob y el rey. Génesis 47:7–10.
“El patriarca era extraño al ambiente de las cortes reales; pero en medio de las sublimes escenas de la naturaleza había tenido comunión con el Monarca más poderoso; y ahora con consciente superioridad, alzó las manos y bendijo a Faraón.”—Ídem.
c. ¿Cómo fue la experiencia de Jacob en Egipto? Génesis 47:27, 28.
“En su primer saludo a José, Jacob habló como si con esta conclusión jubilosa de su largo dolor y ansiedad, estuviese listo para morir. Pero todavía se le otorgaron diecisiete años en el quieto retiro de Gosén. Estos años fueron un feliz contraste con los que los habían precedido. Jacob vio en sus hijos evidencias de un verdadero arrepentimiento. Vio a su familia rodeada de todas las condiciones necesarias para convertirse en una gran nación; y su fe se afirmó en la segura promesa de su futuro establecimiento en Canaán. Él mismo estaba rodeado de todas las demostraciones de amor y favor que el primer ministro de Egipto podía dispensar; y feliz en la compañía de su hijo por tanto tiempo perdido, descendió quieta y apaciblemente al sepulcro.”— Ibíd., pág. 237.
d. A pesar de la agradable estancia de Jacob en Egipto, ¿qué ferviente petición reveló cuán fuerte era su objetivo de confiar en las promesas de Dios? Génesis 47:29–31.
Jueves
5. CENTRÁNDOSE EN EL FUTURO 17 de septiembre
Año Bíblico: Daniel 7-9
a. ¿Qué demuestra el discernimiento profético de Jacob con respecto a los hijos de José? Hebreos 11:21; Génesis 48:8, 9, 17–19.
b. ¿Cómo se cumplió prestamente esta profecía? Números 1:33–35; 2:21, 24; Deuteronomio 33:16, 17.
c. ¿Cómo la experiencia de Jacob y sus hijos debe motivarnos hoy en día? Romanos 12:1, 2.
“[Jacob] quebrantó el poder del mal en su propia naturaleza; su carácter fue transformado…
“Al repasar su historia, reconoció el poder sustentador de Dios, ‘el Dios que me mantiene desde que yo soy hasta este día, el ángel que me liberta de todo mal’ Génesis 48:15, 16.
“El mismo caso se repite en la historia de los hijos de Jacob, es decir, la retribución del pecado por una parte, y el arrepentimiento que da fruto de justicia para vida, por la otra.
“Dios no anula sus leyes. No obra contrariamente a ellas. No deshace la obra del pecado: la transforma. Por medio de su gracia, la maldición se convierte en bendición.”—La Educación, págs. 147, 148.
18 de septiembre Año Bíblico: Daniel 10-12