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Itzel Cuevas: en constante búsqueda de La ilustre desconocida Por Carlos Aragundi Rivas

itzel cuevas: en constante búsqueda de La ilustre desconocida

El 14 de noviembre de 2019, a las 20h00, la Universidad Casa Grande (UCG), a través de su carrera de Artes Escénicas, acogió la pieza teatral La ilustre desconocida, con un foro posterior. Se había programado únicamente esa función, sin embargo, la reserva inmediata de los cupos que se habían dispuesto motivó a añadir un horario adicional a las 21h00. Esta obra unipersonal es llevada a la vida por

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Itzel Cuevas, actriz mexicana que se inspiró en el cuento de La isla desconocida de José Saramago, con textos de Eduardo Galeano, Miguel Martín

Vaamonde y la propia Itzel.

La actividad se realizó en el marco del Taller de

Diseño que, gracias al apoyo de la gestora de la carrera, Diana Pacheco; los profesores

Lotty Palacios y Christian Guerrero, acompañados de la asesoría técnica de

Elizabeth Zambrano y José Miguel Calero, convirtieron un espacio poco convencional en un escenario.

Actriz y profesora de teatro, Itzel realizó estudios de arte en varias instituciones de su país natal y en la carrera de Comunicación Escénica en la UCG. Su trayectoria artística incluye colaboración en grupos teatrales como la Fundación Cultural Arawa. Fue, además, miembro fundador de Muégano Teatro y

de la Compañía Titular de Teatro en México, entre otros. Ha participado como actriz en más de veinte piezas teatrales y ha dirigido más de una decena.

En este monólogo, Itzel vive a través de los personajes del cuento de Saramago y de otros añadidos como parte del proceso creativo. Un día, un hombre acude al castillo del rey y le exige un barco para ir en busca de la isla desconocida. La señora de la limpieza, al igual que la gente del pueblo, se queda absorta ante la determinación de aquel hombre. Dada su insistencia, el rey accede a darle una embarcación, sin saber que ese mismo día la mujer de la limpieza decidiría salir por la puerta de las decisiones hacia un nuevo rumbo para trabajar como tripulante.

Esta obra gira en torno a la idea de la búsqueda constante de algo, de alguien o de uno mismo; o del encuentro con el otro. Una búsqueda que permite encontrarte con quien eres y así poder vivir —o no— dentro de una sociedad. El amor, la libertad, el ser, son algunas de las temáticas abordadas por los personajes, quienes fueron llevados a escena por Itzel mediante distintas energías. La construcción de la parte psicológica 1 , propia de procesos actorales realistas, no fue el pilar del proceso; sin embargo, la noción de cada personaje se podía percibir con precisión, regalando a los espectadores una muestra clara de otros modos posibles de hacer teatro.

Una vez concluida la función, se abrió un foro con la actriz y su asistente, el profesor Christian Guerrero. La recepción del público se hizo sentir con elogios hacia Itzel y su equipo de trabajo. Si bien este monólogo fue concebido y presentado desde hace ya varios años en otros lugares, llevar este trabajo al Taller de Diseño implicaba un desafío: adaptarse al espacio con una obra que respetaba una partitura de movimiento; esto fue posible gracias a la concentración, característica que Itzel recalcó como imprescindible en los artistas escénicos. No obstante, ese no fue el único cambio.

Según Cuevas, aún con el paso de los años el monólogo mantiene las mismas pautas, pero el cambio más significativo fue consigo misma. Su proceso le requería reestructurarse, utilizar las mismas imágenes con un sentido distinto y un cuerpo diferente. Para ella, La ilustre desconocida ahora tiene una visión diferente, más concreta, a pesar de mantener la misma partitura de años atrás. “La obra —en la actualidad— tiene otro peso, espacio y madurez”, agregó Guerrero.

La idea de crear esta puesta en escena surgió por el encanto que produjo el cuento de Saramago en Itzel, en su vida y lo que significaba el autor para ella. No fue fácil consolidar un grupo de trabajo, pues en un inicio sintió que no era adecuado trabajarlo con un director hombre. Sin embargo, Miguel Martín Vaamonde logró encontrar en ella detalles que consolidaron un espacio de creación. Cuevas llevó consigo un diario en el que escribió sus sueños, recuerdos, secuencias e, incluso, chistes; requirió un nivel de compromiso pleno. La actriz asegura seguir disfrutando cada función que comparte con los espectadores: “mientras la obra te mueva, seguirá viva”, reiteró Cuevas.

Aunque pareciera que su trayectoria y rol de docente proyectara confianza en sí misma, fue emocionante para sus estudiantes asistentes observar a una mujer que también vive inseguridades con su trabajo. Para retomar la pieza tuvo apenas un mes de reuniones con Guerrero, dentro de lo cual dos semanas fueron solo para ensayos. “Siempre que la retomo me pregunto qué piensa o entrega la obra. Incluso le pregunté a Christian si no estaba haciendo el ridículo”, dice ella. Pero la precisión y madurez de su arte radica en su memoria corporal de la obra y, sobre todo, en su entrenamiento constante, pues, en respuesta a un asistente acerca del secreto para actuar, ella sentenció que todo se resume en trabajar, en el entrenamiento del cuerpo, la voz y la respiración; la imaginación que surge a partir de la atención y el desarrollo de imágenes.

Finalmente, los asistentes aplaudieron una vez más la entrega de Itzel y compañía. Compartieron abrazos, felicitaciones, una foto grupal y el teatro, como un punto de encuentro y difusión de humanidad.

1 En el contexto del constructo que ha formado el personaje a través de su entorno y vivencias, es decir, todos los aspectos que han llevado al personaje a ser quién es en la actualidad.

Por Carlos Aragundi Rivas

Licenciado en Comunicación Escénica de la Universidad Casa Grande (UCG). Se ha desempeñado como actor desde 2010, en obras de Ecuador y Canadá. Es miembro del Teatro

Experimental Guayaquil de Marina Salvarezza, y del Grupo Tzantza Grande. Ha sido productor de piezas como La casa de Bernarda Alba.

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