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Una mujer migrante en tiempos de COVID-19 Por María Mercedes Toledo

Una mujer migrante en tiempos de COVID-19

La migración es un fenómeno económico y social importante. Siempre estará expuesto como un tema de preocupación para los gobiernos de todos los países. La migración se divide según el tiempo, carácter y su destino. Entre sus principales causas encontramos las políticas, culturales, socioeconomicas, familiares, conflictos internacionales y catastrofes generalizadas (Wikipedia, 2020).

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Las estadísticas indican que las mujeres representan casi la mitad de los 244 millones de migrantes que existen en el mundo (Asamblea General de las Naciones Unidas, 2016). Más allá de los datos numéricos, detrás de la vida de cada mujer migrante existen mil y una historias que podrían ser contadas desde diferentes perspectivas. Ser parte de las estadísticas significa a veces no ser escuchada, por eso quiero compartir brevemente mi experiencia de vivir en el extranjero, que empezó en el 2015, siguiendo un sueño, con una beca de arte en Indonesia. Foto: france24.com/es Durante un año de estudio, me enamoré de Asia, pero al terminar regresé a Ecuador. Siempre se vuelve al primer amor. Cuando estás fuera de tu país, quieres volver, pero cuando lo haces, un sentimiento de ser ciudadana del mundo se despierta.

Desde el 2017 radico entre Estados Unidos y Rusia. Mientras aprendo un nuevo idioma, el ruso, me adapto a nuevos retos. Constantemente busco mi regreso a Ecuador. Estoy hipotéticamente a un avión de distancia de volver. Pero hoy, en tiempos de COVID-19, es algo imposible. Me siento dentro de una película dirigida por Tim Burton 1 . La peor pesadilla del migrante. En cuya terrorífica historia el pasaporte no sirve, porque las fronteras están cerradas indefinidamente, y, por primera vez, tu país te solicita la visa para regresar, porque un virus, el COVID-19, tiene el mundo a sus pies.

*Día X de cuarentena. El virus se ha expandido. Cuando escribo estas líneas, existen en el mundo alrededor de 2 millones 449 mil contagiados (Worldometers, 2020). Sigo lejos de mi patria, me levanto y estoy revisando más las noticias internacionales que las nacionales, porque Ecuador posee toda mi atención. El gobierno dice que tiene todo bajo control, pero hace mucho tiempo que perdí la confianza en los gobiernos de turno. Mejor no ver noticias. Voy a ubicar a mis seres queridos, prefiero estar presente estando ausente. Todo un reto de las nuevas formas de comunicación, pero la tecnología hace que la vida en cuarentena sea llevadera.

Redes sociales: benditas sean. Pero la información no es la habitual, no sé si las noticias son reales. Observo muchas publicaciones de sentido pésame, y un escalofrío me estremece; ruego que, por favor, no sea ninguno de mis familiares, mis amigos, los amigos de mis amigos.

Veo tantas transmisiones en vivo en las redes sociales. Parece que todos quisieran estar conmigo para no dejarme sola en casa, porque el hashtag 2 dice #quedateencasa, pero no menciona cómo, ni con quién. Nos tomó de sorpresa. La tendencia es que la Tierra esta sanando, que el virus son las personas, quienes perdieron la humanidad hace tiempo. Suspiro y pienso: “Ojalá te sanes Pachamama 2 , pero no toques a mis viejitos”.

Reflexiono un poco más, se me rompe la burbuja en la que vivo, me pregunto qué hacen las mujeres que no tienen casa, ¿dónde están?, ¿cómo están siguiendo la cuarentena? ¿Y cómo estarán esas que salen a buscar cómo generar ingresos y que terminan sobreviviendo con dos dólares diarios? No es fácil seguir la cuarentena, con hambre. A pesar de todo, el alivio me invade, pues leo que los ecuatorianos ‘dan’ la mano, sin dársela; se están organizando para ayudarse entre sí. Veo comunidad. Esas son las noticias que me gustan.

Me desconecto por un momento. Lista para los mensajes subliminales: productividad, calma, ejercicios, cocinar, empoderarse, reuniones virtuales, soledad, pijama, dieta, vitaminas, baile, pastillas, Netflix, felicidad, tristeza, rezar, viajar. Abrazar, no se puede, ni de broma, pero amar, sí. Me digo: “Silencio, respira”, y me reconecto.

No quiero ser positiva, no quiero a nadie positivo por ahora, en tiempos de COVID-19. Vamos por una cuarentena victoriosa, con test negativo y final feliz. Puede ser el comienzo de un mundo nuevo, donde los abrazos sean espontáneos, las visitas, más largas; donde la empatía nos envuelva, el respeto para nuestros mayores sea ley, las fronteras se abran nuevamente y la humanidad tenga una nueva oportunidad para empezar.

Referencias

Naciones Unidas. (2016). En condiciones de seguridad y dignidad: respuesta a los grandes desplazamientos de refugiados y migrantes. Secretaría General de la Naciones Unidas. https://bit.ly/3brX5tD

Wikipedia. (2020). Migración humana. https://bit.ly/34Vwxym

Worldometer. (2020). COVID-19 Coronavirus pandemic (Coronavirus cases). https://bit.ly/3btTdbk

1 Director cinematográfico estadounidense 2 “Etiqueta”, en español, es una palabra clave que, al estar compuesta por un numeral (#) en su inicio, se convierte en un enlace asociado a temas de discusión indexados en redes sociales 3 Pachamama es un concepto que procede de la lengua quechua y puede traducirse como “madre tierra”.

Por Ma. Mercedes Toledo (@mechetoledo)

Economista con mención en Finanzas y Relaciones

Internacionales de la Universidad Espíritu Santo.

Diploma en Gobernanza y Liderazgo Político del IDE

Business School. Diploma en Artes, Danza Folclórica y Cultura Asiática del Instituto Seni Buday, Indonesia.

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