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Un proyecto expone historias de los no escuchados Por D. H
Un proyecto expone historias de los no escuchados
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Por D.H.
En la conferencia, la doctora Ángeles Parrilla presentó un proyecto de innovación llamado “Bibliotecas Humanas”, el cual fue llevado a cabo en Pontevedra, España, por estudiantes con discapacidad visual y la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE). La propuesta nació de proyecto de investigación denominado “Redes de investigación e innovación para la inclusión”, para la educación inclusiva y social.
El concepto “bibliotecas humanas” —cuenta la expositora— surge en el 2000, en Dinamarca, de una ONG que trabaja con inmigrantes en cuanto al problema de discriminación hacia ellos. Por eso, crearon una estrategia social que situaba una biblioteca, pero, en vez de
El pasado 23 de enero de 2020, la Dirección de Posgrado de la Universidad Casa Grande (UCG) organizó la conferencia Bibliotecas Humanas, que tuvo como invitada a la doctora Ángeles Parrilla. Ella es Ph. D. en Filosofía y Ciencias en la Educación por la Universidad de Sevilla y licenciada en Pedagogía y Psicología por la Universidad de Santiago de Compostela; además, es docente de la Facultad de Ciencias de Educación y directora del Programa de Doctorado en Equidad e Innovación en Educación por la Universidad de Vigo.
libros, hay personas, y en este espacio ellos comparten la razón por la cual tuvieron que emigrar de sus países.
Parrilla expresó que llevó esta idea al ámbito educativo, del cual parte de que la investigación es algo que hay que democratizar, por lo que incorporó al estudio a individuos que normalmente no son escuchados o que no tienen ningún tipo de participación social. Lo que pretendía era “llamar la atención sobre la situación de las personas con discapacidad visual, dialogar y dar a conocer en primera persona…” cómo es la relación con su condición, comentó Parrilla, creando así una cultura sobre ellos.
Los participantes ciegos fueron estudiantes de los diferentes centros educativos aliados a la ONCE: 5 universitarios, 3 de formación profesional y 2 de bachilleratos, quienes formaron grupos para contar sus experiencias. Para Parrilla, la idea “era dar visibilidad a su situación y también normalizarla”, a través de los relatos, con el fin de evidenciar que son ‘normales’, que sienten y padecen como los demás.
Los grupos eran mixtos: chicos con discapacidad, estudiantes de la universidad e investigadores que ayudaban al proceso de la narrativa de las historias. La única consigna que tenían era compartir algo de su vida, podían contar “…lo que ellos querían”, explicó Parrilla, llevando así a que el proyecto tenga relatos múltiples, debido a que las historias se expresaron desde cuentos, incidentes críticos, momentos decisivos e, incluso, anécdotas.
Bibliotecas Humanas contó con 11 relatos, entre los que destacan ¿Por qué no me cree?: una chica que no nació ciega y adquirió la discapacidad después; Juntos por los ojos del corazón: una pareja mixta (uno ciego y otro no) y cuentan las dificultades sociales que enfrentan; Un nuevo mundo: un chico que pasa de un entorno protegido en su pueblo a estudiar en la universidad, en una ciudad desconocida; entre otros títulos como: Con una doble discapacidad, Ni pobrecita ni bicho raro, Vida en movimiento, Entre dos aguas, La escuela oscura y algunos más. La actividad funcionó a través de la distribución de mesas, integrada por 5 a 6 personas. Cuando un visitante llegaba, antes de ir a cada mesa, había un catálogo para elegir el libro que deseaban escuchar, cuyos relatos duraban entre 15 y 20 minutos. Luego, cada visitante podía hacer preguntas, creando así una interacción que Parrilla denomina como “importantísima”, ya que “el diálogo produce inclusión y participación”, agregó.
La conferencista también comentó las conclusiones que les dejó el proyecto y cuál fue la valoración del público frente a la ‘biblioteca’, quienes consideraron que fue una buena estrategia para remover las conciencias en distancias cortas y en términos de reflexión individual. Parrilla alegó que “el principal aprendizaje de la biblioteca humana es el diálogo como herramienta de inclusión”. Ella también considera que el proyecto ha enriquecido el campo de la inclusión y que la investigación es fundamental para mostrar los problemas, ya que ayuda a “incorporar esas voces ausentes y visibiliza lo invisible”.
Acerca de las personas con discapacidad visual, Parrilla manifestó que perdieron el miedo de contar sus historias, puesto que el proyecto les permitió ser las “protagonistas” y que el público las escuchara con atención y sinceramente. Y esto es justamente la meta, dice Parrilla, que era valorar al individuó con discapacidad como persona.
Por último, la expositora española defendió el respeto por los derechos de las personas a la educación, a no discriminarlas por tener alguna discapacidad. Además, aclaró que hay que dejar de preguntarnos si un infante con discapacidad tiene la capacidad de estudiar en una escuela con otros sin discapacidad, o si este podría interrumpir a los demás; hay que dar un giro y proponer soluciones para que los niños tengan acceso a una educación conjunta, porque “la escuela es de todos, tenemos que creernos esto para pensar en propuestas que desarrollen esta idea, la escuela tiene que beneficiar a todos”, puntualizó.