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RESEÑA: La polis en “Cuarentena” Por Alejandro Ojeda

RESEÑA

La polis en “CUARENTENA”

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Por Alejandro Ojeda

Francisco Huerta y Leticia Orcés

¿Qué es la democracia? Mientras más se profundiza en esta pregunta, la complejidad aumenta. Se podría responder que es el gobierno del pueblo. También, que es aquel régimen político en el cual los gobernantes han llegado al poder mediante elecciones competitivas y transparentes, siendo estas las únicas condiciones. Otros dirán que solo hay democracia si existe una división de poderes, capacidad de participación política, libertades, etc. Para los cientistas y políticos, definir la democracia es estudiar los mecanismos e instituciones que permiten su existencia, y analizar variables para medir su calidad. Para los ciudadanos es más bien un sentimiento de seguridad, de transparencia, de que es posible participar, de que la opinión individual cuenta, en fin, de confianza hacia el Estado y hacia ‘el otro’, como tal.

El 18 de febrero del 2020 se llevó a cabo en la UCG el evento de lanzamiento del libro Cuarentena: los encantamientos de la democracia 1 , en el cual participaron Diego Cazar, editor de la obra; Sabrina Duque, prologuista; Julia Ortega y Fausto Rivera, coautores. Moderó Héctor Bujanda, periodista, docente y coordinador de la maestría en Periodismo de la UCG.

Cuarentena es un valioso aporte, desde el periodismo, para estudiar históricamente y en la actualidad, la democracia ecuatoriana. Intenta, como su nombre lo sugiere, aislarla y analizar los grandes virus que la han mantenido enferma desde sus inicios: clientelismo, falta de institucionalidad, corrupción, paternalismo y misoginia, intrínsecos a nuestro sistema.

Con dicho objetivo, los autores dividen su contenido en ejes: 1) la búsqueda por relegitimar la democracia ecuatoriana, que ha visto sus mayores expresiones en tres procesos constituyentes en 40 años; 2) los vacíos políticos en el Estado, aprovechados por las élites políticas y económicas; 3) el machismo, paternalismo y misoginia, presentes en la idiosincrasia ecuatoriana, así como su racismo y clasismo históricos; y, por último, 4) la corrupción institucionalizada en todos los períodos de gobierno, sin importar quién esté en el poder. Así, la obra presenta datos, opiniones de actores, con incidencia directa en los procesos políticos estudiados; y a su vez, incluye opiniones de ciudadanos que han experimentado de primera mano las corruptelas; 5) publica registros históricos que dan cuenta de la realidad del Ecuador en cada período, entre otros temas.

A modo de reflexión: si Cuarentena fuera una obra de teatro, la ambientación sería una distopía entrópica, terrorífica y tan esperanzadora como desesperanzadora a la vez, cuyo mensaje solo reafirma lo que la audiencia ya sabía, pero hubiera querido descartar: todo está mal, y las enfermedades que aquejan a nuestra democracia no surgieron en un período u otro, sino que el virus es inmanente a la misma, ella nació con la enfermedad.

En este caos kafkiano se encuentran nuestros dos protagonistas: la mujer y los medios 2 . La primera, un símbolo de los efectos de la opresión y de la subversión al poder, de reivindicación, de que el cambio es posible y que, a veces, las cosas no se consiguen pidiendo ‘por favor’. El otro, una muestra de ambivalencia, entre la solución y el problema mismo. No sé si plantearlo como aquel héroe que termina siendo el malo de la película, o como el villano que resultó siendo el héroe desde el inicio. Los medios, fácilmente, caen en ambas categorías.

La sociedad se encuentra transversalizada por una serie de desigualdades de todo tipo, estableciendo relaciones de privilegio y desventaja entre cada uno de sus miembros. La primerísima fuente de desigualdades es el sexo con el que nacimos, y el género que decidimos expresar. En tal caso, el mérito de los autores, sobre todo, es plantearse e intentar responder preguntas como: ¿Qué papel ocupa la mujer en una democracia óptima? ¿Qué ocurre con la participación femenina en un régimen político falocentrista?

A su vez, vivimos en una sociedad marcada por la existencia de innumerables narrativas. La realidad de la cual partimos llega a ser obnubilada por la convergencia de una indefinida cantidad de discursos. Decía Castells 3 que el poder de un Estado se cimenta en el control de la información y la comunicación, pero que va más allá de la comunicación, exclusivamente. ¿Cuál es el papel de los medios de comunicación en este panorama? ¿Son transmisores pasivos de información hacia la ciudadanía o son constructores de la opinión pública? Y, siguiendo a Sartori 4 , si la democracia es el gobierno de la opinión pública, ¿qué son los medios de comunicación en una democracia?

La potencia de la obra sobrepasa su aporte a la academia o a la toma de decisiones: es principalmente política; un intento de revivir las mayores incógnitas que han rondado nuestro imaginario colectivo desde hace 40 años. Esto, sin caer en muletillas simplistas, ni en culpar a un actor u otro, reconociendo que los problemas a los que nos enfrentamos son de carácter estructural. El mensaje final que me dejó Cuarentena es que probablemente no encontremos las respuestas que necesitamos, pero sí podemos construirlas, juntos, como sociedad.

1 Cazar et al. 2020. Cuarentena: los encantamientos de la democracia. Editorial El conejo. 2 Las preguntas por el papel de la mujer y de los medios de comunicación en el sistema democrático ecuatoriano fueron identificadas por los autores como transversales al libro, como un todo. 3 Castells, Manuel, 2009. Comunicación y poder. Alianza Editorial. 4 Sartori, Giovanni, 19993. ¿Qué es la democracia? Penguin Random House Grupo Editorial.

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