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Falsos Ídolos
M.I. Flores Nachón
Me obsesioné con los números en la báscula, el reloj, la caja fuerte, la boleta de calificaciones, los tickets de compra, los pasos caminados. Las calorías que quemaba con respecto a la cantidad de minutos que había pedaleado. El porcentaje de ganancia con respecto al número de veces que dejé de pestañear para trabajar. Los pesos en mi alcancía con respecto a todas las veces que me mordí los cachetes para aguantar. Los likes en una fotografía con respecto a las migajas de autoestima. Juré durante mi vida entera que las matemáticas no eran lo mío, y les prometí eternamente odio. Sin embargo estuve sentada sobre las cuentas todo el tiempo. Los picos de los números comenzaron a provocar incomodidad en mi columna apenas ahora.
Me encuentro en el intento de obtener una beca, y me siento totalmente reflexiva sobre mi trayectoria profesional y mi calidad como ser humano, estudiante y profesionista. Me siento inconforme con la forma de calificarnos todo el tiempo a partir de parámetros cuantificables. Vivo tragándome discursos de positividad sobre cómo un número no me define, pero cuando se trata de querer cultivarme y cosechar, un número me define totalmente.
Estoy hatada a un parámetro de búsqueda de satisfacción de una persona que no me conoce y de la cual no tengo la menor idea de cómo satisfacer. Esto me arroja a un juego de búsqueda de satisfacción de mi misma a partir de los objetivos y las metas de alguien más, calificándome según las reglas de juego en otro tablero.
Se resbalan de mis manos una vez más, la cantidad de números de los que intenté huir y caigo en una plegaria a falsos ídolos.
Quisiera vivir una vida contemplativa, en exploración de la otredad. Quisiera obsesionarme con ídolos de verdad, con los rayos de sol que se dibujan alrededor de los ojos lindos cuando sonríen. Perdiendo el miedo a perder el tiempo. Agradeciendo la lluvia que permite los ciclos eternos y sagrados. Agradeciendo el sol que restaura el equilibrio después de la tormenta. Emocionándome como niña chiquita cuando un par de hojitas se cierren por haber pasado mi mano sobre ellas. Quiero no tener que encajar en categorías de búsqueda y que mi nombre aparezca difuminado entre otros 10 páginas de búsqueda. Quiero ser, para luego hacer y al final tener.
Quiero obsesionarme con mis rizos cuando despierte y las divertidas líneas en mis manos al dormir.
Rezarle a mi cuerpo y a los verdaderos ídolos que me han hecho vivir.