El Rincon de los recuerdos Colectivo cultural Cafe con leche
Elena Vargas Herrera Inmensa es la marea que trae consigo el flujo del recuerdo;me pienso y me encuentro con niñas y niños de otros años… otras épocas, la convocatoria es escuchada por algun@s que desean desempolvar el baúl de los recuerdos. Allá; miro una sonrisa construida por ventanas que se caen una a una por el paso de los años, unos ojos grandes llenos de caminos que se cubren por los párpados cansados en las infinitas madrugadas que trasnochamos. La voz engrosada, dicen unas, por las hormonas o por el paso del tiempo. Arrugas que señalan la cartografía de miles de historias y memorias, de aquello que ya no es sino una vereda que en la frente se va agolpando. ¿Te acuerdas de los gritos que aullaste en la infancia? ¿Te acuerdas de los cerros verdes que mirabas? ¿Te acuerdas de todas las veces que reíste a carcajadas? ¿Te acuerdos de los remedios que me dabas? En tus manos retumba el trabajo y las tempestades, en tus ojos habitan los paraísos y los matorrales, en tus canas la viva experiencia enroscada en el alma y en tu voz, el secreto para ya no chillar en las madrugadas. Gracias infinitas a las personas que son parte del Rincón de los Recuerdos, transitamos la
pandemia remembrando los recuerdos.
INSTRUCCIONES PARA NO OLVIDAR EL RECUERDO -Ten calma mi niña, ya pronto estaremos juntitas y bien abrazaditas. -Cuanto miedo tengo abuela, de no saber si mis palabras serán borradas, golpeadas, violadas, calladas, ignoradas o sepultadas. -No tengas miedo guachi, nosotras ya nos chutamos ese karma, vívelo, muérdelo… es personal lo ausencia de las otras. No hagas de nosotras un recuerdo, suspíralo, cántalo, trénzalo, grítalo pero no lo entierres, cultívalo. El recuerdo es el camino para transitar y devolvernos al corazón del mundo.
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Viridiana Tovar Retana ÓN DE LOS RECUERDOS Fuimos al encuentro con mujeres de cabellos blancos, sonrisa franca y largas charlas. Escribo aquí para que conozcan a esas mujeres en su infinita belleza. Ellas han dejado claro que el tiempo jamás pasará en vano. Mujeres que han elegido ser el amor de sus vidas, regalándose el tiempo, el espacio y el cuidado para ellas mismas. No se comparan con otras porque se bastan; han dejado el reclamo, las peleas y los insultos porque están ocupadas en ganar las propias batallas pero tomarían las armas para proteger a una desconocida.
Mujeres de júbilo que sanaron sus frustraciones dialogando sus heridas. Ellas se aceptan a sí mismas porque han dejado de lado la felicidad en un hombre, en un otro, afuera .... lejos. Mujeres cansadas de perder el tiempo en competir con sus hermanas porque el tiempo que ahí perdieron robusteció a los fantasmas. Mujeres que cantan con lobos, que leen historia, creadoras de mundo. Sí, mujeres mayores, del tamaño de nuestro siglo, siglo XXI.
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Xilonen Chacón Huicochea Todo comienza con un impulso vital, un impulso que se convirtió en el rincón de los recuerdos. Gracias a Viridiana y a Elena por darme la mano y no soltarme. La virualidad nos ha superado más a nosotras que a nuestras alumnas que han encendido su cámara cada sábado desde hace 4 meses. La importancia de sus voces, sus palabras y monólogos nos han hecho replantear nuestras metas cada día. La necesidad de alzar la voz, de contar sus recuerdos ha sido el motor que ha movido mi rincón de los recuerdos. Para ellas, que tienen tanto que decir, que decirme.
En estos tiempos precarios, la escucha es una herramienta de resiliencia, es un acto de valentía. Y ahora ustedes, mis valientes, se lanzan al vacío de poner sobre papel sus más íntimas palabras en este el rincón de los recuerdos. Espero que sigan escribiendo, que confíen en su pluma y que nos cuenten más, que los mundos que vayan creando sean portales para sanar, para encontrarse, para reencontrarse y reconocerse en sí mismos. Fue un honor. Ya los quiero mucho a todos.
Este texto tiene un solo propósito: agradecerles sus enseñanzas. Ya decía María Montessori que La mayor señal del éxito de un profesor es poder decir: Ahora los alumnos trabajan como si yo no existiera' y así ha sido. Hemos caminado de la mano, hemos reído y llorado pero sobre todo nos hemos escuchado.
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AGRADECIMIENTOS : Beatriz Huitrón- Por tu seguridad, tu calma y tus consejos. Luchadora incansable y directora de teatro de personas de la tercera edad. A mi abuela Dulce María por compartirme sus historias acompañadas de café con leche Elena Vargas A mi abuela, María Luisa Jácome Fragoso, nacida hace 95 años y femnista siempre Viridiana Tovar. A mamá Imelda, abu Ricardo y Tita Magda. A mi bisabuelo Luciano por enseñarme a tomar café. A Edgar por acompañar a Juanita en cada sesión. A Alberto Velázquez y Nestor Reyes por sus ilustraciones. Xilonen Chacón.
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Los siguientes textos fueron escritos por nuestrxs alumnxs del rincón de los recuerdos en el taller de escritura creativa y auto referencial. La premisa fue, contar algún recuerdo y de manera libre fueron ficcionando, agregando, quitando y enriqueciendo sus escritos con la retroalimentación de cada Sábado. El resultado: un texto lleno de imágenes y de sensibilidad que nos transporta a lugares que significan de forma muy especial. 5
Amis Cruz
En la primera sesión del rincón de los recuerdos, nos dijeron que pensáramos en una palabra, frase u oración y sobre eso escribiéramos. Yo escribí la palabra “teatro”, ya que hace unos días, acomodando unas cosas, encontré unas hojas y en ellas estaba un pequeño guion que hace años escribí en un retiro al que asistimos. El título que le puse a este guion fue “El Brindis Nopalero”; escribí este título porque el brindis del bohemio se prestaba para que participaran en una pequeña obra, en la cual, yo fui la narradora, le cambiamos un poco el título, para dar a conocer el lugar de donde íbamos y como íbamos de Milpa Alta, donde se cultiva el nopal le cambiamos “Bohemio por Nopalero”. Me da gusto, me da risa, porque nuestra obra fue graciosa y todos trabajamos en equipo, sin reparar que había personas religiosas y no religiosas; que asistimos al retiro. Al volver a leer este guión es como si escuchara a cada unos de los personajes y esto me emociona y vuelvo a vivir esos momentos de convivencia tan bonitos. -Yo pertenezco a una pequeña comunidad en la parroquia de mi alcaldía que es Milpa Alta.
Hace años fui invitada por una religiosa a pertenecer a una casa de oración. Yo no sabía qué era eso, ni qué se hacía, pero la curiosidad me hizo aceptar. Para esto era necesario recibir una preparación de un día por semana, lo cual estuve asistiendo. Y fue después de una Misión Evangelizadora cuando se formó “mi comunidad”. La comunidad es un grupo de personas que nos reunimos cada ocho días en una casa a recibir una catequesis para adultos para así prepararnos religiosamente y poder salir a misionar. Misionar es salir una semana cada año y andar de casa en casa dando el Kerigma. El Kerigma es el primer anuncio, o sea, dar a conocer la palabra de Dios. Y a quienes son tocados por Dios se reúnen y asisten a un retiro; después del retiro se vuelven a formar nuevas comunidades que asisten cada ocho días en las casas de oración. Amis Cruz. Agosto 2020
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Silvia Hernández Valdivia
Desde hace unos días, he tenido en mente la imagen de una pequeña fotografía, en blanco y negro, en la que yo tenía aproximadamente cinco años de edad. En ella nos encontrábamos mis hermanos de cuatro, seis y siete años, y mi padre, quien había colocado la cámara con el auto disparador para hacer la toma. Tenía muy claro el momento en que sucedió, la ropa que vestíamos mis hermanos, mi padre y yo. Supongo que íbamos a una fiesta, pues estábamos arregladitos. Mi hermana y yo, con vestidos nuevos, eran blancos con flores color lila y un listón del mismo color en la cintura. Lo recuerdo bien porque ese vestido era de mis preferidos. Tal vez mis hermanos también traían ropa nueva. No siempre alcanzaba para todos. Esa mañana, mi padre nos acomodó sobre los escalones que había cerca de la entrada a la casa, junto a unas plantas de grandes hojas, de esas que se llaman hojas elegantes. Mi mamá aún no salía para unirse a la foto. Mi papá había puesto la cámara sobre el tronco de un árbol que quedaba frente a nosotros. Hizo algunos movimientos y caminó de prisa para colocarse atrás. Sólo salió su cara. Hoy he ido a buscar esa foto a la caja de los recuerdos de mi infancia. Sí, estaba ahí, en el mismo lugar que desde hace años ocupa en un armario.
Me ha provocado una emoción muy grande volver a ver esas fotografías. No recordaba que también hay una donde aparecemos los primeros cuatro hermanos con mi madre al centro, tomándonos a mí y a mi hermana Ana de la mano. A un lado de Ana está Jorge y a mi derecha se encuentra Víctor. ¡No sé cómo no pude olvidar esa foto! Aunque ya borrosa, la imagen está llena de ternura Encontré también una tercera fotografía donde estoy yo sola, con una sonrisa muy común en mi rostro durante esos años. A estas fotos familiares se agregaron años más tarde las de las últimas dos hermanitas, Myriam y Maribel. Me causa asombro que, en las fotos con mis hermanos y mis padres siempre aparezco mirándolos a ellos y no a la cámara; tal como ha sucedía en las fotografías en las que estoy con mis hijos, cuando eran pequeños. .Es muy bonito que esas viejas fotografías con mis hermanos pequeños y mis padres tan jóvenes y guapos me hagan pensar en mis propios hijos y en mi juventud. Verlas de nuevo, rescatar esos recuerdos, me transportan a esos momentos. 9
Es quizás, porque están entre las mejores memorias que tengo de esa época, y de esa casa, en la que viví hasta que nos mudamos a otro rumbo, cuando yo tenía nueve años. Con certeza puedo decir que esos son de los momentos más bonitos que conservo de mis padres, que, aunque nostálgicos, me llenan de felicidad al evocarlos. Todas esas imágenes me provocan a compartirle a esa niña de nueve años, mis más profundos sentimientos. Querida Silvita: Tal vez esta carta te resulte un poco extraña, pero quiero que sepas que en diversas ocasiones pienso en ti. Me gusta verte en tus fotos de pequeña, sobre todo esas en las que el tío Adrián los fotografiaba, a ti y a tus hermanos, en la casa de la abuelita Lupita, allá en la colonia Portales, porque ellas son testimonio latente de una hermosa época. Y al hacerlo, surge este mágico reencuentro. Sin embargo, a pesar de que te recuerdo constantemente, con esa tierna sonrisa a la que recurro para sentirme mejor en los momentos difíciles, ésta, es realmente la segunda vez en la que, a lo largo de nuestra existencia, te escribo. Creo que te he descuidado un poco. Por eso hoy quiero hablarte desde el fondo de mi corazón.
Hoy quiero decirle a la niña que vivió los momentos más entrañables en la casa de Tlalpan, esa que está evocando los días de alegría con sus padres y sus tres primeros hermanos, la que está rescatando recuerdos de días felices en esa época, a la niña que, en la nueva casa, también vivió experiencias inolvidables, que la amo. Le escribo a la niña para la que los días más divertidos eran esos en los que papá regresaba de largos viajes, en ese enorme tráiler rojo que le parecía imponente y en el que transportaba materiales para la construcción. A esa niña de cabellos lacios, de abierta sonrisa y brillo en la mirada que disfrutaba de los deliciosos panes dulces con los que papá llegaba para cenar esas noches. Y que más tarde sus hermanos y ella, metidos en la cama y antes de dormir, escuchaban en la radio las emisiones de relatos y leyendas como los de La Llorona, que los hacían esconderse bajo las sábanas hasta que finalizaba la transmisión y se quedaban dormidos. Este día quiero recrear contigo esas mañanas de domingo en las que los cuatro hermanos llegaban a la cama de papá y mamá, para estar todos juntos, queriendo saber más del viaje, ansiosos por contar lo que cada uno había hecho durante la semana, en la escuela, con los vecinos o los hermanos. Hablar de sus juegos y sus travesuras, de sus peleas o enojos, de los regaños de mamá, hasta que ella se levantaba para preparar el desayuno, y momentos más tarde, pedirles que se lavaran las manos y fueran a la cocina, a sentarse a la mesa para desayunar.
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Cosas tan simples, pero a la vez tan grandes y especiales, tan llenas de amor, que por ello es imposible olvidar, a las que recurres, te nutres de ellas y de la nostalgia feliz que te mantiene cerca de tus hermanos y de los recuerdos que conservas de esos días. Chivis, como te decía papá, aun siendo ya una mujer, y hasta el día en que tuvo que partir, quiero convencerte de que, a pesar de las vicisitudes de la vida, tuviste una infancia feliz. Papá y mamá te amaron mucho, aunque no lo dijeran con palabras. Esas caricias de papá en tu cabeza y la manera en que mamá te miraba y sonreía hablaban de lo que sentían por ti. No olvides nunca los juegos, las risas y el cariño de Ana, Jorge y Víctor, y de las hermanas que más tarde complementaron a la familia, Myriam y Maribel. Ellos forman parte del amor que tus padres les dieron, que se ha extendido y que, hasta ahora, permanece, haciéndose más fuerte. Hoy te regalo estas palabras que nacen en mi alma para darte paz, y llenarte de amor y alegría por la vida. Hasta pronto. Te quiere, Silvia, la mujer.
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Buenavista Manuel
De niño se tienen muchos miedos y temores, la mayoría de ellos provocados por personas mayores y por otras niñas y niños que creen en ciertas cosas o que les sucedieron. De pequeño tuve varios espantos que les quiero contar. Como a cien metros de la casa de mis abuelitos paternos, estaba la casa que fue de mi mamá y de mi papá; en esta vivió un matrimonio que tuvo dos niñas y un barón. La mamá siempre fue de complexión muy delgada, parecía estar enferma. Con el tiempo se confirmó que padecía una enfermedad que se fue agravando cada vez más, a tal grado que quedó postrada en cama y ya no pudo valerse por si misma Por lo que mi abuelita, Emelia Aranda, muy generosa se la llevó a nuestra casa para darle una mejor atención y tratar de curarle su enfermedad. Pero la enferma no mejoró, si no por el contrario, su mal empeoró y la llevó a tener una larga agonía y en ese lamentable estado, la señora se quejaba y emitía lamentos. Eso se me gravó mucho en mi recuerdo y el susto vino después que la señora murió. Un buen día, ya casi entrada la noche tuve que pasar frente a la casa que habitó la señora y su familia, a paso rápido con cierto temor cuando de repente escuché ¡aaayyy!, entonces solté la carrera y mi corazón casi se sale de los latidos tan fuertes que dio. .
Otro susto que tuve fue como a los quince años cuando estaba en la secundaria. Cierto día que regresé a la bella Buena vista del Aire de vacaciones, salí a dar un paseo por el centro del pueblo ya tarde y regresé a casa cerca de las 10:00 de la noche. Ceca de nuestra casa, estaba la de la tía Loreto y de su familia. Ella con su marido, don Saturnino, procrearon una familia numerosa; pero desafortunadamente sus dos hijos menores, Celcito y el Satur enfermaron gravemente de una infección intestinal, por lo que los llevaron a Cuernavaca, Morelos, para darles atención médica, el más pequeño de los dos, el Satur, mejoró y se alivió; pero desafortunadamente el otro niño, Celcito, no tuvo la misma suerte y murió. Esto viene a cuento porque ese día que regresé del centro del pueblo como a las 10:00 de la noche, la calle estaba muy oscura. En una de las esquinas de la casa de la tía Loreto que da hacia la calle, había una piedra grande, en la cual estaba sentado un niño, lo cual no es muy común a esa hora de la noche y yo que pasaba por ahí con cierto temor le saludé con un ¡buenas noches!, a lo cual _él me respondió_ ¡buenas noches! Y siempre me quedé con la duda si fue Celcito el que me respondió.
Buenavista Manuel
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María Adriana García Bustos
ILUSTRACIÓN DE ALBERTO VELÁZQUEZ COMO COLABORACIÓN AL RINCÓN DE LOS RECUERDOS
¡Qué difícil hacer creer a mis hijos! De niña yo vi a un oso. Sí en la banqueta, donde jugaba con mi hermana. Debo haber tenido cinco o seis años. El sonido del pandero nos avisaba: -¡El señor del oso! -Gritábamos. Y corríamos a verlo. Ahí estaba el señor vestido de gitano, su camisa blanca y un pañuelo amarrado en la cabeza, como Morelos. Junto a él un enorme oso de pelaje oscuro, erguido, sujeto del cuello con una cadena gruesa, bailando alrededor de su amo. Yo abría bien los ojos para no perder ni un detalle, me acercaba tanto como lo permitiera el gitano, quien no se descuidaba ni un momento. En un instante, niños y adultos entre gritos de asombro y risa nerviosa, presenciábamos el espectáculo callejero. No puedo precisar si era el ritmo del pandero o había un instrumento más. Sólo recuerdo al oso pesado, torpe y chistoso. La emoción era una mezcla de curiosidad, temor y fascinación por el animal y su dueño que por unas cuántas monedas, tal vez, caminarían todo el día. No creo haberle dado ningún veinte y menos un tostón, pues era niña sin dinero, pero seguro le di muchos aplausos. La última vez que los vi, el gitano estaba enyesado de un brazo, le preguntamos: ¿qué le pasó? La explicación fue simple, el oso lo había abrazado. Aun así, hicieron el espectáculo. Es una de las imágenes más dichosas de mi infancia. Y de veras no lo invento por 1966, en la calle de Isabel la Católica, yo vi un oso. Esta historia la repetí algunas veces.
La explicación fue simple, el oso lo había abrazado. Aun así, hicieron el espectáculo. Es una de las imágenes más dichosas de mi infancia. Y de veras no lo invento por 1966, en la calle de Isabel la Católica, yo vi un oso. Esta historia la repetí algunas veces. Mientras mis hijos eran pequeños, la creyeron. Por supuesto que ya adultos cuando cuestionaron ese recuerdo o pensaron era exagerado no quedaron conformes hasta que corroboraron mi versión. Buscaron en internet. Primero me enviaron un fragmento de un programa de radio comentando con detalle los rumbos por los que bailaba el oso. Y últimamente ¡hasta fotografías! Al ver las fotos en la Alameda, me sorprendí por la imagen que es testimonio de un momento de mi infancia. Y al mismo tiempo, desilusionada porque no correspondía al que guardaba mi memoria. El que aprecié con los ojos inocentes de una niña, que empezaba a descubrir el mundo, ahora como adulta resultaba pequeño en comparación al oso enorme que aún recuerdo y reconocí con tristeza, que en estos tiempos el mismo hecho, se consideraría maltrato. Sin embargo, es grato compartir estas imágenes de una ciudad en la que viví y que ya no existe. Donde vi pasar grupos de gitanos, con mujeres de faldas largas y muchas pulseras.
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En la que había anuncios en el cielo, hechos por una avioneta. Donde podías viajar en tranvía por la Calzada de Tlalpan o tomar camiones de treinta centavos. En la que aún había establos y a la puerta llegaba un señor con su burrita y mi mamá le compraba un vasito de leche de burra aún tibia, que me obligaba a tomar porque según ella, era buena para los pulmones. Una Ciudad de México que me maravilló, cuando se vistió de blanco por la nieve un enero de 1967 y también me llenó de dolor cuando se vistió de negro, un septiembre de 1985. La ciudad en la que he sido migrante en diferentes colonias. Donde cada vez que llego a una nueva casa hecho raíces y un evento importante me arranca y vuelvo a florecer en otra, pero siempre abonando la tierra con recuerdos mágicos. Ciudad de México, 30 de julio de 2020. María Adriana García Bustos
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Lety ValeSan
¿ Una salida fuera de casa ?¿ Y estando en el kinder ?¡ Pues si , si lo aceptarón los padres! Para llegar al Kinder ( en plena ciudad) Había que subir rumbo a un cerro... caminar y caminar, como 20 minutos desde casa.Esa sensación donde las fuerzas y el aire,se te acaban. Cruzar por un lugar un tanto boscoso, donde los gitanos, de vez en cuando,nos regalaban una imagen diferente.... mujeres altas ( como el cerro con tremenda falda floreada,sin faltar,la mascada en la cabeza,sus collares y pulseras de monedas. Ofrecían leerte la mano y la suerte ¡Pues llegó el día del paseo ! Y para tal detalle....había que estar, como si fuerá el cumpleaños( pues nunca había salido así). Tanto que la hermana Lu...me hizó unos guantes, color rosa, de articela....si articela,ese hilo que parece que unierón hilos de telaraña,muy finos,pero en montón lucen muy bien, esa articela mi papá la fabricaba en su trabajo , y las pruebas que no les gustaban ,las desechaban....por eso traía,muchos pedacitos. -Bueno (calladito)¡no recuerdo cuando subí al autobus,ni como fué el camino Y llegamos a nuestro destino,un lugar ¡ con un castillo!! Y boscoso....otravez a caminar para llegar hasta allá arriba. ¡ EL CASTILLO DE CHAPULTEPEC !
Fuimos muchos chapulines....perdón, niños.Hicierón un concurso con algunas piezas que habiamos visto ahí. Se trataba de modelar con plastilina Y...a ...trabajar, cada quien a escoger su mejor pieza. Terminando,hicierón un concurso y ¡ oh ! sorpresa gané un premio. Hice tres piezas ....se me hizo facil tener entre mis manos, una opción para copiar lo que veía. Pues el reloj indicó ,que el tiempo se nos terminó.....regresamos contentos al transporte. ¡ de repente !Mi vista se dustorcionó..veía doble o triple ?? ( no lo entiendo ). Me dierón nauseas y lo peor... ¡ un dolor que parecía, me querían quitar a martillasos la cabeza ! No aguantaba ¡ No aguantaba ! No fué posible controlar las nauseas Y se volvierón a estrenar los guantes.! Ja ja ja. Pues aúnque se me hizo muy largo el regreso,llegamos ...¡ ya mamá estaba esperando! ¡ No supe decirle qué me pasaba ! Tardé en descubrir.....¿ qué me pasaba ? Solo con el tiempo ,sé que tiene nombre. Es.... ¡ MIGRAÑA! ¡¡ Y ya no me hace padecer.!! Julio 2020 Lety ValeSan 18
ILUSTRACIÓN DE NESTOR REYES COMO COLABORACIÓN AL RINCÓN DE LOS RECUERDOS DEL TEXTO “NO SE VALE DERROTARSE”
Juana Hernández Santiago
El 24 de diciembre de 1959 falleció papá, yo tenía 12 años. Y cuatro meses con 5 días después, falleció mamá. Me sentí muy sola. Tenía a mis hermanos, pero no era igual. Sabía que todo iba a cambiar, pero no sabía cuánto. En la casa éramos tres hermanos. Mi hermana de 18, mi hermano de 16, los dos solteros. Y yo, la más chica, de 12. Aquí en México vivía un hermano mayor y fue por mí al pueblo porque mi hermano no se podía hacer responsable de nosotras dos. Yo venía a México feliz porque iba a conocer muchos lugares, pero me duró muy poco el gusto porque al día siguiente que llegamos mi hermano me llevó a trabajar con alguien que yo no conocía. Yo no había trabajado nunca. Tiempo después, mi hermano me metió a trabajar en una tienda de abarrotes en la colonia donde vivíamos. Pensé que no me iba a pasar toda la vida trabajando sin un oficio, y decidí estudiar algo.
Me inscribí en una academia de belleza. Pagaba cien pesos al mes, más el material y los instrumentos. Con mi trabajo apenas me alcanzaba para pagar mis estudios y mis gastos. Como no me daban permiso de estudiar sacrifique mi día de descanso y pedí dos tardes a la semana. Y fue así como pude estudiar. En la tienda trabajaba yo trece horas diarias. Dejé de trabajar en el 2008 cuando me dio un infarto cerebral. Me paralizó medio cuerpo. A eso se debe mi discapacidad. Vale la pena luchar por lo importante en la vida. En mi caso fue mi familia y yo misma, porque no se vale derrotarse. Juanita Julio 2020
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Martha Luna
Las dificultades personales y técnicas que he enfrentado al integrarme a este grupo, me hicieron recordar las que pasé hace años cuando llegué a esta ciudad con el propósito de cursar la carrera profesional. Era yo entonces una joven provinciana hija de familia. Al llegar a la CdMx acompañada de mi Padre, me sentía valiente, dispuesta a cumplir con un cometido del que era yo responsable. Los primeros días encontré difícil incluso desplazarme de la pensión de estudiantes a la escuela, y aunque conté con el apoyo de amigas y compañeros, me equivocaba de camión, tomaba la ruta equivocada o bajaba antes o después. Pero tenía yo mucha curiosidad por conocer todos los lugares de la ciudad de los que había leído en periódicos u oído en el radio, y esto hizo que reuniera ánimos y disminuyeran mis temores del principio. Equivocaba la ruta del camión pero me seguía en él hasta su terminal y luego me regresaba. Un ejemplo de esto lo relato ahora: Una de mis inquietudes era conocer un lugar enigmático para mí que era la Candelaria de los Patos. Lo imaginaba como una laguna con ...patos y vegetación. Así que allá me dirigí en camión, reuní valor para bajarme de él cuando me di cuenta de que la hermosa laguna que soñaba la habían transformado en esas calles descoloridas y sin nada fuera de lo común. La triste decepción se transformó en más curiosidad.
Caminé por algunas calles, compré unos esquites y me senté en una banca a comerlos y ver pasar a la gente. Cuando después platiqué a mis compañeros mi odisea en la Candelaria de los Patos, no se rieron como yo presentía; al contrario, uno de ellos nos dio la noticia de que le había llegado su mensualidad y nos invitó a ir al mercado de la Merced, caminando, para comprar dulces. Así que al salir de clases, nos reunimos unos cinco. La Merced estaba muy lejos, pero contentos y entre bromas, llegamos. Conocí de este modo ese lugar que me pareció alegre, pintoresco, y los dulces….no había probado otros tan deliciosos. Emprendimos el regreso a la escuela llevando cada uno una bolsita. La mía contenía: una cocada, una palanqueta de cacahuate y un jamoncillo. Mis sentimientos en esa época, aparte de la curiosidad, fueron el sentirme libre, capaz de manejar mi situación de ingenua e ignorante, pero con el gusto de conocer a buenos amigos, confiables y a los que a pesar de mis temores, les simpatizaba yo. Ahora, me llegan todos estos recuerdos con nostalgia, pero no con tristeza. Valoro a mis Padres, su esfuerzo para dejarme partir, el problema económico. Yo, de haber sido una joven inexperta, pero “aventada”, llena de sueños, ahora todo esto me convierte en parte de lo que soy: amante de mi Tierra, cariñosa con mi Familia que allá dejé y orgullosa de ser un portavoz de las bellezas de la provincia mexicana.
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Laura Luna
Hace aproximadamente 10 años fuimos a una excursion al cofre de perote en el estado de veracruz . Mi esposo , un amigo y yo . aunque anteriormente ya habiamos ido , esta vez seria diferente , ya que subiriamos caminando desde la base , asi que dejamos la camioneta estacionada e iniciamos el ascenso . Caminamos unos 20 min cuando empeze a sentir dolor de cabeza y mareo. El clasico mal de montaña, les pexprese que no podria continuar por lo mismo , asi que regrese al vehiculo con la idea de que se pasara el malestar, aunque con la decepcion de no poder subir con ellos . A los 10 minutos me empeze a sentir bien y pense alcanzarlos , varias familias subian por el camino de terraceria normal y otro camino que mas o menos se veia en linea casi recta hasta la cima , asi que decidi irme por este ultimo y con un refresco en mano empeze a subir. Con la idea de que en cada cruce que yo atravesara del camino por el cual ellos ascendieron me los encontraria y hasta pense que seria en el primero, y asi fui subiendo . Pase un cruce , luego dos, tres y nada de verlos ,al ir avanzando varios de los paseantes se iban quedando o regresando precisamente en esos cruces de caminos ya que algun integrante de esas familias se regresaria por su vehiculo y asi seria mas facil ya sea subir o de plano regresarse Asi continue . Deteniendome a tomar sorbos de mi bebida . Dosificando . Pues el camino me daba cuenta estaba largo y no encontraba a mis compañeros . Por fin llegue a una parte antes de la cima donde se congregaban los paseantes .
. Busque con la esperanza de que por ahí los encontraria y no fue asi .preocupada me asaltaban preguntas que habria pasado con ellos y un poco triste de no haberlos encontrado ascendi el ultimo tramo . Por fin la meta . Me maraville con un expectaculo de manto de nieve . Por todos lados que dirigia la mirada un blanco con cierto fondo verdoso o el color de la piedra . Pense en mi esposo que aunque no habiamos llegado juntos pero que ojala ya se hubiese extasiado de tan magnifica vista . Y pense que habia valido la pena el esfuerzo de haber llegado a la meta solo para rendirme ante esa magnitud de paisaje. De regreso pedi aventon con algun ahora si compañero , todos ahí nos volvem0s hermanos y compañeros , para regresar en su vehiculo y preguntaba si habian visto a mi esposo y al amigo , los describia y con pesar oia respuestas de que nadie los vio. Llego a donde dejamos el vehiculo y no veo a nadie y espero preocupada, cuando de pronto veo llegar a mi esposo solo , felices de vernos y los dos a la vez preguntandonos donde habiamos estado, le cuento lo que hice y el me narra lo suyo, que caminando cierto tramo les rinde el cansansio . Se regresan y al no verme pensaron que me habia ido a un hospital de la region , porque tal vez me habia puesto peor , acuerdan buscar cada uno en clinicas y uno que otro pequeño Hospital , con la misma guardia del cofre y todos haciendo lo suyo para localizarme , ellos se sintieron acogidos y hasta cierto punto emocionados por toda la solidaridad en su busqueda por mi , en eso llega el amigo , brevemente nos platicamos todo y ya felices de que los 3 estamos bien . Retornamos a casa exhaustos de tanta aventura. 25
Beatriz Amezcua
Í, PLATICANDO CONMIGO... No sé por qué me cuesta tanto trabajo escribir del amor propio. Me gusta. Últimamente trabajo conmigo misma en el tema, aunque ponerlo en papel me confronta y es lo que me detiene, por lo que es muy fácil para mí encontrar pequeñas excusas como “ay mira que bonita mariposa” o “woow un video nuevo con consejos para viajar”. Al escribir unas cuantas palabras, no pude estar quieta: agarré mi celular, puse música, entré a instagram, a facebook, apagué la música, encontré un curso de como hacer galletas lo tomé, vi la noticia de que en china estan cañonas las inundaciones, me inscribí a un curso de asistencia virtual (el cual no tomé, por cierto), me estresé pensando por qué me inscribí al curso, me sudaron las manos de querer escribir y no saber ni cómo empezar, intenté cambiar mi tema pero no se me ocurrió otro, me juzgué por escoger un tema tan “x”, respiré, me obligué a escribir lo que estaba pasando y al final, me dejé fluir y empecé a escribir. Tengo que iniciar diciendo que me gusta perderme. Me parece que perderte es de las cosas más aterradoras aunque a veces, al final, logras ver las partes divertidas; así que esta historia comienza perdida, no solo conmigo misma, esta vez en la calle. Ese día caminaba sin rumbo en un lugar que llamaremos Barcelona, de todos los lugares que imagine visitar ese no estaba en mis planes. Estando ahí, me di cuenta que podía recorrerlo caminando y que con un poco de tecnología, podía volver al hotel donde me quedaba. Ese viaje era una búsqueda de saber quién soy y qué quiero de mi vida (dato curioso: fue un viaje largo y no encontré la respuesta).
En fin, ese día en específico caminé hacia la montaña, encontré la entrada a algo muy parecido a un parque, ahí había un par de escaleras que se veían curiosas, en unas había gente subiendo y en las otras bajando; claro, como hago la cosas al revés decidí subir por donde bajaban (en mi defensa, no había ningún letrero que dijera lo contrario.) Habían senderos que llevaban a distintos puntos, ese lugar era como una dulcería, cada que subía un piso encontraba algo nuevo, un lugar para los amantes de los perros, uno específico para niños y sus mamás, un área para adultos mayores y en el último, una pequeña cafetería, o eso creo. Lo maravilloso de todos los espacios es que estaban rodeados de árboles y de gente que se veía muy feliz. Cuando llegué a ese último piso me preguntaba por qué había una cafetería y para mi mala suerte estaba cerrada, cuando ya tenía hambre. Mi sorpresa fue que al caminar hacia las escaleras del lado contrario de donde subí, descubrí que era un gran mirador. Podías ver toda la ciudad, los edificios a lo lejos, la iglesia de la sagrada familia, árboles y el hermoso cielo. No veía nada de gente, sólo lugares por visitar; y justo eso me hizo entender que aunque no tengo idea de qué hacer o qué será de mi vida y sin importar lo perdida que me encuentre, es muy probable que tenga mil y una opciones, solo necesito darme el tiempo de observarlas y disfrutarlas tanto, como la vista de ese momento. (Creo que pude seguir escribiendo, sin embargo me detuve ahí, solo a contemplar. Beatriz Julio 2020 27
Ismael Amezcua
ÓMO ES MI RESPIRACIÓN!
Mi voz es el dia de hoy imparcial No se interesa por mi ego Y mi ego tampoco por ella Solo aciente que tiene un poco de dificultad para hablar Todo ello debido al clima Por tanto hoy mi voz esta unicamente en " mi conciencia"
Pensar en mi respiracion es evocar mi niñez ¡no poder respirar bien fue un episodio de transicion de la conciencia de un niño a su " respiracion y a si mismo." y esta conciencia de si mismo conforme pasa el tiempo nos demuestra quepoco sabemos o entendemos de nuestra propia respiracion.-en mi caso mi respiracion cambia constantemente de acuerdo al clima ( se puede decir tambien de acuerdo al tiempo) y con mis miedos,con mis sentimientos ,alegrias, y sobre todo con mi amor ... Ya que incluso al momento de escribir estas lineas siento mi respiracion pausada,cuando duermo siento la respiracion tenue y placentera.-cuando me despuesto y abro una ventana mirespiiracion es altamente placentera al sentir lo limpio y fresco del aire y por ultimo al ir al parque a correr el incemento de oxigeno en el cerebro me abre la mente y al mismo tiempo me hace conciente de las maravillas del cosmos y de los que somos. 5 de septiembre del 2020. Ismael 29
Rebeca Escamilla Méndez
La gente si te ama te busca pero cuando solo te quiere te deja y saca cosas buenas de tu vida y lo malo también y simplemente se aleja. - - Que queremos o que necesitamos hacer de nuestra vida. Tener éxito, riqueza, sabiduría, reconocimiento, amor, hay tantas cosas que no sabemos realmente que queremos. Esta es la historia de Rebeca una niña soñadora pero muy retraída y reprimida por sus padres y hermanos una niña de 6 años que viaja constantemente a taxco con mamá, en una ocasión su papá la mandó sola, porque su madre tuvo que salir de viaje a otro país mi abuelo murió, dure todas las vacaciones ahí con mis tíos me dejaban sola y en ocasiones me dejaban dinero para ir al mercado a comer, los suegros de mi tía a veces me dejaban estar en su tienda y les ayudaba a despachar el dulce que vendían y en la tarde-noche llegaban mis tíos con mis primas que habían ido a la feria o con su familia, me sentía sola y atrapada llego la hora de regresar estoy entusiasmada voy a ver a mi familia y o sorpresa oigo a mi papá y abuela que mi mamá no quiere regresar nunca más me sentí tan sola y desprotegida que llore. no se cuanto tiempo pasó dos ó tres meses pero mi abuela fue por ella y la convenció, regresó mamá pero ya nada es igual mi carácter se hizo más seco y sombrío mi mamá se dedica más a la casa y sus hijos hombres van pasando los años tengo 10 años y empiezan mis papás y mis tíos hacer reuniones familiar mensuales y le iba tocando una por una a cada familia somos ocho familias y a veces nosotros la pasamos en sus casas y cuando estábamos mejor nos íbamos a chapultepec a Popopar y a veces hasta Cuernavaca
una vez en paseo tuvimos un accidente en un carrito mis primos hermano y yo recuerdo que mi papá nos puso una regañada tremenda nos tacho de tontos e ignorantes y que ellos eran más inteligentes que nosotros no entendía porque nos decía eso, después de unos días nos enteramos que nos echaron toda la culpa pero nimodo así es la vida. Después de esto poco a poco se terminaron estas reuniones, se casa mi hermano el mayor. Ya casi tengo 12 años y mamá va tener a su ultimo hijo y es niña estoy feliz voy a tener alguien con quien compartir cosas y momentos maravillosos pero no es así ella es una bebe y yo casi una adolescente y además voy a ser tia, me sigo sintiendo sola y apartada de todos, mis padres y hermanos dicen que soy demasiado cariñosa y empalagoso y poco a poco me voy distanciado y alejando mi carácter se vuelve cada día peor mi mami dedicada cada día más a mis hermanos a mi hermanita y a su nieta, ya tengo 14años y hay días que me cuesta trabajo sentirme bien conmigo tengo muchos sueños de ser profecionista, mi segundo hermano se casa y uno de mis tíos se separa y se va a vivir con nosotros yo duermo con mi abuela en una recamara y ahora mi tío también en otra mis papás con mi hermana y en la azotea mis 4 hermanos, con la falta de cariño que yo sentía y empiezo a buscar el cariño de mi tío que el me da sin pensar que eso me marcaría pues constantemente mi papá me regañaba no lo entiendo, mi abuela tuvo que ayudar a mi tía a cuidar a sus hijos se iba y regresaba los fines de semana
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y casi todos los fines de semana mi tío se iba tomar y regresaba muy tarde y mi abuela le habría, mi abuela habla que no regresará pues su nieto se enfermo, como de costumbre mi tío se fue a tomar regreso muy tarde y me toca la ventana para que le habrá y le ayudo a entrar y nos acostamos cada quien en su cama de repente siento algo o alguien y no se que es grito y me doy cuenta que es el y corro con mis padres y les digo lo que paso, solo recuerdo que papá me dijo tu tienes la culpa se voltio y se durmió mi mamá me hizo un lugarcito y me quedé con ella y no entendía que pasó si yo solo quería un poquito de cariño fraternal, al día siguiente el ya no estaba y no regreso, mi mamá les platica lo sucedido a mis hermanos y confrontan a mi papá que hablaron que dijeron hasta la fecha no lo sé. Ya pasó una semana y regresa mi abuela y mi tío también no se que va a pasar se siente el habiente tenso, empiezan los gritos de mis hermanos mi papá le empezó a reclamar a mi tío uno de mis hermanos lo saca a golpes mi abuela llorando y mi mamá esta conmigo y lo demás ya casi no me acuerdo pero todo cambia en mi soy mas retraída y mas melancólica, pero bueno así es la vida y tenemos que salir adelante. Rebeca 32
Soco
_¡ Don Febronio, Don Febronio ¡! ¿Le bailamos la muñequita? Los carnavales en mi pueblo eran fiestas muy coloridas, se realizaban un poco antes de la Semana Santa y tenían que ver justo con los ciclos de la siembra de temporal. La celebración consistía en simular una ofrenda a la Diosa de la Fertilidad: La Madre Tierra, para que ese año se obtuvieran buenas cosechas. Ya los jóvenes preparaban sus máscaras de cartón o de madera, ya los viejos decidían quien sería el capitán del carnaval ese año y donde darían de comer a los participantes durante los 3 días que duraba la festividad. ¡Que emoción ¡ yo era muy chica y me encantaba ver a mis primas o hermanas prepararse con hermosos vestidos, diseñados para esa ocasión, luciendo su belleza natural; mientras los hombres se disfrazaban de algún personaje del momento o muy graciosamente de mujeres cubriendo sus rostros con paliacates o pañoletas, usando chongos postizos y uno que otro relleno para provocar mayor risa , con minifaldas y tacones de aguja dejando ver sus piernas flacas y peludas que muchas veces terminaban en unos risibles botines .¡Como nos divertíamos! Tratando de adivinar si era Juan Zopilote, Pedro Olivares, Juan Jabalì o Cleofas o Modesto, o Lorenzo o Manuel porque eso sí trataban de ocultar su verdadera persona. Los más atrevidos se vestían de “Diablos”; personajes muy destacados ya que jugaban un papel muy importante en la celebración: representando la parte oscura, el mal. ¡ y vaya que yo les tenía miedo! Ellos se embutían en trajes rojos muy ajustados sobresaliendo sus cuernos y largas colas, así como el chicote que portaban hechos con ixtle y mangos de madera que hacían tronar cuando alguien se atravesaba en su recorrido.
Eran personajes temidos por los niños y los no tan niños, porque se la pasaban los tres días haciendo maldades y travesuras: asustaban a los niños, apareciéndose de repente con un gran grito que nos hacia brincar o llorar o entraban a los corrales a robarse las gallinas, pollos o patos. _ en cuanto yo los veía venir me encerraba y solo los espiaba por las rendijas de la casa. La comparsa iba casa por casa bailando al ritmo que le marcaba la banda de viento. Se detenían en cada puerta para deleite de los caseros que con gritos, brincos y uno que otro trago de aguardiente se unían a la fiesta. El último día de carnaval era el más lucido, la comparsa se hacía acompañar por la “Dama” Personaje vestido de mujer que portaba la muy respetable “muñequita” que año tras año permanecía bajo el resguardo de una persona que se encargaba de vestirla y cuidarla ya que representaba a la Madre Tierra :-¡¡ Le bailamos la muñequita!—Y sobre una cajita de cartón también muy adornada, la muñequita de vinil ataviada con hermoso vestido era movida al ritmo de la música mientras se entonaba una letra compuesta precisamente para agradar a tal deidad ; No recuerdo la letra, pero sí que era muy bonita y rodeada por los huehues que le rendían sus plegarias con tanta algarabía que resultaba muy emocionante verlos danzar dos o tres piezas, esperando que por un peso o un tostón más les pidieran `los caseros seguir con la fiesta en sus patios. ¡Ponle mas ceniza a los cascarones!—Desde la cocina nos gritaba Mary mi hermana mayor. Las familias completas preparaban los cascarones, reunidos con meses de anticipación, después de lavarlos muy bien y retirarles la membrana interna para que estuvieran mas quebradizos y no descalabrar a alguien; se decoraban con una tinta de colores llamada “puchina”: una pintura vegetal traída en ese entonces de Italia ( eso decían los mayores )luego se rellenaban de confeti y se sellaban con cuadritos de papel de china de colores.
…A mí me encantaba decorarlos, llenarme las manos de pintura y engrudo, ¡y lo mejor! Sorprender a mis primas o hermanas con un sonoro golpe de cascaron en la cabeza que dejaba una lluvia de color sobre sus cabellos. ¡Como disfrutábamos de romperlos! Correteándonos por toda la casa y los corrales ese ultimo día de fiesta; porque además los cascarones llenos de confeti significaban la abundancia esperada en las cosechas de ese año. Otra de las costumbres llena de simbolismos que se respetaba y realizaba el tercer día era la muy esperada ” Descabezada” que fe forma un tanto barbará, consistía en colgar los pollos, gallinas o patitos robados por los diablos, de las patas y así mientras estos revoloteaban se hacia una fila y uno a uno de los huehues iban brincando tratando de alcanzar la cabeza del animal, cuando esto sucedía jalaban con tal fuerza que la desprendían del cuerpo mientras la banda tocaba una alegre diana premiando al mismo tiempo que la sangre que brotaba de los pescuezos era salpicada al público asistente. Ese era el momento cumbre de la festividad: cuando las cabezas eran enterradas en las raíces de los arboles más cercanos, cubriendo así la ofrenda brindada a la fertilidad de la tierra. De ese modo finalmente se cumplía la intención y bueno; los pollos sacrificados eran llevados a casa del capitán para cocinarlos y completar la comilona del cierre del carnaval. De toda la fiesta “La Descabezada” era la parte que a mí no me gustaba mucho, tal vez porque a mi corta edad no entendía mucho su contenido y solo sufría al ver los pobres pollos ahí colgados de las patas. …y más si era uno de los nuestros.
Los carnavales siempre me han parecido una bonita tradición de gran disfrute de chicos y grandes y aunque a la fecha se han ido modificando, afortunadamente dejando atrás la crueldad con los animales. Ahora es más agradable disfrutar el gran cierre con un animado baile donde se concentran todo el pueblo y los diablitos se revuelcan entre los bailarines que se rompen entre si los cascarones de confeti venciendo al fin a estos personaje y al mal que representan .La coronación de la Reyna, la alegría y el confeti visten de color la primicia de una buena cosecha.
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Beatriz Herrera
Me invade un escalofrió en todo el cuerpo el recordar ese mes de Septiembre en aquel año de 2002 en esa Ciudad de México, mi cuna natal. Siento un nudo en mi garganta mis ojos empiezan a verter agua cristalina, el llanto no lo puedo contener, me rebasa y tengo que aferrarme a ser una persona fuerte para dar la cara a lo que vendría después. No tenía la más remota idea de lo que viviría, después de pisar el umbral del Hospital Psiquiátrico Fray Bernardino Álvarez en el sur de Tlalpan. Mi vida dio un giro, de vivir en una comunidad pequeña como Texcoco Estado de México, realice sin querer un cambio inusitado. Mi hijo Manuel Alejandro de 17 años cursaba el quinto Semestre en la Escuela Preparatoria por la mañana. Recuerdo que desde que era pequeño me preguntaba si crecería de estatura a como estaba en la primaria, pues era de los más bajitos. Era buen estudiante no tenía que decirle de sus responsabilidades y como hijo era bastante bromista y chistoso, le encantaba el futbol y era de buen comer. En esos días de preparatoria empezó a dejar de comer y dejo de hablar con sus hermanas, casi no salía de su recamara y bajo considerablemente de peso. Sus estados de ánimo eran muy variables y su Papa y yo empezamos a notar que estaba distante y aislado. Dejo de hablar con sus amigos y amigas y en la Escuela empezó a tener conductas raras. Una de esas fue cuando se sentó en una jardinera de la explanada de la escuela Y empezó a cantar un mantra.
Los muchachos pasaban, algunos se extrañaban, otros le sacaban fotos y se burlaban, hasta que le avisaron a su hermana que enseguida fue a verlo y rompió a llorar, no sabía lo que estaba pasando con él. Me citó la psicóloga de su grupo y nos invitó que lo llevaremos a valoración psiquiátrica. Eso fue lo que ya desato en mí un profundo miedo aterrador. Su papá y yo nos habíamos divorciado y el rompimiento fue muy violento. Lo que menos yo quería era estar en contacto con su Papa para ponernos de acuerdo en la decisión que teníamos que tomar al respecto. El primer paso fue ir a informarnos en el Hospital Fray Bernardino y explicarle al Doctor lo que estaba pasando con nuestro hijo. Por supuesto la reacción del Psiquiatra fue un foco rojo que se encendió y que no podíamos ignorar. Yo no conocía ningún psiquiatra y organizamos la ida a este lugar. Desde ese momento la preocupación y el miedo a lo desconocido me invadieron. Los médicos nos dieron tips para convencerlo de acudir a la cita de valoración, tuvimos que idear estrategias para poderlo ayudar y le pedimos ayuda a dos primos de la familia paterna para que nos ayudaran si las cosas no se daban como esperábamos, pues hasta después, me di cuenta que mi hijo estaba pasando por un estado psicótico delicado. Nos atendieron en Urgencias y por la edad que presentaba le tocaba el servicio en el Fray Bernardino. 37
Fue un día frio estábamos tanto su Papa como yo en espera de ser entrevistados junto con Manuel Alejandro, después de tomar nuestros datos entramos a un cubículo donde nos sentamos los 3 y una Doctora nos interrogo sobre cómo había sido mi embarazo. Le explique con detalles a la Doctora y le dije que había sido embarazo de alto riesgo y que me atendieron en el Instituto Nacional de Perinatología y tuve cesárea. Una pregunta que me dejo sorprendida fue que si el consumía algún tipo de droga o sustancia. Le di un rotundo:No-, pues Manuel siempre era de ir a la escuela a la casa, de la casa a la escuela de taekwondo, no era fiestero ni de beber alcohol, mucho menos fumar. Me pidió la Dra. Mi firma para solicitar análisis toxicológico y salió del consultorio. Nos quedamos en un largo silencio y regreso la Psiquiatra nos hizo más preguntas y se refirió a mi hijo, le dijo que necesitaba quedarse internado y que por el momento estaría en estudios y consulta para su diagnóstico y poderlo ayudar… Beatriz Herrera 2020
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