Memoria e Identidad Pal´Barrio

Page 1

del rco ial l ma s oc En e ama S lturale u gr Pro tivos C s 20 c io o 20 Cole unitar ĂŠxic Com d de M a d Ciu



Memoria e Identidad Pa´l Barrio Catálogo fotográfico y de experiencias comunitarias: Cuauhtepec, periferia al norte de la Ciudad de México. Realización y edición de Gabriela Paulina Ibarrarán Hernández, producción colaborativa. Imágenes recopiladas durante el Taller de Fotografía del proyecto Móvil Itinerante Pa´l Barrio Beneficiarios del Programa Social "Colectivos Culturales Comunitarios Ciudad de México 2020" Secretaría de Cultura de la Ciudad de México. Chiquihuite Culture Club: Tania Crystal Galicia González Erik Alejandro González Mora Gabriela Paulina Ibarrarán Hernández

Ciudad de México, noviembre 2020.




Contenido Presentación Retrospectiva/ Club 14-20. El entusiasmo de compartir el placer por la cultura Biografías/ Teresa Irene Barrera Imaginarios/ Miradas digitales en la construcción de lo cultural: el grupo Comunidad Cultural Cuautepec. Personaje de barrio/ ¿Tú como cuidas el medio ambiente? Fotomontaje/ Taller de fotografía Experiencias/ Collage de los Talleres y Actividades del proyecto Móvil Itinerante Pa´l Barrio Agradecimientos

Al fondo, imagen del Glifo de Cuauhtepec, representación gráfica de una construcción identitaria reciente. Tomada del catálogo fotográfico Imágenes e historias de Cuauhtepec de Equipo Comunitario Cuauhtepec.


"Cuautepec o Cuauhtepec" Es un pueblo populoso y generalmente las calles están copadas por sus pobladores. No es un pueblo pacífico y solitario sino un poblado dinámico, alegre y con mucho movimiento...

Lucía Álvarez Enríquez (2011), Cuautepec Gustavo A. Madero en Pueblos urbanos Identidad, ciudadanía y territorio en la ciudad de México.


La casa del pueblo, recinto ocupado por comerciantes de la zona. Se ubicada a un costado de la Iglesia de la Preciosa Sangre en el Jardín Hidalgo, Cuautepec El Alto. Fotografía: Donovan Alexander González Garcia


El presente catálogo pretende contagiar a cada persona que observe las imágenes aquí presentadas, de un sin fin de cuestionamientos sobre como se vive en la zona de Cuauhtepec* desde sus colonias populares, unidades habitacionales y los restos de lo que alguna vez fue un pueblo. Pues en la memoria de algunos pobladores que nacieron y han recorrido su caminar entre las calles y rincones de este norte citadino, aún existe el elogio por recopilar las historias y los cambios que se han vivido en la construcción socioespacial de este entorno. Así mismo, quienes hemos llegado con el tiempo y hemos asumido una identidad que nos relaciona con el territorio, sumamos ideas y proyectos que van conjuntando acciones relativas a nuestro habitar en este valle de concreto el cual nos regala miradas y paisajes característicos de la altura que representa a la majestuosa Sierra de Guadalupe. Aunque pareciera que esto no existe entre la dinámica social que se construye desde la marginalidad y el deficiente desarrollo social que históricamente ha condicionado a la población que resiste en las periferias de la ciudad, observamos otras realidades, intentamos construir otras realidades. En este juego de construcciones identitarias, pensamos que no solo se tejen historias entre quienes siempre han habitado aquí, pues las dinámicas socioculturales que diversifican la vida y las relaciones en este espacio se han configurado gracias a la llegada de cada habitante, que en la búsqueda de una vivienda accesible y ante la carencia de habitar dignamente las ciudades, se fueron construyendo en cada calle, cerrada, privada y callejón, historias que son infinitas de contarse, que aún no se recuperan todas y que en el ir y venir seguro que encontraremos anécdotas de apropiación, de intercambio cultural y de significación por el habitar en el mismo lugar. El colectivo Chiquihuite Culture Club, en este sentido, coincide en que habitar en la actualidad un mismo territorio invita a conocer su pasado pero también construir un presente, que permita pensarse a sí mismos como agentes de cambio, que mediante el intercambio de saberes con sus vecinas y vecinos sobre la importancia de cuidar y transformar el espacio que nos lleva a convivir diariamente, con conciencia sobre lo que nos rodea socialmente y en equilibrio con el cuidado de la naturaleza que aún persiste entre las montañas.

*Cuauhtepec, del vocablo en náhuatl significa “Cerro de águilas”, sin embargo en términos oficiales se escribe sin “h”. Cuautepec de Madero (Barrio Bajo) y Cuautepec el Alto (Barrio Alto), son el centro del entramado urbano que conjunta un poco más de 50 colonias populares en esta zona de la Ciudad. Agrupaciones como Equipo Comunitario Cuauhtepec han publicado: Memorias de Ayer y Hoy, Catálogo fotográfico Imágenes e historias de Cuauhtepec, entre otros. Por su parte, Lucía Álvarez Enríquez (UNAM) hace mención al significado en el libro Pueblos Urbanos. Identidad, ciudadanía y territorio en la Ciudad de México y Cuauhtémoc Ochoa Tinoco en coordinación con Iván Gomezcésar Hernández (UACM) en su más reciente libro Cuautepec. Actores sociales, cultura y territorio, se puede apreciar la necesidad de interpretar el significado del término de acuerdo con la historia de la localidad y la interpretación de éste en relación con la construcción identitaria de sus pobladores originarios.


Este material, surge de ese intercambio de saberes, entre vecinas y vecinos, agrupaciones culturales, investigadores, artistas, entre cada persona interesada en compartir sus experiencias y conocimientos sobre lo que ahora es Cuautepec. En Retrospectiva/ Club 14-20. El entusiasmo de compartir el placer por la cultura, artículo inédito que nos comparte Cuauhtémoc Ochoa Tinoco, nos relata sobre la primer agrupación cultural que en los años 60 se dedicaba a compartir desde el cine y las tertulias, otras perspectivas en el habitar y apropiarse del espacio social. Desde la anécdota histórica, la descripción de este texto nos invita a imaginar las fiestas y la organización colectiva en los tiempos en que el crecimiento poblacional y la invasión territorial en esta zona de la ciudad era inimaginable, acompañado por fotografías del archivo fotográfico de Miguel Ochoa Cifuentes, podemos observar imágenes que nos permiten pensar el territorio hasta hace unas décadas. El siguiente apartado que contempla este material es Biografías/, el cual está dedicado al trabajo artístico de Teresa Irene Barrera, artista visual e historiadora de formación que habita el norte de la ciudad e inspira parte de su obra en el cerro del Chiquihuite, tal como lo muestra en la exposición Visiones del Chiquihuite, comparte con nosotros algunas imágenes de esta colección que ha sido expuesta en Clínica Regina en el año 2017. Entre las líneas temáticas que definen su obra se encuentran: Lucha, Exvotos, Bestiary, Mujeres y Crónicas del Barrio. Por su parte, en Imaginarios/ Miradas digitales en la construcción de lo cultural: el grupo Comunidad Cultural Cuautepec, Gabriela Paulina Ibarrarán Hernández relata a modo de descripción no densa, la diversidad de acciones y la agenda cultural que acrecienta en el itinerario de lo virtual hacia lo comunitario en la zona de Cuautepec. Personaje de barrio es el apartado que da muestra de que la cotidianidad que cada habitante comparte en su existir sobre el territorio marca un importante significado. Francisca nos abre las puertas de su casa para conocer el jardín polinizador que ha creado, sin ser consciente de esto, por el simple hecho de gustar de las flores y plantas hasta llenar cada rincón de su pequeño espacio en las faldas del cerro de las antenas. En entrevista para la Radio Bocina Chiquihuite nos compartió su experiencia al llegar en los años 70 ́ a vivir aquí y como su participación en la calle que habita junto con otros vecinos en la colonia El Carmen permitió conseguir servicios básicos como agua, luz y pavimento en aquel entonces. Mediante las actividades que programamos en el proyecto Móvil Itinerante Pa´l Barrio con el taller de Fotografía, recopilamos las imágenes que contiene este catálogo en su sección de Montaje visual a través de la mirada de cada participante sobre cómo viven Cuautepec, Tania Galicia González integrante y tallerista del colectivo comparte el texto curatorial de este escenario.


Experiencias/ Talleres y Actividades del proyecto Móvil Itinerante Pa´l Barrio, da muestra de lo que en el taller Reverdece Recicla Revive realizamos, donde comenzamos con ideas básicas para iniciar un huerto en casa, cuidar de nuestros cuerpos mediante el conocimiento de las plantas medicinales y su uso, cuidar de nuestros entornos mediante el mapeo de necesidades en nuestras calles hasta el transformar lo que consideramos basura en arte para celebrar a la muerte y a la vida también. A través del ejercicio de transmitir mediante la voz, en la Radio Bocina Chiquihuite conocimos historias de vida que surgen y generan cambios en este pedacito de ciudad, en su configuración urbana, en quienes cuidan de la Sierra como el profesor Ygnacio Jiménez Tinajero integrante del colectivo Los amigos del árbol y reforestación Cuautepec, en quienes transforman la basura en Instrumentos No Formales como Fores integrante de la agrupación musical Orquesta basura. Para no quedarnos en la inacción pandémica, con el Cinemóvil: proyecciones desde la sala, no bajamos la guardia en estos tiempos para seguir buscando formas de recrear y reflexionar sobre nuestro estar en sociedad, mediante títulos seleccionados con temáticas de cuidado medioambiental, organización colectiva y el papel de las mujeres ante los contextos de violencia. Así concluimos nuestras actividades, adaptando el provenir al nuevo contexto que nos paralizo socialmente en algunas dinámicas, pero nos movió hacia nuevas formas de encontrarnos, de mirarnos y escucharnos, que nos recordó que aún falta mucho por hacer y ser ante las desigualdades históricas que hoy más que nunca están latentes. Colectivo Chiquihuite Culture Club

"Adaptación". Puesto de quesadillas, tianguis colonia El Cámen, Cuautepec Barrio Bajo. Fotografía: Corina Durán González


Retrospectiva


Club 14-20. El entusiasmo de compartir el placer por la cultura. Por Cuauhtémoc Ochoa Tinoco A finales de los años sesenta la vida en norteño pueblo de Cuautepec transcurría sin grandes cambios en sus festividades cívicas y religiosas, en sus tradiciones y costumbres y en su organización política y social; aunque ya comenzaba a experimentar los efectos de la llegada de cientos de migrantes que vieron en su territorio la posibilidad de poseer un lugar donde construir su vivienda y satisfacer, aunque precariamente, sus necesidades básicas y sus resplandecientes sueños en la gran Ciudad de México. En un pueblo con dos barrios y algunas colonias populares a su alrededor eran pocas las familias que tenían posibilidades de asistir regularmente a un museo, algún concierto, ir al cine, disfrutar una obra de teatro, fuera de revista, clásica o vanguardista, por decir algo, ni pensar en otras actividades que tuvieran como escenario localidades más allá del “centro de México”. Además, la visión campirana aun influyente en buena parte de sus habitantes no consideraba aquel mundo de cultura y arte como relevante en su existencia. Como solía suceder en algunos pueblos periféricos de la capital mexicana, los días de campo en los cerros circundantes, los juegos infantiles en los solares, los bailes populares, la práctica deportiva del fútbol y el béisbol, las fiestas familiares, las actividades escolares y cívicas en los contados colegios primarios, así como las fiestas “de pueblo” de los barrios (Cuarto Viernes y la festividad del Señor de Cuautepec en la Preciosa Sangre de Cristo en Barrio Alto y la celebración de la Virgen del Carmen en Barrio Bajo) eran parte de la agenda de entretenimiento y cultura de la mayoría de los pobladores.

En este panorama era difícil pensar, no sólo acceder a los bienes y servicios culturales de la ciudad, sino considerar la difusión de la cultura y el arte como una actividad posible y necesaria para los habitantes de la zona del Valle de Cuautepec. Sin embargo, como suele suceder, la inquietud y el gesto solidario de compartir experiencias propias a los ajenos, llevó a un grupo de jóvenes a echar andar un proyecto que marcó, analizando el caso en retrospectiva, el inicio de los primeros proyectos culturales en el Valle de Cuautepec con rasgos de lo que hoy llamamos gestión cultural. A mediados de los años 60 (probablemente 1965), aquellos jóvenes fundaron una agrupación denominada Club 14-20. Su objetivo fue la difusión cultural y la participación en actividades cívicas en el pueblo de Cuautepec. El nombre tenía un singular significado: quienes lo formaron era 14 personas y el límite del grupo serían 20 integrantes, de ahí 14-20*. El antecedente de este grupo fue el Club Alteño, conformado años anteriores por vecinos de los dos barrios del pueblo con fines similares al que le sucedería, pero que tuvo poca actividad y pronto se desintegró. Varios de sus organizadores participaron en la creación del 14-20. Entre los integrantes del Club estuvieron Luis Paredes, Miguel Ochoa, Silvio Plata, Javier Tinoco, Ricardo Salazar, Isidoro Tinoco, Alfonso Maya, Sócrates Plata, Raymundo Tinoco, Guillermo Ariosto Acosta, Alfredo Tinoco. La mayoría de ellos eran de familias originarias, no obstante, fue un grupo plural y abierto, pues también había entre sus miembros personas avecindadas con cierto reconocimiento o relacionadas con las mismas familias del pueblo.


Entre las actividades principales del Club fue la organización de un cine club, en el cual se exhibían películas y documentales de diferentes países del mundo. Ellos gestionaban directamente el préstamo de los materiales con embajadas extranjeras en México. El lugar donde se realizaba esta actividad era el Centro de Bienestar Social, localizado en Cuautepec Barrio Alto, cerca del Deportivo Juventino Rosas, (hoy Centro de Bienestar Social Cuautepec del D.I.F.). Las funciones eran concurridas aunque no había una programación continua. La mayoría del público era de niños y adolescentes, aunque también asistían jóvenes y adultos. En aquellas funciones se pudieron ver documentales y películas de Estados Unidos, Japón, Inglaterra, Canadá, entre otros países. El proyector, que era prestado, su instalación y su funcionamiento era en sí mismo un espectáculo. Los rayos luminosos atravesaban la oscuridad del salón atrayendo las miradas de los asistentes hacía las imágenes en movimiento, vivencia toda que quedaría estática en la memoria de muchos de los asistentes de ese singular cineclub. En aquellos años ese Centro de Bienestar era el único espacio gubernamental formal para actividades de este tipo y el entusiasmo de algunos miembros del 14-20 la posibilidad de acercamiento a otro tipo de experiencias culturales. También organizaban bailes populares en el contexto de las fiestas patrias y patronales de Cuautepec Barrio Alto. Algunos de estos bailes se realizaban en un lugar llamado Los Olivos, el cual era un gran terreno de la familia Plata que en diversas festividades del pueblo se adaptaba para bailes y reuniones relevantes. Este espacio se encontraba cerca de la esquina de las calles de Mauricio Gómez y Venustiano Carranza, en el centro de Cuautepec, Barrio Alto.

Este recinto tiene un lugar especial en la memoria de los pobladores de mayor edad, pues en él hubo grandes bailes y se presentaron artistas que en esos años eran de renombre en la escena artística nacional, como por ejemplo: Pérez Prado y su Orquesta, Acerina y su Danzonera, El trompetista “Chino” Ibarra, Arturo Núñez y su Orquesta y La Danzonera de los Urban, entre otros. Otra actividad frecuente era la organización de charlas o conferencia de personalidades importantes de la región, quienes provenían principalmente de la Villa de Guadalupe. Entre los temas que trataron los invitados en estas tertulias fueron, por ejemplo, la historia de la región norte del D.F., las biografías de músicos y artistas de la época, pasajes de la historia de la Villa de Guadalupe. Asimismo, organizaron pláticas con académicos como el etnomusicólogo Raúl Helmer o cronistas como el de la delegación Gustavo A. Madero, Horacio Sentíez. Algunos de estos encuentros se realizaban en el marco de las festividades del natalicio del músico y compositor Juventino Rosas, personaje muy apreciado en la historia de Cuautepec y en memoria de sus pobladores, las cuales se llevaban a cabo en plazas públicas, casas particulares y en algunas escuelas. El Club tenía un espíritu cívico por lo cual participaban en ciertas conmemoraciones históricas como las fiestas patrias, la conmemoración de la Revolución mexicana, y en fechas importantes para el pueblo como el ya mencionado aniversario del nacimiento de Juventino Rosas. En estas celebraciones colaboraban en su organización y realización o, en su caso, participaban promoviendo ciertas actividades de índole artística y cultural.


Desfile de la reina de las fiestas patrias 60´ Cuautepec, Barrio Alto. Archivo Fotográfico de Miguel Ochoa Cifuentes

Ofrenda a Miguel Hidalgo, fiestas patrias 60´ Cuautepec, Barrio Alto. Archivo Fotográfico de Miguel Ochoa Cifuentes


La difusión, elemento central en este tipo de labores, fue muy limitada en términos de recursos económicos, más no en ideas y empeño. Los carteles y mantas elaboradas a mano fueron algunos de los materiales empleados, la promoción de “boca en boca” fue efectiva y el convencimiento a algunos comerciantes y personas de la comunidad de apoyar estas singulares acciones lograron mantener el esfuerzo del grupo. Otros aspectos relevantes en este proyecto fueron la constancia, la disciplina y la mística solidaria de la mayoría de los miembros del Club, así como la credibilidad que adquirió el proyecto, a lo largo de su existencia, entre la gente del pueblo, de sus barrios y sus colonias. En este sentido debemos considerar que, en ese periodo, ya principios de los años setenta, aun los barrios y las nuevas urbanizaciones populares eran de una escala relativamente pequeña y las relaciones sociales tendían todavía a privilegiar los vínculos personales y comunitarios; situación que en ocasiones beneficiaba la puesta en marcha de las iniciativas de los 14-20, aunque no siempre fue así. Las propuestas de actividades surgían, por una lado, del interés de los participantes en el Club por mantener y difundir las diversas tradiciones y festividades del pueblo y, por otro, eran producto del ánimo de algunos de los integrantes por compartir conocimientos y experiencias culturales poco comunes, de acceso limitado al público general, como la exhibición de documentales y películas extranjeras, las conferencias de personalidades diversas (músicos, académicos, cronistas), las audiciones de artistas conocidos y de otros que no lo eran tanto.

Ante la precariedad en que surgían los nuevos asentamientos populares tuvieron una idea para acercar a sus habitantes a los espacios culturales y sociales de la localidad y de la delegación Gustavo A. Madero a la que pertenecía. Para ello elaboraron una guía de equipamientos culturales y educativos con el fin de que los colonos y habitantes del pueblo conocieran esa oferta, contribuyendo así, pensaban ellos, a mejorar el desempeño académico de los estudiantes, tener otras opciones para usar su tiempo libre y evitar demorados traslados a la ciudad central o “a México” cómo se decía en aquellos tiempos. No había una estructura organizativa permanente. La coordinación del grupo, generalmente, fue asumida por Miguel Ochoa Cifuentes y Luis Paredes Mendoza, quienes también se convirtieron en los representantes más activo del Club. No obstante, en lo mejores momentos de este proyecto todos los miembros participaron en las diferentes labores e iniciativas que planeaban. El esfuerzo fue básicamente ciudadano. Los recursos para su funcionamiento eran aportados por los miembros del Club y, en ocasiones, recibían apoyo de personas o grupos de la comunidad y de algunas agrupaciones civiles. No tenían patrocinio gubernamental, pero ello no limitaba la colaboración con instancias delegacionales o del gobierno central del Distrito Federal, tanto en el préstamo de instalaciones o espacios públicos como en la cobertura institucional de ciertas actividades como los bailes populares o la realización de conmemoraciones cívicas. Cada uno de los miembros, no sólo aportaba su cuota sino sus conocimientos y sus habilidades, que eran muy diversas, pues había médicos, empleados, comerciantes, trabajadores del gobierno, transportistas, agentes de ventas, etc. El resultado no siempre era efectivo, pero ello servía para mejorar en el siguiente evento.


A mediados de los 70 el Club se desintegró, en buena medida por las diferencias de intereses de sus miembros y el desgaste de la relación interna en la cual el trabajo, el esfuerzo y la aportación de recursos fue cada vez más diferenciado. Esta iniciativa derivo en el tránsito por caminos diferentes de sus integrantes. Por una parte, unos decidieron formar el Club de Leones de Cuautepec, organización civil con fines altruistas y de entretenimiento. Otros en cambio, principalmente quienes no eran nativos como Miguel Ochoa, Luis Paredes y Alfonso Maya, enfocaron sus esfuerzos a la organización de los colonos de la zona de Cuautepec y a la gestión de servicios públicos (aguas, drenaje, escuelas, centros de salud, pavimentación, etc.) y otras demandas sociales (regularización de la tenencia de la tierra, participación ciudadana, etc.). El objetivo entonces era mejorar las difíciles condiciones de vida que el proceso de urbanización acelerado había producido tanto en los dos barrios de Cuautepec y las viejas y nuevas colonias que se extendían a lo largo y ancho de esta comarca norteña. Estos andares son otras historias por contar. Rememorar al Club 14-20 nos permite ver que la difusión y gestión cultural en esta localidad no es un tema reciente, aunque por la grave situación social por la que atraviesa la zona norte de la Ciudad de México pareciera que estamos ante un páramo cultural. Las maneras de hacer su labor y los fines que buscaban eran, seguramente diferentes, más el ánimo y el entusiasmo de los de ayer y hoy son sin duda, el combustible que mantiene el placer de compartir el arte y la cultura.

Presentar este caso tiene como objetivos contribuir a escribir la historia del quehacer cultural de Cuautepec y compartir con los viejos y nuevos hacedores y difusores culturales experiencias significativas que los lleven a reflexionar sobre la importancia y la necesidad de su labor en contextos urbanos populares como es el caso del Valle de Cuautepec. Me interesa anotar finalmente, que la recuperación de las experiencias, saberes y quehaceres de quienes han contribuido a transformar las comunidades urbanas en diferentes ámbitos de su existencia, permite la comprensión del cambio sociocultural de esos espacios y brinda herramientas para reflexionar y repensar el trabajo presente de la pléyade de personas y grupos que, como en Cuautepec, bregan cotidianamente por mejorar sus vidas y sus entornos a través del arte y la cultura. Cuauhtémoc Ochoa Tinoco es profesorinvestigador de la UACM, plantel Cuautepec. Sociólogo, Maestro en Planeación y Políticas Metropolitanas UAM-Azcapotzalco y Doctor en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM. Sus líneas de investigación son urbanización y procesos socioculturales en el norte de la Ciudad de México, políticas y gestión cultural en la Ciudad de México y en la frontera norte de México. Cultura, participación ciudadana y espacio público.. *La información relevante para este texto fue proporcionada por Miguel Ochoa Cifuentes, uno de los fundadores y gestores del Club 14-20, a quien se entrevistó el 27 de junio de 2015 en Cuautepec, Barrio Alto, Distrito Federal (hoy Ciudad de México).


BIOGRAFÍAS Teresa Irene Barrera

Fotografía: Alec Dempster


Biografías

« GOTZILLA ATACA EL CERRO » 50x35cm Monotipo en papel de algodón intervenido con tinta y acrílico Teresa Irene Barrera Extracto de su obra Visiones del Chiquihuite

Teresa Irene Barrera Teresa Irene es una artista visual que vive en la periferia de la Ciudad de México, donde ha radicado desde hace veinte años y ha realizado su trabajo artístico. Nacida en el rumbo de la villa, su amplio trabajo de pintura, muralismo, dibujo, arte callejero y animación ha sido inspirado en el contexto en el que vive y expuesto en muchos estados de México así como en Canadá, Cuba y Colombia. Trabaja en un luminoso estudio embebido en la arraigada expansión de la enorme ciudad donde fervientemente documenta un volátil mundo interior, así como las realidades del México contemporáneo.


KING KONG EN EL CERRO 50x35 cm Monotipo en papel de algodón intervenido con tinta y acrílico Teresa Irene Barrera Extracto de su obra Visiones del Chiquihuite


La formación de Teresa como historiadora y su conocimiento exhaustivo de regiones y tradiciones recónditas de México se revela en imágenes eruditas, pero principalmente lúdicas y espontáneas. Estudió la licenciatura en Historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México cursando materias orientadas a la historia y la teoría del arte. LA DAMA 50x35 cm Acrílico sobre papel Teresa Irene Barrera Extracto de su obra Visiones del Chiquihuite

Su trabajo se diversifica en pintura, muralismo, ilustración, talleres de artes plásticas, animación, docencia en historia, museografía y desarrollo comunitario.

Conoce más sobre su trabajo en: http://www.teresairene.com/pintura.html o en su página de Facebook/ Teresa Irene Barrera - Pintura e Ilustración


IMAGINARIOS Por Paulina Ibarrarรกn Hernรกndez


Consulta:

/Comunidad Cultural Cuautepec

Pรกgina del Seminario Permanente Cultura y Sociedad en el Norte de la CDMX : https://scscuautepecuacm.wixsite. com/norteculturacdmxuacm


Personaje de barrio Ella es Francisca Olalde Guardado, tiene 85 años y es nuestra vecina en la colonia El Carmen, nos cuenta que llegó a vivir a Cuautepec en el año de 1976, cuando aún las calles no eran concreto. Para habitar dignamente nos cuenta como se organizaban con vecinos y vecinas de la calle Francisco I. Madero para conseguir que la delegación en aquel entonces, les brindará los servicios básicos que necesitaban, pues nos dice: "No había luz, ni agua, ni pavimento, estaba muy abandonada esta calle, nos preocupaba no tener servicios, teníamos que subir a la pileta para acarrear agua. Nos organizamos con vecinos para tramitar, primero, el ramal de agua, luego el ramal de drenaje, pero cuando solicitamos el pavimento, nos dijeron que eso no nos lo podían colocar ellos, entonces se logro con la cooperación de los vecinos, cada quien escarbaba su pedazo hasta que lo logramos, éramos al rededor de 33 familias, los principales promotores Don Luis González y yo en la gestión de documentos, la cooperación nos tocaba todos". Su percepción antes de llegar a Cuautepec era de incertidumbre, como es cotidiano esta zona de la ciudad se caracteriza por ser un lugar inseguro, nos cuenta que cuando llegó aquí era muy tranquilo: "Yo viví mucho tiempo en Ticomán, y ahí se oía decir que como aquí se acostumbraban los bailes públicos y siempre había muertos, entonces decíamos, allá no vamos por que matan, pero cuando llegamos realmente lo notamos muy tranquilo, podíamos dejar todo en el patio y no se perdía nada, todo era tranquilo, en ese tiempo note que no había mucha violencia, me sentía tranquila, ya después fue cuando todo cambió". La particularidad que define a Francisca entre otros habitantes de la colonia es la cantidad de mariposas y colibrís que se ven salir y entrar por su patio, lugar al que nos permitió acceder para conocer su jardín autoconstruido por el gusto de adquirir plantas, cactus y flores en el mercado: "Pues comencé comprando una maceta y luego otra, poco a poco fui llenando, y me decía, y si me la llevo, ahora donde la pongo, no importaba, siempre llegaba con una plantita nueva, me fue gustando y como dije, ahí ya no vamos a fincar, pues fui llenando de plantitas, no acabo de contarlas, y así tengo mi bola de bosque en la casa, me gustan más las flores..." Además de coleccionar flores, también colecciona álbumes fotográficos con el momento de floración de cada ejemplar con el que cuenta , pues le pide a su hija y nietos que tomen fotografías de estos momentos. Consideramos importante que su amor por las plantas permita que polinizadores y aves tengan un cachito de lugar entre la urbe, si tuviéramos en cada casa un pedacito como éste, ayudaríamos mucho a los ecosistemas que habitan cerca en el área natural protegida.



Taller de Fotografía Tania Galicia González En el colectivo Chiquihuite Culture Club compartimos el taller de fotografía, con el fin de que la comunidad tuviera un acercamiento a esta práctica visual, aprender técnicas básicas para utilizarlas como herramientas de recreación y aprendizaje en su vida diaria. La fotografía puede ser una herramienta para brindarle a la sociedad una mirada distinta y real de lo que ocurre en nuestro entorno. Al realizar las prácticas fotográficas los asistentes se percataron que no solo se trata de capturar imágenes, sino que va más allá, es darle un sentido a lo que quieres transmitir con la imagen, es mostrar un pedacito de realidad. Aprendimos diversas maneras de observar nuestro entorno, desde el paisaje, monumentos o sitios representantivos de nuestras colonias también observamos la diversidad que cada individuo representa en el espacio. Tratamos de conocer tras el lente acerca del lugar en que residimos.


Atardecer 2020 Chalma de Guadalupe Rosa RodrĂ­guez

Luces de la ciudad 2020 Loma la palma Sahida Cabrera


Mirador 2020 Sierra de Guadalupe Jesús Camacho

Cruces 2020 Sierra de Guadalupe Jesús Camacho


Laguna 2020 El arbolillo Dennise Lira

ColĂşbrido 2020 Sierra de Guadalupe Tania Galicia


Reloj, Iglesia de la Preciosa Sangre. 2020 Cuautepec El Alto Donovan Alexander González García

Jardín Madero 2020 Cuautepec de Madero


Sin nombre 2020 Jardín Hidalgo, Cuautepec el Alto Donovan Alexander González García

Zapatero 2020 Jardín Hidalgo, Cuautepec el Alto

Día de muertos 2020 Tianguis, El Cármen Corina Durán González.


Experiencias/ Talleres y Actividades del Móvil Itinerante Pa´l Barrio



Agradecimientos Después de éste recorrido visual, no nos queda más que agradecer a cada una y uno de ustedes, que se sumaron y formaron parte de ésta adaptación al realizar nuestras actividades de manera virtual, pues las medidas de cuidado social nos lo exigían. De pronto, tuvimos la certeza de encontrarnos unos cuantos, en actividades presenciales que no representaran algún peligro. Agradecemos a cada participante que se sumó, a quienes se mantuvieron hasta ahora y a quienes no también. A cada colectivo, grupo o artista que se sumó con las actividades del colectivo, a Ygnacio Jiménez Tinajero por sus enseñanzas y compartir su amor por la naturaleza y el cuidado de la sierra de Guadalupe, a Fores de Orquesta Basura por sumarse a la entrevista digital para conocer más sobre el cuidado del medio ambiente al transformar la basura en instrumentos, a Son de Agua y Miel por su música, a Teresa Irene Barrera por compartirnos su obra artística, a Cuauhtémoc Ochoa Tinoco por compartir el material fotográfico que su padre heredó y el texto que nos remonta al pasado de la construcción cultural aquí, asi como a Sirena Camacho por compartir su conocimiento sobre Cuauhtepec. Agradecemos el acompañamiento por parte del equipo del programa social del cual hemos sido beneficiarios durante este 2020. La lista es interminable, las acciones colectivas, se construyen de muchas formas y el colectivo Chiquihuite Culture Club busca tejer redes de apoyo mutuo que fortalezcan el intercambio cultural, aquí en este recóndito lugar de la ciudad.




Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.