Winnipeg

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CCESantiago Actividades en Conmemoraciรณn de la llegada del Winnipeg



Los inicios

Toda historia tiene una prehistoria. La prehistoria del Centro nos retrotrae a fines de los años 80, a las primeras acciones de cooperación al desarrollo en Chile y a la tímida acción de promoción cultural de la jovencísima democracia española. Se puede observar claramente cómo la actividad se dirigía sobre todo a establecer puentes (o a fortalecer los ya existentes) entre España y Chile: está el apoyo prestado para la exposición “Chile Vive” en el Círculo de Bellas Artes en Madrid en 1987 (primera oportunidad de encaje internacional para toda una nueva generación de artistas chilenos), y el homenaje “Winnipeg, cuando la libertad tuvo nombre de barco” (1989). Ya iniciada la década de los 90, se actúa de cauce para el apoyo de los intelectuales y artistas españoles a la nueva democracia chilena (visita de Rafael Alberti en 1991). La acción cultural de España en Chile establece entonces sus dos líneas principales de trabajo: la promoción de la cultura española y la cooperación cultural al desarrollo (partiendo ambas del objetivo básico de fomento y defensa de la CULTURA).

Imágenes Colección Biblioteca Nacional de Chile 1939


Conmemora los 60 aĂąos de la llegada del Winnipeg 1999


Exposición “Winnipeg. Los niños de la guerra” organizada junto a la Agrupación Amigos del Winnipeg 2005

Agrupación Winnipeg: hace coincidir sus 66 años de arribo al país, con la exposición de la maqueta del que fuera un legendario barco, que a partir de aquel lejano agosto de 1939, zarpó hacia Chile, con un cargamento humano de 2400 pasajeros; marcando un hito en la Historia de España. También destacamos en esta exposición, las fotos de los que en aquel entonces eran “Niños de la guerra”. La maqueta fue hecha por Don Marcelino Aceituno Huerta, retirado de la Armada integrante del Club de Modelismo Naval “Valparaíso”, que tiene su sede en el Museo Naval y Marítimo, cedido por la Armada de Chile, en el cerro Playa Ancha, Valparaíso.


Exposición Exposición Literaturas del Exilio Centro Cultural La Moneda 2007

El 26 de enero de 1939, las tropas de Franco están en las puertas de Barcelona. Una riada de gente inicia el camino del exilio. Entre esta multitud hay escritores e intelectuales, artistas y hombres de ciencia. Gracias al apoyo de varias organizaciones, pasan los primeros meses en refugios en el sur de Francia. Otros, con menos suerte, acaban en los campos de concentración precariamente acondicionados en yermos y playas. Empieza una aventura que obliga a tomar decisiones, que se traducen en cambios radicales en la forma de vivir. Europa se prepara para la Segunda Guerra Mundial. Y en América, sólo tres países abren sus puertas a la avalancha de refugiados: México, Chile y la República Dominicana. La obra de los escritores -la novela, los cuentos, las memorias, la poesía- es el mejor testimonio de una experiencia que afectó a miles de personas. Siguiendo la voz de los escritores, Literaturas del exilio ha regresado a los lugares en que se desarrolló esta historia con el fin de recuperar libros, manuscritos y fotografías que transmiten el clima moral del exilio. Y para filmar un documental que permite revivir algunos de sus episodios fundamentales: el paso de la frontera, la llegada a América, la contribución de los exiliados a la vida cultural de los países de acogida, el dilema del retorno. El comisariado de la muestra reúne a tres autores de campos distintos: El crítico literario Julià Guillamon, responsable de los contenidos, ha reconstruido las historias de los escritores exiliados a través de su obra literaria y del testimonio de quienes les conocieron. El cineasta Joaquim Jordà ha recorrido algunos lugares destacados del exilio y los ha filmado tal y como se encuentran en la actualidad, huyendo de la reconstrucción histórica y proponiendo una reflexión acerca del tiempo y la pervivencia de la memoria. Y el artista plástico Francesc Abad ha sido el autor de las instalaciones que sintetizan metafóricamente algunas de las secuencias que relata la exposición.



ORQUESTA DE CAMÁRA CATALANA El exilio musical español en Latinoamérica 10 de Octubre 2010

Si la figura de Manuel de Falla es reconocida como el compositor español más importante del siglo XX, no es menos cierto que otros compositores lograron una gran importancia en su lugar de residencia como dinamizadores de la vida musical y, ellos mismos, compositores de valía. Un denominador común a todos ellos fue una guerra que interrumpió su trayectoria personal y artística en su país de origen y que continuaron en el exilio latinoamericano. Son los casos de Jaime Pahissa en Barcelona, Julián Bautista en Madrid, Montserrat Campmany, nacida en Barcelona y formada en Buenos Aires; y de la compositora Diana Pey, quien llegó a Santiago de Chile acompañada de sus padres y dos hermanos viajando a bordo del vapor WINNIPEG en 1939. Fue en esta capital en donde desarrolló su carrera profesional en la Facultad de Artes de la Universidad de Chile. Con el advenimiento de la dictadura militar, Diana Pey en 1973 debe exiliarse por segunda vez, ahora en Estados Unidos, falleciendo en Miami en 1988. Su Trío en sol menor (cello, violín y piano), se ha recuperado gracias a la gestión de la Embajada de España en Chile y a la aportación y generosidad de sus familiares, especialmente de su hija Mara Colli Pey, quien ha proporcionado las partituras de la obra. El estreno póstumo tuvo lugar en el Teatro de la Universidad de Chile el día 10 de octubre de 2010 y fue nterpretado en Santiago de Chile por la Orquesta de Cámara Catalana, bajo la dirección del maestro Joan Pàmies, como parte del programa “El exilio musical español en Latinoamérica”.

Programa Jaume Pahissa (1880-1969) Cantata en la tumba de García Lorca Diana Pey (1917-1988) Trío Julián Bautista (1901-1961) Tres Ciudades Montserrat Campmany (1901-1995) Firulete, 6 canciones infantiles Manuel de Falla(1889-1945) Psyché Manuel de Falla El amor brujo (versión 1915) DIANA PEY Diana Pey Casado nace en Madrid en 1917. De padres catalanes, siendo niña se traslada a Barcelona. El 1939, fin de la guerra civil marca la huida de la familia de España, por lo que abordará el WINNIPEG con destino a Chile, en su primer exilio, el español. Curiosamente, sería la única compositora española que viajaría en el emblemático vapor junto a tantos otros destacados exiliados. Siendo muy joven, además de su trabajo como concertista e intérprete acompañante en Radio Cooperativa, Diana Pey ingresó como alumna a la Escuela de Artes Musicales de la Universidad de Chile. Su segundo exilio, el chileno, ocurriría en 1973. Diana Pey integra la breve nómina de mujeres que han compuesto música en Chile, junto a Pina Harding, Gloria López, Emma Ortiz o Iris Sangüesa, con una didáctica participación en el desarrollo musical chileno. Entre sus composiciones destacan: “Trío” (cello, violín y piano) y “El Cantar de los Cantares” (Cantata para cuerdas y vientos).



Lanzamiento Winnipeg antología chileno española contemporánea. Ediciones Santiago Inédito 11 de mayo de 2011

Edición especial de conmemoración de los cuarenta años del Premio Nobel de Pablo Neruda y de los setenta y dos años desde que el poeta organizara el viaje en el Winnipeg, barco que acogió a más de dos mil refugiados españoles para traerlos a Chile. Por este motivo se han reunido en esta muestra poetas y chilenos y españoles, como un homenaje a la hermandad entre dos pueblos a través de la palabra. Los chilenos antologados son: Horacio Eloy, Hugo Quintana, Guillermo Rivera, Sergio Rodríguez Saavedra, Carlos Solá, Francisco Véjar, Marcelo Velmar y Enrique Winter. Por España: Jordi Doce, Jesús Jiménez Domínguez, Luis Luna, Andrés Neuman, Manuel Panizzo Vanbossel, Benjamín Prado y Abel Santos.


Documental: “Balmes, el doble exilio de la pintura” 2011

Del realizador chileno Pablo Trujillo Novoa, financiado por el Fondo de Fomento Audiovisual del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile y por la Consejería Cultural de la Embajada de España. José Balmes, artista plástico de nacionalidad española, llegó a Chile en el Winnipeg (1939). Ha desarrollado gran parte de su obra pictórica y académica en Chile. Ha obtenido numerosos premios y distinciones, entre otros el Premio Nacional de Arte 1998.


Obra “Winnipeg de los Pirineos a Los Andes” de Claudia Pérez 2012 (Estrenada en Matucana100)

La historia del barco que trajo a Chile más de 2 mil refugiados españoles tras perder la Guerra Civil de su país es el punto de partida para la creación de este montaje teatral que dirige Claudia Pérez. Tras perder la Guerra Civil Española, alrededor de 500 mil republicanos comenzaron un éxodo masivo hacia Francia a través de los Pirineos, con la esperanza de ser allí recibidos y refugiados a la espera de que en su país retornara la democracia, lo cual demoró más de 30 años. Hombres, mujeres, jóvenes, niños y ancianos realizaron este difícil viaje para cruzar la cordillera, con pocos víveres y un duro clima, dejando atrás familias y amigos, muchos muertos en la guerra y otros presos. Sin embargo, en Francia no fueron acogidos, sino que, muy por el contrario, fueron ingresados a campos de concen¬tración en los que vivieron en condiciones miserables. En este contexto, el pintor Luis Vargas Rozas le escribió a Pablo Neruda para contarle la penosa situación de estas personas, en su mayoría, gente de trabajo e intelectuales. Esta carta fue el principio de una larga gestión para conseguir trasladar a más de 2 mil españoles a Chile. Y así fue como en la madrugada del 3 de septiembre de 1939, llegó a las costas de Valparaíso un barco carguero en el que, si bien no cabían más de 50, venían 2.040 personas, muchas de las cuales revolucionarían después la industria en Chile y/o aportarían al desarrollo artístico e intelectual de nuestro país. La obra “Winnipeg, de Los Pirineos a Los Andes” cuenta esta historia desde el fin de la guerra, pasando por el viaje a través de Los Pirineos, la llegada a Francia, las gestiones para el viaje, la travesía en el Winnipeg y, por último, la llegada de los personajes a este nuevo mundo, un país telúrico, en continuo movimiento, pero con la seguridad de tratarse de un país en paz.


Presentación del libro “Winnipeg. Testimonios de un exilio” de Julio Gálvez. Miércoles 9 de enero 2013

Este libro viene a completar la parte que faltaba de la historia sobre los españoles del Winnipeg, iniciada en 1989 por Jaime Ferrer Mir con su libro “Los Españoles del Winnipeg, el Barco de la Esperanza”, obra que fue presentada por la Embajada de España con ocasión de cumplirse el cincuentenario del hecho histórico. A través de este nuevo libro, Julio Gálvez aporta nuevos antecedentes históricos junto a una amplia visión del aporte que significó para la cultura, la industria y el comercio chilenos la llegada de este numeroso contingente de inmigrantes en 1939. Ello demuestra que el país fue el principal beneficiado por su humanitaria hospitalidad. La obra de Julio Gálvez fue editada por Jaime Ferrer Mir y su sello Ediciones Cal Sogas, en diciembre de 2012. Su autor, Julio Gálvez Barraza, obtuvo por su escritura la Primera Mención Honrosa otorgada este año por el Consejo Nacional del Libro y de las Artes, recientemente otorgado por su gran aporte a la memoria histórica del país.


Homenaje a JosĂŠ Ricardo Morales En el Centro Cultural de EspaĂąa martes 08 de abril, 2014


Participacion y patrocinio del CCESantiago / Embajada De España En Actos 75 Aniversario de la legada del Winnipeg A Chile Organizado por la Municipalidad de Providencia 2014

Ceremonia Inaugural: Jueves 7 de Agosto 2014, 19:00 horas Sala Carmen Waugh, Montecarmelo Casa de la Ciudadanía En la ceremonia inaugural se contó con la presencia de la Alcaldesa de Providencia, Josefina Errazuriz, la Presidenta de la Agrupación Winnipeg Mercedes Corbato González , el Embajador de España, la Consejera Cultural de la Embajada de España en Chile, los Concejales y Concejalas de la Comuna de Providencia , Ministros de Estado y Parlamentarios trabajar. “Winnipeg para niños” Sábado 16 y Sábado 23 de agosto, 16:00 horas Lugar: Sala La Capilla, Montecarmelo Casa de la Ciudadanía.

Espectáculo familiar de cuentacuentos en el que la compañía Chileno Española “La llave maestra” nos introducirá de manera amable en el viaje que realizaron los niños españoles en el Barco Winnipeg desde España hasta Chile. Todo con una mirada inocente e infantil para toda la familia en una obra didáctica en la que se dan la mano lo narrativo, teatral y poético con la manipulación de objetos, marionetas y los juegos de magia.


El CCESantiago y Wikimedia organizó una editaton sobre el Winnipeg y el exilio español 01 de septiembre, 2015

Para completar los contenidos sobre dicho tema en Wikipedia, la gran enciclopedia colaborativa global en internet, el Centro Cultural de España CE coorganiza con Wikimedia Chile una “Editatón” que se celebrará el 5 de septiembre de 10:00 a 13:00 hrs en las instalaciones del centro. La actividad contempla la capacitación previa de los voluntarios que se animen a cargar información y que serán designados a tal efecto editores oficiales de la enciclopedia colectiva y virtual más famosa del mundo. Una “Editatón” es un evento de edición colectiva en formato comunicacional interactivo, en el que se le da la oportunidad a diversas organizaciones sociales y comunidades para que escriban y contribuyan con información sobre un tema determinado, creándose así una ventana para reconstruir, generar o recuperar información perdida o diseminada sobre distintos temas, sucesos o procesos que le importan a la sociedad. El tema elegido en este caso despierta enormes simpatías en Chile y ha sido ya objeto de investigaciones y varias muestras en cooperación con España: la travesía transatlántica a bordo del Winnipeg, el barco fletado por Pablo Neruda para trasladar a exiliados republicanos españoles y sus familias en busca de un nuevo hogar en Chile. Varios de los que eran niños entonces se convirtieron en personalidades claves de la cultura y el arte chileno como José Balmes, Roser Bru o Elena Gómez de la Serna, entre otros. En esta ocasión se trata de completar y enriquecer la información ya disponible en Wikipedia sobre el Winnipeg y su legado, abarcando desde puntualizaciones históricas, como el catastro de pasajeros que venía en el barco, a temas de actualidad como los convenios de doble nacionalidad entre Chile y España. La fecha elegida busca coincidir con la efemérides de la llegada del Winnipeg al puerto de Valparaíso el día 3 de septiembre de 1939. Con el fin de completar la información lo más posible en la Editatón también participa Wikimedia Argentina, a donde se trasladaron en su momento familias de republicanos llegadas a Chile y donde se conserva también memoria y documentación de la travesía. Este Editatón es fruto del trabajo de la Red de Centros Culturales de la Cooperación Española con los bibliotecarios de Wikimedia con vistas a mejorar la información disponible en internet sobre los propios centros y sobre campos de interés cultural común entre España e Hispanoamérica.


https://es.wikipedia.org/wiki/Wikipedia:Encuentros/Taller_y_Editat%C3%B3n_del_Exilio_Republicano_Espa%C3%B1ol_en_Chile


Inauguración Mural Paula Bonet 26 de noviembre 2016, CCESantiago

El 26 de noviembre de 2016, se inauguró el mural que realizó Paula Bonet en nuestro patio interior en homenaje a la figura de Roser Bru, artista española llegada en el Winnipeg y estrechamente vinculada al CCESantiago.


Actividad de Mediación CCESantiago “La Maleta Mexicana” 21 de junio, 2017

Cuenta la historia de los 4500 negativos que los prestigiosos fotógrafos Robert Capa, Gerda Taro y David ”Chim” Seymour tomaron durante la Guerra Civil española, que desaparecieron y fueron recuperados 70 años después en Ciudad de México. Descubre además el papel que México jugó durante la Guerra Civil y su apoyo a la República en el exilio, y desvela la forma en que España afronta hoy su propio pasado, treinta años después de la Transición. Mediación con 80 estudiantes del Colegio Seminario Pontificio Menor del documental La maleta Mexicana. Cada estudiante trajo consigo una foto del álbum personal que en una primera instancia situó en el tiempo y el espacio, personal e histórico, para luego en grupos crear una maleta construyendo un relato, ya sea ficcional o histórico. A través de esta sesión se trabajó a través de los medios artísticos-documentales el valor documental de la fotografía, la memoria histórica, y la importancia de la propia biografía a la hora de construir los grandes relatos históricos.



Bitรกcoras


Winnipeg, un barco que quiso ser el poema de la esperanza 03/09/2014

El cruce de los pirineos en pleno enero había sido devastador. La estancia en los campos de concentración franceses infame. La espera en el muelle de Trompeloup-Pauillac, angustiosa. “¿Oficio?”, preguntó la voluntaria francesa que registraba a los españoles seleccionados para embarcar en el barco fletado por el gobierno de Chile para viajar a ese lejanísimo país. “¡Alcornoquero!”, respondió un vozarrón que salía de un cuerpo estragado. “C’est quoi?” “Pues trabajar el alcornoque. Hacer corchos, joder.” “Il n´y a pas de Alcornoques au Chili”. “Pues si no los hay, los habrá”, y el vozarrón agazapado en ese cuerpo escuálido se encaminó hacia la pasarela. La travesía –Azores, Guadalupe, Panamá, El Callao, Arica- una mezcla ácida de desaliento y esperanza, de dolores enquistados y nuevas ilusiones; de rabia, congoja, anhelos y sueños que parecía que se podían volver a soñar. En la madrugada del 3 al 4 de septiembre de 1939, el Winnipeg hace su entrada al puerto de Valparaíso. Los más de dos mil pasajeros del Barco de la Esperanza están cansados. Cansados tras una larga noche. Cansados tras una larguísima travesía. Cansados de tener pena. Cansados de tener hambre. Cansados de caminar, de navegar. Cansados de ser desplazados, desarraigados, desterrados, expatriados. Cansados de estar cansados. Se acodan en la barandilla de cubierta a ver amanecer, a ver despuntar el día tras los cerros de Valparaíso. “Amanece por la montaña”, dicen los que están acostumbrados a ver salir el sol por el mar. “Y los remolinos giran hacia el otro lado”, acota un muchacho; estudiante de magisterio, allá en Asturias, hace ya tanto tiempo. Lentamente, las luces de los cerros se van apagando. Se distinguen ropas colgadas desde las ventanas, que flamean como banderas de bienvenida. Valparaíso, desde cubierta, les parece una ciudad afable. No es imperial, como Madrid. Ni pujante, como Barcelona. Ni humeante, como Bilbao. Pero les parece –necesitan que les parezca- acogedora. No es el paraíso, pero, al fin y a la postre, al menos, se dice que es “la copia feliz del edén”. Empiezan a distinguir a un sinnúmero de pequeños seres que van y vienen por el muelle. Cada vez son más. La brisa marina les trae y les quita desacompasados acordes de La Internacional. En el muelle la gente corre y se afana intentando estirar un enorme lienzo. Aguzan la vista intentando descifrar las letras rojo sangre de la leyenda.


El estupor los deja patidifusos, sobre todo patidifusas. Se miran incrédulos, sobre todo incrédulas. El lienzo pone, rojo sobre blanco, en grandes letras de molde: VIVAN LOS COÑOS REPUBLICANOS En fin, a poco andar, se darán cuenta que “los coños”, en la jerga chilena, es el apelativo cariñoso con que los lugareños denominan a los españoles a partir de su pertinaz insistencia por intercalar ese epíteto cada dos o tres palabras, en cualquier conversación. No se hable más del asunto. Será parte del bautismo bilingüista hispanoamericano al que se tendrán que ir aclimatando. Hágalo luego, querrá decir que lo haga ¡ya!, ahora mismo y no dentro de un rato La guagua no es un transporte público de las Islas Canarias, sino una criatura de pechoLas papas se han aferrado a su raíz de origen y no se avienen a ser patatas y no se mondan, sino que se pelan Y la tortilla es un amasijo de harina y agua cocida al rescoldo, que nunca supo de la existencia del huevo El desembarco en tierra chilena, entre vítores y cánticos, empieza de dulce y de agraz. De agraz, la larga cola que deben hacer para pasar por el puesto de vacunación. De dulce, la cantarina voz de las enfermeras que van repitiendo: “No se preocupe, disculpe, es que tenemos una epidemia de tifus y no queremos que les pase nada”. El pueblo porteño se descolgó de los cerros para acompañar a los dos mil y pico de españoles republicanos –pico, otra palabra cuyo uso aprenderían a restringir los recién llegados- hasta la Estación Puerto para abordar el tren que los llevaría hasta Santiago. Poco más de trescientos metros que se recorrieron entre aclamaciones –Viva la República, No Pasarán, etc.- y estrofas descabaladas del Ejercito del Ebro Rumba la rumba la rumbabá, Si me quieres escribir ya sabes mi paradero, Que culpa tiene el tomate, Ay Carmela, ay Carmela ….. y Si los curas y frailes supieran …. La distancia que separaba entonces al puerto de Valparaíso de la capital, Santiago, era de aproximadamente 160 kilómetros y, en aquella época, cuando aún se podía hacer ese trayecto en tren, el tiempo de viaje consumía algo más de 4 horas. El viaje de los rojos del Winnipeg marcó un record: tardó casi diez horas. No se, nunca he averiguado en realidad, como aquello se organizó para no generar un colapso ferroviario o si, quizás, no se organizó y el tráfico ferroviario colapsó y, simple y solidariamente, nadie reclamó nada. La realidad es que el tren fue parando, no sólo en todas y cada una de las estaciones del trayecto, sino cada vez que un grupo de pobladores, de obreros o de campesinos de Quilpué, de Peña Blanca, de Olmué, de La Cruz, de San Pedro, etc., etc., etc. se acercaba al tren enarbolando banderas, ofreciendo agua fresca, vino de la tierra, pan amasado, paltitas maduras, duraznitos jugosos o arrollado casero, mientras encumbraban a sus niños para que besaran a los camaradas españoles. La Nueva España, Santiago del Nuevo Extremo, ese país estrechito del Sur del Sur que se escurría por el mapamundi abajo, los recibía con los brazos abiertos y los invitaba a compartir su pobreza. No tenían casi nada, pero se la ofrecían, calientita, envuelta en un paño de crea blanca. Tras diez horas de extenuante trayecto, el 3 de septiembre de 1939 al atardecer, llegaron a la Estación Mapocho y fueron recibidos en olor de multitud. La historia de esa Estación de Trenes sólo guarda recuerdo de dos acontecimientos tan masivos: la llegada de Jorge Negrete–órale pues, mi mariachi- y la de los españoles del Winnipeg. El lunes 5 de septiembre de 1939 comenzaba una nueva singladura; la de empezar a volver a vivir. Entre tanto, el Winnipeg se aprestaba a dejar Valparaíso. Ese útero de acero, desportillado y a mal traer, que alimentó tantas esperanzas, permaneció bajo bandera francesa hasta 1941, fecha en que fue capturado per el balandro holandés HNMS Van Kinsbergen (U 93) en el mar Caribe, en el trayecto Casablanca – Guadalupe y, remolcado a Puerto España en Trinidad. En 1942 fue confiscado por el gobierno británico y renombrado como Winnipeg II. El 22 de octubre de 1942 el Winnipeg II fue hundido por el submarino alemán U433.


Winnipeg, José Balmes Un catalán universal 31/08/2015

(1927-2016) El domingo por la noche, cerca de las diez, el locutor televisivo del noticiero comunicó, en veinticinco segundos, la muerte del pintor José Balmes. Antes de eso, todos los canales chilenos dieron cuenta, durante cuarenta minutos, del fallecimiento del cantante mexicano Juan Gabriel, a quien llenaron de hipérboles elogiosas y de ditirambos al por mayor. Un periodista, especializado en “espectáculos”, le calificó como “el más grande ídolo mexicano de la canción”, resaltando su origen humilde en la ciudad fronteriza de Juárez, allí donde aún asesinan mujeres cada día. (Nadie sabe si el cursi “gorrión popular”, cargado de brillos vaporosos y lentejuelas, alguna vez usó su masiva cobertura mediática para condenar aquellos crímenes aberrantes). José Balmes Parramón, nuestro artista de la plástica, que acaba de marcharse al Olimpo de los grandes creadores, nació en 1927, en la villa catalana de Montesquiu. En 1939, luego de la victoria de las huestes católico-franquistas, abandona España con su familia, gracias a las gestiones de Pablo Neruda y Delia del Carril, con la colaboración de Carlos Morla Lynch y el gobierno de Pedro Aguirre Cerda, instancias que hicieron posible el masivo embarque de más de dos millares de españoles, en el Winnipeg, “barco de la esperanza”, que arribaría al puerto de Valparaíso a inicios del mes de septiembre de 1939, con su precioso pasaje de republicanos, entre quienes sobresalieron artistas e intelectuales que iban a enriquecer el arte, la cultura y la academia de este “Último Reino” de la vieja Hispania, como: Roser Bru, José Ricardo Morales, Leopoldo Castedo, Mauricio Amster, Elena Gómez de la Serna, Diana Pey, Isidro Corbinos y otros ilustres hijos de la República Española.Julio Gálvez Barraza, connotado especialista e investigador histórico, escribe: “Si tenemos que hablar del aporte, en todo orden, de los refugiados españoles al desarrollo del país que los acogía, no podemos circunscribirnos solamente a los pasajero del Winnipeg, nombre mítico que, por otra parte y con todo merecimiento, se ha convertido en un símbolo de la inmigración española a Chile. La diáspora española comenzó antes del 3 de septiembre de 1939, fecha de la llegada del barco al puerto de Valparaíso, y continuó hasta finalizar la década del 40. Bien es cierto que, nunca antes, -ni después- del arribo del Winnipeg, fue en un conjunto organizado tan numeroso.” “Un grupo importante de inmigrados españoles -algunos testimonios cifran la cantidad en unas cincuenta personas-, llegó, a fines de diciembre de 1939, a Buenos Aires a bordo de otro barco mítico; el “Formosa”. La gran mayoría de ellos siguieron viaje a Chile. Entre ellos venían Antonio Rodríguez Romera


y su esposa Adela Laliga; Vicente Mengod; el profesor Alejandro Tarragó y su hermano, el escultor Claudio Tarragó, quien en Barcelona tenía un taller de escultura decorativa y había ornamentado algunos edificios para la Exposición Universal del año 1929; Eleazar Huerta y el arquitecto Germán Rodríguez Arias. También formaron parte de ese viaje los hermanos del poeta Antonio Machado; José y Joaquín Machado, con sus respectivas familias. Otro grupo, menos numeroso que los anteriores, llegó a Chile en noviembre de 1940. Entre ellos venía el poeta Antonio Aparicio, considerado junto a Miguel Hernández uno de los más prometedores poetas jóvenes de España; el arquitecto Fernando Echeverría Barrio; el escritor Pablo de la Fuente; el doctor José García Rosado; Santiago Ontañón, escenógrafo, quién había colaborado en las puestas en escena de las obras de García Lorca y el, para muchos, inolvidable discrepante Arturo Soria Espinoza. Todos ellos formaban parte de los diecisiete asilados en la Embajada de Chile en Madrid, a los que, durante 19 meses, les fue negada la salida de España por el régimen franquista.” El gobierno chileno de la época, encabezado por el Presidente Pedro Aguirre Cerda -militante del Partido Radical-, recibió ingentes presiones de la Derecha criolla, proclive al franquismo, para impedir el ingreso a Chile de republicanos españoles, calificados de “subversivos y agitadores políticos”. El mandatario encomendó a los organizadores de la travesía del Winnipeg que seleccionaran “mano de obra calificada”, de preferencia obreros y artesanos, y no intelectuales ni artistas… Es claro que Pablo Neruda y los suyos hicieron caso omiso de aquella aprensiva solicitud. Se cuenta que uno de esos intelectuales, al ser interrogado por un oficial de aduana acerca de su profesión u oficio, habría respondido: -Soy zapatero. El funcionario le pidió entonces que exhibiera sus manos, blancas, suaves y estilizadas… -Las suyas no son manos de zapatero, señor… -Es que hace mucho que no teníamos cuero para hacer zapatos –fue la escueta respuesta de aquel profesor de lenguas y distinguido filólogo. Conocí a José Balmes en 1986, en la Sociedad de Escritores de Chile. Me lo presentó su amigo, el escritor Poli Délano. Por aquellos días, la Asociación de Pintores y Escultores de Chile se cobijó en la Casa del Escritor, ocupando dependencias del segundo piso. El ya afamado pintor era un hombre sencillo, de modales directos, parco y franco, que hablaba muy rápido, con inconfundible acento catalán, pese a que había llegado a Chile a los trece años de edad, completando sus estudios secundarios en el Liceo Barros Borgoño, para ingresar luego a la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, donde tuvo como maestros a Camilo Mori y Pablo Burchard. Allí trabó amistad con Gracia Barrios, con quien contrae matrimonio en 1952. Su compañera de toda la vida, y ahora viuda, Premio Nacional de Artes Plásticas 2011, como lo fuera su marido, en 1999. José Balmes entregó su prolífica vida y las mejores expresiones de su talento a este país austral, cuyos hijos tienen la particularidad de no reconocer a sus grandes figuras del arte y la cultura como lo merecen. Pero la obra de Pepe Balmes, acreedora de numerosos premios y galardones, es el testimonio imperecedero de su huella creativa. Fue, asimismo, un hombre comprometido con las luchas sociales, un “testigo insobornable de su tiempo”, dicho en palabras que cogemos de Albert Camus, para una ocasión apropiada. Amigo personal del poeta Pablo Neruda –nuestro Premio Nobel de Literatura 1971-, José Balmes dejó dicho de él: “Nunca jamás, ni siquiera al final de mi vida, voy a hacer lo suficiente por agradecer el hecho de estar en este país y de ser ciudadano chileno, gracias, justamente, a Pablo Neruda. Como alguien dijo alguna vez ‘las deudas de amor no se terminan de pagar nunca’ y esta es una gran deuda que yo tengo con él todavía…” Palabras de reconocimiento y gratitud de un gran artista, luchador incansable por la dignidad humana. Gracias, José Balmes, chileno de adopción y catalán universal. No caerá sobre ti la artera ceniza del olvido. &&& Edmundo Moure Agosto 30, 2016


Winnipeg, Roser Bru 31/08/2015

Llegó de lejos. Llegó muy joven. Y nunca ha querido olvidar de dónde venía; “catalana, pero en contra de nadie”, le gusta definirse. Aunque – definitivamente- en contra de la injusticia, de todas las injusticias. Abierta al mundo, a pesar de que este sea –casi siempre- tan ancho, tan ajeno y duela tanto. Hizo suya –y de su arte- la lucha de las mujeres por el cuarto propio y las reivindicaciones de los oprimidos y silenciados clavando una bandera desafiante en medio de un pan; de ese pan al que todos tienen derecho. Le dio voz –con su trazo combativo- al silencio de las desaparecidas, consuelo a la desolación de las madres huérfanas de hijos y fuerza para perseverar a las esposas y novias a las que –de un solo tajo, de un solo disparo- les truncaron un futuro de vidas compartidas. Buscó respuestas al sinsentido de la muerte enfrentándonos, una y otra vez, a la mirada inquisidora de Federico. Al misterio de las ausencias que va llenando con las presencias de Kafka y Milena, regalándoles la convivencia que no tuvieron. Al desgarro del dolor que la lleva a transformar el cuerpo de Frida en un campo de batalla, íntimo, florido y floreciente. Y siempre, siempre …. Velazquez. Y siempre, siempre …. Goya. La búsqueda de la perfección a través del descabalgamiento de los cánones. La búsqueda de la expresión a través del exacerbamiento de la controversia. El arte con sentido y consentido; nunca consensuado.




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