Salvador Bac贸n El color de los Andes
Casa de la Cultura Ecuatoriana 2014
El color de los Andes
© Salvador Bacón Primera Edición–CCE–2014 ISBN: 978-9978-62-7914 Edición: Flor de Té Chiriboga Diseño y diagramación: Tania Dávila Fotografía: Jorge Proaño Portada: Paz y ternura, 120 x 120 cm, óleo sobre lienzo, 2014. salvadorbacon54@hotmail.com Cel. 0984049631 Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión Dirección de Publicaciones Av. Seis de Diciembre N16–224 y Patria Telfs.: 2 527440 Ext.:138/213 gestion.publicaciones@cce.org.ec www.casadelacultura.gob.ec Quito–Ecuador
Salvador Bac贸n El color de los Andes
Nuestra fiesta, 80 x 70 cm, 贸leo sobre lienzo, 2013.
Este libro va dedicado con cariño a Marianita Salas, fuente constante de inspiración, sin su amor y su apoyo, este proyecto no habría sido posible. A mis hijos Gabriela Alexandra, Patricio Salvador y William Gustavo, gracias por ser la luz que guía mi existencia, gracias por su amor infinito.
A mi amigo Marcelo Pino y a su esposa, Jaqueline Mancheno, por su apoyo a mi arte. A la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión por su apoyo en la pubicación de este libro. A mi amigo Juan Pablo Cruz, por su apoyo al desarrollo del arte de la provincia de Chimborazo y el país a través de Río Cultura. A mis queridos amigos Pablo Yánez y Martha Egas, por su amistad y el apoyo constante que me brindan en Washingnton. Un abrazo eterno.
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alvador Bacón”. La historia fatigada del amor dice que a veces la mujer, con ese indescifrable misterio, esa agitación de mar y de montaña, de volcán y de luna, constituye la perdición del hombre, pero dice también que otras veces, su alejamiento, el duro abandono en que nos envuelve, es una especie de elixir para aquel que por un momento queda sumido en la más indecible congoja, y en su desesperación ciega, da al fin con la salida, con una luz lejana que se va definiendo mientras va cruzando abatido, el túnel del dolor. Rilke dijo que la belleza es el primer grado de lo terrible, y recuerdo que algún escritor decía que la Bella Durmiente del Bosque estaba soñando un maravilloso sueño de 100 años cuando el Príncipe la despertó con un beso, y que después ella se lo reprochó a menudo, porque las cosas, le decía ella, eran más hermosas antes. Pero también puede ser lo contrario, porque todo fue más hermoso después. Traigo a colación estas encrucijadas geométricas de la sensibilidad, no solamente para recordar la niñez llena de tristezas aritméticas de Salvador Bacón; sino esos golpes de amor eterno que sufrió en carne propia, sin saber todavía que el amor es eterno mientras dura, amor que indescifrablemente le llevó a descubrir la pintura, la cromática, el espacio, el volumen, la luz y la sombra, pero más que todo a descubrir en sí mismo algo que quizá ella pasó desapercibido: su espíritu delicado, su inocencia, esa diáfana sencillez que ahora Salvador plasma en sus cuadros, con una 11
aparente facilidad que en realidad es identidad de las cosas cotidianas, identidad de las personas sencillas, capturadas en su momento de sueño, de ese sueño maravilloso y auténtico en el que nos sentimos rodeados de palomas y frutas, con nuestra cabellera de peces, una mandolina como la que tocaba Santa Mariana de Jesús, pájaros y payasos girando alrededor de la fiesta popular de nuestro corazón. Monalisas transformadas (por la picadura del amor), en mestizas de collares repletos de mullos de colores, como los que ruedan de mano en mano en nuestros pueblos. Por alguna parte, por esos recovecos que no son visibles sino en el pensamiento, es decir en la tela surrealista o cubista, aparecen fugaces, las sombras de Leonardo da Vinci o del escandaloso Salvador Dalí, que se quedan estáticos al ver las mil posibilidades de las transformaciones, reinventadas, recreadas, por alguien que tiene el paraíso de su pueblo, Guamote, de cualquier pueblo de nuestra patria, sujeto en su pincel, para maravillarnos, para obligarnos a ver lo invisible de las cosas, como lo hace el «San Pedrito» de la mano de algún Shamán. Alguna vez, tratando de desentrañar su obra, diáfana, colorida, feliz, quizá en algún momento melancólico, por la herida abierta en el principio, yo decía: En sus cuadros, así no aparezcan, se huelen las montañas, los ríos, el páramo; las siemprevivas, esa «andina y dulce Rita de junco y capulí», que, con nostalgia, recordaba César Vallejo. Me da mucha tristeza no estar este momento con Salvador y cada uno de ustedes, en ningún otro lugar me hubiera sentido mejor, no solamente por esa paz y esa ternura que se desprenderá de sus cuadros y alivianará sus corazones, sino también por la secreta posibilidad de que si se acaba el vino, podríamos acercarnos sigilosos a uno de sus cuadros y beber de su copa el otro vino, el vino del arte, el vino sagrado. Raúl Pérez Torres.
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bservar la obra pictórica El color de los Andes, del pintor Salvador Bacón, es viajar sin moverse y palpar la fortaleza de los hijos de esta tierra, el tinte de los paisajes y la vida al estilo natural. El maestro Salvador Bacón nació en esta provincia; ha plasmado en su obra tintes de costumbrismo y ambientalismo. Es aquí donde los paisajes andinos recobran vida más allá de sus verdes colores y su imponencia natural, pues respresentan nuestra identidad étnica y cultural. El autor, siempre apegado a nuestras raíces, manifiesta mediante su arte el amor a la pacha mama, el respeto incomparable a nuestros rasgos andinos, y un sinnúmero de sentimientos aflorados al contemplar el campo chimboracense, de donde proviene. Costumbres, raigambre, sabiduría acentral, luz, vida y color; cuadros, gestos y rostros es lo que representa esta magnificante obra pictórica, fruto del cariño e inspiración de un guamoteño amante de la provincia de Chimborazo, que hoy viene a compartir con sus hermanos hijos del ‘Coloso de los Andes’, su magnánima exposición, que celebra la vida y el mestizaje ecuatoriano. Napoleón Cadena Oleas ALCALDE DE RIOBAMBA
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Carnaval de Guamote, 120 x 80 cm, 贸leo sobre lienzo, tr铆ptico, fragmento, 1996.
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Yo vengo desde los profundos pajonales del Chimborazo, emergiendo como una roca dura y eterna, pero sensible y tierno cual chuquiragua yo trato de recoger con mi corazón y mis manos y plasmar sobre la superficie blanca de un lienzo aquellos sueños y vivencias de un pueblo olvidado. Mas creo que a partir de hoy en adelante pasaremos a formar parte de la historia de mi patria a ella me debo y hoy, en este pequeño aporte pictórico les entrego todo de mi ser el mismo espero nunca deje de florecer.
Salvador Bacón
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uando mi hermano me propuso que escriba un comentario sobre su obra, me dije, ¿qué puedo decir yo, de su obra si tantas personas versadas en arte, ya lo han hecho? Pero dije: conozco la trayectoria de su talento, lo haré gustoso. De ello no tengo dudas, aunque en una sola ocasión hice un pequeño comentario para una colega, y sobreponiéndome a mis propios temores, mal infundados, digo: Que somos del cantón Guamote, provincia del Chimborazo, Ecuador, un humilde erial o terruño, cincelado como un estallido seco en plena cordillera de los Andes. Allí donde los años van cayendo como hojas muertas, para ser barridas por el viento, hasta perderse en la quemadura espesa de las sombras, donde apenas como un légamo sin nombre, o capullo asilvestrado, se sostenía en la orilla más apartada del poblado, el hogar de nuestros padres, subsistiendo apenas sin tierras para trabajar, solo sudando sin horario al partido y luchando día a día con la pobreza y la necesidad, apenas haciendo grandes economías para sobrevivir. Aquí fue donde llegamos a la vida. En esos días redondos que añoro todavía, como las trémulas alturas de sus montes, llenos de esquinas de pájaros y gotas, en la espesura abierta de la tarde, cuando natura orlaba con sus manos, pardas praderas, declives cenicientos, llenos de pencas y arbustos increíbles, de hojas inciertas y gritos intocables.
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Donde tus pasos al pasar unos años, corrían como liebres, entre ortigas, espesas achupallas, hondas laderas y orillas incontables, unido a mil risas que sonaban al aire, cual cascabeles repletos de cristales, en las lontananzas cavadas de esos tiempos, cuando la vieja cordillera andina, perezosamente se perdía en la distancia, como la magnificencia de nuestra raída presencia. Luego emigramos a la capital, sin nada en nuestras manos, con la mirada dispersa en el vacío, un miedo inmenso taladrando los sesos y la esperanza perdida en el camino, y solo cuando lentos los años fueron pasando como pesados paquidermos de fuego, alargando la estatura de nuestros destinos, fuimos comprendiendo, al día horizontal y su ocaso sangriento, al canto melancólico del bosque y la paciencia de la noche diseminada en la distancia. Y recuerdo que cuando crecías, oteabas la naturaleza de forma diferente, con tu mirada profunda desmembrabas las flores, husmeabas en las piedras, hurgabas los rincones, o apenas meditando en la respiración aceitosa del polen, osabas descubrir la fuente de la risa, el crucigrama abierto de cada pensamiento, y unas veces llorando y otras veces que honres y que exaltes al Padre de los cielos, que tanto nos bendice. No busques la riqueza, la fama y el halago, comprende que más caro que el oro y que la plata, es el amor sincero, el cariño brotando como luz de tus poros, la libertad del vuelo, la paz y la alegría fluyendo cual fuente del alma, y lo que hagas, hazlo, porque amas lo que haces, plasma hermano, lo que arde en tu alma, lo que grita en tus huesos, lo que brama en tu sangre, sin los fatuos engaños, sin vender los principios. Que una bella sonrisa te acompañe en tu viaje y ninguna daga te traspase el costado, ni desgarre la culpa tus más nobles afectos. Y sigue adelante cada día y momento, hasta que la acuarela y el pincel de tus sueños se sosiegue en tus manos. Poeta Jacinto Bacón Quito, 26 de mayo del 2012 20
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n este hermoso escenario llamado vida en el que somos actores y protagonistas de paréntesis de ensueño, como de esta noche, es un privilegio presentarles a ustedes una parte del alma del artista plástico Salvador Bacón plasmada en su obra. Hablar de Salvador Bacón es hablar del dueño del arcoíris, que lo toma del Universo para llenar de luz sus obras, pincelando en cada color infinidad de destellos hialinos, que solo su destreza puede lograrlo, para que nuestra vista contemple la belleza del Universo. Su cosmología en cada elemento es un poema de amor y gratitud a la naturaleza, a la vida misma, en sinfonía con la paz interior que salta en sus cuadros y lo representa con las palomas, sus obras gritan Libertad con el símbolo del pez que usa con frecuencia, y nos transmite este mensaje sutilmente, auténtico de sus raíces, cultura y folclor de su amada tierra, pinta el famoso Carnaval de Guamote que revive con maestría sus tradiciones, sin omitir un solo detalle y a través de ella nos regresa en el tiempo y ubica fantásticamente en el momento exacto, para ser parte de esta celebración. Salvador es el artista que enciende de armonía y colorido las imágenes que mágicamente fluyen de su filosofía de vida, aprendida en el cosmos, porque diferentes brisas lo han llevado a compartir escenarios encendidos de talento, experiencia y dominio de paleta, donde el único lenguaje 21
con el que se puede hablar es el del Arte que habla solo. Su propia esencia es su escuela que dirige el pincel, creando figuras vivas que saltan de los cuadros en armonía con su conciencia y visión de vida, en esa vida que no concibe sin paz, libertad, respeto y amor como el valor más preciado de los seres humanos, que envuelve de felicidad la existencia. El calendario renueva hojas como el árbol en otoño y en esta permanente danza entre el arte y la vida, se llena de sabiduría artística, que su acertado pulso imantado de luces lo precisa en su obra. Es Salvador el ser humano tranquilo, que gusta conversaciones afines a su naturaleza, saturada de paisajes tiernos, reales, de vivencias barnizadas en su espíritu sensible, con aroma amigable y humano, que siente en su piel el lamento de la sociedad y aporta los elementos necesarios para equilibrarlo con rayos dorados de bondad, su pintura posee innovaciones neofigurativistas, en donde las palabras se ocultan en el ocaso y sobresalen dimensiones arpegiadas de musicalidad. Hay noches como estas, en que la Luna enmarcada le hace concesiones a mi oscuridad, para que mi soledad se sienta acompañada y no acapare todas las palabras que digo en silencio de mis días, hay atardeceres, en que el viento no le cuenta secretos al cielo, porque ya todos están al alcance de sus pupilas. Susana Costales Escritora
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l arte de mandar en arte consiste en saber hacer una evaluación sincera y no imitativa de los recursos con los que uno cuenta, de las tradiciones de las que se parte bien para quebrarlas, o bien para homenajearlas. Y a partir de ahí son sólo la experiencia y la intuición los valores con los que trabaja el artista honrado para realizar la peripecia de su vida en arte. Ciertamente poca cosa o mucha, según se mire, pero al artista vocacional no ha de importarle la seguridad o el abrigo del puerto en el que recala sino el camino que le ha llevado hasta él. Y allí, una vez reparadas las fuerzas, el camino que le ha de conducir hacia un nuevo destino. Tal vez con esto ya hemos descrito algunas de las claves que explican el quehacer del artista ecuatoriano Salvador Bacón, nacido bajo el volcán, en la pequeña aldea de Guamote, en la provincia de Chimborazo, en 1954. He citado, claro, a Malcolm Lowry. Un escritor honesto, comprometido hasta la insania con su trabajo, como es el caso de quien nos ocupa. Eso nos dejó dicho. Eso nos recuerda, con cada gesto sobre el lienzo, Salvador Bacón, un artista de homenajes, de homenajes sinceros. Pero los homenajes de Bacón no tienen que ver con un deseo formalista de afincarse en la tradición de una cierta figuración costumbrista y social andina o latinoamericana. Esa lectura, que se ha hecho en ocasiones cuando se ha comentado su obra, me parece demasiado literal, perezosa. Es como decir que el sol alumbra, ¿y después qué? Además, diría que este tipo de encasillamiento negligente 23
oculta más que ilumina. Y me temo que hoy se trata de un tipo de categoría impostada, hecha desde el otro lado, desde un cierto academicismo occidentalista más propio de una etnología trasnochada que de un análisis limpio de la obra de arte. Es sólo un cajón de sastre, donde cabe todo lo que en el fondo nos molesta. O lo que no sabemos colocar en otro lado. Y es que el supuesto costumbrismo de Bacón esconde una mirada incisiva que va más allá y que tiene que ver con el sentido del deber. Así, es evidente que la primera etapa de su obra se vio circunstanciada por una temática de denuncia social de la situación en la que vivían y viven las comunidades más desfavorecidas de su tierra, ya fueran indígenas o mestizos. Y también, por el afán manifiesto siempre del artista en rescatar del olvido, e inmortalizar en sus lienzos, las fiestas populares y tradicionales de la provincia de Chimborazo. Pero estos afanes le llevaban a otra parte, y con otro arte. A medida que el artista fue encontrando su propio lenguaje colorista y fantasioso, inventando sus propios símbolos y sus trascripciones, la guitarra como melodía del ser humano, las flores y las frutas de la abundancia, el pez de la libertad, se fue también consolidando una perspectiva algo estática, todo ello más propio del primitivo Quattrocento y del arte icónico bizantino. Luego, el artista fue desarrollando su propia técnica, la del pincel seco, que le ha permitido trabajar la materia y el óleo puro sin disolución para buscar la transparencia y la claridad, vemos que emerge otra cosa, muy personal. Así, la pintura narrativa de Bacón, de una manera natural, fue acercándose y entroncando desde ahí, desde su propia investigación personal y vital, con las corrientes fundamentales del arte del siglo XX. Por ello, en Bacón, encontraremos reminiscencias formales con un surrealismo alejado de toda escuela, así, un cierto hieratismo y una inmediatez que nos sugiere en sus retratos una evocación de Frida Khalo. O también un aire de familia que lo emparenta con Marc Chagall, con Paul Klee, o con un Xul Solar, como se puede observar en su composición Rincón Colonial. 24
Por ello es muy importante decir que Bacón ha llegado a esto, a su lenguaje expresivo y a su maestría de madurez, como otros artistas han llegado. Pero no buscando mecánicamente ese puerto de llegada por corrección política artística o por adscribirse a una tendencia que lo colocase en un panorama digerible por esa crítica perezosa a la que antes hacía referencia. Bacón ha llegado allí, como dije, por honradez, por ser sincero consigo mismo y por comprometerse con su arte como es propio de quien es hijo de ese volcán lowryano. Antes hablé de sentido del deber. No lo dije al azar. Y es que en este artista, a diferencia de tantos de su gremio, no hay vanidad. Ninguna. Sólo pura, purísima trayectoria. Me explicaré. A Bacón, cuando niño, no le gustaba la pintura. Quería ser arquitecto, construir casas para la gente humilde, la de su propio entorno. Pero impresionado en su casi adolescencia por una joven que lo rechazó por un artista, por un pintor, comenzó entonces a interesarse por el arte. ¿Qué tenía aquello que lo había apartado del ser querido?, pensó, en su ingenuidad casi todavía infantil. El camino no fue fácil. Antes de graduarse en el Colegio de Artes Plásticas de la Universidad Central de Quito y de pasar un par de años en la Facultad de Bellas Artes, Bacón hizo de todo. Y por suerte para nosotros ese todo tenía que ver con lo que buscaba, con los oficios que luego habrían de ayudarle en su desarrollo. Así, nuestro artista fue pintor de casas, de brocha gorda, luego de muebles, trabajando el arte del ebanista y del restaurador, envejeciendo y lacando maderas y luego pintor de coches, hasta llegar a pintar y decorar autos de carreras locales, “tuneador”, diríamos hoy. Ese oficio de vivir los oficios menores del arte le enseñó el oficio del artista. Les mostró su propio deber, sin vanidad alguna, con total naturalidad. Hace unos años, en una visita a Madrid, el poeta argentino Máximo Simpson me decía que la vanidad es una falta de perspectiva, o que procede de ella. No recuerdo a propósito de qué me dijo aquello, pero sí recuerdo bien su frase. Sin duda se trata de un tipo de pensamiento estoico 25
que nos confronta con lo esencial de la vida, y de la muerte, en ese punto donde la carrera literaria o artística no es carrera, sino vida, testimonio de honestidad. Allí está precisamente Salvador Bacón. Y por eso mismo, sin ninguna vanidad, cuando el artista nos explica por qué pinta nos habla en realidad de mensajes que no tienen que ver con el arte, sino con la vida, la paz, la armonía, la solidaridad. Y, sin duda, en todo ello percibimos una cierta idea de tristeza. Pero esto tiene truco. Porque en esa tristeza hay a un mismo tiempo alegría y sufrimiento. Oswaldo Guayasamín, compatriota de nuestro artista, nos brinda la explicación de esto que digo. Un suceso notable del nuevo aeropuerto de Barajas y de su flamante terminal T-4 es que ha respetado y recolocado ese formidable mural que Guayasamín pintó y dedicó a las Américas en 1982 y que lleva por título “Hispanoamérica-España”. Allí copia el artista un verso maya que viene a decir poco menos así: “escribirán la alegría con tristeza o parecerá la alegría tristeza”. En ese verso está compendiado todo el sentido de la obra de Salvador Bacón. Su deber y compromiso sin vanidad. Y no está mal que esto nos lo recuerde y yo lo traiga aquí de la mano de su propio paisano, ahora, cuando Bacón se encuentra en el esplendor de su singularísima obra. José Tono Martínez Madrid, noviembre de 2012
José Tono Martínez, escritor y ensayista español, nacido en Guatemala, fue director de la mítica revista de los años 80 La Luna de Madrid. Su último libro se titula “La doma del elefante. Ensayos acerca del sentido de la poesía y otras profecías más o menos literarias de nuestro tiempo”. Editorial Renacimiento. Sevilla, 2012.
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Sueños de paz, 60 x 40 cm, óleo sobre lienzo, 2007.
En mi obra evito la penumbra que me acecha y entono un canto en nombre de la vida, hombres niños y mujeres con una dulce tristeza recogen la pureza de mi arte y esa fuerza trato que llegue y ensalce vuestras almas, que sienta de esta forma el público la presencia de una paraíso. Flores, peces, guitarras y palomas acompañan a seres que irradian la luz más simple y pura eso quiero poner en las figuras un fragmento que refleje e ilumine al mundo con su luz propia. Salvador Bacón 28
Eva, 70 x 80 cm, 贸leo sobre lienzo, 2008.
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Para铆so, 70 x 60 cm, 贸leo sobre lienzo, 2013.
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Una melod铆a al coraz贸n, 70 x 60 cm, 贸leo sobre lienzo, 2013.
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Sue帽o fugaz, 50 x 40 cm, 贸leo sobre lienzo, 2007. P谩gina izquierda: El beso, 60 x 40 cm, 贸leo sobre lienzo, 2006.
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Sue帽os de paz, 60 x 40 cm, 贸leo sobre lienzo, 2007.
P谩gina derecha: Los amantes, 60 x 40 cm, 贸leo sobre lienzo, 2008.
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Dulce amanecer, 60 x 40 cm, 贸leo sobre lienzo, 2007.
La familia, 90 x 80 cm, 贸leo sobre lienzo, 2014.
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Para铆so 2, 50 x 40 cm, 贸leo sobre lienzo, 2014. P谩gina derecha: Monalisa criolla, 90 x 70 cm, 贸leo sobre lienzo, 2011.
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Am茅rica, 60 x 40 cm, 贸leo sobre lienzo, 2014.
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Soledad, 60 x 40 cm, 贸leo sobre lienzo, 2014.
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Dulces ilusiones, 60 x 40 cm, 贸leo sobre lienzo, 2007.
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Entrega de gallos, 130 x 120 cm, 贸leo sobre lienzo, 1996.
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Banda de pueblo y danzante, 80 x 60 cm, 贸leo sobre lienzo, 2014.
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Los compadres, 120 x 100 cm, 贸leo sobre lienzo, 2009.
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Nuestra fiesta 2, 120 x 100 cm, 贸leo sobre lienzo, 2011.
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Carnavalito bien divertido en estas fiestas gocemos todos saquen guambritos sus pañuelitos bailemos todos abrazaditos Comparsas, gallos, colchas y toros chicha, canela, cuyes y hornado barriga llena, bien comiditos gocemos siempre guamoteñitos. Un año esperamos para encontrarnos y todos juntitos cantar carnaval Priostes jochantes pueblo en general hermanados todos por el carnaval Cantemos, bailemos que hoy es carnaval con las lindas guambras que quieren bailar Último día de carnaval sacando polvo bailemos ya guambra querida. Linda guambrita juntitos siempre quiero vivir. * Melodía popular cantada en el Carnaval de Guamote Autor: Salvador Bacón
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Carnavalito, 50 x 40 cm, 贸leo sobre lienzo, 2002.
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Hornado riobambe帽o, 80 x 70 cm, 贸leo sobre lienzo, 2014.
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Sue帽o de Navidad, 90 x 80 cm, 贸leo sobre lienzo, 2009.
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Coronaci贸n del rey, 130 x 100 cm, 贸leo sobre lienzo,1996. P谩gina derecha: Banda de pueblo, 60 x 40 cm, 贸leo sobre lienzo, 2013.
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Carnaval de Guamote, 240 x 100 cm, óleo sobre lienzo, tríptico, 1996.
Carnaval de Guamote, 28 m2, cerámica quemada, mural, 2010.
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Ocupemos el lugar del otro, 60 x 70 cm, 贸leo sobre lienzo, 2013.
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Coche de madera, 120 x 80 cm, 贸leo sobre lienzo, 1996.
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Las canicas, 120 x 80 cm, 贸leo sobre lienzo, 1996.
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La caridad, 80 x120 cm, 贸leo sobre lienzo, 1996.
La hilandera, 2,30 m, escultura en fibra de vidrio, 2012.
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Eugenio Espejo, 2,40 m, escultura en fibra de vidrio, 2012.
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Consecuencias, 120 x 50 cm, óleo sobre lienzo, díptico, 2011.
Contaminación, 140 x 80 cm, óleo sobre lienzo, díptico, 2011.
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Rinc贸n colonial, 70 x 60 cm, 贸leo sobre lienzo, 2005.
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Jarr贸n, 70 x 85 cm, 贸leo sobre lienzo, 2010.
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Alacena, 130 x 100 cm, 贸leo sobre lienzo, 2014.
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Girasoles, 70 x 80 cm, 贸leo sobre lienzo, 2011.
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Cartuchos, 70 x 80 cm, 贸leo sobre lienzo, 2012.
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Bodeg贸n, 60 x 40 cm, 贸leo sobre lienzo, 2010.
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Paisaje, 60 x 80 cm, 贸leo sobre lienzo, 2014.
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ace el 27 de julio de 1954 en el cantón Guamote, Provincia de Chimborazo; sus estudios primarios los realiza en la escuela Velasco Ibarra en Quito; los estudios secundarios los culmina en el colegio nocturno República de México y Colegio Universitario de Artes Plásticas, egresando el mismo año de 1979, sus estudios superiores los realiza en la Facultad de Artes de la Universidad Central del Ecuador, Quito. 70
En el año de 1985 realiza su primera exposición pictórica en la Sala Miguel de Santiago de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión. A partir de ese año hasta la actualidad ha realizado un sinnúmero de exposiciones dentro y fuera del país, tanto colectivas como individuales. Ha participado en Salones Nacionales haciéndose acreedor a menciones de honor así como a un Primer premio. Entre las principales exposiciones podemos citar: 2005 Embajada de Ecuador en Washington D.C. 2005 Casa Internacional Charlotte, U.S.A 2005 Galería de Arte del BID Washington D.C. 2006 Galería Frascatty Internacional U.S.A. 2006 Central Library Arlington, Virginia, U.S.A. 2007 John Thompson Museum Charlotte, U.S.A. 2007 House of the Americas O.E.A. Washington D.C. 2008 Museo Delaware U.S.A. 2008 Iberoamericano Salón Washington D.C. 2010 Art Expo Malaysia, Kuala Lumpur 2011 City Art Gallería, Kuala Lumpur, Malaysia 2011 Ankara, Turquía 2011 Estambul, Turquía. 2011 Irán, Alemania, La India. 2014 Sala de Arte Contemporáneo Museo Municipal Guayaquil, Ecuador
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Salvador Bac贸n, El color de los Andes se termin贸 de imprimir en el mes de noviembre de 2014, en la Editorial Pedro Jorge Vera de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Presidente: Ra煤l P茅rez Torres Director de Publicaciones: Patricio Herrera Crespo