3 minute read

Balance macroeconómico 2020

Next Article
pymes

pymes

Foto: Efraín Gómez

Por: Alejandro Barrera Escobar Profesor Universidad de Manizales El balance macroeconómico 2020 para Colombia es claramente negativo. La pandemia por Covid-19 y la estrategia de Gran Cuarentena generaron resultados evidentes de fuerte afectación en el tejido productivo con agravantes en variables socioeconómicas. Según el Fondo Monetario Internacional-FMI, la economía colombiana registrará un crecimiento del -8,2% este año, cifra bastante superior a la proyección mundial (-4,4%) y para la Encuesta de Opinión Financiera de octubre 2020 de Fedesarrollo, las expectativas de crecimiento económico es el -8,3% para el tercer trimestre del año y un -7,1% en el consolidado de 2020.

Advertisement

Siguiendo las estadísticas del Producto Interno Bruto-PIB del DANE, la tasa de crecimiento anual en el primer trimestre del año fue de 1,4% y en el segundo trimestre de -15,7%, periodo que concentró las estrictas medidas de confinamiento social, produciendo un punto de inflexión histórico para el país. En promedio, para el primer semestre 2020, la economía colombiana creció un -7,2%, reflejo de una caída de la inversión privada (-18,6%), las exportaciones (-15%) y el consumo de los hogares (-6,1%). Este gasto estuvo principalmente afectado en prendas de vestir y calzado, con una tasa de crecimiento anual en el primer semestre de -29,4%, seguido de hoteles y restaurantes (-28,5%), transporte (-32,7%) y recreación y cultura (-8,1%).

La contracción en la demanda agregada añadió un menor comportamiento en la variación del nivel general de precios en la economía, alcanzando una tasa de inflación en el año corrido (eneroseptiembre 2020) de 1,44%, cifra que representa 1,82 puntos porcentuales menos en relación al mismo periodo del año anterior, mostrando efectos conjuntos de subsidios públicos a bienes y servicios en algunos estratos socioeconómicos y la menor demanda por parte del sector privado por el mercado interno. Esto se muestra indirectamente por el índice de confianza al consumidor de Fedesarrollo que durante todo el 2020 ha estado en terreno negativo, en un rango promedio entre -21% y -41%; hecho similar sucede con las expectativas del consumidor y la disposición a comprar. Las proyecciones de inflación para el cierre del año difícilmente superan el 2%.

En forma sistémica, la contracción desde la demanda afecta la oferta, lo cual repercute en el uso de los factores de la producción, especialmente en el trabajo. Efectivamente, una de las consecuencias directas de esta coyuntura ha sido el incremento en el desempleo, que superó el 15% nacional y el 20% en algunas de las principales ciudades y áreas metropolitanas del país. En este panorama, la brecha de género se ha duplicado, el desempleo juvenil ha escalado a cifras por encima del 30% y las empresas de hasta 10 empleos han sido las de mayor impacto, demostrando la debilidad del sistema y la mayor afectación en segmentos vulnerables de la economía. Igualmente, por la coyuntura, la población ocupada y desocupada ha presentado dificultades que condicionan la calidad de vida. En el caso de los desocupados, el 44,3% perdió el trabajo o fuente de ingresos, 32% no ha podido ejercer, buscar trabajo o iniciar un negocio, 31,2% no ha podido realizar pagos de facturas y deudas, el 30,8% se siente solo, estresado, preocupado, deprimido y 20% ha tenido problemas para conseguir alimentos o productos de limpieza.

Este cóctel macroeconómico condiciona un 2020 que se caracterizará por un enorme revés en los avances socioeconómicos en los últimos años. Representa un nuevo escenario para una agenda económica de país, que, en la incertidumbre pandémica, seguirá marcando grandes retos que se desnudaron por efecto de la crisis como es la fragilidad del aparato productivo, su alto componente de informalidad y bajo valor agregado, la estructurante desigualdad y la vulnerabilidad de empleos en algunos segmentos de población más que otros

This article is from: