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Campañas

“Una comunidad que sueña”

Como cada curso, en la perspectiva de los nuevos tiempos litúrgicos de Adviento y Navidad, nuestras Cáritas se encuentran de nuevo sobre la mesa la convocatoria de la campaña institucional. La campaña constituye la principal y más importante propuesta de sensibilización social realizada cada año por Cáritas Española a las Cáritas diocesanas y parroquiales.

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Articulada bajo el lema “Construimos una comunidad que sueña”, la campaña 2021-2022 se presente como iniciativa con que iluminar el momento “postcovid” que estamos viviendo.

Efectivamente, añoramos volver a la normalidad cuanto antes para tratar de superar el drama humano que hemos vivido y en el que seguimos inmersos. Nuestro día a día, nuestra experiencia personal y social, siguen condicionados por la crisis sanitaria, con consecuencias a veces dramáticas sobre la salud, el trabajo, la vivienda o la atención a las personas más vulnerables. Frente a ellas, sentimos la necesidad de cooperar, restablecer vínculos, fortalecer las actitudes de protección y cuidado; de recorrer caminos nuevos que nos permitan alcanzar mayores niveles de conciencia social; de construir una comunidad que vele, cuide y que proteja a los suyos; a la casa común en la que viven. Esto es “CONSTRUIR UNA COMUNIDAD QUE SUEÑA”. Para nuestras Cáritas, la campaña supone, por un lado, una invitación a salir a la calle para responder a la necesidad de generar nuevas sensibilidades sociales y formas de conciencia social frente a las realidades de pobreza.

Por otro, pretende ayudarnos también a profundizar en nuestra acción, en sus motivaciones y en sus formas de realización.

La convocatoria de la campaña nos llega con una carpeta de materiales explicativos e informativos de diverso tipo, facilitadores del trabajo, con diversas propuestas de acción organizadas por momentos y grupos de edad. La versión digital de los mismos se encuestra disponible en la web de Cáritas Diocesana, www.caritas-sevilla.org

Cáritas atendió a 5600 personas sin hogar en Andalucía durante 2020

Con motivo de la conmemoración -el pasado 31 de octubre- del Día de las Personas Sin Hogar, Cáritas Regional de Andalucía y Cáritas Diocesana de Sevilla han hecho público el informe anual sobre la labor desarrollada en el ámbito de grave exclusión. Según el presidente regional, durante los últimos años las Cáritas andaluzas vienen constatando escenarios donde el sistema de protección social no ha cumplido su función, produciéndose así una vulneración de los derechos de este colectivo, empeorada por la pandemia.

Durante su presentación, el presidente de Cáritas Andalucía, Mariano Pérez de Ayala, alertó de las carencias de los sistemas de cuidado y protección actuales, “que no están siendo ni suficientes ni adecuados para proteger a las personas que venimos acompañando”. En este sentido, destacó la importancia del derecho a la protección social y reclamó acciones encaminadas a la superación y prevención de las situaciones de exclusión.

Particularmente, Pérez de Ayala denunció “el rechazo de tres de cada cuatro solicitudes de Ingreso Mínimo Vital, los procedimientos interminables de solictud de dependencia y la complejidad de los procesos para acceder a los Servicios Sociales” que provocan el desistimiento de muchas personas que deben recurrir a entidades del Tercer Sector en busca de respuestas”, sostuvo. Entre las carencias más señaladas, destaca la escasez de vivienda social; la deficiente atención en la salud mental de estas personas, la dificultad en el apoyo de altas hospitalarias que requieren de cuidados domiciliarios cuando no hay domicilio; el difícil acceso a programas de búsqueda de empleo; o la escasa existencia de empleos protegidos, accediendo ocasionalmente a empleos precarios.

Para Pérez de Ayala, desde la irrupción de la pandemia, el acceso a los servicios sociales comunitarios se ha visto aún más limitado. “La brecha digital, los requisitos exigidos para solicitar una prestación, como estar empadronado o tener una cuenta bancaria, los complejos trámites administrativos y los lentos plazos de resolución, muestran precisamente lo que estamos denunciando, un sistema de protección que no protege, dejando en un laberinto sin salida a personas que quedan poco a poco absolutamente fuera de nuestra sociedad”.

Por su parte, el secretario general de la Cáritas andaluza, Francisco Domouso, manifestó la necesidad de ofrecer una atención integral que facilite una situación social normalizada, con procesos de acompañamiento que cubran las necesidades del colectivo, más allá del asistencialismo.

Domouso dio cuenta de la acción que las Cáritas andaluzas desarrollaron el pasado año al servicio de este colectivo: ocho proyectos de atención en calle, dos de atención en asentamientos, siete centros de día, tres centros sociales, un comedor social, diez centros residenciales, seis viviendas, un dispositivo de noche y dos de emergencia; contando con un total de cuatrocientas cuarenta plazas y atendiendo a cinco mil quinientas personas sin hogar. Una labor realizada por más de setecientos cincuenta voluntarios y voluntarias, el trabajo de ciento cuarenta personas contratadas y una inversión de más de cuatro millones de euros para el mantenimiento de los recursos de atención a las situaciones de sinhogarismo. De estos, un cuarenta por ciento procedía de fondos propios de las distintas Cáritas y un sesenta de fondos públicos.

Aunque el perfil es bastante heterogéneo, la organización andaluza identifica el rostro de la persona sin hogar a la que atiende con un hombre español, soltero, de entre 36 y 60 años, con estudios primarios y que casi en la mitad de los casos, lleva más de cinco años viviendo en la calle.

Cuatrocientas sesenta y dos personas atendidas en Sevilla

Pérez de Ayala, también director de Cáritas Diocesana de Sevilla, ha destacado la atención de la entidad en la capital hispalense: cuatrocientas sesenta y dos personas sin hogar atendidas en 2020. De estas, cuatrocientas diecinueve fueron atendidas a través de cinco proyectos parroquiales de calle, y cuarenta y tres en Centro Amigo, el recurso residencial de Cáritas que persigue la inclusión a través de un acompañamiento integral. Más de doscientos voluntarios/as en los proyectos de calle, treinta y seis en Centro Amigo y veinte técnicos trabajaron para poder desarrollar una labor en la que Cáritas Sevilla invirtió 874.000 euros de los que solo el treinta por ciento procedía de fondos públicos. El perfil habitual coincide con el andaluz salvo en el lugar de procedencia, ya que han detectado un aumento de las personas sin hogar procedentes de otras nacionalidades.

El director de la Cáritas Diocesana ha puesto de relieve el esfuerzo que muchas Cáritas parroquiales realizan para prevenir el sinhogarismo, detectando de forma constante las necesidades que atienden, ya que “ciertos problemas de salud, la falta de formación, de empleo y, consecuentemente, de ingresos, puede derivar en el impago del alquiler, la hipoteca y los suministros, y llevar a una situación de infravivienda o sin hogar”. Este motivo llevó a la organización de la Iglesia a invertir el pasado año, 836.000 euros en gastos relacionados con la vivienda, en torno al diecisiete por ciento de la inversión total en atención primaria, de las que se beneficiaron siete mil ciento ochenta familias.

Un sistema que proteja

La Cáritas andaluza reclama a la Administración estrategias políticas de atención que promuevan, consoliden y fortalezcan la red de atención existente, teniendo como meta la mejora de la calidad de vida de este colectivo. Además, pide la contratación de apoyo administrativo, de trabajadores y educadores sociales, sanitarios y técnicos de los Servicios Sociales para agilizar los procedimientos, disminuir la ratio por profesional y garantizar procesos de acompañamiento adecuados. Que se fomente, impulse y se haga seguimiento de mesas/ espacios de coordinación autonómicos y locales en los diferentes ámbitos de vulneración de derechos. Un parque público de vivienda social/emergencia, unidades o equipos sociosanitarios de salud mental de calle que contribuyan a la coordinación en los diferentes niveles de la Administración Pública; y un enfoque para personas en situación de exclusión social y residencial.

“Para esto -concluyó Domouso- es fundamental la implicación y el establecimiento de mecanismos de coordinación entre los diferentes sistemas de protección social, debe darse un liderazgo y papel preponderante por parte de la Administración como garante de los derechos de la ciudadanía”.

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