Ser maestro Eduardo Mercado Cruz Capitulo II. Herramientas conceptuales metodológicas para repensar la formación inicial de los maestros La interacción en la configuración de una forma de ser Formarse como maestro requiere de un largo proceso de escolarización. Se pretende que los estudiantes se apropien de los fundamentos teóricos, metodológicos, y didácticos de la práctica docente, es decir, que adquiere los saberes (teóricos y procedurales) que requiere la profesión enseñante. Esto implica un acercamiento a la teoría y filosofía. Una buena parte de la transmisión cultural y de la socialización que están imbricados en el proceso formativo y que se mantienen implícitos en el mismo, resultan tener gran efectividad para perpetuar la tradición histórica del magisterio con las creencias, valores y cosmovisiones, que esta conlleva y que contribuyen a configurar una episteme y un ethos particular que se traduce en disposiciones cognitivas, actitudinales y conativas fuertemente aaraigadas en quienes ejercen el magisterio y poco favorables al cambio. Esto caracterizan el modo de ser magisterial que esta solidificando. Las competencias que una vez adquiridas permiten a alguien obtener la certificación institucional y ostentar el título de maestro y, las creencias, valores, actitudes y modos de ser que llevan a alguien a creerse maestro y vivirse como tal. La distinción de estos dos aspectos radica en que, por un lado, el estudiante adquiere institucionalmente los conocimientos, habilidades y destrezas que, de acuerdo con los planes y programas de estudios y el proceso de promoción escolar, se consideran necesarios y autorizan a quien ha cumplido con los requerimientos de la instrucción a ejercer el trabajo de maestro. En el otro extremo se encuentra un proceso más completo, sutil y casi imperceptible ala vista, al tacto y a los oídos de los estudiantes, se trata de la interiorización y apropiación de valores y tradiciones que conducen no solo a saber que se está obteniendo la certificación institucional para ejercer la práctica profesional como maestro, sino además a creer que se es maestro. El estudiante es un sujeto con historia personal y trayectoria escolar que le permite interpretar y valorar lo que cotidianamente vive. Sostiene Thompson, no es solamente un observador o espectador de la historia y las tradicionales, sino un intérprete de los valores y el conjunto de significaciones que se transmiten intergeneracionalmente y van siendo parte constitutiva de los seres humanos y de sus historias.
El es un sujeto de la historia y de su tiempo, con una trayectoria personal propia.. A través de la interacción cotidiana con el mundo y de los intercambios con los demás individuos que lo habitan, definimos una posición y una actitud para habitarlo. Mead supone “interactuantes” socialmente situados y caracterizados históricamente, por tanto, se desarrolla en un “contexto” social que imprime su marca aportando un conjunto de códigos, de normas y de modales que vuelven posible la comunicación y aseguran su regulación. Lo que nos permite interactuar es la relación con los otros a partir del reconocimiento y el lugar que nos es otorgado en la trama de relaciones sociales. Los estudiantes, al interactuar, interiorizan y hacen suyo el conjunto de prácticas posibles para desenvolverse con eficiencia en el ámbito escolar. Cultura sistema social e identidad El aula de clase se constituye en un microorganismo donde confluyen de manera diversa las normas, valores, tradiciones, rituales y símbolos expresivos. La cultura del aula, al igual que la cultura en términos amplios, se constituye a través de un entramado complejo de símbolos, prácticas y discursos en y a partir de los cuales los estudiantes, aprenden a interpretar su mundo. Interpretar la cultura consiste en poner a prueba la capacidad de apropiación de los símbolos y sus significados. Hay una subcultura magisterial, ala que nos referimos como “cultura magisterial”, que está, como toda cultura verbalizada en el discurso, cristalizada en el mito, el rito y el dogma, incorporada en los artefactos, los gestos y la postura corporal. Esa cultura magisterial resulta útil la distinción que hace Bourdieu entre las formas simbólicas y estructuras mentales interiorizadas, por lado, y los símbolos objetivados najo la forma de prácticas rituales y de objetos cotidianos, religiosos, artísticos, por otro. Eticidad y formación en el marco institucional La institución es concreción de la síntesis de la cultura y el sistema social; es una organización social estructurada pero a la vez estructurante, que cobra vida a través y por medio de lo que los sujetos hacen de y con ella. Los estudiantes en proceso de formación van apropiándose de la institución del conjunto de tradiciones y de los valores del magisterio.
La eticidad es esfuerzo de realización de valores, no es raro que lo que creemos valor sea un seudovalor pues toda realización de valor está orientada por intereses y necesidades situados en un contexto socio histórico y cultural específico. La eticidad es realización de valores con fines de dignificación, en la realidad contextuada la eticidad puede ser deficiente por cuanto la realización de valores esta como binada o mediatizada por la realización de seudovalores. La eticidad en relación, con los maestros en formación, nos conduce a examinar la noción misma de formación. La formación es un proceso que concierne al sujeto y a la posibilidad que éste tiene de hacer suyos todos los aspectos que conforman su vida. A través de el se generan y desarrollan capacidades de sentir, actuar, imaginar, comprender y utilizar la razón y el cuerpo. La formación, no es un proceso que se configure al margen o fuera de la cultura, sino que tiene una imbricación ineludible con ella y con la historia y por ende con la realización de los valores. Las practicas ritualizadas en los procesos de formación Existe un sinnúmero de prácticas solublemente ligadas a determinadas formas y contenidos discursivos, cuyas características principal es la de ofrecer cognitiva y simbólicamente puntos de referencia en torno a lo que implica ser maestro. Algunas de esas prácticas pedagógicas, proceso de evaluación, ceremonia de graduación y su preparación, así como el proceso diario de instrucción. Este tipo de prácticas aceptadas como parte de la cotidianidad y por ende, vividas de manera aproblemática, nos condujo a preguntarnos en qué medida podían ser consideradas rituales. Los rituales tienen la cualidad de trasformar a los participantes del rito y los convierten en seres transicionales que pasan de un estado a otro en lo que Genep denomina: ritos de pasaje. Desde esta perspectiva, los rituales se “convierten en un excelente semilleros de cambio; que no solo controlan el proceso, sino que lo generan, no solo establecen fronteras, sino que evocan un movimiento fásico en una cultura”. El ritual, en tanto practica de interacción, regula, modela, pero a la vez deja un espacio para la interpretación del símbolo, situación que puede generar, al interior de los grupos, manifestaciones de resistencia, de ironía e incluso de cinismo, aunque finalmente el ritual se imponga.
Recorriendo veredas, haciendo camino: la construcción del método La mirada metodológica La mirada metodológica se va apropiando de una manera de pensar y hacer sedimenta que se traduce en una episteme proclive al dogmatismo y en prácticas refractarias al cambio, donde se ubica en el ámbito de la investigación de corte cualitativo. Geertz, encuentra de las orientaciones metodológicas más útiles: había que procurar una descripción densa. De acuerdo con él, la etnografía es mucho más que un recurso instrumental para recopilar información acerca de la realidad que estudia, se trata de una estrategia que posibilita dar cuenta de la articulación entra las acciones de los actores y sus sentidos. El interaccionismo simbólico influyo también en la medida en la que la construcción de la vida metódica que se siguió en la investigación se orientó a buscar los significados sociales que las personas le otorgan al mundo que los rodea, con base en el supuesto de que las personas actúan con respecto a las cosas, a situaciones, a otras personas y con respecto a si mismos a través de un proceso de interpretación. Las técnicas de acopio de información Las técnicas que resultaron más adecuadas para realizar el acopio de información fueron las que suelen utilizarse en la investigación llamada genéricamente “cualitativa”. La observación participante, la entrevista, la entrevista abierta, etc. Estrategias para la comprensión y la interpretación El objeto de estudio, sus dimensiones y escenarios