La profesi贸n docente y la comunidad escolar: cr贸nica de un desencuentro.
M. Fern谩ndez Enguita
Los padres: entre la indiferencia y la impotencia.
Una mayoría silenciosa y una minoría sospechosa.
La difícil tarea de participar.
Lo extraescolar y lo complementario.
La controvertida función de custodia.
La participación de los padres de familia en la gestión de los centros de enseñanza no es la esperada, ya que el grado de participación es muy bajo, y cada vez desciende más.
La abstención es un problema grande en la mayoría de los casos, se presenta de manera notoria en cuanto a la participación de los padres de familia en las elecciones de los consejos escolares.
Los padres son conscientes de algunas de sus limitaciones, en particular su falta de conocimiento de la organización escolar y las cuestiones pedagógicas.
Núcleo de la actividad escolar: el aprendizaje y la evaluación.
Las actividades extramurales, realizadas fuera de las paredes de la escuela, pero integradas dentro del curriculum previsto.
Actividades extracurriculares organizadas por la escuela misma, que no forman parte de la enseñanza reglada.
Las actividades extraescolares promovidas autónomamente por los padres, por entidades ciudadanas o por el consejo escolar.
Los servicios complementarios atienden a necesidades planteadas por las condiciones materiales de la escolarización o derivadas de la función de custodia asignada a la escuela.
Los centros de enseñanza se han convertido en “aparcamientos” o “guarderías” donde depositar a niños y jóvenes en las horas en que sus familias no pueden atenderles.
Los centros públicos tienen que atraer y retener a su clientela, cosa que los públicos no necesitan hacer, y son plenamente conscientes de que ésta busca algo más que la enseñanza oficial.
En los centros privados la propiedad es la principal fuerza decisoria, quedando los profesores en un segundo plano.
El alumnado, o el convivado de piedra.
Delegados, pero ¿de quién?
Una democracia bajo tutela.
La presencia paterna, de apoyo o de estorbo.
La ineficacia de participar.
El peso de la experiencia cotidiana.
ď‚—
Elementos de importancia: Padres, maestros, alumnos.
ď‚—
Del delegado tiran a la vez dos tipos de fuerzas de sentido contrario. Por una parte el grupo que reclama solidaridad, un interlocutor ante el profesorado y un defensor de los intereses colectivos. Por otro lado, el profesor pretende que sea su ayudante, sustituto en tareas triviales, portavoz ocasional ante el grupo, es decir un colaboracionista.
Las posibilidades de participación de los alumnos están fuertemente limitadas por el hecho de que en ella y el margen de ella están sometidas a la autoridad y el poder del profesorado.
La presencia de los padres al llegar a la enseñanza secundaria consideran que participan poco, que lo hacen en aspectos poco relevantes, que sólo se ocupan de conseguir dinero para distintos fines.
ď‚—
La ineficacia es la causa del mal funcionamiento, pues la tarea conduce a un resultado que no vale el esfuerzo.
ď‚—
Los alumnos no hacen valer sus derechos ya que tanto padres y profesores los creen incapaces.
Profesionalismo y participación: un matrimonio mal avenido.
Una constante al margen de cualquier variable.
Tipos de participación: variantes y posiciones.
Y la montaña parió un ratón.
Participación y representación.
De la democratización al profesionalismo.
Los mecanismos y órganos de participación, no cumplen con sus verdaderos objetivos, se tienen dos opciones: es una farsa y que nada cambiara y que seguirá igual. Trabajar para ver como son los procesos y los mecanismos, buscando tener buenas resultados y una conexión entre los intereses e ideas de los participantes.
La organización jerárquica y autoritaria de la educación en un contexto de ausencia de libertades crea en el sistema educativo una demanda de estructuras participativas que les permitieran una voz sobre los objetivos y el proceso de trabajo.
En el caso del alumnado para quien la participación debía ser una experiencia formativa y constitutiva de su personalidad lo menos que puede decirse es que están aprendiendo fundamentalmente a delegar es decir, a no tomar sus asuntos en sus propias manos.
El resultado de esto es que los profesores se encierran en su cascarón de su aula, viéndose desestimulada cualquier forma de trabajo en equipo; los padres se alejaban de la vida cotidiana de la escuela, perdiendo esta oportunidad de emplear los recursos personales e intelectuales de la comunidad.
La profesionalización del docente no debe venir de la definición de un campo formal de competencias exclusivas, sino del logro de un conjunto real de capacidades, conocimientos, técnicas y formas de saber hacer que le permitan dominar intelectualmente su actividad.
¡Gracias por su atención!
Teresa de Jesús Carrillo Quintero.
Gabriela Escobedo Sánchez.
Jacqueline Carolina Jiménez Cardona.
María Goretti Jiménez López.
Nallely Guadalupe Navarro Gómez.
Perla Lizbeth Núñez Martínez.
Alondra Saucedo Carreón.
María Teresa Saucedo Méndez.