Memorias cambiando visiones

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Centro de Estudios para Invidentes A. C.

CEIAC XV ANIVERSARIO (NOMBRE)

Versiรณn preliminar 3

Chihuahua, Chih. Octubre de 2010 A. M.


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Presentación

Los aniversarios son ocasiones propicias para hacer recuentos de actividades. En CEIAC hemos seguido esta práctica elaborando informes anuales y publicando folletos conmemorativos cada cierto número de años. Sin embargo nuestro XV aniversario nos ha parecido especialmente significativo, quizá porque en esta sociedad los 15 años marcan la diferencia entre un adolescente y un joven en vías de madurez. Por ello queremos que esta memoria de papel, que formará parte de los festejos del CEIAC quinceañero, sea algo más que un simple informe, un frío repaso de cifras, o una enumeración de logros que ayude a conjurar el olvido; y que más allá de la inevitable reseña de los principales acontecimientos, el lector descubra algunas de las emociones agazapadas tras las imágenes de los hechos trascendentes o cotidianos del CEIAC. Deseamos que las historias y los sucesos contenidos en estas páginas, inviten a las personas que sí ven y a las que tienen discapacidad visual, a reflexionar sobre los retos que les plantea su vida misma, a pensar en su propia actitud ante la adversidad y a tomar decisiones que les permitan apropiarse de su destino.

Carla Herrera Guerrero


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I. Primeros años: prueba y error

Cómo surgió el Centro A mediados de 1995 Carla Herrera terminaba su maestría en Derecho. Tenía la inquietud de hacer algo para que las personas con discapacidad visual, como ella, tuvieran la oportunidad de integrarse en un ambiente de gente que ve. Por esos días Elsa y Aracely, dos muchachas invidentes que hacían trámites en Chihuahua para estudiar la secundaria en una escuela de ciegos en El Paso, Texas, se pusieron en contacto con Carla, quien les prestó un escaner con audio y les facilitó su computadora con programas de voz. Un día las muchachas comunicaron lo que ellas consideraban una mala noticia: su solicitud para entrar a la escuela de ciegos había sido rechazada. ¡Qué bueno! -exclamó Carla- ¡Así podrán ir a una escuela regular! Y así también Carla aprovechaba la oportunidad para dar forma al proyecto que traía en mente. Esas dos jóvenes con necesidades muy concretas de apoyo para continuar sus estudios, le permitirían aterrizar sus ideas. Francisco Cabrer ayudó a capturar las ideas de Carla. Luego trazaron juntos las líneas generales y bosquejaron las áreas con que debía contar el Centro de Estudios para Invidentes, que así se llamaría. Carla por su parte realizó una interesante investigación, la cual exigió asomarse a las áreas de salud, ciencia, investigación y educación. Lo que hizo fue localizar los centros, escuelas y organizaciones de apoyo para personas con ceguera o débiles visuales existentes en el país. Con todos tuvo contacto y de cada uno tomó lo que consideró conveniente: una técnica, un método operativo, una actividad para procuración de fondos… Tomó elementos, sí, pero no copió un modelo integral, porque ninguno de los modelos observados le satisfacía plenamente. A todos les faltaba algo; fallaban en los aspectos de socialización. Por otra parte, una pregunta importantísima a la que había que encontrar respuesta era ¿qué tienen en común los ciegos o débiles visuales que se convierten en personas exitosas? Repasando la experiencia de casos de éxito, la conclusión fue la siguiente: lo que tienen en común es que, para tomar decisiones, no están limitados por la discapacidad visual. Otro factor interesante es que estas personas no se mueven en grupos de discapacitados, sino que se relacionan en ambientes comunes y corrientes, de gente que sí ve. Este concepto constituía la parte más valiosa del modelo educativo del Centro, y por tanto debía formar parte de su filosofía, una filosofía que orientara todas las técnicas y sistemas de operación y que se tradujera, entre otros objetivos, en el siguiente: mostrar a los usuarios las opciones que tienen para que


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ellos puedan tomar sus decisiones de vida, sintiendo la discapacidad como un método de hacer las cosas y no como una limitación. Así fue como, con dos muchachas invidentes esperando apoyo para estudiar secundaria y un puñado de técnicas enmarcadas en una filosofía consistente, se constituyó formalmente el Centro de Estudios para Invidentes, A. C. (CEIAC) en agosto de 1995 y empezó a funcionar en las modestas instalaciones ubicadas en Boulevard Ortiz Mena 3807, en la colonia Fovissste. Un factor muy favorable: ese mismo año se había reformado la Ley Federal de Educación para incluir el señalamiento de que todas las personas debían ser admitidas en las escuelas públicas del sistema escolar, independientemente de sus discapacidades. Al finalizar el año escolar 1995-1996, el CEIAC contaba con 10 usuarios. No se trataba de un intento más, sino de un modelo original que pretendía romper con los esquemas de la educación especial. El arranque El CEIAC inició su trabajo con unos cuantos voluntarios, ofreciendo el servicio de asesorías para aquellos ciegos o débiles visuales que quisieran incorporarse o estuvieran incorporados al sistema educativo regular. Estas asesorías se daban principalmente en aquellas materias en las cuales el maestro utiliza el pizarrón para explicar en la escuela, tales como física, química, matemáticas e inglés. Poco después se agregaron otros dos servicios de apoyo académico: la lectura mediante voluntarios o a través de máquinas lectoras de texto; y las clases de mecanografía, ya que si una persona ciega no conoce el teclado de una máquina de escribir o computadora, no tiene forma de presentar sus trabajos por escrito en la escuela. En 1997 hubo por lo menos tres acontecimientos importantes que hicieron más eficiente el funcionamiento de CEIAC: primero el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) Campus Chihuahua, ofreció a los usuarios del Centro la posibilidad de cursar diplomados en inglés, con beca al 100 %. Después el Centro de Información del Estado de Chihuahua (CIDECH) canalizó su acervo cultural en Braille al CEIAC. Este sistema, inventado por el invidente francés Louis Braille (1809-1852), está basado en seis puntos realzados sobre un pequeño rectángulo al que se llama cajetín. Con esos seis puntos, a los que Braille llamó signo generador, se lograron 64 diferentes combinaciones, las cuales son la base de todo el sistema. Incluye el alfabeto, los signos de puntuación, el sistema numérico y los signos matemáticos y de música. El último suceso importante de ese año de 1997, fue el apoyo de IBM de México y Sedesol, el cual facilitó el acceso a tecnología de punta en computación


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para invidentes. CEIAC recibió de dichos organismos el donativo de cuatro computadoras con el programa Screen Reader/Dos, el cual permite a los invidentes y débiles visuales tener acceso al uso de los equipos de cómputo a través de los sintetizadores de voz, que proporcionan al usuario respuestas de manera audible en un tiempo inmediato. Para ofrecer nuevos servicios, CEIAC se basó en las necesidades reales de las personas ciegas y débiles visuales, y no sólo en las que el profesional de la educación considera que existen. El personal del Centro aprendió por aciertos y errores. La experiencia fue, y continúa siendo, la herramienta más poderosa para aplicar la filosofía. El mayor aliciente en un inicio fue que acudieron muchos jóvenes que habían dejado la escuela a causa de su problema visual y deseaban reintegrarse a ella. Con esas primeras generaciones el objetivo fue: terminar la secundaria, terminar la preparatoria, cursar una carrera técnica o entrar a profesional. Luego se abrió el área de rehabilitación para personas que perdieron la vista, muchas de ellas de edad adulta. Ahí se les enseña Orientación y movilidad, es decir cómo desplazarse por la ciudad usando el bastón blanco y cómo ser independientes en su persona y en su casa, en la vida diaria. También se empezó a atender niños para apoyar su aprendizaje en la escuela regular. Entonces se estableció contacto con maestros de educación especial que laboraban en el sistema estatal. La relación con ellos no fue fácil en un inicio, porque tenían ya una forma de realizar su trabajo en los Centros de Atención Múltiple (CAM) y en la Unidad de Servicios de Apoyo a la Educación Regular (USAER). CEIAC proponía un método diferente, por ello sería necesario un largo proceso de sensibilización. Con el correr de los años, esos maestros de educación especial solicitarían la orientación del Centro para superarse en su trabajo con niños invidentes. Tres años después de su apertura, CEIAC atendía a 40 personas de la ciudad de Chihuahua y tenía 13 en lista de espera. Ya por ese tiempo quedaba claro que el Centro no era un lugar donde se reúnen los ciegos para estar con más ciegos, como muchos pudieran pensar; sino un espacio donde el ciego adquiere las herramientas necesarias para desenvolverse en el mundo de las personas que ven.

Formando maestros El pequeño número de asesores en el CEIAC no fue suficiente para atender la creciente demanda de usuarios. Por ello se inició un intenso programa de capacitación de docentes. Los cursos de Braille, Manejo de ábaco, Orientación y movilidad y otros, se impartieron no sólo a asesores voluntarios del CEIAC, sino a maestros de


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educación especial, trabajadores sociales y psicólogos que laboraban en centros de educación de los municipios más poblados del estado de Chihuahua. Algunos de los instructores eran maestros especializados, con larga experiencia en centros o escuelas para invidentes de distintas ciudades. Entre los procedentes de Estados Unidos estuvieron: José Barragán, de Boston; Bill Winckley, de Silver City, Nuevo México; y Lawrence Campbell, de Filadelfia. Esto fue posible gracias al apoyo de la Organización Helen Keller International y del Departamento de Educación Especial del gobierno del estado de Chihuahua. También desde los primeros años arrancaron los cursos para padres, con la finalidad de proporcionarles herramientas de trabajo para apoyar de forma más efectiva a sus hijos u otros familiares. En 1998, como resultado de una investigación de las principales necesidades académicas y laborales de los usuarios de CEIAC, se impartieron en la ciudad de Chihuahua los siguientes cursos de verano: computación, mecanografía, ortografía e inglés. Ese verano de 1998 fue de muchas experiencias, pues además de las actividades ya señaladas, Carolina Loya, entonces directora técnica de CEIAC, se trasladó a la Escuela para Ciegos de Filadelfia, la cual atiende a invidentes con discapacidades diversas, como sordera, autismo y parálisis cerebral. El propósito era conocer sus instalaciones, programas de trabajo, tecnologías y terapias de apoyo, para posteriormente seleccionar aquellos que pudieran ser aplicados en CEIAC. Así se hizo, se tomaron elementos principalmente para el programa de visitas domiciliarias y de talleres con padres de familia.

Espacios amplios; servicios eficientes Al finalizar el milenio las instalaciones que dieron cabida al arranque del Centro eran insuficientes. Por ello, con el propósito de brindar servicios de calidad a un mayor número de usuarios, el edificio se amplió. Se construyeron: 14 cubículos, un área de rehabilitación para el adiestramiento en las actividades de la vida diaria, un área especial para niños menores de 5 años, a la que se denominó de Estimulación temprana; un salón de usos múltiples para cursos de capacitación, un área al aire libre para entrenamiento en Orientación y movilidad, así como en uso del bastón. Además estaba el área de oficinas y la biblioteca Braille y en caracteres comunes. La ampliación tuvo un costo de un millón 600 mil pesos y fue posible gracias al apoyo de varias instituciones internacionales y nacionales. Durante los meses en que se realizó la nueva edificación, CEIAC continuó con sus actividades en una oficina que puso a su disposición la familia Mesta.


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El edificio fue formalmente inaugurado el 18 de noviembre de 1999, con la presencia de autoridades y de representantes de organismos de la Iniciativa Privada. CEIAC estaba listo para recibir el nuevo milenio. Teniendo siempre presente la orientación filosófica, la ampliación de las instalaciones permitió delimitar y hacer más eficientes los servicios de todas las áreas, entre otras: Estimulación temprana, Coordinación académica y Apoyo psicológico. El espacio cálido y lleno de luz donde se ubica Estimulación temprana, dispone de juguetes de gran colorido y de atractivos materiales. En esta área se evalúan, entre otros aspectos, la ubicación espacial del niño, la seguridad al desplazarse, su agudeza auditiva y psico-motricidad. La atención que aquí se brinda se basa en el juego y el encuentro con los padres. El bebé aprende a comunicarse, a conocer a las personas y a los objetos; y al vincular unos objetos con otros, adquiere las nociones de distancia y ubicación. Para ayudar al niño ciego a conocer su entorno, se estimulan sus sentidos remanentes: tacto, oído, olfato y gusto. El primer grupo de pequeños que empezaron en el CEIAC desde el programa de Estimulación temprana, terminó en 2007 su educación Primaria de manera exitosa, confirmando la calidad del modelo de trabajo. Es común que los profesores de escuela regular no sepan cómo tratar a un niño invidente o débil visual. Con el propósito de brindar asesoría a estos maestros de escuela regular, en los niveles de Jardín de niños y Primaria, se creó la Coordinación académica. En el caso de los jóvenes que cursan Secundaria, Preparatoria o Profesional, los asesores voluntarios son los encargados de proporcionar el apoyo necesario, auxiliados por el coordinador académico, quien también está en contacto con maestros y directivos de los niveles de educación media y superior. El apoyo psicológico que el Centro brinda a los invidentes, así como a los padres y parientes de un niño ciego o débil visual, los ayuda a superar la etapa más difícil. La familia es una pieza importantísima para desarrollar la autoestima y la seguridad en los niños. Por ello la sobreprotección suele ser uno de los mayores obstáculos para lograr la independencia de los infantes. Algunas personas llegan al Centro angustiadas por los problemas visuales y con sus familias confundidas, pero gracias a la labor de las psicólogas salen tranquilas. Poco a poco comprenden que la falta o disminución de la vista no es impedimento para lograr sus metas, y que pueden encontrar en CEIAC las herramientas y los materiales necesarios para recorrer el camino con éxito.


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La ampliación del edificio motivó también la creación de un departamento para elaborar materiales destinados a las personas invidentes que cursaban algún grado escolar. Se adquirió una impresora que permite traducir cualquier libro al sistema Braille. También se compró una copiadora que emite el material con un realzado en relieve; con ella se pueden copiar mapas, figuras geométricas, gráficas estadísticas, ecuaciones matemáticas, diagramas, etc. Esto para lograr un mejor entendimiento de algunos conceptos abstractos. Ya entonces CEIAC disponía de modernos sistemas computacionales para invidentes, con sintetizadores de voz y lectores de pantalla que permiten accesar y procesar cualquier tipo de información. Para los débiles visuales se instaló zoom extra, es decir amplificador de imágenes que incluye la posibilidad de hacer cambios de colores y contrastes. Además, en coordinación con autoridades de la ciudad de Chihuahua, CEIAC instaló en la biblioteca municipal una computadora con el programa denominado Jaws, que utiliza un sistema de voz para describir al usuario todo lo que está apareciendo en pantalla. En el mes de febrero de 2002, personal del Centro participó en el Congreso sobre Tecnología y materiales para ciegos y débiles visuales en Celaya, Guanajuato. Los investigadores de otros estados que tomaron parte en dicho Congreso quedaron sorprendidos al conocer los logros de CEIAC en la creación de novedosos materiales didácticos para invidentes y débiles visuales. Actualmente, para facilitar a los usuarios el acceso a tecnologías de información, existe en CEIAC el área de Tiflotecnología.


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II. Expansión, alianzas y experimentación

Compartir la experiencia La experiencia adquirida durante los primeros años de funcionamiento del CEIAC fue muy rica, y por ello surgió la idea de reproducir el modelo en otras ciudades del estado. Entonces se crearon sedes en Ciudad Juárez, Parral y Cuauhtémoc, además de Chihuahua capital. Sin embargo, la noticia de los logros alcanzados por usuarios del CEIAC pronto trascendió y personas de otros estados se acercaron a solicitar asesorías. Esto sucedió con la organización Ver Contigo, de Torreón, Coahuila, la cual tomó algunos elementos del modelo. Otro caso fue el de Durango, que reprodujo el modelo casi en su totalidad. Vale la pena ahondar en este caso. En el mes de enero de 2001, dos muchachos con discapacidad visual de la mencionada ciudad: Emmanuel, estudiante de 3º de secundaria, de 14 años, y su hermana Abril Meraz, de 19, estudiante de Ciencias de la Comunicación, acudieron a CEIAC, en compañía de sus padres, y recibieron apoyo en las áreas de: Orientación y movilidad, Ábaco, Braille y Computación. Las herramientas que aquí adquirieron, en sólo un mes de estadía, les permitieron resolver una serie de situaciones en su ciudad de origen, así como encarar de mejor manera el futuro. El contacto con CEIAC se mantuvo, y se estrechó después de la participación de los hermanos Meraz en el campamento de Creel 2007. El convencimiento y el entusiasmo los llevó a hacer las gestiones necesarias para aplicar la experiencia en Durango. Además de estas formas de reproducir el modelo, podría haber una tercera, en la que se trabaja actualmente: la sistematización de información. En sus 15 años de existencia, CEIAC tiene un enorme cúmulo de experiencia, la cual está a nivel de lo mejor del mundo, y si se logra sistematizarla de manera adecuada, se abrirá un tercer frente de insospechadas posibilidades. Ecolocación: recuperando el 6º sentido El Centro ha estado siempre a la vanguardia en la búsqueda y prueba de todo tipo de técnicas, métodos y materiales. Por eso a principios del milenio fijó su interés en una novedad tecnológica que podía ser una poderosa herramienta para los ciegos: la Ecolocación. Como los cetáceos y los murciélagos, el ser humano tiene un sexto sentido que le permite identificar los objetos a su alrededor sin necesidad de verlos. Esto


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lo logra chasqueando la lengua, atento al tiempo que transcurre entre la emisión de una onda acústica y la recepción del eco. El chasquido, al que se ha llamado clic palatal, es muy similar al emitido por los delfines, quienes pueden hacer 200 clics por segundo, en tanto que los humanos sólo tres o cuatro. Esta extraordinaria manera de percibir, conocida como ecolocación, se encuentra prácticamente atrofiada en nuestra especie; sin embargo, ha sido desarrollada intuitivamente por algunos ciegos, con resultados tan sorprendentes que grupos de científicos, como el equipo de la Universidad de Alcalá de Henares, han decidido estudiar el fenómeno. Entre los estadounidenses que han desarrollado de manera autodidáctica la ecolocación, destacan: Ben Underwood, un joven considerado el mejor ecolocador hasta su fallecimiento, a principios de 2009; y Daniel Kish, el único ciego que ha conseguido el certificado de guía de otra persona invidente. Daniel ha trabajado la técnica de la ecolocación no sólo con el propósito de aplicarla él mismo, sino para, mediante entrenamiento de sólo dos semanas, transmitirla a otros ciegos, o bien formar instructores que a su vez la transmitan. Cuando Carla Herrera se enteró a través de un programa televisivo que existía la ecolocación, de inmediato concertó una cita con Daniel Kish, para probar la técnica. A lo largo de tres días Dan entrenó a Carla: primero localizando espacios dentro del hotel, por ejemplo ubicando exactamente las puertas de los cuartos; luego salieron a la calle y pudieron percibir las características de los edificios y otras construcciones; más tarde entraron a un mall; y por último subieron a un cerro para aplicar la técnica en espacios abiertos. Carla quedó convencida e invitó a Dan a Chihuahua; poco después él dio el curso de ecolocación en CEIAC. Con el tiempo la experiencia ha demostrado que la ecolocación puede ser una herramienta valiosísima y que funciona mejor si se aprende desde niños; pero no a todos los invidentes les es útil.

CECA: organizar la Capacitación Si bien técnicas como la Ecolocación se prueban y se incorporan al modelo de CEIAC sin mayor problema, hay conjuntos de actividades que, debido a su complejidad, requieren de la creación de un organismo especial. Tal fue el caso del Centro de Capacitación: CECA. Con el fin de apoyar más eficientemente a los usuarios invidentes y débiles visuales, se hizo necesario capacitar no sólo a maestros especiales y de educación regular, sino a la comunidad toda y a grupos de personas específicos: padres de familia, asesores, voluntarios, empresarios y servidores públicos; entre estos últimos: agentes de tránsito y choferes de camiones urbanos. Para coordinar la impartición de diplomados, talleres y cursos (algunos de los cuales existían casi desde la fundación del CEIAC), en el año 2002 se creó el


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Centro de Capacitación al que se conoce como CEIAC-CECA. Este Centro organiza lo mismo talleres para servidores públicos, que duran sólo 2 horas, que diplomados para maestros y profesionistas, en coordinación con Universidades, con 80 horas de duración. Algunos de los nombres de eventos de capacitación son: Sensibilización en la atención de personas con discapacidad visual; La intervención temprana y la atención al niño preescolar que presenta discapacidad visual; Atención e integración de personas con discapacidad visual, etc. El Centro de Capacitación se coordinó con instituciones de educación superior y formó un equipo de instructores integrado por oftalmólogos, maestros de educación especial, psicólogos, profesores de educación física y licenciados en sistemas computacionales. En 2005, a sólo 3 años de su creación, CEIAC-CECA capacitó a 1,200 personas. Los cursos y talleres se desarrollaron en Ciudad Juárez, Delicias, Parral, Cuauhtémoc y Chihuahua capital. Entre los primeros diplomados para maestros, registramos el que se inició en noviembre de 1998 en las instalaciones del ITESM Campus Ciudad Juárez; y el realizado en la ciudad de Chihuahua entre septiembre de 1999 y abril de 2000, con colaboración de la Dirección de Educación Especial, del Gobierno del estado. Ambos, con una duración de siete meses, llevaron el título de Alternativas de atención para personas con discapacidad visual. Se logró capacitar a 70 maestros para apoyar en escuelas regulares a alumnos con la discapacidad mencionada. En los años siguientes el Diplomado se siguió realizando, con ligeros ajustes a su contenido, dando cabida a los maestros de nivel federal, con colaboración de Servicios Educativos del Estado de Chihuahua (SEECH). Hasta el verano de 2002, el diplomado había llegado a 200 maestros de educación especial. Posteriormente se realizaron varios diplomados en colaboración con la Universidad La Salle (ULSA), los cuales no sólo estuvieron abiertos a maestros, sino a otro tipo de profesionistas y a padres de familia. El diplomado que se realizó en 2007, se hizo en coordinación con la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) y estuvo destinado a maestros de dicha institución, aumentando los módulos de 8 a 10. Dos años después, este mismo diplomado, en su versión de 8 módulos con una duración de 80 horas, se llevó a cabo en la ciudad de Durango, con la participación de 50 maestros de educación especial. Otro desafío importante ha sido la incorporación de los discapacitados visuales al mercado laboral, para lo cual ya se había sensibilizado a empresarios; sin embargo se descubrió en la capacitación una nueva vertiente para fomentar el autoempleo.


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Los cursos de masoterapia o formación de masajistas, iniciaron en 1998, avalados por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social. Tuvieron mucha aceptación entre los usuarios, aunque para la mayoría de ellos fueron una opción que les permitió transitar hacia otra actividad o profesión. En 2006, cinco terapeutas corporales invidentes, egresados de los cursos promovidos por CEIAC, abrieron el negocio Manos Sabias, que ha sido muy exitoso y es un ejemplo de empresa manejada por una persona con discapacidad visual. En fechas más recientes estos cursos se han llevado a cabo en coordinación con el Instituto de Capacitación del Estado de Chihuahua. Actualmente casi una veintena de personas capacitadas en CEIAC desempeñan este oficio. También en la línea del programa de autoempleo, en 2006 se realizó un curso de reparación de aparatos electrodomésticos, con duración de 120 horas. A principios de 2008 tuvo lugar el curso de elaboración de bolsas para dama con material reciclado. Además se han realizado talleres de sensibilización destinados al personal de los centros de capacitación para el trabajo, con el propósito de que integren a los usuarios del CEIAC en los talleres que imparten.

Campamentos: la conquista de nuevos espacios Para fortalecer la autoestima y seguridad personal de los jóvenes usuarios, desde sus primeros años CEIAC fomentó la participación en campamentos. Primero asistieron como invitados a los de Mimbres Mountain y Alamogordo, en Nuevo México, así como al de Huntsville, en Alabama. Después se organizaron los campamentos en distintos puntos del estado de Chihuahua, especialmente en Majalca, Lago Colina y Creel. Las caminatas al aire libre ponen a los excursionistas en contacto con la naturaleza, al escuchar los cantos de pájaros y otros sonidos producidos por animales, y al percibir el olor de las plantas; con lo cual recrean en su mente los lugares recorridos. En el campamento de Nuevo México visitaron las cuevas donde vivieron los indios y fueron enterados de sus creencias y costumbres. En el campamento de 2007 en Alamogordo, se realizó una excursión a las cavernas de Carlsbad. El campamento de Huntsville, Alabama, llamado también Space camp, está diseñado por la NASA para enseñar a los niños ciegos el funcionamiento de las naves espaciales. Ahí se hacen simulacros de viajes a la Luna y a Marte, lo que emociona a los muchachos visitantes. Las actividades están orientadas a entrenar a los niños como astronautas; así, a lo largo de más de una semana, desempeñan diferentes papeles: son pilotos encargados de dirigir la nave, o bien están a cargo del despegue de ésta desde la


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torre de control; salen a explorar el espacio, toman muestras de otros planetas y trabajan en el laboratorio espacial. Existen simuladores en los cuales se puede experimentar la sensación de despegue o bien la de estar en órbita, así como la de caminar en un lugar donde no existe la fuerza de gravedad. También se les plantean problemas de supervivencia para estimular la imaginación y el trabajo en equipo, por ejemplo el rescate de uno o varios compañeros que se encuentran en situación de peligro. Entre las actividades hay una muy creativa y divertida: cada niño construye un cohete en miniatura, al cual se le coloca la pólvora en la parte de atrás y… a volar. A diferencia de otros campamentos en EU, a los cuales asisten hasta una decena de usuarios del CEIAC, a los campamentos de Huntsville han asistido uno o dos muchachos en cada ocasión, acompañados de un asistente y traductor. En estos campamentos conviven personas de diversos países: Estados Unidos, Canadá, Israel, Italia, Australia… lo que los hace especialmente enriquecedores. Los campamentos al interior del estado, ponen a un amplio número de usuarios, provenientes de distintos municipios, en contacto con el paisaje y los valores de la región. Con frecuencia, además de los voluntarios y directivos, se invita a grupos de boy scout o de deportes extremos para que compartan sus técnicas. Las caminatas, los juegos y el trabajo en equipo forman parte de las actividades diurnas; y algunas noches la convivencia se estrecha alrededor de la fogata, con cantos y bailes. La sensación de libertad que proporciona la exploración, así como el captar la magnitud del paisaje y sentir la intensidad del sol, la lluvia y las tormentas eléctricas, produce una gran alegría, que se manifiesta en una amplia disposición para compartir con los amigos, intercambiar experiencias, reír y bromear. Caminatas, natación, remo… son desafíos no exentos de angustias que al final causan una intensa satisfacción. El campamento es también un lugar propicio para enviar un mensaje de superación, por ejemplo: “Siempre vayan más allá; rompan su área de comodidad, busquen nuevos retos”. Todo constituye un aprendizaje: armar la casa de campaña, trepar por primera vez a un árbol, montar un caballo, caminar sin ayuda en una travesía. Son formas de saber que se pueden valer por sí mismos. Algunos de los campamentos han tenido hechos singulares que merecen mención especial. A continuación nos referiremos a los campamentos de Creel. En el verano de 2003, además de las actividades normales en el campamento, algunos de los participantes aplicaron la técnica de ecolocación, aprendida meses antes. El propio Dan Kish impartió en el campamento un curso de Ecolocación enfocado a formar instructores. Fue interesante escuchar a los muchachos emitir el “click palatal” para saber, en una fracción de segundo si


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estaban ante un árbol grande o un arbusto, una formación rocosa o un espacio abierto. Dos de las experiencias que suelen dejar profunda huella en los excursionistas, remar en el lago de Arareco y conocer la cascada de Cusárare, están precedidas de largas caminatas. En el caso de Cusárare, cuando de pronto se escucha el sonido que produce el agua al caer de gran altura y chocar con fuerza contra las rocas, se percibe en plenitud la maravilla de la naturaleza y la magnificencia del espectáculo, lo que causa una emoción enorme. Algunos veranos los excursionistas de CEIAC han estado acompañados por el grupo de deporte extremo Águilas Negras, integrado por muchachos de diferentes Universidades y Tecnológicos, quienes apoyan para realizar actividades de rapel y escalada, entre otras. El campamento Creel 2007 se caracterizó por la asistencia de un elevado número de personas, 60 en total, entre usuarios, personal de apoyo y staff, procedentes de Ciudad Juárez, Chihuahua, Janos, Delicias, Torreón y Durango. Los testimonios escritos de algunos de los participantes, revelan la huella que esta vivencia dejaría en sus vidas. Así, Abril Denisse y Ángel Emmanuel Meraz Hernández, de Durango, quienes habían recibido anteriormente capacitación en CEIAC durante algunas semanas, expresaron: “Gracias por permitirnos ser parte de esta hermosa experiencia. Este campamento cambió nuestras vidas al confirmar que somos nosotros los que ponemos límites”. Expresaron también su deseo de promover estas experiencias entre niños duranguenses. Por otra parte Carmen Cortés Montalvo, directora en ese momento de Ver Contigo, de Torreón, Coahuila, refiriéndose al mismo campamento Creel 2007, expresó: “Es un sueño hecho realidad”. Además de apoyar a los niños para que sean más arrojados, los campamentos sirven como herramienta de diagnóstico. En ellos se observa qué tan independientes son los muchachos en actividades que normalmente realizan en casa, como hacer su maleta, recoger su plato después de comer, etc. En caso de que no cumplan satisfactoriamente con este tipo de acciones, se trabajará con ellos para fomentar su independencia. Los integrantes del equipo de deporte extremo Águilas Negras, hicieron interesantes observaciones sobre los avances de los niños que asistieron a campamentos en años pasados y, además de expresar la satisfacción que sentían por compartir sus técnicas de deporte, manifestaron su emoción por la gran enseñanza que reciben al comprobar que “los límites no existen, nosotros los creamos con nuestra imaginación. Estos niños nos dan una gran motivación a ir por más”. La intrepidez que muestran los jóvenes usuarios del CEIAC en los campamentos, nos recuerda la valentía y el arrojo de quien sin duda es el alpinista invidente más famoso del mundo.


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(En recuadro)

Erik Weinhenmayer “Yo no intento probarme, sino que me da pánico no hacer nada con mi vida, no encontrar el potencial que tengo y el que tienen otros”. Erick W.

El primer alpinista ciego en alcanzar la cima del Everest, en mayo de 2001, perdió la vista a los 13 años. Practicó equitación, ciclismo y navegación, hasta que descubrió el alpinismo y decidió que eso era lo que quería hacer profesionalmente: “No necesitaba ver la roca, sino sentirla. Era como escanear la montaña con mis manos, mi cuerpo y mis pies”. Erik es capaz de “leer” la pared que escala, pues conoce la estructura geológica de los diferentes tipos de roca y por ello sabe cómo y dónde irán surgiendo los agarres. Además de escalar el Everest y otros montes del Himalaya, ha estado en Los Alpes, Los Andes y el Kilimanjaro; así como en cumbres de Canadá, la Antártida, Australia y Nueva Zelanda. Erick sabe de la marginación de los no videntes, principalmente en los países subdesarrollados, e intenta hacer algo por ellos. En 2004 en el Tibet, llevó a seis niños ciegos a escalar. Con el propósito de que tomaran conciencia de lo mucho que puede hacer un invidente, subieron hasta casi siete mil metros de altura. “Creo que es lo más alto que ha llegado un ciego, además de mí”. Con su mujer y su hija, acostumbra escalar una cumbre cercana a su casa, en Golden, Colorado. Además de dar conferencias de motivación, Erick ha escrito varios libros, entre otros Escalando a oscuras y Tocando la cima del mundo. Éste último vendió más de 200 mil ejemplares.

Otro personaje invidente que promovió la actividad de los jóvenes ciegos al aire libre fue un médico estadounidense. (En recuadro) Jacob Bolotin “Los límites sólo están en nuestra imaginación” Jacob B.

El que llegaría a ser el primer ciego en el mundo con licencia para practicar la medicina, nació en Chicago, Illinois, en 1888, en el seno de una familia de inmigrantes pobres. A los 24 años se graduó con honores en el Chicago College of Medicine, especializándose en enfermedades del corazón y los pulmones. En los años siguientes fue maestro en la Escuela de Medicina y jefe de departamento en algunos hospitales de Chicago, ciudad en la que llegó a ser uno de los médicos más respetados. En una época en la cual no había apoyos legales ni sociales, ni existían recursos tecnológicos para los ciegos, él luchó contra la ignorancia y los prejuicios, aprovechando su reputación para abogar por el derecho de los no videntes a la educación y al empleo, así como por su integración a la sociedad. Se interesó por apoyar a los jóvenes en general, y en especial a los jóvenes invidentes. Constituyó el primer grupo de Boy Scout integrado totalmente por niños ciegos y él fue su primer líder.


16 Murió a los 36 años; a su funeral asistieron 5 mil personas. En su honor la National Federation for the Blind instituyó en 2007 el premio para ciegos Dr. Jacob Bolotin, el cual asciende a $100,000 dólares.

Pintores y fotógrafos ciegos Si los campamentos permiten a los discapacitados visuales ponerse en estrecho contacto con la naturaleza, el ejercicio de las artes les abre espacios interiores. Podría pensarse que las artes visuales están fuera del alcance de las personas invidentes o de baja visión, pero definitivamente no es así. Cuando menos desde los años 80 del pasado siglo, las obras de diversos fotógrafos y pintores, privados del sentido de la vista, han tenido cabida dentro de galerías y museos, y no sólo como una curiosidad, sino por la sensibilidad y calidad artística que sus autores han plasmado en ellas. Una reseña de la Primera Muestra de Fotografía Táctil de Latinoamérica, realizada hace unos años, incluye la declaración de Gerardo Nigenda, uno de los fotógrafos expositores. Sus palabras nos dan buena idea de qué lo impulsa a tomar fotos y cuáles son sus técnicas: “Lo que tomo es lo emocional, es lo que siento”. “Antes de tomar la fotografía de una persona, toco su rostro, sus manos y sus brazos para poder conocerla”. “La cámara no siempre me la pongo a la altura de los ojos, sino en la cabeza, la cintura o el pecho… lo importante es que ya ubiqué de dónde viene el sonido y la altura”. La oportunidad de que algunos de los niños invidentes y de baja visión, usuarios del Centro, expusieran en el Museo Semilla, dentro de la Semana de la Discapacidad en 2004, propició la realización de talleres de pintura y fotografía en CEIAC así como otras exposiciones en el mismo Museo, en los años siguientes. Las maestras delinearon los dibujos con silicón, para realzar los contornos, y fue increíble observar a los pequeños pintar con una enorme libertad y entusiasmo. En el verano de 2008 tuvo lugar un taller de fotografía para ciegos y débiles visuales en el cual participaron usuarios y ex usuarios del CEIAC. Para la toma de fotografías, además de utilizar el tacto, recurrieron al oído, para obtener orientación del espacio; incluso al gusto y al olfato, para transmitir su sentir. Los talleres fueron tan exitosos, que hubo la tentación de repetirlos tal cual año con año, pero el personal de CEIAC se propuso introducir siempre algún elemento distinto. Así por ejemplo, en el taller de pintura para niños, realizado entre febrero y junio de 2009, después de manipular libros y conocer y vivenciar cuentos y leyendas en los que había abundantes elementos de la naturaleza, los pequeños pintores dieron rienda suelta a su imaginación a través del trabajo artístico. Sus creaciones fueron mostradas al público en la sala de exhibición de la Agencia automovilística Nissan.


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Por otra parte, en el taller coordinado por la maestra Teresa Camou, ella propuso mezclar técnicas de pintura y escultura, con lo cual algunos niños que perdieron la vista desde muy chicos, pudieron acceder a conceptos que hasta ese momento habían sido abstractos. Algunos, por ejemplo, supieron en el taller, gracias a esta técnica, cómo eran las patas de los caballos. El acercamiento a la pintura y la fotografía, ha permitido a los usuarios del CEIAC participar como edecanes y guías en algunas exposiciones. Este fue el caso de la obra de la maestra Martha Tanguma, expuesta a principios de 2010 en el Museo Casa Redonda, de la ciudad de Chihuahua. Ahí 13 usuarios del CEIAC auxiliaron a los visitantes, para el reconocimiento de dos obras en relieve, diseñadas para apreciarse a través del tacto. En el plano internacional, un fotógrafo invidente nacido en Eslovaquia ha asombrado al mundo con el arte de sus fotografías. (En recuadro)

Evgen Bavcar “Conozco a una mujer cuya voz es tan azul que ella consigue poner el azul sobre un día que yo sé que es ceniza de otoño”. Evgen B.

Evgen Bavcar perdió la vista a los 11 años. Cinco años después empezó a tomar fotos y ha llegado a ser uno de los fotógrafos más reconocidos mundialmente. Nacido en 1946 en una ciudad de Eslovenia cercana a la frontera con Italia, estudió Filosofía e Historia en la Universidad de Liubliana, capital de su país. En 1972 viajó a París donde se doctoró en Filosofía en La Sorbona y fue un distinguido maestro e investigador. Pero el oficio que le dio fama internacional fue la fotografía, que él practicó largos años como aficionado y en la que fue invirtiendo cada vez más tiempo hasta llegar a hacer de ella una profesión. Su primera exposición fotográfica fue en París, en 1987, y los críticos reconocieron de inmediato que era un verdadero artista, por lo que se le abrieron las puertas para otras exposiciones, no sólo en la ciudad luz, sino en otras ciudades de Europa y de América. Algunas de sus fotos muestran desnudos femeninos; otras, más realistas, sugieren un fugaz regreso a los paisajes de Lokavec, su pueblo natal. Bavcar recurre a complejos procedimientos fotográficos que serían dificultosos aun para fotógrafos videntes. Así, además de lograr encuadres perfectos, utiliza montajes por superposición. Gusta también de las imágenes expuestas largamente, para lo cual deja abierto el obturador de la cámara mientras recorre los objetos con una linterna o vela, para producir efectos especiales. Las dificultades técnicas con las cuales topa a menudo, lo han llevado a sugerir a los fabricantes de cámaras fotográficas que conciban herramientas destinadas a los ciegos y a los débiles visuales. Entre las invenciones que reclama figura la de un exposímetro parlante. Poseedor de un gran sentido del humor y una simpatía arrolladora, su enorme éxito ha llamado la atención de medios de comunicación y cineastas, por lo que ha sido personaje central de al menos ocho producciones para cine y televisión, además de tener varios libros famosos, entre otros Nostalgia de la luz.


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Baja Visión: altos vuelos Hacer frente a retos e impulsar proyectos nuevos, como el de baja visión, ha sido una de las formas de mantener la vitalidad y actualización del CEIAC. Cuando Carla Herrera trabajó como voluntaria en el Consejo Mundial de Educación para Ciegos, a principios del milenio, durante una reunión en Holanda se hizo evidente que no había un modelo para baja visión que se pudiera aplicar en todo el mundo. Se considera que una persona tiene baja visión cuando aun con lentes o cirugía no le es posible leer, conducir, reconocer caras, ver la televisión, caminar con seguridad y realizar todas las actividades que hacemos a diario. Carla revisó los modelos de baja visión existentes y le interesó especialmente uno que se estaba aplicando en el DF. Sobre ese modelo se hizo un programa piloto para Chihuahua. Para ponerlo en marcha, se solicitó el apoyo de la fundación alemana Christopher Blindenmission (CBM), la cual ofreció contactar a CEIAC con la Unión Europea. Era claro que un modelo de baja visión debía ser diferente al de ciegos, pues las maneras de atención son distintas. Fue entonces cuando quedó claro también que la baja visión es una forma de atender, no es un programa. Sin embargo, la atención a niños con baja visión inició con usuarios del CEIAC en el año 2003 como un Programa interdisciplinario, con apoyo de The Foundation for the Junior Blind y de varios oftalmólogos y un optometrista de nuestro estado. Meses después el programa amplió su cobertura, al firmarse un convenio con la Secretaría de Educación y Cultura, la de Fomento Social y el DIF estatal. En septiembre de 2006 se reestableció la sede de Ciudad Juárez, para atender únicamente personas con baja visión. A finales de ese año de 2006, la Unión Europea y la fundación alemana CBM aprobaron la ayuda al programa de Baja Visión de CEIAC. Para oficializar dicho apoyo, el 14 de mayo de 2007 tuvo lugar una ceremonia en el Salón Rojo del Palacio de Gobierno, en la cual estuvieron presentes el señor Mendel Golstein, embajador de la Comisión Europea en México, y el doctor Martin Ruppenthal, representante regional en Latinoamérica de CBM. En este acto el gobernador del estado resaltó la importancia del Programa que beneficiaría a más de 9 mil personas de todas las edades en el estado, a lo largo de los siguientes 5 años. Los organismos estatales ya mencionados, a los cuales se sumó el IMSS, brindarían su infraestructura y experiencia para el funcionamiento de este programa. La responsabilidad principal de su desarrollo quedaría a cargo de CEIAC. Meses después, con el propósito de capacitar a optometristas de Chihuahua, Ciudad Juárez, Cuauhtémoc y Parral, se recibió la visita del


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optómetra Gustavo Roberto Valencia, una de las personas con más experiencia en Baja Visión en América Latina. Más tarde, con el fin de compartir experiencias, estuvo en la ciudad Martha Gross, rehabilitadora de Estimulación visual, como parte del Programa de seguimiento de capacitación de CBM para el Programa de Baja Visión. Año y medio después del arranque del programa, en conjunto con instituciones médicas y sociales, se había capacitado y sensibilizado a más de 500 personas, y se atendieron casi 3 mil, en diversas campañas a lo largo y ancho de nuestro estado, abarcando comunidades rarámuris y menonitas. En 2009 se abrió una subsede de este programa en Delicias, en coordinación con el DIF municipal y una oftalmóloga de esa ciudad. También se realizaron en varios municipios las llamadas Ferias de Baja Visión, en coordinación con el IMSS. Durante la primavera de 2009 se recibió en la ciudad de Chihuahua la visita de una agregada de la Unión Europea en la embajada de México y de otras personas representantes de la fundación alemana en México CBM, con el fin de observar de cerca los avances del Programa de Baja Visión. La visita se repitió en el otoño de 2010. A través de las llamadas redes de colaboración, los beneficios del Programa se han extendido a muchos más municipios (además de las sedes): Camargo, Santa Bárbara, Creel y San Francisco del Oro, entre otros. Además la Fundación CBM ha donado lentes intraoculares, destinados a personas que padecen cataratas. El Programa de Baja Visión está en curso y sus logros son impresionantes. La idea es que, al concluir el compromiso con la fundación alemana y la Unión Europea, se convierta en un método flexible que CEIAC seguirá aplicando.

Creatividad para obtener recursos El funcionamiento del CEIAC implica desde luego gastos considerables, por ello los programas de Procuración de fondos son muy importantes. Sin la aportación generosa de un elevado número de personas y de empresas benefactoras, el funcionamiento de CEIAC hubiera sido imposible. En el boletín Alas nuevas se publican regularmente las listas de donantes, agradeciendo su ayuda económica. Gracias a su apoyo regular, y al de diversos organismos públicos, es posible otorgar becas a los usuarios y proporcionar servicios de primerísima calidad. Por otra parte hay personas que comparten con CEIAC su tiempo y sus talentos. Nos referimos a los voluntarios que dan asesorías, graban o escanean materiales y apoyan en proyectos de procuración de fondos; y a los consejeros, que promueven la misión del Centro e invitan a empresas y empresarios a formar parte de la base de donantes.


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Además, se han ideado otras formas de obtener financiamiento a través de actividades y eventos, a los que se ha tratado de imprimir una nota de originalidad con el propósito de sensibilizar a la comunidad. Así, anualmente, desde el inicio de CEIAC, se ha realizado un concierto, casi siempre a cargo del tenor Eduardo Herrera. Este evento tiene lugar en el teatro de los Héroes, pero en ocasiones se ha hecho en otro recinto, dentro del marco de una cena de gala, como sucedió en 2003, cuando además el cantante presentó su primer material discográfico en el Casino de Chihuahua. Con el tiempo, otros grupos y personas se sumaron al esfuerzo. Fue el caso de los eventos conmemorativos del X aniversario del Centro en 2005, cuando Eduardo estuvo acompañado por otros dos cantantes en la cena de gala y además se presentó el grupo inglés Acoustic Alchemy en el Teatro de los Héroes. En años más recientes se han realizado las llamadas Cenas en la oscuridad “Donde los ciegos pueden ver y los que ven necesitan ayuda”. Esta idea fue tomada de la organización Ojos que sienten. La mayor parte de estas cenas han sido realizadas en el restaurante La Calesa, de la ciudad de Chihuahua, con participación de más de 100 personas; y en Ciudad Juárez han tenido lugar en el Centro de Convenciones y eventos sociales Cibeles. Otra modalidad de estos eventos, son los desayunos de procuración de fondos, como el realizado en Ciudad Cuauhtémoc al inicio de 2010. Ahí también se puso en práctica la dinámica para que los asistentes vivieran la experiencia de las personas con discapacidad visual. Además, desde finales del milenio pasado, se realiza el “boteo” o colecta anual denominada El Trébol, que se lleva a cabo en colaboración con el Instituto Down y el Instituto José David, este último para niños sordos. Su propósito es contribuir a la nueva cultura de integración de los discapacitados. El nombre de la campaña, El Trébol, hace referencia a los tres organismos participantes, y el donante se siente incluido en la frase: “La cuarta hoja eres tú”. Por otra parte, empleados de farmacias, de restaurantes y de otras empresas, han tomado la iniciativa para invitar a los clientes a realizar donativos, reuniendo cantidades significativas. Sabemos que las finanzas no forman parte de la esencia de un proyecto; sin embargo, sin ellas muchos planes quedarían para siempre en el mundo de los sueños irrealizables. A propósito de este tema, queremos compartir la experiencia de una mujer invidente que es una experta en finanzas al más alto nivel mundial. (En recuadro) Laura Sloate


21 “La ceguera no es obstáculo, únicamente te obliga a hacer las cosas de manera diferente”. Laura S. Cuando tenía 10 años, Laura ayudaba a su papá, que era inversionista, a calcular el valor de sus acciones. Ella había perdido la vista a los 6 años, como consecuencia de una enfermedad, pero eso no era obstáculo para que la pequeña hiciera cuentas en su cabeza, y lo hacía tan bien, que obtenía el resultado antes que su padre, que utilizaba papel y lápiz. De esta manera Laura se sintió profundamente atraída por el mundo de las finanzas. Realizó estudios universitarios: primero se graduó en Historia y posteriormente ingresó a Leyes, pero interrumpió estos estudios al darse cuenta que una abogada ciega no tenía campo profesional para desempeñarse. Entonces recordó su pasión por las finanzas e incursionó en el campo de los seguros. Su meta era llegar a hacer una brillante carrera como analista de inversiones en el mercado de valores. Para hacer realidad su propósito, solicitó un empleo en un prestigiado despacho. El especialista que la entrevistó le aconsejó que se olvidara de hacer carrera en Wall Street porque tenía tres limitantes: “Eres mujer, no puedes ver y no tienes experiencia”. Laura no le creyó. En 1974 abrió su propio despacho y, haciendo uso de su excelente memoria, pasaba varias horas al día recopilando datos sobre inversiones, los cuales debía evaluar para hacer recomendaciones a sus clientes, quienes gracias a su asesoría vieron aumentadas súbitamente sus ganancias. Laura Sloate ha hecho una brillante carrera en Wall Street. Es multimillonaria y a los 65 años sigue trabajando con gran entusiasmo en su despacho. Se pasa el día entero analizando las noticias sobre el mercado de valores, apoyándose en su computadora de voz y otros servicios de audio. Cuando en 2008 la crisis financiera golpeó a todos los mercados del mundo y muchos inversionistas tuvieron pérdidas cuantiosas, ella obtuvo un 13 % de ganancias.

De cara al futuro: los retos del porvenir Directivos y personal de CEIAC tienen la convicción de que van por buen camino, no sólo porque observan día a día el avance de los usuarios; sino porque en congresos y otros encuentros nacionales e internacionales, han tenido oportunidad de intercambiar información sobre logros con personas que han vivido experiencias similares y esto les ha confirmado el alto nivel del CEIAC. Además la ciudad de Chihuahua ha sido sede de varios eventos importantes, entre otros el Congreso Internacional para la educación de personas con impedimento visual, con la participación de investigadores procedentes de África, Medio Oriente, Europa y América, que tuvo lugar del 3 al 7 de mayo de 2001. Y el año siguiente, en el mes de marzo, Chihuahua fue nuevamente sede, esta vez del V Congreso Nacional de la Asociación Mexicana de directores de escuelas para disminuidos visuales en Provincia, AC. Otro factor estimulante es el gran número de premios y reconocimientos que CEIAC ha recibido por su labor, entre los cuales citaremos sólo dos: Premio Mejoramiento hacia la calidad 2002, en la categoría de micro-servicio; y la acreditación que en 2006 le otorgó el Centro Mexicano para la Filantropía (CEMEFI) como una de las 50 organizaciones a nivel nacional que cumplen con


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los indicadores para ser una asociación con institucionalidad y transparencia. CEIAC cumplió con los 10 indicadores, obteniendo el nivel máximo para esta acreditación. Constantemente se llevan a cabo actividades de evaluación y análisis, con el propósito de ir más adelante. En este sentido, a principios de 2010 tuvo lugar el Taller de Elaboración de Procesos para personas con discapacidad visual, dirigido a rehabilitadores y maestros. El objetivo fue homogeneizar los procesos de atención de usuarios en Chihuahua, Ciudad Juárez, Cuauhtémoc y Parral, buscando mejorar la calidad en los servicios. Participaron 32 especialistas del equipo de educadores, rehabilitadores, psicología, trabajo social y salud ocular de las 4 sedes. Por otra parte, proyectos como Colorín Colorado, de la biblioteca del CEIAC, que promueve que papás y mamás ciegos lean a sus hijos que sí ven; y los talleres de pintura, dejan constancia de que el personal de CEIAC está en una búsqueda permanente. Aunque desde luego hay una serie de actividades que el CEIAC ha realizado y seguirá realizando regularmente (asesorías, talleres, campamentos…), hay muchas otras acciones que responden a retos del momento y nos llevan a hacer planeaciones para un futuro que podríamos llamar inmediato. Entre estos retos que CEIAC tiene en mente, para realizar en un plazo aproximado de dos años, se encuentran los siguientes: .Ampliar las instalaciones. El aumento del número de usuarios del CEIAC ha dado por resultado que los espacios físicos sean insuficientes; así por ejemplo, urge una sala de capacitación más grande. .Por otra parte es necesario un parque de orientación y movilidad, para que quienes pierdan la vista recuperen rápidamente su capacidad de desplazamiento; deberá dar cabida a deportes extremos, como tirolesa, escalada, pista de patinar, etc., para que los niños que ven aprendan estas actividades con niños que no ven, lo que los hará más conscientes. El reto no es hacerlo, sino evitar que se convierta en un parque de diversiones común. .Por último, el tercer reto consiste en llevar a foros académicos la experiencia de 15 años del CEIAC, para que pueda ser compartida y aprovechada por otros.


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III. Semblanzas de usuarios y asesores El éxito de la experiencia de CEIAC se concreta en cientos de casos de usuarios integrados al mundo de los que sí ven. A continuación, a través de breves semblanzas, ofrecemos un acercamiento a la historia de algunos de esos invidentes o débiles visuales. En una primera parte incluimos casos de jóvenes y adultos que recibieron asesoría para continuar sus estudios o integrarse al mercado laboral; un segundo bloque está referido a muchachos y niños para quienes el apoyo de la familia, además de la asesoría del CEIAC, ha sido definitivo. Por último, quisimos tomar en cuenta el testimonio de dos asesores que sí ven, para comprender las dificultades y satisfacciones en el proceso de apoyo a las personas con discapacidad visual. 1. Integración a la escuela y al trabajo Elsa Mendoza Pionera en CEIAC Interrumpió sus estudios de secundaria cuando perdió la vista, a los 15 años. Los tres años siguientes estuvo en su casa, en Meoqui, ayudando a su madre en las labores del hogar y escuchando novelas en exceso. Parecía imposible volver a salir sola de casa y reincorporarse a la escuela y a la sociedad. Hacia 1994 se trasladó a la ciudad de Chihuahua, para estudiar en la escuela Benito Juárez, donde aprendió Orientación y movilidad, uso de bastón, estenografía, braille y ábaco. En el verano de 1995 realizó gestiones para continuar sus estudios de secundaria en una escuela especial para invidentes en El Paso, Texas, en compañía de su amiga Aracely Pompa. En la ciudad de Chihuahua las muchachas invidentes conocieron a Carla Herrera, quien las alentó para que entraran a la escuela regular. Elsa y Aracely motivaron la apertura del CEIAC y fueron las primeras usuarias. En el Centro las apoyaron con asesorías en las clases de química, física, matemáticas e inglés. “Los asesores eran gente súper preparada, amigos de Carla, especialistas en la materia”. Su asesor en matemáticas fue el profesor Rafael Méndez, quien había sido maestro de Carla y disponía de material didáctico para invidentes, lo que facilitó el aprendizaje. La experiencia de participar en los campamentos de Creel, dio a Elsa mucha seguridad. Durante las caminatas iba acompañada de un guía cuya misión era describirle el paisaje. Además disfrutó la emoción de subirse a las lanchas y mojarse en el lago. Volvió a experimentar a plenitud el contacto con la naturaleza.


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Al terminar la secundaria, el CEIAC ayudó a Elsa a conseguir una beca para estudiar la Preparatoria; al concluir este ciclo el amor había llegado a su vida, y se casó. Cuando su hijo tenía menos de un año, empezó a trabajar en la Agencia Automotriz Saturno, donde sigue laborando. Su trabajo consiste en verificar telefónicamente si los clientes fueron bien atendidos durante el servicio que les prestó la Agencia; para procesar la información maneja un programa de computación con voz. Además de su trabajo fuera de casa, Elsa se da tiempo para atender a su esposo y sus hijos: el mayor de once años y la pequeña de cinco. Por las tardes pasea con ellos en el parque y ayuda al niño a hacer la tarea, para lo cual en ocasiones le es necesario investigar ella misma sobre algunos temas. Antes de perder la vista, Elsa pensaba en los ciegos como personas ancianas que pedían limosna. Nunca se imaginó que una persona invidente pudiera salir a la calle, estudiar y trabajar, como ella lo hace. Elsa se ha demostrado a sí misma que la ceguera no es obstáculo. La vida le ha presentado opciones y ella ha elegido: estudiar, formar una familia, tener un trabajo… Le gusta escuchar los audio libros que le graban en CEIAC, especialmente los de superación personal. Acaba de terminar el referido a la vida de Louis Braille, y antes había escuchado el de Helen Keller. Y a propósito de Helen, en nuestra galería de invidentes célebres encontramos la siguiente información:

(Poner en recuadro)

Helen Keller “Cuando se cierra una puerta a la felicidad, otra se abre; pero con frecuencia nos quedamos tanto tiempo mirando la puerta cerrada, que no vemos la que se abrió”.

Helen Keller

Nacida en 1880 en un pequeño poblado de Alabama, en Estados Unidos, Helen Keller quedó ciega y sorda a causa de una enfermedad, antes de cumplir dos años. Su institutriz, Anne Sullivan, quien era débil visual, la educó en una cabaña alejada de la casa familiar, para evitar la sobreprotección de los padres. Helen aprendió a hablar palpando las vibraciones sonoras en la garganta de Anne, quien le enseñó el alfabeto dibujando las letras en la palma de su mano. Asistió al Radcliffe College, donde se graduó con honores en 1904. Dos años antes había escrito La historia de mi vida. La difusión de este libro y la campaña que ella hizo como activista social, incluyendo la impartición de conferencias en todo el mundo, en compañía de Anne, lograron mejorar la calidad de la educación de las personas ciegas y débiles visuales, quienes en ese tiempo eran rechazadas por la sociedad y educadas en asilos. Aunque su labor siempre causó un gran impacto, los reconocimientos llegaron hacia el final de su existencia: su libro El milagro de trabajar mereció el Premio Pulitzer en 1960;


25 pocos años antes la historia de su vida había sido llevada al teatro y al cine con gran éxito. En 1964 Lyndon B. Johnson le entregó La medalla presidencial de la amistad, y un año después fue elegida como La mujer del Salón de la Fama, en la Feria Mundial de Nueva York.

Aracely Pompa Ama de casa y mujer de trabajo Nacida invidente en el seno de una familia campesina de Guachochi, desde niña se desenvolvió con facilidad en la vida cotidiana, participando con entusiasmo en el desempeño de labores del hogar, lo que la hizo muy segura e independiente. Sin embargo sus padres no estuvieron de acuerdo en que saliera de su pueblo para estudiar en una escuela especial, como ella deseaba. Fue hasta que tenía 23 años que, por medio de unos vecinos, se hicieron los contactos necesarios para que estudiara en la escuela Benito Juárez de Chihuahua, donde cursó la primaria en dos años. Ahí aprendió Braille, Ábaco y Orientación y movilidad. Esto último le permitió desplazarse en camiones por la ciudad, disfrutando de una nueva sensación de libertad. En el albergue donde estaba alojada conoció a Elsa Mendoza y juntas se pusieron en contacto con Carla Herrera. En el CEIAC la apoyaron para cursar en año y medio la secundaria, en una escuela nocturna. Al mismo tiempo, para poder tener ingresos que le permitieran vivir, trabajaba por las mañanas como recepcionista en un banco. La asesoría la tomaba de 4 a 5:30 de la tarde, por lo que casi no tenía respiro. Formar una familia y continuar trabajando fueron sus prioridades, por lo que al terminar la preparatoria decidió no seguir estudiando. Después del trabajo en el banco, laboró durante cinco años en El Diario de Chihuahua. Actualmente trabaja como recepcionista en las oficinas de una prestigiada empresa. Luego de varios años de matrimonio, Aracely se divorció y durante más de cuatro años vivió sola con sus dos hijos, hasta que recientemente volvió a casarse. Ella piensa que su vida es plena y fructífera gracias al apoyo de CEIAC: fue por las asesorías que ahí le brindaron por lo que pudo seguir estudiando, y fue porque estudió que ha podido obtener buenos trabajos. Además CEIAC la apoyó para conseguir que sus hijos entraran, becados, a una escuela con servicio de guardería; lo que le permite ir a su trabajo con tranquilidad. Aunque no le queda tiempo para salir a pasear o escuchar audio-libros, Araceli está satisfecha con su vida familiar y laboral. Le gusta cocinar cosas nutritivas y con ayuda de su familia mantiene su casa limpia y ordenada. “Ser invidente sí complica las cosas –dice- pero ser aceptada por la familia y por la sociedad ayuda mucho”.


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Aracely es sin duda una mujer exitosa. Su éxito como el de Elsa Mendoza ha sido muy significativo para CEIAC, porque ellas fueron las primeras usuarias del Centro y son prueba contundente de su eficacia.

Jorge Portillo: saliendo de la oscuridad Cuando perdió la vista, en 1995, Jorge Portillo quiso retomar sus estudios de preparatoria, que había dejado inconclusos en 1980. Se enteró de la existencia del CEIAC por una conferencia de Carla Herrera, e ingresó inmediatamente al Centro. Gracias al apoyo que ahí recibió, pudo superar su depresión y estuvo en posibilidad de volver a salir a la calle solo. En el CEIAC un voluntario le leía los libros de texto y él grababa esas lecturas, además de platicar con el asesor. Le otorgaron beca para los cursos de inglés ofrecidos por el ITESM y fue el primer usuario del CEIAC en aprobar los 13 niveles de dichos cursos. Jorge pidió en la escuela que lo trataran como cualquier otro alumno, con una sola excepción: el momento en que el profesor usaba el pizarrón; entonces solicitaba apoyo a algún compañero, para no sentirse excluido. Cuando terminó el bachillerato quiso estudiar Psicología, pero debido a su discapacidad visual no logró que lo aceptaran en esa escuela. Entonces decidió estudiar la carrera de Trabajo social, la cual terminó en 2003 con un promedio final de 8.8. Fue de los primeros en capacitarse como masajista en los cursos de masoterapia que se impartían en CEIAC, lo que le permitió obtener ingresos mientras cursaba sus estudios profesionales. En 2004 se trasladó a Ciudad Juárez, donde fue subdirector y maestro en un centro con características similares a las de CEIAC. Conserva su casa en la ciudad de Chihuahua; ahí se hospedan varios muchachos que han sido usuarios del CEIAC. Desde marzo de 2010 labora en Bellas Artes de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, en el proyecto Mentes Brillantes, destinado a niños con alguna discapacidad que toman clases de música: piano, canto, guitarra… Ahí Jorge imparte a los niños invidentes clases de Braille, Ábaco, Estenografía y Computación. Sin embargo, más que trasmitir alguna destreza, a Jorge le gusta estimular la apertura mental de los invidentes. Considera que el trabajo con niños en Ciudad Juárez le ha dado muchas satisfacciones: “Me ha sacado de la oscuridad”. Rey Arturo Zubía: el más independiente Originario de Ciudad Delicias, Rey Arturo llegó a Chihuahua, cuando tenía 9 años. Sus padres lo enviaron a rehabilitación a la escuela Benito Juárez porque


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iba a perder la vista. Ahí le enseñaron Orientación y movilidad, Ábaco, Braille y Mecanografía. Tres años después se unió al grupo de muchachos del albergue que visitaban CEIAC, donde tomó clases de Computación y obtuvo asesoría académica en las materias que se le hacían difíciles. Así, a los 14 años terminó la escuela primaria. En septiembre de 1999 estuvo en el campamento de Alabama donde se enseña a los invidentes el funcionamiento de naves espaciales; y en el verano siguiente fue al campamento de Mimbres Mountain, Nuevo México, donde ganó un premio por ser el participante más independiente. Rey Arturo atribuye su independencia al trato que le dieron en su casa: su madre le hizo sentir que él podía hacer todo, desde prepararse su comida hasta atender a la yegua y otros animales de granja. Tomó el curso de Ecolocación con Dan Kish y utiliza esa técnica cuando está en el campo. Con la asesoría académica de CEIAC y el uso de modernos métodos de computación, Rey Arturo ha continuado sus estudios. Está por terminar la carrera de Ingeniería de sistemas de producción, en la Facultad de Zootecnia. Le gusta viajar y le entusiasma la idea de, al concluir sus estudios, conseguir trabajo en el campo o en otra ciudad. Tiene la seguridad de que podrá desempeñarse en cualquier área y en cualquier lugar. Rey Arturo ha superado todos los retos que la vida le ha planteado. Considera que hay personas que poseen sus cinco sentidos y sin embargo están más limitadas que él, porque ellas mismas se ponen límites.

Ana Guillermina Velarde: la búsqueda constante Ingresó a CEIAC en 1998 por un problema de baja visión. Después ha vuelto en varias ocasiones para solicitar diversos apoyos. En CEIAC le sugirieron algunas herramientas para superar su problema visual: durante una temporada usó una lupa, que le sirvió mucho; y continúa utilizando un telescopio ligero y pequeño, que ella considera mejor que los binoculares y le permite disfrutar de conciertos y otro tipo de espectáculos. Fue gracias al telescopio que pudo identificar a sus hijos en los bailables escolares. Con título de enfermera, Ana tomó en CEIAC, a lo largo de cinco meses, un curso de masaje relajante muy completo que la motivó a buscar otro tipo de terapias, que no sólo curaran físicamente, sino en los planos espiritual y emocional. Por ello siguió su búsqueda y aprendió otras técnicas de rehabilitación en el Hospital Militar, mientras prestaba un servicio social. Después de estas experiencias y de investigar y leer varios libros, diseñó una técnica original. Ana no olvida que el primer paso para salir adelante fue acudir a CEIAC. De ahí le enviaron una maestra a casa para ayudarla en Orientación y movilidad,


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así como un maestro que le enseñó a trasladarse en camiones; y más tarde recibió un excelente apoyo psicológico sin costo. Disfruta de los audio-libros del CEIAC y se considera muy afortunada porque cree que un centro como éste no existe en ningún otro estado de la República. Desde hace 12 años se dedica a dar masajes, con el apoyo de su esposo que también es masajista. Actualmente estudia la licenciatura en Enfermería y se prepara para realizar estudios de posgrado que le permitirán obtener el título de psicoterapeuta. Seguramente cuando lo logre, se fijará una nueva meta, impulsada por su actitud de búsqueda constante.

Rosa Isela Morales: encontrar la vocación Casada y con una hija, Rosa Isela había trabajado como secretaria. En enero de 2004 perdió la vista a causa de una retinopatía diabética, lo cual la sumió en severa depresión. Su oftalmólogo la animó a acudir al CEIAC. En realidad CEIAC fue a ella, porque le envió a su casa un instructor en Orientación y movilidad para enseñarla a desplazarse dentro de su hogar. Luego recorrieron las calles de su colonia con ayuda del bastón. Más tarde la llevaron al centro de la ciudad. Por último la enseñaron a desplazarse de su casa al CEIAC en camión. Las primeras veces que viajó sola al CEIAC, tuvo problemas porque los choferes se pasaron de la parada y ella debió regresar por terrenos desconocidos. Por fortuna hubo gente que la ayudó, pero la tensión era tanta que en una ocasión llegó al CEIAC llorando. En el Centro tomó clases de Braille y Computación. Esta última le es de gran utilidad en su trabajo actual. En abril de 2006 Rosa Isela tomó un curso de Masoterapia en CEIAC. Aprendió varios tipos de masaje: el “de silla”, el sueco que es muy relajante, y el Shiatsu. Ella y sus compañeros practicaron durante semanas con parientes, amigos y otros voluntarios, hasta que el supervisor nombrado por la maestra, consideró que daban el masaje con destreza y profesionalismo. En noviembre de ese año inauguró con sus compañeros de curso Manos Sabias, que de inmediato se convirtió en un negocio exitoso, ahora dirigido por Rosa Isela. Algunas de las personas con las que empezó a practicar en CEIAC siguen siendo sus clientes y ella ha encontrado en la Masoterapia su verdadera vocación. La ceguera ha cambiado la existencia de Rosa Isela y dentro de los cambios hay aspectos muy positivos. Ahora reflexiona en que uno pasa por la vida sin ver… y curiosamente cuando pierde la vista, es capaz de percibir espacios que antes ignoraba… y no sólo en el plano material.


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En menos de tres años la vida de Rosa Isela dio un giro radical: de la depresión por la pérdida de la vista, pasó al ejercicio de una profesión satisfactoria. Ella ha sabido replantearse sus objetivos y metas, aprovechando las herramientas que CEIAC puso a su alcance.

2. Usuarios jóvenes y niños Ariel Almanza Seguro de sí mismo Comenzó a asistir al CEIAC acompañado de su mamá en 2002, a la edad de seis años. En ese tiempo su padre estaba poco presente en su vida, pues trabajaba fuera de la ciudad y lo veía poco. Ariel tenía problemas para relacionarse con sus compañeros en la escuela, pero con el apoyo del Centro desarrolló su autoestima y pudo integrarse. Ariel Almanza es débil visual, sin embargo no usa gafas ni telescopio ni bastón. Sube y baja escaleras con facilidad y, utilizando su visión periférica, anda en bicicleta ¡en la calle! Sus papás se divorciaron hace tiempo. Luego su padre contrajo nuevas nupcias y, desde hace poco más de tres años, se hace cargo de Ariel y de sus dos hermanitas. Aunque asumir plenamente la paternidad y hacerse responsable de un muchacho con baja visión se antoja una empresa muy difícil para Guadalupe Almanza, la verdad es que no lo es tanto, porque a sus 14 años, Ariel es un muchacho bastante independiente. Cursa el 3er. año en la escuela secundaria y, al salir de clases, se va caminando a casa de un familiar; de ahí lo llevan más tarde al CEIAC, donde horas después lo recoge su padre. Le encantan los campamentos. Ha participado en los de Creel, Majalca y Estados Unidos. Es muy hábil para manejar su lap top y quiere estudiar computación. Ahora que está a cargo de su hijo, Guadalupe Almanza valora más a CEIAC, se ha dado cuenta de que presta excelentes servicios y que el apoyo de este Centro ha sido clave para el desarrollo de Ariel, un muchacho entusiasta y seguro de sí mismo. José Luis Cárdenas Una generación lleva su nombre Cuando cursaba el primer año de primaria, en 2002, José Luis aprendió en CEIAC Braille, Ábaco y Orientación y movilidad, además de recibir apoyo académico.


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Aunque tímido, es un joven independiente y estudioso. Siempre ha obtenido calificaciones altas en la escuela, especialmente en Computación. Lleva su laptop a clases para tomar apuntes. Sólo usa el bastón en la calle, no en la casa ni en la escuela; mucho menos en CEIAC. No conoce límites ni impedimentos: sabe nadar, anda en bicicleta, participa en karate y pasea solo en caballo. Le gusta mucho el futbol: mete la pelota en una bolsa de plástico (para localizarla mejor, por el sonido) y juega como si viera, solo o con compañeros y amigos. Navega en Internet y posee un teléfono con amplia gama de posibilidades tecnológicas. Su madre, Hortensia Ortega, siempre le dijo que él podía hacer todo… y él lo creyó. Es José Luis quien muchas veces cambia velocidades al carro cuando ella va manejando, guiado por el sonido del motor, el cual conoce perfectamente porque ha aprendido a apretar botones y jalar cables para corregir algunos desperfectos del automóvil. José Luis acaba de entrar a primero de preparatoria. Cuando en el verano del 2010 terminó la secundaria en la escuela federal número 13, su generación llevó su nombre y en emotiva ceremonia le fue entregado un Reconocimiento al mérito académico, en el que está grabado un pensamiento del cual reproducimos una parte: “Decidí no esperar las oportunidades sino yo mismo buscarlas, ver cada problema como la oportunidad de crecer...”. Él creía ser sólo un alumno más, cumpliendo con sus actividades escolares como cualquier otro, pero en realidad ha sido un muchacho excepcional, que sin proponérselo ofrece lecciones de perseverancia y superación. Por eso sus compañeros y maestros le dan las gracias y le expresan su admiración y afecto.

Alfredo Vázquez El entusiasmo frente a la adversidad Ciego de nacimiento, Alfredo ingresó a CEIAC en mayo de 2000, cuando tenía 6 años. Participó en varios campamentos que aumentaron su seguridad e independencia, entre otros el de la escuela para ciegos en Nuevo México y el de la NASA en Alabama. Fue un alumno brillante, con mucha creatividad para manejar los programas de computación. Hace cinco años se le manifestó una enfermedad en los riñones. Estuvo tres años con diálisis y luego le hicieron un transplante. En diciembre de 2009 tuvo problemas de rechazo y desde entonces su salud se deterioró notablemente. Lo admirable es que, pese a su enfermedad, Alfredo insistió siempre en asistir a la escuela regular, y por supuesto al CEIAC para recibir asesorías. Cuando entró a la secundaria, no le fue posible asistir a la escuela más de tres veces al mes. Sin embargo, enviaba sus trabajos haciendo uso de su


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computadora y obtenía la asesoría del CEIAC “chateando” con los maestros asesores. De esa forma logró acreditar todas las materias, y en el verano de 2010, a sus 16 años, se graduó de secundaria. Luego presentó y aprobó el examen para entrar a preparatoria. Pero la enfermedad ya no le permitió asistir. Alfredo murió a principios del mes de octubre. Nos quedamos con la imagen de su entusiasmo y con su ejemplo de lucha frente a la adversidad.

Jessica Jaramillo Grandes avances Jessica nació con problemas de la vista y el oído, debido a la rubiola que durante el embarazo padeció María Ivonne, su madre, quien es enfermera. Por ello la niña asiste desde los tres meses de edad al área de Estimulación temprana del CEIAC una vez por semana. Ahí le muestran colores fuertes y luces para estimular su visión. Empezó a caminar al año y medio y a los dos años entró al kínder, donde superó las metas que las maestras habían trazado para ella. Los primeros meses que siguieron al nacimiento de Jessica fueron los más difíciles para la familia porque, además de que los problemas de la niña requerían ser atendidos en diferentes centros y hospitales, ambos padres estaban desempleados. Meses después, cuando María Ivonne y su esposo consiguieron trabajo, debieron dejar a la pequeña al cuidado de su hermanita mayor durante varias horas, por las tardes, lo que les causaba mucha aflicción. En los tiempos difíciles, y durante más de seis meses, María Ivonne recibió apoyo psicológico gratuito en CEIAC una vez por semana, por lo que está muy agradecida. Sin este tipo de apoyo, dice, hubiera sido muy difícil conservar la cohesión familiar y ayudar a la niña a salir adelante. Jessica ha recuperado la visión del ojo izquierdo (el derecho necesita transplante de córnea) y también ha mejorado su audición. Continúa asistiendo al kínder regular, en el que tiene una muy buena relación con sus compañeras de grupo. Basta observar a Jessica durante unos minutos para percibir el encanto de su espontaneidad, que se manifiesta, por ejemplo, en la emoción y asombro ante la presencia de un perro-guía y en su disposición para disfrutar todos los detalles de la vida.


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Andrés Zhu Tan ¡Yo puedo solo! Empezó a asistir al área de Estimulación temprana en el CEIAC desde que tenía seis meses. Ahí le enseñaron a tocar los objetos para sentir su textura y a escuchar los sonidos. Al ver los avances de su hijo, los padres pudieron aceptar su condición de invidente. Actualmente tiene 4 años y medio y asiste al kínder, donde se relaciona normalmente con sus compañeros, sabe sus nombres e identifica a cada uno. También tiene una muy buena relación con su hermanita y sus primos pequeños. Lo que aprende en las sesiones del CEIAC lo aplica inmediatamente en su casa y en la escuela: que si ya sabe contar; que si se desplaza solo por las habitaciones… Antes, cuando no podía hacer algo, Andrés se desesperaba y empezaba a llorar. En CEIAC le han fomentado la paciencia a través de ejercicios, por ejemplo: abrir y cerrar muchas veces un frasco u otro tipo de recipiente, hasta hacerlo rápido y bien. Los padres de Andrés son chinos, y él entiende y habla chino y español, distinguiendo bien los dos idiomas. Cuando en casa alguien pretende ayudarle en alguna actividad, Andrés muestra su espíritu independiente, acorde con la filosofía del CEIAC, al exclamar: ¡Yo solo! ¡Yo puedo solo!

3. Asesores y guías El profesor Rafael Méndez Matemáticas, un método especial Cuando el profesor Méndez aceptó enseñar matemáticas a una muchacha invidente, tuvo que echar mano de toda su creatividad e imaginación para encontrar el método adecuado. Una vez que lo hizo, quedó sorprendido por la gran capacidad de aprender conceptos abstractos de una persona que no ve y por la extraordinaria memoria para recordar términos algebraicos. Fue uno de los primeros asesores en el área de matemáticas del CEIAC y compartió su método de enseñanza con otros maestros voluntarios. Sabía que los conceptos plasmados en el pizarrón por el profesor, en la escuela regular, crean en el alumno invidente gran ansiedad y un sentimiento de no pertenencia al grupo. Para explicar las operaciones, a veces recurría a la máquina estenográfica que realzaba los signos sobre papel, pero con frecuencia dejaba la máquina a un


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lado y grababa los signos directamente con un lápiz sobre una hoja de papel grueso, hasta obtener un relieve; luego insistía en el significado de los símbolos, para que los estudiantes lo grabaran en su memoria. También pedía a los alumnos que con las manos, o con un hilo tenso entre ellas, dibujaran líneas curvas o rectas en el aire; así descubrió la dificultad de algunos invidentes para captar los conceptos “horizontal” y “vertical”. El “profe” partía de la siguiente base: Todas las matemáticas tienen un principio, una razón de ser y una extensión (hacia dónde irse). Son como un idioma y para entenderlo hay que comprender los símbolos. Invertía horas en explicar una fórmula, pero lo hacía de tal manera que los estudiantes se apropiaban del proceso de búsqueda y antes de que él acabara de explicar decían: ¡Ya sé! No se trataba de aplicar fórmulas matemáticas como si fueran recetas de cocina, sino de conocer cada uno de los ingredientes, para qué sirven y cómo se deben relacionar; ponía el énfasis en el procedimiento y no en el resultado. A los que tenían memoria visual les sugería el uso de colores. Así, por ejemplo A podía corresponder al azul y B al rojo. La asesoría en matemáticas dio una gran seguridad a muchos de los usuarios del CEIAC, algunos de los cuales llegaron a la conclusión de que no había concepto abstracto que ellos no pudieran comprender. Rafael Méndez considera que el enseñar enriquece y que él se ha enriquecido especialmente al asesorar a los invidentes en el aprendizaje de las matemáticas.

Marie Ulloa Responder a un gran reto Al iniciar el milenio, Marie era guía de Taller 1 en el Colegio Montessori de Chihuahua. El primer día de clase se sorprendió al percatarse de que tenía una niña invidente entre sus alumnos: Marcela Bastida. Al saber que Marcela asistía al CEIAC a recibir asesoría académica, Marie optó por acudir también al Centro y participar en los cursos para padres, con el propósito de disponer de mejores herramientas para apoyar a la niña y responder así al gran reto que le planteaba la vida. Después de un corto tiempo y con la asesoría de una maestra del Centro, pudo adaptar el material Montessori para su alumna invidente, con sólo agregar algo de diamantina, silicón o lija. Marie aprendió a manejar el ábaco para invidentes, que es mucho más complicado que los dos ábacos que usan en el Montessori. Marcela se desenvolvió muy bien en clase; tenía muchas amigas entre sus compañeras y participaba en todos los viajes y campamentos escolares. Cuando no comprendía algo simplemente preguntaba a su maestra: “¿Cómo veo?”, refiriéndose a cuál de sus sentidos debía usar para entender mejor un concepto.


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Nunca se le dio trato preferencial; por ejemplo: si no terminaba su trabajo, no salía a descanso, igual que los demás. Pronto se hizo evidente que tener una niña como Marce en el salón de clase era una gran satisfacción y orgullo para la maestra y para el grupo. Todos la apoyaban y ella a su vez aportaba mucho a sus compañeros. Cuando Marcela terminó sus estudios en el Montessori, Marie Ulloa continuó yendo al CEIAC. Asiste aún, invitada por los directivos, para seguir apoyando a las maestras en el manejo del material que facilita el aprendizaje de conceptos difíciles, como espacios, dimensiones, pesos, etc. Ella, que años atrás llegó a CEIAC en busca de orientación para trabajar con una niña invidente, tenía también mucho qué aportar… y continúa haciéndolo.


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Fuentes de información -Documentales .Colección de boletines de CEIAC -Expresión: 6 números publicados entre diciembre de 1997 y marzo de 1999. -Alas Nuevas: 40 números, de enero de 2000 a junio de 2010. .Otras publicaciones especiales de CEIAC -Memoria 1995-2002 -Folleto CEIAC-CECA 2002 -Edición especial: Verano 2003 -Calendario CEIAC 2004 (con fotografías de usuarios) -CEIAC, 10º. Aniversario (2005) -Informe de actividades 2006 (tríptico) -Nuevos retos: informe anual 2007 -Logros y trabajo 2008. -Testimoniales Entrevistas realizadas entre junio y septiembre de 2010 a los siguientes usuarios, ex usuarios, padres de familia, asesores e integrantes del Consejo de CEIAC: Elsa Mendoza, Aracely Pompa, Jorge Portillo, Rey Arturo Zubía, Ana Guillermina Velarde, Rosa Isela Morales, Guadalupe Almanza, Hortensia Ortega, Loreto Vázquez, María Ivonne Maldonado, Kim Tan, Rafael Méndez, Marie Ulloa y Carla Herrera. -Colaboraciones especiales José Luis Tam Domínguez Verónica Riva Palacio Máynez


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Índice Presentación 2 I. Primeros años: prueba y error 3 Cómo surgió el Centro 3 El arranque 4 Formando maestros 5 Espacios amplios; servicios eficientes 6 II. Expansión, alianzas y experimentación 9 Compartir la experiencia 9 Ecolocación: recuperando el 6º. Sentido 9 CECA; organizar la Capacitación 10 Campamentos: la conquista de nuevos espacios 12 -Erik Weinhenmayer 15 -Jacob Bolotin 15 Pintores y fotógrafos ciegos 16 -Evgen Bavcar 17 Baja visión: altos vuelos 18 Creatividad para obtener recursos 19 -Laura Sloate 20 De cara al futuro: los retos del porvenir 21 III. Semblanzas de usuarios y asesores 23 1. Integración a la escuela y al trabajo 23 Elsa Mendoza: pionera en CEIAC 23 -Helen Keller 24 Aracely Pompa: ama de casa y mujer de trabajo 25 Jorge Portillo: saliendo de la oscuridad 26 Rey Arturo Zubía: el más independiente 26 Ana Guillermina Velarde: la búsqueda constante 27


37 Rosa Isela Morales: encontrar la vocación 28 2. Usuarios jóvenes y niños 29 Ariel Almanza: seguro de sí mismo 29 José Luis Cárdenas: una generación lleva su nombre 29 Alfredo Vázquez: el entusiasmo frente a la adversidad 30 Jessica Jaramillo: grandes avances 31 Andrés Zhu Tan: ¡Yo puedo solo! 32 3. Asesores y guías 32 El profesor Rafael Méndez: matemáticas, un método especial 32 Marie Ulloa: responder a un gran reto 33 Fuentes de información 35


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