Estimado Carlos: Estas semanas estamos recibiendo un escandaloso mensaje mediático que no por ya conocido deja de impresionarnos. Todos los días nos desayunamos con casos de corrupción que ponen de manifiesto la ruina moral de este reino, del pueblo, y de sus gobernantes. Hasta el célebre cocinero vasco, el inefable Arguiñano, dice que España es un país con amplio surtido de chorizos. Mires adonde mires, desde los 4.000 casos de tipos que se empadronan falsamente para poder viajar a las islas a menor coste aéreo, hasta los habituales, que utilizan el poder en su beneficio. Son tantos que se puede recurrir a la manida expresión metafórica: "salen como las setas". Y así, por asociación de ideas hoy he aprovechado para empalmar con nuestra vieja afición a la fotografía y mostrar a todos los amigos del blog otro campo en el que recrearnos, una perspectiva de las enormes posibilidades que estos peculiares vegetales nos ofrecen. La seta no es sino la parte aérea y reproductiva del hongo, la zona donde se desarrollan las esporas que lo van a perpetuar. No soy ningún experto en setas, y la verdad que lo siento, porque muchas veces me las encuentro en mis caminatas montañeras y ante la duda de si serán buenas o venenosas, por si acaso, las dejo que sigan su ciclo vital. Eso sí, cuando tropiezo con alguna especie que reconozco bien, no perdono y me doy un pequeño homenaje gastronómico. Lo que tampoco suelo perdonar es la foto pues tienen formas graciosas y son efímeras, dos particularidades que las convierten en codiciado trofeo cinegético. Con este elemento de las setas, también se puede recurrir a esa técnica invernal que hemos venido recomendando para las fotos de las flores silvestres, es decir en las tardes desapacibles, cuando no apetece salir, podemos dedicarnos a identificar nuestros ejemplares contrastándolos con las fotos que a cientos aparecen en Internet.