BUENOS AIRES
NOLA Hay varias etapas de conocimiento cuando viajamos a una ciudad nueva. Sin duda se exploran los lugares obvios para el turismo, lo que en Buenos Aires significa los barrios de Palermo y San Telmo, los primeros inevitables. El primero se superpobló de restaurantes de todo rango y así, a la par de que fue hartando a locales y extranjeros (por caro, por concurrido, por descuido de la calidad, por propuestas usureras de la fama de los respetables), se fue expandiendo con pequeñas gemas secretas, de las buenas, en los alrededores. Villa Crespo, por caso, barrio vecino de tradición judía, se conformó como una pequeña porción de la Nueva York judía (con oferta de pastramis, bagels NY style y toda la parafernalia). Un poquito más hacia el sur, el arrabalero barrio de Almagro vio abrir locales que los vecinos agradecen y ponderan los foráneos, como una de las mejores rotiserías de la ciudad (La Cresta, en Bulnes y Humahuaca, ahora con sucursal en San Telmo). En el medio de los tres barrios y a propósito de dos 90
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Gorriti 4389 www.nolabuenoaires.com
calles en un punto diagonales (Scalabrini Ortiz y Gascón) se forma un triángulo exquisito. Algunos lo llaman Falso Villa Crespo, otros Palermo Misterioso. Hacia adentro del triángulo hay varios locales gastronómicos y todos, ciertamente, son muy buenos. Repasemos: un bonito
reducto tejano que exuda barbacoa, fuego, carnes (El Tejano, Honduras 4416); un local de comida hindoargentina, toda una rareza (Gran Dabbang, Scalabrini Ortiz 1543) y el concurrido Nola, un local de paso de comida cajun estilo Nueva Orleans y cerveza artesanal,
al que dedicamos esta reseña. El origen de NOLA: una chica de Louisiana que conoce a un argentino, que fabrica una destacada cerveza casera, la marca, Bröeders. Ella tiene muy buena mano para cocinar los platos de la cocina criolla del estado sureño de donde ha llegado, esa que dicen es la más corriente en las calles de New Orleans, mezcla de influencias francesas, españolas, caribeñas, africanas y estadounidenses: pollo frito, guisos de raíces africanas, salsas picantes, pasteles de nueces pecan y chocolate. Una combinación tan buena como suena, por novedosa y a la vez lindamente previsible: siempre es rica, siempre es rápida, siempre el ambiente tiene la vibración ruidosa del gentío y ese relajo del fin el día. Abren temprano (desde las 5 de la tarde). Cierran a la medianoche. Happy hour hasta las 20 horas. No hay servicio de mesa, se pide en la caja y normalmente se comparte mesa.
Zoom al menú
Gumbo (estofado cajun con chorizo, pollo y arroz). Read Beans & Rice (porotos rojos con arroz, vegetariano y picante). Sándwich clásico (pechuga frita, lechuga, mayonesa y brioche casero). Un montón de salsas caseras disponibles para condimentar. Además de cerveza, hay soda de jengibre, copa de vino (bueno) y cocktails sencillos. restaurante francés, chic pero con espíritu obrero –A Nos Amours (Gorriti 4488, esquina Aráoz)–, una cava secreta de vinos orgánicos y platillos de alta cocina hogareña (Los Divinos, Gascón y Gorriti), un bar cervecero de alfombras lisérgicas –The Shanghai Dragon (Aráoz 1199)–, un