Revista # 21
2013
Revista N° 21. Horizontes Cooperativos. CENECOOP R.L. ISSN 1409-1305 DIRECCIÓN Y LÍNEA EDITORIAL Dr. Luis Garita Bonilla. CONSEJO EDITORIAL: Luis Garita Bonilla. Ing. Rodolfo Navas Alvarado. Stefano Arias Ocampo. Johnny Mora Alfaro. Evelyn Obando Pereira. INTEGRACIÓN DEL CONSEJO DE ADMINISTRACIÓN DEL CENECOOP R.L. 2013-2014 Consejo de Administración Rodolfo Navas Alvarado Presidente Edgardo Araya Gamboa Vicepresidente Cecilia Díjeres Morales Secretaria Oscar Campos Chavarría Vocal 1 Félix J Cristiá Martínez Vocal 2 Ronald Campos Villegas Vocal 3 Marvin Rojas Rodríguez Vocal 4 Suplentes Ronald Hernández Granda Suplente 1 Haydeé Araya Cascante Suplente 2 Comité de Vigilancia Eugenia Bonilla Abarca Presidenta M. Luisa González Vicepresidenta Iliana González Secretaria Frank Earl S. Suplente GERENTE DEL CENECOOP R.L. Stefano Arias Ocampo INVESTIGADOR Johnny Mora Alfaro. DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN Servicios Litográficos MELAYEN DISEÑO DE PORTADA Servicios Litográficos MELAYEN Hecho el depósito de Ley. Reservados todos los derechos. ADVERTENCIA De conformidad con la Ley de Derechos de autor y Derechos Conexos es prohibida la reproducción, transmisión, grabación, filmación total o parcial de contenido de esta publicación mediante la aplicación de cualquier sistema de reproducción, incluyendo el fotocopiado, sin la autorización por escrito de CENECOOP R.L. La violación a esta Ley por parte de cualquier persona física o jurídica, será sancionada penalmente. Los autores son responsables por el estilo y contenido de sus valiosos artículos. Impreso en Costa Rica por Servicios Litográficos MELAYEN.
PRESENTACIÓN….
El movimiento cooperativista nacional e internacional se ve presionado por un entorno económico y social que demanda rapidez en sus respuestas ante las peticiones y necesidades de asociados y clientes, ante las urgencias de las comunidades y los requerimientos de empleo y bienestar social de los pueblos y países. Ya desde el siglo XIX los cooperativistas saben que un medio esencial para adaptarse al cambio, para responder a las innovaciones, es la educación. Recordemos que la educación moderna, exige formación, análisis, investigación y un trabajo sistemático de publicaciones físicas y digitales que informen y formen a los cooperativistas y a los ciudadanos en general.
CENECOOP R. L. ha tenido el acierto de mantener como una de sus banderas de lucha, la publicación de la Revista Horizontes Cooperativos. Con este ejemplar la colección llega al número 21. Ha tenido la revista, tres etapas. La primera, que abarcó el periodo hasta la número 7. Luego entre 1997 y el 2007, se publicaron 12 números, llegando al número 19, bajo la dirección del suscrito y con un comité editorial que colaboraba activamente. La revista 20, fue un número especial que no tuvo el mismo protocolo de trabajo de los demás. Y consistió en una interesante publicación sobre el papel significativo del CENECOOP. R.L. “a través de su historia“ en su 25 aniversario. El
tema tratado en ese número deberá retomarse con
artículos especiales de autoridades y grandes cooperativistas para que comenten y analicen el rol que ha jugado en la historia del cooperativismo y del país. Esperamos hacerlo en uno de los próximos números.
La revista número 21, vuelve entonces con la tradición de una revista sistemática, con su comité editorial y su director académico, y versa sobre un tema de gran actualidad: el papel destacado de las mujeres en el impulso y desarrollo del cooperativismo, así como la creciente influencia y participación de la mujer en los órganos de dirección, y en actividades sustantivas del movimiento cooperativistas.
Es una revista que en buena medida es también particular, porque no está conformada por diferentes artículos de destacados cooperativistas o académicos, sino se trata de publicar un libro que sobre el tema construyó el Dr. Johnny Mora, destacado intelectual que con paciencia y rigor elaboró esta importante publicación. Tanto al comité editorial como al Director de la revista nos pareció de la mayor importancia impulsar la discusión y profundización sobre el relevante papel de la mujer en el cooperativismo. Superar los prejuicios y las barreras, facilitar el crecimiento de la mujer en la sociedad que en el fondo es fortalecer el cooperativismo, es la meta de este importante número de la revista.
Así con emoción retomamos la senda de Horizontes Cooperativos, y de inmediato decimos que para principios del 2014 estaremos impulsando un nuevo ejemplar que gracias al apoyo de CENECOOP R.L. enriquecerá al acervo bibliográfico y de conocimiento del cooperativismo tanto a nivel nacional como internacional.
Dr. Luis Garita Bonilla Director de Horizontes Cooperativos
MENSAJE DEL GERENTE Inspirados en nuestro compromiso de investigar, educar y capacitar, al Centro de Estudios y Capacitación Cooperativa R.L. le satisface presentarles la actual edición de la Revista Horizontes Cooperativos, dirigida a compilar y ejecutar proyectos de investigación que derivan en el análisis y reflexión de la realidad de las cooperativas y su entorno. “Mujer y Cooperativismo en Costa Rica” es un homenaje a la labor desempeñada por todas aquellas mujeres que han logrado impulsar el desarrollo social y económico en nuestro país por medio del movimiento cooperativo. En las últimas décadas un tema relevante para la ciudadanía ha sido la lucha por la igualdad de derechos y espacios laborales para la mujer en la sociedad, y en el cooperativismo no ha sido la excepción. En los años ochenta a partir del V Congreso Cooperativo Nacional la dirigencia cooperativa dispuso que se realizaran esfuerzos orientados a elevar el nivel socioeconómico y cultural de la mujer costarricense, por supuesto uno de esos esfuerzos ha sido retomado por el CENECOOP R.L. durante estos años con la formación y capacitación de las mujeres cooperativistas. Los acuerdos tomados en aquella época como bien lo indicará más adelante la recopilación de datos, fueron: • Impartir un módulo de capacitación en cooperativismo básico, por cooperativa por año. • Impartir un módulo anual regional por cooperativa, en aspectos específicos de administración. • Impartir seminarios de cuarenta horas académicas, sobre políticas gerenciales. • Obtener becas anuales para la educación formal en nivel superior, sobre administración gerencial de acuerdo con las necesidades de las cooperativas beneficiarias. • Establecer convenios con instituciones de enseñanza media, para beneficiar a las asociadas. • Impartir un curso de liderazgo y relaciones humanas por cooperativa. Además de estos hechos históricos, el CENECOOP R.L. ha trabajado durante las últimas dos décadas en el posicionamiento de la igualdad de género aplicando una estrategia interna en la cual los hombres deben ir comprendiendo que se deben dar los espacios a las mujeres para su desarrollo y aporte a la sociedad. Para la década siguiente se empieza a consolidar el cooperativismo femenino de la mano con el movimiento nacional, para fortalecer una serie de instituciones dedicadas a la promoción intensa de políticas públicas como la Ley de Igualdad Real de la Mujer y por otro lado los movimientos feministas. En este mismo contexto es que se consolidan políticas a lo interno del movimiento cooperativo por medio de los acuerdos tomados en los congresos para legitimar la equidad de género dentro del cooperativismo. Así mismo el CENECOOP R.L. y otras instituciones han apoyado la equidad y han generado espacios para la incursión de las mujeres en el cooperativismo nacional desde la cúpula del modelo por medio de Congresos Cooperativos, hasta
esfuerzos más direccionados a la valoración de los derechos de la mujer, como ha sido el caso de la Asociación Programa Nacional de Asesoría y Capacitación para la Mujer (APROMUJER) durante veinticinco años, así como otros proyectos que recientemente surgen como el Comité Nacional de la Mujer Cooperativista, orientados a transformar paulatinamente la situación de la mujer en el sector. La forma de organización cooperativa ha sido para las mujeres el modelo idóneo para solucionar todos aquellos problemas que son comunes con otros miembros de la comunidad, y que por su dimensión han trascendido el poder individual de solución. La presente investigación recopila parte del aporte y fortalecimiento que le han dado todas aquellas mujeres que han sido de alguna forma protagonistas en el cooperativismo, y que con ello han construido un ambiente más propicio para sus familias y para la economía social costarricense. Lic. Stefano Arias Ocampo Gerente del CENECOOP R.L.
!"#"!$$%&'()(& & & MUJER Y COOPERATIVISMO EN COSTA RICA Aporte de la mujer al fortalecimiento del cooperativismo costarricense
Johnny Mora Alfaro
1
En homenaje a Mireya JimĂŠnez (q.d.D.g.) y a todas aquellas mujeres que luchan por el reconocimiento de sus derechos y la construcciĂłn de un mundo mejor.
! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! 2
! ! ! ! "#$!%&!'()*+(,&-(!./$!0&1!2&'3(2$1!)$4(+$1!5/$+(2! 13$)*+$!&./$00&1!./$!'(2'$-3$+(2!)&6(+!03,$+7&-!&!0&1! )/4$+$18!917(!1$!%&!'()*+(,&-(!7&27(!!$2!0(1!*&:1$1! ,;+,&+(1!1&0<&4$1!'()(!$2!0(1!'3<303=&-(18!#$!*/$-$! 7&),3>2!(,1$+<&+!./$!0&1!2&'3(2$1!);1!<3'3(1&1!%&2!13-(! 13$)*+$!0&1!./$!$1'0&<3=&,&2!);1!&!0&1!)/4$+$18!92! 7>+)32(1!?$2$+&0$1@!0(1!*+(?+$1(1!1('3&0$1!6!'&),3(1!-$! >*('&!1$!(*$+&2!$2!*+(*(+'3A2!&0!*+(?+$1(!-$!0&1!)/4$+$1! %&'3&!0&!03,$+7&-@!6!0&!-$'&-$2'3&!$2!$0!(+-$2!1('3&0!1$! (*$+&!$2!*+(*(+'3A2!&!0&!-$'&-$2'3&!-$!0&!03,$+7&-!-$!0&1! )/4$+$18"! Charles Fourier, 18081
1
Precursor del cooperativismo, (1772–1837) Los representantes más preclaros del llamado socialismo utópico, lo son también del cooperativismo emergente: Owen, Blanc, Fourier, King, Proudhom, Saint Simon, entre otros. Fourier propuso la constitución de Falansterios, un conjunto de edificios fabriles y de granjas, habitados por una comunidad que se autoabastecía, en la que todos sus miembros compartían las herramientas de trabajo y se distribuían equitativamente las tareas y los frutos de éstas.
3
ÍNDICE Introducción I.- GÉNERO y COOPERATIVISMO…………………………………………….....
11
Una cuestión, también, ideológica La tergiversación del pasado El enfoque de género Brevemente, sobre la sociedad patriarcal
.........
11 13 14 19
II.- LOS MOVIMIENTOS SOCIALES FEMENINOS EN LA HISTORIA…...…
22 24 26
Ideales y realidades de la Revolución Francesa Las nuevas organizaciones de mujeres El feminismo en Norteamérica Organizaciones femeninas en América Latina ¿Y Costa Rica?................................................................................................... III.- EL COOPERATIVISMO FEMENINO……………………………………….. Mujeres y cooperativismo Contexto socio-económico del surgimiento de las cooperativas de mujeres en Costa Rica
28 30 32 38 40
La lenta aceptación ¿Qué sucedía en las regiones?.......................................................................... Algunas características de la incorporación de la mujer al cooperativismo
43 50 52 55 60
IV.- EL COOPERATIVISMO FEMENINO SE HACE VISIBLE……….....…….
65
PLANDECOOP y la mujer cooperativista
65
Surge APROMUJER
69
La crítica emanada del V Congreso Cooperativo Un proceso de acumulación de fuerzas El Comité Nacional de la Mujer Cooperativista
71 73 74
Los obstáculos de la institucionalización no detienen el proceso La situación a finales de los años 80
76 81
Los obstáculos para la participación femenina en el cooperativismo
4
V.- EL EMPUJE DE LOS AÑOS NOVENTA…………………………..………….
83
Avances institucionales El entusiasta apoyo internacional En la estructura del CONACOOP Un parque empresarial con claroscuros Creación de plataformas institucionales y cooperativas
86 95 99 104 112
VI.- UN NUEVO MILENIO DE ESPERANZAS……………………………………….
119
Implicaciones del proceso de globalización y apertura Posmodernismo y mujer Congresos cooperativos y mujer en el nuevo milenio
119 122 131
Cuatro manifestaciones de los nuevos tiempos
131
La Ley de Democratización de las Instancias de Decisión del Banco Popular y de Desarrollo Comunal
141
Los resultados del Censo cooperativo del 2008 La situación en los organismos superiores y de segundo grado Cambios auspiciosos en COOPESA R.L. ¿Una señal de los nuevos tiempos?................................................................... Artesanía, microcrédito, limpieza Éxitos, singularidades y dificultades de la actividad productiva de la mujer
148 151
A MANERA DE CONCLUSIÓN………………………………………………….....
179
LITERATURA CONSULTADA……………………………………………………..
184
ANEXOS………………………………………………………………………………. • La mujer ha estado desde siempre en el cooperativismo Una entrevista sobre oportunidades, inclusión y participación social.....
193
164 167
194
¿Por qué apoyamos el surgimiento del movimiento de las mujeres cooperativistas? Entrevista con Rodrigo Mora Alfaro
201
•
El apoyo de CONACOOP al cooperativismo femenino Entrevista con Rigoberto Sánchez
204
•
Pasado, presente y futuro del cooperativismo femenino en Costa Rica Entrevista con Rodolfo Navas Alvarado
208
•
5
INTRODUCCIÓN En una ocasión, una mujer con una larga experiencia como dirigente cooperativista, con quien compartimos la pasión por el estudio de la historia, me hizo una aseveración que yo, con escepticismo, rechacé a medias para mis adentros, aunque calladamente, sin externar mi opinión. Ella me dijo algo parecido a lo siguiente: “-nunca un hombre podrá escribir con la propiedad que lo haría una mujer, sobre la mujer. Sólo la mujer es capaz de entender a cabalidad la situación que nosotras vivimos.” Estamos hablando no de una referencia a los exabruptos de pensadores como Schopenhauer, el más machista de los filósofos tanto como el más filósofo de los machistas, quien llegó a afirmar: “Sólo el aspecto de la mujer revela que no está destinada ni a los grandes trabajos de la inteligencia ni a los grandes trabajos materiales ( ) Tiene que obedecer al hombre, ser una compañera pacienzuda que lo serene.”2 No estábamos hablando de este tipo de afirmaciones, que por su desatino, dejan poco espacio a la defensa racional de la prédica machista y muestran a las claras como las ideas están condicionadas por la realidad social de quienes las conciben. Hablábamos de estudios e investigaciones sociales, de la imposibilidad para el estudioso masculino de desentrañar y descifrar la realidad de la mujer en su plena extensión. Pero, tampoco es en respuesta a afirmaciones como las de mi amiga historiadora que he escrito este libro. Como aspirante a científico social, con creencia ciega en el método científico aplicado a las realidades sociales, hubiera podido discutirle que estaba equivocada y arremeter con toda suerte de argumentos acerca del papel de las fuentes en la investigación científica, sobre la aspiración a dejar las valoraciones a un lado y apegarse a los hechos y al juicio de la documentación pura y simple en toda investigación, sobre la posibilidad de acercarse paulatinamente a la verdad de las realidades sociales, pasando de los fenómenos externos a la esencia de los procesos. A la luz de esta investigación, juzgo que lo mejor que pude haber hecho en aquel momento fue permanecer callado, sin emitir opinión alguna sobre su planteamiento. Hoy puedo, en gran medida, coincidir con mi amiga y me explico a continuación. Ciertamente, nos sentimos satisfechos con publicar este documento, que da una imagen bastante fiel acerca de la evolución y el aporte de la mujer cooperativista al fortalecimiento de este sector social y empresarial. Hemos tenido acceso a una enorme cantidad de información que vertemos en esta obra y pensamos que hemos avanzado en la comprensión del fenómeno 2
Arthur Schopenhauer. El amor, las mujeres y la muerte. Madrid: Ediciones Distribuciones S.A., 1981, p.63
6
cooperativo femenino. Lo que nunca podremos lograr es aprehender y transmitir lo que las mujeres cooperativistas y, en general, la mujer de todas las latitudes y condiciones, vive cada día como objeto de discriminación, minusvaloración y estrujamiento en el contexto de la sociedad patriarcal, en la que les ha tocado convivir con nosotros, sus congéneres masculinos. La llamada perspectiva de género, resulta una formulación vacía y acomodaticia, casi un ejercicio teórico, que sólo muy lejanamente se acerca a describir el necesario enfoque de las excluidas, que han debido ganar cada espacio de identidad, apretando en no pocas ocasiones los dientes, para poner oídos sordos a las voces que las juzgan de extremistas y otras especies, por parte de sus medias naranjas masculinas. Claro, yo esto lo afirmo porque he tenido el privilegio de poder acercarme a destacadas dirigentes cooperativistas por muchos años y, además, haber conocido en este periplo documental, información privilegiada sobre la mujer y su mundo de luces y sombras. Dichas dirigentes fueron sembrando en mi persona, tanto como en otros cooperativistas, con paciencia franciscana y como la gota del conocido cuento chino, una idea hoy, otra más al mes siguiente, con ingenio y visión. Estas dirigentes femeninas, han sabido desde un principio que estamos ante un largo proceso, en el que no valen las ansiedades ni las reprimendas. Por ello, quizás, han asistido de manera reiterada a los Congresos Cooperativos y otras instancias organizadas, para dejar la semilla de sus planteamientos, con la esperanza y la certeza de verlos reverdecer tarde o temprano. Escribo esto con plena conciencia de que mis homólogos no me van a entender y hasta algunos – los más duros- pensarán que se me corrió alguna teja. Permítaseme decir en una pobre defensa, que yo mismo estoy embadurnado hasta los tuétanos, con los privilegios que he heredado en una sociedad patriarcal, construida a imagen y semejanza de nosotros los hombres. Esto no significa que no esté de acuerdo con las reivindicaciones de las compañeras cooperativistas y que no comprenda que no es posible, es en perjuicio de todos, el seguir vedando espacios a la mujer en el cooperativismo y en la sociedad del tercer milenio. Doña Marta Campos, socarronamente y con algún dejo de picardía, no ha cesado de advertirme que al escribir esta publicación, estaba asistiendo a un curso de postgrado sobre género y, de verdad, rebuscando y escrutando me he sorprendido sobre la riqueza de la información existente sobre el tema y lo valioso de esa información para todas y todos. Nosotros mismos al autocensurarnos de conocer esa información o, en el peor de los casos, al rechazarla como lectura válida, nos auto-flagelamos y echamos por la borda armas para construir un mundo mejor y más feliz. La FAO nos los dice de una manera simplemente 7
pasmosa: de cerrarse la brecha de género en el acceso a recursos financieros y productivos por parte de las mujeres, habría mayores cosechas en el mundo, más riqueza material y las mujeres –administradoras por antonomasia de los recursos escasos- garantizarían mayor bienestar para sus familias, incluidos los esposos. ¿No se trata de argumentos irrebatibles?, ¿o es que no seríamos más felices los hombres si al lado tuviéramos a mujeres realizadas, con una sólida autoestima, capaces de construir con nosotros un mejor mañana para nuestros hijos y la sociedad en su conjunto? Quién lea este documento, que no aspira a ser exhaustivo ni mucho menos, podrá acercarse a la lucha denodada de un grupo de mujeres que a lo largo de muchas décadas ha enfrentado no a los hombres, sino a concepciones rezagadas, prejuiciadas y anquilosadas de una sociedad que ha estereotipado el rol de la mujer y sus potencialidades como sujeto social. Como muchos de los fenómenos sociales, que escapan a la percepción de los actores sociales, no basta con negar la existencia de la discriminación de género para borrarla del mapa. Es posible que algún cooperativista crea sinceramente que esa discriminación no existe o que es un fenómeno aislado. El rechazo a su existencia y sus consecuencias para la sana convivencia, no elimina sus males y perjuicios. En el caso del cooperativismo, estaría llamado a transformarse en un instrumento de eliminación de esas concepciones que son, por esencia, antidemocráticas, pero esto no ha sido fácil en el pasado, ni es un proceso en línea recta hacia el futuro. ¡Cómo pierden en calidad y perspectiva aquellos estudios y publicaciones hechas no hace mucho, cuando se ignoraba u omitía la sola mención de la presencia de la mujer en el cooperativismo, para no hablar de su aporte al fortalecimiento de este sector! Tenemos entre manos la publicación “El estado de las cooperativas en Costa Rica 1993”3, realizada por la A.C.I., en la que no hace un sola mención de palabras como “mujer” o “asociada”, ni aparece lógicamente un solo cuadro estadístico o referencia a las mujeres cooperativistas de nuestro país. Estamos hablando de una organización que luego asumiría con compromiso y entusiasmo el imperativo de fortalecer el cooperativismo femenino, visibilizar el aporte de la mujer cooperativista y luchar por sus derechos económicos, sociales y políticos. Mucha agua ha pasado debajo del puente, desde cuando era generalizada la actitud omisa hacia el aporte de la mujer en el cooperativismo. Posiblemente, en 1993, este libro que hoy escribimos no hubiera sido viable, por lo que podríamos afirmar que este esfuerzo editorial es también una señal de los nuevos tiempos que corren en el cooperativismo y nuestra sociedad. 3 ACI. El estado de las cooperativas en Costa Rica 1993. El impacto del ajuste. San José: Oficina Regional, 1993
8
Sólo la perseverancia, la sana tozudez, toneladas de paciencia y comprensión, han hecho posible que este grupo de valiosas mujeres cooperativistas, hayan permanecido en las filas del sector y hayan continuado su paciente política de acercamiento, concientización y fraternal convivencia con sus congéneres hombres, algunos de ellos fieles creyentes en que el lugar de la mujer es la cocina. Felizmente, muchos ejemplos han existido de asociados y dirigentes cooperativistas que no sólo han comprendido la justeza de las reivindicaciones de la mujer cooperativista, sino que han abierto espacios sin reserva a su participación y promoción en lo interno de las organizaciones del sector. No se ha tratado de pocos casos aislados ni esporádicos, dichosamente. De suerte que lo que ha existido es una tácita alianza entre un sector importante de hombres y mujeres, dispuestos a construir un concepto cooperativista de género, que ha ido emergiendo paulatinamente en el cooperativismo nacional. Entre estos hombres y mujeres hallaremos una u otra concepción retardataria, resabio de los viejos tiempos, también podría esgrimirse, aquí y allá, alguna posición extremista o que podría ser percibida así por la contraparte. Lo cierto es que el proceso indetenible hacia la igualdad de la mujer en el cooperativismo ha continuado, de manera irremisible y a pesar de todos los obstáculos. Al observar los resultados de la labor de estos hombres y mujeres no puede dejar de aflorar un sentimiento de satisfacción. Los números, que no alcanzan a explicar todos los procesos, si contribuyen a la comprensión de éstos. Claramente, de acuerdo con los últimos censos y análisis cualitativos de la situación del sector en la perspectiva de género, somos testigos de una mejoría sustancial de la posición de la mujer dentro del cooperativismo nacional. El 42 por ciento de la base cooperativista está compuesta por mujeres; aunque no existe la plena paridad en la participación femenina en organismos cooperativos, numerosas organizaciones cooperativas de primer y segundo grado se acercan o, incluso, superan el 50/50 al que se aspira como reivindicación histórica; en este momento el cooperativismo nacional está capacitando a un número similar de hombres y mujeres, sembrando una cosecha futura llena de esperanzas de cambio y, por último, el logro de la paridad plena en el Banco Popular, en mucho debido al accionar de lideresas cooperativistas, se convierte en un faro que alumbra el devenir de la economía social en el país. Quedan muchas tareas por acometer: la doble jornada que impide a la mujer jugar un rol más protagónico en la sociedad, los estereotipos aún esgrimidos para impedir su participación en instancias de toma de decisiones, la formación y 9
capacitación que permitan una participación más eficiente y calificada, la consolidación de numerosos proyectos de micro y medianas empresas en un mundo de encarnizada competencia y abandono de la solidaridad. Estamos seguros que se trata de retos que comparados con los superados en el pasado, ni amilanan, ni socavan los empeños de la mujer cooperativista de nuestros días. El autor
10
I GÉNERO y COOPERATIVISMO
E
s relativamente común encontrar en la literatura que trata sobre el tema del género y del papel de la mujer en la sociedad, el planteamiento de que la sociedad contemporánea tiende a invisibilizar el papel de la mujer en la construcción del quehacer social. Evidentemente, se trata de un concepto que parte de la premisa de que la estructura social contemporánea tiende a ocultar ese aporte. Estamos pues ante un fenómeno claramente ideológico, manifestación del papel de la ideología en la preservación de una determinada organización de la sociedad. Una cuestión, también, ideológica
La ideología es definida como un conjunto de creencias e ideas individuales, grupales o sociales que determinan al sujeto social y que explican su posición en la realidad existente de una manera específica. Si bien por un lado una ideología es entendida como un modo de pensar individual en el cual se hacen presentes diferentes preferencias, elecciones, creencias e ideas, también puede ser comprendida como el sistema de ideas de un grupo social que se expresa e influye en el devenir social. Esa visión, necesariamente, responde a intereses sociales de determinados grupos. Corrientemente, es aceptada la tesis de que la ideología dominante en una determinada sociedad, es la ideología de la clase social dominante. La ideología tiende a conservar o a transformar el sistema social, económico, político o cultural existente. Cuenta con dos características principales: por una parte oculta o intenta ocultar la verdadera raíz de los fenómenos sociales, 11
justificando o interpretando de manera interesada esos fenómenos; en segundo lugar, se trata de una representación de la sociedad y se liga, por lo general, a un programa político. Es decir, reflexiona sobre cómo actúa la sociedad en su conjunto y, en base a eso, elabora un plan de acción para acercarse a lo que considera como la sociedad ideal. Una noción bastante aceptada afirma que la ideología genera una falsa conciencia sobre las condiciones materiales de existencia del ser social. En este sentido, la ideología es una herramienta de control social para despojar al ser humano de su posibilidad de asumir críticamente su realidad, transformándolo en parte de una masa manipulable. En esta noción encontramos muchos de los elementos para comprender el por qué de la omisión del papel de la mujer en la sociedad y en la construcción de las organizaciones sociales, incluyendo el cooperativismo. Para una investigación como la que pretendemos realizar, este concepto resulta básico, pues la interpretación ideológica del devenir social incide directamente en la forma en que se asume la conciencia colectiva o el recuerdo social. Así, tomando esta noción como la base de nuestras exploraciones, podremos dedicarnos al análisis de la memoria social, en lo que atañe al tema del cooperativismo y el papel de la mujer en su surgimiento y consolidación. Se puede distinguir una clara relación entre estos procesos y la ideología, pues ésta última modela la interpretación acerca de ese aporte y entre ambas se influye y se reproducen en la práctica social. En la interpretación ideológica de estos fenómenos, usualmente, se silencian ciertos aspectos contradictorios de la historia en función de la vigencia y preservación de determinados intereses o una específica identidad de grupo. El cooperativismo no está exento de este tipo de manifestaciones. Para dar cuenta de todos estos aspectos de la memoria colectiva, se hace necesario un esfuerzo de análisis profundo del surgimiento de determinadas visiones de ese devenir social y de rescate de hechos documentados, que permitan un acercamiento crítico a la construcción de un fenómeno social determinado, caso de las cooperativas. Podemos decir respecto a los sujetos que: "La gente utiliza la ideología para pensar y discutir sobre el mundo social y, por su parte, la ideología determina
12
a su vez la naturaleza de tales argumentos y la forma retórica que adquieren"4 Este proceso no debe ser, necesariamente consciente y, más bien, ocurre como una disputa contradictoria y oscura de planteamientos, frecuentemente incoherentes, para justificar una determinada posición o actuación hacía ese fenómeno, lo que en el caso de la actitud hacia las organizaciones de mujeres por parte de actores masculinos, resulta más un lugar común que una excepción. Por ejemplo, el argumento fundamental esgrimido desde antes de la Revolución Francesa, incluso por algunos pensadores de la Ilustración, de que se debe evitar la contaminación de la mujer por la política y que el lugar ideal de ésta es en la casa. Un planteamiento claramente ideológico, que no resiste el menor análisis objetivo. La tergiversación del pasado El proceso de recuerdo social encuentra expresión en el ámbito pragmático, en las instancias comunicativas de la vida cotidiana. Es allí en donde surgen visiones contradictorias de la historia y se expresan en discusiones a partir del uso de la ideología. Esta determina el origen de esas visiones opuestas, cómo se van a constituir retóricamente, así como van a determinar el significado que los sujetos le atribuyen al pasado. Por lo tanto, podemos decir que el pasado "nace" de la discusión de posturas contrarias y por esto mismo la verdad del pasado podría ser puesta en tela de juicio. Las ideologías intervienen en la reconstrucción del pasado porque es indispensable para una sociedad poseer una conciencia histórica; ésta no se relaciona con el simple recuerdo de hechos históricos como pasaron realmente, sino que siempre implican una lectura del pasado, y es en esa lectura donde juega su papel la ideología. Esta va a determinar la interpretación del pasado ya que silencia los aspectos contradictorios que la historia presenta para el grupo social determinado y avala aquellos necesarios "para la constitución de su identidad” y, de esta manera, determinará lo que se recuerde en el presente. En este sentido, si tenemos en cuenta que en la formación del recuerdo social de la historia, la ideología interviene determinando lo que activamente se recuerda, podríamos plantear que para estudiar el recuerdo colectivo se debe también estudiar la ideología que la determinó en principio y cuales aspectos de la historia se modificaron en función de esa ideología.
4 Billig, M. Estudiando la sociedad pensante. Londres: Oxford University Press, 1988
13
De esta manera, la ideología moldea el recuerdo de los actores sociales y, por lo tanto, determinará qué aspectos del pasado se van a perpetuar, así como, a su vez, cuales se silenciarán por mostrarse como contradictorios o, eventualmente, de poca utilidad práctica para los intereses de un determinado grupo social. Quizás aquí se encuentre mucho del “olvido” del aporte de la mujer al desarrollo del cooperativismo nacional. Esto ha implicado que el recuerdo social de este aporte haya adquirido cara de reivindicación, por parte, sobre todo, de las mujeres organizadas que han dado muestra perseverante de comprender el significado histórico de esa reivindicación. El recuerdo social actúa reproduciendo, incansablemente, esa relación entre la ideología y la práctica social, por lo cual sería posible plantear una relación de tensión entre memoria e historia, dado que es en el ámbito pragmático de las prácticas sociales donde ambas se constituyen. De esta manera, concluimos que la ideología es una forma de memoria colectiva y que resulta muy beneficioso estudiar la relación entre ambas, en un contexto social, caso de las cooperativas, para dar cuenta de cómo la primera interviene en la interpretación del aporte de la mujer cooperativista. Parafraseando conceptos emanados de una reciente investigación sobre el papel de la mujer en el desarrollo de la ciencia y tecnología en Costa Rica, podemos afirmar que la visibilización del papel que, tradicionalmente, han jugado las mujeres en el progreso - en nuestro caso- del cooperativismo en Costa Rica, así como la evolución de su situación los últimos años, facilitarán la identificación de los factores que inciden en la participación femenina en este movimiento social. Esto podría sustentar propuestas de políticas y programas que permitan superar las limitaciones que enfrentan las mujeres para una incorporación plena a los procesos económicos y sociales que contribuyen al bienestar creciente de la población.5 El enfoque de género Aunque no es el tema central de este estudio, resulta esencial hacer una breve incursión en el tema del género, que enmarca de manera general la investigación sobre el aporte de la mujer cooperativista en nuestro medio. El enfoque de género no se limita al papel de las mujeres en la sociedad, sino las formas de organización y funcionamiento de las sociedades basándose en las relaciones sociales dadas entre mujeres y hombres, identificando el trabajo 5 Tatiana Láscaris y otros. La mujer en la ciencia y la tecnología en Costa Rica. 1990-2001. Heredia: Editorial de la Universidad Nacional, Proyecto Iberoamericano de Ciencia, Tecnología y Género, 2005
14
productivo y reproductivo, el acceso y control de los beneficios, las limitaciones y oportunidades y la capacidad de acción de mujeres y hombres para promover la igualdad. Procura entender cómo la condición de género incide en la asignación de recursos y la estructuración misma de la realidad social. Este enfoque parte de diversas variables para realizar su análisis: • • •
División sexual del trabajo. Acceso y control de recursos, beneficios y oportunidades. Participación en la toma de decisiones.6
En las últimas décadas en el mundo se ha difundido y asimilado en mayor medida el concepto de género, para designar las conductas y actitudes impuestas por la sociedad a mujeres y hombres, en forma esquemática y dicotomizante. Según Caram, el género es una construcción social, el resultado de un proceso histórico, influido por factores económicos, sociales, ideológicos, culturales, surgido sobre las diferencias biológicas de los sexos, pero no identificable a ellas.7 ! "#$#! %#%&'()(! *+,-./(%0! )#! %#)! ,.%! 1'2(/()3'.%! 4'#,5-'3.%! ,.%! 6+(! %.,()! .! /(,+3'/!! 3+.)1#!%(!7.4,.!1(!-8)(/#0!9%')#!.6+(,,.%!%#3'.,$()&(!3#)%&/+'1.%!#!.%'-).1.%!.!+)#!+! #&/#!%(:#!()!(,!;/#3(%#!1(!%#3'.,'<.3'5)!7+$.).=>?!@(!(%&.!$.)(/.0!%(-A)!,.!.+&#/.0!%(! .%'-).)!3./.3&(/B%&'3.%!.!+)#!+!#&/#!%(:#C!,.!$+D(/!1+,3(0!&'(/).0!2($()').0!153',0!2'(,0! ;.3'()&(0! 4+().! $.1/(! E! 4+().! (%;#%.0! ()&/(! #&/.%=! F,! 7#$4/(0! ;#/! %+! ,.1#0! /(3'#0! $.37#0! 1(3'1'1#0! /(%+(,&#0! 2'/$(0! ;/#G((1#/0! ')3,.+1'3.4,(=! H%B! 2+)3'#).)! ,#%! '$.-')./'#%! .3(/3.! 1(! ,#! 2($()')#! E! ,#! $.%3+,')#=I! *./.! 3#)3,+'/0! ,.! .+&#/.! %#%&'()(! 6+(!)#!7.E!1+1.!()!6+(!,.%!3./.3&(/B%&'3.%!6+(!&';'2'3.)!,.!'1()&'1.1!$.%3+,').!%#)!,#%! $J%!G.,#/.1#%!;#/!,.!%#3'(1.1!.3&+.,=KL! !
Con este concepto se identifican los rasgos estereotipados de los dos géneros, el femenino y el masculino; si el feminismo radical señalaba al hombre
6
INAMU – Ministerio de Hacienda-Embajada de España-Equitativos. El análisis de género. Curso: Hagámosle números: Presupuestos Justos. Primera Edición Tema: 5, Una realidad común, vista desde el espectro de género. Presentación en Power Point 7 Caram, Tania. La Mujer cubana y la participación social: educación y ciencia. La Habana: Tesis de Maestría, Programa FLACSO, Universidad de La Habana, 1996 8 María Elena Pulgares Caro. “La identidad de género: una reflexión desde las Ciencias Sociales.” En: Revista Casa de la Mujer, Número 14. Setiembre de 2008. Heredia: Universidad Nacional, Instituto de Estudios de la mujer – IEM, Facultad de Filosofía y Letras, 2008, p. 4 9 Ibid 10 Ibid
15
prácticamente con una clase enemiga, culpable de la discriminación femenina, la evolución posterior de las corrientes feministas, entre ellas el feminismo cooperativista, permitió una elaboración más holística, donde se valoraba que mujeres y hombres sufrían de la imposición de roles sociales asignados. Para Valdés, la conformación de estos roles, convertidos en estereotipos, afecta también al género masculino, y sus efectos han sido estudiados con mayor profundidad en fecha relativamente reciente. Esto encuentra expresión, por ejemplo, en la represión de los sentimientos, la renuncia a las lágrimas o adoptar posiciones de coraje a toda prueba, como muestra de masculinidad.11 Pero la principal víctima de la relación genérica es la mujer, ya que ella resulta excluida socialmente y sometida a una relación de subordinación. Aún cuando los parámetros que guían estas conductas son construidos socialmente, la relación de género se inscribe en términos de poder. Según el Proyecto de Estado de la Nación: “Desde el punto de vista de la equidad, el enfoque de género es muy valioso porque permite analizar la realidad nacional considerando las relaciones sociales y la posición que ocupan hombres y mujeres en la sociedad, a partir de los atributos e identidades construidos cultural e históricamente en torno a las características sexuales de las personas.”12 El género es un concepto muy difuso. No sólo cambia con el tiempo, sino también de una cultura a otra y entre los diversos grupos dentro de una misma cultura. Así pues, los papeles asignados en función del género, las desigualdades y los desequilibrios de poder no son un resultado "natural" de las diferencias biológicas, sino que vienen determinados por los sistemas y culturas en los que vivimos.13 Existen varias opiniones respecto a cómo las disimilitudes biológicas influyen en las diferencias entre sexos, algunas resultan ser radicalmente opuestas. Hay quienes consideran que existen diferencias estructurales de comportamiento entre las mujeres y los hombres, ya que el comportamiento humano no puede ser explicado satisfactoriamente sólo tomando en cuenta factores culturales y ambientales, y existe otro grupo que considera que las diferencias en el 11
Valdés, Teresa, Enríquez, Gomariz (coordinadores). Mujeres Latinoamericanas en Cifras Tomo Comparativo, Instituto de la Mujer, Ministerio de Asuntos Sociales de España y Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), 1995. 12 Proyecto Estado de la Nación. Aportes para el análisis de las brechas de equidad entre los géneros: insumos para su medición. San José: Proyecto Estado de la Nación, 2002. 13 UNICEF: Igualdad de género The Big Picture (2004). http://www.unicef.org/spanish/gender/3984_bigpicture.html
16
comportamiento se desarrollan, principalmente, mediante el aprendizaje social de las identidades femenina y masculina. Más allá de cualquier determinismo genético, según Fernández, “!en la mayoría de las culturas, las mujeres se dedican principalmente al cuidado de los hijos y del hogar, mientras que las actividades económicas y políticas, por lo general, están en manos de los hombres; de esta manera, se establece un mundo público en el que están insertos los hombres y un mundo privado para las mujeres.” 14 En este sentido, Rubín plantea, que desde la ciencia social, el sexo se ha utilizado para referirse a las diferencias anatómicas y fisiológicas que definen el cuerpo de un hombre y el de una mujer. Por su parte, el género está relacionado con las diferencias sociales y culturales que existen entre un hombre y una mujer. Como consecuencia, nos remite a los conceptos de masculinidad y feminidad como construidos socialmente a través de un proceso de socialización.15 La socialización es un proceso mediante el cual se aprende qué tipo de comportamientos, valores, intereses, emociones y cualidades psicológicas son aceptadas socialmente. Estos procesos dependen de normas que se aplican desde cada contexto social. Los diferentes aspectos que caracterizan al hombre y la mujer en la sociedad influyen en la percepción que la persona tiene de los otros, y también en la imagen que tiene de sí misma, es decir en su identidad de género. El proceso de socialización de género se produce a través de diferentes refuerzos y modelos. Desde esta perspectiva, resulta fácil comprender el papel de una serie de instituciones que contribuyen en la formación de identidades de género. Entre ellas podemos mencionar a la familia, la escuela, la religión y los medios de comunicación. Gran parte del aprendizaje de nuestra vida y más en los primeros años se produce a través del modelado que constituye el aprendizaje de conductas, a través de la observación de las conductas de otras personas y de las consecuencias que la conducta tiene para el modelo. El papel de la familia representa un papel importante en la primera etapa de la vida de la persona, ya que en esta se da la transmisión de conductas, valores, creencias. Sucede de forma intensamente emocional, por medio de manifestaciones de afecto y de acuerdo con la jerarquía familiar. Los primeros 14
Doris Fernández. Sexualidad y género en condiciones de pobreza. Heredia: EUNA, 2011, p.29 Gayle Rubín. “Tráfico de mujeres: notas para una economía política del sexo.” Citado en: Doris Fernández. Sexualidad y género en condiciones de pobreza. Heredia: EUNA, 2011, p.30
15
"
17
modelos que el niño o niña va a tener son los miembros de la familia. Los segundos modelos que va a tener, especialmente en su crecimiento, van a ser sus pares quienes van a influir en su definición por su identidad de género a lo largo de su trayectoria escolar. Esto influye en el desarrollo de aptitudes e intereses de la persona. Asimismo, el sistema educativo se convierte en la estructura social que refleja de mejor manera los valores y creencias dominantes en una determinada cultura. Su influencia en el mantenimiento de las diferencias se produce a través del llamado currículo oculto y los procesos de interacción social que se dan en el sistema educativo. Se llama currículum oculto, a aquellas lecciones o aprendizajes que son incorporados por los estudiantes aunque dichos aspectos no figuren en el currículum oficial. Cualquier entorno, incluso actividades sociales y recreacionales tradicionales, pueden brindar aprendizajes no buscados ya que el aprendizaje se vincula no sólo a las escuelas sino también a las experiencias por las que pasa una persona (sean estas escolares o no).16 Por esto, también la televisión al dirigir su programación o información a una audiencia o mercado específico, reproduce los valores culturales e ideales existentes en ese momento sobre la realidad social, incluido el género y luego influencia a su audiencia a la hora de presentar modelos culturales aceptados en la sociedad. Existen, al menos, 4 aspectos de la socialización diferencial que contribuyen al mencionado currículo oculto: • • • •
Distribución en el sistema educativo de hombres y mujeres, que actúa como modelo de roles para los estudiantes. Libros de texto y material educativo que tienden a reproducir los estereotipos de género. Organización y prácticas escolares que reproducen las elecciones de actividades tradicionales de género. Actitudes y expectativas del profesorado que afectan el enfoque que los alumnos tienen de sí mismos.17
En los países occidentales podemos distinguir entre las formas manifiestas u hostiles de sexismo y el constituido por las nuevas formas más sutiles y amables. 16
Véase: http://es.wikipedia.org/wiki/Curriculum_oculto García Leal, Ambrosio: Sesgos ideológicos en las teorías sobre la evolución del sexo. Barcelona: Tesis doctoral. Departament de Filosofía. Facultat de Filosofía i Lletres. Universitat Autònoma de Barcelona. Curso 2004.2005.
17
18
Por sexismo manifiesto u hostil se entiende una actitud de prejuicio o conducta discriminatoria basada en la supuesta inferioridad o diferencia de las mujeres como grupo. Estas creencias sexistas influyen en los juicios, evaluaciones y comportamientos que realizamos, produciendo discriminación. Hay 3 ideas que articulan esta ideología de género hostil: • •
•
El paternalismo dominador: las mujeres son más débiles e inferiores que los hombres y necesitan de la figura dominante masculina. La diferenciación de género competitiva: las mujeres son diferentes y no poseen las características necesarias para gobernar las instituciones sociales, por lo que su ámbito es la familia y el hogar. La hostilidad heterosexual: las mujeres, debido a su poder sexual, son peligrosas y manipuladoras de los hombres.18
De hecho, el género como categoría de análisis sirve para escudriñar las formas de subordinación social de las mujeres, para desentrañar como la desautorización u omisión del quehacer femenino tiene efectos materiales en los ámbitos de la vida: la alfabetización, el empleo, la salud, la participación en instancias de toma de decisiones, el poder político y la impartición de la justicia, entre otros. Brevemente, sobre la sociedad patriarcal Como es lógico, no pretendemos hacer una incursión exhaustiva ni en la definición, ni en las implicaciones generales de la sociedad patriarcal, en lo que respecta al papel de la mujer en esta sociedad. A este respecto existe una amplia literatura que es fácilmente consultable por cualquier lector o lectora interesada. Hay que menciona, como antecedentes importantes, las formulaciones expresadas en Francia en el siglo XIV (Cristina de Pisán) y en Inglaterra en los siglos XVII (Mary Astell) y XVIII (Mary Wollstonecraft) de que las diferencias entre hombres y mujeres no provienen de la naturaleza, sino de la distinta educación de los dos sexos, y de que el acceso de las muchachas a la instrucción debe prepararlas a asumir todas las funciones que se encontraban vedadas por la sociedad. Las maneras en que el patriarcado se manifiesta son distintas para diversas sociedades y han cambiado a lo largo de la historia. Para que las mujeres aceptaran la subordinación, y para que los hombres las obligaran a someterse, se 18
Ibidem, p 296
19
desarrolló durante siglos todo un cuerpo de ideas filosóficas, leyes escritas y no escritas, costumbres y normas de convivencia que consignaban y aún consignan esa subordinación como algo natural. Como señala Valle, la mujer entonces queda reducida a la esfera privada, a la reproducción de fuerza de trabajo, realizando trabajo invisible que no tiene estatus social, ni reconocimiento, ni remuneración económica.19 Evidentemente, esta situación conlleva un largo proceso histórico, apoyada por un marco ideológico que da justificación a esa relación y la presenta como la única posible. Dicho de manera simple, el patriarcado es un sistema en el que los varones dominan sobre las mujeres.20 Como acota Fernández, se establece una relación asimétrica y jerárquica, en la cual hombres y mujeres desempeñan diferentes tareas y ocupan esferas distintas de la sociedad.21 De este modo, la dominación masculina es multifacética, partiendo de la premisa que resulta más conveniente que las mujeres se consagren a la maternidad intensiva y los varones trabajen duro para mantener familias todo lo numerosas que permitiera el potencial reproductivo femenino. La dedicación exclusiva a la maternidad extremó la dependencia económica femenina y, con ello, el sometimiento forzoso del sexo femenino al masculino. Montero García-Celay y Nieto Navarro, resumen las características con las que se presenta en la actualidad el patriarcado, en las sociedades europeas de comienzos del siglo XXI. Mencionamos, a continuación, algunos de estos rasgos: • • •
•
Falta de independencia económica: por falta de ingresos o ingresos bajos por trabajos precarios, inestables de tiempo parcial. División sexual del trabajo: las mujeres cargan con todo el trabajo no remunerado (trabajo doméstico y cuidado de personas) División sexual del trabajo remunerado: para las mujeres se reservan los puestos de “bajo perfil” o de “perfil asistencial”. Los salarios de las mujeres son más bajos y las mujeres copan la mayoría de los contratos de trabajo parcial. Expectativas del mundo laboral: los varones deben tener disponibilidad total hacia el trabajo. Nadie espera que las mujeres se superen en el trabajo porque se supone que se deben al hogar.
19 Norma Valle. “Las mujeres, su fuerza de trabajo y doble jornada”. En: CCC-CA. Revista “Diálogo Cooperativo Regional”. San José: Año 1, N° 3, 1991, p.26 20 Extraído de la definición de Webster y Newton citada en SAU, Victoria. Diccionario ideológico feminista. Barcelona: Icaria, 2000. Pág. 237 21 Doris Fernández. Sexualidad y género en condiciones de pobreza. Heredia: EUNA, 2011, p.29
20
•
El “techo de cristal”: aún cuando algunas asciendan a altas jerarquías, en general quedan a un paso de los verdaderos puestos de decisión. Las que consiguen pasar ese techo son la minoría.22
El primer condicionante social del trabajo femenino es la clasificación previa de las posibles actividades de acuerdo a patrones establecidos. Así, serán empleos típicamente femeninos aquellos que tienden a reproducir las tareas domésticas y de atención familiar, como maestras y enfermeras, o las que implican una subordinación activa, auxiliares de limpieza, secretarias, ayudantes. En el polo opuesto se ubican las actividades laborales relacionadas con la fuerza, la toma de decisiones, el manejo de recursos, el talento, la incorporación de conocimientos de avanzada. Entre los clasificados como empleos típicamente masculinos, podrían incluirse: dirigentes políticos, médicos de alta calificación, científicos, especialistas y técnicos de alto nivel.23 Según Benería, existen rasgos atribuidos al género femenino que aparentan convertirse en factores favorables para ubicar un empleo. Entre ellos se encuentran los factores que facilitan el control de la fuerza laboral, (implican que la mujer es, supuestamente, más dócil, capaz de seguir órdenes, más sumisa y con una menor participación tradicional en labores sindicales), factores relacionados con la productividad (supone mayor destreza particularmente para la producción de artículos o piezas diminutas y mayor disciplina), factores que destacan la flexibilidad laboral de la mujer (aceptar contratos de trabajo a corto plazo, trabajo parcial o inestable) y, por supuesto, factores de costo, (en casi todos los países, la mujer percibe menor salario; se estima que en Japón, por ejemplo, es el 50 por ciento del salario masculino como promedio para ciertas ocupaciones)24
22 Montero García - Celay, María Luisa y Nieto Navarro, Mariano: El patriarcado: Una estructura invisible. 2002. Citado en: http://es.wikipedia.org/wiki/Patriarcado 23 Nardy Alexis Martínez Mojena. Incorporación de las mujeres al sector cooperativo: CPA y CCS. La Habana: Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, (FLACSO), Tesis para la opción del título de Máster, 2006 24 Benería, Lourdes; Marta Roldán. Las encrucijadas de clase y Género. El código de México. México: Fondo de cultura económica, 1992
21
II LOS MOVIMIENTOS SOCIALES FEMENINOS EN LA HISTORIA
L
a Revolución Industrial lanzó por los aires las formas artesanales y arcaicas de producción, propias del feudalismo, y dio pie a la apertura de fronteras, la ubicación de miles de trabajadores en inmensas salas y talleres de fábricas, revolucionó los medios de transporte y multiplicó el poder transformador de la mano de obra con la fuerza acumulada de enormes máquinas e instrumentos de producción. Estas máquinas, en un principio construidas de madera, pero luego mejoradas técnicamente al iniciarse el empleo intensivo del acero como material esencial para su elaboración, iniciaron una transito profundo del quehacer empresarial. La Revolución Industrial implicó un proceso en el que, gradualmente, la manufactura y la artesanía, dieron paso a la gran producción mecanizada. En ese proceso, el capitalismo creó su propia base material y técnica, lo mismo que las premisas para la libre concurrencia. En el siglo XVIII, la industria textil aprovechó el poder del agua para el funcionamiento de algunas máquinas. Estas industrias se convirtieron en el modelo de organización del trabajo humano en las fábricas. De la actividad textil en que fueron inicialmente utilizadas, las máquinas pronto encontraron espacio en casi todas las actividades productivas, con lo que creció la riqueza material de una manera no conocida en la historia de la humanidad. Con la aplicación de estos principios al transporte -caso de los ferrocarriles- y en la producción agrícola, puede afirmarse que se produjo un generalizado incremento de la productividad del trabajo, con sus implicaciones económicas y sociales. Las máquinas se
22
aplicaron a los transportes y a la comunicación iniciando una enorme transformación en el comercio mundial. Pero, no se trató sólo de una revolución productiva y, para el caso que nos ocupa, produjo transformaciones sustantivas en la organización de la familia y el papel de la mujer en la sociedad. Como recuerda Lafargue, la mujer en la sociedad basada en la actividad artesanal era una verdadera ama de casa; hilaba la lana y el cáñamo, tejía las medias, cortaba y cosía las ropas de vestir, horneaba el pan de la familia, ayudada por sus hijas, proveía a todas las necesidades familiares. Esto cambió, radicalmente, con el advenimiento de la gran producción industrial.
que:
Lafargue, que vivía este proceso como un fenómeno cotidiano, sentenciaba
“Cuanto más se industrializa un país, más se reduce el papel de la mujer en el seno de la familia. En las ciudades las ropas no se cosen ya y el pan no lo hornea ya el ama de casa.”25 Esto, que en esa época era presentado como un aporte de la gran industria al bienestar familiar, omitía que mientras el artesanado de la industria doméstica debía sostener con su trabajo las necesidades de todos los miembros de la familia; el proletariado de la industria mecánica no ganaba ya lo suficiente para alimentar a su mujer y sus hijos; por lo que éstos debían proveer con su trabajo a su propia alimentación y manutención. La industria mecánica, al disminuir el esfuerzo muscular y la habilidad técnica, permitió el empleo industrial de la mujer y el niño. La máquina liberó a la mujer de la prisión familiar. La producción de la mujer había sido eminentemente doméstica; ahora era social. Pero esta transformación del papel de la mujer, realizada bajo la dominación capitalista, fue dolorosa. Pues, bajo las condiciones de la Revolución Industrial, las mujeres y los niños fueron integrados a la actividad productiva como sustitutos del hombre, lo que operó bajo condiciones infrahumanas: “Las mujeres y los niños han sufrido y sufren terribles miserias, inusitadas; jamás en ningún período histórico, aun en el peor tiempo de la esclavitud, se ha agobiado a las mujeres y los niños, apenas alimentados, bajo un trabajo tan largo, tan penoso.”26 25
Véase: Pablo Lafargue. “La mujer”. En: Pablo Lafargue. Textos Escogidos, La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1976 26 Ibid
23
Estas fueron las condiciones materiales de la nueva sociedad, pero también constituyeron el fundamento de las nuevas propuestas sociales, empezando por la Revolución Francesa e incluyendo las propuestas reformistas del denominado Socialismo Utópico y la Socialdemocracia, así como los planteamientos revolucionarios de marxistas, anarquistas y otras corrientes de izquierda. Ideales y realidades de la Revolución Francesa Con la emersión de las revoluciones sociales opuestas a la permanencia del absolutismo en Europa, surgen también una ideología y un conjunto de movimientos políticos, culturales y económicos que tienen como objetivo la igualdad de los derechos de las mujeres con la de los hombres. El logro de una representación femenina del 30% de los delegados en la Asamblea Nacional, instituida en la Revolución Francesa, era reconocimiento indudable a las luchas de las mujeres galas por hacer valer la pregonada libertad, igualdad y fraternidad. Baste señalar que según algunas fuentes, las parisinas participaron codo a codo, en un porcentaje similar a los hombres en la toma de La Bastilla, que encendió la mecha de la insurrección contra la monarquía.27 El 26 de agosto de 1789, la Asamblea Nacional emitió la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, verdadera «Biblia» de la Revolución que rechazaba el absolutismo, los privilegios, la intolerancia y la arbitrariedad y proclamaba la libertad, la inviolabilidad de la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión como derechos inalienables del individuo. En resumen, la Declaración suponía la más acabada expresión del pensamiento político y social de los filósofos ilustrados, un documento llamado a tener una influencia trascendental en el futuro de la humanidad y un impacto extraordinario en la marcha de los acontecimientos.28 La Revolución Francesa había abierto posibilidades a la expresión de los derechos de las mujeres; tal es el caso de la participación en sus clubes políticos y asociaciones revolucionarias; de hecho, en el período inmediatamente posterior a la Revolución Francesa, se crearon en París y en las principales ciudades de provincia varios clubes de mujeres, inspirados en los ideales de libertad e igualdad por los que había luchado la Revolución. Fue creada la Sociedad Popular Femenina y otros círculos revolucionarios, se abrió espacio a la prensa, teatro y novelas de las mujeres, se logró la supresión del derecho a la primogenitura, la abolición de los privilegios de la masculinidad, el derecho a la sucesión y al 27 Véase: María Suárez Toro. Mujeres, metamorfosis del efecto mariposa. San José: Ediciones Farben/Grupo Editorial Norma, 2007, p.118 28 Consúltese: José M° Prats. Historia Universal. Barcelona: Instituto Gallach, p.2947
24
divorcio. Los clubes proporcionaban salas de reuniones para las mujeres, pero además crearon programas políticos exigiendo la igualdad de derechos en la educación, el empleo y el gobierno. Pero estos logros no duraron mucho. En cuanto triunfó la Revolución, los compañeros de lucha, incluidos los más revolucionarios, querían las mujeres de vuelta en sus casas.29 La Revolución abrió canales democráticos que luego se encargó de cerrar. Esta Revolución y las demás revoluciones liberales plantearon como objetivo central la consecución de la igualdad jurídica y de las libertades y derechos políticos. Pronto surgió la gran contradicción que marcó la lucha del primer feminismo: las libertades, los derechos y la igualdad jurídica que habían sido las grandes conquistas de las revoluciones liberales no afectaron a la mujer. Los "Derechos del Hombre y del Ciudadano" que proclamaba la revolución francesa se referían en exclusiva al "hombre", no al conjunto de los seres humanos. La actividad política de las mujeres fue prohibida a todas las mujeres francesas en octubre de 1793, con el reiterativo argumento de que “una mujer no debería dejar a la familia para mezclarse en asuntos de gobierno.” En ese mismo año fue guillotinada la dirigente Marie Gouges, quien en 1791 había escrito su famosa Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana, que no hacía otra cosa que poner en femenino lo mismo que decía la histórica Declaración sobre los derechos del hombre. La propuesta de Gouges, presentada a la Asamblea Nacional, y que solicitaba libertad, igualdad y derechos políticos para las mujeres también, no fue del agrado de los revolucionarios galos. A todas las mujeres del movimiento que acompañaron a la decapitada Gouges a la Asamblea, les recetaron el sanatorio para locas por el resto de sus vidas.30 Otras lideresas revolucionarias debieron huir para no correr la misma trágica suerte. Muy pronto, las mujeres activistas de la Revolución Francesa fueron rechazadas y olvidadas. Después de la ejecución de Gouges, los clubes de mujeres fueron disueltos por decreto del gobierno. Pero los afanes de las primeras feministas no cesaron. En 1837, emerge en la lengua francesa, la expresión feminisme, como expresión lingüística de organizaciones que surgían con la pretensión de luchar públicamente por los derechos de la mujer en la nueva sociedad. A partir de aquel momento, en Europa Occidental y Norteamérica se incrementó un movimiento, el feminismo, que luchó por la igualdad de la mujer y sus derechos. Durante ese período, el
29 30
María Suárez Toro. Opus cit., p.118 Ibidem, p.121
25
principal objetivo del movimiento de las mujeres fue la consecución del derecho de voto. Nacía así el movimiento sufragista. Las nuevas organizaciones de mujeres A pesar de las limitaciones y contradicciones propias de la Revolución Francesa y otras similares, lo cierto es que donde el liberalismo floreció, fue más fácil para las mujeres luchar por sus derechos y organizar movimientos que reivindicaban esos derechos. Las nuevas organizaciones feministas y el liberalismo compartían un gran número de ideas y, además, ambos surgieron en oposición a la sociedad tradicional y sus creencias. Ambos valoraban al individuo y confiaban más en el criterio y las razones individuales, que en los dogmas establecidos. Como el feminismo, el liberalismo creía en el poder de la educación y en la reforma para erradicar las viejas jerarquías sociales.31 Las mujeres tenían mayores probabilidades de organizarse de manera independiente si tenían relación con grupos liberales o radicales a través de relaciones familiares, políticas o sociales. La participación en causas como la abolición de la esclavitud, el socialismo utópico, la filantropía o la revolución política, movían a las mujeres hacia la búsqueda de nuevas opciones organizativas. Estas florecieron durante las revoluciones liberales y declinaron, de nuevo, cuando se restituyó el orden conservador. En Inglaterra, el éxito de la política liberal contribuyó a la temprana formación del movimiento por los derechos de la mujer. En Francia, este tipo de organizaciones de mujeres se fortalecieron durante las revoluciones de 1789, 1848 y 1871, pero declinaron durante los períodos de represión que siguieron a las revoluciones, especialmente durante el primero y segundo imperios napoleónicos. En Alemania, la organización independiente de mujeres alcanzó una fuerte presencia durante los procesos revolucionarios de 1848, pero luego fue sometida durante el período conservador que sobrevino. La lucha por los derechos civiles de las mujeres y, especialmente, el derecho a voto, transcurriría durante muchas décadas en Europa y el mundo. Los movimientos feministas y sufragistas estuvieron dirigidos por mujeres procedentes de sectores acomodados. A pesar de que los planteamientos feministas no distinguían entre clases o capas sociales, sus ideas no lograron penetrar ampliamente en los ambientes obreros. Las sufragistas y las mujeres 31 Bonnie S. Anderson – Judith P. Zinsser. Historia de las mujeres: Una historia propia. Barcelona: Editorial Crítica, 1991, p.850
26
socialistas diferían claramente en objetivos y tácticas. Según Anderson y Zinsser, en Francia, Rusia, Italia, Francia y Alemania los dos movimientos se detestaban mutuamente y sólo en Inglaterra se logró una agenda común que fue imposible en el resto de Europa.32 Los principales objetivos del movimiento feminista eran: el derecho de voto, la mejora de la educación, la capacitación profesional y la apertura de nuevos horizontes laborales, la equiparación de sexos en la familia como medio de evitar la subordinación de la mujer y la doble moral sexual. Para las socialistas, por el contrario, no bastaba luchar por igualdad de derechos políticos, si no se reivindicaba también derechos laborales y sociales fundamentales, como mejoras salariales, reducción de la jornada laboral y mejores condiciones higiénicas en los lugares de trabajo. Las sufragistas reiteradamente chocaron con sindicatos y socialistas sobre prioridades de agenda y tácticas de lucha. No obstante, las mujeres participaban ampliamente en el movimiento socialista europeo y el naciente cooperativismo. Más a la izquierda, las organizaciones marxistas y revolucionarias se convertían en una fuerza nada desdeñable, que agrupaba a una numerosa ala femenina. Como herencia del movimiento femenino de izquierda, destacarían posteriormente en estas filas los nombres de Rosa Luxemburgo y Clara Zetkin, aunque su militancia incluía a muchas mujeres destacadas. En países como Rusia, no obstante la dura represión zarista, se calculaba que las mujeres constituían no menos del 10 por ciento del movimiento revolucionario ruso para el año 1870. Este tipo de ejemplos de heroísmo femenino hacía que se granjearan el respeto de sus compañeros masculinos. Para esta vertiente, que desestimaba el cooperativismo y lo catalogaba como una opción romántica, el capitalismo era la causa de la opresión de la mayoría de las mujeres y asociaban firmemente el socialismo con la liberación de estas. August Bebel, por ejemplo, el primer teórico marxista que escribió de una forma específica sobre la mujer en su libro de 1879: “La mujer y el socialismo”, señaló: “La mujer de la nueva sociedad será plenamente independiente en lo social y lo económico, no estará sometida lo más mínimo a ninguna dominación ni explotación, se enfrentará al hombre como persona libre, igual y dueña de su destino”.33 Mientras tanto, en Alemania, en 1891, el Partido Socialista Alemán inscribió en su programa la igualdad de los derechos de los hombres y las mujeres. Zetkin editó el periódico “La Igualdad”, en el cual se expresó el feminismo de izquierda 32 33
Ibid August Bebel. La mujer y el socialismo. Versión digital
27
durante años. Zetkin, además, fue la creadora del Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo, y la gran propulsora del feminismo en la Segunda Internacional o Internacional Socialista. Los cambios políticos, económicos y sociales que vinieron unidos a lo que los historiadores han denominado “Segunda Revolución Industrial”, iniciada en la década de 1870, provocaron una clara aceleración del movimiento feminista en el último tercio del siglo XIX. El mayor protagonismo y seguimiento del feminismo estuvo condicionado por claros cambios sociales en los países más desarrollados. En Gran Bretaña, por ejemplo, a principios del siglo XX el 70.8 por ciento de las mujeres solteras, entre 20 y 45 años, tenían un trabajo remunerado. También en el Reino Unido, en 1850 se observaba como el número absoluto de mujeres solteras mayores de 45 años, había crecido entre las clases medias. La "carrera del matrimonio" registraba así un cierto retroceso para muchas mujeres, no sólo como proyecto de vida, sino también como opción económica. Otro elemento clave lo constituyó la incorporación de la mujer al trabajo durante la Primera Guerra Mundial para sustituir a los hombres que habían marchado al frente. La conciencia de su valor social alentó sus demandas por derechos fundamentales. El feminismo en Norteamérica Las condiciones socio-políticas y económicas de la sociedad norteamericana, propiciaron que el movimiento feminista se consolidara en los Estados Unidos entre los años 1830 a 1850. Siendo un sistema político mayormente democrático, el feminismo nace ligado a los movimientos protestantes de reforma religiosa que defendían una regeneración moral de la sociedad y al abolicionismo. Las prácticas religiosas que promovían la lectura e interpretación individual de los textos sagrados favorecieron el acceso de las mujeres a niveles básicos de alfabetización, lo que provocó que el analfabetismo femenino estuviera prácticamente erradicado a principios del siglo XIX. A diferencia de Europa, desde mediados del siglo XIX nos encontramos con una amplia capa de mujeres educadas de clase media, que se convirtieron en el núcleo impulsor del primer feminismo estadounidense. La rápida concienciación de las mujeres se da a partir de su participación en los movimientos humanitarios por la abolición de la esclavitud, ya que la realidad de los esclavos sin derechos y la realidad de las mujeres en desigualdad, hacía que mantuvieran una relación cercana en la lucha por sus derechos humanos. 28
El primer documento colectivo del feminismo norteamericano lo constituye la denominada Declaración de Seneca Falls, aprobada el 19 de julio de 1848 en una capilla metodista de esa localidad del estado de Nueva York. Esta Declaración sostenía que: "La historia de la humanidad es la historia de las repetidas vejaciones y usurpaciones por parte del hombre con respecto a la mujer, y cuyo objetivo directo es el establecimiento de una tiranía absoluta sobre ella.”. Agregaba, además, que:” El hombre nunca le ha permitido que ella disfrute del derecho inalienable del voto. La ha obligado a someterse a unas leyes en cuya elaboración no tiene voz.”. 34 En 1868, en Estados Unidos, las mujeres que habían participado en la asociación antiesclavista y por la igualdad de derechos de los hombres y mujeres negras fundaron la Asociación Nacional pro Sufragio de la Mujer. Desde entonces hasta principios del siglo XX, las mujeres de América, Europa y Oceanía libraron muchos combates para lograr fundamentalmente la igualdad jurídica, política y económica. Los movimientos feministas se manifestaban, reclamaban y se aliaban con otras fuerzas políticas que las respaldaban, fueran estas liberales, anarquistas o socialistas. A comienzos del siglo XX, las mujeres habían ya logrado muchos éxitos en lo que respecta a sus derechos políticos y civiles. Por ejemplo, en Inglaterra se les reconocía el derecho a formar parte de consejos municipales, podían votar en elecciones municipales si poseían la propiedad requerida e, incluso, podían ser alcaldesas, siendo elegidas 7 mujeres para ese puesto en el año 1907. Pero todavía se les vedaba el derecho a votar en elecciones nacionales. En 1913, más de mil mujeres sufragistas fueron a dar a la cárcel por defender sus derechos. Sin embargo, estos procesos no se limitaban a Inglaterra, sino que abarcaban, prácticamente, a todo el continente europeo. Para 1914, el Partido Socialista Alemán, el más numeroso de Europa, agrupaba a 175 mil mujeres, el 16 por ciento de su militancia, y otras 124 mil mujeres se agrupaban en los sindicatos socialistas. Por su parte, en 1907, el feminismo marxista celebró, bajo la conducción de Clara Zetkin, la I Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas.
34
Declaración de Seneca Falls, Nueva York, 1848
29
Organizaciones femeninas en América Latina Las ideas feministas latinoamericanas han sido doblemente influidas por corrientes feministas y de liberación de las mujeres europeas y estadounidenses, y por las propias ideas surgidas en el proceso de búsqueda de identidad y de reafirmación del ser latinoamericano, de cara a las diversas corrientes hegemónicas externas que han pretendido dominar a la región. Por esto no extraña la presencia reiterada de la mujer, al lado del hombre, como sujeto que construye la emergente realidad del subcontinente. Sin embargo, en comparación con el movimiento feminista de los Estados Unidos y de Inglaterra, el movimiento feminista de la mayoría de los países latinoamericanos fue mucho más embrionario, tardío y carente de un importante apoyo femenino de base. En efecto, aunque el movimiento sufragista empezó a mostrar sus primeros pasos en algunos países de América Latina desde la segunda mitad del siglo XIX, fue principalmente en la primera mitad del siglo XX cuando dicho movimiento tomó más fuerza, y sus éxitos se vieron coronados con la aprobación del voto femenino mayoritariamente en las décadas de 1940 y de 1950: primero en Perú en 1929 y por último en Paraguay en 1961.35 El feminismo latinoamericano debe entenderse como proyecto político de las mujeres y como movimiento social Su primera organización fue en pequeños grupos de autoconciencia, donde las mujeres impulsaron el diálogo entre ellas mismas como una forma de apropiarse del lenguaje y del espacio de la política. Luego se organizaron en asociaciones y grupos para hacer política desde reivindicaciones concretas. Finalmente se reunieron en redes y asociaciones mayores, y algunas sostuvieron una posición de autonomía con respecto a los partidos políticos, los gobiernos y los organismos internacionales. La historia de las ideas feministas latinoamericanas está ligada al quehacer político de mujeres que transitaron de la Revolución mexicana a los nacionalismos, de las dictaduras a las formas de gobierno validadas por elecciones, de las democracias pasivas en términos de participación en las decisiones económicas y políticas a la crítica al caudillismo y a las jerarquías de la política tradicional. En México, se efectuaron en enero y noviembre de 1916 los dos primeros congresos feministas del país en Mérida, Yucatán, recogiendo la experiencia de las maestras anarquistas y de las mujeres que se organizaron desde fines del siglo XIX alrededor de demandas liberales de igualdad entre todos los seres humanos; entre las convocadas se encontraban: intelectuales, abogadas y 35
Macarena Barahona. Las sufragistas de Costa Rica. San José: Editorial Universidad de Costa Rica, 1994
30
sufragistas. A lo largo de toda Latinoamérica la chispa de la lucha por los derechos femeninos se desplazó incontenible a finales del siglo XIX y principios del XX, como se muestra en la siguiente síntesis: Cuadro n° 1 América Latina Hitos en la lucha por los derechos de igualdad entre hombres y mujeres Siglo XIX y primeras décadas del siglo XX
Año
País
Organización o evento
1880
Brasil
Surgen numerosas asociaciones de mujeres
1904
México
1906
1910
México, Yucatán México, Yucatán Brasil
1910
Argentina
La Sociedad Protectora de las Mujeres Las admiradoras de Juárez Se realizaron 2 Congresos de Mujeres Surge el Partido Republicano Femenino Primer Congreso Feminista Internacional
1912
Colombia
1916
Panamá
1919
Colombia
1916
1919
1922
Brasil
1922
Chile
1923
Costa Rica
Manifestaciones de organizaciones de mujeres Fundación del Club Ariel
Centro de Redención de la Mujer de Montería y otras asociaciones semejantes Liga Panamericana de Mujeres Se establece la Federación Brasileña para el Progreso Femenino Se fundó el Partido Cívico Femenino Se funda la Liga Femenina
Caracterización
Organizaciones abolicionistas de la esclavitud, publicaron un periódico, “A familia”, y propusieron la reforma del modo de vestir; Se autodenominó feminista Lucharon por los derechos liberales de las mujeres
Trató sobre mejoras sociales, la lucha por la paz, el acceso femenino a la educación superior y se expresó contra la doble moral. Se pronunciaron a favor de los derechos civiles de la mujer casada Primer Centro de Cultura Femenina, cuyo lema era “Virtud y Patria”, promovía la educación física, el estudio y la actividad política de las mujeres. Denunciaban la situación de las mujeres trabajadoras y exigían garantías para la “persona y los intereses” de las mujeres Agrupó a organizaciones de mujeres de casi todos los países americanos en la defensa de los intereses de las mujeres de región Lucha por el derecho a la libertad de pensamiento, el voto a las mujeres y la protección de la mujer trabajadora y sus hijos. Buscaba la preparación ciudadana de las mujeres Luchaba por los derechos civiles y políticos de la mujer. ,Aparece la figura de Ángela Acuña Brown, primera abogada costarricense e inspiradora de la causa femenina
31
1924
Honduras
Se funda el Círculo de Cultura Femenina y el Boletín de la Defensa Nacional Unión Femenina de Chile Luchas por el derecho a voto
1928
Chile
1928
Ecuador
1935
Chile
Movimiento Pro Emancipación de las Mujeres de Chile
1935
México
Frente Único Pro Derechos de la Mujer
1937
México
Club Internacional de Mujeres
1937
México
Asociación de Obreras Intelectuales
Promovía el estudio entre las mujeres de los sectores populares y enfrentó la intervención militar norteamericana
Organizaciones femeninas demandaron ante la Corte la aplicación de sus derechos políticos y obtuvieron el derecho al voto un año después.
Primera organización que con independencia del Estado tuvo por objetivo la obtención de derechos para la mujer. Organización femenina de inspiración socialista que exigía el derecho a la participación política activa de la mujer Organización femenina de inspiración socialista
Fuentes: Francesca Gargallo. Las ideas feministas latinoamericanas. En: http://webs.uvigo.es/pmayobre/descargar_libros/las%20ideas%20feministas%20latinoamericanas.pdf; Ofelia Schutte, “Crítica de la normatividad del género”, en Graciela Hierro (coord.), Diálogos sobre filosofía y género. México: UNAM/Asociación Filosófica de México, 1995; Instituto de Formación Profesional de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, Mujeres, Derechos Humanos y reclusión, Memorias del Diplomado, México D.F., 1 de abril-21 de octubre de 2000, pp.7-13; Las mujeres en la historia de Colombia. Tomo II. Mujeres y sociedad, Norma, Bogotá, 1995, p.322-357; Edda Gabiola, Ximena Jiles, Lorella Lopresti y Claudia Rojas, Queremos votar en las próximas elecciones: Historia del movimiento femenino chileno 1913-1952, Co-edición, Santiago de Chile, 1986; Ligia Castro Ulate. La mujer en la política costarricense. San José: Revista Parlamentaria Vol. 7, abril, 1999, Mireya Jiménez. ¿Cómo se da el crecimiento de la mujer en las diferentes estructuras de poder? San José: Comité Nacional de la Mujer Cooperativista, 2008, Versión digital
¿Y Costa Rica? Existen propuestas diversas de análisis del devenir del movimiento femenino en nuestro medio y sus diversas facetas. Barahona propone una periodización para comprender de mejor manera el proceso de lucha por los derechos políticos de las mujeres en tres grandes etapas: 1890-1910,1910-1923 y 1923-1949. En la primera de ellas no se pasaría de la discusión en medios diversos de comunicación sobre los derechos civiles y políticos de las mujeres, lo que, sin embargo, no dejó de influir en las concepciones decimonónicas imperantes a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX. La herencia cultural que pesaba en la Costa Rica del siglo XIX era pesada y sumamente conservadora. Según Moya la unión matrimonial era un mecanismo 32
de ascenso social, al que aspiraba la población femenina. Asimismo, los indios, negros y mulatos buscaban el establecimiento de enlaces ventajosos con doncellas blancas venidas a menos y, en general, en las alianzas matrimoniales primaban más los intereses económicos que los imperativos del corazón. Para la mujer, casarse otorgaba la posibilidad de materializar una relación sentimental y, a la vez, construir una familia sobre bases sólidas, y esto se expresaba de manera muy concreta: “La dote, como institución, salvaguardó los intereses de las doncellas que estaban dispuestas a entregar su virtud a los caballeros que velaran por su bienestar y que acrecentaran su patrimonio. Los aspirantes a contraer nupcias con las jóvenes casaderas debían entregar, en señal de contrato nupcial, las arras matrimoniales que de ningún modo podían ser exiguas. Aun las viudas que deseaban contraer segundas nupcias debieron aportar bienes al matrimonio y recibir oferta de arras.”36 Esta Costa Rica aletargada miraba como algunas de sus mujeres alzaban la voz en pos de sus derechos elementales, entre ellos el derecho a voto. La etapa siguiente, entre 1910-1923, se desarrolla a la sombra de la emersión de las luchas sociales, producto del colapso de la República Liberal, que en nuestro país implicaría una efervescencia social y política sin parangón. El asociacionismo de artesanos y obreros de finales del siglo XIX, será sustituido por organizaciones obreras cada vez más claras sobre sus objetivos y reivindicaciones. El proceso de lucha por el sufragio femenino se hace eco en nuestro medio con suma fortaleza, de lo que ocurre a nivel mundial como producto del empuje creciente del movimiento feminista internacional. Un factor de empuje indudable para el fortalecimiento del movimiento femenino, lo constituyeron las organizaciones políticas contestarías de principios de siglo, entre ellas el Partido Reformista de Jorge Volio y el emergente movimiento comunista. En su seno se destacaron numerosas dirigentes sociales que abrieron espacios a las reivindicaciones más importantes de las mujeres organizadas. En el movimiento reformista se destacaron entre muchas mujeres las voces de Rafaela Blanco y Narcisa de Arias y en el movimiento obrero algunas obreras como Rosa Casals y Dorotea T. de Barrera. La tónica fue que las mujeres organizadas dentro de estas organizaciones no pasaran a constituir un ala independiente, sino más bien que las reivindicaciones feministas que impulsaban 36
Arnaldo Moya Gutiérrez. “La vida cotidiana en la Provincia de Costa Rica. 1750-1820.” En: Ana María Botey (Coordinadora). Costa Rica. Desde las sociedades autóctonas hasta 1914. San José: Editorial de la Universidad de Costa Rica, Cátedra Historia de las Instituciones de Costa Rica, 2002, p.183
33
se entretejieran con el resto de las propuestas de cambio que sus partidos propugnaban. No obstante, lo significativo fue que estas agrupaciones hicieron suyas esas reivindicaciones como parte de sus bases programáticas. Molina y Palmer destacan el papel jugado por el Colegio de Señoritas, como factor de empoderamiento de las jóvenes del San José de principios de siglo XX, producto en mucho de que una buena parte de su profesorado había estudiado en el Instituto Pedagógico de Chile, uno de los más avanzados del continente en la formación profesional de mujeres. Según el autor, el grupo incluía a la primera mujer médico del país, Jadwisa de Picado, y a algunas profesoras destacadas como Vitalia Madrigal, así como a Esther de Mezerville, activista de la resistencia a la dictadura de los Tinoco y “una feminista públicamente declarada." El feminismo se hizo sentir en las aulas del Colegio, con participación activa de algunos hombres como García Monge y Brenes Mesén.37 El proceso de acumulación de fuerzas y esclarecimiento de miras confluye con fuerza inusitada en la lucha contra la dictadura de los hermanos Tinoco. El golpe perpetrado en 1917 por Federico Tinoco, en contra del gobierno de Alfredo González Flores fue recibido en un principio con beneplácito por un sector importante de la población. Las reformas tributarias y bancarias impulsadas por el presidente, con un profundo sentido progresista, se granjearon la oposición de los sectores poderosos y, además, la compleja situación general del país, con un conflicto bélico mundial en el horizonte, fueron suficientes factores condicionantes para propiciar un apoyo a los golpistas que muy pronto se disipó. La mujer juega un rol sustantivo en la lucha contra la dictadura tinoquista. Debido a la grave condición socioeconómica imperante y a los excesos militaristas del régimen, se desarrollaron una serie de luchas en su contra. La chispa que encendió la rebeldía popular la puso una maestra que denunció la persecución política de que había sido víctima por ser pariente de algunos de los rebeldes que se alzaron contra el régimen. A partir de ese momento no cesó la protesta popular en la capital y otras regiones, con una activa participación de mujeres de todas las edades. Como el mismo Federico Tinoco reconocería posteriormente con atisbos de poeta, fueron las mujeres, las que “como rosas” se apropiaron de las calles de San José y “en un insólito arranque de ira, clavaron sus espinas en el corazón del gobernante.”38 Estos procesos que dejaron una profunda huella en la vida nacional culminaron con el derrocamiento, en 1919, de dicha dictadura. 37
Véase: Iván Molina Jiménez – Steven Palmer. Educando a Costa Rica. Alfabetización popular, formación docente y género (1880-1950). San José: EUNED, 2005 Citado en: Iván Molina Jiménez – Steven Palmer. Opus cit., p.127
38
34
Como sostiene Castro: “El papel activo de las mujeres en esos acontecimientos determinó no sólo el cambio de rumbo político del país, sino también el mejoramiento en las condiciones laborales, que en lo referente a la mujer en una gran mayoría trabajaban dentro del ámbito educativo.”39 Pero las implicaciones fueron más allá, sobre todo en lo que corresponde a la defensa de los derechos de las mujeres. Como apuntan Molina y Palmer refiriéndose al papel de las alumnas del Colegio Superior de Señoritas en la caída del régimen de los Tinoco: “De hecho, su liderazgo heroico del movimiento de protesta urbana fue tan ampliamente reconocido que casi les ganó a las mujeres el derecho al voto. El sufragio femenino fue parte de la plataforma electoral del ex-líder rebelde, Julio Acosta, durante su exitosa campaña por la presidencia en 1920. El papel protagónico jugado por mujeres educandas y educadoras en la caída de los Tinaco fue subrayado por las estudiantes del Colegio en junio de 1923, cuando presentaron al Congreso una petición a favor del sufragio femenino.”40 Por su parte, el período de 1923-1949 se caracterizó por una organización más sistemática del movimiento feminista costarricense, lo cual se vio estimulado por la efervescencia imperante a nivel internacional, previamente a la segunda conflagración mundial. La fundación de la Liga Feminista, ocurrió el 12 de octubre de 1923, en un acto organizado en el Colegio de Señoritas, con la asistencia del Presidente Acosta y de la Primera Dama, Elenita Gallegos. Para este momento, muy pocos políticos se atrevían a oponerse abiertamente a la necesidad de avanzar hacia el voto femenino, pues las mujeres se habían ganado un lugar en la lucha política, dejando atrás el precepto de que “la política se queda y se hizo para el hombre” como imperaba en la República Liberal. Como señala Mora, esto fue comprendido plenamente por Jorge Volio quien abrió espacios inéditos a la mujer dentro del Partido Reformista en la campaña electoral del año 1923. Pero, lo que resulta sintomático acerca de los espacios ganados por la mujer en la política, fue que también su opositor, el ex presidente Ricardo Jiménez, preclaro representante de la Costa Rica tradicional y liberal, 39
Ligia Castro Ulate. La mujer en la política costarricense. San José: Revista Parlamentaria Vol. 7, abril, 1999 40 Iván Molina Jiménez – Steven Palmer. Opus cit, p.121
35
empezó a coquetear con esta idea, llegando a declararse partidario del voto femenino.41 La otra veta de participación política amplia de la mujer en estas primeras décadas del siglo XX, la encontramos en las organizaciones de izquierda que conducirían a la fundación del Partico Comunista en los años treinta, con participación destacada de mujeres como Carmen Lyra y Luisa González. La Liga Feminista, creada en el año 1923, bajo el liderazgo de Ángela Acuña, al igual que otras organizaciones femeninas de otros países de Europa, América Latina y Estados Unidos, dirigió la lucha sufragista hacia el terreno político, incluido el parlamentario Esta Liga estaba integrada en su mayoría por mujeres de clase media y alta, intelectuales, maestras, estudiantes y graduadas del Colegio Superior de Señoritas. La primera directiva de esta organización data de enero de 1925. Entre sus presidentas destacaron: Ángela Acuña, Esther de Mezzerville, Ana Rosa de Chacón y Sara Casal viuda de Quirós. Una vez establecida la Liga, esta lideró en forma más sistemática varias campañas en pro del sufragio femenino en 1925, 1929, 1931, 1932,1934 y 1939. También la Liga planteó otras propuestas a favor del voto femenino en el marco del debate sobre los derechos civiles y democráticos en 1943 y 1947. Como una referencia de primera mano acerca de la situación de la mujer en los años 40, el testimonio de Henrietta Boggs, posteriormente esposa de José Figueres Ferrer, nos retrotrae a una época de atavismos y censuras. La joven norteamericana, atractiva y moderna, nos trata de conmover con su relato: “Como ocurría en toda América Latina en aquellos días, la sociedad costarricense era machista hasta los huesos. El doble estándar controlaba a las mujeres casi completamente, moldeaba sus hábitos, decidía qué era correcto y qué era incorrecto en ellas, les indicaba cómo comportarse, y las convencía de que marido, hogar e hijos constituían la única vida posible para una mujer de respeto, todo, innecesario es decirlo, dentro de los sagrados límites del matrimonio. ( ) En casi toda circunstancia social, las mujeres maduras y las muchachas debían sentarse en un lado del salón y los hombres en otro. Muy pocas mujeres cruzaban aquella línea invisible y, si lo hacían con demasiada frecuencia, se les criticaba y algunas veces sufrían el ostracismo impuesto por las esposas y madres más conservadoras. Lo que no decían es que, para las mujeres, el no tener marido era el mayor de los fracasos.” 42 41
Véase: Virginia Mora Carvajal. Mujeres, política y ciudadanía. Las reformistas en la campaña electoral de 1923.En: Revista de Historia. Heredia: Escuela de Historia de la Universidad Nacional. Vol. 1., N° 1, 1975 Henrietta Boggs. Casada con una leyenda: don Pepe. San José: Jadine, 2006, p.p. 64-65
42
36
Es en ese contexto social, ante una mentalidad colectiva tradicionalista y conservadora, que las mujeres de la Liga Feminista daban sus luchas. Hoy nos cuesta imaginar la censura social, los epítetos ofensivos, el ostracismo que debió acompañar sus esfuerzos. La Liga tuvo un papel fundamental en la conquista del voto femenino, estableció desde su fundación estrechos vínculos con el movimiento feminista latinoamericano, y no contó con un importante apoyo de las bases femeninas, pero sí de parte de algunos presidentes, intelectuales y diputados liberales progresistas. Este proceso de lucha sufragista culmina con el decreto del 20 de junio de 1949, con el cual se aprueba constitucionalmente el voto femenino, es decir, después de una prolongada lucha de 30 años. Según Jiménez, la lucha por derecho al voto representa una larga cadena de pronunciamientos, manifestaciones y acciones de parte de la mujer costarricense. Presentada nueve veces al Congreso en forma de proyecto de ley, fue otras tantas veces rechazada, hasta que en 1949 esta reivindicación es presentada ante la Asamblea Nacional Constituyente que aprueba, finalmente, ese derecho. Según la autora, en este proceso tuvieron un papel protagónico o un impacto esencial en su aprobación: la Alianza de Mujeres Costarricense, que era parte integrante del Bloque de los Obreros y Campesinos, antiguo Partido Comunista, las jornadas de los estudiantes y de las mujeres del 15 de mayo de 1943, el movimiento de Las Mujeres del 2 de Agosto de 1947, la Unión de Mujeres del Pueblo, fundada el 22 de agosto de 1947 con mujeres del Partido Vanguardia Popular y todas las mujeres que participaron activamente en la Guerra Civil de 1948.43
.
43
Asamblea Legislativa. Revista Parlamentaria, Volumen No 7. San José: 1999, p.91. Citado en: Jiménez Guerra, Mireya. ¿Cómo se da el crecimiento de la mujer en las diferentes estructuras de poder? San José: Comité Nacional de la Mujer Cooperativista, 2008
37
III EL COOPERATIVISMO FEMENINO
C
on la participación de la mujer en la constitución de cooperativas que, muy pronto, acompañó sus reivindicaciones en una sociedad de mercado en expansión, se estaba dando espacio a una manera diferente de inserción de la mujer en la actividad productiva, muy disímil a la impulsada por el capitalismo en auge. Cuando se produjo el desarrollo de la industria moderna, el traslado de la producción a las fábricas mecanizadas fue probablemente el más importante factor para un cambio sustantivo en la sociedad. A inicios del siglo XX, la mano de obra femenina estaba compuesta principalmente por mujeres jóvenes solteras cuyos salarios, cuando trabajaban en fábricas u oficinas, eran enviados por los patronos directamente a sus padres. Cuando se casaban, automáticamente se retiraban de la fuerza del trabajo. Según describe Suárez, en las nuevas empresas de la naciente sociedad industrial la mujer estaba en una servidumbre total. Trabajaban literalmente "de sol a sombra." Diez horas en el invierno, doce horas en el verano, y a veces hasta catorce. Las que tenían hijos pequeños los llevaban al trabajo y allí, o los amarraban a las mesas como a sus madres o los ponían a trabajar sin pago. Recibían un miserable salario de cinco chelines, que era menor que el pésimo salario de los obreros aunque hacían igual trabajo y, para colmo, les reducían el sueldo aún más, mediante un sistema de penalidades por "faltas" laborales. Si iban al baño sin permiso les quitaban uno, si dejaban caer un fósforo les quitaban otro, si llegaban tarde les quitaban la mitad del salario del día.44 44
Véase: María Suarez Toro. Opus cit., p.167
38
Pero el fenómeno de la sobreexplotación de la fuerza de trabajo femenina no sólo se produjo en los comienzos de la sociedad capitalista, pues incluso en nuestro medio fue motivo de pronunciamientos en la prensa artesana y obrera de principios del siglo XX. Al respecto el editorialista del periódico “Hoja Obrera” en 1910 se preguntaba: "Costureras, pureras, obreras de fábrica, obreras de servicio doméstico, ¿habéis meditado si vuestras fuerzas alquiladas al patrón o patrona van en justa relación con el ínfimo salario que ganáis? ¿Habéis pensado alguna vez si de vuestra fuerza se hace un robo cruel? Las fuerzas de la mujer no son remuneradas ni tomadas en cuenta."45 Oliva nos recuerda que: “Fue precisamente la manufactura la que abrió oportunidad a la mano de obra femenina sin especializar. Trabajar en una manufactura no requería ningún adiestramiento sofisticado; era algo que se podía realizar con un pequeño aprendizaje.”46 Agrega el autor que a comienzos del siglo XX comenzó a ocuparse la mano de obra femenina en ramas industriales como las zapaterías, tabaquerías, licores, gaseosas, cervecerías, así como en otras ramas que necesitaban cierta especialización, como la tipografía. Fenómenos combatidos por los artesanos y obreros en muchos casos, en tanto implicaban la sustitución de la mano de obra masculina por la femenina, bajo condiciones salariales, sanitarias y de horario inaceptables. Sin embargo, no todos los obreros o artesanos se oponían a esta incorporación, pues, por ejemplo, en 1908, un grupo de doce tipógrafos se pronunciaban en favor del ingreso de mujeres a las labores tipográficas.47 Las mujeres trabajadoras, de manera muy generalizada, fueron sometidas a una intensa explotación. Aún cuando la mujer ha estado presente a todo lo largo de la historia del cooperativismo, pues han sido mujeres y hombres cooperativistas los gestores y actores de los procesos que han caracterizado la construcción de este modelo socio-empresarial, consideramos necesaria una referencia a la evolución del movimiento cooperativista femenino en el contexto del naciente capitalismo. La especificidad de esta evolución, responde al devenir mismo del proceso de concientización, institucionalización y maduración de opciones para dejar atrás, desde la perspectiva y situación concreta de la mujer, los desajustes de la sociedad de mercado. 45
Hoja Obrera. 6 de Julio de 1910, p.2. Citado en: Mario Oliva. Artesanos y obreros costarricenses. 18801914. San José: EUNED, 2006, p.49 46 Ibid 47 Ibid
39
Mujeres y cooperativismo El cooperativismo femenino abre una vertiente diferenciada en el feminismo en auge. Una primera característica es su afán no solamente reivindicativo, sino por establecer empresas solidarias que vinieran a abrir opciones materiales de bienestar para las familias obreras. En segundo término, a pesar de una lucha denodada por sus derechos no siempre reconocidos por los cooperativistas hombres, no asumen una posición hostil hacia éstos, sino que reconocen en ellos a víctimas también de la sociedad patriarcal, que hegemoniza la sociedad capitalista. Organizadas sobre la base de propuestas de transformación social, hacen suyo el ideario cooperativo que supone la sustitución paulatina de la sociedad capitalista, pero dejando de lado la propuesta de cambio revolucionario pregonada, sobre todo, por las corrientes anarquistas y marxistas. Los primeros datos sobre las mujeres socialistas y cooperativistas organizadas son de principios de la década de 1830 en Francia e Inglaterra. En los primeros años en los que las inglesas de clase media empezaron a reclamar el voto, las inglesas de la clase obrera comenzaron a formar sindicatos y cooperativas para defender los intereses económicos y políticos de las mujeres. El final de la represión que había ilegalizado los sindicatos y ahogado la política radical hasta 1829 en Inglaterra, abrió paso a una avalancha de actividad socialista, a la que contribuyó el movimiento owenista (así llamado por Robert Owen, un industrial filántropo de ideas radicales, precursor del cooperativismo) que, en estos años, pretendía organizar a los trabajadores y trabajadoras dentro de un sindicato único. Setenta mujeres londinenses formaron la Sociedad de Trabajadoras en 1832 para crear una cooperativa que pudiera garantizar “una distribución justa del producto de nuestro trabajo”; en 1833, otro grupo de mujeres londinenses formaron la Unión Femenina de Moral Práctica de Gran Bretaña e Irlanda para “reunir a las mujeres de todas las clases” que lucharan por sus derechos. Estas primeras mujeres socialistas en Inglaterra y Francia, se debatían entre abrirse a todo tipo de mujeres o solamente a las mujeres de la clase obrera. En 1834 se formó la owenista Gran Unión Nacional de Sindicatos Consolidados (Grand National Consolidated Trades Union, GMCTU), y miles de mujeres se afiliaron a sus distintas ramas locales. En el sindicato y en las páginas del periódico owenista “The Pioneer”, las mujeres de la clase obrera crearon su propio foro: 40
“Ya es hora de que las mujeres obreras de Inglaterra comiencen a exigir sus derechos negados durante tanto tiempo – podía leerse en un editorial firmado por Frances Morrison, esposa del editor- ¿Por qué el tiempo y el ingenio del sexo (femenino) habían de estar monopolizados por opresores crueles y codiciosos, que no son otra cosa que hombres y se llaman a sí mismos amos? Hermanas, no sigamos más tiempo sometidas ¡Unámonos y defendamos nuestros derechos!”48 En estas publicaciones, las mujeres owenistas se centraban en la necesidad de que las mujeres se sindicalizaran o fundaran cooperativas, para proteger sus derechos y los de sus familias. En Francia, por su parte, mujeres de clase obrera se unieron al movimiento del Conde de Saint-Simón, considerado uno de los inspiradores de las ideas cooperativistas. En 1832, las mujeres saint-simonianas publicaron su propio periódico, “La femme libre”, declarando que con la emancipación de la mujer, llegaría la emancipación del trabajador. Este movimiento fue reprimido por las autoridades y desapareció paulatinamente, no sin antes intentar organizar una federación de asociaciones de trabajadores. Pero, sería en Inglaterra, precisamente en Rochdale, en donde emergería una primera experiencia exitosa y duradera del cooperativismo. La vinculación de las cooperativas con el principio de igualdad de oportunidades se remonta, precisamente, a los mismos orígenes del movimiento en la Inglaterra del siglo XIX. En efecto, la creación de “The Rochdale Society of Equitable Pioneers” en octubre de 1844, marca no sólo el comienzo de un nuevo modelo económico en un entorno dominado por la peor cara del capitalismo. También supone un caso sin parangón en la época, de la aplicación práctica de nuevos valores y principios tanto económicos, como sociales que, en esos momentos, se encontraban principalmente en proceso de ser enunciados a nivel teórico, exclusivamente. Lo verdaderamente interesante de la experiencia de Rochdale es que consiguió formular un modelo que, de manera práctica, amalgamaba lo social y lo económico, para poner en práctica con éxito, principios como la gestión democrática, la participación en la administración de las empresas, la educación y la formación, la igualdad de oportunidades y la cooperación.
48
Bonnie S. Anderson – Judith P. Zinsser. Historia de las mujeres: Una historia propia. Barcelona: Editorial Crítica, 1991
41
En lo que se refiere a la igualdad de oportunidades, la cooperativa de Rochdale no se conformó sólo con enunciar una serie de principios que se relacionan estrechamente con la idea de la igualdad y que permitirían a las mujeres adquirir participaciones en la cooperativa en nombre propio –no de sus esposos-, así como votar y participar en todas las actividades cooperativas en pie de igualdad con los hombres. Ni siquiera fue suficiente con llevar la palabra igualdad en el nombre de la nueva empresa (equitable en inglés se traduce por igualitario o equitativo), sino que la cooperativa llevó a la práctica este principio desde el momento de su constitución. Entre los 28 pioneros que pusieron en marcha la cooperativa de Rochdale hubo una mujer, Ann Tweedale, que firmó junto con ellos el documento de constitución y la declaración de los principios cooperativos. Ann Tweedale tenía, además, los mismos derechos de voto y participación en beneficios que cualquiera de sus compañeros varones. Esto ocurría 50 años antes de que ningún país del mundo reconociese el sufragio femenino (el primero fue Nueva Zelanda en 1893), 60 años antes de que en la misma Inglaterra se permitiese votar a las mujeres, 25 años antes de que en ese mismo país se les reconociese a las mujeres casadas el derecho a poseer cualquier propiedad.49 Y si a mediados del siglo XIX hablar de igualdad entre hombres y mujeres se consideraba revolucionario, llevar a la práctica este principio otorgando en una sociedad de carácter mixto económico y social, en este caso una cooperativa, los mismos derechos a hombres y mujeres, se convirtió en una muy democrática divergencia con el orden social establecido. Posteriormente, en 1883, también en Inglaterra, se estableció la Liga de Mujeres para la Propagación de la Cooperación, que luego cambió su nombre, en 1885, por el de Gremio Cooperativo de la Mujer. El Gremio era una organización de ámbito nacional, pero ramificado en sucursales a nivel de regiones, distritos y delegaciones locales. Cada año, los distritos y sectores de diferentes partes del país se reunían en un Congreso Nacional. El Gremio Cooperativo de la Mujer se creó para proporcionar a las mujeres una voz dentro del movimiento cooperativo inglés. A principios de 1883, surgió también una publicación que muy pronto tuvo enorme repercusión en la difusión 49 Véase: Paloma Tarazona Cano y Ana Real Sebastián. “Las cooperativas y la aplicación del principio de igualdad de oportunidades en la relación societaria”. En: Cuadernos. Valencia: Federación Valenciana de Empresas Cooperativas de Trabajo Asociado (FEVECTA). Publicación Anual Nº 8, noviembre de 2006
42
de los ideales de cooperación: “El Rincón de la Mujer ", que comenzó a ser editado por Alice Acland. El objetivo de “El Rincón de la Mujer” fue integrar a la mujer al movimiento cooperativo. Se sugirió entonces el desarrollo de actividades independientes de formación de la mujer, tanto con la impartición de clases recreativas, como con la instrucción en temas complejos de carácter social y empresarial. La organización nacional de esta iniciativa se materializó en 1883, junto con el establecimiento de filiales locales. Para 1889, había 51 de ellas. Según sus propias formulaciones, surgieron con el fin de "organizar a las mujeres para el estudio y la práctica de métodos cooperativos de la reforma social y mejorar las condiciones de vida de sus familias." 50 El Gremio, frecuentemente, organizó iniciativas en defensa de los derechos de la mujer cooperativista, incluyendo campañas en pro del sufragio femenino, la reforma del divorcio, la reforma de las leyes sociales y acciones en pro del cuidado de la salud. A partir de 1931, toda la tradición del cooperativismo inglés, devino en el establecimiento de la Organización Cooperativa de Mujeres (The Women’s Cooperative Guild), con 67.000 integrantes, la mayoría de la clase trabajadora, que empezó a organizar a la mujer en función del bienestar de las familias de extracción obrera. De esta manera, muchas mujeres que en su momento fueron únicamente feministas, se vieron ahora luchando por causas que no tenían que ver estrictamente con el feminismo, sino con mejorar condiciones que oprimían a la ciudadanía en general, en la esfera productiva y social. Contexto socio-económico del surgimiento de las cooperativas de mujeres en Costa Rica Las primeras manifestaciones de organización independiente del cooperativismo femenino, surgen en momentos en que el país hace frente a una de las más profundas crisis de las décadas recientes. Si se parte del concepto que la pobreza tiene rostro de mujer, no hay que hacer un largo análisis para comprender que la mujer costarricense, sobre todo aquella con alguna experiencia en organizaciones sociales, identificará en el cooperativismo un instrumento importante para encarar el impacto de la crisis. La década de los ochenta abre en nuestro país una coyuntura particular de redefiniciones en cuanto al modelo de desarrollo, a la luz de las profundas modificaciones internas y en la dinámica internacional. La crisis hizo explosión 50
http://www.co-op.ac.uk/our-heritage/national-co-operative-archive/collections/co-operative-womens-guild/
43
durante la Administración Carazo (1978- 82), con una dureza inusitada, producto en parte, según algunos autores, de las oscilaciones propias de la heterogeneidad de fuerzas políticas que se agrupaban en torno a ese gobierno, lo que se reflejaba tanto en la composición de los sectores que tomaban decisiones, como en el carácter poco coherente de estas decisiones. Pero, fundamentalmente, existe un factor que no se puede dejar de lado y que viene a carcomer el edificio del Estado Benefactor. Hablamos de la deuda externa, surgida de excesos de prestamistas y deudores, y alimentada en capitales ociosos que encontraron en países necesitados de avance, el caldo de cultivo para la especulación. Esta crisis debe, además, ser entendida en el contexto de los desajustes estructurales propios del modelo de desarrollo: 1. Una industrialización fuertemente dependiente de insumos externos, y con un mercado regional estrecho y enfrentado a conflictos políticos profundos, 2. Una agricultura insertada en un mercado internacional poco propicio, con un decrecimiento pronunciado de los términos de intercambio y costos productivos exagerados en relación con el mercado internacional, 3. Un sector externo sometido a incertidumbre y complejidad de factores, en el que se destaca el incremento en los precios de los productos de importación, el alza en el precio del petróleo, la paulatina erosión del proceso de integración centroamericana, el alto endeudamiento externo. 4. Brusca caída del PIB, caída del ingreso nacional y su "per cápita", altos niveles de inflación y caída de los salarios reales, altos niveles de desempleo, crecimiento del déficit fiscal y fuerte endeudamiento público, devaluación de la moneda. Dicho entorno de crisis se convierte, sin embargo, en escenario del incremento de la presencia del cooperativismo como sector socio - empresarial. Esto sólo pudo haber ocurrido, de concebirse a las cooperativas como uno de los instrumentos esenciales para superar la crisis, como efectivamente ocurrió. El papel asignado al Estado durante la etapa que analizamos, reproduce la dinámica general propia de la coyuntura antes referida. Ya en el Plan Nacional Gregorio José Ramírez (1978 - 1982), propuesto por la Administración Carazo, se concebía un papel solamente subsidiario al Estado, como garante del bien común, pero también establecía las siguientes orientaciones en relación con los sectores sociales: Impedir el deterioro de grupos que por su posición no son parte del crecimiento económico, 44
Organización campesina en cooperativas, Apoyo a la pequeña empresa, Reordenamiento y distribución de tierra entre campesinos marginados.51 De hecho, las Cooperativas Campesinas de Producción Agrícola, son un producto de estos procesos, y éstas fueron las primeras en calificar como cooperativas de autogestión una vez aplicada la legislación respectiva. La Administración Monge (1982-1986), constituye una muestra fehaciente de cómo en nuestro país, el cooperativismo es incorporado en el contexto de los procesos de cambio estructural. Aunque suene paradójico, desde una perspectiva que no coincide con procesos similares en otros países de la región, el cooperativismo constituyó un sector estratégico en el contexto de la superación de la crisis. El presidente Monge, luego de un año de apoyo gubernamental intenso al cooperativismo, que se haría permanente a todo lo largo de su Administración, lo dejó claramente reiterado en su discurso inaugural del III Congreso de Cooperativas, en abril de 1983: “En el triunfo del cooperativismo, se concilian la libertad y la justicia social. Apoyemos sin reservas al cooperativismo, que tiene por objeto el perfeccionamiento de la democracia y el bienestar del pueblo. Hay que darle unidad y sistema; hay que infundirle una irresistible fuerza de expansión; hay que convertirlo en un clima ético y de trabajo, inseparable del destino de Costa Rica. Hagamos del cooperativismo el motor y la brújula de nuestra marcha hacia una democracia integral.52” Las medidas impulsadas fueron variadas y aún cuando se aplica el guión de liberalización, se impuso una estrategia gradualista, que incorporó incluso el llamado “Plan de Compensación Social''. A partir de 1983, las medidas compensatorias que acompañaban el programa de ajuste, buscaban entre otras cosas elevar el ingreso de los grupos de menores ingresos, así como posibilitar opciones empresariales a los pequeños y medianos productores. El cooperativismo vino a ser para la Administración Monge y, parcialmente, para su 51
Rita Gamboa Conejo – Vargas Cullel, Jorge: Resultados preliminares del análisis metodológico de los Planes Nacionales de Desarrollo: 1974-1982. Heredia: Universidad Nacional, Cuadernos de Planificación y Promoción Social, 1985 52 Discurso del presidente de la República Luis Alberto Monge. En: Consejo Nacional de Cooperativas. Tercer Congreso Cooperativo Nacional. Resoluciones aprobadas. San Isidro de Coronado, 1983, p. 2
45
sucesora, la Administración Arias, un instrumento de fomento de la producción, distribución de la riqueza e incorporación a la vida empresarial de amplios sectores de la población, sobre todo los estratos medios. La Administración Monge y, más precisamente, aquel sector ligado a las organizaciones laborales, impulsó el llamado Sistema de Economía Laboral (SEL), que pretendía la creación de un fondo financiero unificado para la organización de empresas de los trabajadores, o la compra, total o parcial, de las empresas en que estos laboraban. El Movimiento Cooperativo, junto a otras organizaciones laborales y, fundamentalmente, el sindicalismo socialdemócrata, impulsaron entusiastamente este proyecto. El fortalecimiento del cooperativismo nacional y su estructuración como sector, será un logro indiscutible de este período, en cuyo contexto el número de cooperativas creció de una manera evidente: Gráfico N.1 COSTA RICA Número de cooperativas, 1980-1989
600 500 400 300 200 100 0 1989
483
1988
475
1987
480
1986
567
1985
529
1984
488
1983
435
1982
383
1981 1980
360 349
Fuente: Consejo Nacional de Cooperativas. El Plan Nacional de Desarrollo y el PLANDECOOP. San José: Unidad de Planificación del Movimiento Cooperativo, 1991, p.25
Como se puede observar será en los años 85 y 86, precisamente en momentos en que se negocia y entra en vigencia el Primer Programa de Ajuste 46
Estructural, PAE I, cuando las cooperativas llegan a los más importantes picos de expansión, reflejados en el anterior gráfico. Es posible señalar que este fenómeno resultó una tendencia, más que un hecho esporádico en el continente latinoamericano. Como señalan Jiménez y Peralta: "Con la aparición de la crisis de los años 80 en América Latina, surge un mayor interés por incentivar el sector empresarial y de ahí la aparición de más cooperativas, pre cooperativas y asociaciones de producción, como una alternativa de solución a la problemática de empleo – subempleo. Está comprobada la capacidad de estas unidades productivas para participar en la economía a escala, adquirir insumos baratos, reducir costos, incrementar su productividad, usar tecnologías alternas, acceder a créditos y retener el excedente de sus alternativas productivas, a efecto de incrementar su desarrollo."53 En términos generales, en nuestro medio es posible reiterar la tendencia evidenciada durante los gobiernos socialdemócratas, de encarar los procesos de ajuste y, a la vez, crear condiciones para que el cooperativismo contribuya a la neutralización de los efectos sociales de los mismos. En el Primer Congreso Filosófico Doctrinario del Cooperativismo Costarricense, realizado del 2 al 4 de julio de 1986, los cooperativistas costarricenses reconocen la “ crisis que atraviesa el país desde hace media década, que ha implicado no sólo el deterioro de la economía, sino el agravamiento de las condiciones de vida de las mayorías nacionales.” El costo de la crisis y su recuperación fue enorme, pero a la vez, se produjo un fenómeno no esperado e irrepetible en otras latitudes que vivieron una crisis semejante, hablamos de que se conservaron, mejoraron y surgieron “ formas de asociación cooperativa de varios tipos, asociaciones de desarrollo comunal, asociaciones solidaristas, etc. Estas han desarrollado nuevas formas de organización económica y social.”54 Los Programas de Ajuste Estructural aprobados en 1985 y 1989, hacen énfasis en el fortalecimiento de los vínculos entre las ramas exportadoras y el 53 Gabriela Jiménez Sibaja - Hilda Peralta Villalta. Trabajo Social en Microempresas. San José: Universidad de Costa Rica, Facultad de Ciencias Sociales, Escuela de Trabajo Socia, Trabajo Final de Graduación para optar por el grado de Licenciadas en Trabajo Social, 1998, p.p. 7-8 54 CONACOOP. Primer Congreso Filosófico Doctrinario del Cooperativismo Costarricense. Conclusiones y Recomendaciones. La Catalina, 1986, p.25-26
47
resto de la economía. No en vano algunos autores señalan que si los primeros años de la Administración Monge se caracterizaron en el campo económico por un enfoque heterodoxo, desde 1985 empiezan a dominar los “exportacionistas”.55 No obstante, el cooperativismo seguirá gravitando con relativa fuerza en el contexto de las orientaciones fundamentales, impulsadas por el Gobierno Arias. Resulta explícito el propósito de ser ubicado como sector en los Planes Nacionales de Desarrollo. La misma inquietud será reiterada posteriormente en lo que respecta a las políticas nacionales que se establecen en los sectores productivos. En el Plan Nacional de Desarrollo 1986-1990, se reconocía la necesidad de trasladar del sector público al privado aquellas actividades “que pueden ser llevadas a cabo más eficientemente por éste que por el Estado”. Sin embargo, congruente con la herencia socialdemócrata, en el tratamiento del tema de la privatización, la Administración Arias incorpora un capítulo de Democracia Económica, según el cual: “ con miras a la racionalización del sector público se procederá a analizar las actividades más susceptibles de absorber por parte de los grupos privados, para lo cual se dará especial tratamiento a las formas de organización solidaria, sindical, cooperativa y de autogestión.” 56 El caso de CATSA, así como otros ejemplos, denotan la política adoptada por el Gobierno Añas, en el sentido de vincular procesos de privatización con mecanismos de redistribución del producto social y la propiedad de las empresas. Medidas similares se produjeron en el sector salud, que había sido también afectado durante los procesos de estabilización de la primera mitad de los años ochenta, debido a la restricción del gasto público que afectó a la Caja y al Ministerio de Salud. La Administración Arias incorporó dentro de las variantes de solución de los problemas, al cooperativismo. Se dio énfasis a modelos de atención descentralizada, el sistema médico de empresa y el sistema de medicina mixto. La versatilidad del cooperativismo quedó, una vez más, demostrada con la constitución de COOPESALUD, R.L. y COOPESAIN R.L., y abrió así la senda para el traspaso de clínicas de la Caja Costarricense de Seguro Social, a cooperativas, en este caso, bajo el modelo autogestionario. 55
Sergio Reuben. Ajuste estructural en Costa Rica. San José: Editorial Porvenir, 1988 CLAD/CEDAL. Setiembre 1991, pp.1 y 2. Citado por: Wilburg Jiménez Castro. La reforma administrativa, la reforma del Estado y la privatización de instituciones, empresas y programas públicos. San José: EUNED, 2000, p.146
56
48
Por su parte, en otras esferas del accionar gubernamental, la prioridad otorgada al sector vivienda, hizo que alcanzara un promedio del 7 por ciento del gasto del Sector Público no Financiero. El subsector vivienda asumió muchas de las tareas impulsadas en este sector por el Gobierno de Oscar Arias. También aquí se hizo sentir el cooperativismo como instrumento de desarrollo y superación de problemas sociales. Eran años en que la alianza estratégica, con ribetes históricos entre el cooperativismo y el Estado costarricense, se hacia sentir en toda la extensión de la palabra: Cuadro N.2 COSTA RICA Participación del subsector cooperativo de vivienda con respecto al país 1989 Organismo Número de viviendas Monto en colones UNACOOP
1.198
289.157.975
FEDECREDITO
2.352
676.541.685
COOCIQUE
732
230.772.558
VIVIENDACOOP
1.106
501.889.000
Coops. Independientes
1.662
500.000.000
TOTAL
7.050
2.198.361.218
Vivienda total del país 1986-1989 = 80.000 Sector cooperativo = Porcentaje =
7.050 9%
Fuente: Johnny Mora. El CONACOOP en el contexto del desarrollo del Movimiento Cooperativo Costarricense. San José: CONACOOP, mimeografiado, 1991, p.30
Al finalizar la década, contrariamente a lo previsible, dada la dinámica general de la sociedad costarricense, y sobre todo la difícil recuperación a la sombra de controversiales programas de ajuste, nos encontramos un sector cooperativo fortalecido y deseoso de aportar al desarrollo nacional, pero a la vez, sumamente crítico sobre las orientaciones prevalecientes en la política económica y social del Gobierno Arias. Los cooperativistas afirmaban tener una “real preocupación ante la arremetida externa e interna contra el modelo de desarrollo auténticamente 49
costarricense, que se ha caracterizado por evitar la concentración, beneficiar a las mayorías y establecer márgenes de equilibrio entre los diferentes estratos sociales y económicos.”57 Los obstáculos para la participación femenina en el cooperativismo
Durante décadas el papel de la mujer dentro del cooperativismo, sufrió el destino de su participación en otras organizaciones y actividades del país. Su aporte fue invisibilizado y esto se tradujo en una presencia omisa en las estructuras de dirección del cooperativismo costarricense. No sería hasta 1979, cuando una mujer ocuparía un puesto en el Plenario del Consejo Nacional de Cooperativas, CONACOOP. La fecha coincide con las primeras manifestaciones organizadas del movimiento femenino en general. Dos años antes había surgido el llamado Movimiento de Liberación a la Mujer que puso en la palestra pública el tema del aborto. En 1979 hizo su aparición el grupo Ventana, que según Soto58, publicó una primera revista feminista en el país en el año 1980 y ubicó temas de la mujer en el debate intelectual de la época. Luego fue fundado CEFEMINA (Centro Feminista de Información y Acción), que también dio una gran importancia a la publicación de la revista “Mujer”, a la organización de las mujeres y al debate de temas relacionados con sus reivindicaciones. En el cooperativismo, pues, el movimiento de la mujer surgía al unísono con la organización del movimiento feminista costarricense. Sin embargo, la mujer cooperativista tenía vedados espacios para la cabal integración a las estructuras de toma de decisiones en el sector cooperativo. Estamos hablando que, dentro de un movimiento social que se precia de negar toda discriminación, la mujer encontraba trabas para participar y promover su bienestar y el de sus familias. Tómese en cuenta que estamos en lo que algunos califican como la etapa del fundamentalismo cooperativo, propia de los inicios del cooperativismo costarricense, en la que los valores y principios cooperativos fueron elevados al papel de instrumento prioritario de fortalecimiento del sector, por sobre parámetros empresariales o de competitividad de las empresas. En esa etapa, la mujer estuvo ausente, no del cooperativismo como alternativa de desarrollo, sino de las estructuras de representación del sector.
57 58
CONACOOP. Resoluciones del VI Congreso Nacional del Movimiento Cooperativo, abril – mayo de 1989 Tatiana Soto Cabrera. Magia de mujer. San José: APROMUJER, 1990, p.8
50
Cuadro N.3 COSTA RICA MIEMBROS (AS) PROPIETARIOS DEL PLENARIO DEL CONACOOP 1979-2001 Años
Hombres
Mujeres
Total
Porcentaje Participación
1979-1981
24
1
25
4.1%
1981-1983
34
2
36
5.8%
1983-1985
34
2
36
5.8%
1985-1987
33
3
36
9.1%
1987-1989
33
5
38
15.1%
1989-1991
35
4
39
11.4%
1991-1993
35
4
39
11.4%
1993-1995
33
9
42
27.2%
1995-1997
37
5
42
13.5%
1997-1999
31
9
40
29%
1999-2001
29
11
40
37.9%
Fuente: Mireya Jiménez Guerra – Campos Méndez, Marta. Diagnóstico de la participación de la mujer en el Movimiento Cooperativo Costarricense. San José: APROMUJER – INFOCOOP, 1999
Los datos revelan una constante en cuanto a una presencia limitada de la mujer en el Plenario del CONACOOP, que viene a ser un foro representativo del más alto nivel para el cooperativismo, con la característica de que representa de una manera bastante horizontal y equitativa al cooperativismo nacional. Esta tendencia se romperá a partir de los años 1999-2001, en que la presencia de la mujer alcanzará casi un 40 por ciento del total de los representantes cooperativistas en el CONACOOP. Este viraje constituye a todas luces una variante importante en el citado proceso, pero todavía fue prematuro para calificarla como un punto de quiebra en cuanto a equidad de género en esta estructura de representación. Por ello es que autoras como Jiménez y Campos, prefieren sostener lo siguiente:
“El Movimiento Cooperativo se ha caracterizado por resaltar los aportes de los grandes líderes masculinos a dicho movimiento, lo que en la mayoría de los casos representa un hecho natural y bien merecido. Las mujeres cooperativistas, sin embargo, han dado también grandes 51
luchas, en el ámbito local e internacional, que se mantienen en muchos casos en el olvido. Hace más de dos décadas, algunas mujeres empezaron a hacer conciencia acerca del trato desigual que se daba a las cooperativistas en el marco de las organizaciones del sector. Si bien es cierto se venía produciendo una importante incorporación de mujeres como asociadas de las cooperativas, por lo general estas no tenían posibilidades de accesar puestos de toma de decisiones ”59
Sin embargo, en los datos recabados se manifiesta una sorprendente similitud con respecto a la evolución de la participación de la mujer en otras esferas de la actividad ciudadana. En el caso de las candidatas a diputadas, el porcentaje pasó en el país del 17.8 por ciento de las nominaciones en 1990, a constituir el 47 por ciento en la elección de 1998. Algo similar ocurrió en lo que respecta al porcentaje de mujeres electas como regidoras, cuyo incremento fue de un 12.4 por ciento en 1990, a un 34.2 por ciento en los segundos comicios mencionados. Para el CONACOOP, como se señala en el pasado cuadro, esos porcentajes fueron 11 por ciento y 37 por ciento respectivamente. ¿Será esta similitud obra de la casualidad?, o más bien, ¿es posible determinar que el cooperativismo refleja la tendencia generalizada en la sociedad costarricense de una incorporación creciente de la mujer en esferas de participación y decisión? La lenta aceptación La mujer ha estado desde el principio en el cooperativismo costarricense. Está documentado de diversas maneras, la presencia de alguna mujer o grupo de mujeres cooperativistas, con menor o mayor protagonismo, en el surgimiento y desarrollo de la mayoría de las cooperativas de este país. En algunas ocasiones se prolongó más de la cuenta que las mujeres lograran ocupar posiciones de dirigencia, pues este proceso duró un importante período, quizá más amplio de lo deseado. Las mujeres habían estado formando cooperativas en sus comunidades e integrándose a otro tipo de movimientos sociales, caso de la asociaciones de desarrollo comunal o los sindicatos. En estos organismos de base habían ido acumulando experiencia, por lo que su salto a organismos nacionales del cooperativismo, era sólo cuestión de tiempo.
59
Mireya Jiménez Guerra – Campos Méndez, Marta. Diagnóstico de la participación de la mujer en el Movimiento Cooperativo Costarricense. San José: APROMUJER – INFOCOOP, 1999, p.27
52
En los años 80, algunos de los dirigentes masculinos del cooperativismo adoptaron una actitud de sorpresa y de no entendimiento ante la presencia de mujeres en los organismos cooperativos. Había también hombres con una visión muy clara, que fueron soporte de las mujeres en las labores que empezaron a realizar. Las dirigentes femeninas entrevistadas destacan el papel jugado por dos líderes cooperativistas, en aquellos momentos de apertura denodada de espacios. Hablamos de Rodolfo Navas y Rodrigo Mora. El primero apoyó desde UNACOOP R.L. los esfuerzos destinados a promover a la mujer dentro del cooperativismo, incluso enfrentando a miembros del Consejo de Administración de esa entidad que se oponían a ello. El segundo, puso a disposición las posibilidades técnicas y formativas del CENECOOP R.L. para el fomento del cooperativismo femenino. En alguna ocasión dijo a Marta Campos, dirigente nacional cooperativista: “Escoja usted la oficina que le convenga para el impulso de este programa”. Por momentos, se llegó a situaciones de fuerte enfrentamiento, sin embargo, resultó cada vez más claro a las mujeres cooperativistas, que en un Plenario del CONACOOP en el que sólo había dos mujeres, era sólo con el apoyo de la mayoría de los hombres que se lograrían avances en el tema del género. En este sentido, las dirigentes de la época señalan que lo fundamental fue hacer conciencia acerca de lo impropio de algunas decisiones y de la necesidad de incorporar gradualmente un enfoque que incluyera los intereses de las mujeres cooperativistas. Podría decirse que en esta etapa se trataba sobre todo de concientizar a los hombres cooperativistas acerca de las prioridades que las mujeres, organizadas en este sector, estaban necesitadas de impulsar. Como sostiene la mayoría de las dirigentes de la época, en sus compañeros cooperativistas en los organismos nacionales del sector, hubo la suficiente actitud receptiva ante los nuevos planteamientos. Una manifestación de este tipo de reivindicaciones, surgió cuando se presentó la oportunidad de viajar a Israel a capacitarse en materia cooperativa. Como era usual, los representantes masculinos en el Plenario del CONACOOP se encargaron de distribuir las becas entre diez hombres cooperativistas. Ante esta situación, las dos representantes femeninas en ese Plenario, hicieron ver la necesidad de que viajaran a esa capacitación cinco mujeres y cinco hombres cooperativistas, ante lo cual y luego de un necesario debate, se llegó a la conclusión que esto era lo procedente. Sería esta una primera oportunidad en que se aplicaría en nuestro país, una propuesta paritaria, plenamente igualitaria, en la que hombres y mujeres accedieron por igual porcentaje a una opción de desarrollo personal y organizativo. 53
No obstante, las dirigentes de ese momento insisten en señalar que en esta etapa se trataba más de un accionar reivindicativo que propositivo. Hay que tomar en cuenta que para este momento la dirigencia femenina no contaba con un asidero doctrinal lo suficientemente fuerte, como para dar prioridad a propuestas formuladas desde la perspectiva técnica y política del nivel requerido por las circunstancias. Estamos pues ante una etapa eminentemente reivindicativa, en la que se hacen propuestas que, de por sí, podrían resultar fuera de lugar para una parte de los dirigentes masculinos del cooperativismo, pero que tenían el gran mérito de haber colocado la reivindicación de los derechos de la mujer en el cooperativismo, como una temática fundamental de la agenda del cooperativismo de la época. Las dirigentes del momento partían de una práctica importante en lo que respecta a la participación en el proceso de fortalecimiento del cooperativismo, pero no contaban con la teoría que explicara esa participación o, como ellas mismas señalan, no aplicaban el método científico a la hora de integrarse en ese proceso de afianzamiento de las cooperativas, menos aún, en lo que respecta a su participación en los organismos nacionales del cooperativismo. Insisten, asimismo, en que no había claridad en ese momento acerca de aspectos sustantivos de la teoría del género. Es decir planteaban reivindicaciones desde una perspectiva de género, sin contar con el instrumental teórico propio de esa orientación. Algunas de las dirigentes señalan que, incluso, aprovechaban sus viajes al exterior que, supuestamente, sólo pretendían dar acceso a información y conocimiento sobre cooperativismo, también para profundizar su formación en materia de género. Algunas de ellas señalan que, por lo tanto, sus viajes tenía un doble cometido. Cuando se viajaba, por ejemplo, a la Cooperativa Mondragón en España, no sólo se conocía la experiencia de esa importante cooperativa, sino también la historia, el devenir y las prioridades de las mujeres europeas en su lucha por hacer valer sus derechos. Como sostienen las dirigentes cooperativistas, la experiencia de asimilar la teoría y aplicarla a la práctica de sus reivindicaciones, no resultaba una tarea fácil: “Cuando uno tiene el conocimiento, entonces sufre más. Es más fácil ser confrontativo porque se me sale y no pienso mucho en lo que estoy argumentando, que ya contar con el conocimiento estructurado y tener que aplicar la teoría para ser más convincente. En esos casos ya sabes que estás enfrentando no sólo posiciones personales de un compañero, sino a toda una concepción de mundo, por lo que se hace más difícil esa discrepancia.” 54
El cooperativismo femenino, efectivamente, tuvo un despegue importante coincidiendo con la administración de don Luis Alberto Monge, no sólo porque en este período se incentivó el cooperativismo en general, sino por que se dieron situaciones particulares, como por ejemplo, que una mujer haya llegado a vicepresidenta del Consejo Nacional de Cooperativas. Ivette Jiménez, mujer de amplia trayectoria como activista en todo tipo de organizaciones sociales, llegaría a ocupar ese importante cargo. Este es un hecho muy significativo, porque implica un reconocimiento a ese papel oculto que la mujer había venido cumpliendo en el fortalecimiento del cooperativismo nacional. La vicepresidencia del CONACOOP hizo visible a la mujer cooperativista: su presencia en actos protocolares, su voz que se alzaba para hacer valer la posición de la mujer en las decisiones del máximo órgano cooperativo, su papel como sustituta del presidente en el manejo de este importante organismo cooperativo. Como señalan las propias dirigentes de la época, en realidad esa posición no se logró por que hubiese habido una reivindicación específica desde la perspectiva de género, sino más bien, por el liderazgo de una serie de dirigentes femeninas del cooperativismo, que habían demostrado reiteradamente capacidad para aportarle al sector cooperativo, y se habían ganado posiciones crecientes dentro del sector en la práctica cotidiana de fortalecimiento de las cooperativas en el país. Más bien, como argumentan, si hubiese sido una reivindicación desde la perspectiva del género, los hombres del CONACOOP, probablemente, no hubieran apoyado de manera tan mayoritaria esa elección. Esas mujeres, que rompieron la tradición masculina en los puestos de dirección del cooperativismo, llegaron allí por su propio liderazgo, porque habían realizado contribuciones significativas al fortalecimiento de las cooperativas en sus comunidades, pero, fuese como fuese, esto dio una visibilidad a la mujer cooperativista que antes no existía. A partir de allí y por efecto de comparación, se empezó a notar si había o no mujeres constituyendo parte de los organismos nacionales, regionales o sectoriales del cooperativismo. En etapas posteriores, incluso con una presencia más organizada de las mujeres dentro del sector, nunca más se logró que una mujer ocupara un puesto de tal jerarquía, aunque dentro del CONACOOP si han tenido presencia como vocales o secretarias del Directorio.
¿Qué sucedía en las regiones? En el caso particular de regiones como la zona norte, la participación de la mujer se dio como una necesidad impostergable. El inicio del cooperativismo en esa zona, está marcado por la presencia de la mujer; a principios de la década de 55
los años sesenta cuando se dan los primeros ensayos y se emprenden esfuerzos concretos para constituir una cooperativa de ahorro y crédito; las maestras y maestros se convierten en la fuerza fundamental de esa creación. Al surgir en 1965, COOCIQUE R.L., esa presencia se hace absolutamente evidente, pues la cooperativa agrupó también el personal del hospital de la comunidad, incluyendo a enfermeras, misceláneas y otro personal femenino. La parte decisiva de la membrecía de COOCIQUE R.L., fue de mujeres, y desde el primer Consejo de Administración de esta cooperativa, la presencia femenina se hizo sentir, y lo mismo ocurrió con los diversos comités, en momentos en que no se contaba siquiera con el local para la cooperativa y no se pagaba dieta por participar en sus organismos de dirección. Es posible señalar que debido a su naturaleza particular, el cooperativismo de ahorro y crédito se convirtió en un semillero para la integración de la mujer en las cooperativas. Un caso similar al de la zona norte, tuvo lugar en el otro extremo del país, en Pérez Zeledón. COOPEALIANZA R.L., nace en 1971 gracias a la fusión entre la Cooperativa Hospital San Isidro, COOPEHOSANI R.L., dedicada al ahorro y crédito, que luego cambió su nombre a COOPESANI R.L., la cual junto con COOPEZEL R.L., Cooperativa de Ahorro y Crédito de la comunidad de Pérez Zeledón, constituyeron la nueva entidad. Al darse la unión entre ambas cooperativas, se crea COOPEALIANZA R.L., como respuesta a la necesidad de integrar una cooperativa que agrupara los distintos sectores sociales de Pérez Zeledón de ese entonces. La mujer estará presente desde un inicio, ya se tratase de maestras, empleadas del Hospital, funcionarias de la Municipalidad, así como de otros sectores de la comunidad.
56
Estamos ante casos muy similares, en los que a pesar de la activa participación de la mujer en el surgimiento de cooperativas emblemáticas de altísimo impacto regional, esa participación no trascendió hacia los organismos nacionales del cooperativismo, con lo que podemos concluir, que incluso es probable que en muchas otras regiones este fenómeno se haya repetido, sin que los hombres del cooperativismo hubieran sido, conscientemente, partícipes de esta situación. Por otra parte, es muy probable que estas circunstancias expliquen la reiterada presencia de mujeres en la conducción de ambas cooperativas, tanto bajo posiciones de dirigentes en sus organismos colegiados, como desde posiciones administrativas de altísimo nivel. En lo que respecta a otros sectores como el de las cooperativas agrícolas, la mujer empieza a aparecer como parte de su base asociativa producto de circunstancias, incluso, casuales que no corresponden a una verdadera integración productiva. Por ejemplo, en el caso de las cooperativas cafetaleras, el acceso al crédito se facilitaba a las pequeñas empresas cooperativas, o bien, a los pequeños productores de café. Ante esta circunstancia los productores dividieron sus fincas y la mujer fue asociada a la cooperativa, pero no como un verdadero proceso de integración independiente a estas empresas. Efectivamente, la mujer recibía los adelantos correspondientes como productora, pero ese dinero iba a parar a los bolsillos de su esposo, por lo que muy pocas mujeres optaron por participar en los organismos de dirección de estas cooperativas, incluso cuando así se lo hacían notar dirigentes femeninas con mayor visión y experiencia. En este caso, claramente, la participación productiva de la mujer no representó un salto cualitativo en su posición dentro del sector cooperativo. Ahora bien, es necesario diferenciar a lo interno de la base asociativa de las cooperativas cafetaleras, la existencia de unidades productivas muy diferentes entre sí en cuanto a poder económico y capacidad empresarial. De esta manera, junto a las unidades típicamente capitalistas o los sectores de pequeña burguesía rural, nos encontramos masivamente con unidades productivas con un bajo nivel tecnológico, escaso uso de insumos químicos, nula incorporación de fuerza motriz, en donde se carece de prácticas racionales para organizar el proceso de trabajo, o para asegurar la reproducción de los medios de producción. Se trata de unidades con bajos rendimientos y escasa productividad, lo que se traduce en un mayor despliegue de tiempo de trabajo por unidad de producto. 60
60
Véase: José Daniel Cazanga. Las cooperativas de caficultores en Costa Rica. San José: Editorial Alma Mater, 1987.
57
Aquí el proceso productivo genera más bien pérdidas. Se trata de campesinos endeudados y empobrecidos, cuyas unidades productivas no funcionan con lógica de una empresa capitalista, para lucrar y generar dividendos, sino más bien como un medio de subsistencia. Incluso, algunos de estos pequeños productores asociados comparten su actividad como asociados en cooperativas con su trabajo como jornaleros agrícolas u obreros en instalaciones agro-industriales, manteniendo el trabajo de su parcela corno una actividad complementaria.61 En este caso, se caracterizan por un mayor arraigo a la pequeña parcela y por constituir unidades de producción familiar. De manera discontinua se convierten en asalariados para complementar su ingreso como agricultores. A este tipo de productores, la pequeña parcela le otorga además de una pobre cosecha de café, variados productos de abastecimiento familiar, propios de una pequeña explotación agropecuaria para el autoconsumo, lo mismo que el uso de una vivienda sin costo monetario. Bajo estas condiciones, mujer y hombre comparten la lucha por la subsistencia y la posibilidad de la mujer, a pesar de su indudable aporte a la producción, de promoverse como asociada activa y beligerante en su cooperativa, resulta una aspiración poco realista. No extraña la afirmación emanada de las sesiones de trabajo con lideresas cooperativistas, de que en el sector agrícola cafetalero, muy pocas mujeres se afianzaron verdaderamente como dirigentes de este sector y lograron escalar posiciones dentro del cooperativismo nacional. Valga recordar que, en general, en momentos en que se produce la cooperativización de la actividad cafetalera, en los años sesenta y setenta del siglo pasado, las actividades productivas en el agro, estaban muy lejos de ser idílicas. Junto a los escolares, el otro grupo humano que, con carácter de excepción, dejaba masivamente la casa para realizar una actividad económica, aunque fuese de carácter temporal en los cafetales, fue la mujer. En el caso de las mujeres, la única actividad productiva realizada fuera de la casa, antes de su incursión en el comercio, fue la recolecta del café. Sus labores fundamentales se relacionaban con tareas domésticas. La economía familiar de la época imponía labores extraordinarias a las mujeres, pues amén de las tareas propias de una jefa de hogar, debían convertirse en organizadoras de actividades esenciales para el sustento familiar. Según recuerdan los cafetaleros de la región occidental del Valle Central, entrevistados por el autor:
61
Ibid
58
“Uno andaba en otros trabajos con el papá, entonces las mujeres tenían mucho trabajo siempre: darle de comer a los animales, hacer la comida, limpiar la casa, barrer los patios. Antes las mujeres barrían hasta el cafetal ”62 Cuando llegaba la recolecta de café, la mujer se integraba a las tareas junto a los hombres. Los entrevistados recuerdan, como parte de esa presencia femenina, toda suerte de inventivas en materia de vestimenta, para vencer las exigencias de un trabajo donde la intemperie imponía sus caprichos: “Ellas nunca se ponían un pantalón, sólo cuando iban a coger café. Además usaban sombreros, pañoletas y botas de hule. Algunas se ponían hasta vestidos viejos y un delantal encima y se lo amarraban. Muchas acudían a los cafetales descalzas.”63 El recuerdo casi romántico de la realidad descrita por los entrevistados, es roto, sin embargo, cuando se evoca la dura lucha por sobrevivir que le impone al agricultor, las condiciones de trabajo propias de la actividad cafetalera. Es este ambiente de atraso relativo, mezclado con injusticias en el tratamiento de los productores por parte de los beneficiadores, lo que conduce a la aparición de los proyectos de cooperativización. En otros casos, la participación de la mujer dentro del cooperativismo, venía ligada a su experiencia en otro tipo de organizaciones de trabajadores. Éste es el caso de la cooperativa COOPETRACOMER R.L., de ahorro y crédito, surgida en la región de San Vito, en el sur del país. En este caso particular, la cooperativa surgió junto con el Sindicato de Trabajadoras de Comedores Escolares. De esta manera, como señala una de sus dirigentes fundadoras, mientras “el brazo sindical golpeaba”, la cooperativa favorecía económicamente a las mujeres. Esto empoderó a algunas féminas para abrirse camino, como dirigentes cooperativas y sindicales. Según testimonia esta dirigente, existían posibilidades de participación para la mujer en puestos de dirección, pero éstas no estaban preparadas para enfrentarse a las posiciones más conservadoras, algunas veces bastante retrógradas, de algunos de sus compañeros masculinos: "En mi caso personal, tuve que enfrentar una fuerte oposición de algunos compañeros. En ocasiones se paraba alguno de ellos y reclamaba que por qué en vez de estar sesionando junto con ellos no estaba cocinando en la 62
Johnny Mora. La vía cooperativa del desarrollo del agro. El caso de COOPRONARANJO R.L. Heredia: EUNED, 2007, p.82 Ibid
63
59
casa. No pocas veces me decían con toda claridad: -¿Por qué en esta mesa tiene que haber una vieja?, ¿por qué no la echamos? La realidad cooperativa era cruda en esos momentos para la mujer.” Una serie de estudios realizados en la Región Chorotega, arrojan más luz acerca del complejo trajinar del cooperativismo femenino, en las regiones ubicadas fuera del Valle Central. Las cooperativas femeninas en Guanacaste, empiezan a tomar fuerza en los años setenta. Para la década de los ochenta, la mayoría de las mujeres participaba en actividades productivas, sobre todo en el sector terciario. Esto se producía coincidiendo con un movimiento migratorio intenso de la mujer, junto con el resto de la población, del campo a la ciudad.64 En esa etapa, se produce una importante incorporación de la mujer a la prestación de servicios, en el mercado turístico y comercial de la región. Esta situación se dio tanto como consecuencia del crecimiento urbano en Guanacaste, como por la propagación de los servicios en los centros de comercio de la región (Cañas, Santa Cruz y Liberia).65 Según Vindas, desde finales de los años ochenta, las cooperativas femeninas no pueden considerarse como la única vía de acceso al trabajo, que pudiera propiciar ingresos a la mujer, ya que la potenciación de sectores diversos en el resto de la región, les empezó a atraer con mayor fuerza, como fuente de ingresos. Por este motivo, debe entenderse el movimiento de cooperativas femeninas, como un proceso que empieza a tomar una fuerza más consistente, hasta a finales de la década de los ochenta.66 Algunas características de la incorporación de la mujer en el cooperativismo Las asociaciones de mujeres de Guanacaste, en su mayoría compartían entre las características predominantes de sus asociadas, el ser jefas de hogar y ser amas de casa, quienes se ubicaban en un rango de edad entre los treinta y los cincuenta años y, además, poseían estudios básicos. Son características muy semejantes, a las existentes en otras experiencias cooperativas de otras regiones del país. Las mujeres utilizaban sus ingresos para destinarlos al hogar, en contraposición con los hombres, quienes tendían a retener una mayor cantidad de ingresos para su gasto personal. Por lo tanto, este comportamiento masculino producía una reducción de los recursos para el sostenimiento del hogar, 64
Chant, Sylvia. “Sexo, Migración y estrategias de supervivencia en los hogares de bajos ingresos: en busca de las causas del crecimiento urbano de Guanacaste, Costa Rica”. En: Revista Geoitsmo, vol. 3, nº2, 1989, p103 65 Ibidem, p.17 66 Sofía Vindas Solano. Cooperativas y trabajo femenino en Guanacaste, desde la mitad del siglo XX hasta nuestros días. San José: Universidad de Costa Rica. 9º Congreso Centroamericano de Historia,2008, p.3099
60
fomentando la existencia de escenarios de distribución financiera y contributiva irregular, fenómeno calificado por Vindas , como: “pobreza secundaria”. Es a la luz de estas interpretaciones, que podemos entender la incorporación importante de las mujeres jefas de hogar en las actividades productivas, incluyendo el cooperativismo y otras asociaciones, pues mientras el precio de la independencia podía ser alto para ellas, los beneficios en otras dimensiones de sus necesidades, llegaron a pesar más que los costos. Así, los hogares cuyos jefes fueron las mujeres, podían tener un mayor acceso a recursos y sentirse menos vulnerables, en relación con la ausencia del control masculino.67 Las mujeres que se incorporaban al cooperativismo podían, sin embargo, enfrentar situaciones de hostilidad en su entorno inmediato, debiendo enfrentar mentalidades y percepciones no siempre favorables a su esfuerzo productivo. En un parangón con lo existente en otras experiencias de constitución de cooperativas, donde incluso, se utilizaban calificativos bastante groseros, en la experiencia de las mujeres de Guanacaste no estuvo ausente la hostilidad y hasta los enfrentamientos. Así lo recuerda un testimonio mencionado en uno de los estudios que ya hemos citado: “ El grupo de Cañas era muy bonito: identificadas, todas unidas, trabajando juntas, se les decía que la bandera de ellas en Cañas era de homosexuales, de playos. Que pertenecían a un bando del comunismo. No podían ver la bandera de nosotras porque decían que éramos comunistas. Las veían como un grupo que iba a destruir la comunidad. No era la comunidad la que las veía así, sino los políticos, la municipalidad. Eran mal vistas ” 68 Pero además, nos topamos con una conocida tesis de que la mujer debería estar en la casa, no así en actividades de emprendimiento productivo. Ante estas situaciones, surge como motivación principal el poder aportar de manera concreta al bienestar del hogar. Como ejemplo se cita en los estudios señalados, lo expresado por Iris, integrante de COOPEINGUA R.L., una cooperativa guanacasteca, quien es madre soltera, y relató que su propia motivación provenía del sueño de realizarse como una trabajadora; así podría proveer lo necesario para sus hijos y ya no ser mantenida por sus padres.69 67
Ibid Entrevista hecha el día Sábado 22 de Septiembre del año 2007, Cañas, Guanacaste, Costa Rica. Tomado de: Sofía Vindas Solano. Cooperativas y trabajo femenino en Guanacaste, desde la mitad del siglo XX hasta nuestros días. San José: Universidad de Costa Rica. 9º Congreso Centroamericano de Historia,2008, p. 3103 69 Ibidem, p.3101 68
61
Entre los estudios de APROMUJER, se menciona cómo las mujeres: “ En esta dinámica se han topado con no pocos estereotipos, que tienden a reiterar la falsa creencia de que la mujer no puede desempeñar con eficiencia funciones supuestamente reservadas a los hombres ” 70 Por lo tanto, según recuerda Vindas, se concibe que la mujer “cumple su destino al tener y criar los hijos”, porque los hijos son su única misión o la más importante. Por esto al trabajar, incursiona en un espacio ajeno, que no le atañe. Estas concepciones se revelan como características influyentes en la dinámica laboral de las mujeres, al no existir una lucha sólo y estrictamente a nivel comercial, sino también en la esfera personal, en sus casas y en sus comunidades. Aspectos psicosociales que no juegan ningún rol en otro tipo de experiencias empresariales, en el caso de la incorporación de la mujer a actividades productivas, adquieren un peso de primer orden, pues de por medio están las costumbres, los estereotipos sobre el rol de la mujer, el cuido de los hijos, el juicio público. Todos estos elementos abren una perspectiva diferente, a la hora de evaluar el éxito o el fracaso de una empresa cooperativa de mujeres. Porque estamos ante experiencias, donde se ponen a prueba no sólo la capacidad competitiva de estas cooperativas, sino toda una serie de factores de orden sociocultural muy complejos, partiendo de la visión tradicional de la mujer, dedicada a actividades domésticas, agregando la incomprensión de su entorno inmediato, con su afán de independencia económica respecto del hombre. Agreguemos necesidades que surgen casi de inmediato de cara al mercado, caso de la imprescindible capacitación en aspectos empresariales, el acceso al financiamiento, las carencias organizativas de la empresa, el mercadeo y otras facetas del proceso productivo hasta ahora desconocidas, las cuales tornan muy complicado el proceso del afianzamiento empresarial. Sin embargo, al mismo tiempo, es posible señalar que en el caso de las cooperativas de mujeres, para valorar su éxito o fracaso entran a colación una serie de parámetros, que no son comunes a otros tipos de empresas cooperativas. En este caso, el logro de la independencia financiera de la mujer, su aporte al sustento del hogar, así como otros aspectos de orden socio psicológico, en lo que respecta al afianzamiento de su propia imagen como mujer productiva y una 70
Mireya Jiménez Guerra y Marta Campos Méndez, Diagnóstico de la participación de la Mujer en el Movimiento Cooperativo Costarricense. San José: APROMUJER, 1999. Citado en: Sofía Vindas Solano. Cooperativas y trabajo femenino en Guanacaste, desde la mitad del siglo XX hasta nuestros días. San José: Universidad de Costa Rica. 9º Congreso Centroamericano de Historia,2008, p. 3104
62
mayor autoestima, son logros que necesariamente, deben ser tomados en cuenta, a la hora de medir la capacidad competitiva de estas empresas en el mercado. No obstante, existe además una conclusión interesante a la hora de analizar el devenir del cooperativismo femenino en Guanacaste, lo que es común a otras regiones del país. Hablamos del papel de las cooperativas como potenciales centros de empoderamiento de las lideresas, como una vía para acceder a posiciones del poder en los partidos políticos e instituciones, tanto locales como nacionales. Como sostiene Vindas: “Hemos buscado respuestas al por qué existe y ha existido siempre en las comunidades, un fuerte juego político entre las esferas de influencia, entre ellas las cooperativas. Y es que encontramos en el rol del liderazgo femenino, no solamente un arma importante para adquirir beneficios económicos, sino que por medio de éste se logra acceder a espacios de autoridad, de los cuales previamente se hallaban reservadas las mujeres. Entonces, las mujeres llegan a convertirse en potenciales demandantes de la cuota de poder, que detentan municipalidades y demás entidades regionales.”71 Como se denunciaría en el V Congreso Cooperativo de 1987, tampoco los organismos cooperativos nacionales estaban haciendo su tarea, al dejar de propiciar la participación femenina en los organismos regionales establecidos. En lo referente a la incorporación de las mujeres en los Consejos Regionales Cooperativos, CONRECOOP, adscritos al CONACOOP, de setenta y un representaciones a nivel nacional, sólo dos mujeres estaban integradas, lo que provocaba que los programas de las mujeres no se llevasen a cabo. Los CONRECOOP jugaban el papel de organismos intermedios del Consejo Nacional de Cooperativas y es donde se elevaban los planteamientos desde la base cooperativa, al Plan Nacional de Desarrollo Cooperativo y al Plenario Nacional. Podemos hablar en esta etapa, de un esfuerzo importante para intentar visibilizar el aporte de la mujer cooperativista, pero bajo condiciones muy precarias. Nos encontramos con esfuerzos aislados de muchas mujeres, en muy diversas cooperativas, por lograr una integración plena al sector, con ausencia de organismos nacionales de las mujeres que propiciaran la unificación de esos esfuerzos.
71
Ibidem, p.3108
63
El apoyo de otros organismos nacionales cooperativos todavía no estaba consolidado, y sólo se producía bajo condiciones especiales. Según describen las dirigentes de la época, entre las mujeres y los hombres había mucho pleito. En este momento, habría presencia de mujeres cooperativistas en los organismos nacionales sólo de manera esporádica y algunas ocupaban algunos puestos, como parte de un proceso gradual de maduración de la aceptación plena de la mujer, como dirigente nacional del cooperativismo. La dirigencia masculina, en realidad, no lograba interpretar adecuadamente, el nuevo fenómeno: ahí estaban las mujeres y había que darles algún protagonismo, pero sin ir más allá. De parte de las mujeres estamos ante un liderazgo genuino, no era solamente un asunto simbólico, aún cuando a los hombres les costara entender la nueva realidad. La posición inédita alcanzada por algunas dirigentes, les abría nuevos espacios, para incidir sobre sus compañeros masculinos en los órganos nacionales. Este aspecto, según se evalúa hoy por las dirigentes cooperativistas, fue bien aprovechado por las precursoras del Movimiento Cooperativo femenino y los hombres que acuerpaban sus reivindicaciones. Además, hay un factor esencial para entender esta etapa, y es que no existían suficientes cooperativas de mujeres, proceso que vendría luego.
64
IV EL COOPERATIVISMO FEMENINO SE HACE VISIBLE
U
n esfuerzo de definición de orientaciones de desarrollo sectorial tiene lugar con el IV Congreso Cooperativo de 1985, donde se proponen metas concretas para cada sector del cooperativismo nacional, en los marcos del Plan Nacional de Desarrollo Cooperativo, PLANDECOOP, aprobado en dicha ocasión. Aunque habría que reconocer las carencias metodológicas y las limitadas posibilidades operativas, tendientes a dar continuidad al proceso de planificación, cabe asimismo, mencionar propuestas concretas para el desarrollo de programas especializados, tanto en lo que respecta al cooperativismo juvenil y estudiantil, como en lo tocante al tema del género. En este caso, estamos ante una primicia en el contexto de los Congresos Cooperativos, hasta esa fecha ayunos en el tema de la mujer cooperativista. Es posible identificar en este cónclave, un salto adelante en dos sentidos: apertura de espacios mucho más amplios para la mujer cooperativista y comprensión de su papel específico dentro del sector y en segundo término, un claro compromiso de diferentes frentes del cooperativismo, con el fin de apoyar la inserción productiva y organizativa de las mujeres en las cooperativas nacionales. Cabe señalar, que en los anteriores Congresos Cooperativos, el tema del género estuvo totalmente ausente, sin siquiera una referencia parcial o lateral a la situación específica de la mujer cooperativista y su aporte. En este sentido, dichos cónclaves previos reflejan en su estructuración y acuerdos, la situación general imperante en relación con la invisibilización del papel de la mujer cooperativista y de la desidia existente, con respecto a sus necesidades diferenciadas. Por esta 65
razón, el IV Congreso Cooperativo representa un salto adelante, al dedicar un apartado específico a la mujer cooperativista. Podría afirmarse que en este IV Congreso, la posición de la mujer dentro del sector se hizo sentir con mayor determinación. Ese Congreso acordó incrementar la participación imperante de la mujer dentro del Movimiento Cooperativo, ya sea mediante el fomento de cooperativas de mujeres o ampliando su afiliación dentro de las ya existentes. Asimismo, determinó promover su participación en los órganos de decisión política, tanto en el nivel de su cooperativa, como en el ámbito nacional. Formulaciones que podrían sonar idílicas, dado el momento que vivía el cooperativismo en el tema de género, pero que eran reflejo de la determinación del liderazgo femenino, el cual se estaba convirtiendo en una realidad palpable en el sector y por otra parte, del eco de estas iniciativas en parte creciente del conglomerado masculino del cooperativismo nacional. Es en ese foro donde se toma un acuerdo de enorme trascendencia, para el futuro de la organización de las mujeres cooperativistas: “Crear una comisión especial, que promueva la participación de la mujer dentro del Movimiento Cooperativo Nacional y los organismos de decisión donde el CONACOOP le brinde el apoyo que requiera para el desarrollo de sus programas.” 72 Sobre esta base y luego de encargar al CONACOOP, INFOCOOP y CENECOOP R.L. el seguimiento de este acuerdo, se sentarían las bases, si no inmediatas, sí políticas y operativas, para establecer oficialmente, un organismo representativo de la mujer cooperativista en el contexto de las estructuras nacionales del sector. Este aspecto organizativo tardaría todavía un tiempo en concretarse. Pero el IV Congreso no se quedó en este punto. Además de la representación organizacional y el reconocimiento del papel del cooperativismo, en la promoción empresarial y social de la mujer, el Cónclave dispuso que se realizaran esfuerzos orientados a elevar el nivel socio-económico y cultural de la mujer costarricense, ejecutando su organización en torno a proyectos productivos, con modelos cooperativos que aseguren el empleo permanente.
72
CONACOOP. Plan Nacional de Desarrollo Cooperativo 1986-1990. San José: 1986, p.186
66
En este orden de cosas, instruyó tanto para identificar nuevos sectores de participación de las cooperativas femeninas, como para ampliar y definir los niveles de participación de la mujer, en las cooperativas existentes. En vista de que esto significaba incursionar más aceleradamente, en la actividad empresarial y reconocer las carencias existentes, el foro tomó tres acuerdos visionarios, algunos de ellos plenamente vigentes en la actualidad: •
•
•
Fomentar en las cooperativas femeninas, el mejoramiento de las condiciones de producción en lo referente a precios, calidad, comercialización y condiciones de trabajo. Intensificar los proyectos de transferencia de tecnología, dirigidos a la población femenina fortaleciendo las áreas de administración, producción y comercialización. Establecer sistemas de coordinación y apoyo financiero con los organismos públicos y privados, que adelanten programas de promoción de la mujer y su vinculación en las actividades productivas en el nivel nacional e internacional.73
Un aspecto esencial de los acuerdos adoptados por el IV Congreso, tienen que ver con la formación y capacitación de las mujeres cooperativistas. En este sentido, los acuerdos fueron numerosos y multifacéticos: • • • •
• •
Impartir un módulo de capacitación en cooperativismo básico, por cooperativa por año. Impartir un módulo anual regional por cooperativa, en aspectos específicos de administración. Impartir seminarios de cuarenta horas académicas, sobre políticas gerenciales. Obtener becas anuales para la educación formal en nivel superior, sobre administración gerencial de acuerdo con las necesidades de las cooperativas beneficiarias. Establecer convenios con instituciones de enseñanza media, para beneficiar a las asociadas. Impartir un curso de liderazgo y relaciones humanas por cooperativa.74
Como fenómeno paralelo, surgió como consecuencia de este tipo de acuerdos, una amalgama indisoluble entre el cooperativismo femenino y CENECOOP R.L.,
73 74
Ibid Ibid
67
organismo al cual se le encargó emprender esta transformación, en la formación del capital humano femenino del cooperativismo nacional. Estamos pues, en una etapa donde un grupo importante e incansable de nuevas dirigentes emerge en el escenario del sector, bajo el liderazgo de Marta Campos y un grupo de lideresas, empeñadas en ventilar concepciones rancias, ganar posiciones con el apoyo de hombres de avanzada o convencer incluso, a los más conservadores y reticentes sobre la necesidad de un giro en el tema de género. El reflejo de ese accionar se dejó sentir en el IV Congreso Cooperativo, aún cuando la materialización de estas propuestas tardaría en llegar. Estamos, sin embargo, en un proceso de esclarecimiento de miras, de acumulación de fuerzas y pensamiento, que coadyuvan a definir casi una agenda de desarrollo del cooperativismo femenino, cuyos derroteros continuarían vigentes por muchos años. Habría que señalar, que aun cuando este foro se ubicó en la fase arranque del movimiento organizado por la mujer cooperativista, tuvo una serie características relevantes, entre ellas la integralidad de las propuestas y carácter multifacético de las mismas, pues abarcaron desde tópicos organización, pasando por temas financieros y empresariales, hasta aspectos promoción, formación y capacitación reflejados en la suma de acuerdos.
de de el de de
Baste para demostrar lo anterior, hacer referencia al acuerdo para que fuera establecido un servicio de guardería infantil por cooperativa, para niños de cero a seis años. Una directriz que de haberse impulsado, hubiera significado un importante paso adelante en la política social de las cooperativas del país. Por último, una directriz del IV Congreso que marca el futuro de este tipo de cónclaves: “Para que en el V Congreso Cooperativo Nacional, y el Segundo Congreso Cooperativo Juvenil, se incluya el análisis del papel de la mujer en las cooperativas en todos los temas de discusión.”75 Así ocurriría, en mayor o menor medida, en el resto de los congresos cooperativos, con una salvedad conceptual que resulta incomprensible. Hablamos de que cuando se hizo referencia al tema de la mujer, en algunos de los congresos que sobrevendrían, se hizo uniéndolo al de la niñez y la adolescencia. Una metodología confusa que no resiste el menor análisis, dadas las evidentes 75
Ibid
68
diferencias existentes en la situación de estos tres sectores y el imperativo de dar un tratamiento diferenciado a cada uno de ellos. Esta carencia se vendría a solventar en congresos recientes, donde se incorpora un capítulo especial sobre la mujer, o se eleva a acuerdos del congreso las conclusiones de los foros de la mujer cooperativista. Surge APROMUJER Ante la inexistencia de una organización oficialmente inserta dentro de la estructura del cooperativismo nacional, un importante papel de acumulación de fuerzas, correspondió jugarlo a la entidad APROMUJER, Programa Nacional de Asesoría y Capacitación para la Mujer Cooperativista, creado en 1986. Marta Campos reseña que la idea de establecer APROMUJER, le nace durante sus estudios de posgrado en el Centro Internacional de la O.I.T., en Turín, Italia, en ese año de 1986. A su regreso al país, señala que "con la tesis en la maleta y dispuesta a hacerla realidad" comunicó su idea a un grupo de personas, hombres y mujeres, emprendiendo entonces, las actividades necesarias para establecer la organización, empezando por el aspecto legal que como asociación debería ostentar. APROMUJER nace como una ONG, bajo la ley 218, el 18 de mayo de 1987.76 Según Campos, este programa surge “con el objeto de hacer visible el trabajo de las mujeres cooperativistas, no de incorporarlas, pues desde la constitución de la primera cooperativa ya estaban como asociadas, sólo que la historia no las recuerda.”77 Entre los objetivos de APROMUJER se establecieron los siguientes: •
Promover la participación activa de la mujer en el desarrollo del país, por medio de actividades de formación y capacitación para el manejo de empresas productivas.
•
Implementar diferentes mecanismos y sistemas, para desarrollar el liderazgo femenino.
•
Propiciar la creación, el mejoramiento y el financiamiento de las cooperativas y las microempresas, para que la mujer se incorpore a la producción y a la responsabilidad socio-económica de las mismas.
76
APROMUJER. El éxito también es para las mujeres. San José: Informe parcial, 15º aniversario, mayo de 2002, p.5 77 Aporte de APROMUJER en el desarrollo del género dentro del Movimiento Cooperativo. Revista APROMUJER, N.27, 1995, p.p. 6-7.
69
•
Apoyar la organización de servicios de responsabilidad comunitaria, dirigidas a contribuir a aligerar las cargas de la mujer trabajadora.
•
Implementar diferentes tipos de actividades, tendientes a contribuir a elevar el nivel de la autoestima de las mujeres y por ende, lograr su desarrollo personal integral como persona.
•
Crear conciencia en que el mundo está cambiando y nosotras también debemos hacerlo.
•
Editar la revista APROMUJER, la cual es de apoyo y a la vez vocera de las mujeres cooperativistas y microempresarios.
•
Visibilizar el aporte de la mujer, en el desarrollo de sus comunidades y del país en todos los campos.78
Pero, para aquilatar verdaderamente, el papel renovador y el propósito que trae consigo el establecimiento de APROMUJER, resulta interesante echar una ojeada a la misión establecida por esta organización: “APROMUJER es una organización de mujeres cuya labor es concientizar sobre la importancia de incorporar a las mujeres en el desarrollo social y económico, a partir del crecimiento conjunto de ambos géneros dentro del Movimiento Cooperativo y mediante la incorporación de la mujer a la producción; así como su incorporación y desarrollo personal sobre la base de un desarrollo humano sostenible.”79 Resulta interesante constatar que APROMUJER auto-define una serie de objetivos, los cuales van más allá de la sola reivindicación del papel de la mujer en el cooperativismo o la sociedad, para concientizar sobre su papel en el desarrollo social y económico. Al pretender visibilizar el papel de la mujer en el contexto del Movimiento Cooperativo, no lo hace tampoco como una organización que enfrenta a los hombres del cooperativismo. Antes bien, plantea que la promoción de la mujer debe partir del crecimiento conjunto de los hombres y las mujeres cooperativistas. Se señala además, que esta organización pretende promover la participación activa de la mujer, combinando formación, capacitación y establecimiento de empresas productivas. En este sentido, el liderazgo de la mujer cooperativista estaría ligado estrechamente, a su incorporación en las actividades productivas, a su capacidad de organización y al fortalecimiento de su autoestima, desde la perspectiva del desarrollo integral de la mujer. En este aspecto no se 78
APROMUJER. El éxito también es para las mujeres. San José: Informe parcial, 15º aniversario, mayo de 2002, p.7 Ibid
79
70
deja de lado tampoco, la labor editorial que, como es sabido, juega un papel esencial en tareas organizativas.
La crítica emanada del V Congreso Cooperativo No tendría que pasar mucho tiempo, para que las mujeres cooperativistas sometieran a una fuerte crítica el incumplimiento de los acuerdos del IV Congreso Cooperativo, en lo referente a la mujer cooperativista. El V Congreso realizado en los meses de junio, julio, agosto y setiembre de 1987, formula una serie de planteamientos orientados a demostrar la madurez obtenida por las organizaciones cooperativas femeninas, comprendiendo que se estaba ante un proceso con altibajos, que ponía a prueba las convicciones y la capacidad de lucha. En referencia al cumplimiento de los acuerdos del IV Congreso, en lo correspondiente al fomento de cooperativas de las mujeres, la promoción de su participación en los órganos de decisión política y la creación de una Comisión, la cual les diera seguimiento a esos acuerdos con plazo al año 1986, las mujeres cooperativistas señalaron que hasta ese momento, no sólo no se había desplegado ninguna campaña promocional, sino que no existía la Comisión que debía estar funcionando. Según puntualizaron, ni siquiera se estaban sentando las bases para formar un organismo con esta responsabilidad, por ese motivo, un grupo de asociadas de cooperativas de mujeres propuso enérgicamente, que se cumplieran las metas del PLANDECOOP. Se partía de un verdadero pronunciamiento, rico en redacción, pensamiento y visión política, que, por otra parte, constituye un diagnóstico revelador sobre la situación de la mujer cooperativista, en ese momento histórico: “A pesar de que en el último cuarto de siglo participa activamente en el quehacer político dignificando la actividad cívica y democrática, la igualdad ante la ley de hombres y mujeres no ha sido igualdad en esencia. Aún hay discriminación en el campo del trabajo, en el campo político la desigualdad es muy notoria; podemos señalar que el número de diputados al Congreso no guarda relación con el número de votantes y de puestos. De 1953 a 1987, únicamente treinta y dos mujeres han servido una curul en la cámara legislativa, sólo para poner un ejemplo. En la alta dirigencia del Movimiento Cooperativo, CONACOOP e INFOCOOP, solamente una mujer se ha
71
mantenido en el directorio en años y en el INFOCOOP únicamente dos, en sus doce años de existencia.”80 A continuación, se hacían una serie de formulaciones muy significativas, para comprender el momento que vivía la organización de las mujeres cooperativistas: “Creemos que esto puede tener como causa el poco interés que la mujer ha dado al campo político. También creemos que en el campo del cooperativismo la mujer no ha sido lo suficientemente agresiva para obtener cargos importantes en los cuerpos directivos tanto de cooperativas como de instituciones del mismo sector. Hay urgencia de acelerar la formación profesional en carreras ágiles y cortas para la mujer. La creación de medias plazas para que las mujeres dediquen medio tiempo al hogar y, a su vez, cuenten con su propia entrada. Hay también urgencia de ofrecer horarios accesibles para que la mujer pueda llenar sus funciones en el hogar y fuera de él. Urge contar con más guarderías infantiles bien organizadas.”81 Para finalizar, harían una excitativa donde palpita la más sólida comprensión acerca de las potencialidades y limitaciones del actuar de sus congéneres masculinos, llamados ellos también, a alivianar las carencias y los obstáculos impuestos a la mujer cooperativista: “Creemos que los hombres con rasgos de poder de decisión, deben actuar dentro de la más clara inteligencia, con ánimo sereno y que dentro de un espíritu de justicia, a la mayor brevedad posible, busquen las condiciones propicias a efecto de que el mayor número de mujeres puedan disfrutar de las mejores formas de vida y de participación.” 82 Como consecuencia de esta actitud cuestionadora del pobre cumplimiento de los acuerdos de los Congresos Cooperativos, en relación con el fomento y organización del cooperativismo femenino, surgirá La Comisión de Mujeres del CONACOOP en 1987.
80
CONACOOP. V Congreso de Cooperativas. Sesiones Plenarias en Universidad de Costa Rica. San José: 11, 12 y 13 de setiembre de 1987 81 Ibid 82 Ibid
72
Un proceso de acumulación de fuerzas Se vivía una etapa pletórica de actividades. Entre diciembre de 1988 a octubre de 1989, se sucedieron el Primer Encuentro Nacional de Mujeres Directoras de Comités de Educación, el Tercer Encuentro Nacional de Mujeres Gerentes de Cooperativas, el Primer Encuentro Nacional de Mujeres Directoras de Consejos de Administración, el Segundo Encuentro Nacional de Mujeres Líderes Cooperativistas, el Primer Encuentro Nacional de Secretarias del Movimiento Cooperativo, el Primer y Segundo Encuentro Nacional de Mujeres Directoras de Comités de Vigilancia. Una frenética y fructífera actividad, que coincidía con esfuerzos concretos en materia empresarial. El proceso de institucionalización del cooperativismo femenino, alcanza ribetes centroamericanos y caribeños, gracias a los empeños de la CCC-CA, según sus propios planteamientos: “Desde su creación, la Confederación ha procurado cumplir a cabalidad con su responsabilidad histórica de garantizar un trato igualitario para la mujer cooperativista. No es casualidad que la presidenta fundadora de la CCC-CA a principios de la década de los 80 fuera una mujer cooperativista. ( ) Consecuente con esa línea y su compromiso, la CCC-CA ha realizado esfuerzos importantes para señalar la necesidad estratégica de abrir espacios a la mujer dentro del cooperativismo tanto a nivel regional como nacional. Impulsa un proceso de análisis y discusión sobre nuevas opciones para la mujer cooperativista, a través de los seminarios "Mujer y Cooperativismo" y su apoyo para un Programa Regional de la Mujer.” 83 En mayo de 1988, se establece un Comité Regional especializado de esa organización, para definir políticas y estrategias a seguir en el Programa de la Mujer de la CCC-CA. Dentro del mismo, se contemplaba la búsqueda de soluciones a los problemas de desarrollo político, económico y social de la mujer en el contexto del cooperativismo regional, las cuotas de participación de la mujer en las actividades cooperativas, la transferencia de conocimientos por medio de los eventos de capacitación, la incorporación de la mujer en los procesos productivos, entre otros. En la perspectiva de esa organización regional cooperativa:
83
Revista DIALOGO COOPERATIVO REGIONAL N.3, CCC-CA, San José, 1991, p.p.2-3
73
“La concurrencia de la mujer en el cooperativismo, y en la sociedad en general, no debe concebirse como una concesión sino, al contrario, como un derecho inherente e irrenunciable por parte de la mujer.”84 Por su parte, APROMUJER, con el concurso de CENECOOP R.L., lograron hacer un quiebre en la tradición de asistencia de cooperativistas a los cursos de Alta Gerencia impartidos por el INCAE, y propiciaron que las primeras diez mujeres asistieran al mismo. En otro caso, la ACI posibilitó un financiamiento, para proyectos productivos de mujeres en COOPEFINCA 11 R.L., COOPECOSTURA R.L., COOPEARFE R.L., MODILICOOP R.L., COOPETROJAS R.L., COOPEMIL R.L., GRUPO DE APOYO DE APROMUJER EN LA REGIÓN HUETAR NORTE Y COOPROPALCA R.L.85 De esta manera, se iba conformando toda una ofensiva tendiente a transformar la situación imperante, en cuanto a la incorporación y el fortalecimiento del papel de la mujer en el cooperativismo nacional. Algunas veces, los diferendos eran inevitables, sobre todo cuando salían a la luz temas sobre los cuales la contraparte masculina no había avanzado lo necesario, para comprender las implicaciones sociológicas y prácticas de algunas decisiones. Por ejemplo, cuando se empezó a hablar de un concurso para nombrar a la señorita cooperativista o la novia del cooperativismo. En esos casos, salieron a la luz profundas diferencias con algunos de los representantes masculinos de las cooperativas, en organismos como CONACOOP. De hecho, la Comisión de Mujeres del CONACOOP, en sesión del 29 de febrero de 1988 acordó: “Solicitarle al Director Ejecutivo del CONACOOP (Sic), señor René Castro, envíe una circular a todas las Cooperativas en la cual aclare que el Concurso de la Novia del Cooperativismo, no cuenta con el apoyo del Movimiento Cooperativo, y que el Periódico Comunicación, tampoco pertenece a ninguna organización cooperativa.”86 El Comité Nacional de la Mujer Cooperativista En enero de 1989, se editó un diagnóstico de la situación de las mujeres cooperativistas y en ese mismo año se lograron atraer recursos económicos ofrecidos por la Alianza Cooperativa Internacional, para poner en marcha el Programa de las Mujeres. El nombre original de Comisión fue cambiado por el de Comité Nacional de las Mujeres Cooperativistas, cuya misión fue “ impulsar y 84 85 86
Revista DIALOGO COOPERATIVO REGIONAL N.3, CCC-CA, San José, 1991, p.p.2-3 Revista APROMUJER, N.6, 1989, p.7 Comisión de Mujeres del CONACOOP. Acta N° 3, 29 de febrero de 1988
74
propiciar la incorporación de la mujer al desarrollo económico, político y social, consciente de su género y compromiso consigo misma y el medio en el cual se desarrolla.”87 El Comité surgía como “una organización política especializada en asuntos de mujeres.”88, con la misión de: “Impulsar y propiciar la incorporación de las mujeres al desarrollo económico, político y social.”89 Para cumplir los objetivos, se empezaron a coordinar esfuerzos con organismos nacionales e internacionales, cooperativos y no cooperativos, así como con entes gubernamentales La prioridad consistió cubrir las necesidades más urgentes de las mujeres, para lograr una real incorporación y participación en el desarrollo económico, político y social del Movimiento Cooperativo Costarricense.90 El Comité Nacional de las Mujeres Cooperativistas dio prioridad a las siguientes áreas de acción, con el fin de procurar el fortalecimiento del cooperativismo femenino: •
Organización: que era concebida como la base para el desarrollo de las mujeres “ quienes toman las decisiones y eligen el tipo de organización que quieren llevar adelante.”
•
Capacitación: mediante programas de asistencia técnica y política de actualización de la dirigencia y mujeres de cooperativas de base.
•
Financiamiento: a través de un sistema ágil y oportuno, que apoya los proyectos productivos de mujeres cooperativistas.
•
Legislación: promulgando modificaciones a la Ley de Cooperativas, a fin de dar equidad de oportunidades a las mujeres y además, el reconocimiento de su participación en el desarrollo social, económico y cultural.91
Como se señalaba dos años después de su fundación:
87
Comité Nacional de las Mujeres Cooperativistas. Órgano político especializado en asuntos de las Mujeres. En: Consejo Nacional de Cooperativas - Instituto Nacional de Fomento Cooperativo. 10° Congreso Nacional del Movimiento Cooperativo Costarricense. “El cooperativismo y los líderes cooperativistas ante los desafíos del Siglo XXI”. San José: Documento final, Acuerdos y resoluciones, marzo de 2001, mimeo, p.114 88 Comité Nacional de la Mujer Cooperativista. Informe de Labores, 1997-1998, p.5 89 Ibid 90 Ibid 91 Ibid
75
“El Comité Nacional, ha fungido como organismo de integración de todas las mujeres cooperativistas de nuestro país, la coordinación y los canales permanentes de comunicación contribuyeron notablemente al logro de los objetivos propuestos de manera que la incorporación y participación activa de todas, ha fortalecido nuestro movimiento, el apoyo de las actividades de capacitación, proyectos socioeconómicos, el respeto mutuo y la voluntad de las miembras han sido los pilares básicos para el alcance de nuestras metas.”92 Los obstáculos de la institucionalización no detienen el proceso Mientras la organización de la mujer cooperativista se fortalecía de una manera sin parangón, somos testigos, por el contrario, de una virtual atenuación de su beligerancia en los máximos foros del sector. A primera vista, esto resulta contradictorio, pues se supone que los congresos cooperativos sintetizan la dinámica y las prioridades de una época del cooperativismo nacional en su conjunto. Sin embargo, es posible percibir una cierta desazón de las lideresas cooperativistas, con respecto a los logros efectivos alcanzados en esos cónclaves, frente a la dinámica entusiasta e incansable percibida en el accionar de las cooperativistas femeninas en otros ámbitos. Los siguientes planteamientos formulados en publicaciones de la CCC-CA, parecen esclarecer elementos acerca de la estrategia asumida por las mujeres cooperativistas de la región, ante las dificultades para ser escuchadas y llevadas a la práctica las resoluciones y decisiones de los más altos foros, por parte de las organizaciones del cooperativismo centroamericano: “El problema esencial no es de orden institucional, sino más bien de actitud. Debemos cambiar la concepción de los géneros a fin de que se den las condiciones óptimas de compresión, mutuo respeto y acción conjunta entre los hombres y las mujeres. La tarea a desplegar debe estar basada en el impulso a procesos de concientización de todos los sectores del orden cooperativo, que garanticen no la confrontación de los géneros, sino la real integración bajo el principio de la intercooperación y la concertación entre hombres y mujeres.” 93
92 93
Comité Nacional de la Mujer Cooperativista. Informe de Labores, 1997-1998, p.7 Revista DIALOGO COOPERATIVO REGIONAL N.3, CCC-CA, San José, 1991, p.p.2-3
76
En ese contexto, resultan poco alentadores los pronunciamientos y acuerdos del VI y VII Congresos Cooperativos, en relación con la mujer cooperativista. Muy probablemente, la dinámica del entorno vivida en el país, donde se promovían los programas del ajuste estructural, y no se paraba de atacar al cooperativismo desde las esferas políticas y los medios de comunicación, colocaban el tema del género como una prioridad de segundo nivel, en medio de la asonada orquestada desde los centros de poder contra el sector. Las energías que hubo que consumir en la defensa del cooperativismo fueron extraordinarias y, aunque la arremetida no alcanzó del todo su objetivo desestabilizador, representó una dura prueba que otro sector social, muy posiblemente, no hubiera resistido. Los procesos de orientación hacia el exterior, propios de la estrategia macroeconómica en la cual el país se encontraba inmerso, como parte de los procesos de liberalización, aún no sentaban bien en el cooperativismo. En el inicio de la década de los noventa, sólo una parte irrisoria de sus empresas había asumido el reto de competir en los mercados internacionales. No obstante, algunas cooperativas mostraban gran capacidad de adaptación a las nuevas circunstancias. En medio de un cambio de paradigma en la base productiva nacional, las cooperativas no mostraban el suficiente dinamismo como para aprovechar las oportunidades que se presentaban en el contexto de la apertura comercial, al menos en esta primera etapa de este proceso. En términos generales, prevalecía una evidente cautela y se privilegiaba el arraigo local de las cooperativas. Algunos sectores conservadores de la sociedad costarricense se oponían a continuar apoyando el fortalecimiento del cooperativismo, como una herramienta que permitía la participación popular y, al mismo tiempo, resultaba competitiva en la vida empresarial. Catalogaban al cooperativismo como un sector privilegiado, que había recibido demasiados beneficios del Estado costarricense, pero no había dado una rendición de cuentas satisfactoria, sobre el uso dado a esos beneficios. Esos sectores preferirían un cooperativismo pequeño, dedicado a la beneficencia social, con menos presencia en la actividad financiera, agroindustrial y en otros sectores productivos. En medio de la vorágine, se debe reconocer que hubo retrocesos significativos, en el tratamiento del tema de la mujer en los congresos cooperativos. En primer lugar, en el VI Congreso de 1989, si acaso se menciona el tema de la mujer y, además, éste aparece inserto junto al tópico de la niñez y la juventud, limitándose al aspecto de la educación cooperativa:
77
“9- Impulsar con más fuerza la formación cooperativa de la niñez, la juventud y la mujer costarricense. (
)
9.4. Integrar los programas dirigidos a la mujer a este proceso a través de los organismos competentes.”94 Quizás sólo valga destacar como trascedente desde la perspectiva del género en este cónclave, el acuerdo de: "Apoyar en todos sus alcances el Proyecto de Igualdad Real de la Mujer. El mismo tratamiento poco profundo se da en relación con el tema de la mujer en el VII Congreso de 1991, una vez más, ubicándolo en el contexto del tema de la juventud cooperativista: “9.- Para que en Fomento de los Proyectos Cooperativos de la Mujer y de la Juventud, se establezcan los recursos financieros necesarios para el financiamiento de nuevas propuestas y se cumpla con el espíritu de la Ley Cooperativa. Para ello se crearán los procedimientos necesarios y se apoyarán a esos sectores técnicamente, en la preparación de proyectos viables.”95 Evidentemente, estamos muy lejos de un abordaje serio y calificado del tema del género. Podría afirmarse, que los Congresos Cooperativos de esta etapa representan un retroceso en lo que respecta a este tema, y que el tratamiento dado a este tópico estaba muy lejos de la dinámica que caracterizaba la creciente presencia y los aportes de la mujer cooperativista. Por lo demás, no existen razones fundadas, ni conceptual ni técnicamente, para que se tomaran acuerdos comunes para incorporar a la mujer, los niños y los jóvenes al cooperativismo. Aún cuando podrían existir coincidencias en cuanto a problemas comunes, el menor análisis de situación y el planteamiento de soluciones alejan inmediatamente, los universos de estas tres realidades. Por el contrario, las profundas diferencias existentes en la situación de estos sectores, sus realidades y prioridades, obligan a un posicionamiento específico y a la búsqueda de soluciones también específicas para cada sector. Aquí cabía más una labor de desagregar políticas y acciones, más que un agregado amorfo que no conducía a nada desde el punto de vista estratégico.
94
CONACOOP. Resoluciones del VI Congreso. San José: Abril-mayo 1989 CONACOOP.VII Congreso Nacional de Cooperativas. “El Cooperativismo frente a los retos del siglo XXI. Memoria. San José: 31 de mayo-1 de junio de 1991
95
78
Mientras tanto, las mujeres cooperativistas desarrollaban una frenética y entusiasta actividad, en otras áreas del quehacer cooperativista. Dentro de los procesos de promoción de la toma de conciencia emprendidos por las mujeres cooperativistas, se inició un constante proceso de publicación de revistas, folletos e investigaciones. Uno de estos productos editoriales fue el Diagnóstico sobre la Participación de la Mujer en el Movimiento Cooperativo Costarricense, asumido con entusiasmo y compromiso por APROMUJER, que se convertiría en instrumento permanente de análisis y reflexión sobre el tema. Organizaciones como CENECOOP R.L., INFOCOOP, CONACOOP, UNACOOP R.L. y organismos internacionales cooperativos, como la Confederación de Cooperativas del Caribe y Centroamérica, CCC-CA, la Oficina Regional de la ACI en Costa Rica, así como instituciones de cooperación de España, Canadá, Suecia, Noruega y otros países, van marcando la senda de este proceso de acumulación de fuerzas y materialización de proyectos. En el orden interno, sólo en el período entre 1988 y 1991, APROMUJER había logrado capacitar a unas mil mujeres sobre diversos tópicos, incluyendo cursos de Liderazgo, Gestión Gerencial, Autoestima, Historia de la Mujer, Estructura y funciones de órganos de una cooperativa, Mujer y Patriarcado, Mujer y Política, Mujer y Cultura, Mujer y Cooperativismo, Integración cooperativa, etc. Destacable es la proyección regional de estos esfuerzos, mediante la cual el cooperativismo de las mujeres, jugaba desde sus inicios un papel esencial como efecto de demostración, dirigido a la organización política y empresarial de las mujeres costarricenses, en los más diversos ámbitos geográficos y culturales. Al respecto, el siguiente cuadro y gráfico: Cuadro N.4 APROMUJER Mujeres cooperativistas participantes en seminarios, cursos y reuniones 1988-1991
Provincia / años San José Alajuela Cartago Heredia Guanacaste Puntarenas Limón
1988 349 115 75 32 58 20 125
1989 360 120 80 45 65 12 150
Fuente: APROMUJER. Memoria 1988-1991. San José, Diciembre de 1991, p. 12
1990 375 130 95 50 70 25 150
1991 461 142 98 52 71 26 150
79
Gráfico N.2 APROMUJER Mujeres cooperativistas participantes en seminarios, cursos y reuniones 1988-1991 Por provincias
San José
575
83
1545
264 179 348
Alajuela Cartago Heredia
Guanacaste
507
Puntarenas Limón Fuente: APROMUJER. Memoria 1988-1991. San José, Diciembre de 1991, p. 12
En el caso del CENECOOP R.L., empezaban a echarse las bases de lo que luego sería un apoyo institucional masivo, a la formación y capacitación de las mujeres. Los datos a finales de los años ochenta, todavía no eran del todo lisonjeros, en la perspectiva de la participación igualitaria de hombres y mujeres, en las actividades de capacitación desarrolladas por ese ente, tal como lo refleja el siguiente cuadro y gráfico:
Cuadro n° 5 CENECOOP R.L. Distribución de participantes según sexo Actividades programadas y no programadas Enero- octubre 1989 Sexo Hombres Mujeres TOTAL
Programadas. Participantes % 376 78% 109 22% 485 100%
No programadas Participantes % 567 74% 198 26% 765 100%
Fuente: CENECOOP R.L.: Evaluación Enero-Octubre, Departamento Académico, 1989
80
Gráfico n° 3 CENECOOP R.L. Distribución de participantes según sexo Actividades Programadas Enero - Octubre 1989
22% Hombres Mujeres
78% Fuente: CENECOOP R.L.: Evaluación Enero-Octubre, Departamento Académico, 1989
Podemos destacar varios aspectos: •
•
•
Asombra el número austero de actividades realizadas en ese momento por CENECOOP R.L., si las comparamos con las que iba a realizar pocos años después. De un proyecto modesto, se pasó a una verdadera institución de educación y capacitación cooperativa. No deja de sorprender que desde esa fecha, a finales de los años ochenta, se cuente con estadísticas de participación de hombres y mujeres, en momentos cuando numerosas organizaciones cooperativas locales y foráneas ni siquiera se planteaban esta opción. Una situación que, estudiando la bibliografía existente, tardaría varios años en cambiar. No hay duda de que entre esas trescientas siete mujeres participantes en las actividades de la institución, se encontraban muchas de las dirigentes del cooperativismo femenino nacional. Un número poco espectacular, si lo comparamos con la realidad actual, sin embargo, sumamente impactante desde el punto de vista de su trascendencia potencial y capacidad de cambio.
La situación a finales de los años ochenta Es importante hacer un alto en el camino y hacer una revisión de algunos datos que arrojan más luz sobre la situación de la mujer cooperativista, en el tránsito entre los años ochenta y noventa del siglo XX: 81
•
•
• •
•
Se calculaba que del total de asociados a las cooperativas del país, un 36 por ciento eran mujeres, lo cual mostraba una participación cada vez más importante lograda por la mujer en el cooperativismo.96 Cerca de un 10 por ciento de las cooperativas del país estaban administradas por mujeres, las cuales reunían aproximadamente, un 6 por ciento de la base asociativa. Estas cooperativas lideradas por mujeres, se encontraban en un 70 por ciento en las provincias de San José y Alajuela. Estas cooperativas se dedicaban en un 30 por ciento a la maquila, un 26 por ciento a ahorro y crédito y un 6 por ciento a los servicios múltiples, entre las más importantes. Las mujeres ocupaban puestos de gerencia, en un 4 por ciento de las cooperativas de artesanía, 6 por ciento de industria, 4 por ciento de transporte, 6 por ciento de consumo y 4 por ciento de vivienda.97
Estos datos son muestra de una creciente participación de la mujer en el contexto del Movimiento Cooperativo, en actividades cada vez más complejas y compartiendo plenamente, puestos de dirección con sus congéneres masculinos. Una apertura de espacios que no había sido fácil y en la que persistían aún obstáculos significativos, para que permitiera hablarse de una plena integración femenina al Movimiento. A pesar de optar cada vez más mujeres por cargos tanto en las estructuras de representación de las cooperativas de base, como en puestos gerenciales y administrativos de alto nivel, no sucedía lo mismo en las estructuras político-administrativas del cooperativismo nacional. Al respecto una serie de datos elocuentes: •
• •
96
En el Plenario del CONACOOP, en el periodo 1987-89, cinco mujeres ocupaban un puesto de representación, entre un total de treinta y ocho miembros y antes de ese periodo su participación fue incluso, mucho menor. En el Directorio de este mismo organismo, solamente una mujer había logrado compartir un puesto de dirección con seis hombres. En el caso del INFOCOOP, en sus casi veinte años de constitución, solamente había tenido dos mujeres en su Junta Directiva constituida por un total de siete miembros (una en 1978 y otra en 1983).98
Tómese en cuenta que a nivel nacional la participación de la mujer en la Población Económicamente Activa oscilaba en ese momento, en torno al 20% del total de la PEA. Citado en: Marielos Rojas Víquez. Anuario del cooperativismo en Costa Rica 1988-1989. San José: Universidad de Costa Rica, Instituto de Investigaciones Sociales, 1990, p.p. 18-19 97 Mireya Jiménez Guerra. Diagnóstico de Participación de la Mujer en el Movimiento Cooperativo, 1989
82
V EL EMPUJE DE LOS AÑOS NOVENTA
L
a década de los noventa constituye un momento especialmente importante, en el proceso de incorporación de la mujer a la participación ciudadana y al mundo de la producción. Desde 1995, la población económicamente activa femenina crecía más rápidamente que la masculina (19.1 por ciento en las mujeres, contra 10.2 por ciento en los hombres). Su presencia se hacía sentir en la esfera de servicios (44.5 por ciento), comercio (26 por ciento) y en la industria manufacturera (15.6 por ciento). Asimismo, la participación de la mujer en la propiedad de empresas pasó de 9.6 por ciento en 1990, a 17.7 por ciento en 1999.99 Todos estos datos demuestran la transformación silenciosa, que en este aspecto estaba ocurriendo en nuestra sociedad. Aquí, se podía incluso hablar de una tendencia irreversible. No obstante esta tendencia, seguían existiendo profundas y groseras diferencias en el ámbito internacional, que reflejaban la posición subordinada de la mujer: • • •
Las mujeres realizaban el 67 por ciento de las horas de trabajo, que se efectuaban en el mundo; Las mujeres recibían el 10 por ciento del ingreso del mundo; Las mujeres eran las 2/3 de los analfabetos del mundo;
98
Marielos Rojas Víquez. Anuario del Cooperativismo en Costa Rica 1988-1989. San José: Universidad de Costa Rica, Instituto de Investigaciones Sociales, 1990, p.p. 18-19 Véase: Proyecto Estado de la Nación. Estado de la Nación en Desarrollo Humano Sostenible Sétimo Informe 2000.
99
San José: Proyecto Estado de la Nación, 2001
83
•
Las mujeres eran propietarias de menos del 1 por ciento de las propiedades del mundo. 100
En el caso de Costa Rica, esa situación encontraba réplica en los aspectos salariales y empresariales. En el primer caso, la mujer seguía siendo remunerada con un salario, un 30 por ciento menor como promedio, por el mismo trabajo realizado por los hombres, con un nivel similar de calificación. Según fuentes oficiales: “En general, las mujeres tienen retribuciones monetarias al trabajo inferiores a los hombres en todas las clasificaciones económicas. Estas diferencias son bastante amplias por categoría ocupacional, especialmente al considerar el trabajo independiente, donde las mujeres perciben remuneraciones que en promedio son la mitad de los ingresos de los hombres. También se presentan diferencias por sector de actividad, siendo el comercio la rama que presenta la brecha mayor. De igual modo, por ocupación y sector institucional las diferencias persisten.”101 Lo anterior, no obstante, que en 1998 el 21.8 por ciento de la fuerza de trabajo femenina tenía un nivel de instrucción universitaria, contra sólo un 13.0 por ciento de los hombres. Resulta a todas luces irónico que a pesar de estas cifras, el crecimiento del desempleo de la población femenina con grado profesional y técnico abarcaba una cuota de crecimiento del 18 por ciento, que era mayor al crecimiento promedio (de un 6 por ciento) de toda la población desocupada con el mismo grado. La situación era especialmente alarmante en la zona rural, donde el 90 por ciento de las personas desocupadas de este grupo eran mujeres.102 En el caso de las mujeres empresarias, uno de los problemas sustantivos era la carencia de fuentes de financiamiento, no obstante el abundante número de instituciones que promovían la pequeña y mediana empresa. Por ejemplo, la cartera crediticia del Banco Nacional de Costa Rica, en el período de 1995 al 2000, prácticamente no varió la tendencia a minimizar el soporte a proyectos productivos de mujeres, pues como una constante, los hombres tuvieron acceso al 74.6 por ciento de los créditos, mientras las mujeres fueron beneficiadas con el 100
Estadística de la Naciones Unidas, en Two Halves Make a Whole: 1991, pág. 12. Citado en: José Luis Ramos. Informe 06. Un análisis del Programa: Integración de la mujer al Movimiento Cooperativo en Centro América y República Dominicana. San José: The Royal Norwegian Society for Rural Development, 13 de Julio de 1992, p.39 101 Ministra de la Condición de la Mujer Costa Rica. Balance del Estado de Costa Rica Plataforma de Acción de Beijing. Logros y Desafíos. Cuarta Conferencia Mundial Sobre la Mujer. Costa Rica,1995-1999 102 Ibid
84
18.7 por ciento de los mismos.103 En lo que respecta al acceso de las mujeres rurales al crédito otorgado por medio del Departamento de Crédito Rural de esa entidad bancaria, los estudios realizados demostraban que en 1991, de ocho mil operaciones de crédito, solamente veinte correspondían a las mujeres. Un 50 por ciento de estos créditos fueron en realidad empleados por los varones, quienes formalizaron el préstamo a nombre de una mujer, generalmente la esposa.104 La afluencia creciente de mujeres en espacios laborales precarios y desregulados, tales como el autoempleo, los micro emprendimientos y la maquila, vinculados con los procesos de globalización y apertura, era señalada por las organizaciones de mujeres, como causa del deterioro en la calidad de vida y en consecuencia, un factor violatorio de los derechos de las trabajadoras. En este sentido, los retos eran tan amplios, que los avances aunque significativos, representaban sólo un aporte limitado a las requeridas transformaciones. Evidentemente, no existía razón justificada desde un plano objetivo, para la persistencia de las mencionadas diferencias, que partían de una base fisiológica o sexual para aquilatar el aporte productivo y su remuneración, entre los hombres y las mujeres. En el orden internacional, es posible identificar una profundización de los procesos de globalización y liberalización económica, que en la perspectiva de la mujer, siguen constituyendo más un reto que una oportunidad. Según señalan instancias oficiales: “Ciertamente, el contexto de globalización y apertura de mercados presenta desafíos que aún el país no consigue transformar en oportunidades para superar la incidencia de la pobreza y la exclusión social en la situación vital de las mujeres, ni para disminuir las desigualdades entre mujeres y hombres en el acceso a los beneficios del desarrollo.”105 En 1991, un 36 por ciento de la base asociativa de las cooperativas del país eran mujeres. Por su parte, como ya señalamos, en ese mismo año, un 10 por ciento de las empresas cooperativas del país estaban administradas por mujeres.106 Esto podría constituir un cuadro no del todo negativo en esta materia,
103
División Corporativa de Crédito, BNCR, San José, 2000. Ministra de la Condición de la Mujer Costa Rica. Balance del Estado de Costa Rica Plataforma de Acción de Beijing. Logros y Desafíos. Cuarta Conferencia Mundial Sobre la Mujer. Costa Rica,1995-1999 105 Ibid 106 Véase: CONACOOP. Integración del Movimiento Cooperativo. San José: Unidad de Planificación, 1991, p.5 104
85
si, por su parte, no se analizan los porcentajes tan reducidos de participación de la mujer cooperativista en estructuras político decisorias del cooperativismo.107 Además, se producían situaciones que representaban un retroceso en la perspectiva de la incorporación de la mujer al cooperativismo, aunque esa no hubiera sido la intención original, como la producida al modificarse la Ley de Asociaciones Cooperativas y aprobarse la Ley N. 6756. Con esto se redujo de veinte a doce, el número mínimo de asociados requeridos para la constitución y funcionamiento de cooperativas de autogestión: “Al ocurrir esto, en aquellas cooperativas en las cuales las mujeres habían sido integradas como asociadas para completar el número mínimo, fueron des inscritas como tales."108 En realidad, diversos estudios señalan que, en términos generales, se produce un fortalecimiento de la presencia de la mujer en el Movimiento Cooperativo, que coincidía con el inicio de una importante etapa de contribuciones del movimiento de mujeres y de las instituciones públicas, en el afán por una mayor equidad entre los hombres y las mujeres. A estas iniciativas corresponde la aprobación de la Ley de Igualdad Social de la Mujer, del 8 de marzo de 1990. Como sostiene el VII Informe del Estado de la Nación: “Después de ese momento, se inició en el país una diversidad de esfuerzos en diferentes campos, orientados a generar acciones afirmativas, que a su vez fueron acompañadas de cambios en las percepciones de un número cada vez mayor de mujeres acerca de la posibilidad de incidir a favor de sus derechos.” 109 Avances institucionales El Estado costarricense acomete la institucionalización de una serie de mecanismos y plataformas, para reconocer los derechos de las ciudadanas. El Programa de Hogares Comunitarios del Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), fue creado en 1989, con el propósito de ampliar la oferta de servicios de centros de cuidado infantil, mediante una alternativa comunitaria de bajo costo. Una mujer de la comunidad atendía a diez niñas y niños, para que otras mujeres pudieran trabajar remuneradamente. El IMAS apoyaba con mobiliario y una suma de dinero mensual. Las mujeres cuidadoras habían recibido capacitación en diversas áreas, para mejorar su calificación para el trabajo. 107
Ibid Jorge Mora Alfaro. Fecoopa R.L. y la mujer cooperativista. San José: Fecoopa R.L., 1985, p.p. 41-42 109 Proyecto Estado de la Nación. Estado de la Nación en Desarrollo Humano Sostenible Sétimo Informe 2000. San José: Proyecto Estado de la Nación, 2001, p.255 108
86
Sin embargo, el diagnóstico señalaba que a pesar de estar ante un avance importante, lo cierto es que una parte significativa de las mujeres trabajadoras no podía pagar las cuotas de las guarderías privadas, esto aumentaba la presión sobre los servicios estatales; para las trabajadoras pobres las opciones eran limitadas. A pesar de los esfuerzos institucionales, el personal que atendía los hogares comunitarios, no contaba con la calificación apropiada ni con las instalaciones adecuadas para prestar el servicio. Los CEN-CINAI y las guarderías del Ministerio de Trabajo tenían cupos limitados. Esta situación promovía alternativas poco seguras, para el cuidado de los menores.110 Ya mencionamos la Ley de Igualdad Real de la Mujer del año 1990, que inaugura la tendencia que se mantiene en la política pública de la década, así como en los inicios de la nueva centuria. Como sostiene un documento del Centro Nacional para el Desarrollo de la Mujer y la Familia: “Costa Rica al igual que la Ley ya no será la misma. El proceso de discusión que generó el proyecto en torno a la situación de discriminación que vive la mujer fue muy significativo. ( ) por primera vez en la historia del país se abrió un foro de análisis exhaustivo en campos tan medulares como son: la agresión física y mental que sufren las mujeres y los niños, la desigualdad salarial de la mujer con respecto al hombre, la participación política, etc.”111 La Delegación de la Mujer nace también en el año 1990, como mecanismo de orientación, información y asesoría legal a la mujer y sus hijos, centrado en el tema de la violencia intrafamiliar, como un espacio de atención directa, especializada y personalizada. Fue creada como una instancia del Ministerio de Gobernación y Policía, teniendo como objetivo “asegurar a las mujeres la atención, recepción de denuncias e investigación de todo acto de agresión que se cometa en su contra”. Posteriormente, en julio de 1998, la Delegación pasó a formar parte del Instituto Nacional de las Mujeres. Las gestiones realizadas por el Estado y otros sectores de la sociedad civil, para garantizar los derechos humanos y políticos de las mujeres, se venían fortaleciendo a partir de la firma y ratificación de la Convención Sobre la 110
Véase: Ministra de la Condición de la Mujer Costa Rica. Balance del Estado de Costa Rica Plataforma de Acción de Beijing. Logros y Desafíos. Cuarta Conferencia Mundial Sobre la Mujer. Costa Rica,1995-1999 111 Centro Nacional para el Desarrollo de la Mujer y la Familia. ¿Cuál es el rumbo de la Ley de Igualdad Real? En: Revista APROMUJER, N.6, 1989, p.7
87
Eliminación de todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer, CEDAW. Este instrumento jurídico internacional, que protege y promueve los derechos humanos de las mujeres, fue adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, ONU, el 18 de diciembre de 1970, firmado por el Estado costarricense el 17 de julio de 1980, y ratificado el 4 de abril de 1986. En noviembre de 2006, ciento ochenta y cinco países habían ratificado la CEDAW.112 En 1995, se aprueba la Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia. Otro espacio importante fue el establecimiento de la Defensoría de la Mujer, que informa y asesora a la mujer en casos similares y es dependencia de la Defensoría de los Habitantes. Desde la perspectiva de la Defensoría, el concepto y las acciones deben nutrirse de las necesidades específicas de las mujeres y los avances logrados en el plano de los derechos humanos, principalmente a la luz de la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, del año 1995, efectuada en Beijing. Allí se evidenciaron los obstáculos que históricamente han existido, tendientes a alcanzar el derecho pleno a la igualdad, el desarrollo y la erradicación a la pobreza y en general, los obstáculos al disfrute a los derechos en forma igualitaria entre los hombres y las mujeres.113 Pero fue fundamentalmente, con la aprobación de la Ley contra la Violencia Doméstica en 1996, que se empieza a establecer un viraje en la lucha por erradicar la violencia contra la mujer, aunque es mucho lo que falta por hacer en ese campo. En la esfera de la participación de la mujer en la política, las reformas electorales de 1996, y el establecimiento de las cuotas mínimas de participación política de las mujeres en los puestos de elección popular, así como los mecanismos de su aplicación, vinieron a abrir espacios para promover una mayor participación de las mujeres en esos puestos y en las estructuras internas de los partidos políticos.114 De esta manera, en lo referente a los derechos civiles de las mujeres, en diciembre de 1996, mediante la Ley 7653, se promulgan reformas al Código Electoral, mediante las cuales se establece una cuota mínima del 40% de participación de las mujeres, en las papeletas para los puestos de elección popular.
112
Instituto Nacional de las Mujeres. La participación política de las mujeres en puestos de toma de decisiones 1949-2007. 1.ed. San José: Instituto Nacional de las Mujeres, 2007 113 http://www.dhr.go.cr/menu_inicio/mujer.html 114 Instituto Nacional de las Mujeres. La participación política de las mujeres en puestos de toma de decisiones 1949-2007. 1.ed. San José: Instituto Nacional de las Mujeres, 2007
88
Con la instauración del Instituto Nacional de las Mujeres (INAMU), en 1998, se logra dotar de mayor autonomía y jerarquía política, a lo que fue el Centro Nacional para el Desarrollo de la Mujer y la Familia. El INAMU surge como el mecanismo nacional para la igualdad y equidad de género, creado por Ley de la República No. 7801 del 30 de abril de 1998. La Ley de creación del INAMU se constituyó en un instrumento jurídico nacional, que responde en gran medida a los compromisos asumidos por el Estado Costarricense, al firmar y ratificar la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer, CEDAW y la Plataforma de Acción de Beijing. El INAMU estableció en el año 2000, el programa “Rompamos el Silencio” y, más recientemente, en el año 2001, fue promulgada la Ley de Paternidad Responsable, que juega también un importante rol en la defensa de los derechos económicos de la mujer y sus hijos, engendrados con padres que desoyen sus obligaciones bajo el recurso de no reconocerlos. En 1999, al amparo de la Ley de Atención de las Mujeres en Condiciones de Pobreza, se estableció el programa “Creciendo Juntas”, que articula esfuerzos en formación profesional de mujeres jóvenes, por parte de una serie de instituciones: Oficina de la Primera Dama, INAMU, INA, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, IMAS y MIDEPLAN. Otro de los instrumentos legales establecidos en ese mismo año, fue la Ley contra la Explotación Sexual de las Personas Menores de Edad, que tipifica como delito y sanciona a las personas adultas que tengan relaciones sexuales remuneradas con menores. La designación por primera vez en la historia costarricense, de una Ministra de la Condición de la Mujer, Ministra de Gobierno para el período 1998-2002 y simultáneamente, Presidenta Ejecutiva del Instituto Nacional de las Mujeres, representó en la práctica, un avance en el cumplimiento de uno de los puntos básicos de Beijing, pues colocó al Mecanismo Nacional en el mayor nivel del Gobierno y le brindó “ las oportunidades y mecanismos para ejercer influencia en la formulación de todas las políticas gubernamentales y en la planificación desde una perspectiva de género”.115 Según se sostiene en fuentes gubernamentales, las lecciones aprendidas y los nuevos parámetros jurídicos, administrativos y políticos, configuran condiciones propicias para impulsar un cambio de estrategia, hacia la equidad entre las mujeres y los hombres. Esta nueva visión es asumida transversalmente, por las instituciones públicas y es expresada en sus políticas. Al respecto, se saca
115
Ministra de la Condición de la Mujer Costa Rica. Balance del Estado de Costa Rica Plataforma de Acción de Beijing. Logros y Desafíos. Cuarta Conferencia Mundial Sobre la Mujer. Costa Rica,1995-1999
89
a colación lo establecido en el Artículo 3º de la Ley de Creación del INAMU, particularmente, en los siguientes incisos: “a) Formular e impulsar la política nacional para la igualdad y equidad de género, en coordinación con las instituciones públicas, las instancias estatales que desarrollan programas para las mujeres y las organizaciones sociales. c) Coordinar y vigilar que las instituciones públicas establezcan y ejecuten las políticas nacionales, sociales y de desarrollo humano, así como las acciones sectoriales e institucionales de la política nacional para la igualdad y la equidad de género.”116 En el contexto de las instituciones públicas del país, se establecen una serie de directrices y disposiciones, orientadas a conformar una nueva regulación de la actitud oficial, con respecto a la política de género: •
• •
•
“El Ministerio de Ambiente y Energía se constituye en el primero de América Latina en su ramo, que cuenta con una política para la equidad de género aprobada por Decreto Ejecutivo. El Ministerio de Salud, “ha incluido la perspectiva de género como eje transversal de la política de salud”. Se avanza en la definición de un modelo de atención integral de la salud de las mujeres. La creación del Hospital Nacional de las Mujeres es muestra de los avances que comienzan a producirse en este sentido. Existe una coordinación con el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, para formular una Política Nacional de Trabajo y Empleo para las Mujeres.”117
La promulgación de toda esta serie de instrumentos jurídicos y bases institucionales, se produce bajo una activa participación de la sociedad civil y, más concretamente, de organizaciones de mujeres. En este sentido, se reconoce la construcción paulatina de un movimiento, en tanto sujeto social y político, portador de un proyecto emancipador. Esta dinámica entre el Estado y la sociedad civil, que ha permitido una acumulación de experiencias y sistematización de propuestas, resulta un excelente ejemplo acerca de lo que es posible lograr, con base en un constructivo consenso, donde se reconocen las especificidades de cada uno de los actores. Esta construcción de mecanismos institucionales se
116 117
90
Ibid Ibid
relaciona con la responsabilidad del Estado, en relación con los derechos de las mujeres y la búsqueda del mejoramiento de sus condiciones de vida. Está claro, que Costa Rica se ubica entre los países con mayor inversión social por habitante en América Latina y a la vez, entre los primeros cinco que muestran un gasto público social más alto, con respecto al PIB. En las últimas décadas, se desarrollaron una serie de políticas selectivas, dirigidas a reducir la pobreza y ampliar las oportunidades de la población excluida, en cuyo contexto, la mujer sufre en primera instancia, el impacto de la desigualdad y la pobreza. Desde 1994, el porcentaje de hogares con ingresos insuficientes, para adquirir una canasta básica de bienes y servicios, es decir en condición de pobreza, se ha mantenido alrededor del 20 por ciento. En el 2005, la incidencia de la pobreza alcanzó al 21,2 por ciento de los hogares. Asimismo, la desigualdad en la distribución de los ingresos (medida por el coeficiente de Gini) aumentó sostenidamente, a partir del año 1998, alcanzando en el 2004 el 0,418, el cual es superior al de todos los años de la década del noventa. Según la Contraloría General de la República, la creación del Consejo Social como una instancia de coordinación del Área Social del Gobierno, con participación de los ministros y jerarcas de las entidades descentralizadas, no dio los resultados esperados, en el direccionamiento de la política social con una visión de conjunto, debido a que sus acuerdos no son legalmente vinculantes y solo se implementan por convicción política.118 Hoy, está claro que el Gobierno Arias Sánchez no pudo lograr uno de sus principales objetivos, que era otorgar atención integral a cincuenta mil familias en condición de pobreza extrema; valga señalar que en la mayoría de ellas, las mujeres son jefas de hogar. Si bien es cierto, el comportamiento de los indicadores de pobreza y desigualdad está determinado por el tipo y magnitud del crecimiento económico y las políticas redistributivas, la política social juega un papel muy importante, en el mediano y largo plazo, mediante el desarrollo de acciones que pretenden paliar los efectos de la pobreza y aumentar las capacidades de la población, para enfrentar las dificultades cotidianas y estructurales. En el claroscuro de este tipo de procesos, no han faltado los problemas y la incapacidad de organismos del Estado, para cumplir cabalmente con su cometido. El Fondo de Desarrollo Social y Asignaciones Familiares (FODESAF) representa la principal fuente de recursos, con los cuales cuenta el Gobierno de la 118
Véase: Contraloría General de la República. Memoria anual 2005. San José: marzo de 2006, p.151
91
República, para cumplir con el objetivo de disminuir la pobreza y la desigualdad, mediante el financiamiento de programas y servicios a las instituciones, que tienen a su cargo la ayuda social complementaria a las familias de escasos recursos económicos. Dicho fondo se creó para la ayuda directa a los pobres, sin embargo, en realidad, el 81,3 por ciento de sus recursos se traslada a diferentes instituciones para la ejecución de programas o el financiamiento de gastos, que no necesariamente, van en beneficio directo de la población de escasos recursos económicos. Además, del monto presupuestado, sólo una suma menor es girada a las instituciones que deben luchar contra la pobreza. En realidad, se trata de un grave problema, que ha venido de larga data causando el deterioro del principal instrumento de la política social del país. Ese fue el caso, en el año 2001, del Instituto Costarricense para el Deporte y la Recreación, del Instituto Nacional de las Mujeres (68 por ciento de recursos presupuestados no girados), la Caja Costarricense del Seguro Social, el BANHVI y del Patronato Nacional de la Infancia. Un aspecto colateral es que estas instituciones pueden emplear los recursos del FODESAF, para cubrir sus gastos operativos o administrativos.119
Cuadro n° 6 COSTA RICA Fondo de Desarrollo Social y Asignaciones Familiares Relación entre el Monto Presupuestado y Girado a Algunas Unidades Ejecutoras durante el Año 2001 En miles de colones Unidad Ejecutora BANHVI CCSS CNP INAMU ICODER
Presupuesto definitivo 41.392.1 24.452.9 5.761.1 2.304.4 1.152.2
Monto girado 22.878.5 14.789.5 2.047.7 748.8 350.9
Diferencia girada 18.423.6 9.663.4 3.713.4 1.555.6 791.3
no Porcentaje 45% 40% 64% 68% 69%
Fuente: Contraloría General de la República. Memoria anual 2001. San José: mayo de 2002, p.95
119
Ibidem, p. 155
92
!
La Contraloría apunta que uno de los principales problemas consiste en que la disminución de los ingresos del FODESAF, se debe principalmente, a que el Ministerio de Hacienda cada año, ha ido transfiriendo un monto menor de los recursos del 20 por ciento del impuesto sobre las ventas, que por ley le corresponden, incluso durante el año 2005, el fondo no recibió recursos por ese concepto. Durante los primeros años del siglo XXI, los ingresos totales reales de ese fondo se redujeron paulatinamente, tal como se muestra en el gráfico siguiente:
Gráfico n° 4
Fuente: Contraloría General de la República. Memoria anual 2005. San José: marzo de 2006
Para complicar el cuadro, en la primera década del nuevo milenio, se produjo reiteradamente un superávit acumulado de recursos destinados a los pobres, entre ellos, a las mujeres en situación de pobreza, tal como observamos en el cuadro siguiente:
93
Cuadro n° 7
Detalle del superávit acumulado al 31 de diciembre de 2005 de las instituciones del sector social -en millones de colonesInstitución JPSSJ
Monto del superávit
5.506,6
PANI
4.446,5
PRONAMYPE
2.166,5
IMAS
1.806,3
IMAS-BCAC
1.229,3
INAMU
615,7
CANAPAM
455,8
FODESAF
394,2
TOTAL
16.620,9
Fuente: Contraloría General de la República. Memoria anual 2005. San José: marzo de 2006
Para el ente contralor, aún cuando dentro de las principales razones que mencionan las unidades ejecutoras, como causales de ese superávit están: ingresos superiores a los presupuestados, atrasos para llevar a buen término algunas contrataciones y dificultades para la ejecución de varios proyectos; en términos generales, los superávits tan elevados en las instituciones del área social, pueden asociarse a una deficiente planificación y gestión institucional y en algunos casos, al giro tardío de los recursos por parte del Ministerio de Hacienda.120 Es decir, estamos ante instrumentos que deberían contribuir a mejorar la situación de la mujer en condición de pobreza, igualmente que la de otros sectores sociales vulnerables, pero que han perdido el norte original, a pesar de la imperiosa necesidad de elevar su eficiencia y capacidad de impacto entre la población. Para la Contraloría resulta claro, que a lo largo del primer lustro del nuevo milenio, se dejaron de ejecutar recursos en programas sustantivos para la atención de niños y adolescentes en riesgo social y de adultos mayores, la defensa y promoción de los derechos de las mujeres, las ayudas mediante subsidios económicos a las personas, familias y grupos que por su situación socioeconómica se ubican en niveles de pobreza y pobreza extrema, a pesar de que dichos fines se sustentan en un amplio marco jurídico, que pretende la
120
94
Ibidem, p.157
atención oportuna a la enorme problemática social, que agobia a los sectores más desprotegidos de la población.121
El entusiasta apoyo internacional Contario a las vacilaciones oficiales de nuestro país, es imposible dejar pasar el amplio apoyo brindado al fortalecimiento del cooperativismo femenino, en la región centroamericana y el Caribe, por un amplio diapasón de organizaciones internacionales. Ya hemos mencionado el aporte de instituciones de cooperación de España, Canadá, Suecia, Noruega y otros países, que acompañaron el proceso. Los gobiernos que participaron en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Beijing, en septiembre de 1995, año del cincuentenario de la fundación de las Naciones Unidas, se declararon decididos a “promover los objetivos de igualdad, desarrollo y paz para todas las mujeres del mundo, en interés de toda la humanidad.”122 Se partía del reconocimiento de que la situación de la mujer había avanzado en algunos aspectos importantes en el decenio anterior, aunque los progresos no habían sido homogéneos, persistiendo desigualdades entre las mujeres y los hombres, además de obstáculos importantes, que entrañaban graves consecuencias para el bienestar de todos los pueblos, En este sentido, en lo que respecta a los objetivos tendientes a abrir oportunidades a la mujer, para su inserción en la actividad económica, la Conferencia acordó: “Garantizar el acceso de las mujeres en condiciones de igualdad a los recursos económicos, incluidos la tierra, el crédito, la ciencia y la tecnología, la capacitación profesional, la información, las comunicaciones y los mercados, como medio de promover el adelanto de las mujeres y las niñas y la potenciación de su papel, incluso mediante el aumento de su capacidad para disfrutar de los beneficios de la igualdad de acceso a esos recursos para lo que se recurrirá a, entre otras cosas, la cooperación internacional.”123
121
Contraloría General de la República. Memoria anual 2004. San José: mayo de 2005, p.153 Declaración y Plataforma de Acción de Beijing. Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, Beijing, 4 al 15 de septiembre de 1995 123 Ibid 122
95
De manera que esa conferencia, que tuvo un impacto inmediato en el accionar de las organizaciones interesadas, en promover y operar una nueva plataforma de acción, para el logro de la equidad de género, ubicó a la cooperación internacional, como un instrumento de primera mano para avanzar en ese sentido. En el contexto centroamericano y particularmente, en lo que respecta al fortalecimiento del cooperativismo femenino, el papel de las agencias de cooperación internacional y de las agencias regionales del cooperativismo, ha sido relevante, incluso mucho antes de la Conferencia de Beijing. Para tener una imagen fiel del mismo, no se puede olvidar el esfuerzo pionero de la Confederación de Cooperativas del Caribe y Centroamérica, CCC-CA, al impulsar el Programa de la Mujer que se inició en 1987, con un seminario sobre Mujer y Cooperativismo, realizado en Nicaragua. El seminario tenía seis objetivos que estaban orientados hacia: 1. 2. 3. 4. 5.
Recabar información sobre la participación de la mujer. Ver la posibilidad para la integración de la mujer al Movimiento Cooperativo. Identificar y priorizar un eventual programa. Dar lineamentos para el programa. Ver las posibilidades de cooperación entre la CCC-CA y otras organizaciones que trabajan con la mujer. 6. Intercambio de experiencias.124
En los meses de abril y mayo de 1988, se realizó el segundo seminario Mujer y Cooperativismo en Costa Rica, bajo la organización de ROCAC125 y la CCC-CA. El seminario tenía once objetivos: 1. Realizar una reunión con representantes del Movimiento Cooperativo, los institutos estatales para el Movimiento Cooperativo y los institutos de investigación. 2. Instalar un comité de la mujer y nombrar una representante por país, para el comité regional. 3. Definir los objetivos y las estrategias para los comités nacionales y el regional, con una visión para el programa.
124
Citado en: José Luis Ramos. Informe 06. Un análisis del Programa: Integración de la mujer al Movimiento Cooperativo en Centro América y República Dominicana. San José: The Royal Norwegian Society for Rural Development, 13 de Julio de 1992, p.3 125 Oficina Regional de la ACI para América Central, México, Colombia, Ecuador y República Dominicana.
96
4. Definir tareas específicas para los comités nacionales, mecanismo de comunicación, intercambio y la relación entre los comités nacionales, el comité regional y otros. 5. Identificar las necesidades de capacitación de las integrantes de los comités y los elementos importantes, para los planes de trabajo de los comités. 6. Decidir sobre los recursos económicos, para los comités y los planes de trabajo. 7. Presentar a la CCC-CA y ROCAC el Programa de la integración de la mujer en el plano económico, social y cultural.126 El mismo año se elaboró un documento del programa y se solicitó recursos a NDR127 para el financiamiento de lo que sería el Programa de la mujer para la integración al Movimiento Cooperativo. El mismo Comité Nacional de la Mujer Cooperativista, evaluó de la siguiente forma el aporte de la A.C.I. y de su Oficina Regional, al fortalecimiento del cooperativismo femenino nacional, “Desde esta perspectiva, la Alianza Cooperativa Internacional, representa un ente estratégico para el Comité, se ha trabajado en forma conjunta participando en las actividades que la A.C.I. promueve, en el campo político cabe destacar que en el mes de julio del año anterior se participó en la conformación del primer Comité Regional de Mujeres Cooperativistas de las Américas.”128 Valga señalar, que como una muestra del protagonismo alcanzado por la mujer cooperativa costarricense, en el accionar de ese ente internacional, se logró obtener la presidencia del mencionado Comité Regional, cargo que recayó en Ana Isabel Solano, presidenta a la sazón del C.N.M.C. Esto significó, a todas luces, un reconocimiento a la labor desarrollada por las cooperativistas costarricenses. En el caso del apoyo noruego el Programa de la Mujer, éste significaba aproximadamente, la tercera parte del presupuesto de la NDR noruega en la región. Según lo concebían las propias fuentes de la cooperación internacional, los comités nacionales eran todavía órganos, para los cuales no se había definido una ubicación clara en el Movimiento Cooperativo, a nivel de cada país. Los comités 126
Citado en: José Luis Ramos. Opus cit., p.3 Organización que representa el Movimiento Cooperativo noruego en los Programas de Cooperación Internacional. 128 Comité Nacional de la Mujer Cooperativista. Informe de Labores, 1997-1998, p.7 127
97
nacionales estaban usualmente, fuera de las estructuras de las organizaciones cooperativas, con la excepción de Costa Rica, a partir de 1992, como veremos más adelante. No obstante, se consideraba que la mayoría de los Comités Nacionales tenían una organización fuerte y trabajaban resueltamente por llevar adelante el Programa, contando con reglamentos, organización interna y capacidad de incidir en el cooperativismo de sus países. En enero de 1992, la NDR noruega había financiado aproximadamente ochenta proyectos productivos en la región, como parte del Programa de la Mujer. Se consideraba que, en promedio, los grupos de mujeres habían recibido $ U.S 5.000.00. Había permanentemente una demanda creciente de recursos para financiar proyectos productivos y, si bien es cierto, inicialmente las mujeres persiguieron el dinero en forma de donación, poco a poco, fueron gestionándolo en forma de préstamo, bajo el concepto de fondo rotativo para financiar más proyectos en su propio país.129 Otra organización escandinava, el Centro Cooperativo Sueco, CCS, se convirtió en un importante impulsor de actividades tendientes a la promoción de la equidad de género, incorporando al cooperativismo regional dentro de sus esfuerzos por avanzar en este tema. De esta manera, se formuló el Programa Regional de Equidad de Género (PREG), con el fin de orientar las estrategias del SCC en la materia. Este Programa buscaba “proporcionar herramientas para articular los principios teóricos con las propuestas políticas y las acciones concretas, aportando recursos metodológicos para su implementación.”130 El Programa orientaba estrategias y acciones específicas, para mejorar tanto las condiciones como las posiciones de las mujeres. El enfoque del trabajo apuntaba a que la equidad de género es un asunto de poder entre las mujeres y los hombres. 131
En el año 2006, el CCS realizó un amplio sondeo en la mayoría de los países latinoamericanos con diversas contrapartes: cooperativas, asociaciones, movimientos populares y ONG’s. A través de talleres y otros mecanismos de consulta directa, se identificaron aciertos y limitaciones en las estrategias que se habían aplicado, para impulsar la equidad de género. Recogiendo las experiencias
129
Véase: José Luis Ramos. Opus cit., p.10 Centro Cooperativo Sueco. Programa Regional de Equidad de Género. “Equidad de genero – un asunto de poder”, SCC América Latina abril 2010, p.5 131 Ibidem, p.1 130
98
anteriores se formuló e implementó el PREG 2007-2009 y posteriormente, el de los años 2010-2013. Según los postulados del PREG: “Partiendo de los principios básicos del cooperativismo y la economía social, las cooperativas y los grupos asociativos tienen el potencial de ser pioneros en desarrollar una economía que considera el bienestar de las personas y la naturaleza como un fin y no como simples medios, que se interesa por cómo se genera valor y cómo se distribuye.”132 Entre los temas establecidos como prioritarios, la cooperación sueca ha definido principalmente, los de equidad de género relacionados con el desarrollo rural, vivienda, hábitat y participación democrática. Los temas particulares incluyen: • El derecho a la tierra, vivienda y otros bienes, que son importantes en sí mismos y estratégicos en tanto permitan que las mujeres puedan desarrollar actividades económicas y sociales, con autonomía y visión a largo plazo. • Legislación, tanto pública como de cooperativas y otras organizaciones sociales, para garantizar los derechos de las mujeres y abrir espacios en la toma de decisiones de las mujeres. • Formación política y organizativa de las mujeres, con el fin de empoderarlas para ser protagonistas en la lucha por sus derechos. • Temas de masculinidades, para subrayar la importancia de ver tanto el rol de los hombres como el de las mujeres, en los procesos de equidad de género. • Aportar al concepto de economía social, profundizando en un modelo que ponga al cuidado de las personas y la naturaleza, como el fin de la economía en vez de verlas como un medio.133 En la estructura del CONACOOP A pesar de los obstáculos y problemas imperantes, para la consolidación empresarial en el contexto del cooperativismo nacional, es posible señalar junto a Campos, que en esta etapa:
132 133
Ibidem, p.14 Ibidem, p.16
99
“A nivel macro-social, hay en el país un ambiente más favorable para la discusión de la situación de la mujer gracias, claro está, a los aportes de las diferentes organizaciones no gubernamentales dedicadas a estos tópicos. Este ambiente ha permeado al Movimiento Cooperativo, aunque si tomamos en cuenta los datos antes expuestos este hecho se produjo sólo a nivel formal dentro de amplios sectores de nuestro movimiento.”134 Como consecuencia del impacto de este proceso en lo interno del cooperativismo, el Consejo Nacional de Cooperativas dio un paso trascendental, al incorporar el Comité Nacional de la Mujer Cooperativista, en la estructura operativa de esta entidad. Según se consigna en el Informe de Labores del período 1991-1993, el cooperativismo costarricense, a través del CONACOOP, participó activamente, en la Conferencia Regional de la A.C.I. realizada en México, del 4 al 7 de diciembre de 1992, pretendiendo la búsqueda de respuestas efectivas en el desarrollo del cooperativismo regional. Uno de los acuerdos de esa conferencia tuvo incidencia inmediata, en el devenir del cooperativismo femenino: “Se logró aporte financiero para el desarrollo del Programa Nacional de la Mujer Cooperativista, con lo que se logró dar permanencia y carácter institucional en el contexto del CONACOOP, a los esfuerzos de nuestras compañeras cooperativistas.”135
134 Marta Campos. Diagnóstico Participación de la Mujer en el Movimiento Cooperativo Costarricense. San José: APROMUJER, 1991, p.25 135 CONACOOP. Informe de Labores. Período 1991-1993. San José: mayo de 1993, p.4
100
ORGANIGRAMA -- 1992 CONSEJO NACIONAL DE COOPERATIVAS COOP.
COOP.
COOP.
COOP.
COOP.
ASAMBLEAS SECTORIALES PLENARIO REP. ORGANISMOS DEL ESTADO
COMITE DE ETICA
COMITE NAC. DE LA MUJER
DIRECTORIO REP. ORGANISMOS COOPERATIVOS
AUDOTORIA EXTERNA ASESORIA LEGAL
SEC. EJECUTIVA REP. ANTE PROGRAMAS
UNIPLAN
ASAMBLEA LEGISLATIVA
OFIICNA DE PRENSA
OFICINA DE LA MUJER COOPERATIVISTA
COORDINACION DE INTEGRACION Y DESARROLLO
REGION HUETAR ATLAN.
REGION BRUNCA
REGION OCCIDENTAL Y HUETAR NORTE
REGION CHOROTEGA
REGION CARTAGO TURRIALBA SANTOS
REGION PAC. CENTRAL
COORDINACION DE PROYECCION Y POLITICAS INST.
COORDINACION ADMINISTRATIVO FINANCIERA COBRO DE EXCEDENTES
OFIC. DE REP. ORG. ESTADO Y AGENCIAS INT.
MENSAJERIA
CONTABILIDAD
REGION CENTRAL
Así se reflejaba la nueva situación, en el Organigrama incluido en el Plan Anual Operativo del CONACOOP, en el año 1992. En ese plan anual se estableció como objetivo específico del Área de Representación y Defensa del CONACOOP, 101
“ integrar permanentemente a la mujer cooperativista, en el proceso de consolidación del Movimiento Cooperativo, partiendo de los postulados de equidad, participación democrática e igualdad de oportunidades propios del cooperativismo.”136 Al mismo tiempo, se asumió la estrategia de fortalecer el Comité Nacional de la Mujer Cooperativista y otras instancias similares del Movimiento Cooperativo, como mecanismo de consolidación del papel del cooperativismo femenino costarricense.137 Asimismo, se determinó como Política que el CONACOOP: “Definirá el Comité Nacional de la Mujer como ente especializado de la institución e instancia de representación política de la mujer cooperativista. Como tal contará con los recursos necesarios para su accionar, que se estipulan en el respectivo convenio suscrito con A.C.I. y coordinará la búsqueda de otros recursos que contribuyan a la consolidación del Comité.”138 En ese momento, por lo tanto, existía un organismo de representación plenamente adscrito al CONACOOP, ente superior del Cooperativismo Costarricense. El Comité Nacional de la Mujer Cooperativista fue reconocido oficialmente, como órgano especializado del CONACOOP y fue nombrada una ejecutiva a tiempo completo, encargada del Programa Nacional de la Mujer y adscrita a ese órgano superior. Esta nueva instancia debía ser fortalecida, en función de la consolidación de la estrategia de desarrollo del P.N.M. y los intereses generales de la mujer cooperativista. El organismo creado a la luz de los acuerdos obtenidos en los congresos cooperativos, orientados a promover el P.N.M., se enfrentaba a carencias que debilitaban sustancialmente, su impacto. Entre las debilidades especialmente problemáticas se encontraban: • • •
El Programa Nacional de la Mujer no contaba con autosuficiencia económico-financiera. No existía claridad ni compromiso acerca del trabajo de integración de la mujer, en la mayoría de los organismos incorporados al Programa. Los organismos nacionales incorporados al Programa tenían limitada conciencia, acerca de las amenazas que se cernían sobre el mismo.
136 CONACOOP. Johnny Mora (Elaboración). Propuesta de Plan Anual Operativo para 1992, San José: 1992, p.53 137 Ibid 138 Ibid
102
•
Los organismos nacionales incorporados al programa, no lo apoyaban financieramente.139
Resaltan dos hechos muy importantes. Por un lado, se constataba que la autosuficiencia económica era para el Programa de la Mujer, tanto como para otros muchos organismos cooperativos, el problema fundamental de gestión. Por el otro, sin embargo, se definía a los organismos incorporados al Programa, como un área claramente deficitaria, por su falta de claridad y compromiso con el mismo, su limitada conciencia acerca de las amenazas imperantes para llevar a cabo su continuación y además, la ausencia del apoyo económico al Programa. Se trataba de verdaderos obstáculos para el desarrollo del mismo, que atentaban contra su vigencia y sus fines. También, se reconocía de manera autocrítica, que el Programa era afectado por otros aspectos propios de la organización interna de la mujer cooperativista, como el poco desarrollo de las capacidades de liderazgo, un oneroso mecanismo de traslado de fondos que limitaba su impacto en la base cooperativa, la insuficiente difusión de los mecanismos de apoyo y carencias logístico-infraestructurales, de un peso relativamente alto. Como producto de las deliberaciones exhaustivas, trabajo en comisiones y posterior sistematización de las propuestas, hubo claridad acerca de una serie de orientaciones tendientes a salvar los obstáculos opuestos, a la consolidación del P.N.M. Un año después de su incorporación al CONACOOP, así se evaluaba la nueva situación, en el Informe de Labores correspondiente al período 1991-1993: “En la estructura organizacional del CONACOOP, a partir del año 1992, encuentra un lugar merecido el mencionado Comité. La coordinación de acciones con dicho Comité se vio así facilitada, y puede afirmarse que la nueva dinámica marca una orientación política innovadora y productiva para el CONACOOP y la mujer cooperativista. Durante el año pasado se financiaron importantes proyectos productivos, y se participó en una decena de actividades de capacitación y actualización. El CONACOOP además apoya la constitución de Comités Sectoriales y Regionales de Apoyo iniciada por el mencionado Comité Nacional de la Mujer.”140 En la perspectiva del CONACOOP, es posible rescatar la participación del cooperativismo costarricense en el IX Congreso Continental de la Organización de Cooperativas de América, realizado en Montevideo, Uruguay, del 15 al 20 de 139
C.N.M.C. Johnny Mora (Consultor). Elementos para una Estrategia de Consolidación del Programa Nacional de la Mujer Cooperativista. San José: 1992, p.52 CONACOOP. Informe de Labores. Período 1991-1993. San José: mayo de 1993, p.8
140
103
marzo de 1993, donde fueron aprobadas propuestas y documentos elaborados por dirigentes cooperativistas nacionales, en temas como: ecología, desarrollo sostenible, derechos de la mujer y derecho cooperativo.141 Asimismo, se destaca en la documentación del CONACOOP, la realización en esta etapa, del Seminario – Taller de Concertación de Géneros, en coordinación con la CCC-CA. En este evento, “se elaboró un marco conceptual para impulsar una activa incorporación de la mujer en el ámbito cooperativo.”142 Un parque empresarial con claroscuros en las postrimerías del Siglo XX A finales de los años ochenta del siglo pasado, un 10 por ciento de las cooperativas del país era administrado por las mujeres. Se trataba de un número nada desdeñable, con importante presencia en el subsector maquila y ahorro y crédito, como se refleja en el siguiente gráfico: Gráfico n° 2
Costa Rica Porcentaje de Cooperativas Administradas por Mujeres según Subsector 1989
14%
6%
30%
4%
Maquila Ahorro y Créd. Artesania Industria Transporte
6% 4%
Consumo
6%
Vivienda
4%
26%
Agric. Serv.
Fuente: Mireya Jiménez Guerra. Diagnóstico de Participación de la Mujer en el Movimiento Cooperativo, 1989
Se puede afirmar que resulta una constante, la presencia destacada de mujeres en el sector financiero cooperativo. Posiblemente, en este aspecto influya tanto la incorporación tradicional de docentes en este sector, como el fuerte arraigo de sectores medios de nuestra sociedad. El siguiente gráfico muestra la
141 142
Ibidem, p.4 Ibid
104
incorporación de mujeres en sectores seleccionados del cooperativismo, en el primer lustro de los años 90 del siglo pasado:
Gráfico n° 6 COSTA RICA Distribución de base asociativa por sexo, según sector escogido 1993
100000 80000 60000 40000 20000 0
Agropecuario
Eléctricidad
Hombres
Ahorro y Crédito
Transporte
Mujeres
Fuente: CCC-CA – CONACOOP – CENECOOP –INFOCOOP – UNACOOP. Cooperativismo de Costa Rica en Cifras. San José: CCC.-CA, 1994, p.81
La importante presencia de las mujeres en el sector financiero cooperativo es notable, con 76.846 asociadas, de un total de 174.154 personas ligadas a las cooperativas de ahorro y préstamo en ese momento, es decir, el 44.12 por ciento. Esta enorme base asociativa se refleja directamente, en el número y porcentaje de mujeres gerentes en estas cooperativas, así como en el nivel de instrucción obtenido por éstas, según se muestra en un estudio realizado por el IESTRA e INFOCOOP, en ese mismo período:
105
Tipo de cooperativa Agroindustrial Agropecuaria Ahorro y crédito Autogestión Comercialización Servicios Servicios múltiples Suministros Vivienda Total
Cuadro n° 8 COSTA RICA Mujeres gerentes de cooperativas 1989 Número Porcentaje a lo interno del sector respectivo 2 1 16 8 3 2 2 1 3 38
6.3% 7.1% 15.2% 14.3% 20% 13.3% 4.3% 33.3% 21.4% 10%
Fuente: IESTRA – INFOCOOP. Datos básicos del Sector Cooperativo Costarricense 1989, San José: 1989, p.85
Según se desprende del anterior cuadro, de treinta y ocho mujeres gerentes en el total del cooperativismo nacional, dieciséis se ubicaban en las cooperativas de ahorro y crédito. El porcentaje de mujeres gerentes en ese sector en particular, no es más significativo (15.2 por ciento), debido al número total de cooperativas de ahorro y crédito. Como comparación, en las cooperativas de suministros, una sola mujer gerente representaba el 33.3 por ciento del total de gerentes de este sector. Ahora bien, lo significativo es que nos encontramos ante cooperativas de un sector crecientemente sofisticado, en medio de un entorno sumamente competitivo, como es el financiero. De las dieciséis mujeres gerentes, un total de siete contaban con instrucción universitaria y cuatro con un nivel para universitario. Por su parte, en el sector de autogestión, de acuerdo con los procesos de diagnóstico y definición de estrategias, existían retos de alto calibre para consolidar la base empresarial del sector. En el caso del subsector maquila, por ejemplo, que había emergido como una opción importante, dirigido a la inserción de la mujer en la actividad productiva, las empresas cooperativas contaban con carencias, las cuales eran características de las micro empresas del país, que habían hecho de esta actividad su medio de sustento, en medio de la difícil situación económica que se vivía. La industria surgida al amparo de los procesos de integración centroamericana y bajo el régimen de las zonas francas, no había sido el mejor 106
aliado estratégico, al amparo del cual crecer y consolidarse. Se trataba en cuatro de cada cinco empresas, de filiales de corporaciones extranjeras, donde imperaban condiciones laborales poco ejemplarizantes: bajos salarios, ritmo de trabajo taylorista, jornadas extenuantes, sistemas de trabajo peligrosos para la salud, entre otras características.143 El 41.6 por ciento de estas empresas, establecieron mecanismos de subcontratación con empresas locales pequeñas y medianas, entre ellas algunas cooperativas. En la décadas de los años setenta y ochenta, se produjo un aumento significativo del número de empresas maquiladoras, la gran mayoría de ellas, ubicadas en las barriadas populares de los centros urbanos del país. Según Mora, se trataba de mujeres necesitadas de llevar ingresos adicionales a sus hogares, o eran jefes de familia encargadas de sostener a todos los miembros de la unidad familiar.144 El gráfico siguiente muestra la dinámica del crecimiento de este tipo de micro y pequeñas empresas, en ese período: Gráfico Nº 7 COSTA RICA Número de empresas maquilladoras 1972-1976-1983
60 50 40 30 20 10 0
53
14
6 1972
1976
1983
Fuente: Jorge Mora. Las cooperativas femeninas de autogestión productoras de ropa y la crisis en Costa Rica. San José: CPCA, 1984, p.17
Las cooperativas de corte y confección surgidas en este período, se caracterizaban por aplicar el modelo autogestionario, integradas en su totalidad por mujeres. Generalmente, surgían por iniciativa de alguna institución y salvo dos, se concentraban en el Valle Central. 143
Allen Cordero. “¿Hay un nuevo modelo de producción en la industria costarricense? En: Juan Pablo Pérez Sáinz. Coordinador. Globalización y fuerza laboral en Centroamérica. San José: FLACSO, 1994, p.83 144 Jorge Mora. Las cooperativas femeninas de autogestión productoras de ropa y la crisis en Costa Rica. San José: CPCA,1984, p.7
107
Un listado de cooperativas autogestionarias de mujeres que en 1984 pugnaban por establecer una Federación, nos da una muestra de su base social y ubicación geográfica:
Cuadro n° 9 COSTA RICA Cooperativas autogestionarias promotoras de la Federación 1984 Nombre de la cooperativa COOPESANTAFE R.L. COOPEMILFECS R.L. COOPEZETILLAL R.L. COOPEABEJA R.L. COOPELEON XIII R.L. COOPEVILLA R.L. COOPEMISAN R.L. COOPEMAPLA R.L.
Número de asociadas 45 15 40 14 16 30 12 14
Ubicación Palmares, Alajuela Limón Zetillal, Guadalupe Ciudadela 15 de Setiembre Uruca, San José Villa Esperanza de Pavas San Miguel, Desamparados Mata de Plátano, Guadalupe
Fuente: Informes proyectos de capacitación de cooperativas autogestionarias productoras de ropa, 1984. Citado en: Jorge Mora. Las cooperativas femeninas de autogestión productoras de ropa y la crisis en Costa Rica. San José: CPCA, 1984, p.29
Las mujeres que las conformaban generalmente, habían sido costureras independientes u obreras fabriles, quienes por limitaciones personales o por los problemas de desempleo, se habían integrado a la cooperativa. Sin excepción, el nivel de remuneración era más bajo que el de la empresa privada y las mismas trabajadoras mencionaban que eran otros los incentivos que las llevaban a permanecer en la cooperativa. En estas cooperativas se integraba a la producción de riqueza, mano de obra que de otra forma permanecería ociosa. Sin embargo, se integraba en el marco de una empresa que podía solucionar varios de los problemas materiales de la mujer, tales como: el cuidado de los niños y la flexibilidad de horario, así como otros aspectos, sobre todo en el marco de las relaciones laborales, que a todas luces eran más humanas que las de la gran empresa textil. De esta manera, la relación de trabajo era mucho menos rígida, las obreras se acercaban más entre ellas y se quitaban de encima la tensión de tener que relacionarse con jefes varones quienes frecuentemente, abusaban de ellas.
108
Sin embargo, estas cooperativas no habían conseguido elevar el nivel de ingresos de sus asociadas. Esto era producto de los problemas financieros que tradicionalmente atravesaban, originados en los siguientes factores: •
•
•
•
La producción tenía dos destinos muy poco rentables: el mercado interno, muy reñido en las actividades textiles, sobre todo por los contrabandos de ropa desde Panamá y las fábricas maquiladoras, que les daban subcontratos muy mal pagados. Operaban con muy altos costos. El trabajo, el mayor costo de la maquila, tenía una productividad bastante más baja que en la empresa privada, y la tela, el principal costo de la producción local, era comprada en el país por la baja escala en la producción, con esto resultaba más cara que si se hubiera importado. La debilidad financiera les impedía contratar independientemente asesoría técnica, lo cual perpetuaba los problemas de ineficiencia. Los contratos no eran fijos sino que dependían de la actividad, nada regular, de las empresas maquiladoras; por eso prácticamente, todas las cooperativas pasaban varios meses del año sin trabajo, con consecuencias muy negativas sobre el nivel de vida de las asociadas y sobre el capital de trabajo. Un problema que limitaba la capacidad de las cooperativas de asumir lazos directos con las compañías norteamericanas, era la pequeñez en su escala de planta. En general, se trataba de empresas muy pequeñas, en algunos casos con menos de siete máquinas domésticas, que independientemente, no podían hacer frente a las obligaciones de un contrato de maquila. Este problema era mayor, si se considera que la expansión de la planta había sido muy desordenada, por ese motivo existían muchos cuellos de botella y maquinaria ociosa.145
A pesar de todos estos problemas, las cooperativas autogestionarias de corte y confección tenían una gran capacidad de generar empleo y, se creía que de superar varios problemas, podrían elevar notablemente, el nivel de vida de sus asociadas provenientes, en su mayoría, de sectores de muy escasos recursos. Entre los elementos caracterizados como fortalezas del subsector autogestionario de maquila, en el Foro Nacional: “El cooperativismo autogestionario ante los retos de la década”, realizado en 1992, en San Isidro de El General, se incluían los siguientes aspectos: 145
Véase: INFOCOOP. Plan Nacional de Desarrollo Cooperativo. Documento de estudio. San José: Comisión Coordinadora del Plan Nacional de Desarrollo Cooperativo, IV Congreso Nacional de Cooperativas
109
• • • • • • •
Experiencia acumulada, Nivel estable de organización, Infraestructura medianamente organizada, Modelo autogestionario reduce cargas sociales, Bajo nivel de endeudamiento, Calidad y eficiencia en la entrega, Alta calidad de los productos.
Algunos de estos elementos son destacables en el contexto de las premisas empresariales, orientadas a competir en un subsector en expansión, sobre todo los relacionados con la calidad, en los productos y la eficiencia en la entrega. Sin embargo, los factores catalogados como debilidades nos describen una actividad empresarial plagada de carencias, que se caracterizaba por la limitada acumulación de capital, altos costos relativos, desconocimiento del mercado, limitada capacidad de financiamiento y niveles de subsistencia: • • • • • • • • • • • • • • • • • •
Bajo nivel de capacitación y formación, Carencia de visión empresarial, Bajo nivel tecnológico, Bajo compromiso laboral y político, Desgaste en las relaciones humanas, Incomprensión del modelo autogestionario, Inadecuada gestión administrativa, Incapacidad para responder a los contratos importantes, No hay canales de mercadeo y comercio, Baja rentabilidad en el modelo de la maquila, Se carece de solidaridad entre las cooperativas, Desconocimiento de Legislación Cooperativa, Desconocimiento de las fuentes del financiamiento, Desconocimiento de organizaciones cooperativas nacionales, Desconocimiento de mecanismos de negociación, No hay recursos para desarrollar la producción propia, No hay conocimiento del mercado nacional ni foráneo, No hay posesión de cédula de admisión temporal, para contratar con menos intermediarios.146
146 CPCA, CENECOOP R.L., CCC-CA, FINUBANC, ATBP. Johnny Mora (consultor). Propuestas para una estrategia del sector autogestionario. Resultados del Foro Nacional: “El cooperativismo autogestionario ante los retos de la década”. San Isidro de El General: 1992, p.80
110
Estamos en pleno proceso de apertura que, junto a la liberalización de mercados, es percibida como una oportunidad para las cooperativistas. No obstante, las mencionadas carencias debilitaban el entusiasmo por aprovechar las posibilidades del entorno. En realidad la actividad se convirtió en un subsector plagado de intermediarios, quienes se dejaban la mayor tajada de los contratos. Las cooperativas reconocían como barrera el “apoyo del gobierno a otro tipo de empresas”, y el sector se caracterizaba por altos niveles de disgregación, con “una altísima competencia en el ramo de maquila” y sin fuentes de financiamiento. Por esa razón, requería una urgente reformulación de miras y posibilidades. Resulta paradójico que se incluyera como uno de los más serios obstáculos, el “aislamiento con respecto al resto del Movimiento Cooperativo”. En ese momento, era clara la necesidad de concretar una estrategia para sacar provecho, en lo posible, de los procesos de liberalización y apertura, avanzar en el proceso de búsqueda de mecanismos de financiamiento para el cooperativismo femenino, propiciar el acceso de la mujer cooperativista a nuevas tecnologías productivas, lograr la concreción de proyectos de desarrollo de peso estratégico, para la mujer cooperativista y seguir concitando el apoyo de los organismos de integración del Movimiento Cooperativo con respecto al cooperativismo femenino.147 Durante la década de los noventa, se da un incremento de la presencia de la mujer en otros sectores del cooperativismo nacional. En el caso de las cooperativas de vivienda, el siguiente cuadro demuestra hasta dónde había llegado dicha tendencia, en ese sector específico: Cuadro N° 10 Costa Rica Gerencia en las cooperativas de vivienda por sexo 1996 Clase Frecuencia Frecuencia absoluta relativa Cooperativas en donde el puesto de 8 50% gerente es ocupado por una mujer Cooperativas en donde el puesto de 8 50% gerente es ocupado por un hombre
Fuente: Cecilia Díaz Morales – Campos Méndez, Marta. Diagnóstico sobre la participación de la mujer en las cooperativas de vivienda. San José: FECOOVI R.L., 1996, p.23
El citado diagnóstico establece que, del total de cooperativas encuestadas, el 81 por ciento tenía mujeres electas en el Consejo de Administración, el 87 por 147
. C.N.M.C. Johnny Mora (Consultor). Elementos para una Estrategia de Consolidación del Programa Nacional de la Mujer Cooperativista. San José:: Comité Nacional de la Mujer Cooperativista, 1992, p.52
111
ciento tenía mujeres electas en el Comité de Vigilancia y el 81 por ciento tenía mujeres electas en el Comité de Educación. El 100 por ciento de las cooperativas manifestaban interés de recibir capacitación con perspectiva de género, y el 87 por ciento consideraba que sus estatutos estaban redactados favoreciendo la igualdad de géneros. 148 Creación de plataformas institucionales y cooperativas El Movimiento Cooperativo de mujeres, vive el proceso de institucionalización y creación de mecanismos estatales de apoyo a la mujer costarricense, como un proceso propio. Acompañan y crean condiciones, para que las cooperativistas sean partícipes a través de sus organizaciones, de los avances producidos en el contexto nacional. Basta echar una ojeada a los titulares de la principal publicación femenina cooperativista, APROMUJER, para constatar lo anterior: “Lo que usted debe conocer para proteger sus derechos”149, “Leyes que favorecen a la mujer”150 , “La Sala III reconoce delito de violación en el matrimonio”151, “La Sala IV y la libertad de las mujeres”152, “El Proyecto sobre el Aborto de la diputada Nury Vargas”153, “Proyecto de Ley para reformar el Artículo 121 del Código Penal”154, “Debe rescatarse atribución de la Defensoría de la Mujer”155, “¿Cuál es el rumbo de la Ley de Igualdad Real”156, “Primera Dama se reunió con mujeres cooperativistas”157 , etc. Se trata de titulares donde palpita la actualidad nacional, que revelan que la mujer cooperativista no ha sido simple observadora, sino una protagonista de primera línea. Ahora bien, su aporte no puede medirse simplemente, en lo que respecta a la defensa de los derechos jurídicos o políticos de la mujer, sino como corresponde al cooperativismo, la contribución tiene que ver con la actividad empresarial y la solución de las necesidades de la población por la vía de la asociación, con el fin de generar y distribuir la riqueza. En ese sentido, el reto y la contribución han sido doblemente importantes.
148
Cecilia Díaz Morales – Campos Méndez, Marta. Diagnóstico sobre la participación de la mujer en las cooperativas de vivienda. San José: FECOOVI R.L., 1996, p.p.13-15
149
Revista APROMUJER, N. 27, 1995, p.5 Revista APROMUJER, N. 27, 1995, p.5 151 Revista APROMUJER, N.27, 1995, p.12 152 Revista APROMUJER, N.19, 1993, p.7 153 Revista APROMUJER, N.13, 1991, p.9 154 Revista APROMUJER, N.13, 1991, p.9 155 Revista APROMUJER, N. 23, 1994, p. 4 156 Revista APROMUJER, N.6, 1989, p.7 157 Revista APROMUJER, N.24, 1994, p.6 150
112
En lo que respecta a la dinámica interna del cooperativismo, uno de los mecanismos que se impulsó, para lograr una incorporación más enriquecedora de la mujer cooperativista, se encuentra ligado tanto a la capacitación como a la educación de las asociadas y dirigentes. Los programas de capacitación y educación de la mujer cooperativista, a partir del V Congreso, se materializaron en la labor del llamado Comité Nacional de la Mujer Cooperativista.158 Dicho comité estableció orientaciones estratégicas, tendientes a avanzar en la consolidación del Programa Nacional de la Mujer Cooperativista. Las citadas directrices de trabajo se sintetizaban de la manera siguiente: • • •
• • • •
“la orientación hacia la coordinación de actividades con entes sectoriales ejecutores, como alternativa a la atomización de actividades. La superación de la dependencia con respecto a organismos nacionales e internacionales y la tendencia hacia la autonomía y autosostenimiento. profundización en el análisis de la situación de la mujer costarricense, sus posibilidades y obstáculos al desarrollo como seres sociales plenamente incorporados al proceso económico-productivo. incorporación de los recursos humanos y logísticos que posee el Movimiento Cooperativo. una proyección activa y permanente hacia los organismos de integración del Movimiento Cooperativo. la búsqueda de canales estables de financiamiento. la consolidación y ampliación del espacio político ganado.” 159
En este contexto surgen nuevos organismos cooperativos de importante incidencia, en el fortalecimiento de la presencia de la mujer en el cooperativismo nacional, tales como la Fundación para el Desarrollo de la Mujer Cooperativista, FUNDACOOP y la Unión Nacional de Cooperativas de Mujeres, UNIMUJERES R.L. Esta última surgió a la luz pública, el 30 de marzo de 1998, como una organización orientada a velar por los derechos de las mujeres, intentando una igualdad de oportunidades entre los géneros. Con veinticinco cooperativas de mujeres afiliadas, la Unión se caracterizó por participar en diferentes actividades económicas, como: artesanía, servicios de limpieza, agricultura, turismo, servicios alimenticios y otros. UNIMUJERES R.L. empezó a jugar un destacado papel en lo 158
Hugo Garita. Informe de realizaciones más importantes del Movimiento Cooperativo en Costa Rica. San José: CONACOOP, 1991, mimeo, p.5 159 Comité Nacional de las Mujeres Cooperativistas. Elementos para una estrategia de consolidación del Programa Nacional de la Mujer Cooperativista. San José: 1992, mimeo, p.1
113
referente al asesoramiento y a la asistencia técnica, seguimiento a los proyectos, atención a aspectos legales de las afiliadas, capacitación y financiamiento a través del Fondo Nacional de .Autogestión.160 Sin embargo, sobre todo, esta Unión cooperativa abrió las puertas a la elección directa de una representante ante el Plenario del Consejo Nacional de Cooperativas, lo que puede catalogarse como un excelente movimiento, en el ajedrez político cooperativo. UNIMUJERES R.L. estableció como objetivos: 1. Buscar la igualdad plena del género y la eliminación de la discriminación, por motivos de género. 2. La integración y plena participación de la mujer en el desarrollo. 3. Una contribución cada vez mayor de la mujer al fortalecimiento de la paz mundial 4. Fortalecimiento de las cooperativas afiliadas, corno un medio generador de trabajo, para las mujeres jefas de hogar.161 Detrás de este organismo encontramos a lideresas como Marta Campos Méndez, Mireya Jiménez Guerra (q.d.D.g.), Ivette Jiménez Aguilar, Marta Castro Zúñiga, Patricia Jiménez Gómez, Fabiana Díaz Ortega, para citar algunas de ellas, Con el paso del tiempo resultó claro que Marta Campos y Mireya Jiménez, pasarían paulatinamente, a conformar una dupla inseparable, que dejaría una huella imborrable en el devenir del cooperativismo femenino nacional. En abril de 1993, la prensa nacional se hacía eco de avances importantes de la mujer cooperativista en el contexto regional, al aprobarse en el seno de la CCC-CA, la obligación de que al menos una mujer debía integrar el Consejo de Administración de esa entidad: “Nunca antes ha habido una mujer dentro del consejo administrativo (sic) de la CCC-CA, así que durante la asamblea se procedió a elegir como propietaria a la panameña Carmen Patiño, y como suplente, se escogió a la costarricense María Cecilia Padilla. El esfuerzo y trabajo de las mujeres cooperativistas de Centroamérica y el Caribe dio como resultado esta reforma.”162 160
Véase: Unión Nacional de Cooperativas Fundada por Mujeres (UNIMUJERES R.L.), documento divulgativo, mimeo 161 Ibid 162 Mujeres se abren espacio. La Prensa Libre, 23 de abril de 1993.
114
En el año 1996, se estimaba que diez mil mujeres habían sido partícipes de cursos de capacitación y formación de diverso tipo. En 1999, se calculaba que un 45 por ciento de la membrecía total del cooperativismo nacional, estaba integrada por mujeres. La participación de la mujer en los más diversos tipos de cooperativas era inobjetable. Por ejemplo, en el sector café, del total de la base asociativa de una de sus más importantes empresas, COOPRONARANJO R.L., un 42,4 por ciento eran mujeres productoras, “que en algunos casos asumen tareas semejantes a los hombres, llevando el producto y liquidando la cosecha”. 163 Un momento importante en este proceso, lo constituyó en 1991, la celebración del Primer Congreso Femenino de COOPRONARANJO R.L., donde entre otras cosas, se No resaltó el papel de las asociadas en el desarrollo de la cooperativa.164 obstante, además de esta presencia en los más diversos tipos de empresas cooperativas, hacen su aparición al influjo de la nueva dinámica, una serie de nuevas empresas cooperativas creadas y administradas por mujeres. En 1996, eran las siguientes: Cuadro N. 11 COSTA RICA Cooperativas de mujeres 1996 Cooperativas
Actividad
Ubicación
Asociadas
Servicios
Heredia
20
COOPEVILLA
Maquila
San José
18
COOPEABEJAS
Maquila
San José
13
Servicios
San José
17
Maquila
Alajuela
230
COOPESOLIDARIDAD
COOPEMUJ COOPECOSTURA COOPESANTAFE
Maquila
Alajuela
12
COOPECORONA
Maquila
Alajuela
16 36
COOPEARFE
Servicios
Alajuela
COOPELIRIOS
Vivienda
Sarapiquí
56
COOPECOTEÑAS
Servicios
Cartago
27
COOPETORTILLAS
16
Servicios
Guanacaste
COOPEMIL
Maquila
Limón
12
COOPESIRTH
Agrícola
Puntarenas
12
COOPEREINA
Servicios
Puntarenas
25
COOPESERMU
Consumo
Heredia
12
163
Jiménez Guerra, Mireya – Campos Méndez, Marta. “Diagnóstico de la participación de la mujer en el Movimiento Cooperativo Costarricense. San José: APROMUJER. 1999, p. 42 CooproNaranjo R.L. “Libro de Actas de Asambleas Nº3, p.341
164
Fuente: Mireya Jiménez – Campos, Marta. Diagnóstico de la participación de la mujer en el Movimiento Cooperativo Costarricense. 1996. San José: APROMUJER-Banco Popular y de Desarrollo Comunal, 1996, p.53
115
Estas cooperativas demostraban en ese momento, que constituían una opción para las mujeres de las más diversas regiones del país. Creadas y administradas por mujeres, algunas ya llevaban una existencia de diez y más años, al momento del citado estudio. Es decir, funcionaban y lo hacían bien Sin embargo, la presencia limitada de la mujer en puestos de decisión política de los organismos nacionales cooperativos, seguía constituyendo un factor poco rescatable del accionar general del sector. Si miramos datos comparativos con otros sectores sociales, en lo que respecta a la presencia de las mujeres, en las juntas directivas de algunas instituciones y organizaciones, en el caso de INFOCOOP y CONACOOP, el porcentaje de participación no resulta de los más altos, con lo cual se confirman los serios problemas de participación de la mujer cooperativista en esas estructuras. Al respecto, el siguiente cuadro:
Cuadro N° 12 COSTA RICA Participación por sexo en las Juntas Directivas de organizaciones sociales 2001 Organización
Total
Hombres
Mujeres
Porcentaje de mujeres
Unión de Pequeños y Medianos Productores
7
6
1
14.3%
Instituto Nacional de Fomento Cooperativo
7
6
1
14.3%
Movimiento Solidarista Costarricense
11
9
2
18.2%
Confederación de Trabajadores FERUM Novarum
16
13
3
18.8%
Consejo Nacional de Cooperativas
8
6
2
25%
Central Movimiento de Trabajadores
18
13
5
27.8%
Central Movimiento de Trabajadores Costarricenses
423
261
162
38.3%
Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados
19
10
9
47.4%
Mesa Campesina
8
4
4
50%
Federación de Organizaciones Voluntarias
7
1
6
85.7%
Total 536 340 196 36.6% Fuente: Proyecto Estado de la Nación. Estado de la Nación en Desarrollo Humano Sostenible Sétimo Informe 2000. San José: Proyecto Estado de la Nación, 2001 p.295
116
El VIII Congreso Cooperativo y el relanzamiento del tema del género El VIII Congreso Nacional del Movimiento Cooperativo hizo constar que desde mediados del siglo XX, se venían impulsando cambios en la legislación de muchos países del mundo, los cuales ofrecían una oportunidad a la mujer para superarse, y que el Movimiento Cooperativo Costarricense había jugado un papel importante en el avance en este tema. El Congreso recordó la existencia del Comité Nacional de la Mujer Cooperativista, con su misión de impulsar y propiciar la incorporación de la mujer en el desarrollo económico, político y social, consciente de su género y de su compromiso consigo misma y con el medio en el cual se desenvuelve. De cara a la nueva dinámica cooperativa, el VIII Congreso destacó la necesidad de dotar de recursos a ese Comité, sobre la base de coordinación de los esfuerzos con organismos nacionales e internacionales, cooperativos y no cooperativos, gubernamentales y no gubernamentales, de manera que obtenga su propio sostenimiento con proyectos propios, que le generasen recursos económicos suficientes, que aseguren el cumplimiento de sus objetivos. El congreso validó en el contexto nacional, el acuerdo No. 93.3.10 de la C.C.C.-C.A.: «Se acuerda adoptar por unanimidad los siguientes mecanismos de participación efectiva eficaz en todas las actividades y proyectos que impulsa la CCC CA, ... coordinar las acciones inherentes al trabajo dentro de la perspectiva de género, tomando en cuenta las designaciones que el Comité Nacional haga, tanto en la postulación y selección de las participantes a actividades de capacitación, como en los proyectos que desarrolla la organización. ... que los consejeros titulares y suplentes del Consejo de Administración de la CCC-CA asuman el compromiso de comunicar estos acuerdos a los organismos cúpulas nacionales, de forma tal que se institucionalicen las políticas inherentes al tema de género y se incluya en los presupuestos las partidas necesarias.” 165
165
Revista APROMUJER N.24, 1994, p. 10
117
Además, reiteró el reconocimiento que el Plenario de CONACOOP había otorgado tanto al Comité Nacional de la Mujer Cooperativista, como el acuerdo que el Consejo de Administración del CENECOOP R.L. había tomado, para incorporar las políticas de género en sus planes y programas; Sobre esa base, los cooperativistas determinaron: 1. “Que debe ser mandato de este Congreso que todos los organismos cooperativos de este país ejecuten en la práctica dichos acuerdos y que incorporen en sus planes y programas la política de igualdad cooperativa y de género como una estrategia a seguir en todos los niveles, incluyendo para ello el contenido económico y los mecanismos necesarios que posibiliten hacer una realidad la incorporación plena de la mujer al desarrollo socio-económico a través del cooperativismo. 2. Que el Movimiento Cooperativo asegure que en todas las representaciones y designaciones que le competen se promueva y asegure una equitativa representación de hombres y mujeres. 3. Que en el nuevo proyecto de Ley de Cooperativas se reconozca la existencia del CNMC como órgano cooperativo de pleno derecho y representación.”166
166
Ibid
118
VI UN NUEVO MILENIO DE ESPERANZAS
E
l nuevo milenio es escenario de una profundización, sin precedentes, de las tendencias percibidas en las dos últimas décadas del siglo XX. La llamada sociedad post-industrial y la globalización, que suponen superaciones sucesivas de etapas de maduración, en el desarrollo de la sociedad contemporánea, irrumpe en nuestro medio donde impera un desigual desarrollo, en los diversos sectores productivos. Asistimos a la globalización como consumidores de una receta que privilegia la apertura de mercados y la inversión extranjera, al tiempo que disputa espacios crecientes al Estado social de derecho. Implicaciones del proceso de globalización y apertura El paso de una sociedad centrada en el Estado, a una centrada en el mercado repercute internamente, en el cambio de orientaciones y mecanismos de acción de los diversos actores sociales, incluido el cooperativismo. Migrar desde una posición relativamente acomodaticia, donde el Estado solventaba carencias, como trueque por beneficiarse con la gestión social y empresarial de las cooperativas, obliga hoy más que nunca, como lo sostiene la actual dirigencia cooperativa, a impulsar acciones que propicien política pública amigable, al tiempo que se demuestra capacidad para competir en el mercado, con los instrumentos propios de la economía social. En este contexto, globalización tiende a confundirse, no pocas veces, con neoliberalismo o bien, con el neoconservadurismo impuesto en diversos países, sobre todo, a partir del gobierno de Ronald Reagan, en Estados Unidos. Este liberalismo contemporáneo, esgrimido primariamente, como antítesis a las dictaduras fascistas y comunistas surgidas luego de la Primera Guerra Mundial, trata de ser elevado por algunos a la calidad de panacea para la solución de los
119
grandes problemas económicos y sociales del mundo contemporáneo. Según Ackerman, este origen ligado al combate contra el comunismo y el nazismo, ha producido que el pensamiento liberal moderno “esté erizado de argumentos que parecen condenar todas las revoluciones, cualquiera que sea su inspiración.”167 Aún cuando según este mismo autor, los liberales revolucionarios “aspiran a promover la increíble diversidad humana, no a suprimirla”168 y, a sabiendas de que el mercado es un factor de diversificación por naturaleza, irónicamente, en un mundo donde la diferenciación de las mercancías se convierte en condición sine qua nom de competitividad, se establece la pretensión de implantar en el pensamiento político y la política económica, el precepto de la uniformidad. De esta manera, a escala internacional, las recetas sustituyen a la creatividad, y el modelo homogéneo se convierte en premisa básica de actuación de los Estados, sobre todo luego que el Consenso de Washington, trazara los lineamientos fundamentales del futuro, bajo la lógica del nuevo paradigma. Una buena caracterización de los actuales procesos de globalización, es la siguiente: • • •
• • • • • •
• 167 168
El crecimiento del comercio mundial, en cuyo contexto los productos industriales y manufacturados poseen las mayores tasas de crecimiento, El cambio tecnológico e informático acelerado, Se está pasando de las ventajas competitivas, basadas en gran escala a ventajas basadas en ciclos de producción flexibles, de alto valor agregado e intensivas en conocimiento, Presenciamos el surgimiento de “productos globales”, que incorporan valores agregados de diferentes orígenes nacionales, Desarrollo de bloques comerciales y alianzas económicas regionales, La ampliación de los mercados y la formación de bloques está acompañada por el desarrollo de los estándares comunes, para productos y procesos, El incremento de la inversión extranjera directa, instalando plantas y facilidades de producción, distribución y ventas, Desarrollo de mercados financieros globales y de las operaciones internacionales de préstamo, La creciente percepción acerca de la inmediatez de los mercados, la estandarización de conocimientos y costumbres y el trasiego masivo de informaciones,
La aparición de temas ambientales globales.169
Bruce Ackerman. El futuro de la revolución liberal. Barcelona: Editorial Ariel S.A., 1995, p. 17 Idem
120
Las anteriores características, implican la premisa de que el libre comercio se convierte en factor de bienestar universal, incluso para los países más pequeños, como sostiene el profesor de la Universidad de California, Robert Heller: “Para el mundo en su conjunto, el comercio libre conduce a un nivel más elevado de bienestar económico que una situación en que no exista. El aumento del bienestar se debe a las ganancias derivadas del comercio y la especialización, con una combinación de recursos menor que la exigida en un régimen de autarquía.”170 En su visión acerca del papel del mercado, como único garante de una racional utilización de los recursos económicos y como instrumento viable para ese fin, los teóricos y estadistas del neoliberalismo se propusieron erradicar algunos de los valladares fundamentales del Estado del Bienestar, obra de la socialdemocracia internacional, tanto como cualquier normativa que pretendiera regular, desde el Estado, la actuación de los agentes económicos. Incluso las tesis de Rostow, sobre el establecimiento de un cierto ordenamiento de la actividad económica, con el fin de enfrentar las desigualdades sociales producidas por el mercado, así como la actuación indiscriminada de monopolios y oligopolios, fue mirada de manera suspicaz por los reformadores neoliberales.171 Las frecuentes reuniones y coloquios de los teóricos del neoliberalismo, coinciden con la afirmación de que “ su propósito era combatir el keynesianismo y el solidarismo reinantes y preparar las bases de otro tipo de capitalismo, duro y libre de reglas, para el futuro.”172 Demás está decir, que este planteamiento corresponde a un universo conceptual y con fundamentos ideológicos, mediante el cual poco se identifica el ideario cooperativo. El cooperativismo, sin dejar de aceptar la versatilidad del mercado como mecanismo de generación de riqueza, cree también en la necesidad de regular sus funciones, en lo referente a la distribución de esa riqueza. Al mismo tiempo, considera el objetivo de búsqueda de la equidad y la vigencia de la solidaridad, como parte de principios y valores a ser implantados sobre la base de la actuación de los diversos sectores sociales, con énfasis en aquellos menos favorecidos. 169
Véase al respecto: Salazar X, José Manuel. Alianzas estratégicas y estrategia competitiva. En: CENECOOP R.L. Horizontes cooperativos. San José, 1994, p.p. 25 - 27
170
Robert Heller. Comercio Internacional: Teoría y Evidencia Empírica. Madrid: TECNOS, 1983, p.p.141150 Véase: Eduardo Saxe Fernández. La nueva oligarquía latinoamericana. Heredia: EUNA, 1999, p. 103 172 P. Anderson. Balance de neoliberalismo. Citado en: Eduardo Saxe Fernández. Opus cit., p.100 171
121
Posmodernismo y mujer En la esfera macro social, somos testigos de la sustitución del llamado paradigma modernista, por una interpretación histórica, ideológica, artística y filosófica, centrada en la idea de la renovación radical de las formas tradicionales en el arte, la cultura, el pensamiento y la vida social impulsada por el proyecto posmodernista. El modernismo, con sus grandes propuestas ideológicas y la organización de la sociedad en grandes bloques políticos, habría fracasado en su intento de lograr la emancipación de la humanidad, por ese motivo, un proyecto semejante se considera imposible o inalcanzable en las condiciones actuales. En contraposición con la modernidad, la posmodernidad es la época del desencanto, de la renuncia a las utopías y a la idea de progreso social. Se apuesta a la carrera por el progreso individual y se reconocen los límites de las ciencias modernas, en cuanto a la generación del conocimiento verdadero, acumulativo y de validez universal. En el orden socio-económico se produce un cambio en el orden económico capitalista, pasando de una economía de producción hacia una economía del consumo. Los medios masivos y la industria del consumo masivo se convierten en centros de poder. En la esfera política, se produce la desacralización de la política y la desmitificación de los líderes, al tiempo que se impone un cuestionamiento de las grandes corrientes políticas vigentes en el período modernista. Contrario a la agenda y a la estrategia política, se impone la inmediatez y los individuos sólo quieren vivir el presente, pues el futuro y el pasado pierden importancia. Se produce una irremediable desaparición de idealismos y del interés por la búsqueda de soluciones mancomunadas a los problemas sociales y económicos. El hombre basa su existencia en el relativismo y la pluralidad de opciones. Como sostiene Caratozzolo, si el proyecto moderno queda destruido, si la propuesta moderna se derrumba, deja un espacio vacío, espacio que va a ser ocupado por el posmodernismo. No obstante, agrega, la posmodernidad no tiene proyecto, una meta a la cual arribar, un programa, una alternativa. La posmodernidad no posee banderas. Podemos en todo caso decir, que lo que
122
presenta es un ataque desde todos los ángulos al sistema establecido, sin que este ataque represente una corriente ideológica determinada ni un discurso único. Podemos describirlo como un ataque destructivo de lo establecido, llevado a cabo por francotiradores, quienes no tienen un propósito compartido a excepción de la ruptura.173 Las nuevas tendencias repercuten en las formas de convivencia social, la familia, los partidos políticos, las organizaciones sociales, en el papel de la mujer en la sociedad, entre otros. De hecho, se crean espacios inéditos para nuevos planteamientos en los más diversos temas, ya sean sobre la mujer, la sociedad, la naturaleza o la cultura. “El ataque a la modernidad deja sin dudas un espacio vacío, espacio propio de los momentos de cambio cultural. La ruptura se presenta como contraria a las instituciones y a todos los dogmas. Es un momento transformador, refractario a una rápida cristalización ideológica, cultural, política. Es un camino de aniquilación de lo viejo sin el propósito de instaurar o inaugurar una nueva era. Existe en todo caso la repugnancia a la obstrucción, al taponamiento; incómodo ante el sistema, no pretende suplantarlo, sólo busca hacerlo estallar. Mientras tanto, proliferan y se multiplican los criterios, las vías, las propuestas, los ejercicios teóricos, los experimentos, las discusiones, cuyo objetivo no consiste en consolidarse como doctrina sino en buscar salidas, abrir rumbos. Lo fundamental es la prueba, el ensayo, la experimentación. Es en este sentido que Lanceros (I990) dice que no se trata de buscar para encontrar, sino para seguir buscando: invitación al perpetuo movimiento, a la creatividad continua, a la invención constante.” 174 Según Flórez-Estrada, uno de los aspectos relevantes de la llamada "nueva" modernidad, tendría que ver con la nueva ola de incorporación sostenida de las mujeres al trabajo remunerado, que esta autora señala como coincidente con los procesos de precarización de la fuerza de trabajo propios de la globalización. En ese contexto, el trabajo barato de mujeres, a su vez, contribuye a bajar los costos laborales en los sectores intensivos en fuerza de trabajo"175 173
Domingo Caratozzolo. Mujeres y hombres en el tercer milenio. Vivir en la posmodernidad. Rosario: Homo Sapiens Ediciones, 2006, p.15 174 Ibid 175 María Flórez-Estrada Pimentel. De “ama de casa” a mulier economicus. Sexo, género, subjetividad y economía en Costa Rica contemporánea. San José: Editorial UCR, 2011, p.70
123
Según la autora, en el caso de nuestro país, estos procesos estarían ligados a la creciente presencia de culturas transnacionales corporativas y no corporativas, de compañías que operan como inversión extranjera directa, desde finales de la década de los 90 del siglo XX.176 Ahora bien, la cultura laboral de estas empresas multinacionales impone una nueva visión y práctica, con respecto del papel de la mujer y otros actores, corrientemente discriminados en las empresas locales. De hecho, según la autora, rechazan vehementemente “ cualquier forma de discriminación, incluidas las que se realizan a partir del sexo y el género de la persona, así como de su preferencia sexual.”177 Para Flórez-Estrada, estos elementos introducen un factor progresista y de respeto a los derechos humanos, en la cultura laboral local. No obstante, aunque esto sea una realidad en materia de convivencia a lo interno del colectivo laboral, es necesario recalcar que en lo que respecta a la distribución de nichos de poder, entre hombres y mujeres, estas corporaciones siguen auspiciando una clara discriminación, pues según recuerda Tamez, en las cien corporaciones más grandes fuera de EE.UU., sólo una mujer por cada cien varones es ejecutiva.178 Como señala Caratozzolo, en el marco de la posmodernidad, desde el fin del anterior milenio, se han ido borrando los rasgos ancestrales de la masculinidad-feminidad y acercando lenta, pero inexorablemente a los hombres y a las mujeres, a un terreno donde este «femenino» y «masculino» que hemos incorporado durante siglos, parece esfumarse en beneficio de una semejanza. En este sentido, la prédica feminista termina haciéndose carne, cada vez más en hombres, quienes reconocen la igualdad del género en todos los campos, evitando así el peligro de ser considerados antidemocráticos. Estos cambios conmueven los cimientos sobre los que se ha construido, durante siglos, la subjetividad de los hombres y las mujeres, esto provoca un replanteo de las relaciones entre los géneros, proceso que afecta el sentimiento de identidad de las personas. El hombre reacciona confundido y asustado ante los cambios, en el rol del hombre en la pareja y en el ámbito familiar, que quedan desdibujados por la paulatina indiferenciación social de los papeles masculino y femenino. 179 Estas nuevas tendencias, sin embargo, no eliminan los componentes discriminatorios de la vida social, pues como se recuerda en INAMU, en el caso de 176
Ibid Ibid 178 Elsa Tamez. La sociedad que las mujeres soñamos San José: DEI, 2001, p.30 179 Véase: Domingo Caratozzolo. Opus cit. 177
124
la realidad costarricense: “A pesar de que la participación de las mujeres en el mercado laboral formal ha ido incrementando en las últimas décadas, aún es posible observar amplias brechas entre hombres y mujeres en diversos sectores productivos, que reflejan la permanencia de prácticas discriminatorias que siguen reproduciéndose en la sociedad actual.”180 Por ejemplo, a pesar de que la tasa neta de participación de las mujeres en la vida laboral pasó del 30,4 por ciento, en 1988, a 41,7 por ciento en el 2008, entre el año 1999 y 2006, el porcentaje de mujeres que contaban con el seguro de salud, disminuyó de un 38,05 por ciento a un 32,66 por ciento, es decir, ese porcentaje equivalía a 373.401 mujeres de un total de 1.143.312 personas trabajadoras.181 Gráfico nº 8 Seguro de salud. Trabajadores/as asegurados/as por grupos de edad según sexo. Junio 1999
100 000 90 000 80 000
Cantidad
70 000 60 000 50 000 40 000 30 000 20 000
De sco
E no dad cid a
9
má s
80 y
74
69
a7 75
70 a
4
59
a6
65 a
60
55 a
9
4
9
54 50 a
a4 45
a4 40
34
a3 35
30 a
4
29 25 a
19
a2 20
a1 12
15 a
4
10 000
Hombres
Mujeres
Grupos de edad
Fuente: INAMU. Mujeres Trabajadoras y Empresas: Algunas Estadísticas Iniciales. San José: Instituto Nacional de las Mujeres, 2008.
Sin embargo, poco ha cambiado, según los estudios del INAMU, con respecto a las actividades laborales con participación femenina, pues se observa una predominancia de la participación de las mujeres, en actividades donde han estado vinculadas tradicionalmente, como la enseñanza, servicios sociales de salud y servicio doméstico. Mientras que las actividades como la agricultura, 180
INAMU. Mujeres Trabajadoras y Empresas: Algunas Estadísticas Iniciales. San José: Instituto Nacional de las Mujeres, 2008. 181 Ibid
125
ganadería, caza y selvicultura, la industria manufacturera, el comercio, reparación de vehículos y enseres domésticos, las actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler y la construcción, continúan siendo actividades de participación predominantemente masculinas, donde la participación promedio de las mujeres ronda el 30%, en el mejor de los casos. Según ese Instituto, en estas actividades las diferencias porcentuales se encuentran muy marcadas, evidenciando que la incursión de las mujeres en estos campos ha sido discreta.182 El origen de la segmentación tiene que ver con creencias muy arraigadas en nuestras sociedades, en cuanto a que los hombres y las mujeres no solo tienen aptitudes y habilidades diferentes, sino que sus deberes y funciones en el espacio familiar doméstico, les imponen distintas obligaciones sociales, de manera que los estereotipos sexistas influyen en el momento de elegir un oficio, una carrera profesional, un trabajo, ocasionando la segmentación de espacios de realización como propios para hombres y como propios para las mujeres, con alto grado de exclusión y exclusividad en las oportunidades y en las condiciones de trabajo.183 Estudios realizados por la FAO, revelan que la participación de la mujer en actividades agrícolas en América Latina, ronda el 20 por ciento de la fuerza laboral agrícola, muy por debajo del 43 por ciento, que es la media en los países subdesarrollados y del 50 por ciento en Asia y África, llegando al 60 por ciento en algunas regiones de estos dos continentes.184 Estos estudios señalan además, que en América Central y el Caribe, la proporción de las mujeres en la fuerza laboral agrícola ha disminuido. Esta disminución se achaca a que si bien es cierto, los países de América Latina presentan proporciones elevadas de participación global de las mujeres en la fuerza laboral, su participación en la agricultura es mucho menor que en otras regiones de países en desarrollo, como reflejo de unos niveles educativos femeninos relativamente altos. Tanto la diversificación y el crecimiento económicos, como inéditas dinámicas culturales, favorecen que las mujeres emigren a las zonas urbanas, con el fin de trabajar en el sector de servicios.185
182
Ibid Véase: Universidad Nacional. Diagnóstico Institucional. Relaciones de Equidad entre Mujeres y Hombres en la Universidad Nacional. Heredia: Facultad de Filosofía y Letras-Instituto de Estudios de la Mujer, marzo 2008
183
184
FAO. El estado mundial de la agricultura y la alimentación 2010-2011. Las mujeres en la agricultura. Cerrar la brecha de género en aras del desarrollo. Roma: 2011, p.8
185
Ibid
126
Gráfico n° 9 Proporción de mujeres en la fuerza laboral agrícola Porcentaje 60 50 40 30 20 10 0 00 1980
1982
1984
1986
1988
1990
1992
1994
1996
1998
2000
2002
2004
2006
Asi Oriental y Sudoriental
América Latina y el Caribe
Cercano Oriente y Africa del Norte
Asia Meridional
2008 2010
Africa Subsahariana
Fuente: FAO. El estado mundial de la agricultura y la alimentación 2010-2011. Las mujeres en la agricultura. Cerrar la brecha de género en aras del desarrollo. Roma: 2011
La brecha de género se refleja en la realidad irrefutable de que las mujeres son agricultoras, trabajadoras y empresarias, no obstante, en casi todas partes tienen dificultades más graves que los hombres, para acceder a los recursos productivos, los mercados y los servicios. Según la FAO, un amplio conjunto de datos empíricos de muchos países muestra que las agricultoras, son igual de eficaces que sus homólogos masculinos, sin embargo, tienen menos tierras y usan menos insumos, por ese motivo, producen menos. En este sentido, es tan importante la presencia de la mujer en la actividad agrícola, que el cierre de la brecha de género en la agricultura, redundaría en beneficios considerables para la sociedad en su conjunto, pues permitiría aumentar la productividad agrícola, reducir la pobreza y el hambre, así como fomentar el crecimiento económico. La participación de la mujer cooperativista en la actividad agrícola, tiene un protagonismo particular en el caso de las cooperativas autogestionarias. Un ejemplo de esas cooperativas que surgieron bajo la lucha por la tenencia de la tierra es COOPESILENCIO R.L., que se constituye el 21 de enero de 1973, en el distrito de Savegre, cantón de Aguirre, provincia de Puntarenas, en las tierras de la antigua Compañía Bananera. Asimismo, COOPEVAQUITA R.L., constituida en 1974, por un grupo de agricultores de escasos recursos, quienes arribaron a la 127
misma región en busca de tierra, y decidieron conformar una cooperativa comunitaria en el caserío de la Cuesta, cantón de Corredores, de esa misma provincia. Origen similar, esta vez en Venecia de Osa, tuvo COOPESIERRACANTILLO R.L. Por su parte, COOPEMALANGA R.L. se constituye en 1977, en el distrito de Río Jiménez, cantón de Pococí, Provincia de Limón. Como recuerda Rómulo León, hijo de uno de los fundadores de COOPESILENCIO R.L. y actual Gerente de FECOOPA: “Yo estaba muy pequeño. Tenía 7 años cuando llegue a la comunidad que empezó en ese entonces, bajo condiciones muy difíciles. Una finca en total abandono, que hubo que rehabilitar. El trabajo de los pioneros fue muy duro. Yo recuerdo que la gente llegaba tarde en la noche, a las reuniones de coordinación que se realizaban y que, a veces, terminaban a media noche, después de un día de trabajo. Todo eso fue muy difícil. En el aspecto social, las viviendas con que empezamos eran con paredes de bambú, que por dentro forrábamos con periódico para que no se nos metiera el viento tapando las rendijas. El piso de tierra, agua de una quebrada primero, y luego de pozo. Siempre hubo una actitud muy positiva, de parte de la gente, y eso posibilitó el éxito en esos inicios.”186 Es evidente, que la mujer estuvo presente activamente en estos proyectos, aunque se haya pasado por alto este aporte, como señala Patricia Jiménez: “Es importante analizar el tema de los proyectos productivos desde la perspectiva de la mujer. Estos siempre han existido. Las mujeres siempre hemos estado incorporadas productivamente en el Movimiento Cooperativo. En el caso de las cooperativas agrícolas, donde los hombres eran los asociados, su esposa y familia participaban por igual. Entonces, esa mujer participaba pero no era visible en la lista de asociados. Ese es uno de nuestros objetivos: visibilizar el trabajo de la mujer.”187 A pesar de que fueron familias las gestoras de este tipo de proyectos, con participación denodada de mujeres y hombres, y que hoy gracias a esos empeños,
186
Johnny Mora A. “La lucha contra la pobreza desde la parcela hasta el turismo sin fronteras. El caso exitoso de COOPESILENCIO R.L.” En: INFOCOOP. Revista Identidad N°3. San José: diciembre de 2006, p.2 187 La mujer ha estado desde siempre en el cooperativismo. Una entrevista sobre oportunidades, inclusión y participación social. Entrevista inédita con Patricia Jiménez y Marta Campos.
128
esta cooperativa autogestionaria vive momentos de mayor holgura y progreso, el mismo dirigente es capaz de reconocer rezagos en lo referente a la mujer: “En el caso de la mujer, el tema sigue vigente ya que en las cooperativas agrícolas, sobre todo, no se han abierto muchos espacios para su desarrollo, como lo reconocen los propios dirigentes de la cooperativa. En el caso de COOPESILENCIO, hay solamente cuatro asociadas, de 47 asociados que conforman el total de la cooperativa. Existe una Asociación de Mujeres del Silencio, que vienen siendo incentivada para posibilitar una mayor participación de la mujer en la cooperativa.” 188 En el caso costarricense, a pesar de los rasgos excluyentes de la participación de las mujeres en algunas actividades económicas, hay características que resultan interesantes en la nueva realidad, como es el caso del fuerte incremento de la presencia de las mujeres en carreras universitarias que tradicionalmente, han sido propias de los hombres: en la carrera de Ciencias Económicas, la presencia femenina pasó de 0,90 por ciento de la matrícula total de la UCR, en 1969, a 7,93 por ciento, en el 2006. Algo similar ha ocurrido con la carrera de Derecho, donde se pasó de 0,75 por ciento, en 1969, a 3,30 por ciento en el 2006; en Ingeniería, donde se pasó de 0,06 por ciento de estudiantes mujeres en 1969, al 5,14 por ciento en el 2006 y Medicina, donde la presencia femenina que en 1969 era del 0,26 por ciento, se incrementó sensiblemente, al 5,92 por ciento en el 2006.189 No obstante, en la perspectiva de las reivindicaciones femeninas, en este particular es prudente destacar lo señalado por Camps: “El ámbito femenino ya no es exclusivamente el familiar, el del marido y los hijos: le pertenecen ya la casi totalidad de ámbitos profesionales. Aunque la feminización ha sido más lenta en unas profesiones que en otras, en estos momentos y -repito- en el mundo desarrollado, la mujer tiene acceso a donde se le antoje. Por eso debe empezar a actuar. Empezar a actuar significa poner de manifiesto la presencia femenina, no sólo cuantitativamente que, en bastantes espacios, ya lo es, sino, sobre todo, cualitativamente. La entrada masiva de las mujeres en las distintas profesiones debería producir cambios significativos tanto en la vida privada y particular de las mujeres, como en el conjunto de la sociedad, de la vida 188
Johnny Mora A. “La lucha contra la pobreza desde la parcela hasta el turismo sin fronteras. El caso exitoso de COOPESILENCIO R.L.” En: INFOCOOP. Revista Identidad N°3. San José: diciembre de 2006, p.4 189 Citado en: Flórez- Estrada. Opus cit, p.82
129
cotidiana y profesional. ( ) ¿Qué es lo que queda por hacer y cómo hacerlo? ¿Por qué no vamos más deprisa en el acceso de las mujeres no ya a las distintas profesiones sino, dentro de cada una de ellas, a los puestos de mayor responsabilidad? Una sociedad con mujeres activas y presentes dondequiera que se tomen decisiones debiera ser una sociedad distinta de la que conocemos.”190 Un ejemplo interesante, por tratarse del ámbito académico, que corrobora la certeza del anterior planteamiento, tiene que ver con las relaciones de equidad/inequidad imperantes en la Universidad Nacional. Según un informe realizado sobre la situación laboral de las personas funcionarias de la UNA, laboraban en el 2005 un total de 2118 funcionarios y funcionarias, de las cuales mil dieciséis eran mujeres (48 por ciento) y mil ciento dos eran hombres (52 por ciento).191 El personal académico estaba conformado por quinientos ochenta y cinco hombres y cuatrocientos cuarenta y cuatro mujeres, que representaban un 57 por ciento y un 43 por ciento respectivamente. El personal administrativo estaba representado por cuatrocientos siete mujeres y cuatrocientos catorce hombres, con lo cual había paridad por sexo, ya que cada uno representaba el 50 por ciento.192 No obstante, según el estudio “ el diagnóstico también puso en evidencia la predominancia de hombres en los espacios de dirección y toma de decisión. Asimismo, permitió detectar inequidades en el ascenso profesional, que podrían estar afectando las posibilidades de desarrollo de las mujeres en igualdad de oportunidades respecto de los hombres, tanto en las esferas académicas como administrativas.”193 Por ejemplo, cabe destacar que en treinta años de existencia, en ese momento, del Consejo Universitario de la UNA (1975-2005), ciento sesenta y cinco personas habían sido integrantes propietarios de ese órgano, de las cuales un 83 por ciento habían sido hombres (ciento treinta y siete) y sólo un 17 por ciento de participación de mujeres (veintiocho mujeres).194 La situación es más inequitativa, si se agregan los suplentes del Consejo.
190
Victoria Camps. El siglo de las mujeres. Madrid: Ediciones Cátedra S.A., 1998, p.p. 130-132 Universidad Nacional. Diagnóstico Institucional. Relaciones de Equidad entre Mujeres y Hombres en la Universidad Nacional. Heredia: Facultad de Filosofía y Letras-Instituto de Estudios de la Mujer, marzo 2008, p.17 192 Ibid, p.13 193 Ibid, p.136 194 Ibid, p.18 191
130
Sexo Mujeres Hombres Total
Cuadro n° 13 Universidad Nacional Conformación del Consejo Universitario por sexo 1975-2005 Propietario (a) 28 137 165
Suplente 11 61 72
Total 39 198 237
Fuente: Universidad Nacional. Diagnóstico Institucional. Relaciones de Equidad entre Mujeres y Hombres en la Universidad Nacional. Heredia: Facultad de Filosofía y Letras-Instituto de Estudios de la Mujer, marzo 2008
Por su parte, en el 2005 existían enormes brechas en los puestos catedrático (quince mujeres y cuarenta y nueve hombres), y en los puestos director y subdirector de unidades académicas (diecisiete mujeres y treinta y hombres).Estos datos nos indican que las mujeres estaban menos presentes, los puestos de mayor rango o jerarquía.195
de de un en
Evidentemente, como señala Camps, con la presencia paritaria en las diversas profesiones, aun espera lo sustancial, es decir, la promoción de la mujer a puestos de toma de decisiones, para lo cual, desde el punto de vista académico, cuenta con todas las prerrogativas necesarias, en cuanto a formación y experiencia se refiere. Congresos cooperativos y la mujer en el nuevo milenio Ciertamente, podría señalarse que mencionar los acuerdos de los Congresos Cooperativos, en relación con el tema del género, podría convertirse en un ejercicio vacío, pues muchos de los acuerdos de estos foros resultan una reiteración de los congresos anteriores, sin mediar un mecanismo de cumplimiento de los mismos; el caso de la mujer cooperativista podría ser un ejemplo de ello. Algunos afirman que estamos ante reuniones caras, con deliberaciones largas y tediosas, al final de las cuales han surgido montañas de documentos y papeles condenados al olvido. Sin embargo, luego de una revisión del cumplimiento de los acuerdos de los máximos cónclaves del cooperativismo nacional y partiendo de la imposibilidad de imponer mandatos a empresas privadas como lo son las cooperativas, que
195
Ibid, p.17
131
cuentan con su propio gobierno y plataformas en la toma de decisiones, es posible señalar lo siguiente: • •
•
•
•
•
Quien conozca las resoluciones de los Congresos Cooperativos, conocerá también, acerca de la evolución histórica del cooperativismo costarricense. Los Congresos representan la voluntad mayoritaria de los cooperativistas, expresada voluntaria y democráticamente, realizados en momentos particularmente importantes, cuando esa voluntad se debe pronunciar en forma de acuerdos, resoluciones, excitativas y lo que podría catalogarse como directrices específicas. A través de los Congresos Cooperativos, la voz de los cooperativistas de base se convierte en guía para el accionar del cooperativismo nacional, incluyendo a la dirigencia y a los organismos nacionales del sector. Los Congresos expresan además la ideología, el pensamiento, la opinión de los cooperativistas sobre el acontecer nacional e internacional y en torno a la propia evolución del cooperativismo nacional. En este sentido, recogen con bastante fidelidad, la media de un pensamiento que se transforma, tarde o temprano, en praxis en las cooperativas y organismos cooperativos; por ese motivo, han devenido instrumentos para la acción. No existe alguna decisión de peso estratégico en el cooperativismo nacional, que no haya sido tema de debate en los Congresos Cooperativos y por esto, los congresos marcan el devenir más esencial del cooperativismo costarricense. Por esto los congresos describen bastante fielmente, la posición y las prioridades del cooperativismo en un momento histórico específico. En el caso de las mujeres cooperativistas, sus reivindicaciones reiteradas y sus planteamientos sobre el tema de la equidad, la democracia y la paridad, han venido constituyendo un factor acumulativo; una masa crítica que, a pesar de los obstáculos, ha propiciado y continúa propiciando cambios importantes en el cooperativismo nacional.
Una vez establecida nuestra posición al respecto, se entiende que valoremos el análisis de los Congresos Cooperativos, que ya hemos hecho y pretendemos retomar a continuación. El X° Congreso Cooperativo realizado en el año 2001, plasma en su documento final, la siguiente constatación: “El cooperativismo agrupa a personas, sus intereses comunes, anhelos y aspiraciones; a hombres y mujeres, a los jóvenes y a los niños, quienes luchan por un mundo mejor con la creación de plataformas productivas que generan una mejor calidad de vida y distribuyen 132
riqueza.” Si bien es cierto, resulta una formulación nada extraordinaria en cuanto a la realidad descrita, sí lo es en cuanto implica un reconocimiento renovado, acerca de la presencia de la mujer desde los inicios del cooperativismo en nuestro país, y sobre su aporte sustancial a la generación y distribución de riqueza por la vía cooperativa. El foro instó a realizar esfuerzos para que el Movimiento Cooperativo Costarricense asumiera el trabajo por la equidad de género, como una estrategia para promover el desarrollo de las cooperativas, como empresas que se proponen el beneficio económico y social. Lo anterior debería conducir a un cambio en las situaciones de discriminación entre los hombres y las mujeres, que impiden el pleno desarrollo del sector. Asimismo, sostuvo la necesidad de que en la agenda del cooperativismo costarricense se incluyera un conjunto de acciones alrededor de la Equidad de Género y por la igualdad de oportunidades para las mujeres cooperativistas.196 En materia de capacitación, recalcó que el Movimiento Cooperativo en general y las mujeres cooperativas en particular, están llamados a colaborar con el INFOCOOP, en lo que respecta a dar una mayor respuesta en este campo. Se solicitó asimismo, la ejecución de un diagnóstico de la condición y la posición de las mujeres en las organizaciones cooperativas, que incorporase una medición de la participación real de las mujeres en puestos de dirección administrativa y política de las cooperativas, su aporte a la generación de la riqueza solidariamente creada, así como su participación en instancias políticas y económicas de toma de decisiones, en el ámbito cooperativo nacional e internacional. El X° Congreso creyó preciso realizar una revisión y cambio de definiciones, con respecto al tema del género, que incorporara a las organizaciones de la sociedad civil y del Sector de la Economía Social, como practicante de los principios de la cooperación, para darle perspectiva de género a toda la normativa, lo mismo que al accionar cotidiano del cooperativismo. De esta manera, sostuvo que es necesario:
196
Consejo Nacional de Cooperativas - Instituto Nacional de Fomento Cooperativo. 10° Congreso Nacional del Movimiento Cooperativo Costarricense. “El cooperativismo y los líderes cooperativistas ante los desafíos del Siglo XXI”. San José: Documento final, Acuerdos y resoluciones, marzo de 2001, mimeo, p.83
133
a) “Se asuma el análisis y los cambios necesarios en algunos elementos de los marcos normativos (Ley, estatutos y reglamentos) que resulten discriminatorios hacia la participación de las mujeres. b) Se asignen recursos específicos para asegurar el éxito de los proyectos empresariales, en el caso de cooperativas especialmente integradas por mujeres, mediante el financiamiento en la etapa previa a los proyectos respectivos. c) Se someta a revisión la estructura política y empresarial de las cooperativas, buscando un balance y equilibrio entre las responsabilidades y el poder entre hombres y mujeres, d) Se concientice a los varones para que apoyen a las mujeres en todos los proyectos y metas con verdadera equidad. e) Se asegure que la planificación y la dotación de recursos en las organizaciones cooperativas, tomen en cuenta los intereses de las mujeres, de tal manera que se cuente con el apoyo político en la asignación de recursos financieros y asistencia técnica, canalizando el apoyo respectivo por medio del CNMC. f)
Se propicie el análisis y cambio en las relaciones humanas que se dan cotidianamente en nuestras organizaciones entre hombres y mujeres, partiendo de una revisión de las creencias y la cultura organizacional con respecto a las identidades tradicionales de género.
g) Se construya una nueva cotidianeidad donde la democracia, el respeto mutuo y la equidad permitan la generación de relaciones solidarias entre los géneros, con igualdad de oportunidades.”197 En materia de participación de la mujer en puestos de dirección y toma de decisiones, el Cónclave consideró urgente promocionar a las mujeres en los puestos de dirección, en todos los procesos de elección y representación que se dan en el Movimiento Cooperativo, priorizando la representación de las mismas en CONACOOP, INFOCOOP, CENECOOP R.L., CPCA, organismos cooperativos nacionales de segundo grado, organismos cooperativos en el contexto internacional, Asamblea de Trabajadores del Banco Popular y otros. Concibió como un imperativo, que las cooperativas y entes cooperativos nacionales respeten las leyes vigentes y por lo tanto, los tratados internacionales orientados a establecer mecanismos para la equidad de género, incluyendo tanto la participación de las mujeres en un 40 por ciento en los puestos de dirección, 197
Idem
134
como la implementación de otros mecanismos, para lograr que las mujeres lleguen a puestos de dirección en los organismos cooperativos nacionales e internacionales. Exhortó además, a facilitar el acceso de las mujeres cooperativistas a la información y al control sobre los recursos destinados a la capacitación y otros proyectos que las puedan beneficiar, para lograr un mejoramiento de sus conocimientos y destrezas, en áreas como la gestión empresarial, las finanzas, la formación humana, las alianzas estratégicas, la producción, el liderazgo, la negociación y la capacidad, para establecer alianzas con los compañeros cooperativistas. Propuso asimismo, la dotación de recursos financieros y técnicos al CNMC mediante presupuesto, para llevar a cabo tanto esta capacitación, como la prestación de asesoría para incorporar y establecer las políticas de género en las empresas cooperativas. Asumió como justo impulsar una alianza permanente y basada en el respeto a los objetivos, las posibilidades y la naturaleza de cada organización, entre ellas: CNMC, INFOCOOP, CONACOOP, CENECOOP R.L., CPCA y Federaciones, tendiente a fortalecer la capacitación de la mujer cooperativista. Solicitó además, se brindase un espacio al CNMC, para que se incorpore al grupo que toma decisiones en INFOCOOP, en cuanto a la asignación de recursos para el desarrollo de las personas en las cooperativas con perspectiva de equidad, con carácter de política permanente. El citado congreso se hizo eco de las orientaciones, cada vez más reiterados provenientes del entorno, tanto en los organismos internacionales como en la plataforma institucional gubernamental y no gubernamental, que pugna por cambios en la condición de la mujer. Por ejemplo, la Declaración sobre la Identidad Cooperativa emitida por la A.C.I. se refiere en varias instancias, a la igualdad de género. La O.I.T. ha propiciado también iniciativas con el fin de avanzar en este importante tema. Esto quedó evidenciado en la intervención de Marc Levin, representante de esa organización internacional ante el citado 10° Congreso: “Las mujeres son un inmenso recurso todavía sin descubrir a fondo por las cooperativas. Ellas producen, consumen, son activistas, administradoras y líderes, pero muchas veces no se les da oportunidad alguna. Si las cooperativas realmente desean articular respuestas locales a las desigualdades producidas por la globalización, entonces la igualdad de género es claramente un tema de alta prioridad. El apoyo a los programas para el fortalecimiento de la mujer es vital, como también el entrenamiento en liderazgo para mujeres. Además, es necesario conscientizar a los 135
hombres líderes, acerca de la necesidad de promover la igualdad de género. La O.I.T. ha producido materiales de entrenamiento para ayudar a las cooperativas a lidiar con estas preguntas y estamos siempre dispuestos a asistir cuando se nos solicita.”198 Haciendo una recapitulación de los esfuerzos realizados en la promoción de la mujer cooperativista, el Comité Nacional de las Mujeres Cooperativistas dio a conocer el siguiente listado ante los asistentes al Congreso: •
•
• •
Más de treinta mil mujeres capacitadas en diferentes regiones del país, y en diversos temas: autoestima, liderazgo, liderazgo político, liderazgo cooperativo, organización cooperativa, género, negociación, elaboración de proyectos, crédito, hidroponía, empoderamiento, recursos humanos, salud de la mujer, entre otros. En el nivel Internacional se ha recibido capacitación en temas tales como “Género: una perspectiva Latinoamérica”, “ El manejo del Crédito”, “Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente”, “Derechos Humanos”, “Autoestima”, “Gestión y Elaboración de Proyectos”. Se ha impartido capacitación en Centroamérica y El Caribe. Representaciones: El C.N.M.C. ha representado a Costa Rica en diferentes organismos como: ACI, CCC-CA, CRMC, NDR. 199
Por su parte el XI° Congreso Cooperativo, realizado en setiembre de 2006, llevó a cabo la constatación de que existe una serie de transformaciones en el entorno, así como legislación y avances en materia de participación de la mujer, que ameritan ser tomadas en cuenta por el cooperativismo, para abrir espacios a las mujeres. En materia de discriminación de la mujer, reconoció que aún cuando no existan datos específicos sobre la discriminación por género hacia las mujeres, las mismas en diferentes espacios de construcción colectiva, han planteado el tema como un hecho real desde congresos cooperativos anteriores. Seguidamente, identificó problemas en materia de participación de las mujeres en puestos de toma de decisión, en la calidad de la capacitación, en los espacios para el desarrollo de empoderamiento y destrezas en liderazgo, la poca 198
Marc Levin, Director de Servicios de la Organización Internacional del Trabajo. Intervención en el 10. Congreso Nacional del Movimiento Cooperativo Costarricense. En: Consejo Nacional de Cooperativas Instituto Nacional de Fomento Cooperativo. 10° Congreso Nacional del Movimiento Cooperativo Costarricense. “El cooperativismo y los líderes cooperativistas ante los desafíos del Siglo XXI”. San José: Documento final, Acuerdos y resoluciones, marzo de 2001, mimeo, p.36 199 Comité Nacional de las Mujeres Cooperativistas. Órgano político especializado en asuntos de las Mujeres. En: Consejo Nacional de Cooperativas - Instituto Nacional de Fomento Cooperativo. 10° Congreso Nacional del Movimiento Cooperativo Costarricense. “El cooperativismo y los líderes cooperativistas ante los desafíos del Siglo XXI”. San José: Documento final, Acuerdos y resoluciones, marzo de 2001, mimeo, p.114
136
sensibilización hacia el tema de género y la necesidad de un mayor apoyo, a los proyectos de emprendimientos de mujeres, entre otros.200 El XI° Congreso acordó establecer mecanismos de participación dirigidos a permitir a las mujeres mayores posibilidades para contribuir a la gestión de las empresas y la democratización del cooperativismo nacional. Asimismo, emprender acciones para visibilizar el aporte de la mujer, en el surgimiento y consolidación del cooperativismo costarricense y realizar esfuerzos por eliminar la exclusión de la mujer de los puestos de dirección y de toma de decisiones.201 En este aspecto, se pronunció por la apertura de espacios de representación de empresas y organismos cooperativos, crear condiciones para que en todo Consejo de Administración de las cooperativas, se cuente con la participación de al menos una mujer, establecer a las cooperativas mixtas, (hombres y mujeres) una cuota de participación del 50 por ciento para ambos sexos, el establecimiento de mecanismos por parte de CONACOOP, para el efectivo cumplimiento de la Ley de Igualdad Social de las Mujeres y la promoción de un proceso de sensibilización, para la equidad de géneros en el sector que parta de: •
• • •
•
La integración de los procesos de formación humana y autoestima, además de actividades de concienciación en temas como género, relación padres-hijos, valores y violencia intrafamiliar, en los planes anuales operativos de los organismos de segundo grado y las cooperativas, El establecimiento de mecanismos de evaluación de la efectividad de estas medidas, La reestructuración del Comité Nacional de la Mujer y la constitución de “Comisiones de la Mujer” en cada cooperativa. La realización de campañas en los medios comunicativos y la creación de boletines para el fortalecimiento de la sensibilidad, en las relaciones de equidad. Capacitaciones a los padres, para que inculquen el cooperativismo en sus hijos y la igualdad real.202
Finalmente, el Cónclave resolvió garantizar este proceso, mediante la incorporación de esta modificación, tanto en la Ley de Cooperativas que se 200 CONACOOP-INFOCOOP - CPCA. Undécimo Congreso Nacional del Movimiento Cooperativo costarricense. Documento final. Acuerdos y resoluciones. San José, octubre de 2006 201 Ibidem, p.81 202 Ibidem, p.91
137
encontraba, en ese momento, en discusión en la Asamblea Legislativa, como en los estatutos de las cooperativas. Además, acordó dar validez efectiva y real a la legislación y otra normativa establecida para propiciar la equidad de género, de tal manera, que encuentren aplicación práctica en el contexto cooperativo, en consonancia con el ideario cooperativo y el papel a jugar por las cooperativas, como herramientas de desarrollo y cambio social. En materia del fortalecimiento de la empresa cooperativa, el XI° Congreso determinó la necesidad de avanzar hacia mecanismos concretos, tendientes a propiciar de manera permanente, la incorporación productiva de las mujeres, el fomento de la organización de las mujeres en cooperativas, en las diferentes comunidades del país y la necesidad del fortalecimiento de la equidad de género. Asimismo, consideró conveniente diseñar y aplicar instrumentos de gestión que permitan valorar, medir y evaluar el aporte de las mujeres en la gestión y el desarrollo de la empresa cooperativa.203 Por su parte, el XII° Congreso Cooperativo de noviembre del 2010, profundiza una serie de planteamientos esgrimidos en los anteriores dos congresos, evidenciando un énfasis en al menos, los siguientes aspectos: • • •
• •
Cumplimiento de los preceptos de paridad de género y acatamiento de la legislación respectiva. Impulso a los emprendimientos empresariales de las mujeres. Aplicación de programas de educación y capacitación cooperativa, tendientes a fortalecer la identidad, nuevos liderazgos y la competitividad de las cooperativas de mujeres. Fortalecimiento de la competitividad, innovación y viabilidad de los proyectos productivos de las mujeres. Afianzamiento de las estructuras institucionales creadas, para la organización de las mujeres cooperativistas.
La variedad de temas y la profusión de acuerdos que, por lo demás, es características general del XII° Congreso, permite, sin embargo, aquilatar la madurez alcanzada por la organización de las mujeres cooperativistas, su visión acerca del aporte femenino en el desarrollo del cooperativismo y su capacidad dirigida a establecer puentes con sus congéneres masculinos. El XII° Congreso acordó hacer efectiva dentro del Movimiento Cooperativo, la aplicación de las leyes de igualdad real y la política para la equidad de 203
Ibidem, p97
138
género.204 Asimismo, que en la conformación de los órganos de dirección de las cooperativas, se cumpla con la ley de participación equitativa de la mujer y que se busquen los mecanismos legales adecuados, para cumplir la ley de paridad en los órganos de dirección. 205 En materia de emprendimientos, el Congreso fue eco de las posiciones planteadas por las mujeres cooperativistas, en el sentido de que el INFOCOOP constituya un fondo especial con condiciones diferenciadas financieramente, para promover los emprendimientos cooperativos de mujeres. Además, promover que los nuevos emprendimientos cooperativos de las mujeres, tengan un acompañamiento integral en materia de comercialización, asistencia técnica, contabilidad y desarrollo de tecnología.206 El fin de estos esfuerzos sería que los emprendimientos generen empleos dignos y remunerados para las mujeres, para lograr este fin y que el Comité Nacional de las Mujeres dedique más tiempo a atender nuevos emprendimientos empresariales y al estudio de los proyectos.207 En lo que respecta a la educación, se dispuso que se gestione un modelo de capacitación que involucre desarrollo personal, desarrollo empresarial y cooperativo, financiado por INFOCOOP, adaptado a las necesidades de las cooperativas de mujeres.208 Para ello, CONAMUJER en coordinación con CENECOOP R.L. y las organizaciones cooperativas de mujeres, deberá definir una política educativa, considerando los distintos niveles de formación para responder a las necesidades de capacitación de las mujeres. En este sentido, se consideró muy importante, el desarrollo de programas intensivos de capacitación, con el fin de lograr mayor competitividad, rentabilidad y sostenibilidad ambiental.209 Asimismo, promover procesos de fortalecimiento del liderazgo de las mujeres, orientados a lograr su acceso a los puestos de dirección.210 Para las mujeres resulta esencial y así consta en los acuerdos del Congreso, incentivar a las mujeres cooperativistas tanto para conocer, manejar y practicar los principios y valores cooperativos, como para promover la capacitación en liderazgo y gestión empresarial, identidad cooperativa y fortalecimiento psicosocial. Por su parte, se acordó que para la distribución y oportunidades de becas u otros incentivos, se genere una acción afirmativa que 204 CONACOOP – INFOCOOP-CPCA. XII Congreso Nacional Cooperativo. San José: 17 y 18 de noviembre de 2010, p.20, mimeo, documento en proceso de aprobación 205 Ibid, p.23 206 Ibid, p .87 207 Ibid, p.52 208 Ibid, p 82 209 Ibid, p 75 210 Ibid, p.p. 31-32
139
beneficie a las mujeres, un planteamiento que ha sido reiterado en los cónclaves cooperativos.211 En el ámbito de proyectos productivos, se dispuso la creación de un fondo especial, tendiente a promover proyectos productivos de carácter empresarial sostenible, en el ámbito escolar, estudiantil, juvenil y mujeres, que estimulen el emprendedurismo, la innovación, el liderazgo, y la identidad cooperativa sostenible; así como garantizar su divulgación sistemática y permanente.212 Para esto, resulta esencial articular los proyectos de las mujeres en el área del financiamiento, para que los mismos estén acordes con la realidad específica de cada actividad, sin dejar de lado la evaluación y el seguimiento de los mismos. En ese sentido, se señaló la necesidad de diseñar productos financieros específicos y a la medida, para poblaciones definidas como prioritarias, especialmente el sector educativo, las mujeres, la población mayor de cincuenta años que estén generando proyectos emprendedores, con potencial de empresa cooperativa.213 Un acuerdo interesante en la perspectiva del desarrollo de las comunidades, se orientó a fortalecer las cooperativas de mujeres considerando las variables y necesidades locales, mediante el apoyo decidido con recursos financieros, tecnológicos, humanos y otros.214 En materia institucional, se consideró conveniente que el CONACOOP y otros organismos nacionales del cooperativismo apliquen una política de género. Asimismo, lograr que la Ley de Asociaciones Cooperativas tenga perspectiva de género, lo mismo que los estatutos y reglamentos de cada organización cooperativa. En vista de los requerimientos financieros de los programas de género, se propuso que el Movimiento Cooperativo cuente con presupuesto para los procesos de equidad de género, así como la creación de una unidad de desarrollo cooperativo en CONAMUJER, con apoyo financiero de INFOCOOP.215 En síntesis, este periplo por lo últimos congresos cooperativos, arroja más luz acerca de las prioridades actuales del cooperativismo femenino, que de nuevo asumió un importante protagonismo en estos foros del sector. Nos encontramos con un cooperativismo más maduro en el tema del género, capaz de concebir la apertura de espacios a las mujeres, como una premisa para el desarrollo general del sector. Aun cuando en temas como la definición de cuotas de participación equitativas para la mujer en organismos de representación nacional y con el 211
Ibid, p 37 Ibid, p 48 213 Ibid, p 51 214 Ibid, p.89 215 Ibid, p 89 212
140
cumplimiento cabal de la legislación sobre género, el ambiente no ha sido del todo propicio a las diferentes iniciativas, no se pueden desestimar los acuerdos de este tipo de foros nacionales, que vienen a convertirse en plataformas de debate y esclarecimiento de miras, con impacto en el devenir del cooperativismo a mediano y largo plazo. La Ley de Democratización de las Instancias de Decisión del Banco Popular y de Desarrollo Comunal Uno de los logros más importantes de los últimos años, en cuyo proceso se unen los esfuerzos de las mujeres cooperativistas, mujeres de otros sectores sociales y representantes de la clase política nacional, fue la aprobación de la Ley de Democratización de las Instancias de Decisión del Banco Popular y de Desarrollo Comunal N. 8322. El proceso que condujo a la promulgación de esta ley, es consecuencia de un largo periplo de acumulación de fuerzas y reflexión, sobre la necesidad de lograr una perspectiva de género en la gestión del Banco Popular. La Comisión de la Mujer de la Asamblea de Trabajadores y Trabajadoras tiene su génesis en el Seminario titulado "La Mujer Trabajadora y el Banco Popular", impulsado por el Directorio Nacional y realizado el 20 y 21 de junio de 1997. Sus contenidos temáticos versaron sobre el necesario impacto, que debía brindar una institución financiera como el Banco Popular y de Desarrollo Comunal, a las mujeres trabajadoras en particular y a las costarricenses, en general. Se tomó el acuerdo de integrar una Comisión de la Mujer en la Asamblea de Trabajadores y Trabajadoras, para dar seguimiento a las discusiones y a las conclusiones del mencionado seminario. Esa Comisión, de manera sistemática y progresiva, fue implementando una serie de esfuerzos legales y políticos, por lograr su reconocimiento y la reivindicación de los derechos políticos de las mujeres. Existía una limitada participación de la mujer, en los órganos de representación y decisión. Algunas delegadas realizaron importantes esfuerzos, por hacerse visibles y participar propositivamente en diferentes comisiones e instancias internas de la Asamblea de Trabajadores y Trabajadoras, por ejemplo, en el Consejo de los Trabajadores, en las comisiones especiales constituidas para conocer y recomendar sobre la integración de las juntas directivas de las sociedades anónimas del Banco, redacción de las pautas y orientaciones generales, análisis financiero, entre otras.216 216 Véase: Maribel Arroyo. “Antecedentes y perspectivas de la primera Ley paritaria en Costa Rica: Democratización de las Instancias de Decisión del Banco Popular y de Desarrollo Comunal.” En: Comisión
141
Como sostiene Arroyo, esta participación implicaba un estudio detallado de numerosos documentos, inversión de muchas horas en reuniones y discusiones, preparación y exposición de informes al Plenario; pese a este valioso esfuerzo de las delegadas, en gran medida, eran intencionalmente invisibilizadas.217 Según Sánchez, el proceso no fue fácil: “Durante los últimos cuatro años las delegadas trataron de negociar el reconocimiento de la cuota del 40% de participación con los varones integrantes de la Asamblea de Trabajadores, sin éxito. También se interpuso un recurso de amparo, del cual aún no se conoce el fundamento de la Sala Constitucional para variar el claro recorrido por el cauce del reconocimiento de la participación equitativa en las instancias públicas según lo indica el compromiso adquirido por el Estado, cuando firmó el Convenio que elimina todo tipo de discriminación contra la mujer, dado que la misma Sala Constitucional cerró las puertas a la participación de delegadas en el Directorio de la Asamblea de Trabajadores.” 218 Esta ley vino a coronar un esfuerzo, orientado a incorporar todo tipo de actividades y gestiones, incluyendo seminarios sobre el tema, reiteradas instancias ante la Sala Constitucional por parte de mujeres de diversos sectores sociales, hasta que en julio del 2000, la II Asamblea Nacional de Delegadas de la Asamblea Nacional de Trabajadores y Trabajadoras, acordó promover una reforma a la Ley Orgánica del Banco, para crear la Comisión Permanente de la Mujer, con contenido económico y presupuesto propio. Arroyo recuerda como las integrantes de la Comisión de la Mujer inician un fuerte proceso de visitas, durante dos meses, enviando documentación, teniendo presencia en las barras de la Comisión que discutía el Proyecto en el Parlamento, preparando mociones, en fin, promoviéndolo con gran compromiso y mística. El proyecto lo hacen suyo, de inmediato, dos diputadas del Partido Acción Ciudadana: Epsy Campbell y Margarita Penón. Al mismo tiempo, encuentra gran receptibilidad en los otros partidos políticos, fundamentalmente, en dos representantes del Partido Liberación Nacional, la Diputada Kyra de la Rosa y el Diputado Sigifredo Aiza, quienes levantan la bandera de la paridad.219 Luego de
Permanente de la Mujer. Democracia paritaria entre hombres y mujeres en Costa Rica. San José: Banco Popular y de Desarrollo Comunal, 2004, p.12 217 Ibid 218 Roxana Sánchez. Mimeo. 219 Maribel Arroyo. Opus cit., p.14
142
un importante período de gestiones ante las fracciones legislativas, el Congreso de la República aprobó el proyecto de ley mencionado en setiembre del 2002. Hasta ese momento, los niveles de participación de la mujer, en la Asamblea Nacional de Trabajadores, como se denominaba hasta la fecha, el órgano máximo que determina pautas de desarrollo al Banco Popular y de Desarrollo Comunal, eran de enorme desventaja para las delegadas de los diversos sectores y representantes de las trabajadoras del país, como lo muestra el siguiente cuadro y gráfico:
Cuadro N.14 BANCO POPULAR Y DE DESARROLLO COMUNAL Asamblea Nacional de Trabajadores Participación cuantitativa de delegados y delegadas 1998- 2002 Sector
Total
Mujeres
Hombres
Propietarias
Suplentes
Propietarios
Suplentes
Magisterio Nacional
19
4
9
15
10
Cooperativas
78
8
23
70
55
Movimiento Comunal
40
10
6
30
34
Sindicatos no confed.
18
7
3
11
15
Sindicatos confederados
32
9
5
23
27
Solidarismo
73
5
6
68
67
Profesional
28
6
7
22
21
Artesanos
1
-
1
1
-
Total
290
49
69
240
229
Fuente: Asamblea Nacional de Trabajadores y Trabajadoras. Hoja divulgativa, 2002
143
Gráfico N.10 ASAMBLEA DE TRABAJADORES BANCO POPULAR Y DE DESARROLLO COMUNAL Delegados y delegadas propietarias todos los sectores y cooperativas 1998-2002
400 200 0
Hombres Mujeres Total sectores
Cooperativas
Hombres
240
70
Mujeres
49
8
Fuente: Asamblea Nacional de Trabajadores y Trabajadoras. Hoja divulgativa, 2002
Según muestran estos datos, la proporción de mujeres en el total de los delegados propietarios de la Asamblea de Trabajadores, constaba de un 20.41 por ciento, mientras en la representación cooperativa, dicha proporción bajaba casi diez puntos, con el fin de constituir un 11.42 por ciento. La Ley estableció la paridad en el nombramiento de hombres y mujeres, a lo interno de la Asamblea de Trabajadores y Trabajadoras, lo mismo que en el Directorio Nacional de ese órgano, en la Junta Directiva Nacional del Banco y en las Juntas de Crédito Local. Al mismo tiempo, introdujo el concepto de alternancia, en el nombramiento de los tres directores de la Junta Directiva Nacional, electos por el Poder Ejecutivo y en la integración de las Juntas de Crédito Local. La nueva legislación creó la Comisión Permanente de la Mujer y el Comité de Vigilancia de Discriminaciones, como órganos de la Asamblea de Trabajadores. De esta manera, el Banco se convirtió en la primera institución en Costa Rica y América Latina, en dar validez a los principios de paridad y alternancia en su accionar, lo mismo que en establecer este tipo de órganos especializados. El artículo 14 bis de la Ley 8322, define que la Comisión Permanente de la Mujer tiene las siguientes funciones: 1. Velar por la existencia de mecanismos que posibiliten a las delegadas la participación real y efectiva en la Asamblea Nacional de Trabajadores y Trabajadoras, así como en otras instancias político-económicas del Banco. 2. Servir de enlace entre las Trabajadoras y las distintas instancias de la Asamblea de Trabajadores y Trabajadoras del Banco Popular y de 144
Desarrollo Comunal, a fin de darles a conocer las oportunidades de crédito y las formas de acceder a él. 3. Dar seguimiento a los acuerdos dictados por la Asamblea Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Banco Popular y por sus órganos, en relación con la mujer, así como las funciones que le otorgan la Ley Orgánica del Banco Popular y de Desarrollo Comunal y otras leyes especiales. 4. Ejecutar los acuerdos relacionados con la mujer, dictados por la Asamblea Plenaria y sus órganos, así como las funciones que le otorgan esta y otras leyes especiales.220 Por su parte, el Comité de Vigilancia es el encargado de supervisar y vigilar todas las prácticas discriminatorias, por razones de etnia, religión, género, orientación sexual, condición económica o discapacidad física. El Comité de Vigilancia, que junto con la Comisión Permanente de la Mujer, constituye una herramienta novedosa, dentro de la estructura del Banco Popular y de Desarrollo Comunal, para dar validez a orientaciones relacionadas con la equidad y la no discriminación, ha iniciado de manera responsable y entusiasta, el cumplimiento de su importante misión. Como sostiene un documento oficial del Directorio Nacional de la Asamblea de Trabajadores y Trabajadoras: “La Ley de Democratización de las instancias de decisión del Banco Popular y de Desarrollo Comunal, vino a marcar un nuevo derrotero en el devenir de las organizaciones sociales en nuestro país. Se trata de una conquista que será recordada en la historia de nuestra patria, al lado de momentos trascendentales, como cuando nuestras primeras conciudadanas ejercieron el voto por primera vez en Costa Rica.”221 Al realizar una evaluación de la aplicación de la Ley N° 8322, a los dos años de entrar en vigencia, esta era la situación en el Banco Popular: •
Se inició la construcción de indicadores de género en el Banco, con el objetivo de servir de orientación, para dirigir las acciones conducentes a suplir las necesidades específicas de las mujeres.
220 Ileana Boschini. La Comisión Permanente de la Mujer. San José: Revista Plataforma Social N.5, Asamblea de Trabajadores y Trabajadoras del Banco Popular y de Desarrollo Comunal, noviembre de 2003, p.22 221 Asamblea de Trabajadores y Trabajadoras del Banco Popular y de Desarrollo Comunal. Informe de Acciones, logros y avances. San José: Directorio Nacional, diciembre de 2003, p. 20
145
•
•
• • • •
• •
•
En ese momento, el Banco Popular había colocado un crédito, para las mujeres en el programa MIPYMES, la suma de ¢2.404. (Dos mil cuatrocientos cuatro millones de colones) en ochocientas noventa y dos operaciones, para un promedio por crédito de ¢2.695.000.00 (Dos millones seiscientos noventa y cinco mil colones) La primera mujer Presidenta del Directorio Nacional de la Asamblea de Trabajadores y Trabajadoras fue la Licda. Olga Morera, delegada del sector cooperativo, quien ejerció de marzo a julio 2003 (treinta y tres años después de fundado el Banco). La primera mujer Presidenta de la Junta Directiva Nacional fue la M.Sc. Floribeth López Ugalde, en el periodo 2003-2004. De las tres sociedades anónimas propiedad del Banco Popular, en ese momento, dos eran presididas por mujeres. De las dos subgerencias del Banco, una la ocupaba una mujer. Por primera vez, más del 50% de los integrantes propietarios de la Asamblea de Trabajadores y Trabajadoras del Banco Popular, eran mujeres (147 del total de 290). De las y los cincuenta y un integrantes propietarios que conforman las diecisiete Juntas de Crédito local de todo el país, veintiséis eran mujeres. La Presidencia del Consejo de Administración de la Cooperativa de Empleados del Banco Popular (COOPEBANPO R.L.), la ocupaba una mujer. La Secretaría General del Sindicado del Banco Popular (SIBANPO) estaba a cargo de una mujer. 222
El liderazgo cooperativo femenino que fue pionero en el azaroso proceso de aprobación de la citada ley, acomete ahora, lo que sería una lógica consecuencia, de lo que se ha convertido en una exitosa experiencia democratizadora, esta vez en el propio sector cooperativo nacional. En la actualidad se encuentra en la corriente legislativa el Proyecto de Ley “Democratización de las diferentes Instancias de Decisión del Movimiento Cooperativo y Creación del Comité Nacional de las Mujeres Cooperativistas (CONAMUJER)”, Expediente N° 18.199. Con el mismo se pretende lograr un verdadero cambio en el cooperativismo y la sociedad, en los cuales tanto los hombres como las mujeres tengan los mismos derechos, las mismas obligaciones, gocen de los mismos beneficios, tomando en cuenta, las necesidades y las especificidades propias de cada género.223 . La 222 Intervención de Hilda Avalos, Presidenta del Junta Directiva Nacional del BPDC, Foro: Democracia Paritaria entre hombres y mujeres en Costa Rica, Memoria del Foro, 12 de noviembre de 2004 223 Asamblea Legislativa. Proyecto de Ley “Democratización de las diferentes Instancias de Decisión del Movimiento Cooperativo y Creación del Comité Nacional de las Mujeres Cooperativistas (CONAMUJER)”, Expediente N° 18.199.
146
propuesta considera un “!imperativo e impostergable que en el Movimiento Cooperativo se democratice órganos decisorios en forma paritaria y que en sus decisiones se incorpore la perspectiva de género. Por esta razón, una parte de esta iniciativa se refiere a la incorporación de la paridad en todos los órganos de decisión del más alto nivel del Movimiento Cooperativo y la obligatoriedad de cumplir la política de igualdad y equidad de género del sector.”224 Al mismo tiempo, el Proyecto de Ley tiene como objetivo el fortalecimiento del Comité Nacional de las Mujeres Cooperativas (CONAMUJER), a la luz de los acuerdos del XII Congreso Nacional Cooperativo, que aprobó la elaboración y fiscalización de la política de igualdad y equidad de género del Movimiento Cooperativo. En el proyecto, se reconoce la importancia de las actividades de CONAMUJER y su influencia e incidencia en el desarrollo de las mujeres cooperativistas y personas en general, por esa razón, señala como necesario lograr la autonomía de esta entidad, como una organización de representación política que le dé seguimiento y fiscalice la implementación de la política nacional de igualdad y equidad de género del Movimiento Cooperativo.225 En el Artículo 189 del Proyecto de Ley se establece: “Artículo 189.- Conamujer tendrá las siguientes funciones: a) Formular, impulsar y fiscalizar la política nacional para la igualdad y equidad de género del Movimiento Cooperativo. b) Resguardar los derechos de la mujer consagrados tanto en declaraciones, convenciones y tratados internacionales como en el ordenamiento jurídico costarricense, promoviendo la igualdad entre los géneros y propiciando acciones afirmativas tendientes a mejorar la situación de la mujer. c) Coordinar, vigilar y asesorar para que los diferentes entes y órganos cooperativos aprueben y ejecuten la política nacional para la igualdad y equidad de género del Movimiento Cooperativo. d) Propiciar la participación social, política, cultural y económica de las mujeres y el pleno goce de sus derechos humanos, en condiciones de igualdad y equidad con los hombres.”226
224 225 226
Ibid Ibid Ibid
147
Los resultados del Censo cooperativo del 2008 El Censo Cooperativo del 2008 muestra a la claras, los progresos registrados en el sector cooperativo nacional, en materia de promoción de la mujer. Esto no significa que la situación sea la óptima, pues queda mucho por hacer en materia de democratización de la participación política, equidad en el acceso a los recursos, paridad en la toma de decisiones, entre otros tantos aspectos. Sin embargo, los datos abren un margen a la esperanza, de que es posible construir una mejor realidad en el cooperativismo nacional, en materia de género: •
De acuerdo al Censo de Población Nacional del 2007, Costa Rica tenía en ese año una población de 4.437.490 habitantes; de los cuales 777.713 eran asociados (as) a cooperativas. De ellos, según el Censo Cooperativo de 2008, 447.762 eran hombres (58 por ciento) y 329.951 mujeres (42 por ciento).227 Gráfico COSTA RICA Gráfico n. 11 Proporción de hombres y mujeres Cooperativas 2008
58%
42%
58% INFOCOOP, Censo Cooperativo, 2008
Según los datos que se desprenden del Censo Cooperativo Autogestionario del año 2006, estas cifras varían de manera significativa en este sector, aunque no afectan los porcentajes globales del cooperativismo nacional, debido principalmente, a la menor población comparativa incorporada en las cooperativas de esa modalidad:
227 INFOCOOP. III Censo Nacional Cooperativo. Año 2008. Estado del Cooperativismo en Costa Rica. San José: setiembre de 2008, p.12
148
Cuadro N° 15 COSTA RICA Sector Cooperativo Cuadro N° 15 Autogestionario COSTA RICAy asociadas Asociados Sector Cooperativo Autogestionario 2005 Asociados y asociadas Número 2005
Hombres Mujeres
Hombres Número2472 2472 3691 Mujeres 3691
% 67% % 67% 33% 33%
Fuente: CPCA-INFOCOOP-CCS.1° Censo del Cooperativismo Autogestionario en Costa Rica 2006. San José: 2006, p.89
•
•
•
228
El Censo Cooperativo vertió por vez primera, en documentos oficiales del cooperativismo, una información valiosa para reiterar lo que ha sido una certeza, hablamos de la presencia de la mujer, desde los inicios mismos del cooperativismo en Costa Rica. Según el censo, las personas que han participado en la constitución de una organización cooperativa y que han visto en el cooperativismo, una opción de desarrollo económico y social, desde el año 1940 hasta el 2008, han sido 18.423 pioneros del cooperativismo en Costa Rica, de los cuales 12.219 son hombres y 4.208 mujeres. Con respecto a la participación de las mujeres en puestos directivos y gerenciales, en el año 2000, en los Consejos de Administración de las cooperativas costarricenses, el 20 por ciento de sus integrantes eran mujeres, en el año 2008, la participación de las mujeres en los Consejos se elevó al 31 por ciento del total, lo que significó un incremento de once puntos porcentuales. Lo mismo sucedió en el caso de las gerencias, cuyo porcentaje aumentó de un 20 por ciento en el año 2000, a un 32,56 por ciento en el año 2008, con un incremento de 12,6 puntos porcentuales.228 En una síntesis general de la presencia femenina en los Consejos de Administración, los Comités de Vigilancia y los Comités de Educación y Bienestar Social, las mujeres han incrementado su participación en un 11 por ciento del 2000 al 2008. En el primer caso, se pasó de un 20 a un 31 por ciento; en el segundo, del 25 al 36 por ciento y para los Comités de Educación de un 41 a un 52 por ciento.
Idem, p.64
149
Cuadro n° 16 Participación de hombres y mujeres en cuerpos directivos de las cooperativas Cuerpo directivo
Consejo de Administración Comité de Vigilancia Comité de Educ. y Bienestar Social Total
Hombres
Mujeres
3104
1824
1684 742 535
752 423 577
Porcentaje 31% 36% 52%
Fuente: INFOCOOP. III Censo Nacional Cooperativo. Año 2008. Estado del Cooperativismo en Costa Rica. San José: setiembre de 2008
•
Del total de gerencias que poseían las cooperativas en el 2008, el 67 por ciento estaban ocupadas por hombres, mientras que el 33 por ciento de estos puestos eran desempeñados por mujeres. Es importante destacar, que el papel de las mujeres ha venido aumentando en puestos gerenciales, pues en el año 2000, el 20 por ciento de las gerencias eran ocupadas por mujeres y en el año 2008, este porcentaje aumentó a un 33 por ciento, como ya dijimos, es decir, se incrementó en trece puntos porcentuales. !"#$%&'()*(+, -'./"01(2(.340"01(0)(53016'1(70( !0"0)&%8(70(981(:''50"86%;81
<<= @340"01 -'./"01
>?= Fuente: INFOCOOP. III Censo Nacional Cooperativo. Año 2008. Estado del Cooperativismo en Costa Rica. San José: setiembre de 2008
•
150
Según el sexo de las personas quienes laboraban en las cooperativas, se observa que en el área de administración, el 52,08 por ciento eran mujeres, mientras que el 47,92 por ciento de los empleados eran hombres, por otra parte, en el área de producción o servicios, las mujeres eran el 41,6 por
•
ciento del personal, mientras que los hombres representaban el 58,4 por ciento.229 En materia de educación y capacitación, los hombres participaron en el proceso de educación no formal y educación cooperativa, con un 47,5 por ciento y un 41,9 por ciento respectivamente. En el caso de la educación formal, la población de mujeres era la más beneficiada con un 59,8 por ciento.230
!"#$%&'()*(+, -'./"01(2(.340"01(&''50"67%8%1761(56"7%&%56)701(0)(93"1'1(:0( ;:3&6&%<)(='".6>
D+*AC
@A*BC
(?340"01 -'./"01
Fuente: INFOCOOP. III Censo Nacional Cooperativo. Año 2008. Estado del Cooperativismo en Costa Rica. San José: setiembre de 2008
Este último gráfico representa la expresión de una importante acción afirmativa que sólo es explicable, bajo las nuevas condiciones imperantes en el cooperativismo y la sociedad costarricense. Lo cierto es, que la mujer se educa y capacita masivamente y, en ese sentido, resulta cada vez más razonable su incorporación en instancias de toma de decisiones de las empresas cooperativas, como un fenómeno que es visto cada vez con más naturalidad en el sector. La situación en los organismos superiores y de segundo grado En organismos de segundo grado del cooperativismo nacional, la participación de las mujeres en puestos de dirección, responde, con ligeras excepciones, a la democratización creciente en materia de género, que impera en las cooperativas de base. De hecho, en la mayoría de los organismos consultados (FECOOPSE R.L., UNIBANC R.L., CENECOOP R.L., FEDEJOVEN R.L., UNCARIBE R.L., UNACOOP R.L., URCOOPA R.L., URCOOZON R.L. y 229 230
Idem, p.44 Idem, p.47
151
UNCOOSUR R.L.) se mantiene la tendencia de un 30 por ciento o más, de la participación femenina en los Consejos de Administración. El caso de UNIMUJERES R.L., como es evidente, representa una situación particular. En el primero de estos organismos, FECOOPSE R.L. se llegaría a un 63.6 por ciento de participación, porcentaje altamente relevante. En varios de estos organismos, se llega e incluso, se supera con holgura la paridad a la cual aspiran las mujeres cooperativistas.
Cuadro n° 17 Costa Rica Mujeres y Hombres en Consejos de Administración y Comités de Vigilancia Uniones, Federaciones y Organismos Auxiliares Cooperativos 2012
Federación o Unión
Consejo de Administración
Mujeres # %
#
Hombres %
Comité de Vigilancia
#
Mujeres %
UNIMUJERES R.L. 7 100% 0 0% 3 FECOOPSE R.L. 7 63.6% 4 36.3% 5 UNIBANC R.L. 4 44.4% 5 55.5% 1 CENECOOP R.L. 3 42.8% 4 57.1% 3 FEDEJOVEN R.L. 3 42.8% 4 57.1% 1 UNCARIBE R.L. 2 40% 3 60% 2 UNACOOP 6 35.2% 11 64.7% 3 URCOOPA R.L. 2 28.5% 5 71.4% 1 URCOOZON R.L. 2 28.5% 5 71.4% 3 UNCOOSUR R.L. 2 28.5% 5 77.7% 0 FEDEAC R.L. 2 22.2% 7 77.7% 0 COCID R.L. 1 11.1% 8 88.8% 1 FECOOPA R.L. 0 0% 5 100% 1 UNCOOSANTOS R.L. 0 0% 7 100% 1 Fuente: Consulta del autor a responsables de los respectivos organismos, 2012
100% 71.4% 33.3% 75% 33.3% 66.6% 60% 33.3% 100% 0% 0% 33.3% 33.3% 33.3%
#
0 2 2 1 2 1 2 2 0 3 3 2 2 2
Hombres %
0% 28.5% 66.6% 25% 66.6% 33.3% 40% 66.6% 0% 100% 100% 66.6% 66.6% 66.6%
En la mayoría aplastante de estos organismos, las cifras ratifican y superan el porcentaje promedio de las cooperativas de base, en cuanto a la participación de las mujeres en instancias de toma de decisiones. En esta proporción creciente, no parece influir el mecanismo de elección en estos organismos de segundo grado, que dependen del nombramiento de delegados y delegadas por parte de las cooperativas que integran la unión o federación respectiva. Sin embargo, resulta claro, que las acciones afirmativas de este tipo rompen con el tradicional veto silencioso imperante, hasta hace unas décadas, que impedía la presencia femenina en estos organismos.
152
En el caso de los Comités de Vigilancia, los avances son también significativos y tienden a superar el 36 por ciento promedio de la presencia femenina, en los comités de las cooperativas de base. Este aspecto es significativo, pues la labor de fiscalización y control de las operaciones de la cooperativa, encomendados por la legislación a los Comités de Vigilancia, impone una alta responsabilidad, disposición y capacidad técnica. En este caso, una mayoría de los citados organismos se acerca o supera claramente, la barrera del 36 por ciento de presencia femenina. Cabe destacar, cómo en URCOOZON R.L., FECOOPSE R.L., CENECOOP R.L. y UNCARIBE R.L., según se deriva de los porcentajes de participación citados , las mujeres parecen haber consolidado claras posiciones en esta instancia decisiva, para el buen andar de las organizaciones. Sin embargo, a pesar de estos avances desde el punto de vista cuantitativo, se requiere enriquecer el análisis con aspectos cualitativos, mencionados por las propias dirigentes del cooperativismo femenino. Entre los aspectos que destaca un sector del cooperativismo femenino, podemos mencionar: •
•
•
•
La participación femenina en los cuerpos directivos del Movimiento Cooperativo ha avanzado inobjetablemente, no obstante, aún no alcanza la paridad deseada del 50%-50%. De esta manera, para algunas dirigentes, aunque colectivamente, las mujeres cooperativistas han ascendido de manera mas notoria a puestos de órganos superiores, "seguimos siendo minoría".231 Para algunas representantes del cooperativismo femenino, muchas mujeres son designadas en puestos, sin embargo, no luchan con el denuedo requerido por los derechos de las mujeres; su participación no alcanza la relevancia que los tiempos exigen. Se menciona además, una suerte de actitud acomodaticia de parte de algunas representantes, quienes no siempre hacen prevalecer valores que deberían ser no negociables, en el interés de la mujer cooperativista.232 El Comité Nacional de la Mujer Cooperativista no cuenta con personería jurídica ni con presupuesto propio, a pesar de haberse luchado en los Congresos Cooperativos, para que se reconozca como una verdadera instancia cooperativa.233 En buena parte de la cúpula cooperativa nacional, no existe el interés por dar fundamento jurídico a esta instancia política, con el fin de que disponga de los recursos necesarios para las acciones propias y que vele por el
231
Véase: “María Elena Flores Naranjo. Cooperativista de corazón y convicción”. En: Revista APROMUJER N°53. Heredia: 2012, p.10-11 232 Ibid 233 Ibid
153
•
•
•
cumplimiento de los derechos de las mujeres, establecidos por Ley, para que se dé una participación de paridad.234 El CNMC que en principio tenía como función representar y defender los intereses de las mujeres, después fue presa de una disputa de liderazgos, producto de lo cual vinieron y se fueron personas. Algunos sectores sostienen que este organismo no debe desviarse de su papel integrador, en la lucha para que las mujeres puedan participar en igualdad de oportunidades que los hombres en el Movimiento Cooperativo.235 Las mujeres encuentran mayores dificultades que los hombres en su desarrollo personal, por sus obligaciones familiares derivadas del mandato social de género. La doble jornada en el espacio doméstico, es una de esas manifestaciones sexistas que las limita y restringe sus posibilidades de ascenso, en organismos y empresas cooperativas. Asistir a reuniones, sesiones de trabajo, seguir el hilo a los asuntos complejos de la administración, rivaliza en muchas ocasiones, con los requerimientos cotidianos del ámbito familiar. Los procesos de socialización de género tienen como consecuencia, un distanciamiento notable de mujeres en espacios de dirección y decisión, porque aspectos como el liderazgo y la responsabilidad pública no son incentivados en una sociedad patriarcal. A ello se suman las dificultades dado su doble rol, como trabajadoras asalariadas y responsables del trabajo doméstico, también impuestas por razones de género, aspecto que incide aún más, si la mujer asume el papel de dirigente cooperativista.
En lo referente a la llamada doble jornada, diversos estudios coinciden en calificarla como uno de los obstáculos más importantes, para la incorporación de la mujer en el mercado de trabajo y en nuestro caso, en el cooperativismo. Al respecto, Castro y Goncalvez apuntan lo siguiente: “Podemos decir que es cierto que la incorporación de la mujer al mercado de trabajo la ha llevado a invertir menos tiempo en esas fastidiosas labores domésticas, sin embargo, por lo menos en los países industrializados (en los países en vías de desarrollo la situación puede ser todavía más grave) el número de horas que la mujer gasta en trabajo doméstico ha permanecido estable en estos cincuenta años. En esta misma investigación se revela que la mujer de estos países gasta un promedio de 5.3 horas diarias en esta tarea, mientras que el hombre apenas aporta 1.6 a éstas.”236 234
Ibid Johnny Mora A. “La mujer ha estado desde siempre en el cooperativismo. Una entrevista sobre oportunidades, inclusión y participación social.” Entrevista inédita con Patricia Jiménez y Marta Campos. 236 Sandra Castro – Luisa Goncalvez. La mujer y el amor. Heredia: APROMUJER, 1990. P.7 235
154
Evidentemente, estamos ante un fenómeno objetivo, producto de la división de roles impuestos por la sociedad patriarcal. En consecuencia, nos encontramos frente a uno de esos nudos ciegos: por un lado, alegamos que la mujer juega un rol económico crucial, dirigido a asegurar la reproducción de la unidad doméstica, lo que implica que el nivel de vida de la población, depende notablemente, en la actualidad, de estas funciones y por otra parte, se compagina esto con la idea, costumbre e ideología sobre la presencia prioritaria de la mujer en el papel de jefa de hogar, que adquiere visos de realidad en sus obligaciones para con el hogar, la familia y la maternidad, que también constituye un papel fundamental. Como sostiene Murguialday, la necesaria y creciente entrada de la mujer en la producción social, no ha venido acompañada de una entrada similar de los hombres en el espacio doméstico-familiar, con lo cual se ha intensificado su doble jornada, afectando el rendimiento productivo. Esto ha profundizado la desigualdad sexual, ya que mientras los hombres siguen teniendo como labor exclusiva la producción o la política, las mujeres han de compatibilizar su papel de ama de casa y madre con el de trabajadora y, en nuestro caso, con la participación en cooperativas, con lo cual, es imposible no terminar agotadas o participar en forma limitada en las actividades sociales o políticas.237 Lo cierto es que las mujeres han penetrado en los espacios "masculinos": la producción, la organización, la participación en organismos de dirección... pero ahí, no se han tomado en cuenta sus problemas específicos. Además, no es fácil convencer a las empresas y a las organizaciones para que asuman el costo social de la maternidad y los embarazos, para que comprendan que el cuidado de los niños es también un problema de productividad, que la asistencia a la reunión del Consejo de Administración o al Comité de la cooperativa, depende de la buena voluntad o la arbitrariedad de un marido más o menos considerado, o de los requerimientos cotidianos de la familia. Resulta ilustrativo, en materia de oportunidades, como forma de evaluar éxitos o retrocesos, equiparar la presencia de mujeres en órganos de dirección de organismos de segundo grado, con la posición asumida por esos organismos, con respecto a la apertura de espacios para las mujeres. El caso de las tareas de capacitación de CENECOOP R.L., Institución donde la mujer ha pasado a ocupar una tácita paridad en sus instancias de dirección colegiada, es ilustrativo:
237
Murguialday, Clara. Ser mujer en Nicaragua. Montevideo: Cotidiano Mujer, 1987 , p.10
155
60 40 20 0
Gráfico nº 10 CENECOOP R.L. %&'()*+,-.,/! , de Educación y Capacitación Actividades 01210334,5.6., Participación por género ,2006-2011 '()*+*,-,./0,.0.,1(-(*23040(-5-(*)-(*23 06-7)*(*5-(*23058709:3.780 !""#;!"&&
$!
HOMBRES MUJERES 738951:
#!
8;<151:
"! 2006
!
2007
!""#
2008
!""$
2010
!""%
2011
!"&"
!"&&
Fuente: CENECOOP R.L., Informes de Labores de Asambleas, 2006, 2008, 2009, 2011, 2012
Según el gráfico anterior, en tres de los períodos analizados, las mujeres han tenido una participación porcentual mayoritaria (2006-2007-2010), en las actividades académicas de CENECOOP R.L. Cuadro n° 18 CENECOOP R.L. Participación de hombres y mujeres de acuerdo con las Áreas de Gestión 2011 Gestión de proyectos Área Académica Área Produc. Pedagogía Tecnología Área Niñez, Juventud y Mujer Total
y
Actividades desarrolladas
Participantes
Hombres
Mujeres
27 121 252
560 2.829 6.145
268 1.533 2.242
292 1.296 2.783
190 590
32.086 41.620
16.185 20.228
15.822 20.193
Fuente: CENECOOP R.L., Informe de Labores de Asamblea, 2012
Al analizar la participación de hombres y mujeres de acuerdo con las Áreas de Gestión de CENECOOP R.L., destacan varios aspectos importantes: •
156
En materia de Gestión de Proyectos, área en la que las mujeres cooperativistas han insistido a lo largo de varios Congresos Cooperativos y otras instancias, los datos revelan que en el año 2011, la participación femenina ha superado a la de hombres. Quizás debido a la naturaleza de
•
•
esta área, el número global de actividades y de participantes ha sido notablemente menor, que en las demás del CENECOOP R.L. Resalta por su número de actividades y participantes el Área de Niñez, Juventud y Mujer, una herencia conceptual del pasado, donde estas tres poblaciones se tendían a mezclar, a pesar de su naturaleza claramente disímil. Por el número de participantes hombres y mujeres, los datos revelan una tácita paridad, en cuanto a las opciones que CENECOOP R.L. brinda a la población cooperativa del país.
En lo que respecta a la estructura máxima de representación del cooperativismo nacional, que se materializa en el Plenario del Consejo Nacional de Cooperativas, CONACOOP, nos referiremos a la elección de hombres y mujeres, en cada uno de los sectores que lo integran: Agrícola Industrial, Autogestión y Otros Sectores. Cada uno de los mismos elige a diez representantes ante el Consejo, en tanto las uniones y federaciones de cobertura nacional eligen a un o una representante cada una de ellas. Por tanto, treinta de los representantes de CONACOOP, son de elección interna de cada sector. )*+,-./0120## 345634470 8/9:*;<0=09>?;*;<0;@;.AB<0C/*0@/<0D;.A/*;<03//C;*BA-E/<0B@07@;1B*-/0 #%%&'$!#(
$" $! #" #! " !
#%%&'%%
#%%%'$!!#
$!!&'!%
84FGHID
$!!%'##
$!##'#(
FJKIHID 157
El proceso de elección de mujeres al Plenario del CONACOOP por parte de los tres sectores señalados, evidencia un crecimiento sostenido, aunque lento y reacio a saltos espectaculares. De esta manera, se pasó de cinco mujeres en el período 1997-1999, a siete mujeres en el período 1999-2001, ocho mujeres en el 2007-2009, nueve en el 2009-2011 y once en el 2011-2013. El sector menos anuente a abrir las esclusas a la participación femenina ha sido el Agrícola Industrial, el cual usualmente, ha promovido a una o dos representantes femeninas al Plenario del CONACOOP. Por su parte, el sector autogestionario ha evidenciado, en los dos últimos plenarios, su deseo de impulsar la paridad en su representación, ante el máximo organismo cooperativo. Igual visión se impone en el denominado “Demás sectores”. Los datos de representación del último Plenario, así lo ratifican: Cuadro n° 19 CONACOOP Hombres y mujeres según Sectores Cooperativos Plenario 2011-2013 Sector Agrícola Industrial Autogestión Demás sectores TOTAL
Hombres 8 5 6 19
80% 50% 60% 63.3%
Mujeres 2 5 4 11
20% 50% 40% 36.6%
Fuente: Datos recabados en la Administración de CONACOOP, 2012
Es menos auspiciosa la situación imperante, en el caso del ente público promovido por el cooperativismo nacional, el Instituto Nacional de Fomento Cooperativo, INFOCOOP. El siguiente cuadro muestra que, si bien es cierto se notan progresos en diversos entes públicos, en cuanto a la participación de mujeres en juntas directivas, este no es el caso de la citada institución. Es notable esta participación en Correos de Costa Rica, ARESEP, INEC, BANHVI, SINART, IMAS, CONACYT y sobre todo, en el BPDC. En este último, se refleja con toda claridad, el impacto de la nueva legislación en materia de democratización de las instancias de toma de decisiones. El caso de INAMU es del todo comprensible. Causa extrañeza el caso del ICE, la CCSS y RECOPE, así como la baja participación de las mujeres en la Junta Directiva de INFOCOOP, en donde todavía falta realizar esfuerzos especiales para abrir espacios en esa participación.
158
Cuadro n° 20 Costa Rica Mujeres y Hombres en Juntas Directivas de algunas Instituciones del Estado Períodos 2002 y 2006 Números relativos Institución
Período 2002
Período 2006 Porcentajes Mujeres Hombres Mujeres 100.0 0.0 100.0
Hombres Instituto Nacional de las Mujeres 0.0 (INAMU) Caja Costarricense de Seguro Social 87.5 12.5 100.0 0.0 (CCSS) Instituto Costarricense de Electricidad 100.0 0.0 100.0 0.0 (ICE) Instituto Costarricense de Acueductos y 100.0 0.0 71.0 29.0 Alcantarillados (A y A) Correos de Costa Rica 60.0 40.0 37.5 62.5 Autoridad Reguladora de los Servicios 60.0 40.0 60.0 40.0 Públicos (ARESEP) Instituto Nacional de Estadística y 100.0 0.0 60.0 40.0 Censos (INEC) Banco Hipotecario de la Vivienda 100.0 0.0 57.0 43.0 (BANHVI) Instituto Nacional de Fomento 86.0 14.0 86.0 14.0 Cooperativo (INFOCOOP) Comisión Nacional de Emergencia (CNE) 67.0 33.0 82.0 18.0 Instituto Costarricense de Turismo (ICT) 86.0 14.0 71.0 29.0 Banco Popular y de Desarrollo Comunal 43.0 57.0 43.0 57.0 Sistema Nacional de Radio y Televisión 57.0 43.0 37.5 62.5 (SINART) Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) 29.0 71.0 43.0 57.0 Consejo Nacional de Ciencia y 100.0 0.0 60.0 40.0 Tecnología (CONACYT) Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) 78.0 22.0 67.0 33.0 Refinadora Costarricense de Petróleo 86.0 14.0 100.0 0.0 (RECOPE) Instituto de Fomento y Asesoría Municipal 71.0 29.0 71.0 29.0 (IFAM) Instituto Costarricense de la Pesca 91.0 9.0 82.0 18.0 (INCOPESCA) Fuente: Investigación propia del Área Ciudadanía Activa, Liderazgo y Gestión Local, INAMU. Costa Rica. 2006. Citado en: Instituto Nacional de las Mujeres. La participación política de las mujeres en puestos de toma de decisiones 1949-2007. San José: Instituto Nacional de las Mujeres, 2007, p.p. 37-38
Por un largo período de años, que van de 1977 a 1993, esa tradición fue mantenida férreamente por el sector cooperativo, a la hora de elegir a sus representantes ante la Junta Directiva de esa Institución. Asimismo, el Gobierno de la República, a lo largo de ese prolongado período, sólo rompió la tradición en 159
el año 1977, cuando nombró a una mujer y no sería hasta en el año 1989, que nombraría a otra mujer, para luego sustituirla a mitad de período.238 El Consejo Nacional de Cooperativas (CONACOOP) eligió en Asamblea Plenaria del 21 de mayo de 1999, a cuatro cooperativistas ante la Junta Directiva del INFOCOOP, a saber: Oscar Alvarado Alpízar y Freddy González Rojas por Autogestión; el sector de Otras Cooperativas nombró a Edwin Barboza Guzmán y María Elena Flores Naranjo fue nombrada por el sector Agrícola Industrial. Por su parte, el 11 de junio de ese mismo año, fueron anunciados los tres representantes del Gobierno de la República: Misael Monge Alvarado, por el Banco Nacional; Víctor H. Morales Zapata, por el Ministerio de Trabajo y Rodolfo Coronado Calvo, por el Ministerio de Agricultura.239 Estos nombramientos rompieron con la tradición establecida, en la designación de representantes cooperativistas electos por CONACOOP, caracterizada por nombrar a representantes masculinos. En una muestra de la complejidad de los procesos en el cooperativismo, aún cuando el sector Agrícola Industrial ha sido poco anuente a elegir mujeres al Plenario del CONACOOP, no se puede decir lo mismo, con respecto a elegir representantes femeninas a la Junta Directiva de INFOCOOP. En este caso, se ha hecho reconocimiento a la capacidad de trabajo y al compromiso de la mujer electa, más que a la inercia propia de la tradición. Como recuerda María Elena Flores, que es de quien hablamos, en el sector cafetalero ha vivido una experiencia positiva pues su criterio de dirigente ha sido respetado. Añade que: “El participar en el Consejo de Administración de COOPESANVITO, me permitió tomar decisiones junto a hombres para rescatar la cooperativa durante la crisis cafetalera. Logramos que 300 productores y 1.200 asociados salieran adelante.”240 Por lo tanto, estamos ante el ejemplo de una mujer productora, quien ha luchado hombro a hombro con mujeres y hombres, por el bienestar del sector cafetalero nacional. Por esto, su elección reiterada en los organismos cooperativos no ha sido fruto de la casualidad, logrando como muchas otras mujeres productoras, romper esquemas y oxigenar espacios antes vedados. 238 Véase: Marta Campos. Diagnóstico. Participación de la Mujer en el Movimiento Cooperativo Costarricense 1991. San José: APROMUJER, p.17 239 INFOCOOP. Oficina de Relaciones Públicas, Boletín Interno No. 13 , 11 de junio de 1999 240 APROMUJER. “María Elena Flores Naranjo. Cooperativista de corazón y convicción”. En: Revista APROMUJER N°53. Heredia: 2012, p.10-11
160
Para entender todavía más, la compleja realidad del cooperativismo en este tema, a pesar de esta ausencia casi absoluta de la mujer en la Junta Directiva de INFOCOOP, no se puede afirmar lo mismo con respecto a la ausencia de apoyo de esta institución a las organizaciones de mujeres cooperativistas. Por ejemplo, en el mencionado año 1999, en momentos cuando se registraba una presencia de una sola mujer, en la Junta Directiva del INFOCOOP, la Oficina Sectorial de la Mujer de esa Institución, contó con los espacios para realizar, como es usual, una serie significativa de actividades en coordinación con organizaciones, tanto del sector público como dentro del Movimiento Cooperativo, en beneficio de la mujer cooperativista. Algunas de estas acciones fueron las siguientes: • •
•
•
•
•
Se realizaron varios talleres sobre género, en coordinación con el Comité Nacional de la Mujer, UNIMUJERES R.L. y APROMUJER.241 Se impulsó el fortalecimiento de las siguientes cooperativas: COOPLIN R.L., COOPESANTA 2000 R.L, COOPEVILLA R.L., COOPEARFE R.L, COOPEMUJ R.L., COOPECOTEÑAS R.L., COOPEMUPRO R.L., COOPEGAVIOTAS R.L, COOPESIRITH R.L., cooperativas que según se hizo constar: “se han convertido en un modelo de empresa, dando empleo a mujeres asociadas y ayudando a solucionar el problema de las mujeres jefas de hogar.”242 Otras cooperativas de mujeres fueron foco de atención, en coordinación con el CNMC: COOPESOLIDARIDAD R.L, COOPESPERANZA R.L, COOPEREAL R.L y COOPESlRITH R.L, ubicada en la Comunidad de Buenos Aires de Puntarenas, Se dio la oportunidad de participar a dos asociadas de COOPESlRITH R.L., en una Capacitación de Artesanía Indígena realizada en Panamá, con varios grupos indígenas de ese país. Con esta capacitación, los asociados de la cooperativa participaron en una exposición del Ministerio de Cultura, donde las diferentes comunidades indígenas del país trajeron sus productos para la venta al público. Se constituyó la Cooperativa de Mujeres Hidroponistas de Pavas, COOPEAMHIP R.L. Se realizaron dos talleres de hidroponía, uno en INFOCOOP y otro en el Comité Nacional de la Mujer, con la colaboración de COOPEAMHIP R.L Con el Ministerio de Agricultura se coordinó para impulsar un Proyecto Agropecuario, presentado por COOPESIRlTH R.L
241 INFOCOOP (Johnny Mora – elaboración). Hacia una redefinición institucional. Informe de Gestión. San José: 1999, p.p. 34-35 242 Ibid
161
•
•
•
Se dio seguimiento y asesoría a las cooperativas de mujeres afiliadas a UNIMUJERES R.L. Con esa unión se coordinó la realización de dos talleres de capacitación a las mujeres de cooperativas de base. Se coordinó en la organización y participación del Foro de la Mujer Cooperativista realizado en Octubre de 1999, con el Comité Nacional de la Mujer. Se elaboró la Propuesta entre el Ministerio de Agricultura y el INFOCOOP, para llevar a cabo acciones coordinadas entre ambas instituciones, para atender las organizaciones de las mujeres.243
Hemos traído a colación esta incansable actividad, que se ve completada con apoyo financiero a las cooperativas femeninas, labores de supervisión, asesoría legal y seguimiento técnico de proyectos por parte del INFOCOOP, para contar con un cuadro general acerca de la envergadura de este soporte. Este accionar institucional ha continuado hasta nuestros días, pudiéndose afirmar que entre las organizaciones de mujeres e INFOCOOP, se ha mantenido un vínculo que ha sido significativo para el fomento del cooperativismo femenino, aunque para algunas dirigentes, podría ser aún más provechosa esa relación. Entre las cooperativas, que en el último período se han visto beneficiadas con créditos de la institución se encuentran: COOPEMUDESU R.L., COOPEAUREAMORENO R.L., COOPEBRISMAR R.L., COOPEADEMA R.L., COOPEMUJ R.L., COOPURISCALEÑITA R.L., COOPEAMACO R.L., COOPECORONA R.L., COOPELESALEGRIA R.L., COOPEFUMUJER R.L., COOPEMIEMPRESA R.L. y COOPEMUPRO R.L. Entre los emprendimientos de mujeres impulsados en la actualidad por la Institución, se encuentran los siguientes:
243
Ibid
162
Cuadro n° 21 INFOCOOP Emprendimientos cooperativos de mujeres impulsados por la Institución 2012 Nombre
MUDECOOP R.L.
COOPEMIRAVALLES R.L. COOMUREC R.L. COOPEMUDESU R.L.
CARIBEDISEÑOS R.L. COOPEUNIDAS R.L. COOPEMUSER
R.L.
AGENDA
R.L.
SERVICIOS
COOPESEMP R.L. BIOCOOP R.L. DIMACOOP TEXTILES R.L. COOPECEBADILLA, R.L. COOPEBONIFACIO, R. L.
COOPEGUACIMEÑAS, R. L. COOPEMEBLA R.L.
Cooperativa Autogestionaria de Mujeres de Manzanillo. Proyecto actualmente en desarrollo. Cooperativa Autogestionaria de Mujeres Emprendedoras de Guayabo de Bagaces. Cooperativa Autogestionaria de Mujeres Recolectoras de Carrillo Cooperativa Autogestionaria de Mujeres de San Isidro de San Ramón Decididas a Superarse R.L. Cooperativa Autogestionaria de Innovación en Actividades Textiles, R. L. Cooperativa Autogestionaria de Productos Alimenticios y Servicios Turísticos Mujeres de Pérez Zeledón. Cooperativa de Conservación Ambiental de Mujeres Palmares R.L Cooperativa de Mujeres Productoras de Pocosol R.L. Cooperativa de Autogestión de Mujeres Innovadoras R.L. Cooperativa Autogestionaria Agroindustrial de Mujeres de Cebadilla, R.L. Cooperativa de Pescadores y Servicios Múltiples de la Barra de Penshurt del Caribe, R.L. Cooperativa de Servicios Múltiples de las Mujeres de Guácimo, R.L. Cooperativa de Servicios Múltiples de Mujeres Emprendedoras de Barrio Los Ángeles, R.L. En formación
Asoc. 14
19 15 13
15 16 40 25 24 15 25 15
23 26
FUENTE: Departamento de Promoción INFOCOOP, 2012
Entre las características destacadas en este tipo de proyectos, se puede señalar, al menos, lo siguiente:
163
• • •
•
Estamos ante proyectos productivos, con características claras de micro y pequeña empresa. Se ubican en las más diversas regiones del país, con preeminencia en zonas alejadas de la Gran Área Metropolitana. Corresponden a actividades económicas muy diversas. Algunas de estas, como la pesca artesanal o la agroindustria, constituyen sectores con presencia tradicional de cooperativas. Otros emprendimientos se ubican en negocios que forman parte de la última ola donde han incursionado las cooperativas, con carácter claramente diversificador: conservación ambiental, diseño textil, turismo, recolección, entre otros. Algunos de estos emprendimientos al ser esfuerzos empresariales, manifiestan en sus denominaciones el espíritu reivindicador que los acompaña: “mujeres emprendedoras”, “mujeres innovadoras”, “mujeres decididas a superarse”.
Cambios auspiciosos en COOPESA R.L. ¿Una señal de los nuevos tiempos? El 7 de febrero del año 2009, tuvo lugar una Asamblea General Extraordinaria de Asociados y Asociadas de COOPESA R.L., celebrada en las instalaciones de la cooperativa. No se trató de una Asamblea cualquiera, en una cooperativa aeroindustrial caracterizada por una amplísima presencia de hombres, dadas las características de la actividad propia de la empresa. Eso no fue obstáculo, para que por los pasillos de la empresa desfilaran no sólo secretarias y personal femenino de limpieza, como es característico en otras empresas del ramo, sino también ejecutivas, profesionales de diversas ramas administrativas y no pocas mecánicas y técnicas, quienes se han ganado un espacio importante en esta cooperativa. Resulta fundamental recalcar, que cuando esta cooperativa fue fundada en 1963, en su Acta Constitutiva no aparecía una sola mujer, como era lógico en el contexto social existente en la Costa Rica de la época, con una participación mínima de mujeres, en las actividades artesanales e industriales. Los ciento treinta trabajadores participantes en la Asamblea Constitutiva, se auto describían como técnicos y mecánicos de aviación. Más allá de lo que pueda suponerse, para quienes identifican a COOPESA R.L. con el cantón alajuelense, se trataba de trabajadores provenientes en su mayoría de la ciudad capital y sus cantones más cercanos. De hecho, el 62% de los fundadores de COOPESA R.L. eran josefinos, con un alto porcentaje de vecinos del Cantón Central, Montes de Oca y Tibás, con menos presencia de los cantones de Guadalupe y Moravia. 164
Se puede afirmar, que la Asamblea de febrero del 2009, no fue como cualquier otra, porque en la misma se produjeron transformaciones trascendentales en el Estatuto Social de la cooperativa y en el Reglamento de Elección de los Órganos de Dirección y Control Social de COOPESA R.L. En este caso, estamos en la presencia de una determinación por parte de los asociadas de esta cooperativa, de eliminar el sexismo en el lenguaje de los documentos, orientados a dar fundamento, al contrato social de la cooperativa. De esta manera, con toda claridad, se eliminaron omisiones que invisibilizaban la presencia y el aporte de la mujer en el desarrollo de esta empresa, pero sobre todo, negaban derechos y prerrogativas a las asociadas de la cooperativa. Como ejemplo, resulta aleccionador tener acceso a la redacción vigente hasta esa fecha, del Artículo 10 del Estatuto, que enunciaba los “Requisitos para ser asociado”, disponiendo a continuación que: “Podrán adquirir la condición de asociados de la Cooperativa todas aquellas personas que reúnan los siguientes requisitos: a. Ser persona de reconocida solvencia moral. b. Tener como mínimo tres meses de laborar en la Cooperativa, contratado por ésta bajo la modalidad de tiempo indefinido. c. Contar con un dictamen favorable actualizado emitido por el Comité de Educación y Bienestar Social, en coordinación con la Dirección de Recursos Humanos y la acción fiscalizadora del Comité de Vigilancia. d. Certificado de asistencia y aprobación del curso de educación cooperativa, emitido por el Comité de Educación y Bienestar Social. e. No tener vínculos con empresas que se dediquen a actividades similares a las que realiza la cooperativa, ya sea siendo miembros de juntas directivas, empleados o socios de las mismas. f. Se le dará prioridad a aquellas personas mencionadas en la Ley de Asociaciones Cooperativas vigente.”244 Este artículo fue transformado con la aprobación de trescientos cuarenta y ocho votos, de un quórum de trescientos cincuenta y siete asociados, presentes en el momento de la votación, de la siguiente manera: “ARTÍCULO 10: Requisitos para ser asociado (a). 244 Véase a los efectos de este apartado: COOPESA R.L. Asamblea General de Asociados nº 158. Alajuela: 7 de febrero del año 2009, versión digital
165
Podrán adquirir la condición de asociados (as) de la Cooperativa todas aquellas personas que reúnan los siguientes requisitos:”, etc. Así las cosas, de manera sistemática, el articulado del estatuto de la cooperativa fue modificado, con el fin de hacer visible la realidad, de que junto a los asociados de una cooperativa aeroindustrial como COOPESA R.L., se encuentra el aporte cotidiano de muchas mujeres al proyecto común. De esta manera, hoy el estatuto de la cooperativa, en sus enunciados y contenidos, posee redacciones como las siguientes: •
ARTÍCULO 11: Admisión del Asociado (a).
•
ARTÍCULO 16: De los Derechos del Asociado (a).
•
ARTÍCULO 17: De la Pérdida de los Derechos del Asociado (a).
•
ARTÍCULO 27: Del registro de asociados (as).
A partir de ese momento, el máximo foro en la toma de decisiones de COOPESA R.L. pasó a denominarse: Asamblea General de Asociados y Asociadas. Pero sobre todo, suenan a palabras del futuro, la siguiente disposición incluida en el Artículo 5 del Estatuto: “No se podrá discriminar por afinidades y/o ideologías políticas, género, raciales, ni religiosas en el seno de la Cooperativa, ni destinar fondos sociales a campañas de esa índole o afines que no sean estrictamente los propios de su finalidad económica social”. Asimismo, sufrió modificaciones el Reglamento de Elección de los Órganos de Dirección y Control Social, que tiene como finalidad, garantizar la libertad del sufragio y la imparcialidad del proceso de elección. Éste regula tanto el proceso de elección de los miembros del Consejo de Administración de la Cooperativa, como los Comités de Educación, Vigilancia y la Junta de Relaciones Asociativas y Arbitraje. Se modificó el artículo 4 del Reglamento, quedando de la siguiente forma: “El proceso electoral constituye una parte integrante de la formación del asociado y asociada y deberá desarrollarse dentro del marco de la franqueza, respeto, ausencia de ataques personales, difamación, insulto y cualquier otra manifestación pasional o subjetiva, que atente contra la honra de las personas y la unidad de acción de la cooperativa.” 166
El Artículo 2.1., quedó de la siguiente forma: “Son electores todos los asociados y asociadas de COOPESA R.L. activos y en pleno goce de sus derechos al corte del padrón electoral.” El Artículo 3.1: “Para participar como candidato y candidata al Consejo de Administración el aspirante deberá tener, como mínimo un año de ser asociado y asociada de la cooperativa y para los diferentes Comités y Junta de Relaciones Asociativas y Arbitraje seis meses.” El Artículo 6.1: “La base para la confección del padrón electoral será los registros de los asociados y asociadas de COOPESA R.L. vigentes 60 días calendario antes del día de las elecciones. El padrón deberá contener el nombre y los dos apellidos de los asociados y asociadas, su número de cédula y número de asociados y asociadas; deberá estar sellado por la Comisión Electoral y expuesto en las pizarras mínimo un día antes de las elecciones.” Quienes nos leen, podrían señalar que estamos ante una clara violación del principio de economía del lenguaje, sin embargo, luego de años de invisibilidad de la mujer en los Estatutos y Reglamentos de esta cooperativa, que es el caso de la inmensa mayoría de las cooperativas de nuestro país, la decisión de la Asamblea de COOPESA R.L. representa una bocanada de aire fresco, en una de las empresas que por su naturaleza es de las más claramente masculinas del país. Por otra parte, reconocer derechos adquiridos y omitidos debido a una tradición aceptada por inercia, representa una acción afirmativa relevante y con carácter histórico. Artesanía, microcrédito, limpieza! Éxitos, singularidades y dificultades de la actividad productiva de la mujer Un sector con importante presencia de cooperativas de mujeres es el artesanal, que resulta un laboratorio interesante, en vista de la complejidad que representa la competencia desatada, de cara a la apertura comercial y la incursión en mercados globalizados, concretamente, en el sector de comercio y servicios a los turistas que ingresan también masivamente a nuestro país. En el siguiente gráfico, se muestra la participación proporcional de los hombres y las mujeres en la artesanía y otros subsectores de la autogestión costarricense: 167
Gráfico n° 16 !"#$%&'(!% #)*+,-&!,,.)-/+01,&%2+,3)4+0,5/-0, 604+-072*085&.,-*)5+2/9&:)&;,<7-)4&=&<2>)-)4&4)3?5&4)*+,-&.-,:2*+01, @AAB
E@A EAA DA HA IA
DF CD
@A A
E@
@@
DD
C
FG
@G
CC
GC
HG
BC
BA
IG
BA
EE J -, : K % 3 -L * , 9/
% - + ) 4 / 5L /
$ - / 54 . , - + )
! , 54 2<,
M,<7-)4
( 5: 24 + - 0 / 9
! , <) - * 0 ,
# / 9 2:
$ 2- 0 4 <,
N2>)-)4
Fuente: Censo Cooperativo Autogestión, 2006
Como queda constando, en el sector artesanal, la presencia de las mujeres es la regla, no la excepción. Por su parte, la importante presencia de las mujeres en las cooperativas de salud, se explicaría por ser ésta una actividad donde médicas, técnicas y enfermeras disputan su presencia a sus homólogos masculinos, además de la amplia base de misceláneas y del personal de apoyo que es común en este sector. Por su parte en el turismo autogestionario, con fuerte presencia de ecoturismo y agro ecoturismo, la familia juega un rol esencial y, asimismo, una parte de la vivienda acondicionada para esos fines, se convierte en parte de la oferta turística. Por lo general, la empresa o taller artesanal posee de uno a veinte trabajadores y trabajadoras y la propietaria o propietario participa activamente, en el proceso de producción. Requiere de poca inversión de capital de trabajo y se inicia en un espacio reducido, en la mayoría de los casos la propia vivienda de la artesana, por ese motivo, la incorporación de los miembros de la familia a la empresa se facilita, conservando un carácter hereditario. La anterior caracterización del sector, desde el punto de vista de la distribución porcentual de hombres y mujeres, incide de manera poco común, en 168
el contexto de la actividad empresarial de nuestro país, en lo que respecta a la distribución de gerencias entre ambos sexos, según los diversos sectores económicos. El sector artesanal muestra una totalidad de este puesto en manos de las mujeres: Gráfico n° 17 ';-18<=>'8 -564(2<'((352.47:(<8+4(?5*47().27( @7*427A+67B)<05<?525)67.*<3(2<*564(2<56()B,76(<C<*5D( "!!E &!! %! $! F(,A25*
#!
G+H525*
"! !
'()*+,(
-./+0
12.)*3(245
'(,5267(
8245*.)9.
-52:767(*
Fuente: Censo Cooperativo Autogestión, 2006
Una investigación realizada por la Fundación “Acción Ya”, entre trabajadores y trabajadoras del sector informal con fuerte presencia artesanal, determinó que entre las motivaciones más valoradas por la mujer, para lograr el desarrollo de su actividad, se encontraban: • • •
Su independencia, Poder atender a la familia y trabajar simultáneamente, Superarse económicamente.
De acuerdo con lo anterior, si les va mal en alguna actividad, las mujeres artesanas buscan otra, pero siempre manteniéndose como trabajadoras independientes. Esta condición deviene en un modo de vida, para estas trabajadoras.245 El problema es cómo convertir estas empresas en proyectos rentables. La gran mayoría de los artesanos reciben menos de 600 mil colones al año, monto que ni siquiera suple las necesidades de subsistencia. Lo real es que estamos ante empresas con poco componente tecnológico, sin controles de calidad, poca capacidad innovadora, baja capacitación, que no explota sus ventajas 245
Fundación “Acción Ya”. Del dicho al hecho… San José: EDICOSTA S.A., 1992, P.21
169
comparativas, ni utiliza economías de escala, no aplica conceptos de mercadeo y ventas, y menos todavía, alianzas estratégicas o monitoreo de mercados. Esto no significa que estemos ante un sector con baja escolaridad. Todo lo contrario, los hay de todos los niveles educacionales: con enseñanza primaria, secundaria, técnica y hasta universitaria. En muchos casos, señalan que no estamos ante una historia de fracasos, sino de búsqueda de mejores condiciones de vida. No obstante, reconocen la falta de capacitación para hacer frente exitosamente, a sus negocios. Agreguemos a esto, que una parte importante de las empresas artesanales utilizan materia prima a punto de agotarse, muestran limitaciones para resistir la irrupción en el mercado de diseños competitivos, provenientes de productores masivos, que incluso copian los diseños autóctonos. Un gran segmento del sector no es sujeto de crédito para la banca tradicional, no posee seguro social, no cotiza a algún régimen de pensiones, ni para seguros de riesgo, incendio, vida y mucho menos, se encuentra en capacidad de proteger patentes y marcas. Según señalan personeros de INFOCOOP, muchos artesanos podrían estar agrupados en cooperativas de servicios múltiples, por esa razón, esta denominación vuelve invisible su presencia. Se requiere un trabajo específico de investigación, agregan, para dar con el número exacto de estas organizaciones. Uno de los aspectos esenciales es la independencia que caracteriza la labor del artesano. Su objetivo básico consiste en la manutención de su familia y la mayoría de sus relaciones se circunscriben a sus familiares, vecinos y clientes. Es decir, no existen premisas en el propio proceso de trabajo, como para que, sobre la base de la agrupación y socialización de las labores, se perciba la importancia de la organización para la defensa de sus intereses. La gran mayoría de los artesanos no tiene ninguna relación con organizaciones dentro o fuera del sector, y entre quienes tienen algún tipo de vínculo, se trata de relaciones comerciales con pocas ONG’s, el INA o mercados de artesanía. Según la documentación sobre el sector: “Estos datos confirman una fuerte desorganización de base, falta de agresividad de organismos estatales y que las asociaciones descritas están en el papel y no en la realidad.”246 Sin embargo, de manera generalizada, manifiestan la necesidad de organizarse. Argumentan que son independientes, no individualistas, no obstante, 246
INA – Comisión Nacional de Artesanía. Diagnóstico Situacional y Determinación de Necesidades Cualitativas y Cuantitativas del Sector Artesanal en el Ámbito Nacional para Uso de los Subsectores del Núcleo de Procesos Artesanales. San José, 1997, p.17
170
la gran limitación corresponde a dedicar horas de trabajo a la organización, que se refleja de inmediato, en sus ingresos.247 De cara a estos factores, el reto de la organización se convierte en uno de los desafíos más importantes para salir adelante, en un mercado cada vez más competitivo. Una serie de nuevas iniciativas parecen responder en el sector artesanal, a la necesidad de internacionalizar sus actividades, sin embargo, no faltan tampoco los obstáculos generados por la competencia descarnada, la cual se da en el sector. Una de estas situaciones conflictivas surgió entre artesanos costarricenses y la empresa Café Britt. La Asociación de Artesanos de Costa Rica "Pura Vida" denunció a Britt, por monopolizar la venta de accesorios en el Aeropuerto Juan Santamaría. Esta agrupación además, alegó que Britt "clonó" diseños de artesanos locales y luego empezó a importarlos desde China, para venderlos en Costa Rica. La Comisión para Promover la Competencia (CPC), adscrita al Ministerio de Economía, concluyó que Café Britt no incurría en conductas anticompetitivas. Agregó que los espacios se otorgan por medio de un contrato con ALTERRA PARTNERS, gestor interesado del aeropuerto Juan Santamaría. La CPC recomendó a ALTERRA y al Consejo Técnico de Aviación Civil, evitar privilegios y posibles abusos en las actividades comerciales, desarrolladas en la terminal aérea. "Nuestro afán es que se permita la mayor participación de comercios siempre que sea posible y no solo a uno en particular, pero eso le corresponde a quien asigna los locales", explicó Isaura Guillén, directora de la CPC. Por su parte, Café Britt reconoció que sí importa artículos como tazas, imanes decorados y llaveros para turistas, con el fin de ahorrar costos y por mejor calidad.248 Según informaba la prensa, los artesanos encuentran dificultades para exportar a Estados Unidos, pero algunas lo logran. En el caso de microempresas que trabajan el cuero, toparon con la dificultad de encontrar contactos. Sin embargo, algunas empresas lograron ganar una licitación, tendiente a restaurar escuelas en Nueva York. Uno de los problemas que enfrentaron, fue la obtención de la visa para los trabajadores.
247
Fundación “Acción Ya”. Del dicho al hecho… San José: EDICOSTA S.A., 1992, p.p. 41-42 Comisión descartó prácticas anticompetitivas de parte de Britt. La Nación, San José, Jueves 6 de marzo de 2008 248
171
Estas empresas reciben orientación por parte de la Promotora de Comercio Exterior (PROCOMER), a través de sus capacitaciones y misiones comerciales, además de cursos adicionales, que ellas mismas decidieron llevar. Por otra parte, coinciden al señalar, que el tema del financiamiento también es complicado, pues obtener un crédito es difícil. “Las pequeñas empresarias necesitan de más opciones para su financiamiento, tenemos pocos recursos”, opinaron. Y precisamente, en relación con la incursión del cooperativismo femenino en la actividad financiera catalogada como microcrédito, cabe recordar, lo expresado en el Foro Nacional sobre Banca de Desarrollo, organizado por la Asamblea de Trabajadores del Banco Popular y de Desarrollo Comunal, en el sentido de que este tipo de banca, siendo una actividad riesgosa, no debe ser concebida como una actividad económica marginal. Según la experiencia del Banco Nacional de Costa Rica, se trata de un buen negocio que ha funcionado con muy bajos niveles de morosidad y, por el contrario, puede ser una actividad rentable, donde el conocimiento de los clientes y la viabilidad de los proyectos adquieren un peso diferenciado al de las empresas bancarias convencionales. En este sentido, el historial crediticio, la salud financiera del cliente, sus referencias comerciales o la existencia de garantías, son elementos de la banca comercial que pasan a un plano menos decisivo en el microcrédito, en comparación con el conocimiento personal del cliente, la viabilidad de los proyectos o el impacto familiar de los mismos.249 Como sostiene Lizano: “Se trata de canalizar recursos a los pequeños y medianos empresarios y a los microempresarios. Aquí el elemento fundamental no es el riesgo sino el tamaño de los empresarios.250 O, en palabras de Jiménez: “Es el tratar al hogar y el negocio de los pequeños como una sola unidad, determinar la capacidad y voluntad de pago no por garantías sino por la información que se tenga del potencial deudor. Se trata de mantener una relación personal con el cliente, otorgar los servicios con rapidez y establecerle incentivos para que, si construye un buen historial de pago,
249
Véase: Asamblea de Trabajadores-PNUD. Johnny Mora (Editor). Foro Banca y Desarrollo. Necesidad y posibilidad de una Banca de Desarrollo. San José: Corporación Litográfica Internacional, 2002 250 Eduardo Lizano Fait. Discurso inaugural: En: Asamblea de Trabajadores-PNUD. Foro Banca y Desarrollo. Necesidad y posibilidad de una Banca de Desarrollo. San José: Corporación Litográfica Internacional, 2002, p.22
172
entonces se le sigan otorgando los servicios financieros y que tenga la expectativa de que va a tener una relación de largo plazo con el banco.”251 No otra cosa ha venido haciendo la Cooperativa de Servicios a Mujeres Productoras y Microempresarias R.L., COOPEMUPRO R.L., en una aplicación clara del concepto de banca de desarrollo. El éxito de proyectos de esta naturaleza depende en buena medida, del conocimiento de las necesidades de las asociadas, para quienes abrir una soda en el corredor de la casa implica un salto adelante, en el bienestar familiar. Un crédito de un millón de colones sirve para comprar mesas y sillas y mejoras importantes en esta dimensión de negocios, esto incide significativamente, en la viabilidad de la microempresa y el cumplimiento de sus funciones sociales y familiares. Quienes dirigen la cooperativa conocen plenamente esas necesidades, no obstante, además, han establecido una serie de disposiciones dirigidas a suplir las carencias, las cuales impiden ser sujetas de crédito en la banca tradicional o de cara al historial crediticio. Por ejemplo, en el Reglamento de Operación de la mencionada cooperativa, conocido por todas las asociadas, se establece que cuando a una asociada se le asigna el crédito de recursos de INFOCOOP, los mismos se rigen bajo el reglamento de INFOCOOP, y cuando procedan de otras instituciones financieras, la asociada debe aceptar los requisitos exigidos, previa información y explicación pertinentes. Al mismo tiempo, se señala que cuando una asociada debe a la cooperativa tres cuotas consecutivas y no solicita un arreglo de pago, automáticamente, queda excluida de la cooperativa.252 Tanto este tipo de medidas, como el eficiente manejo de los recursos, hacen de COOPEMUPRO R.L. un ejemplo sumamente interesante, que la ha convertido en un semillero de micro y pequeñas empresas de mujeres: “Gracias al INFOCOOP que cree en el proyecto en que yo soy Gerente, ya tenemos 670 millones en la calle en microcrédito y eso implica un trabajo enorme, un esfuerzo enorme. Al INFOCOOP le tenemos que pagar más de 9 millones de colones al mes, recolectados en aportes de 5 y 6 mil colones y ese trabajo lo hacemos una persona a medio tiempo, la contadora y yo, nadie más. Según un amigo especialista ese trabajo lo harían en un banco siete personas. En el INFOCOOP nuestra cooperativa es clase “A”, 251
Ronulfo Jiménez. “El nuevo marco institucional bancario y su evolución.” En: Asamblea de TrabajadoresPNUD. Foro Banca y Desarrollo. Necesidad y posibilidad de una Banca de Desarrollo. San José: Corporación Litográfica Internacional, 2002, p.29 252 COOPEMUPRO R.L. Reglamento de Operación.
173
estamos calificados al nivel de COOCIQUE, pero no es por mi linda cara, sino porque pagamos por adelantado y por eso nos tienen fe, nos tienen confianza. Esto nos da la oportunidad de ayudar a las mujeres y yo estoy muy agradecida con INFOCOOP.”253 Asimismo, el cooperativismo femenino incursionó en otros sectores. Surgieron proyectos productivos muy exitosos, que son ejemplo de un adecuado proceso de organización y una acertada identificación de oportunidades. Este es el caso de la creación en 1997, de COOPLIN R.L., por parte de un grupo de misceláneas del Banco Nacional y del Patronato Nacional de la Infancia, que no deseaban “seguir trabajando para otros patronos” y querían “tener nuestro propio negocio.”254 Algunas de las futuras asociadas de la cooperativa provenían de situaciones muy difíciles: esposas agredidas, hijas violadas, violencia intrafamiliar. Para algunos patronos, esta era una situación no deseada y más bien, trataban de deshacerse de este tipo de trabajadoras. El Banco Nacional de La Sabana les dio el primer contrato, para poner a funcionar la cooperativa. Poco a poco, consiguieron nuevos clientes y muy pronto, no dieron abasto para hacer frente a todos los contratos. De esta manera, se produjo un viraje importante en el accionar de la cooperativa. Como recuerda la dirigente Marta Castro: “Hoy somos 30 asociadas, pero tenemos a 90 mujeres en planilla. Hemos crecido enormemente y estamos haciendo lo posible para ampliar la base asociativa, pues somos demasiadas empleadas.” Y agrega: “Quizá no se trate de una cooperativa rica, con grandes cantidades de excedentes, pero está generando oportunidades de trabajo y de vida digna.”255 En este caso, jugó un papel importante la actitud solidaria del Banco Nacional, del Banco Popular y de Desarrollo Comunal, de COOPENACIONAL R.L., COOPEANDE R.L., COOPEALIANZA R.L., COOPESAIN R.L., COOPEMEP R.L., y COOPESALUD R.L. Esto confirma que el rompimiento de la brecha de género es posible y los resultados satisfactorios, pues supone el acceso equitativo a fuentes de financiamiento, capacitación y apoyo técnico, el cual en las cooperativas de mujeres puede resultar estratégico. Al respecto, Marta Castro señala que hay muchas cooperativas pequeñas, que no pueden sacar adelante sus proyectos, precisamente, porque no se les da la mano, por considerar que no son sujetos de crédito: “Algunas cooperativas 253
Entrevista con Marta Campos, Gerente de COOPEMUPRO R.L. Johnny Mora A. “El cooperativismo y la creación de oportunidades. Para Marta Castro esto es lo principal.” En: INFOCOOP. Revista Identidad N°3. San José: diciembre de 2006, 255 Ibid 254
174
grandes, cuando están en problemas y deben muchos millones de colones, se les ayuda y se les permite seguir con nuevas oportunidades. ¿Por qué no se hace lo mismo con cooperativas pequeñas, que, a veces, lo que necesitan es un millón de colones para salir adelante? Una no quiere que le regalen las cosas, sino que le den las oportunidades para trabajar”, termina diciendo la dirigente.256 En este caso, las cooperativas tipo COOPLIN R.L., crean la plataforma para volver capitalizable el trabajo de las misceláneas, el cual consiste en una extensión de una de las actividades más comunes y menos reconocidas, desde el punto de vista de la generación de riqueza, hablamos del trabajo doméstico. Para tener una imagen de la importancia de este sector social, valga señalar, que las empleadas domésticas representan por lo menos el 20 por ciento de las mujeres pertenecientes a la fuerza de trabajo remunerado de América Latina y el Caribe. En algunos países, esa proporción llega incluso, a la quinta parte o una tercera parte de la fuerza laboral femenina, dependiendo del país.257 Como sostienen Chaney y García: “Ellas viven en familias que no son las suyas, testigos de una vida afectiva que muy frecuentemente les es negada. Sus salarios son bajos, no mayores de US$ 50 por mes en la mayoría de los países, con un promedio equivalente a US$ 30. Hay muy poca o ninguna posibilidad de ascender dentro de esta ocupación, e incluso un cambio de casa -de un distrito pobre a una situación en un área mejor- parece ser más una aspiración que una estrategia calculada para ascender.”258 En realidad, la situación de las mujeres empleadas domésticas, parece constituir el anti ejemplo de casos, como el de COOPLIN R.L. Los respectivos gobiernos no ofrecen casi protección a este sector, en la mayoría de los países, no se cuenta con legislación sobre horas de trabajo, días de salida, vacaciones y seguridad social, o. en general, hay pocos o casi ningún mecanismo para hacer cumplir la legislación. Por estar muy aisladas como grupo, son esencialmente invisibles para sí mismas y para la sociedad. Bajo estas condiciones, resulta muy difícil que se agrupen para luchar por sus derechos. Tampoco han logrado el apoyo requerido para ello, de parte de los movimientos sindicales y más bien, ha emergido una suerte de reticencia a 256
Ibid Elsa M. Chaney – Mary García Castro. “Un nuevo campo de investigación y de acción.” En: Trabajadoras domésticas en América Latina y el Caribe. Caracas: Editorial Nueva Sociedad, 1993, p.14 258 Ibid 257
175
establecer canales de comunicación con organizaciones de mujeres. La organización de las trabajadoras domésticas se ve también obstaculizada, por el hecho de que ellas no están protegidas por la legislación ordinaria, la cual rige para otros trabajadores, bajo el pretexto de que ellas no tienen un lugar común de trabajo, no producen un producto tangible y son pagadas en parte, con comida y vivienda.259 COOPLIN R.L. ha demostrado que las cooperativas crean la base para dar un tratamiento diametralmente diferente al trabajo de limpieza, que realiza la mujer como empleada en casas o instituciones. Un trabajo que es catalogado como improductivo o poco remunerado, se convierte en mecanismo de capitalización social, de reconocimiento de derechos laborales y, lo principal, en una plataforma que visibiliza el trabajo de la mujer y la promueve a posiciones de representación, en diversos organismos nacionales del cooperativismo. Sobre este particular resulta importante el enfoque de la dirigencia femenina, con respecto al papel de las instituciones y empresas cooperativas y su soporte al cooperativismo femenino. Marta Campos apunta: “Las mujeres no pueden desarrollar proyectos fuera del marco cooperativo, porque una de las principales limitaciones es el acceso al crédito. Entonces, a través de una cooperativa y a través del INFOCOOP, esa dificultad ya no existe. Podemos haber durado 9 meses en tramitar un crédito, pero se logró. Ahí está la diferencia. Esa es una ventaja, otra puerta abierta, una posibilidad muy grande. Otra ventaja, el acceso a la capacitación, a la organización, la asistencia técnica, hay muchos mecanismos de apoyo al desarrollo de las cooperativas. Por ejemplo, algunas asociadas, con diez años de tener una soda, hasta ahora tuvieron la oportunidad de tener acceso a un microcrédito. ¿Antes en manos de quién estaban las microempresarias?, pues de los prestamistas, de los usureros. Para mí esa es la principal ventaja, el acceso al crédito, la facilidad para poder capacitarse.” 260
Una de las facetas de este proceso tiene que ver con el establecimiento de puentes de cooperación, con entidades públicas comprometidas con el tema del género y, en primera instancia, el INAMU. De esta manera, el 15 de noviembre 259
Ibid Johnny Mora A. “La mujer ha estado desde siempre en el cooperativismo. Una entrevista sobre oportunidades, inclusión y participación social.” Entrevista inédita con Patricia Jiménez y Marta Campos. 260
176
del 2010, se firmó el convenio marco de cooperación interinstitucional entre el CONACOOP, el Comité Nacional de la Mujer Cooperativista (CONAMUJER) e INAMU, con la finalidad de articular acciones en el campo político, económico y social en favor de las mujeres cooperativistas de nuestro país. El acuerdo pretende establecer las bases de cooperación recíproca, orientado a permitir la promoción y realización de actividades de interés común y aunar los esfuerzos de ambas instituciones, para promover el fortalecimiento del cooperativismo entre las mujeres emprendedoras y empresarias, su gestión socioempresarial desde una perspectiva integral, mediante la acción conjunta en las áreas de planificación, seguimiento y evaluación de las políticas sectoriales, formulación de proyectos, capacitación, acompañamiento técnico y divulgación. 261 Asimismo, prosiguen los esfuerzos para canalizar el apoyo internacional, para el fomento de emprendimientos de mujeres cooperativistas. De esta manera, se viene trabajando en la integración de cooperativas formadas por mujeres al Proyecto “Emprende”, financiado por la Unión Europea (EU), que tiene como objetivo general, contribuir a una mayor cohesión social y territorial de la sociedad costarricense, reduciendo las desigualdades sociales, políticas, comunicacionales y los desequilibrios regionales del desarrollo. Estamos ante un instrumento de fomento de la empresariedad y del emprendedurismo de las mujeres. En este caso, las cooperativas beneficiarias están conformadas por mujeres de las regiones Huetar Atlántica, Pacífico Central y Península de Nicoya. Se pretende impulsar proyectos en áreas tales como: turismo comunitario, artesanía, agroindustria y actividades no tradicionales (servicios de gestión ambiental y producción limpia), así como proyectos culturales y artísticos con enfoque empresarial. Se tiene la certeza de que este tipo de acciones fortalecen empresarial, monetaria y cooperativamente, a las participantes, generando que las asociadas a esas cooperativas, mejoren su calidad de vida.262 Este accionar del CNMC demuestra una de las características propias de la presencia de la mujer en el cooperativismo, en cuyo ámbito la reivindicación de sus derechos avanza paralela a la incorporación productiva. El tema empresarial deviene en un instrumento para hacer fructificar, en una perspectiva integral, el mejoramiento de la condición de vida, la participación política y la promoción humana de la mujer.
261 262
Boletín Informativo del Conté Nacional de las Mujeres Cooperativistas, San José, febrero de 2011, p.7 Boletín Informativo del Conté Nacional de las Mujeres Cooperativistas, San José, setiembre de 2011, p.3
177
Se ratifica en estos aspectos, que las cooperativas constituyen la mejor de las plataformas para organizar, capacitar, apoyar financieramente, abrir espacios a la participación, elevar el bienestar y promover los derechos humanos de la mujer, partiendo de la construcción de oportunidades en el ámbito empresarial, desde una perspectiva solidaria y de ayuda mutua, que es la característica del sector cooperativo. Mientras .el cooperativismo femenino costarricense esté conformado en su mayoría, por trabajadoras y pequeñas y medianas propietarias de medios de producción, es el trabajo el sector económicamente más importante del quehacer de las cooperativas de mujeres. En este .contexto, no sólo se parte del trabajo como creador de valores sociales, ni de su ubicación como el principal de los recursos económicos de estas cooperativas. En este caso, la tecnología y el capital se convierten bajo el cooperativismo, en mecanismos para dignificar el trabajo de la mujer, tanto en lo que respecta al proceso productivo en sí mismo, como en cuanto a la distribución equitativa del producto generado. Esto, en realidad, no representa una simple posición ideológica. Por el contrario, creemos que dicha visión es básica, para que la propiedad privada, ya sea de capital o cooperativa, cumpla cabalmente con su función social, constatación que en el caso de las cooperativas de las mujeres, resulta doblemente imperativo y consustancial a su naturaleza particular. Para el cooperativismo, apoyar este tipo de empresas representa tanto una obligación moral, como la conveniencia de continuar aportando, como hasta la fecha, al bienestar de la familia costarricense.
178
A MANERA DE CONCLUSIÓN
H
emos hecho referencia en este estudio, a los procesos que caracterizan el papel jugado por el cooperativismo femenino en nuestro país, y relacionando su evolución con el devenir nacional en general, del cooperativismo como sector económico-social, refiriéndonos también, al proceso de promulgación de política pública de cara a la promoción de la mujer. Podemos reafirmar, que el Movimiento Cooperativo de mujeres constituye parte de un proceso, que se inicia con los albores del cooperativismo nacional, pues a lo largo de la historia, las mujeres siempre han sido parte del Movimiento Cooperativo, sin embargo, no se ha visibilizado su aporte. Si bien es cierto, el objetivo inmediato fue mejorar la calidad de vida de las mujeres, lo cierto es que no puede desdeñarse su aporte a la economía social y al cooperativismo en particular. Omitir este aspecto sería asumir una actitud mezquina que además, desnaturaliza los procesos sociales conducentes al fortalecimiento del cooperativismo nacional. En el Movimiento Cooperativo, las mujeres cooperativistas lograron que se legitimara como política, la búsqueda de la equidad de la mujer dentro del cooperativismo, a través de acuerdos de congresos cooperativos. A partir de ese momento, por ejemplo, el CENECOOP R.L. aprobó un reglamento, donde se prohibía el uso del sexismo en el lenguaje y la CCC-CA aprobó un reglamento en contra del hostigamiento sexual. Surgieron algunos procesos interesantes en favor de la mujer, a raíz de esos acuerdos. Pero sobre todo, se perseguía visibilizar y hacer respetar los derechos de las mujeres.
El surgimiento del movimiento de las mujeres dentro del cooperativismo, tuvo una importante influencia foránea. La dirigencia femenina nacional estableció canales muy importantes con entidades europeas y norteamericanas, que llenaron el vacío producido a nivel nacional, por las carencias de recursos y capacitación sobre el tema de género. A raíz de la formación de APROMUJER y en torno a la figura de Marta Campos, se produjo una emersión de lideresas, quienes desde las regiones habían venido coincidiendo aisladamente, en la necesidad de organizarse para la búsqueda de objetivos comunes. APROMUJER les dio una plataforma de organización y de intercambio de miras; en APROMUJER, además, fue donde halló cobijo y se impuso la necesidad de formar un Comité Nacional de la Mujer Cooperativista. De hecho, cuando la ACI empezó a promover la creación de estos Comités en Centroamérica, ya en Costa Rica éste estaba constituido. 179
El cooperativismo femenino adquiere una nueva dinámica, a partir de los años noventa, cuando se constituyen una serie de organismos nacionales y se trazan directrices de trabajo, tendientes a su consolidación. Este fortalecimiento del cooperativismo femenino coincide con la nueva dinámica surgida, en el ámbito nacional en el tema de la mujer, al crearse una serie de instituciones y la aprobación de una legislación amplia e innovadora, la cual trató de promover a la mujer y su papel en la actividad social, económica y política. El empeño en fortalecer el cooperativismo femenino se tiñe de los procesos de institucionalización de la equidad del género, como parte de la política pública promovida en esos años. Se discutía también la Ley de Igualdad Real de la Mujer y los movimientos feministas estaban en su apogeo. Fue una época cuando surgieron claras luchas por la igualdad de géneros. La mujer cooperativista fue protagonista de estos procesos. No asumió una posición de espectadora, sino que se integró a un movimiento que incorporaba a los más diversos sectores de la sociedad civil, que participaban, enriquecían, fortalecían y viabilizaban las decisiones adoptadas, por los responsables de la política pública en el tema de la mujer. El proceso de fortalecimiento del papel de la mujer en el cooperativismo, recibió apoyo de instancias diversas del Estado y en particular, del INFOCOOP como brazo estatal para el fomento del cooperativismo. No obstante, el cooperativismo femenino mantiene una posición de independencia en sus políticas y orientaciones, con respecto a las diversas instituciones del Estado, y pugna permanentemente, por establecer una mayor claridad en las políticas públicas, en relación con la mujer cooperativista, muy concretamente, en lo referente a las plataformas del financiamiento y apoyo a proyectos productivos. Un papel particular lo juegan diversos organismos internacionales, cooperativos y no cooperativos, por su soporte a proyectos específicos de la mujer cooperativista. La preeminencia dada en la política del Estado a la protección de los derechos de la mujer, sobre todo en lo que respecta a evitar la violencia intrafamiliar y la discriminación, en el caso del cooperativismo, se ve enriquecida con procesos para incorporar la mujer a la vida productiva. De este modo, el cooperativismo, de una manera especialmente intensa, dada su naturaleza social y empresarial, en colaboración con las instituciones que así lo promueven, pasa a jugar un rol estratégico en esta materia. Capacita, da asistencia técnica, promueve proyectos productivos, algunos eminentemente femeninos, con lo que se fortalece el papel de un nuevo liderazgo que adquiere independencia económica, por la vía 180
cooperativa y opta por la apertura de espacios políticos, tanto en el cooperativismo, como fuera de él. Lo cierto es que el cierre de la brecha de género que impide a la mujer accesar recursos, capacitarse convenientemente, aplicar nuevas tecnologías en la producción, entre otros aspectos, significa un factor que beneficia a todos, no solamente a la mujer y sus familias. Así lo reconocen organismos nacionales e internacionales, que miran con buenos ojos, tanto el éxito de proyectos productivos de mujeres y el incremento de su aporte a la economía local y nacional, así como una más justa distribución de la riqueza, como resultado de la superación de los obstáculos impuestos por los prejuicios y los arcaísmos. Un ejemplo concreto de coincidencia en la aplicación de política pública y gestión de la mujer cooperativista y de otros sectores sociales, tiene que ver con la Ley de Democratización de las Instancias de Decisión del Banco Popular y de Desarrollo Comunal, que viene a sintetizar un proceso de esfuerzos y organización de la mujer trabajadora del país. Hay consenso en el sentido de que representa un paso trascendental, con implicaciones históricas en el fortalecimiento de la democracia en materia de género, sin embargo, sobre todo, demuestra que mantener la independencia de criterio y acción, constituye ya una realidad, en el movimiento femenino de trabajadoras, incluyendo a las cooperativistas, para que logren desde esa posición, ganar espacios y trazar derroteros de política pública, favorable con sus objetivos. El cooperativismo nacional ha sido escenario de importantes avances, en materia de participación de la mujer, en las instancias de dirección de las cooperativas de base y organismos de segundo grado. Un reconocimiento a la presencia casi paritaria de la mujer, junto al hombre, en lo referente a la membrecía del cooperativismo nacional, quizás también, una confirmación de su aporte al fortalecimiento de este sector socio-empresarial. Se está, sin embargo, aún lejos del logro de la paridad a la cual aspiran las mujeres cooperativistas, proceso al que inexorablemente, se acerca el sector. En el cooperativismo nacional aún hay personas que menosprecian el tema del género, lo consideran un tópico molesto y hasta una necedad reprochable. Dichosamente, la toma de conciencia sobre el impacto contraproducente de los atavismos y atrasos, que conlleva la falta de equidad y el cierre de espacios, a las nuevas tendencias democratizadoras, estamos convencidos de que tiende a prevalecer en el cooperativismo nacional. Así lo ratifican los congresos cooperativos, el claro papel del CONACOOP, INFOCOOP, CENECOOP R.L., UNACOOP R.L. y otros organismos, así como la realidad 181
cotidiana del sector. El ejemplo primordial de APROMUJER, surgida cuando a muy pocos en el cooperativismo les preocupaba el tema del género, se convirtió en estos casos, en la ruta a seguir y emular. El Comité Nacional de la Mujer Cooperativista, proyecto aún en construcción, también retomó el legado sembrado en la historia del cooperativismo, por un grupo de mujeres y hombres dispuestos a transformar paulatinamente, la situación de la mujer en el sector. Son muchas las cooperativas de base y organismos de segundo grado, donde se hacen sentir los aires del cambio, y no pocos hombres han comprendido el profundo contenido de estas reivindicaciones. Un logro de un grupo de mujeres quienes asumieron riesgos y decidieron dar la cara a los obstáculos, mujeres que hoy pueden con satisfacción, señalar que buena parte de la tarea está cumplida o en camino de serlo plenamente. El fenómeno de incorporación de la mujer a. los procesos sociales y económicos, ha cobrado la importancia que siempre debió tener. Esto, en el cooperativismo, conceptualmente está superado, sin embargo, debemos reconocer en condición de aporte al proceso de integración plena de la mujer, que las limitaciones culturales siguen pesando en el sector. Naturalmente, siguen existiendo barreras opuestas a este objetivo. Un mecanismo para suplir al menos parcialmente este problema, se encuentra en la educación y capacitación de la mujer. De allí, el insustituible papel del CENECOOP R.L. en esta esfera. Se trata de un salto de calidad, en la apertura de miras y la necesaria preparación para acometer los retos actuales del cooperativismo femenino. Como sostiene la dirigente Floribeth Venegas, “Es prioritario para las mujeres estar al día en la información, atentas al quehacer nacional e internacional. Esto nos permite visualizar el entorno en el que nos desenvolvemos, a la vez que nos brinda la oportunidad de estar preparadas ante cualquier circunstancia en que sea requerido emitir criterios o juicios sobre los asuntos que se discuten. Asimismo, es urgente que tomemos muy en serio la posibilidad de participación en aquellas acciones que conlleven toma de decisiones, para hacer valer una posición responsable que parta de un adecuado conocimiento de los temas en debate, cosa que sólo se logra con preparación.”263
263 Floribeth Venegas. Mensaje a las mujeres cooperativistas. La Unión N° 3, UNACOOP R.L., marzo de 1977
182
Ambos aspectos, educación y capacitación, deberían entenderse como un cambio de actitudes y de posibilidades de apertura de nuevas vías, para la plena inserción de la mujer en el cooperativismo. Por lo tanto, debería orientarse tanto a la población femenina, como a la masculina, e involucrar a todos los sectores sociales, productivos y políticos, sin excepción, dentro y fuera del cooperativismo.
183
LITERATURA CONSULTADA ACI. El estado de las cooperativas en Costa Rica 1993. El impacto del ajuste. San José: Oficina Regional, 1993 ACKERMAN, BRUCE. El futuro de la revolución liberal. Barcelona: Editorial Ariel S.A., 1995 ANDERSON, BONNIE S. – JUDITH P. ZINSSER. Historia de las mujeres: Una historia propia. Barcelona: Editorial Crítica, 1991 ARROYO, MARIBEL. “Antecedentes y perspectivas de la primera Ley paritaria en Costa Rica: Democratización de las Instancias de Decisión del Banco Popular y de Desarrollo Comunal.” En: Comisión Permanente de la Mujer. Democracia paritaria entre hombres y mujeres en Costa Rica. San José: Banco Popular y de Desarrollo Comunal, 2004 BARAHONA, MACARENA. Las sufragistas de Costa Rica. Universidad de Costa Rica, 1994
San José: Editorial
BENERÍA, LOURDES; MARTA ROLDÁN. Las encrucijadas de clase y Género. El código de México. México: Fondo de cultura económica, 1992 HENRIETTA BOGGS. Casada con una leyenda: don Pepe. San José: Jadine, 2006 CCC-CA – CONACOOP – CENECOOP R.L. –INFOCOOP – UNACOOP R.L. Cooperativismo de Costa Rica en Cifras. San José: CCC.-CA, 1994 CAMPOS, MARTA. Diagnóstico Participación de la Mujer en el Movimiento Cooperativo Costarricense. San José: APROMUJER, 1991 CARAM, TANIA. La Mujer cubana y la participación social: educación y ciencia. La Habana: Tesis de Maestría, Programa FLACSO, Universidad de La Habana, 1996 CARATOZZOLO, DOMINGO. Mujeres y hombres en el tercer milenio. Vivir en la posmodernidad. Rosario: Homo Sapiens Ediciones, 2006 CASTRO, SANDRA – Luisa Goncalvez. APROMUJER, 1990
La mujer y el amor.
Heredia:
CASTRO ULATE, LIGIA. La mujer en la política costarricense. San José: Revista Parlamentaria Vol. 7, abril, 1999 184
CAZANGA, JOSÉ DANIEL. Las cooperativas de caficultores en Costa Rica. San José: Editorial Alma Mater, 1987. CORDERO, ALLEN. “¿Hay un nuevo modelo de producción en la industria costarricense? En: Juan Pablo Pérez Sáinz. Coordinador. Globalización y fuerza laboral en Centroamérica. San José: FLACSO, 1994 CHANEY, ELSA M. – MARY GARCIA CASTRO. “Un nuevo campo de investigación y de acción.” En: Trabajadoras domésticas en América Latina y el Caribe. Caracas: Editorial Nueva Sociedad, 1993 CHANT, SYLVIA. “Sexo, Migración y estrategias de supervivencia en los hogares de bajos ingresos: en busca de las causas del crecimiento urbano de Guanacaste, Costa Rica”. En: Revista Geotismo, vol. 3, nº2, 1989 DÍAZ MORALES, CECILIA – CAMPOS MÉNDEZ, MARTA. Diagnóstico sobre la participación de la mujer en las cooperativas de vivienda. San José: FECOOVI R.L., 1996 FERNÁNDEZ, DORIS. Sexualidad y género en condiciones de pobreza. Heredia: EUNA, 2011 FLÓREZ-ESTRADA PIMENTEL, MARÍA. De “ama de casa” a mulier economicus. Sexo, género, subjetividad y economía en Costa Rica contemporánea. San José: Editorial UCR, 2011, p.70 GAMBOA CONEJO, RITA – VARGAS CULLEL, JORGE: Resultados preliminares del análisis metodológico de los Planes Nacionales de Desarrollo: 1974-1982. Heredia: Universidad Nacional, Cuadernos de Planificación y Promoción Social, 1985 GARCÍA LEAL, AMBROSIO: Sesgos ideológicos en las teorías sobre la evolución del sexo. Barcelona: Tesis doctoral. Departament de Filosofía. Facultat de Filosofía i Letres. Universitat Autónoma de Barcelona. Curso 2004.2005. GARITA, HUGO. Informe de realizaciones más importantes del Movimiento Cooperativo en Costa Rica. San José: CONACOOP, 1991, mimeo HELLER, ROBERT. Comercio Internacional: Teoría y Evidencia Empírica. Madrid: TECNOS, 1983 IESTRA – INFOCOOP. Datos básicos del Sector Cooperativo Costarricense 1989, San José: 1989 185
JIMÉNEZ CASTRO, WILBURG. La reforma administrativa, la reforma del Estado y la privatización de instituciones, empresas y programas públicos. San José: EUNED, 2000 JIMÉNEZ GUERRA, MIREYA. ¿Cómo se da el crecimiento de la mujer en las diferentes estructuras de poder? San José: Comité Nacional de la Mujer Cooperativista, 2008 JIMÉNEZ GUERRA, MIREYA Y MARTA CAMPOS MÉNDEZ Diagnóstico de la participación de la mujer en el Movimiento Cooperativo Costarricense. 1996. San José: APROMUJER-Banco Popular y de Desarrollo Comunal, 1996 _______________________, Diagnóstico de la participación de la Mujer en el Movimiento Cooperativo Costarricense. San José: APROMUJER, 1999. JIMÉNEZ SIBAJA, GABRIELA - HILDA PERALTA VILLALTA. Trabajo Social en Microempresas. San José: Universidad de Costa Rica, Facultad de Ciencias Sociales, Escuela de Trabajo Socia, Trabajo Final de Graduación para optar por el grado de Licenciadas en Trabajo Social, 1998 LAFARGUE, PABLO. “La mujer”. En: Pablo Lafargue. Textos Escogidos, La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1976 LÁSCARIS, TATIANA Y OTROS. La mujer en la ciencia y la tecnología en Costa Rica. 1990-2001. Heredia: Editorial de la Universidad Nacional, Proyecto Iberoamericano de Ciencia, Tecnología y Género, 2005 MARTÍNEZ MOJENA, NARDY ALEXIS. Incorporación de las mujeres al sector cooperativo: CPA y CCS. La Habana: Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, (FLACSO), Tesis para la opción del título de Máster, 2006 MOLINA JIMÉNEZ, IVÁN – STEVEN PALMER. Educando a Costa Rica. Alfabetización popular, formación docente y género (1880-1950). San José: EUNED, 2005 MORA ALFARO, JOHNNY. El CONACOOP en el contexto del desarrollo del Movimiento Cooperativo Costarricense. San José: CONACOOP, mimeografiado ________________La vía cooperativa del desarrollo del agro. El caso de COOPRONARANJO R.L. Heredia: EUNED, 2007
186
MORA ALFARO, JORGE. FECOOPA R.L. y la mujer cooperativista. San José: FECOOPA R.L., 1985 ___________________. Las cooperativas femeninas de autogestión productoras de ropa y la crisis en Costa Rica. San José: CPCA, 1984 MORA CARVAJAL, VIRGINIA. “Mujeres, política y ciudadanía. Las reformistas en la campaña electoral de 1923.” En: Revista de Historia. Heredia: Escuela de Historia de la Universidad Nacional. Vol. 1., N° 1, 1975 MURGUIALDAY, CLARA. Ser mujer en Nicaragua. Montevideo: Cotidiano Mujer, 1987 PULGARES CARO, MARÍA ELENA. “La identidad de género: una reflexión desde las Ciencias Sociales.” En: Revista Casa de la Mujer, Número 14. Setiembre de 2008. Heredia: Universidad Nacional, Instituto de Estudios de la mujer – IEM, Facultad de Filosofía y Letras, 2008 RAMOS, JOSÉ LUIS. Informe 06. Un análisis del Programa: Integración de la mujer al Movimiento Cooperativo en Centro América y República Dominicana. San José: The Royal Norwegian Society for Rural Development, 13 de Julio de 1992 REUBEN, SERGIO. Ajuste estructural en Costa Rica. San José: Editorial Porvenir, 1988 ROJAS VÍQUEZ, MARIELOS. Anuario del cooperativismo en Costa Rica 19881989. San José: Universidad de Costa Rica, Instituto de Investigaciones Sociales, 1990 SALAZAR X, JOSÉ MANUEL. Alianzas estratégicas y estrategia competitiva. En: CENECOOP R.L. Horizontes cooperativos. San José, 1994 SAXE FERNÁNDEZ, EDUARDO. La nueva oligarquía latinoamericana. Heredia: EUNA, 1999 SCHOPENHAUER, ARTHUR. El amor, las mujeres y la muerte. Madrid: Ediciones Distribuciones S.A., 1981 SOTO CABRERA, TATIANA. Magia de mujer. San José: APROMUJER, 1990 SUÁREZ TORO, MARÍA. Mujeres, metamorfosis del efecto mariposa. San José: Ediciones Farben/Grupo Editorial Norma, 2007 TAMEZ, ELSA. La sociedad que las mujeres soñamos. San José: DEI, 2001
187
TARAZONA CANO, PALOMA Y ANA REAL SEBASTIÁN. “Las cooperativas y la aplicación del principio de igualdad de oportunidades en la relación societaria”. En: Cuadernos. Valencia: Federación Valenciana de Empresas Cooperativas de Trabajo Asociado (FEVECTA). Publicación Anual Nº 8, noviembre de 2006 VALDÉS,
TERESA - ENRÍQUEZ, GOMARIZ (coordinadores). Mujeres Latinoamericanas en Cifras Tomo Comparativo, Instituto de la Mujer, Ministerio de Asuntos Sociales de España y Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), 1995
VALLE, NORMA. “Las mujeres, su fuerza de trabajo y doble jornada”. En: CCCCA. Revista “Diálogo Cooperativo Regional”. San José: Año 1, N° 3, 1991 VENEGAS, FLORIBETH. Mensaje a las mujeres cooperativistas. La Unión N° 3, UNACOOP R.L., marzo de 1977 VINDAS SOLANO, SOFÍA. Cooperativas y trabajo femenino en Guanacaste, desde la mitad del siglo XX hasta nuestros días. San José: Universidad de Costa Rica. 9º Congreso Centroamericano de Historia, 2008
DOCUMENTOS APROMUJER. El éxito también es para las mujeres. San José: Informe parcial, 15º aniversario, mayo de 2002 APROMUJER. Memoria 1988-1991. San José, Diciembre de 1991 Asamblea de Trabajadores y Trabajadoras del Banco Popular y de Desarrollo Comunal. Informe de Acciones, logros y avances. San José: Directorio Nacional, diciembre de 2003 Asamblea de Trabajadores-PNUD. Johnny Mora (Editor). Foro Banca y Desarrollo. Necesidad y posibilidad de una Banca de Desarrollo. San José: Corporación Litográfica Internacional, 2002 Asamblea Legislativa. Proyecto de Ley “Democratización de las diferentes Instancias de Decisión del Movimiento Cooperativo y Creación del Comité Nacional de las Mujeres Cooperativistas (CONAMUJER)”, Expediente N° 18.199. CENECOOP R.L., Informes de Labores de Asambleas Centro Cooperativo Sueco. Programa Regional de Equidad de Género. “Equidad de genero – un asunto de poder”, SCC América Latina, abril 2010 188
CONACOOP. Informe de Labores. Período 1991-1993. San José: mayo de 1993 __________________. Integración del Movimiento Cooperativo. San José: Unidad de Planificación, 1991 __________________. Johnny Mora (Elaboración). Propuesta de Plan Anual Operativo para 1992, San José: 1992 _________________. Plan Nacional de Desarrollo Cooperativo 1986-1990. San José: 1986 _________________.Primer Congreso Filosófico Doctrinario del Cooperativismo Costarricense. Conclusiones y Recomendaciones. La Catalina, 1986 _________________. El Plan Nacional de Desarrollo y el PLANDECOOP. San José: Unidad de Planificación del Movimiento Cooperativo, 1991 __________________. V Congreso de Cooperativas. Sesiones Plenarias en Universidad de Costa Rica. San José: 11, 12 y 13 de setiembre de 1987 __________________. Resoluciones del VI Congreso. San José: Abril-mayo 1989 ___________________. VII Congreso Nacional de Cooperativas. “El Cooperativismo frente a los retos del siglo XXI. Memoria. San José: 31 de mayo-1 de junio de 1991 CONACOOP- INFOCOOP. 10° Congreso Nacional del Movimiento Cooperativo Costarricense. “El cooperativismo y los líderes cooperativistas ante los desafíos del Siglo XXI”. San José: Documento final, Acuerdos y resoluciones, marzo de 2001, mimeo, CONACOOP – INFOCOOP - CPCA. XI° Congreso Nacional del Movimiento Cooperativo costarricense. Documento final. Acuerdos y resoluciones. San José, octubre de 2006 CONACOOP – INFOCOOP-CPCA. XII Congreso Nacional Cooperativo. San José: 17 y 18 de noviembre de 2010, p.20, mimeo, documento en proceso de aprobación Contraloría General de la República. Memoria anual 2001. San José: mayo de 2002 Contraloría General de la República. Memoria anual 2004. San José: mayo de 2005
189
Contraloría General de la República. Memoria anual 2005. San José: marzo de 2006 Comisión de Mujeres del CONACOOP. Acta N° 3, 29 de febrero de 1988 Comité Nacional de la Mujer Cooperativista. Johnny Mora (Consultor). Elementos para una Estrategia de Consolidación del Programa Nacional de la Mujer Cooperativista. San José: 1992 Comité Nacional de la Mujer Cooperativista. Informe de Labores, 1997-1998 Comité Nacional de la Mujer Cooperativista. Órgano político especializado en asuntos de las Mujeres. En: Consejo Nacional de Cooperativas - Instituto Nacional de Fomento Cooperativo. 10° Congreso Nacional del Movimiento Cooperativo Costarricense. “El cooperativismo y los líderes cooperativistas ante los desafíos del Siglo XXI”. San José: Documento final, Acuerdos y resoluciones, marzo de 2001, mimeo, p.114 COOPEMUPRO R.L. Reglamento de Operación. COOPESA R.L. Asamblea General de Asociados nº 158. Alajuela: 7 de febrero del año 2009, versión digital CPCA, CENECOOP R.L., CCC-CA, FINUBANC, ATBP. Johnny Mora (consultor). Propuestas para una estrategia del sector autogestionario. Resultados del Foro Nacional: “El cooperativismo autogestionario ante los retos de la década”. San Isidro de El General: 1992 CPCA-INFOCOOP-CCS.1° Censo del Cooperativismo Autogestionario en Costa Rica 2006. San José: 2006 Declaración y Plataforma de Acción de Beijing. Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, Beijing, 4 al 15 de septiembre de 1995 FAO. El estado mundial de la agricultura y la alimentación 2010-2011. Las mujeres en la agricultura. Cerrar la brecha de género en aras del desarrollo. Roma: 2011 Instituto Nacional de las Mujeres. La participación política de las mujeres en puestos de toma de decisiones 1949-2007. 1.ed. San José: Instituto Nacional de las Mujeres, 2007 INAMU – Ministerio de Hacienda-Embajada de España-Equitativos. El análisis de género. Curso: Hagámosle números: Presupuestos Justos. Primera Edición Tema: 5, Una realidad común, vista desde el espectro de género. Presentación en Power Point
190
INAMU. Mujeres Trabajadoras y Empresas: Algunas Estadísticas Iniciales. San José: Instituto Nacional de las Mujeres, 2008. INFOCOOP. III Censo Nacional Cooperativo. Año 2008. Cooperativismo en Costa Rica. San José: setiembre de 2008
Estado
del
INFOCOOP. Plan Nacional de Desarrollo Cooperativo. Documento de estudio. San José: Comisión Coordinadora del Plan Nacional de Desarrollo Cooperativo, IV Congreso Nacional de Cooperativas Ministra de la Condición de la Mujer Costa Rica. Balance del Estado de Costa Rica Plataforma de Acción de Beijing. Logros y Desafíos. Cuarta Conferencia Mundial Sobre la Mujer. Costa Rica, 1995 -1999 Proyecto Estado de la Nación. Estado de la Nación en Desarrollo Humano Sostenible Sétimo Informe 2000. San José: Proyecto Estado de la Nación, 2001 Proyecto Estado de la Nación. Aportes para el análisis de las brechas de equidad entre los géneros: insumos para su medición. San José: Proyecto Estado de la Nación, 2002. Unión Nacional de Cooperativas Fundada por Mujeres (UNIMUJERES R.L.), documento divulgativo, mimeo Universidad Nacional. Diagnóstico Institucional. Relaciones de Equidad entre Mujeres y Hombres en la Universidad Nacional. Heredia: Facultad de Filosofía y Letras-Instituto de Estudios de la Mujer, marzo 2008
DISCURSOS Discurso del Presidente de la República Luis Alberto Monge. En: Consejo Nacional de Cooperativas. Tercer Congreso Cooperativo Nacional. Resoluciones aprobadas. San Isidro de Coronado, 1983 Intervención de Hilda Avalos, Presidenta del Junta Directiva Nacional del BPDC, Foro: Democracia Paritaria entre hombres y mujeres en Costa Rica, Memoria del Foro, 12 de noviembre de 2004
PERIÓDICOS Y REVISTAS Aporte de APROMUJER en el desarrollo del género dentro del Movimiento Cooperativo. Revista APROMUJER, N.27, 1995 1
Boletín Informativo del Conté Nacional de las Mujeres Cooperativistas, San José, febrero de 2011, p.7 191
Boletín Informativo del Comité Nacional de las Mujeres Cooperativistas, San José, setiembre de 2011, p.3 Boschini, Ileana. La Comisión Permanente de la Mujer. San José: Revista Plataforma Social N.5, Asamblea de Trabajadores y Trabajadoras del Banco Popular y de Desarrollo Comunal, noviembre de 2003, p.22 Centro Nacional para el Desarrollo de la Mujer y la Familia. ¿Cuál es el rumbo de la Ley de Igualdad Real? En: Revista APROMUJER, N.6, 1989 Hoja Obrera. 6 de Julio de 1910, p.2. Citado en: Mario Oliva. Artesanos y obreros costarricenses. 1880-1914. San José: EUNED, 2006 Mora A., Johnny. “El cooperativismo y la creación de oportunidades. Para Marta Castro esto es lo principal.” En: INFOCOOP. Revista Identidad N°3. San José: diciembre de 2006 Mora A., Johnny “La lucha contra la pobreza desde la parcela hasta el turismo sin fronteras. El caso exitoso de COOPESILENCIO R.L.” En: INFOCOOP. Revista Identidad N°3. San José: diciembre de 2006 Mujeres se abren espacio. La Prensa Libre, 23 de abril de 1993. Revista APROMUJER, N.6, 1989, p.7 Revista APROMUJER, N.13, 1991, p.9 Revista APROMUJER, N.19, 1993, p.7 Revista APROMUJER, N. 23, 1994, p. 4 Revista APROMUJER, N.24, 1994, p.6 Revista APROMUJER N.24, 1994, p. 10 Revista APROMUJER, N. 27, 1995, p.5 Revista APROMUJER, N.27, 1995, p.12 Revista APROMUJER N°53. Heredia: 2012, p.10-11 Revista DIÁLOGO COOPERATIVO REGIONAL N.3, CCC-CA, San José, 1991, p.p.2-3 Soto Cabrera, Tatiana. Magia de mujer. San José: APROMUJER, 1990
SITIOS WEB UNICEF: Igualdad de género http://www.unicef.org/spanish/gender/3984_bigpicture.html
The
Big
Picture
(2004).
http://www.co-op.ac.uk/our-heritage/national-co-operative-archive/collections/co-operative-womens-guild/ http://www.dhr.go.cr/menu_inicio/mujer.html
192
ANEXOS
193
La mujer ha estado desde siempre en el cooperativismo. Una entrevista sobre las oportunidades, la inclusión y la participación social... Entrevista sostenida con Patricia Jiménez, ex Directora Ejecutiva del INFOCOOP y Marta Campos, precursora del movimiento de mujeres cooperativistas, gerente de COOPEMUPRO R.L. y presidenta de APROMUJER. ¿Cómo fueron los inicios, estaba el tema de la inclusión social en los comienzos de la incorporación de la mujer, en el cooperativismo? Marta Campos: El surgimiento del movimiento de mujeres dentro del cooperativismo, tuvo una importante influencia foránea. Esa idea no fue nacional. Nosotras nos apuntamos, en algunos casos, por necesidades económicas de la base, pues sentíamos un vacío, que las compañeras no tenían acceso a recursos, que necesitaban capacitación especializada en el tema de género y que allí había una oportunidad. Habíamos pensado, a raíz de la formación de APROMUJER, sobre la necesidad de formar un Comité Nacional de la Mujer Cooperativista. De hecho, cuando la ACI empezó con eso, ya en Costa Rica estaba constituido el comité. Patricia Jiménez: Un grupo de mujeres cooperativistas: Mireya Jiménez (q.d.D.g.), Marta Campos, Ivette Jiménez, Patricia Segura, en uno de los Congresos Cooperativos en la Universidad de Costa Rica, planteamos un acuerdo, ya cuando la gente estaba cansada, asunto que fue planeado estratégicamente, para que se constituyera un Comité de Mujeres Cooperativistas y unánimemente, se aprobó. Marta Campos: Cuando la ACI vino a constituir todos los Comités de Mujeres Cooperativistas en Centroamérica, ya en Costa Rica estaba constituido. Hay que decir que, so pretexto del tema de género, se han recibido muchos recursos. El Movimiento Cooperativo recibió muchos recursos que en alguna época, se utilizaron en comprar computadoras, en pagar consultorías, se utilizaron menos en llegar a las mujeres, algunos de esos recursos se desvirtuaron. Una vez que el Comité Nacional se crea, se produce una evolución, la cual se debe reconocer; no ha sido del todo como la concebimos en un principio. Al inicio, tenía como función representar y defender los intereses de las mujeres, después se produjo una pelea de liderazgos, vinieron y se fueron personas, hasta convertirse en lo que es hoy día, un Comité que creemos, no cumple su misión original a cabalidad. Esa no era la idea, la idea era que más bien, sirviera como factor 194
integrador y para que las mujeres pudieran participar, en igualdad de oportunidades, con los hombres del Movimiento Cooperativo. ¿En esos inicios, como se veía el tema de inclusión social y cooperativismo? Patricia Jiménez: Yo creo que tal vez, no tenía vigencia como hoy, la terminología sobre inclusión social, lucha contra la pobreza, etc. Detrás de nuestros esfuerzos, se aspiró a una mayor participación organizada en la cúpula del Movimiento Cooperativo, por parte de las mujeres. En la historia, las féminas siempre hemos estado en el Movimiento Cooperativo, sin embargo, no se nos visibilizaba. ¿Cuál es el aporte de las mujeres?, ¿qué podemos hacer?, ¿por qué aspirar a ser parte del CONACOOP? Todo este tipo de análisis tenía lógica, si pretendíamos mejorar la calidad de vida de la mujeres, mayores ingresos, visibilizar el aporte a la economía social. Ese fue un poco el trasfondo, no manejándolo en términos de la inclusión social, pues no eran los términos del momento. Marta Campos: Pero además, el proceso estaba enmarcado en la actitud nacional, que se vivía en ese momento. Recordemos que se discutía también, la Ley de Igualdad Real de la Mujer, los movimientos feministas estaban muy en su apogeo, estamos hablando de esa época, cuando había claras luchas por la igualdad. Inclusive, en esa época, si no me equivoco, las mujeres del movimiento sindical empezaron a interesarse por la participación. En el Movimiento Cooperativo, nosotras logramos que fuera una política la búsqueda de la equidad de la mujer dentro del cooperativismo, a través de un acuerdo de congreso. A partir de ese momento, por ejemplo, el CENECOOP aprobó un reglamento donde se prohibía el uso del sexismo en el lenguaje, la CCC-CA aprobó un reglamento en contra del hostigamiento sexual. Surgieron algunas cosas interesantes en favor de la mujer, a raíz de ese acuerdo. Entonces, más que nada, perseguíamos visibilizar y hacer respetar los derechos de las mujeres. Patricia Jiménez: Esto coincide también con la toma de conciencia, en el ámbito mundial, sobre la situación de las mujeres. Hay un marco internacional que se gesta y aquí, no somos ajenas a ese proceso. Por supuesto, no tuvimos las puertas abiertas de todo el movimiento, pero sí contamos con algunos apoyos, por ejemplo, en CONACOOP. El acuerdo del congreso fue estratégico para ese fin, y así lo visualizamos, ahí en las mesitas de la Universidad de Costa Rica.
195
¿Cuándo empieza a tener claridad el sector femenino de su papel, en lo que respecta al tema de la lucha contra la pobreza? Marta Campos: El tema de la lucha contra la pobreza ha sido desde el principio, porque una de las razones por la cuales las mujeres se organizan, en una cooperativa, es precisamente, para incorporarse a la producción y para resolver problemas de tipo económico. Lo hacen por necesidad y pretenden tener un ingreso para su familia. En el momento cuando una mujer entra en la cooperativa, lo hace por esa razón, yo no creo que ninguna cooperativista se haya asociado sin tener en cuenta esa necesidad. La cooperativa va a prestar un servicio que se necesita y que, a través de su organización, va a satisfacer, en alguna medida, ese requerimiento. Este objetivo ha estado siempre, tras la creación de las cooperativas. Además, tenemos que ver que para la mujer es una herramienta de trabajo y una herramienta de desarrollo personal. A muchas mujeres, el estar en una cooperativa, les ha posibilitado desarrollarse, tener acceso a becas de estudio, tener oportunidades de viajar. ¿Qué es lo que van logrando? Pues, su desarrollo individual. Las cooperativas de mujeres siempre han estado allí, porque si vamos a COOPEARFE, tiene veintiocho años. Cuando nosotras nos formamos, ya estaba COOEPARFE, COOPESANTAFE; se empieza a dar un surgimiento más agresivo de cooperativas de mujeres, posibilitado además, por una mayor participación de la mujer en el contexto nacional. Se empezaron a organizar actividades que no se habían hecho antes, en el Movimiento Cooperativo: los encuentros de mujeres gerentes, los encuentros de mujeres de Consejos de Administración, de Comités de Vigilancia, y los de mujeres de Comités de Educación. Patricia Jiménez: Es importante mencionar el tema de los proyectos productivos de la mujer. Estos siempre han existido. Las mujeres siempre hemos estado incorporadas productivamente, en el Movimiento Cooperativo. En el caso de las cooperativas agrícolas, donde los hombres eran los asociados, su esposa y familia participaban por igual. Entonces, esa mujer participaba pero no era visible en la lista de asociados. Ese era uno de nuestros objetivos, visibilizar el trabajo de la mujer. Marta Campos: El Movimiento Cooperativo no es ajeno a la sociedad como un todo, el hecho de que la mujer estuviera invisible, era también porque estaba 196
invisible dentro de la sociedad. El ligamen con la actividad productiva, le da un peso tan importante al Movimiento Cooperativo Femenino, tan diferente a la actividad que puede realizarse en el sindicato. Recordemos que tenemos actividades empresariales, no es solo un movimiento reivindicativo. Patricia Jiménez: Las cooperativas de maquila en los años 80 y 90, tenían un gran peso económico. Contábamos con casi veinte cooperativas de ese tipo. ¿Qué ventajas tiene el cooperativismo, para impulsar la lucha contra la pobreza, por promover la inclusión social? Marta Campos: Una de las ventajas del cooperativismo consiste en la oportunidad de acceder un crédito. Las mujeres tienen grandes dificultades en el sistema financiero nacional, para acceder a un crédito, lo primero que le piden es fiadores y no tienen garantías. La ventaja de acceder crédito a través del INFOCOOP, es porque se flexibiliza mucho el sistema de garantías y otros requisitos. Hay mujeres que pueden tener un excelente proyecto, no obstante, en la banca es difícil conseguir recursos. Las mujeres no pueden desarrollar proyectos fuera del marco cooperativo, porque una de las principales limitaciones es el acceso al crédito. Entonces, a través de una cooperativa y a través del INFOCOOP, esa dificultad ya no existe. Podemos haber durado nueve meses en tramitar un crédito, pero se logró. Ahí está la diferencia. Esa es una ventaja, otra puerta abierta, una posibilidad muy grande. Otra ventaja, el acceso a la capacitación, a la organización, la asistencia técnica, hay muchos mecanismos de apoyo al desarrollo de las cooperativas. Por ejemplo, algunas asociadas, con diez años de tener una soda, hasta ahora tuvieron la oportunidad de tener acceso a un microcrédito. ¿Antes en manos de quién, estaban las microempresarias?, pues de los prestamistas, de los usureros. Para mí esa es la principal ventaja, el acceso al crédito y la facilidad para poder capacitarse. Patricia Jiménez: Me parece que la organización cooperativa permite que la mujer vaya tomando conciencia, de su ser como tal. Eso inmediatamente, por su naturaleza, va creciendo y lo irradia en su familia. Tenemos mejor calidad de vida, no solo en términos económicos, sino con la calidad de vida como tal; y eso permite visibilizar otras oportunidades de incursionar en la esfera productiva. La participación abre otros mundos, otras posibilidades y entonces, visibilizo acciones económicas. 197
Marta Campos: El Movimiento Cooperativo permite el desarrollo integral del ser humano y por lo tanto, aporta al desarrollo de mi familia y mi comunidad. Ahora bien, no todo es color de rosas, sobre todo en lo que respecta al soporte de las instituciones, para el fomento de las cooperativas. Entiendo que las instituciones no son culpables de las cosas que hagan las personas. Así, uno reflexiona y hace planteamientos que rozan con la lógica de algunos dirigentes, por más incómodos que se sientan. Alguna vez, se me argumentó que los macro proyectos eran la prioridad; estamos hablando de los proyectos de Atirro, de la región sur, COOPEMEP. Yo respondí: “Está bien, pero dejen un pedacito para los micro proyectos de mi cooperativa." Patricia Jiménez: esto tiene que ver también, con la concepción de lo que queremos nosotras las mujeres. Queremos que nuestro crecimiento personal vaya a la par de nuestro crecimiento económico. Creo que hoy somos más conscientes y responsables, acerca de lo que realmente necesitamos. Si una compañera necesita dos millones para mejorar su negocio, ¿para qué va a pedir seis millones? Esto es realmente una cadena, no se trata sólo de que una compañera necesita dos o seis millones, tiene que ver, más bien, con las políticas institucionales. Políticas de INFOCOOP y del Movimiento Cooperativo en general. No estoy en desacuerdo con que se le dé dinero a COOPEALIANZA, COONATRAMAR, COOCIQUE etc. Estas son también empresas cooperativas y debe fortalecerse su acción. Incluso, en la perspectiva de la gran empresa, se trata de créditos pequeños para ellas. Sin embargo, no podemos atender estas y dejar desatendidas aquéllas. Se necesita una política equitativa y de integración. ¿Por qué cuestionamos que una cooperativa pequeña necesita dos o cinco millones? Algunos podrían decir: "¿Qué va a hacer con eso esa cooperativa?, ¿cuál problema económico va a solucionar?” Sin embargo, el comprar una cafetera, una máquina de coser, una computadora, poner una mesa más para atender a los clientes, puede significar mucho para una pequeña empresa. Esa visión social se está perdiendo. ¿Cuál es mi discurso en el INFOCOOP y en otros lugares, apenas tengo la oportunidad?: La política de atención equitativa se debe aplicar, sobre todo, en INFOCOOP. Hemos perdido el sentido, de por qué existen las instituciones y cuáles son los fundamentos del Movimiento Cooperativo. Nuestro fundamento es el ser humano, ese es el centro de nuestra acción. No podemos medirlos a todos por igual. No puedo medir de la misma forma a la cooperativa Dos Pinos, que a la larga, lo que necesita son cinco millones de dólares, en comparación con COOPEMUPRO, por sus necesidades específicas. Cada día temo más, que ese 198
sentido social que caracterizó al cooperativismo se esté perdiendo. Yo puedo entender aunque no lo acepto, que para un funcionario de una institución financiera resulta más fácil manejar un crédito alto. Esa es la lógica de la gran banca. Evidentemente, el analista de crédito sabe que una gran cooperativa tiene con qué hacer frente a ese crédito. Así, no se complica mucho, pues tiene respaldos, tiene activos con los cuales hacer frente a esa deuda, pero además, ese analista acude a esa cooperativa, y lo atienden en una oficina con aire acondicionado, le dan un cafecito, lo tratan de una manera especial. Si pide los estados financieros, los tiene inmediatamente, si pide una certificación o una personería jurídica, lo mismo. Cuando vienen miembros de una cooperativa pequeña, señores que tuvieron que salir de madrugada, que no tienen qué comer, que sus ingresos mensuales son en promedio de treinta a cincuenta mil colones, cuando mucho, en este caso no se cuenta con estados financieros certificaciones o personería. El analista debería sentarse con este grupo humano y responsablemente, trabajar la solicitud de crédito. Pero, le resulta más rentable y menos complicado, si trabaja con una cooperativa grande. Marta Campos: Sin embargo, yo creo que en instituciones como INFOCOOP, los problemas no dependen solamente del analista. Entre los técnicos se encuentra gente muy capaz, y yo pondría mis manos en el fuego por algunos de ellos. ¿Cómo ven en la actualidad, la incorporación de la mujer en el Movimiento Cooperativo? Marta Campos: Bien, con optimismo. Es un elemento que fortalece al Movimiento Cooperativo. Engrandece a este movimiento. Pienso que se debe mejorar la organización, pero está bien, juega un papel importante. Hay una gran experiencia que hay que aprovechar. Creo que la mujer cooperativista ya está posicionada y no hay marcha atrás. Patricia Jiménez: Ya no asusta que una mujer se lance a la presidencia de un consejo de administración. Hay una mayor aceptación en este tipo de acciones. Que exista una gerente en una cooperativa, implica un avance en materia de inclusión social. Sería muy interesante sistematizar, hacer un análisis de este tipo de casos. Siendo muy objetiva en el análisis, y sin que se me malinterprete, sabemos de casos de cooperativas que han estado en manos de hombres, han entrado en crisis, y en manos de la mujer, han dado un vuelco y se han convertido en proyectos exitosos. 199
Marta Campos: Hay también nueva legislación que ayuda. Aunque algunas personas dicen que las cosas se deben hacer, no por decreto sino por conciencia, pero la legislación ayuda. Si no hubiera sido por ley, en el Banco Popular no habría actualmente, mitad y mitad de hombres y mujeres en puestos de responsabilidad. Esto posibilita a la mujer posicionarse y llegará el día, cuando la sociedad no necesite este tipo de leyes o decretos. Patricia Jiménez: La realidad de la pobreza se vive diariamente, en el Movimiento Cooperativo, no es un hecho aislado. Tenemos cooperativas donde tienen membrecía, que pasa días sin comer. Esa es nuestra realidad. Cuando alguien tiene ingreso de treinta o cincuenta mil colones, ¿qué significa eso? Eso significa que tienen hambre, y no se trata de casos excepcionales. Nuestro cooperativismo no es sólo Dos Pinos, pues tenemos esas realidades, por ese motivo, nuestras políticas deben ser inclusivas. Para algunas de esas familias de cooperativistas, un ingreso como el que tenemos los que trabajamos en un organismo cooperativo, puede constituir un verdadero capital. Es posible que algunos gasten en una noche esos treinta mil colones, que son el ingreso de esas familias. Carecemos de la debida sensibilidad, para reconocer que en nuestro movimiento, vivimos este tipo de situaciones. Yo les digo a los funcionarios que si van a una cooperativa de estas, y les dan almuerzo, tienen que saber que al día siguiente, los hijos de los cooperativistas no van a tener qué comer. ¿Cómo hacer más efectivo el impacto del cooperativismo, ante este tipo de situaciones? Marta Campos: Pienso que debemos ser capaces de dar cumplimiento cabal, a los principios y valores que nos caracterizan. Creo que no debemos dejar más, que el cooperativismo se aparte de su fundamento ideológico y filosófico. La única forma de ser efectivos en este campo, es teniendo en cuenta, a la hora de la verdad, cuál fue el origen y por qué surgió el cooperativismo. Nuestro impacto debe ser no solamente económico, sino sobre todo social. Patricia Jiménez: Comparto totalmente ese planteamiento, pues me parece que la parte social se ha venido paulatinamente perdiendo. El por qué es que nos agrupamos y nos identificamos como modelo cooperativo. Primero hay una necesidad humana, que tiene que ver con las necesidades del ser humano y la satisfacción de esas necesidades. Creo que la identidad cooperativa en este aspecto, resulta decisiva.
200
¿Por qué apoyamos el surgimiento del movimiento de las mujeres cooperativistas? Entrevista con Rodrigo Mora Alfaro264 ¿Cómo se podía caracterizar la posición de apoyo asumida por CENECOOP R.L. con respecto del cooperativismo femenino, en el período que usted dirigió esa organización? Fundamentalmente, nuestro apoyo era una manifestación de nuestra gran admiración, hacia la persona de doña Marta Campos, a sus esfuerzos y sus luchas, y a su llamado por hacer algo más por el cooperativismo femenino. En el nivel internacional, eran momentos también cuando había mucho interés, para que se apoyara el Movimiento Cooperativo femenino. Nosotros manejábamos una relación muy intensa con los movimientos cooperativos suecos, italianos y canadienses. Era muy importante que la mujer dejara de ser un lema vacío, para convertir en una realidad, su desarrollo socioeconómico a lo interno del cooperativismo.
¿Cuál es su visión, sobre el proceso de organización de la dirigencia femenina en ese entonces? Doña Marta, una mujer que había luchado por capacitarse, proveniente de las zonas bananeras, específicamente de Sarapiquí, y quien logró evolucionar para convertirse en una mujer dueña de su destino, realizó esfuerzos para unir a otras compañeras, a quienes también debo mencionar necesariamente. Me refiero a lideresas como Patricia Segura, Mireya Jiménez, Ivette Jiménez, entre otras. A la par de este núcleo, fueron surgiendo otras dirigentes motivadas por la lucha y el ejemplo, iniciados en la persona de doña Marta. Esto la llevó a incorporar en su lucha tanto a mujeres intelectuales provenientes de las universidades, así como de las cooperativas más desarrolladas del país. Paulatinamente, algunas mujeres fueron ocupando posiciones de alto nivel, por ejemplo, en las cooperativas de ahorro y crédito. Así se fue conformando un grupo importante de acción, el cual fue creciendo con el ejemplo de estas lideresas pioneras.
264
Ex Director Ejecutivo de CENECOOP R.L. Actualmente, Presidente de COOPRONARANJO R.L.
201
¿Hubo aliados que colaboraron con este proceso? Tanto don Rodolfo Navas como este servidor, entendimos que era muy importante, apoyar estos esfuerzos del grupo liderado por doña Marta y así, CENECOOP R.L. puso a la disposición todos los sistemas de movilización posibles y el financiamiento, para el desarrollo de acciones en la zona sur y norte, Limón, Guanacaste y el área central del país. Así fueron surgiendo lideresas en todas las comunidades y regiones. Esto permitió entonces, que estas mujeres pasaran a ocupar posiciones de lucha en las cooperativas de cada región. CENECOOP R.L. siempre estuvo dispuesto a ayudar a la formación y capacitación de estas mujeres, tan es así, que dispusimos la contratación de doña Marta como Directora Académica y desde allí, muchas mujeres pudieron incorporarse en el cooperativismo y sus estructuras, con capacidad y conocimientos. Se desarrollaron programas intensos de capacitación de mujeres, contando con el apoyo del INA que fue un factor de apoyo importante, así como de las universidades, tanto la Nacional como la de Costa Rica. ¿Cómo se da la participación de la mujer, en una empresa cafetalera como donde usted es presidente? Es muy interesante esta pregunta, porque de hecho, el cooperativismo se caracteriza por una apertura democrática en todas sus decisiones, en apego a los principios de participación. En nuestra empresa siempre ha habido una representación femenina, sin embargo, hay situaciones muy claras donde la mujer se ve frenada, debido a sus obligaciones en el hogar y otras tareas similares, que les dificulta la participación más directa en la cooperativa. Yo he sido siempre partidario de la capacitación y formación de las mujeres, para que puedan desenvolverse mejor en una empresa de productores como la nuestra. Se hicieron esfuerzos en el pasado, sobre todo en la etapa cuando el movimiento femenino cooperativo tenía el sello de doña Marta y el grupo de mujeres, quienes la rodeaban. En nuestra cooperativa se hicieron en ese momento muchos esfuerzos, para que la mujer se capacitara y pudiera tener una mejor participación en las decisiones de la empresa. En los últimos años, esto había decaído. Ahora estamos retomando este esfuerzo, para formar a mujeres que tienen toda la capacidad para integrar los órganos de dirección de la empresa.
202
¿Qué opina usted, con respecto a la participación paritaria, es decir, 50% de hombres y 50% de mujeres, en los organismos de dirección de las cooperativas? Yo pienso que esta intervención legal, no está acorde del todo con la filosofía del cooperativismo, sin embargo, si es una manera o la forma para que la mujer, con condiciones y capacidades para ser dirigente, asuma posiciones de decisión en las cooperativas, yo estoy dispuesto a que se adopte una disposición legal en este sentido. No obstante, creo que la mujer tiene que capacitarse más. Simplemente, por un motivo legal no basta para ocupar un puesto, sino por sus condiciones, capacidades y conocimientos En nuestra empresa, ciertamente, hay muy pocas mujeres como dirigentes, pero hay un número bastante pertinente en la Asamblea como delegadas, quienes perfectamente, podían formar parte del consejo o de los comités, con capacidad, conocimiento y condiciones para responder a la responsabilidad de estar en un ente como COOPRONARANJO. Yo espero en Dios, que en el futuro haya muchas mujeres formando parte de nuestros Comités y Consejo de Administración. ¿Cómo ve usted el futuro del Movimiento Cooperativo femenino? Hubo una etapa muy efervescente en el Movimiento Cooperativo femenino, muchas instancias se despertaron con muchos esfuerzos, en torno al grupo liderado por doña Marta y otras mujeres, quienes fueron precursoras en esta lucha. Sin embargo, pienso que hasta cierto punto, se ha llegado a una etapa de confort, y esto lo digo con sumo respeto y sin tener un conocimiento profundo, porque yo he estado alejado de la dirigencia nacional en todos sus aspectos; sólo opino por lo que observo y noto, porque me parece que la mujer dentro del cooperativismo es sumamente importante, no solamente, por sus aspectos morales sino por la condición que tiene de servir y ser una excelente organizadora, con importantes capacidades para divulgar el mensaje cooperativo. Lo experimenté hace muchos años, en una gira a Suecia, en donde se formaban círculos de estudio, en las barriadas de influencia de la cooperativa y se daban cursos de capacitación a las mujeres, en los distintos aspectos de su accionar en la vida cotidiana, pero se llevaba a su vez el mensaje cooperativo, con lo cual la participación y la decisión de las mujeres de formar parte de la dirigencia, se hizo sumamente efectiva. Creo que en Costa Rica, debemos volver a esa clase de acciones.
203
El apoyo de CONACOOP al cooperativismo femenino Entrevista con Rigoberto Sánchez 265 ¿Qué situación al asumir en CONACOOP heredó usted, en relación con el cooperativismo femenino? En los tres años y medio, en que he sido Secretario Ejecutivo, luego de un acuerdo que proviene de uno de nuestros congresos, se le da el mandato al CONACOOP, para establecer una política en relación con la mujer cooperativista. Se conforma el Comité Nacional de la Mujer Cooperativista, el cual hasta el momento, no ha contado con el tratamiento formal, como corresponde al tema de la mujer cooperativista. Prácticamente, este comité nunca fue reglamentado ni tratado con la formalidad que amerita por parte del CONACOOP, sin responder esto al espíritu del acuerdo del citado congreso. Por ese motivo, su situación quedó realmente tambaleante. El CONACOOP ha decidido darle un tratamiento verdaderamente serio al tema de la mujer, partiendo de una visión estratégica y por ello, retomamos este tema luego de hacer una serie de análisis. Sin entrar a analizar aspectos políticos, sino solamente desde la perspectiva técnica, creemos que el espíritu del acuerdo de ese congreso, fue dar un tratamiento cabal y fundamentado al tema de la mujer. Desde la perspectiva de la normativa, el CONACOOP debe funcionar con base en la organización de tres sectores fundamentales, es decir, el sector agrícola industrial, el sector autogestionario y lo que se conoce como el sector de las demás cooperativas; esa es la composición del sector cooperativo en la perspectiva del CONACOOP. Además, se presenta el tema de las uniones y federaciones, el cual tiene un tratamiento especial, en la estructura de nuestra organización. El tema de la mujer es tratado de una manera transversal y así, cada uno de los sectores que conforman CONACOOP, debe decidir cuál es el tratamiento que pretende dar al tema de la mujer. Es decir: ¿cómo vamos a crecer en liderazgo?, ¿cómo vamos a propiciar la participación de la mujer, en los puestos de la toma de decisiones, si es que de verdad vamos a ser equitativos con la participación de la mujer en esos campos? Esto lo resolvemos hombres y mujeres de los sectores, entonces, nuestra dirigencia tiene que ponerse a estudiar y analizar el aporte importantísimo, que han dado las mujeres dirigentes del 265
Secretario Ejecutivo del CONACOOP
204
cooperativismo y, por lo tanto, cómo es que procedemos a aplicar una visión equitativa en nuestro sector. ¿Cuál considera usted que ha sido este aporte? El aporte de la mujer ha sido importantísimo, ha sido maravilloso. Nosotros nos hemos encontrado con mujeres, quienes han dado sus luchas en la búsqueda de espacios en el cooperativismo. Podemos hablar de muchas mujeres, como es el caso de doña Marta Campos, quien fue una de las más destacadas luchadoras por la participación de la mujer, en los órganos de dirección del Movimiento Cooperativo. También, está el caso de doña Mireya Jiménez (q.d.D.g.), tenemos también a la presidenta de la CPCA, doña Marta Castro, mujer insigne. No se puede cuestionar en lo más mínimo, su capacidad como dirigentes y su experiencia valiosísima, y así lo demuestran las organizaciones que estas mujeres representan o han representado, donde han dejado una estela de trabajo y talento. ¿El cooperativismo ha reconocido ese aporte? Yo creo que más bien, el cooperativismo ha sido un poco mezquino, porque aún cuando hablamos de que hay que buscar la equidad de género en el movimiento, creo que los hombres hemos estado en deuda con las mujeres, para reconocer ese tipo de méritos. La mujer no solamente ha fortalecido al cooperativismo femenino, sino que le ha dado mérito y gloria al sector cooperativo en su conjunto. ¿Y la representación actual de la mujer, en el CONACOOP? Hay una excelente representación en el plenario, independientemente de los porcentajes de representación que son hoy, sustancialmente más altos que en el pasado. ¿Cuáles son las políticas del CONACOOP con respecto a la mujer? Me parece que la dirigencia actual tomó las cosas más en serio: el plan estratégico que hemos elaborado, nos conduce a establecer políticas del CONACOOP, en un amplio sentido de la palabra, pues hasta la fecha, no se tenía definido qué querìamos hacer, con el fin de incrementar el número de cooperativas en las escuelas y los colegios. Por ejemplo, no tenemos políticas para definir cómo queremos crecer en el cooperativismo, no tenemos políticas para determinar cómo se va a apoyar financieramente a las cooperativas de nuestro país y esto ocurre también, en el caso de las mujeres. Necesitamos una 205
política clara, tendiente a establecer cómo queremos que estas mujeres se inserten no solamente, en las instancias de toma de decisiones, sino en el desarrollo completo del movimiento. Entonces, ante este vacío, entramos en la necesidad de hacer una revisión, de lo que pasó en los cuarenta años que ya tiene el CONACOOP, y empezar con base en un plan estratégico, a definir políticas y estrategias que el Movimiento Cooperativo tiene que seguir. En este sentido, cabe señalar que no existe una política clara que diga cómo vamos a incorporar a la mujer en el cooperativismo, en cuáles términos, para que bajo ese esquema se siga funcionando. No existe esa política y estamos en la tarea precisamente, de establecer esa política. ¿Cómo se ha producido la aplicación de los acuerdos de los congresos, desde esa perspectiva, pues en estos, el tema de la mujer aparece por todos lados? Voy a ser un poco más amplio, pues no solamente, se habla del tema de la mujer sino del tema de la juventud, del desarrollo local, etc. A mí me parece, que el tema de los congresos ha sido, si se quiere, bastante romántico. Hacemos una gran reunión, convocamos a la base y aprovechamos la ocasión para desahogarnos, todos opinamos y decimos qué es lo que queremos. Lo que pasa es que después, a la hora de plasmar los acuerdos de los congresos con una visión estratégica, fallamos como organizaciones. Nunca hicimos esa tarea. Eso se dejaba a la inspiración de quienes en cada momento, estaban dirigiendo la institución. Nosotros queremos evolucionar hacia una nueva dinámica, donde los planes operativos respondan a planes estratégicos, y esperaríamos que en cinco años, podamos evaluar los avances en el cumplimiento de esta estrategia. Ya estamos tratando el tema de mujer, en el plan operativo del CONACOOP y aspiramos a establecer políticas pertinentes, para dar un tratamiento adecuado a este tema. Existe una serie de organismos de mujeres no solamente, el Comité nacional de la Mujer. Existe UNIMUJERES R.L., una asociación privada como APROMUJER y múltiples organizaciones cooperativas de las mujeres. ¿Qué vínculo se da entre CONACOOP y este tipo de organizaciones? Precisamente, es urgente que en la definición de políticas, coincidamos con las aspiraciones de los grupos de mujeres ya existentes. En CONACOOP siempre 206
estamos anuentes a juntarnos con los grupos organizados de las mujeres, para llegar a establecer esas políticas. Sin embargo, no solamente las mujeres, tenemos que incorporarnos también los hombres, porque los hombres tenemos también mucho que opinar, acerca de cómo generar esos espacios para la participación de las mujeres. Tenemos excelentes relaciones con el Comité Nacional de la Mujer Cooperativista, se le ha brindado apoyo económico y hay recursos dirigidos a la mujer; el mismo Plenario del CONACOOP, en el año 2008, estableció que se diera ese apoyo material a las organizaciones de mujeres. Lo que pasa es que no existe una normativa legal, orientada a establecer cómo vamos a entregar y cómo vamos a disponer de esos recursos. Eso no significa que no lo hayamos hecho en los últimos tres años, no obstante, sin contar con sustento legal. Hemos definido que sí hay un presupuesto destinado al apoyo al CNMC, debemos partir de ahí, para apoyar no solamente lo que tiene que ver con el Comité, sino también con otros grupos que se relacionan con el tema de la mujer. ¿Cuál es su opinión personal, sobre el tema de la paridad en los órganos cooperativos? Con respecto al Proyecto de Ley de paridad, viéndolo como participación de la mujer, me parece importante. Yo estaría de acuerdo con el 50/50 de participación, pero como las cooperativas, al fin y al cabo, son empresas privadas, con su autonomía, ellas poseen mecanismos para acogerse o no a ese 50/50, y de acuerdo con lo analizado por ellos, en materia de crecimiento de sus empresas y otros factores, proceden cada una de ellas con plena soberanía. Sin embargo, si tenemos mujeres y hombres preparados, yo estoy absolutamente de acuerdo y lo veo como muy importante, aplicar el 50/50. ¿Por qué usted ve este tema tan importante? A la hora de tomar decisiones y de dirigir, hay bastantes elementos que son mucho más favorable para las mujeres y, eventualmente, más desfavorables para los hombres. En otros temas, habrá más fortalezas para los hombres que para las mujeres, entonces al establecer una paridad, lo que hacemos es un complemento de esos desequilibrios -por llamarlos de alguna manera- que podríamos tener entre hombres y mujeres. Que esas ventajas y desventajas existen, es una realidad. ¿Cómo ve usted el futuro del movimiento femenino cooperativo?
207
Yo soy muy optimista, lo veo en un proceso de crecimiento, siempre y cuando, sigamos sentando las bases. Las primeras bases ya se sentaron por acuerdos de congresos y otras decisiones. Entonces, lo que tenemos que hacer hoy en día, es empezar a volver operativas esas decisiones y en ese proceso, tenemos que buscar la convergencia entre los hombres y las mujeres. Pero en general, yo lo veo muy positivo. Creo que el movimiento y específicamente, en el CONACOOP, no hay una participación tan reducida de mujeres, como en el pasado. En estos últimos diez años, hemos avanzado en el tema de participación de la mujer.
208
Pasado, presente y futuro del cooperativismo femenino en Costa Rica Entrevista con Rodolfo Navas Alvarado266 Hay una etapa, cuando la organización de la mujer cooperativista era totalmente incipiente. ¿Cómo caracterizaría usted, ese primer momento en que UNACOOP R.L., CENECOOP R.L. y CONACOOP abordan el tema de la mujer? En realidad, esto tiene nombres y apellidos. Aquí, la que planteó al tema de género en su origen en UNACOOP fue Marta Campos, cuando apenas asumía la coordinación de los servicios de educación y capacitación desde esa unión. El preámbulo de lo que después fue CENECOOP, en realidad tiene dos orígenes, uno estatal, que es cuando estaba en INFOCOOP y se impartían unos cursos informales muy esporádicos, sin ninguna formalidad más allá de la que podía existir cuando un funcionario era el encargado de educación y capacitación. La organización que comenzó a incursionar rápidamente, en educación y capacitación fue la UNACOOP. Allí se incorpora Marta Campos como funcionaria, quien provenía de los bananales de Río Frío, pues de allí venía Marta, de ningún otro lado, sin preparación pero con un espíritu de lucha indomable. Cuando el anterior director de ese departamento, Ricardo Sancho, se fue, entonces esa posición la asume Marta. Ella es quien plantea el tema del género en el cooperativismo y, al principio, honestamente, lo veíamos casi como un capricho de doña Marta, que nosotros respetábamos. Sinceramente, no había mayor conciencia y esto era muy del género masculino, todas las decisiones y todos los organismos estaban en manos de hombres. Esporádicamente aparecía una compañera sentada en algún Consejo de Administración, pero la conciencia de género en el Movimiento Cooperativo no nació espontáneamente, sino como producto de la labor de hormiga impulsada por doña Marta, que luego fue ampliándose a otros compañeros y compañeras, quienes fueron asumiendo como correcta y válida esa tesis, impulsándola y peleando por ella. Tiene el origen en un escritorio allí en el “huevo”, donde se ubicaba físicamente UNACOOP, camino a Heredia, ahí fue donde se originó esto. Habría que preguntarle a doña Marta, de dónde le nace la inquietud, porque ella viene como dirigente sindical a acercarse al Movimiento Cooperativo. A ella se la 266
Presidente de CENECOOP R.L., Gerente de UNACOOP R.L.
209
encuentra con machete en mano, en Río Frío. Me acuerdo verla en botas de hule, como dirigente sindical. El tema de género allí todavía no estaba plasmado y en algún momento, entre el machete, su posición en el movimiento sindical en Río Frío y el momento cuando se pasa a UNACOOP R.L., en la carretera a Heredia, se dieron muchos avances. Y luego Marta nos acompañó en nuestro periplo desde el “huevo”, primero a Sala Garbo y finalmente, a Barrio Dent. En ese proceso, ella asumió ese apostolado, de plantearse que la mujer tenía tanto derecho como el hombre, de participar en el cooperativismo y pelear por ello. Yo creo que influyó mucho que doña Marta no solamente se vino, sino que asumió otro reto interesante, prepararse académicamente. Ingresa en la Universidad Nacional y allí empieza otra historia. Cuando uno pasa por la universidad, como que empiezan a abrirse otros espacios y otro abanico de perspectivas, y yo creo que eso tuvo mucho que ver. Allí, luego se encontró con otros aliados. Primero éramos unos aliados no muy conscientes, pero luego fuimos asumiendo conciencia. ¿Cuál fue el respaldo de esos aliados en ese momento? Nuestra posición consistió en darle un respaldo absoluto, inclusive, para que se recomendara su incorporación en la junta directiva tanto del INFOCOOP como del Banco Popular. Son decisiones que mucha gente cuestionaba. Yo todavía me acuerdo que me decían: “¿Cómo se te ocurre?, ¿cómo vas a mandar a Marta?” Estaba implícito que ella iba a luchar por los derechos y la igualdad de las mujeres, cosa que siempre hizo. Si algo ha habido es consistencia en esa mujer. Profundicemos más en ese aspecto de la reacción de los hombres cooperativistas, ante este proceder! La reacción fue fuerte. Me cuestionaban directamente: “-¿Cómo se le ocurre a usted?, ¡qué ocurrencia!” Más aún, cuando luego asumió la coordinación de la parte académica de CENECOOP. De nuestra parte, era al principio un compromiso: “-Como es un capricho de Marta, ¡apoyemos!“ Lo asumíamos casi como una cabezonada de Marta, no obstante, con el tiempo, el mensaje empieza a calar dentro de la dirigencia, la cual percibe que no se trata de una tontería, sino de un tema sumamente serio: ¿Cómo es posible, que la mujer haya sido excluida en el cooperativismo? Hoy en día, tanto UNACOOP como CENECOOP mantienen la línea inspirada por Doña Marta, esto se demuestra con la incorporación de compañeras, en los organismos de decisión de nuestras organizaciones, un mensaje que en el 210
caso de INFOCOOP, no ha calado lo suficiente. Yo estoy creyendo en la acción afirmativa, que llaman los teóricos. Es decir, siempre existe el peligro de caer en extremos con la acción afirmativa, sin embargo, entre ese peligro de caer en extremos, como por ejemplo, en una cooperativa de taxis, donde haya noventa y cinco varones y cinco mujeres, en ese caso, podría ser una decisión extrema, demandar una participación igualitaria de hombres y mujeres en las instancias de decisión, pero independientemente de que es un peligro, que se debe ver cómo se maneja adecuadamente, la otra opción es dejar que todo transcurra como hasta ahora. Nuestra experiencia con la participación de las mujeres en las instancias de decisión, ha sido sumamente positiva. Uno debería seguir manteniendo la tesis de la acción afirmativa, es decir, tomar disposiciones que permitan que esto se vaya transformando. ¿Cuál considera usted es el aporte verdadero, más allá del discurso, de la mujer en el Movimiento Cooperativo? Yo siento que cuando vemos los estudios y las encuestas que realizamos, hoy en día, en el nivel de la base la mujer participa de igual a igual con el hombre, en el nivel de los cursos de CENECOOP está 50/50. Esto dice mucho de la construcción actual del Movimiento Cooperativo, también en las cooperativas agroindustriales se amplía la participación de la mujer, y yo diría que a pesar de los problemas que se han dado en el pasado, nuestro sector es fuerte, gracias al aporte de los hombres y las mujeres cooperativistas. Al fin y al cabo, ahí están las cifras, 10 por ciento del negocio financiero del país, es manejado por las cooperativas y cuando se le agrega el Banco Popular, estamos hablando del 20 por ciento de la actividad económica del país. Si somos tan inútiles que no lo sabemos articular, es otra historia, sin embargo, lo cierto es que con esas premisas se pueden hacer transformaciones increíbles. Si a eso agregamos el solidarismo, tenemos una fuerza de la cuarta parte de la economía, suficiente para impulsar la sociedad en una dirección o en otra. Desgraciadamente, eso no lo hemos logrado y en esto, yo siento, que han fallado los partidos políticos, porque todo esa organización y tejido social toma sentido en decisiones políticas, cuando lo asume una instancia de poder. Por más democrático que sea el pueblo costarricense y más conscientes sean los diversos sectores sociales, finalmente, si no tienes presencia política en las decisiones de la Asamblea Legislativa y las plataformas político-electorales, no se puede incidir sobre los cambios sociales, o, ¿cómo cambia la sociedad democráticamente? Salvo las decisiones extremas y por la vía revolucionaria, el único instrumento que 211
tenemos para que la sociedad mejore, finalmente, es por medios legales y la institucionalidad. Eso se expresa en términos de partidos políticos, por un lado, y la sociedad civil, por el otro. Creo que las organizaciones sociales no han tenido la agresividad necesaria, incluyendo aquí también a las mujeres, dentro de esas instancias políticas. Por otro lado, los partidos políticos no han asumido plenamente su rol, el Partido Liberación Nacional y el Partido Acción Ciudadana, que son los que deberían haber asumido estas tareas. ¿Hay algunos que hablan incluso de mezquindad y que ha fallado la apertura de espacios, para que la mujer se incorpore dentro del sector cooperativo? Podría empezarse por porcentajes mínimos de participación, podríamos hablar de mínimos y de porcentajes, según el número de asociados, eso llamo una acción afirmativa. Esto puede generar en un principio que, por ejemplo, no llegue una mujer con la mejor preparación a un órgano de decisión, sobre todo en la concepción de que los varones pensamos en ¿qué es estar preparado? Pero también, hay muchos hombres que llegan y no están preparados. Lo cierto del caso es que reforzar esa igualdad genera inmediatamente, un mecanismo de superación, en el caso de la mujer: tiene un puesto y tiene que aprender rápidamente, a desempeñarlo en forma eficiente. Una disposición como éstas al final, llega a arreglarse razonablemente, al menos esa es mi experiencia en UNACOOP y CENECOOP. Nosotros no lo tenemos establecido por estatuto, pero funciona. ¿CENECOOP R.L. y UNACOOP R.L. tienen políticas establecidas, en materia de género? Contamos por supuesto, con políticas en materia de búsqueda de la equidad y la igualdad, sin embargo, no tenemos establecidas cuotas. Por ejemplo, en CENECOOP hay una política, que consiste en buscar la igualdad y la equidad en las actividades de capacitación, es decir, cuando se miden semestralmente, los avances de CENECOOP, uno de los primeros parámetros que surge es cuántas mujeres y cuántos hombres han participado, en nuestras actividades de capacitación. Eso viene desde hace décadas en nuestra organización, es decir, que hombres y mujeres participen en una proporción equitativa, en las actividades que organizamos. Y nunca se ha deteriorado esa relación, es decir, siempre ronda el 50/50 de participación de hombres y mujeres. Eso se va midiendo y se mide cada semestre y el funcionario debe saber que ese parámetro va a ser medido y evaluado, para ir buscando la igualdad
212
Desde la perspectiva suya, ¿cuál ambiente existe referente al tema del género en el cooperativismo. ¿Habremos superado la fase donde existía una perspectiva machista, en el análisis de este tema? Hay sectores que creo no han superado ese concepto retrógrado. Mi percepción es que algunas instituciones han avanzado claramente, pero otras se han quedado estancadas y requerirían de más decisiones de acción afirmativa, para superar esta situación. Habría que buscar otra vez, posiblemente, decisiones de los Plenarios del CONACOOP, para implementar los acuerdos de los congresos, sin embargo se debe ir un poco más allá en este tema. ¿Qué hacer falta entonces, para avanzar en esta relación? Tiene mucho que ver con la sociedad patriarcal, pero además, tiene mucho que ver también con las posiciones y disposición para el cambio. Aquí definitivamente, volvemos al tema de las acciones afirmativas. Veamos por ejemplo, el caso del Banco Popular, allí lo cierto es que esto está funcionando y yo diría que es un imperativo de la época seguir ese ejemplo, pues si se valora la experiencia de ese Banco, la realidad es que no ha sido negativa en absoluto. Y si no ha sido negativa en el Banco Popular, siendo una entidad financiera, una entidad compleja, entonces ¿por qué va a ser negativa para el Movimiento Cooperativo? Es un riesgo, porque uno quisiera que la igualdad se alcanzara como en un paraíso terrenal, pero las cosas no ocurren así. ¿Cómo ve usted, el futuro del aporte de la mujer cooperativista en el cooperativismo? El Estado costarricense es ineficiente y “botaratas”, y en el mismo Movimiento Cooperativo uno lo ve, en las instituciones estatales ligadas al cooperativismo. Uno ve como les sobra la plata, que falta la conciencia social de invertir con racionalidad y donde el retorno sea más eficiente, desde el punto de vista económico y social. Eso no está en las prioridades de mucha gente, la mayoría no tiene esa prioridad. La mujer, a mi juicio, al ser la más castigada en una sociedad patriarcal como es ésta, tengo la impresión que tiene un sexto sentido en materia del uso de los recursos, en términos de la microempresa y cómo sacarle mejor provecho al patrimonio. Posiblemente, tenga que ver con las economías hogareñas y como la mujer madre de familia, ha desarrollado esa habilidad. Es una destreza que es mucho más desarrollada a mi juicio, en la mujer que en el hombre. Lograr que las pesetas, para hablar en términos antiguos, rindan para dar de comer a la familia y 213
para sostener la empresa, funcionando y creciendo. Yo veo en esto un gran potencial. Entonces, ¿cuál es el potencial que yo veo, en la participación de la mujer? La veo en la micro, pequeña y mediana empresa, la veo fuerte ahí, y yo veo que si se quiere realmente, reorientar el desarrollo del país, tiene que ser con el fortalecimiento de la pequeña y la mediana empresa, de eso no hay duda. Dentro de esto, el papel de la mujer es esencial. Hay que buscar la fórmula para crear empresas de mujeres, con mujeres a la cabeza de ellas y con el soporte institucional necesario. Se requiere lanzarse al establecimiento de pequeñas y medianas empresas, que devuelvan a la sociedad civil ingreso y poder económico, movilidad económica y evitar, además, las tendencias recesivas. En esta apuesta, la mujer tiene que jugar un rol fundamental y a la par de ella, instituciones como el Banco Popular, el Movimiento Cooperativo. Ojalá los partidos políticos sean intérpretes de esta necesidad, al menos los dos que son más consistentes con este tema: el PAC y Liberación Nacional. Habría que pensar cómo ponemos sobre la mesa, así como se puso el tema del plan fiscal, un plan que oriente, promueva, permita, fortalezca la democratización económica del país, con énfasis en la participación de la mujer, como uno de los ejes más importantes, junto al tema tecnológico, las energías limpias etc. Uno podría armar un paquete de temas prioritarios, pero al tema de género debería estar ahí metido, claramente. Uno lo ve esto como algo natural, pero a la vez, es consciente de que si no hay un acuerdo básico en el orden político, esto no se va a dar o va a costar mucho que se dé.
214