Aldo Sessa

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Aldo Sessa



Aldo Sessa Pasión por la imagen Celebrando 50 años en la fotografía

1º de septiembre al 4 de octubre de 2009 Sala Cronopios, Centro Cultural Recoleta Buenos Aires, Argentina


Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires Jefe de Gobierno: Ing. Mauricio Macri Ministro de Cultura: Ing. Hernán Lombardi Dirección General: Claudio Patricio Massetti Directora de Programación: María Rita C. de Fernández Madero Directora de Administración: Mónica Cánepa Director Musical: Julio Viera Coordinador de Programación y Curaduría: Elio Kapszuk Asesora y Coordinadora de Artes Visuales: Laura Batkis


Creador de imágenes y decodificador de un lenguaje iluminado, Aldo Sessa es, ante todo, un artista de la luz. Retratista de la Argentina y de los argentinos, Sessa plasmó un nuevo modo de mostrarnos el mundo desde las páginas de sus libros enriquecidos con la pluma de nuestros mejores escritores y da sus primeros pasos en esta tarea ilustrando, en 1976, el libro Cosmogonías con poemas de Jorge Luis Borges. Con un estilo profundo, simple e intuitivo, trata de exaltar el mensaje subliminal que existe detrás de una imagen y eleva el tecnicismo fotográfico a la categoría de arte siempre que quien apriete el disparador sea un artista. Aldo Sessa extrae la esencia de las imágenes cotidianas, transformando su luz en preciadas obras de arte. Las imágenes se envuelven en destacados contrastes de enorme expresión. Rostros, tangos y paisajes son los protagonistas de las narraciones visuales de Aldo Sessa y es un placer para nosotros invitarlos a disfrutarlas. Ing. Hernán Lombardi Ministro de Cultura Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires

Desde 1957 hasta la actualidad, Aldo Sessa ha venido configurando una poderosa individualidad en el arte de nuestro medio. Su obra, elaborada con intensa y sensible dedicación, hoy constituye un paradigmático monumento que se recorta nítido en el campo de la fotografía argentina. A cielo abierto donde la vida transcurre palpitante, en interiores, estudios o en los más imprevisibles escenarios, Sessa ha sido un deliberado testigo; sus placas sensibles han capturado los más heterogéneos referentes de la naturaleza y el hombre para sumirlos, gracias a su ojo y su cámara, en el sentimiento casi siempre de celebración del enigma de lo visible, que trasmiten sus impecables fotografías. Más allá de sus valores estéticos actuales, esta vasta obra, sin duda deparará en el futuro una fuente de extraordinario material para los anales de la historia. Sessa no solo ha abordado y fijado las cambiantes huellas de nuestra realidad sino que, como infatigable viajero, ha sabido acercarnos las lejanías, fijando ritmos y humores de otros espacios y otros tiempos, al mostrar lo que acaso sigue siendo la mayor riqueza de nuestro mundo: ese concierto de diferencias que crece y se desarrolla, no sólo en las vecindades, sino en las más remotas geografías. Por otra parte la fotografía, no sólo es la huella del modelo elegido sino también del que en el momento decisivo presiona el disparador de la cámara, para eternizar ese instante de vida que ya ha huido hacia el siguiente. Al presentar la obra de Aldo Sessa, el Centro Cultural Recoleta experimenta la alegría de compartir con su público, a este gran maestro que, no solo ha sabido capturar las diferencias de un mundo donde las tensiones son cada vez mas intensas; ha sabido también construir con su arte el despliegue multifacético de nuestra identidad. Claudio Patricio Massetti Director General del Centro Cultural Recoleta



Aldo Sessa es un artista que despliega un “ancho de banda” inmenso, es sumamente prolífero y ha trazado un derrotero vida/obra, especialmente consecuente, durante mas de cincuenta años. Desde el comienzo, a través de la plástica, con su pintura espacial y cósmica y luego, desde el lenguaje fotográfico, ha construido un universo creativo fuertemente personal, devenido en una marca identitaria reconocible, que recorre museos, galerías de arte y librerías por igual. Su obra es múltiple e incluye retratos, abstracciones, viajes, coberturas periodísticas, experimentación surrealista y una marcada vocación por mostrar los rincones de nuestro país y muchos de sus íconos. Estas bifurcaciones se convierten en series muy marcadas. Como “fotógrafo orquesta” a Sessa le es imposible definirse por un solo instrumento y defiende la armonía que produce la posibilidad de hacer de todo al mismo tiempo, sin desprenderse ni despreciar ni una de las posibilidades expresivas de la fotografía. Es más, para ser sinceros, ni siquiera le parecen caminos distintos. Esa diversidad notoria y concurrida, dice, es indivisible en él y se nota. Frente a la siempre mancillada pregunta de qué mostrar, que implica un necesario recorte sobre la producción de

un artista, Sessa tomo la decisión de ser su propio editor y realizar una síntesis de todo su trabajo profesional. ¿Por qué mostrar todo? ¿Por qué mostrar todas las partes de ese todo? ¿Porque no dedicarse en profundidad a uno de esos caminos? Parecería que la íntima intención de proponer un barrido a “vuelo de pájaro” sobre su obra es la achicar la distancia que, en una primera instancia, podría significar su militancia en tan amplio espectro. Proponer una oferta amplia que permita un contacto con más personas y la posibilidad de ingresar a su trabajo a través de uno o varios de esos caminos planteados, no para abordar el total de las obras, sino para entender que esa múltiple inmensidad habita en él y lo constituye. Casi con la misma paciencia y cariño de quien elabora un álbum familiar, intentando no dejar de lado ninguna etapa vivida, Aldo Sessa repasa su trabajo y lo comparte con generosidad. Pero no se trata de un diario personal, ni de una bitácora de viaje, ni siquiera de un testimonio de época; es la historia de una pasión arrolladora, alimentada con mucho trabajo, que da forma a un cuerpo de obra que refleja su capacidad creadora. Elio Kapszuk Coordinador de Programación y curaduría Centro Cultural Recoleta



Aldo Sessa: Ars Vitae Jorge Taverna Irigoyen

Como un Jano bifronte, la imagen de Aldo Sessa integra una contraimagen posible que, más que trasfondo, sugiere perceptualmente una suerte de ahondamiento de la mirada. No es el suyo un juego de espejos, como tampoco un aprendido artilugio técnico. En cambio –y en qué medida– es la madurez conceptiva de registrar y develar, de concebir y proyectar, de dar otra dimensión y generar otro espacio a cada motivo, a todo planteo fotográfico. Su arte está más allá de la medida del tiempo. Sin ser intemporal, goza de una memoria intransferible y clara: la de la obra en su verticalidad exacta. Sin buscar sentidos contrapuestos, alcanza una universalidad de los sentidos tanto sensoriales como sensitivos. Sin usufructuar de los efectos, logra otra luz cuando la intensidad de otra luz es necesaria. Y sobrevolando el tema y sin caer jamás en sus trampas, lo jerarquiza y le da su preciso significado simbólico. Sessa es un trabajador incansable y su obra es el más claro testimonio de ello. Nunca ha abandonado un proyecto a mitad de camino, como tampoco permitido que cierta cantidad de improntas satisfaga, aleatoriamente, su insaciable búsqueda de perfectio. Su arte es una suma de imponderables que conoce de raíz; y sin embargo, como una noria infinita, continúa en la búsqueda que no cesa, en la concepción internalizada, en los enfoques innumerables que suman rostros, que ahondan mundos trasponiendo distancias. En tiempos de vuelcos conceptuales, tras revoluciones en que la postfotografía pareciera marcar otros territorios, el artista profundiza su mirada. La globalización y el pensamiento planetario no inquietan su lente: más bien la maduran, le generan otra sabiduría interior para no ceder por conceder. Su pensamiento estético es claro, rotundo, exigido. Y el universo de sus imágenes se concentra y define cada vez con mayor agudeza, como si el medio siglo transcurrido desde

Página opuesta: Retrato de Aldo Sessa por Feliciano Jeanmart, 1994

los primeros escarceos no hubiera hecho sino incentivar un amor intransferible. Propio como huella digital. Una historia dibujada Aldo Sessa nace del mundo de la pintura. Es un fotógrafo que conoce a fondo los valores plásticos: desde la morfología y el círculo cromático, hasta todas las leyes del diseño y la composición espacial. Nada le es ajeno al uso y distribución de los valores. Y ello –obvio es destacarlo– se advierte da prima en cada uno de sus enfoques. Porque (y fuera de toda hipérbole ponderativa) su plano, más allá de los sintagmas que puedan animarlo, está cargado de energía. Por sobre texturas, por sobre contrapuntos claroscuristas, por sobre impresiones hápticas, tangibles, su plano posee ese movimiento aéreo que no pocas veces idealiza la forma y la hace reverberar en el espacio. Sessa dibujaba la naturaleza y los objetos cuando sólo tenía siete años. El abuelo paterno, que en 1928 había fundado los laboratorios de cine Alex, alimentaba esos juegos. La abuela, quien revelaba fotografías, controlaba con el rabillo del ojo esos juegos. Y la madre, que frecuentaba el taller de Lucio Fontana, aprobaba con sonrisas y lo llevaba a escuchar al gran artista. Pero también estaba la imprenta del padre, en la cual Aldo Sessa trabajó tres años y conoció desde adentro el mundo de la gráfica. Y ya en la pintura, en plena adolescencia, entró a la secreta alquimia de los pigmentos, produciendo sus propios colores en la fábrica de pinturas Miluz. Una historia dibujada, sin duda; pero también, un tiempo de renovados asombros y de descubrimientos que formaron al ojo. Dieron otra hondura a la percepción de las formas, a la dimensión de la luz, al diálogo de los planos contrapuestos.


Aldo Sessa comenzó entonces a introducirse con sigilo en el campo de los pinceles. Trabajó con singular oficio y rigor dentro de las formas concretas. Atmósferas, geometrías sugeridas, cromatismos puros. Toda una secuencia de imágenes traspoladas, de buena factura. Este período, que tuvo excelentes resonancias en el país, fue quizá el directo impulsor para entrar al otro mundo, el mundo que lo marcaría definitivamente como un cultor severo y consecuente. El mágico mundo de la fotografía. Una pasión encauzada La cámara de cajón, la Leica M5, la sorpresiva digital, puede contar parte de los afanes y de los caminos recorridos por Aldo Sessa. Sólo parte. ¿Quién puede dimensionar una pasión sin límites, una pasión encauzada, una pasión que no sabe de horarios ni de fatigas? Eso es lo que cabe suponer, frente a la obra difícilmente mensurable de Sessa. Una obra selectivamente estructurada con visionario gesto. Nada está fuera de foco en ella. Todo dentro de un fiel de balanza que, más que buscar equilibrios, ordena las tensiones, realza contenidos, refuerza la expresión determinante. Jamás cabría ubicar su obra dentro de géneros o de temas. Tampoco puede resultar lógico sugerir la importancia de los motivos. El artista, a partir de un disparador determinado, crea una situación expresiva que lo atrae y desafía. Una situación fotográfica que se corresponde con un quantum sensorial y sensitivo, en cuya médula él debe disponer / conciliar / descubrir / privilegiar / asociar.

posee su propia altura y no cabe desvirtuarla. Entonces es cuando la visión sessaniana se profundiza y –fuera de artilugios espúreos– armoniza las partes de un todo, como quien reconstruye con sabia paciencia y alcanza finalmente el Orden rector. El país, los más opuestos rostros de la Argentina, lo han convocado. ¡Y en qué medida tal convocatoria ha recibido de su parte los más sorprendentes registros! Porque Sessa no realiza una fotografía retiniana, directa, evasivamente sensorial. Su obra está siempre sujeta a nuevas definiciones, a fluyentes desafíos. Y es de ahí que esos espacios abiertos que tanto lo movilizan, esos paisajes que a veces llegan a sugerir connotaciones imaginarias, alcanzan otras dimensiones y proyectan otros trasfondos de la imagen. De Oriente a Occidente, su cámara viajera logra lecturas sorprendentes. A veces, el horizonte que divide subjetividades de un espacio. A veces, cierta temporalidad urbana: Manhattan, por ejemplo. Manhattan, a quien ha rendido innumerables tributos y a la que considera la Meca de la fotografía y el mayor centro del profesionalismo. Manhattan retratada en más de veinte mil rostros, a lo largo de cuarenta y cinco sostenidos años de fervor. Manhattan que no es el MoMA, la estatua de la Libertad, Central Park o el Chrysler Building, el Metropolitan o el Guggenheim. Manhattan que es todo eso y los anónimos caminantes y los hierros de los puentes, las nieves, las banderas y los tiempos atrapados. Manhattan en blanco y negro, en obras sepiadas, en color digital, conjugando vínculos, desnudando trasfondos…1

Geografías y escenarios Artista siempre alerta, logra que la geografía elegida se convierta en escenario. La Naturaleza como protagonista. Porque asume con convicción que cada forma de esa geografía

Arte y ciencia ficción Sin desconocer que su trabajo pictórico evidencia no pocas improntas espacialistas, casi fantásticas, siempre permanece en él la pulsión interior de lo esotérico, de lo inaprensible.

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En 1992 se publicó su libro Manhattan Panorama, bajo el sello Rizzoli International, de Nueva York.


Por ello, quizá, ese primer libro, Cosmogonías, cifrando en imágenes los vuelos de Jorge Luis Borges.2 Pero el encuentro y los diálogos con el escritor norteamericano Ray Bradbury y el puente de amistad que posteriormente se establece entre ambos, robustece las búsquedas. Fantasmas para siempre, constituye la primera experiencia que corporiza en una magnífica edición. Con posterioridad, Sesiones y fantasmas torna a develar nuevas imágenes de enorme y fascinante proyección subjetiva.3 Es en esta última obra en la que el baño ácido de Sessa despierta y se afirma en otras latitudes. Bradbury habla de una sesión de espiritismo dentro del cuarto oscuro, donde lo que no se ve se levanta de la muerte. Observar a estos fantasmas levantarse de las cubetas, es un procedimiento a la manera de Lázaro. Se sumerge a las imágenes latentes en progresivos baños para recordar a las cosas que se han ido hace una hora, un día o la mitad de una vida. Esas resurrecciones de las formas, esa ciencia ficción de los contenidos simbólicos, las articula el artista con nobles gestos. Una mano emergiendo de un papel arrugado. Una copa recogiendo lágrimas de vidrio. La transpiración de un ramo de flores. La erotizada anatomía de un capullo. Un ojo atrapado de miradas. Cristales rotos para nunca morir… Genealogías de formas silentes, pero no silenciadas. Los trasfondos del retrato Más de medio millar de retratos de grandes personalidades del arte, la política, la literatura, el deporte, la vida pública, en fin, configuraron el material para, selectivamente, integrar esa gran muestra suya que se denominó Los Argentinos.4 La misma convocó a millares de personas que, como sucediera un lustro atrás, con motivo de El arte de la fotografía, celebrada en el Museo Nacional de Bellas Artes y que 2 3

Vendedor de globos, 1964

Apareció en 1976, bajo el sello editorial de Librería La Ciudad. El primero de los libros es editado en 1980 por Librería La Ciudad, en Buenos Aires, y Rizzoli International, en Nueva York. El segundo, en 2000, por Sessa Editores, coincidiendo con una exposición en el Centro Cultural Recoleta.

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movilizara a ciento veinticinco mil visitantes, se constituyó en un suceso cultural. Sessa mostró en ella su capacidad para el retrato. Su definición y ambientación del personaje: se llamara éste Juan Manuel Fangio, Manuel Mujica Lainez o Susana Giménez. Como los retratos no hablan y resulta totalmente arbitrario y nimio hacerlos hablar, el artista sólo recurre a los recursos directos que alimentan su propia objetividad y buceo de ese personaje. Entonces, casi por obviedad, la figura se ofrece y emerge. Naturalmente. Pero, asimismo, con ese diálogo interior tan necesario, plural de subjetividades. Afirmar que Sessa retrató centenares de otros rostros, gente anónima que halló en sus caminos, no es sino aceptar una realidad que, en su caso, él mismo considera producto del cruce de miradas, antes que de la oportunidad. Cabezas y figuras de gauchos, el alma de bailarines de tango, gente de campo, artesanos y obreros, figuras casi feéricas que su lente logró inmovilizar para siempre.5 Cabe advertir, sin embargo, que Sessa jamás intenta plasmar una galería iconográfica de retratos bien compuestos. Su lente espera / asocia / devela / internaliza / recompone / imagina / redimensiona al personaje. Sin fórmula alguna que lo estereotipe. Y sin embargo, con la sabiduría de quien supone que –tiempo más, tiempo menos– ese personaje le hablará. Argentina. Siempre Buenos Aires Birmania, Tailandia, Turquía, Egipto, los personajes urbanos que van saliendo de esos paisajes, viven en sus registros. Pero primordialmente es Argentina el territorio de luces y 4 5

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sombras que ha ido configurando en millares de fotografías, a lo largo de décadas. Argentina desde el aire, el agua y la tierra, titula a una de sus lujosas ediciones de imágenes.6 Es un título que acerca la posibilidad de dimensionar los enormes recorridos y miradas sessanianas de las bellezas de un país de diversidad de contrastes. El fotógrafo no rehace esas geografías. Por cierto, capta sus efectos y descubre lo que deba o pueda sugerir de esa geografía. No con ojo de semiólogo. Simplemente, con esa hondura perceptual que sólo puede alcanzar quien ha retratado espacios de muy diversas alturas. Que puede alcanzar quien, por sobre ensayos y develamientos técnicos y de laboratorio, concibe la obra por sobre lo accidental de una toma o la fortuidad de un ángulo propicio. Rincones del noroeste y de la inmensidad patagónica juegan contrapuntos en su caudal iconográfico. Fotografías admirables por su despojamiento y, a la vez, por la fortaleza sensorial y sensitiva de sus corpóreas morfologías. Imágenes que Aldo Sessa inscribe casi como en un fantástico e infinito friso en que, sin duda, lo real puede tocar sin alardes las áreas de lo fantástico. Esa Argentina plural que, en su objetivo, no tiene fondo ni límites. Esa Argentina cuya lectura emerge sensorializada, en una dinámica que se recarga energéticamente tras cada imagen. Y Buenos Aires. Desde aquella primigenia serie Letra e imagen de Buenos Aires, que concibiera junto al refinamiento y la sagacidad de Manuel Mujica Lainez.7 Una continuidad de admirables enfoques y recorridos mágicos de la ciudad y sus secretos.

La exposición se inauguró en el Palais de Glace, en 1994. Libros publicados por Sessa Editores que jalonan esta faceta, entre otros, Los Argentinos (1994); Los Argentinos II (1995); Los gauchos (1997); Gauchos argentinos (1998); Gauchos (1998); Tango (1999). Publicado en el año 1995, fue precedido por los libros Argentina, una aventura fotográfica (1990); Argentina for export (1991); Argentina Panorama (1992); Patagonia argentina (1993); y continuado por las obras Nueva Argentina panorama (1996); Argentina, un mundo de paisajes (1998); New Argentina for export (1998); todos publicados por Sessa Editores.


Jamás un paseo circunstancial, una mirada turística. Siempre el creador reforzando los ángulos, descubriendo e invitando a descubrir ese otro lado de la ciudad amada / caminada / enigmática. Sus aportes en esta saga iconográfica son realmente notables. Y si hubiera que particularizar a una lente de Buenos Aires, sólo su nombre cabría como gran intérprete de sus perfiles y contraluces. En esa Buenos Aires entra protagónicamente el Teatro Colón: un escenario sobre cuyas proyecciones Sessa trabajó más de un lustro, entre 1981 y 1985, y en cuya arquitectura abrevó para consolidar material para numerosos libros.8 La lente testimonial (periodismo) Pensar que Sessa haya interpretado con su lente la historia diaria, esa gráfica que se inserta en los planos del papel prensa, puede resultar improbable. Sin embargo, él no sólo lo ha hecho –participando con entusiasmo en las páginas generales de La Nación, en su revista, a partir de 1958– sino también relevando episodios que han contribuido a consolidar tiempos políticos y sociales del país, para sus propios archivos. Esta conducta / posición, lo muestra como un auténtico protagonista de su época. Un hombre que no vive marginado en su laboratorio, sino que piensa y actúa, se define y participa, en un tiempo social que le pertenece. Muchas de esas imágenes de una Argentina de pronunciados contrastes están en la memoria colectiva. Y otras, simplemente, esperan el momento para reaparecer en su formidable capacidad de testimonios. Testimonios fotográficos que, sin embargo, arrojan esa otra plusvalía de responder a un espíritu avispado, alerta, exigido y –por sobre todo– de amplísimos registros.

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La aventura editorial Las décadas jalonan hoy la vida / obra de Aldo Sessa. Cincuenta años de labor. Cuarenta libros testimoniales de una conceptualización afinada y cierta –cada uno de ellos– antes que directos marcos temáticos. Treinta años de emprendimiento editorial propio. Y veinte años de adocenar sabiamente cámaras y lentes, vidrios, daguerrotipos y fotos antiguas, en un incipiente y hoy deslumbrante museo. Allí, en Pasaje Bollini 2233, donde la vida atrapa sus fervores y la creación posee cita cierta. Y lugar en el que, comenzando desde hace una década, también, ha nacido la Photo Gallery Sessa: un sitio mágico (fuera de hipérboles) en el que diariamente, horariamente, un hombre piensa el instante. Ars vitae de un creador fotográfico. Alguien que sí, piensa el instante, como quedó dicho, pero con un permanente celo de contemporaneidad. Fuera de norias. En permanentes desafíos sin fisuras. La muestra que desde la sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta reúne hoy una selectiva parte de su creación fotográfica, tiene en este aporte editorial un consecuente registro. Textos e imágenes convalidan –más que un testimonio– toda una acción de Aldo Sessa. Una suerte de contabilización de los debes y los haberes, en un plano de ejemplaridad y excelencia.

La obra apareció en 1977, fue el segundo libro de Aldo Sessa. Y le continuaron, al año siguiente, Más letras e imágenes de Buenos Aires; Árboles de Buenos Aires (1979), publicado por Librería La Ciudad; Nuestra Buenos Aires (1982), publicado por el diario La Gaceta, de Tucumán; Rincones de Buenos Aires (1987), Mágica Buenos Aires (1992), Flores y árboles de Buenos Aires (1995) y Buenos Aires panorama (1998), publicados por Sessa Editores. Vida y gloria del Teatro Colón (1982), Más vida y gloria del Teatro Colón (1985) y El mágico mundo del Teatro Colón (1995), publicados por Sessa Editores.

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Sin título, lápiz color sobre papel. Ilustración para el poema Cosmogonía, de Jorge Luis Borges


Cosmovidencias Versiones del Universo Antonio Cornejo

Hace tres décadas, mientras recorría el Centro Espacial Lyndon Johnson de la NASA, en Houston (Texas), me encontré con un enorme cuadro que me maravilló. Era un tríptico de seis metros por dos de alto, llamado Antes del principio, en el que había una serie de asteroides suspendidos sobre una superficie poblada de cráteres. […] El mismo año en que el tríptico llegaba a Houston, se publicaba en Buenos Aires el libro Cosmogonías, en el que Borges y Sessa construyen, desde ángulos complementarios, sus propias versiones del origen y del desarrollo del universo. […] La Vía Láctea forma parte de un grupo de 32 galaxias; un conjunto que, en términos relativos, es muy modesto dentro de un universo que alberga a millones de galaxias. Esa totalidad ofrece fronteras a la ciencia, límites que ya han sido cruzados antes desde el arte. Sus protagonistas han sido verdaderos precursores. Uno de ellos es Aldo Sessa. Con sus apabullantes escenas de gas y polvo interestelares, sus conjeturas exobiológicas, los diseños de huevos cósmicos y esferas que nos remiten a los orígenes. Toda observación del espacio es un viaje en el tiempo. No vemos el presente sino el pasado del cosmos. La imagen de la estrella más cercana a la Tierra, después del sol, nos llega con cuatro años de retraso. Las de las más lejanas, con 13.000 millones de años, muy cerca del comienzo de los comienzos. Escudriñando el cielo en soledad, en lugares tan particulares como la Antártida, yo sentía una sensación de deja vu. En realidad ya había visto esas luces pretéritas. Las había visto pintadas por Aldo Sessa.


De la serie Ovoide, Citoplasma 1, 1972, técnica mixta, 120 x 120 cm

Años luz, 1972, técnica mixta, 100 x 100 cm


Humorum, 1975, t茅cnica mixta sobre madera, 278 x 182 cm Colecci贸n permanente del Museo Nacional del Aire y del Espacio, Washington DC, EE.UU.

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Creaci贸n del Universo, 1978, acr铆lico sobre tela, 210 x 510 cm Colecci贸n del Planetario de la Ciudad de Buenos Aires

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Nelly Travers, Uruguay, 1956. Primera foto tomada por Aldo Sessa


Retrato del artista adolescente Las primeras capturas Eduardo Quirno

¿Cuándo aprendió Aldo a sacar fotos? ¿En qué momento aprendió el arte que revela la esencia de las cosas? […] Su entusiasmo empezó, hace ya cinco décadas, en el Uruguay. Yo había llevado una cámara Leica III y Aldo me pidió que le enseñara cómo se usaba. Se la pasé, le apuntó a mi madre y en esa captura quedó grabado el talento que nunca más lo abandonaría. […] Allí fui testigo del crecimiento de su pasión por absorber todo con su cámara, tratando de lograr esa foto perfecta, que todavía sigue buscando, sin saber que la ha encontrado innumerables veces, bajo distintas formas…


Teresita. Retrato en el puente, 1957, Constituci贸n, Buenos Aires

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Silo arenero en La Boca, 1965, Buenos Aires


El nonno, 1963, La Boca, Buenos Aires

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And茅n de la Estaci贸n Constituci贸n, 1962, Buenos Aires

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Club de Pescadores, 1964, Costanera Norte, Buenos Aires

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Cirujas, 1964, Costanera Norte

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Fotógrafo de la plaza

Este tango nació bajo la advocación creativa del Fotógrafo Mayor de Buenos Aires, Aldo Sessa, mi dilecto amigo. E. C.

Enrique Cadícamo letra y música, 1997 Entre viejas maletas suelen hallarse rastros de antiguas aventuras de nuestra juventud y entre cartas de amores los retratos de ausentes, de rostros desvaídos nos hacen suspirar. Fotógrafo ambulante de la Plaza duendecillo ambidextro y fantasmal, enfocas con tu cámara traviesa, y tu cabeza envuelta en negro chal. Fotógrafo, exhumado de la Plaza con tu cámara antigua, ¿dónde vas? Ha pasado la vida tan de pronto y no te hemos vuelto a ver ya nunca más... …pero el retrato de ella –fotógrafo de Plaza– es tu más bello autógrafo que guardo del amor.


Fot贸grafo del Rosedal, 1975, Palermo, Buenos Aires


Don Amado Cortés, 1982, Plaza Independencia, San Miguel de Tucumán

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Don Alejandro Mancini, 1981, JardĂ­n BotĂĄnico, Buenos Aires

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Flores de jacarandรก, 1989, Rosedal, Buenos Aires


Ramificaciones Los árboles de Silvina y de Aldo Silvina Ocampo

Color Ubicuo Tal vez hubiera cautivado Cornelio Agripa en su espejo esta luz violeta de amatista que juega en el aire arrepentida que penetra en la sombra que no tiene forma porque es cambiante difícil de cautivar como pétalos en el viento por ser espíritu flameando en la faz del mundo con alas de ningún pájaro semejante a la misteriosa vehemencia de este color ubicuo que huye quedando y huyendo queda. Sin ser piedra con la fantasmagoría de la piedra, sin ser flor con la ciencia de la flor. Lluvia, nube, espacio, nada más. Llueven flores en Buenos Aires No sólo el árbol es árbol, Aldo el empedrado es árbol, árbol el pedregullo, las flores caídas, el banco, sobre todo las flores, lo que ha quedado del rocío cuando aparece el sol, lo que nadie advierte hasta que en su retrato se vislumbra como una joya en el fondo del mar de luz y sombra. ¿Son flores éstas de jacarandá? El violado reflejo apenas se insinúa; más que violado es rosado, sobre el pedregullo anaranjado. Son ángeles, palomas, cencerros angelicales, cupidos de azúcar en miniatura. Así extiende el jacarandá su alfombra de imágenes diáfanas. Quisiera que mis sueños se adornaran (aunque fueran terroríficos) de estas flores.


Plaza del canal de televisi贸n estatal, 1987, Buenos Aires

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Toto, 1979, Jard铆n Zool贸gico, Buenos Aires

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Tango para los ojos de Aldo Algo más que ocho Horacio Ferrer

Tango para los ojos de Aldo Sessa, querido, plástico de las añoranzas en perspectiva interior, oh, intimidad del alma propuesta a sangre de imagen, claroscuros de la existencia, ética de bandoneón. Miradas casi dolores y pupilas metafísicas, iris de caramelo empecinado, ver con el talento, voz de fondo de órbitas nuestras, muy hondas; sí: en seducción de sótanos del vuelo porteño. Aldo Sessa por Buenos Aires con luces en ramos, luces frescas cortadas de farolitos y sonrisas, de semáforos lilas, de mentes a lo Roberto Arlt, brillos de melodías, oro de cabaret con Troilo. Hay lentes de lágrimas y bellas carcajadas visuales que por Aldo nos llaman desde la torre del misterio, desde la plaza Irlanda, desde la muerte de Borges, desde aljibes que entenderán toda la clara memoria. Sessa el amado de los oleonautas murales de la calle, de las niñas querendonas que sonrojan sus fotos, de los bardos entre Mujica Lainez y Cadícamo y yo delicado anticuario de lo porvenir siempre. Aldo Sessa va por la ciudad cosechando su propia piel, pellejo morocho erizado por su corazón grande: ah, muchacho artista, de bueno nacido para soñador, Aldo de la misión sin copia y del amor revelado.


De la serie El baile, 1998, Buenos Aires (detalle)


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De la serie El baile, 1998, Buenos Aires (detalle)

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Las caras de la eternidad Los múltiples retratos del hombre Carlos Páez de la Torre (Jr) […] El retrato debe ser el género artístico más perspicaz y alarmante. El origen de la palabra es de sobra expresivo: el prefijo re y la voz latina tractus, que es tirar de algo, arrastrarlo. Es decir, sacarlo hacia afuera. Cuando lo toma un creador como Aldo Sessa, el retrato va mucho más allá de la imagen exterior. Arrastra lo que hay adentro, entrega -explícito unas veces, las más semivelado- el rasgo íntimo y oculto. Los retratos de Aldo inquietan porque sugieren historias que no conocemos. El examen de ese tipo de fotografía provoca un tumulto de preguntas sin respuesta posible. Uno inquiere qué habrá detrás de esa mirada, de ese gesto, de esas manos, de esa apostura. La imagen parece que disfruta al desconcertarnos con señales contradictorias. […] La larga mirada a un retrato de Aldo es perturbadora. La mayoría de las veces notamos que la primera impresión no hace más que modificarse a cada rato. Casi no vale la pena recordar que esa imagen tiene vida propia. […] El arte de Aldo Sessa convierte a cada rostro en microcosmos de misterios, de evasivas, de preguntas que nadie puede responder. Vistas así, sus maravillosas fotografías, todas ellas únicas, portan una infinita carga de historias ocultas. Armar conjeturas sobre ellas es uno de los placeres que depara contemplarlas, una y otra vez.

Adolfo Cambiaso (h), 2000, Buenos Aires


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Gato Dumas, 2003, Buenos Aires Pรกgina opuesta: Adolfo Bioy Casares, 1992, Buenos Aires

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Manuel Mujica Lainez, 1980 Buenos Aires

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Ernesto S谩bato en la estaci贸n Santos Lugares, 1994, provincia de Buenos Aires

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Juan Manuel Fangio, 1991, Buenos Aires

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El ecologista pintor NicolĂĄs GarcĂ­a Uriburu, 2002, Buenos Aires

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Antonio SeguĂ­, 1991, Buenos Aires


El depredador salvaje Un demonio oculto en el interior del artista Lisl Steiner […] Aldo capta las esencias de las cosas simples. Atrapa la simplicidad en que se disuelve lo complejo, la sustancia que revela la profundidad de lo aparentemente plano. Esos registros dejan su obra en las puertas que conducen a la perfección. Encuentro una pureza en las muestras que toma; en las que relega lo mecánico, lo artificioso que, en principio, suele asociarse al oficio del fotógrafo. […] Hay algo sobrenatural en Aldo. Está poseído por un demonio que no le permite detenerse, conformarse, sosegarse. Siempre va por más, camina por los precipicios que le permiten avistar esa faceta que aparece en sus sueños, en sus pesadillas, en sus delirios. Es un artista enfermo de desmesura, víctima de un caudal inagotable. […] es un hambriento insaciable que fotografía con los intestinos. Sus jugos gástricos se convierten en químicos para revelar y devorar. Hay algo monstruoso en ese depredador incontenible, dentro de ese devorador feroz en el que se convierte Aldo cada día. Como un animal salvaje, apenas sus ojos perciben una presa posible, empieza a segregar saliva, a afilar sus garras, a tensar sus músculos preparándose para una carrera imparable hacia su objetivo. Es una bestia cuyo apetito aumenta a medida que se alimenta. Su presa final es esa respuesta que el arte insinúa de infinitas maneras sin llegar nunca a expresarla cabalmente. Cientos de miles de hombres han corrido, y siguen corriendo, detrás de esa presa. Pero pocos, como Aldo, se han acercado tanto.

Lisl Steiner, 1993, Buenos Aires



Último retrato de André Kertész, 1985, Buenos Aires Colección del Whitney Museum of American Art, Nueva York

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Bruce Weber, 1996, Buenos Aires

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Reencontrar los misterios del Colón Auscultando al gran teatro Suárez Urtubey

{…] el encuentro con las visiones de Aldo Sessa me conmueve de una manera especial cada vez que las contemplo. Creía saber todo del Colón, pero él me muestra la mirada creativa del artista. Es una visión diferente, que va más allá de la afectiva y la profesional. Y más allá de la que me devolvían mis propios sentidos. Es el alma del teatro la que vibra cuando contemplamos el esplendor de esa sala iluminada, pero vacía, como quien ingresa a hurtadillas para robarse todos sus secretos de décadas. Son esas imágenes de bailarinas, como salidas de un cuadro de Degas, a las que Aldo les confiere una dosis de misterio, pero también de cercanía, porque las hemos sentido como creadas para cada uno de nosotros. Y ahí están también, recordándonos historias vividas en los ensayos y las funciones del Teatro, los Bomarzos y Mefistos, los desplantes de Manon o las angustias de Cio-Cio San, los Herodes straussianos, que desafían la provocativa ferocidad de Salomé. O aquellos cisnes, de recónditos amores, de misteriosas lejanías, de espíritus sin tiempo […]

Sala de espectáculos, 1983, Teatro Colón, Buenos Aires


Madama Butterfly, 1984, Teatro Col贸n, Buenos Aires

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Conservatorio, 1985, Teatro Col贸n, Buenos Aires

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Bomarzo. Ni帽o recitante, 1984, Teatro Col贸n, Buenos Aires

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Vasiliev y Maximova, 1987, Teatro Col贸n, Buenos Aires

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Amanecer en Perito Moreno, 2006, provincia de Santa Cruz


Relevación y revelación de la Argentina El artista fotógrafo y la Geografía Elsa Insogna

[…] En su larga trayectoria como artista fotógrafo, Aldo Sessa describe la Argentina a través de su lente. Revela así los más increíbles rincones de esta tierra nuestra, después de haberla relevado en todas sus dimensiones, recorrido y observado en todos sus ámbitos, en busca de temas para su riquísimo bagaje de fotografías. Lo hace con prolija observación y salvando todos los obstáculos imaginables, hasta lograr la imagen tal cual la persigue. Es por esa razón que su “descripción”, cuando llega a nosotros, es tan profunda, exhaustiva y emocionante, tal como lo soñaría el más estricto geógrafo. Un geógrafo artista.[…]


Glaciar Perito Moreno, 2006, Provincia de Santa Cruz

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Estancia MarĂ­a Behety, 1988, RĂ­o Grande, Tierra del Fuego

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Radiografía de la Pampa Una síntesis ética y estética del gaucho Cecilia Smyth

[…] Cuando uno observa una foto de Sessa que retrata a un gaucho, descubre allí los detalles que sintetizan su particular cosmovisión. En su artesanía, en la forma de moverse en la naturaleza, en la manera de vestir a su caballo se cifra la cultura gauchesca. […] No paseó por la superficie criolla; hundió las botas en el barro del campo, resistió el sol incandescente de la llanura, se subió a caballos decididos a alcanzar el horizonte del océano pampeano. Por eso sus piezas contienen el movimiento, la nostalgia, la alegría, la temperatura de lo que apresa su lente. Ese último grito de libertad que lanza el gaucho se escucha en sus imágenes. Esa expresión vehemente es emitida por esos hombres orgullosos que aprehende Sessa, exhibiendo los ornamentos de su vestimenta, afirmando indeclinablemente su presencia en el mundo, desafiando a quien intente desterrar sus tradiciones. […] Y así logró unir a la pampa con los cerros del norte, a Buenos Aires con el desierto patagónico, a un país disperso dentro del mapa integrado que propone su fotografía.


Arreo, 1989, Rancul, provincia de La Pampa


Gauchos salte単os, 1996, Pampa Grande, Salta

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Juan JosĂŠ GĂźiraldes, 1995, San Antonio de Areco, provincia de Buenos Aires

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El rito del Mate, 1996, provincia de Corrientes

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NĂŠstor Hirtz, 2001, TapalquĂŠ, provincia de Buenos Aires



Grabado en el agua Páginas sin tiempo Daniel Alberto Dessein

[…] La huella de Aldo se extiende en el terreno del periodismo, transformando a ese primer borrador de la historia en imágenes que condensan lo que las palabras no consiguen explicar. El final del más popular líder político de los argentinos, el dolor y la furia de las madres que reciclan la tragedia de Antígona, la inminencia de una guerra que el sucesor de Pedro busca conjurar, la crisis parricida del país de las oportunidades desperdiciadas. Todo ello está impreso en diarios y en papel de fotos pero también está más allá. Está impreso en mi mente y en la de muchos, está impreso fuera del tiempo. Aldo grabó en el agua, en el inconstante río del papel. Pero su marca permanece. Como una estrella extinguida hace un millón de años y a un millón de años luz de la Tierra; la huella de Aldo no está, pero la seguimos viendo.

Manifestación contra el “corralito”, 2001, Buenos Aires


Acto de Madres de Plaza de Mayo, 1981, Buenos Aires


Traslado de los restos del Gral. Juan Domingo Per贸n a su tumba en San Vicente, 2007, Buenos Aires

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Juan Pablo II, 1987, Buenos Aires

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Juan Pablo II en el Teatro Col贸n, 1987, Buenos Aires


Un puente entre Argentina y el mundo Exportando lo nuestro, importando lo ajeno Abel Posse Ver es sentir. No se puede ver sin sentir. No se puede solo sentir sin ver. El misterio muestra lo evidente, pero sugiere, como con pudor, lo transreal. Une lo presente de la foto o del cuadro y deja vibrando lo compresente. […] Cada uno da la realidad a su manera, cargándola con intensidades diversas. La máquina de fotografiar cree imponer una objetividad inexorable, la de la tecnología. Pero el espíritu del artista se impone, la doblega, la somete a su poesía. Aldo Sessa puede demorarse en una calle de San Telmo o de Nueva York o de Venecia o en la planicie de un campo correntino donde Aldo encuentra dos criollos viejos mateando. […] Sessa va con su cámara por el mundo. De repente se detiene en una calleja nevada de Nueva York, con los toscos adoquines definidos por la purísima blancura de la nieve y surge en la foto, y más allá de la foto, una magnífica pieza constructivista. Otro día, desde su ventana de hotel ve la cumbre de ese Anapurna urbano que es el edifico Chrysler en la noche. Desde su espíritu, desde su poesía, la lente obedece y la mera cosa, la realidad, queda enaltecida en arte. […] Su patria es lo bello, esa esencia siempre fugitiva como un dios que prefiriera no revelarse, solo sugerirse.


Portobello Road, 1970, Londres


Mercado flotante de Bangkok, 1996, Tailandia

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Guerrero Sikh, 2000, Old Delhi, India

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Tinas de te単ido, 1992, medina de Fez, Marruecos

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Santa SofĂ­a, 1997, Estambul


Plaza de Tiananmen, 2007, PekĂ­n, China

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Vidrieras de librerĂ­as, 2008, ParĂ­s

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Rabino en el Muro de las Lamentaciones, 1993, Jerusalem

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Gran pirรกmide de Giza, 1993, Egipto

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Abstracci贸n Z, 1999


El lado oculto de las cosas Crónicas fantasmales de la cuarta dimensión Ray Bradbury

Lo que hace a una buena fotografía es captar lo que está allí, pero parte de su calidad consiste en que también lo haga con lo que no está. Más que delinear, sugiere. Es una sesión de espiritismo dentro del cuarto oscuro, donde lo que no se ve se levanta de la muerte. Observar a estos fantasmas levantarse de las cubetas es un procedimiento a la manera de Lázaro. Se sumerge a las imágenes latentes en progresivos baños para recordar a las cosas que se han ido hace una hora, un día o la mitad de una vida. El ectoplasma responde. Se dice que un metafísico agudo puede espiar esta materia, como una nube de humo saliendo de las bocas y narices de los muertos y de los moribundos. El alma, liberada, sale como los pañuelos del sombrero de un mago para desvanecerse en el aire claro. Todo esto raya en lo ridículo a no ser que se escudriñe en los misterios de Aldo Sessa. Entonces uno se lo puede imaginar en el cuarto oscuro llamando de la nada a sus imágenes para darles forma. Lo que no era, lentamente cobra vida. Es como mirar en un espejo empañado y, una vez frotado, ver una forma familiar que emerge. Un fantasma implícito pero escondido. Debemos atrevernos a describir cómo un fotógrafo adivina lo que no se ve detrás de lo que se ve y atrapa ambos en un instante congelando al fantasma. Así, cuando la niebla se levanta de la cubeta y se derrite para convertirse en carne o en paisaje la buena foto combina la sustancia y lo que implica, tan íntimamente fusionados, que si no se tiene cuidado se puede pensar que son uno. […]


Still IV. Escala 1:1, sistema Polaroid, 1992 Colecci贸n Victoria & Albert Museum, Londres

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Flores secas sobre un acolchado, sistema Polaroid, 1995, formato de toma 56 x 71 cm Colecci贸n Polaroid, Nueva York



Vida y muerte de una rosa, 1991

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Copa rota II. 2005

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Sesiones y fantasmas, 1998

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El beso, 1991

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Peluquería “La Moderna”, 1998, San Telmo


Aldo Buenosayres Ni pena ni olvido, fervor José María Peña

[…] he recorrido infinitas veces la ciudad, desde la mañana hasta el final de la tarde, junto a Aldo y su cámara. En ocasiones nos bastaba cruzar unas pocas frases durante toda una jornada. […] Aldo se compenetra con lo que hace, se mezcla con los objetos que registra, se funde con Buenos Aires. Nunca le temió a lo aparentemente trivial, no creyó en la distinción entre temas mayores y menores. Supo encontrar en el detalle inadvertido por los habitantes de la ciudad, el fragmento que permite reconstruir lo que no se ve. En lo supuestamente banal, una chispa de trascendencia. En una pared cualquiera, una profundidad que surge a través de una mirada adecuada. En una escena cotidiana, un elemento revelador. Él capta esos pequeños objetos llenos de vida que cuentan la verdadera historia; la que humaniza pasados sacralizados, distorsionados por el bronce o sepultados por el olvido. […] En esas pequeñas cosas Aldo descubre el espíritu de algo que es mucho más amplio. Él no se limita a registrar los objetos que se le cruzan; los recupera del piso, los busca, colecciona, los preserva. Y en esa búsqueda no ahorra esfuerzo; se arrastra para encontrar el ángulo perfecto, espera el tiempo necesario para que la luz haga su trabajo. Y cuando ese momento llega, encuentra una profundidad que permanecía oculta. […] La ciudad es la suma de pequeñas cosas. Aldo va a la búsqueda de esas cosas; desmonta la ciudad en una multiplicidad de fragmentos para volver a armarla. […]



Obelisco, 1999, Buenos Aires Pรกgina opuesta: Silos y golondrinas, 1991, Puerto Madero, Buenos Aires

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Hamacas, 2001, Buenos Aires

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Obelisco reflejado en un charco, 2001, Buenos Aires



La obra de Aldo Sessa Algo sobre lo otro Rosa María Ravera

[…] Junto a imágenes que son verdaderas narraciones de discursividad visual, capaces de crear y testimoniar, es posible detectar otras que tienden a acentuar ciertas típicas operaciones contemporáneas: desvíos de la norma y de sus códigos, cumplidos por una imaginación esencialmente irrealizante. Fotografías válidas por una autenticidad especial. ¿Cuál? La que aspira a decir la verdad del proceso mental creativo, consciente inconsciente. Tránsitos de un sentir que imagina y piensa en fabulación secreta. […] Aparecen objetos de posible funcionamiento lumínico que podrían aspirar, quizá, a algún accionar extraterrestre. No parece el propósito, en cambio, de un artefacto indefinido reflejado en una suerte de espejo, acompañado, en combinatoria cómplice, por formas lineales de articulación cuádruple. Relaciones de una lógica alógica, como lo demuestra una inquietante formación territorial con bandas iluminadas con un pequeño observatorio en lo alto y un haz de luz trasversal que nos guía más allá No se preven en estas experiencias hipótesis explicativas, pero hay siempre luces y reflejos, contrastes de claroscuro, iluminaciones y esclarecimientos que parecen escaparle, con maliciosa intención, a las definiciones del concepto. Una concepción irrealizante que formalmente se aproxima a los procesos de la abstracción. […] Hemos querido jugar siguiendo el camino emprendido por el fotógrafo, sin intimidarnos por la buscada no legibilidad de lo visible. Desde las teorías actuales del lector / autor iniciamos comentarios de acierto inseguro, a través de los avatares de la libre interpretación ¿Acaso el autor no ha dado rienda suelta a su imaginación provocándonos a hacer lo mismo?

Fantasma I, 2009


Ojo I, 2009 Pรกgina opuesta: Fantasma II, 2009

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Serie Luminaria, 2009

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Abstracci贸n III, 2009

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Aldo Sessa Nació en Buenos Aires, en 1939. Su labor creativa en dibujo y pintura comienza a los 10 años en el taller “De Ridder”, completándose con especializaciones en diagramación, artes gráficas y fotografía. Su intensa actividad como artista plástico lo llevó a participar en no menos de doscientas exposiciones de conjunto e individuales en la argentina y el exterior, integrando importantes colecciones en museos de nuestro país y extranjeros. Cabe destacar que un cuadro suyo (tríptico de 6 x 2 m) titulado Antes del Principio el cual se exhibe en forma permanente en el Centro Espacial Lyndon Johnson, de la NASA, en Houston, Texas, (1976). También su obra Humorum (1980) forma parte de la colección permanente del National Air and Space Museum, Washington DC. Como fotógrafo inició sus actividades en el Foto Club Argentino en el año 1957, colaborando en el suplemento en rotograbado del diario La Nación desde 1958 y con otros medios periodísticos. Realizó innumerables viajes por todo el país y el mundo, incluyendo en los últimos años, Israel, Egipto, Marruecos, Tailandia, Birmania, Turquía e India, para concretar ensayos fotográficos sobre esos países, además de series sobre Nueva York, Londres, y otros temas. Publicó más de 40 libros ilustrando, textos de escritores argentinos y extranjeros de la jerarquía de Jorge Luis Borges, Silvina Ocampo, Silvina Bullrich, Manuel Mujica Láinez, Félix Luna y Ray Bradbury. Dentro de los temas nacionales, publicó una serie de libros sobre la ciudad de Buenos Aires desde diferentes ángulos en colaboración con el arquitecto José María Peña, el Teatro Colón en cuatro volúmenes, y un conjunto de libros sobre la Argentina, retratos de personalidades nacionales, los Gauchos, Buenos Aires y el Tango. Para la editorial Rizzoli de Nueva York ilustró The ghosts of forever con textos de Ray Bradbury (1979) y Manhattan panorama (1992). Llevó a cabo más de 50 exposiciones fotográficas individuales y en 40 muestras de conjunto, en el país y en el extranjero. De todas ellas se destacan su exposición retros-

pectiva en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires (1989), titulada El arte de la fotografía, visitada por 125.000 personas y luego exhibida en el Museo Nacional de Bellas Artes en Santiago de Chile y Villa Victoria en Mar del Plata. Presentó la exposición fotográfica Vida y gloria del Teatro Colón en el Salón Dorado del Teatro en Buenos Aires, la cual se exhibió luego en Río de Janeiro, en el Museo del Espectáculo, en Bruselas, y en el Palacio Baggatti Valsecchi, de Milán. En 1994, presentó Los Argentinos, una mega exposición en el Palais de Glace que incluyó más de 400 retratos de personalidades y fue visitada por 250.000 personas. Otra mega exposición, Los Gauchos, fue presentada en 1998 en la misma sala y luego exhibida en Mendoza y Tucumán en 1999, fue vista por más de 800.000 personas. Toda su producción gráfica fue expuesta y donada a la Biblioteca Nacional de Austria, Viena (2001). Es investigador y coleccionista de fotografías y cámaras antiguas. Fue designado Miembro de Honor de la Federación Argentina de Fotografía, Académico de Número en la Academia Nacional de Bellas Artes y Socio Honorario del Foto Club Buenos Aires. Ha recibido numerosas distinciones y premios entre los cuales se destacan: las Pirámides de Plata (1997-1998) y la Pirámide de Oro (1998), otorgadas por la Fundación Académica de Artes Visuales de Buenos Aires; el Premio Santa Clara de Asís (2003), Buenos Aires, Argentina; la Distinción por su Trayectoria Artística y Contribución a la Identidad Argentina (2004) por la Dirección de Cultura de la Municipalidad de San Antonio de Areco, Buenos Aires, Argentina; la Mención de Honor Senador Domingo Faustino Sarmiento a su trayectoria artística (2005) por el Honorable Senado de la Nación, Buenos Aires, Argentina. Fue nombrado Ciudadano Ilustre de Buenos Aires (2007) por la Legislatura Porteña, Buenos Aires, Argentina; y distinguido por la Embajada Real de Tailandia (2009), Buenos Aires, Argentina.

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Agradecimientos Aldo Sessa agradece a: Ezequiel Alecha, Martín Barnes, Rodrigo Bermúdez, Marcos Santiago Bongarrá, Ray Bradbury, Enrique Cadícamo, Emilio Casabianca, Antonio Cornejo, Ing. Victor Derechinsky, Daniel Alberto Dessein, Daniel Dessein (h), Mariano Emanuelli, Horacio Ferrer, Teresita García Hamilton de Sessa, Nicolás García Uriburu, Carlos María Gelly y Obes, Jorge Daniel Granados, Jorge Helft, Elsa Insogna, Diego Leiva, Fabio Magalhães, Tomás Eloy Martínez, Manuel Mujica Láinez, Silvina Ocampo, Carlos Páez de la Torre, José María Peña, Abel Posse, Eduardo Quirno, Rosa María Ravera, Jorge Reparaz, Carolina Sessa, Luis Sessa, Valeria Sessa, Carlos Alberto Silva, Cecilia Smyth, Mariano Souto, Rafael Squirru, Lisl Steiner, Pola Suárez Urtubey, Jorge Taverna Irigoyen, Miguel de Torre Borges, Guillermo Whitelow.


Aldo Sessa en el Centro Cultural Recoleta Departamentos

Exposición

Infraestructura y funcionamiento edilicio: Eduardo Tapia Relaciones institucionales y comunicación: Marisela Oberto Formación e instrucción cultural: Ana María Monte Coordinación técnica y actividades multimedia: Jorge Doliszniak Coordinación de producción de artes escénicas: Jorge Moreno Contabilidad y suministros a/c: Alfredo Mota Tesorería: Graciela Pescia Coordinación de recursos humanos: Elsa Cristina García Tecnología a/c: Sergio Caruccio Producción musical: Javier Leichman

Curaduría: Jorge Taverna Irigoyen Producción: Verónica Otero, Natalia Prieto Montaje: Arturo Aguilera, Héctor Antelo, Walter Blanco, Adrián Borda, Sebastián Carbaleira, Hernán César, Martín Labonia, Rodolfo Martínez, Horacio Vega, Miguel Viceconte Iluminación: Enzo Cuenca, José Montero, Gabriel Marola, Roberto Orellana, Rodolfo Fernández Infraestructura y funcionamiento edilicio: José Luis Fariña Relaciones institucionales y comunicación: Marisela Oberto Prensa: Lucía Hernández, Erica Hoffmann, Carolina Ortú, Susana Seoane, Ileana Stofenmacher, Titi Stoppani, Paula Schprejer Diseño y realización del CD de prensa: Federica Bolomo Coordinadoras de Sábados, Domingos y Feriados: Andrea Chiesa, Raquel Olmos

Asociación Amigos del Centro Cultural Recoleta Presidenta: Magdalena Cordero Vicepresidente: Alejandro Corres

Catálogo Coordinación: Verónica Otero Coordinación estudio Sessa: Marcos Bongarrá, Jorge Granados, Carlos Silva Diseño gráfico: Marius Riveiro Villar Impresión: Talleres Trama

Esta exposición se realizó con la colaboración de todo el personal del Centro Cultural Recoleta. Gracias a todos


www.centroculturalrecoleta.org




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