4 minute read
Recuadro 6. Planificación participativa de la resiliencia: Madagascar, Malawi, Mozambique y Comoras (2010-en curso
una planificación financiera para la adaptación, planes de contingencia y fondos para la recuperación de desastres. Desarrollar un fondo de recuperación de desastres y mecanismos de difusión de fondos. El Banco Mundial (2018) proporciona una guía detallada sobre los tipos de fondos que son posibles y dónde puede lograrse el financiamiento. Por lo general, para los municipios puede ser necesario depender de los fondos de contingencia del gobierno regional y central después de desastres a gran escala (Pigato, 2018). Utilizar los principios de “Reconstruir mejor”, donde los esfuerzos de recuperación y rehabilitación se pueden estructurar para desarrollar la capacidad de adaptación en áreas vulnerables (UNDRR, 2017).
Desarrollar sistemas de alerta e información que sean fácilmente accesibles para todo público, para difundir información sobre inundaciones, olas de calor, etc. (Field y otros, 2012). Generar resiliencia social y brindar acceso público a instituciones y servicios de emergencia que permitan la comunicación y la cohesión social. Permitir que los miembros del público desarrollen sus propios planes de manejo de desastres a nivel de vecindario o desarrollen sus propias redes y tecnologías de la información.
Advertisement
Preparar a las instituciones existentes para desastres. Los servicios de emergencia y otros proveedores de servicios públicos existentes deben estar preparados para el clima y el calor extremos. Tener en cuenta que también será importante involucrar a otros sectores para ayudar a las poblaciones vulnerables. Los trabajadores sociales, los asistentes de salud en el hogar y las personas que interactúan con miembros vulnerables del público también deben participar en la preparación para desastres.
Mejorar el entorno construido y el parque de viviendas. Mejorar el parque de viviendas para resistir mejor los desastres naturales y el clima extremo. Los procesos de planificación de la infraestructura que consideran simultáneamente la salud pública, además del riesgo económico, también pueden ser útiles para garantizar la protección de las poblaciones vulnerables. Los techos fríos, los techos verdes, los pavimentos fríos y las iniciativas forestales pueden reducir el impacto del calor extremo. La infraestructura de protección contra inundaciones y la inversión en infraestructura verde pueden brindar protección contra tormentas e inundaciones costeras. Utilizar incentivos (como programas de crédito Recuadro 6: Planificación participativa de la resiliencia: Madagascar, Malawi, Mozambique y Comoras (2010-en curso)
Desafíos En el sur de África, la combinación de una alta vulnerabilidad entre las grandes poblaciones urbanas pobres y en rápido crecimiento de la región y el impacto agudo de los fenómenos meteorológicos cada vez más extremos debido al cambio climático ha creado una necesidad urgente de respuesta. Los países de la región se ven afectados por varias amenazas que han provocado desastres, como sequías, inundaciones y ciclones. Como consecuencia, miles quedan heridos, sin refugio, desplazados, con inseguridad alimentaria y sin acceso a agua potable y medicinas. Los impactos más profundos y duraderos los sienten los más vulnerables.
Acción Cuatro países que experimentan efectos severos de los mismos peligros transfronterizos -Madagascar, Malawi, Mozambique y la Unión de Comoras- unieron fuerzas con ONU-Habitat para establecer un Centro Técnico para la Gestión del Riesgo de Desastres, Sostenibilidad y Resiliencia Urbana (DiMSUR). El Centro desarrolló una herramienta, City Resilience Action Planning, o CityRAP, para facilitar la planificación participativa de la resiliencia a nivel de ciudad. La metodología de CityRAP reúne a las autoridades municipales, los actores urbanos y las comunidades. Llevan a cabo de forma conjunta una serie de actividades, a través de cuatro fases, que incluyen un curso intensivo sobre resiliencia urbana, recopilación y análisis de datos, mapeo participativo, discusiones de grupos focales y ejercicios de priorización que conducen a identificar las acciones más importantes que la ciudad debe tomar para desarrollar su resiliencia ante los desastres. Entre las primeras ciudades en poner a prueba esta herramienta se encuentran Morondava, Zomba, Chokwe y Moroni. Con la herramienta, las cuatro ciudades identificaron sus necesidades de resiliencia, como el refuerzo de los sistemas de drenaje, la restauración de ecosistemas, una mejor gestión de los desechos sólidos y el establecimiento de sistemas de alerta temprana y refugios seguros para proteger vidas y los activos de la ciudad.
Impacto Los cuatro países y ciudades, con el apoyo de DiMSUR y ONU-Habitat, combinaron los resultados del proceso CityRAP en una sola propuesta conjunta y recaudaron con éxito $14 millones para implementar todas las necesidades de construcción de resiliencia, prioritarias en cada ciudad, complementando con buenos materiales y herramientas para promover la adaptación climática urbana a nivel nacional, y también para compartir conocimientos y experiencias regionales. La implementación ha comenzado y se espera que para 2024 se hayan completado 23 intervenciones de infraestructura resiliente en las ciudades, lo que las hará mucho más resilientes ante los desastres y evitará la pérdida masiva de vidas y medios de vida. Además, las experiencias en las cuatro ciudades han ayudado a desarrollar aún más la herramienta CityRAP, que desde 2016 se ha implementado en un total de 34 ubicaciones en 12 países de África.
Fuente: ONU-Habitat