Revista Montañismo Octubre 2017

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foto de Walter Corvalรกn

Tincho abad escuelita

olivia

ntrenamiento

Kiliman jaro EL Exiliado de la pale

titana

Octubre 2017


SIN LIBERTAD NO HAY MONTAÑISMO

Colaboraron en este número Notas: Nicolás Yunes Mailén Blanco Sigrid Spörk Jerónimo Grimaux Martín Lopez Abad Berta Pozzi Carolina Klapko Belén Atchabahian

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Fotografía: Walter Corvalán Natalia Schiavo Rafael Masid Martín Barreiro Martín Abad Carolina Klapko Nicolás Yunes Silvina Figueroa Sebastian Mamby

Entrevistas: Pablo Artigue Diseño de publicidad: Laura Hernández Edición: Silvina Figueroa Diseño: Sebastián Mamby


QUÉ ESTÁS ESPERANDO

¿Qué estás esperando?

H

ace más de 66 años un puñado de socios fundaba el Centro Andino Buenos Aires, esos socios impulsaron que el CABA se convirtiera en el principal actor de las Expediciones Argentinas a los Himalaya; los años pasaron y se realizaron muchos logros, por renombre de las montañas cabe destacar el primer ascenso argentino al Fitz, el primer Everest , Yerupaja y muchos más. En esta todavía pequeña historia, la premisa ha sido, y debería seguir siendo “fomentar el montañismo”: Ya desde el año 1951 el centro daba cursos de formación. En el ´53 fue el primer curso de

Altura, que se dicta hasta hoy y sin miedo a exagerar, sólo en la última década por todos los cursos del club, han pasado más de 6.000 alumnos. Hoy lo integran aproximadamente 800 socios que recorren las más diversas montañas de nuestro país y el mundo, para sentir la emoción de la libertad y concretar ese sueño que inició en un pensamiento y que su cuerpo lo concreta. Esta última década ha sido de gran crecimiento, no solo en lo deportivo sino también institucionalmente, crecimos, incorporamos nuevos espacios, sumamos propuestas, y dentro de todo ello, nuestra apuesta más fuerte fue la creación del instituto de formación terciaria en guía de montaña. La primer camada de estos futuros guías ha concluido

la cursada, y podemos decir que nuevas caras se están uniendo. En el CABA hay muchas cosas por hacer, y son estas nuevas generaciones las que se acercan, toman la posta, encaran nuevos emprendimientos y colaboran en la concreción de los proyectos que los fundadores del CABA alguna vez soñaron. Por eso te invitamos a sumarte y que formes parte de esta cordada.

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(de la Pale)

T

odos los que vivimos en Capital Federal y somos amantes de la escalada, encontramos cada fin de semana un refugio de práctica y buenos momentos, en la Palestra del C.A.B.A. en el Centro Nacional de Alto Rendimiento (CeNARD). Este nuevo segmento está inspirado por

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aquellos escaladores y escaladoras que frecuentaban la Pale, y que por sus decisiones de vida, lograron irse a vivir a ciudades donde las montañas se encuentran a pocos minutos, donde las paredes están al alcance de cualquier rato libre. En esta primera entrega, Nicolás Yunes nos relata sus recuerdos en la Pale y alguno, de sus muchos ascensos, logrados en Bariloche. Leyendo las preguntas que me mandó mi amigo Rocke

El exiliado de la Pale

Nicolás Yunes El exiliado


(Cabeza) no puedo evitar acordarme de Pergolini diciendo con voz de viejo: “Yo recuerdo...” empecé a escalar allá por el 98... Ya no era la época de las calzas de colores pero se vendía la cinta tubular de 25mm para hacer las expreses... ¡re lindas!

Era la época del uno a uno y un juego de stoppers costaba, igual, un fangote de guita... Un amigo me llevo a la pale por primera vez para probar que era eso de escalar (en ese momento no había sheriffs y se pasaba por la guardia del Cenard sólo si sabías la contraseña:

levantar la mano). Después de esa vez no hubo vuelta atrás. No dejé de escalar hasta hoy. Después de despellejarme los dedos en Gandhi y tener las manos gastadas de hacer repes en Ceferino, después de viajes a la Vigi, a Bariloche y a Chaltén, después de

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La gente, la onda, lo

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eternos mates con amigos en la pale, hablando de proyectos, me mudé para Bari.

La vida acá es distinta, el clima es distinto y hay que aprender a convivir con él, acá se puede mechar entre el esquí y la escalada, el

trekking y la playa según el clima que toque transitar. Se puede hacer deportiva o alpina según las ganas. También hay varios muros


os amigos. allá, soñar con la montaña,

entre amigos, es más fácil

para apretar en invierno y no aflojarle a los dedos. Acá todo es un posible proyecto. Una de las montañas más emblemáticas de acá es el Trona, se ve desde las afueras de Bari, y desde la cumbre de casi todas las montañas de la zona. Sobresale más de 1.000 metros por arriba de todas y siempre tienta. Tiene su logística y el viento ahí arriba no es siempre de lo más amigable, pero si se le pone ganas, te deja pasar. ¿Lo que más se extraña de allá? La gente, la onda, los amigos, allá soñar con la montaña, entre amigos, es más fácil.

Pájaro

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Groenladia El portal a los sueños árticos

S

i de escalada se trata, siempre es un

tincho abad Groenlandia

buen momento para cambiar de planes y seguir adelante. En esta entrevista,

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Martín López Abad, nos brinda un relato detallado de su experiencia realizada durante el año 2016, en la tierra de los Kalaallit. ¿Cómo surgió la idea de ir a escalar a Groenlandia? Bueno, la idea no fue mía. El plan original era volver a EE.UU para escalar en Yosemite. Durante el 2015 estuve por ahí, pero por diversas razones no pude escalar. Me quedó la vena, quería y voy a volver. Estaba hablando con Carlitos Molina, planificando para escalar en Yosemite en el otoño, y me dice que se


iba para Groenlandia, pero que estaba difícil conseguir compañero, necesitaban a un tercero. Ahí, no me la pensé ni un segundo y le dije que ¡estaba dispuesto a ir! Así que, cambie la brújula totalmente, vendí casi todo mi equipo,

una semana a tope en Chamonix, Francia, la meca del alpinismo. ¿Qué destacas de esta expedición en cuanto a los valores humanos? En ese sentido, a pesar de no conocernos tanto antes de la expedición, la relación se forjó y profundizó en el viaje. Compartíamos muchas de las mismas visiones de escalada y manejábamos el mismo nivel de motivación. Algo muy importante dentro de una expedición. No faltaron las risas y las

y me fui para Europa con sueños árticos. ¿Quiénes fueron tus compañeros de cordada? ¿Ya habías escalado con ellos? Mis compañeros fueron Georg Hoodle, un suizo de unos cincuenti algo de años, muy motivado y con mucha experiencia. El viejo se escaló el Fitz en el ´87, ¡¡increíble!!

discusiones político- económico- religiosas.

y el sanjuanino Carlitos Molina, una verdadera máquina, de los mejores alpinistas que conocí. Nunca había escalado con ellos en la montaña antes

El sur de Groenlandia se caracteriza más que nada por ser lluvioso, según dicen, puede llover por 2 semanas, eso justifica

de planificar la expedición, pero sabía de sobra, sus motivaciones y como escalaban. Igualmente, antes de irnos para Groenlandia, escalamos

hecho, no es más frío que la Patagonia, por ejemplo. Nosotros

¿Qué característica tiene el clima en la zona? ¿Cuál es la mejor época para ir a escalar?

la gran cantidad de líquenes en las rocas y la abrumadora cantidad de mosquitos. Al contrario de la suposición de la mayoría, el sur de Groenlandia no es particularmente frío, de tuvimos mucha suerte y nos tocó sólo una noche de lluvia, bastantes días de nubes, pero clima seco. Llegado un punto, ¡pedíamos mal clima para poder descansar! La mejor época para escalar roca es desde Junio

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para la cabeza, los cantidad de mosquitos que hay ponen a prueba tu paciencia. ¿Qué actividad deportiva en Groenlandia fue la que más te gustó? Me costaría elegir una en particular, ya que todas fueron diferentes y tuvieron algo que resaltar. Pero sin duda, el bloque de V5 del campamento base,

fue la

mejor actividad deportiva. Tenía alta calidad pero ¡¡me dejo sin yemas!! ¿Cuántas vías pudieron realizar? Realizamos 3 grandes vías y un intento de apertura en roca podrida y llena de musgo. Por un lado escalamos una vía de 1.100 metros en una aguja espectacular que se llama Ulamertorsuaq, la

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vía se llama “War and Poetry” una vía de 32 largos de hasta 7b+, un pseu-

do clásico de la zona, de mucha calidad y muy vertical. Al menos 25 relevos fueron colgados del arnés. ¡¡¡Letal!!! También, abrimos una ruta de 550m aproximadamente de 7a, en el centro de la pared del Nalumasortoq. Fue increíble,

tincho abad Groenlandia

hasta Agosto. Eso sí, no se olviden de llevar una red

10 largos a tope de cuerda, de fisuras de manos verticales eternas, todo en libre y ¡sin dejar nada de material en la ruta! Una joyita. Con Carlitos fluimos muy bien y escalamos rápido. Esa vez, Georg estaba enfermo así que no nos pudo acom-


pañar. Le pusimos “Pedo de Placer” porque nos salió de pedo (al empezar la ruta pensamos que estábamos repitiendo la British, no teníamos topo) y fue un placer de fisuras de mano. Desde la pared del Nalu, divisamos un pilar muy, muy atractivo, lo fuimos a ver y vimos la línea perfectamente, pero íbamos a necesitar bolts, ya que había muchas secciones de placa (los primeros 5 largos fueron casi enteramente de placa). Un primer día hicimos los primeros 7 largos de la ruta. Fue una experiencia inolvidable y de muchísimo aprendizaje, abriendo desde abajo una placa con taladro en mano, ganchos y alejes, y ¡encima en Groenlandia! Bastante intenso, con vuelos incluidos pero ¡hermoso! El aprendizaje fue gigante, con muchas emociones y momentos tremendos.

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Groenlandi

Y otro día terminamos la ruta hasta la cumbre, la

segunda mitad de la vía era mucho más fisurada

(como en Arenales), bastantes Off With y Chimeneas. Esta es, tal vez, la actividad que más me gustó, para dar

una respuesta real a la pregunta anterior. Porque fue todo un proceso, desde que vimos la línea, fuimos y escalamos los primeros largos, le pusimos los relevos y liberamos. El aprendizaje fue gigante, con muchas emociones y momentos tremendos. Al fin del cabo, quedó “Qujanaq” 7a+ 700 metros, en el Pilar Sur del Ulamertosuaq.

fisuródromo de roca inmejorable y una cumbre con una vista de los hielos continentales y fiordos ¡zarpada! ¿Hay alguna particularidad que quieras agregar? ¿Cuáles son las posibilidades de abrir nuevas rutas y qué calidad es la roca que hay en el lugar? Creo que la particularidad para mí, es que fue una expedición “Plaisir” (placentera). La logística es cara pero sencilla, dentro de todo. Te bajas de un bote y estás en el campamento base, caminas 2 hs y estás en la base de la pared. No hay caminatas de 10 horas, ni porteos, ni altura. El clima es dentro de todo benévolo en verano, los glaciares son pequeños y mayormente de ablación. Se pueden hacer casi todas las aproximaciones en zapas de trekking. En el campamento base, hay gente, otras expediciones, incluso turistas con guía. Por otro lado, hay muchas vías de muy buena calidad, posibilidades para abrir aún hay obviamente, pero las líneas de mayor calidad ya están abiertas. La roca varía, hay paredes como la del Nalu que es calidad Yosemite, pero la franja inferior del Ula, se desgrana un poco. ¿Qué nivel de grado mínimo debería tener alguien que quiera ir a escalar allá?

levos equipados y casi sin mieditos. Buenas placas con boulders de lindos movimientos, y para rematar un

Bueno, más que un nivel en cuanto al grado de escalada libre, creo que hay manejarse muy bien en escalada tradicional. Rapeles, maniobras con cuerdas, seguros, saber escalar artificial. Vale la pena escalar bastante granito antes de ir ahí. Pero, pudiendo escalar 6b y habiéndose subido a los estribos un par de veces, podés escalar muchísimo. También es un lugar para escalar en modo Big Wall, con portaledge, cuerdas fijas, petates… Nosotros llevamos portaledge, pero preferimos escalar en estilo alpino, más liviano, más fácil y es lo que

incho

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bad

Una vía para repetir, con re-


roenlandi

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tincho abad mejor sabemos hacer. Podés hacer cualquier vía escalando artifical, 6b en libre y con portaledge (hay muy pocas

chos amigos, de la familia y

repisas para dormir). ¿Quiénes te ayudaron en este proyecto? ¿Obtuviste mucho apoyo? Sí, claro. Muchísimo

se coparon comprando y vendiendo rifas, del club y del gobierno de la provincia de Buenos Aires también. Todos ellos hicieron posible la expedición y mi desarro-

hacer? ¡Claro! Creo, más bien, que elegiría otro lugar. Algo más agreste, más salvaje y alejado. Hay muchas otras

emocional de mu-

llo como deportista. No me

paredes

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del Centro Andino Buenos Aires. Económico también de parte de los amigos que

queda otra cosa que agradecer y motivar al que pueda. Por último, ¿te gustaría volver? ¿Te quedó algo en el tintero que te hubiese gustado

en

Groenlandia


mismo, por descubrir. También en la Isla de Baffin, ahí cerquita en el Ártico. El último día, después de haber terminado de abrír “Qujanq” en el pilar sur del Ula, había otra agujita más corta de unos 7 largos más o menos. Tenía un sistema de fisuras tremendo, el plan era abrir, pero el despertador sonó temprano y desgarrador, estábamos cansados y algo nos dijo que no saliéramos. Así que dormirnos plácidamente hasta las 10 am. A pesar de tener la costumbre (buena o mala) que siempre se podría haber escalado más, estoy más que satisfecho del viaje. Dos grandes vías nuevas, y un rutón larguísimo.

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de

escuelit escalada 18

Escuelita de Escalada Aprendiendo a crecer en equipo

C

on muchas expectativas, alegría y luego de la evaluación de varios proyectos, en abril del año pasado se inició la tan soñada escuelita de escalada para los más pequeños. Los elegidos para coordinar este nuevo desafío fueron Sigrid Spörk (a cuatro finales de ser profesora de Educación Física), Mailén Blanco (a un final de ser médica) y Jerónimo Grimaux


(a seis materias de ser geólogo), todos con una importante experiencia en escalada. Además cuenta con la asistencia de los alumnos de la carrera de Guía de Montaña del Instituto del Centro Andino Buenos Aires (ICABA) que realizan sus prácticas con niñas y niños. Desde el inicio, y hasta agosto del año pasado funcionó en un solo turno y luego, cuando el horario se completó por la cantidad de asistentes, se desdobló el horario en mayores de 10 años de 9 a 11 hs. y menores de 9 años de 11.30 a 13.30hs, siempre

los días sábados. ¿Es necesario que los padres sean socios de la Institución? Sig: -No es necesario que los papás sean socios del CABA, de hecho, la mayoría de los niños que concurren a las clases, no son hijos de madres o padres escaladores. ¿A partir de qué edad las niñas y niños pueden iniciarse en la escalada? Jero: - Actualmente en la escuelita hay chicos entre los cinco y los catorce años, lo cual no quiere decir que ese rango no pueda ser más amplio en algún momento que podamos acomodar otro horario. ¿Cómo encaran las clases? ¿qué objetivos persiguen? Sig: - Las clases son esencialmente lúdicas con mucho contenido recreativo, para que acercarse a la actividad sea un disfrutar y se crezca y mejore a través de juegos. Además los instructores compartimos

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Un día el primero pasa ¡alegría, ovación, todos eufóricos!

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la idea de que el aprendizaje es genuinamente significativo cuando se produce desde una perspectiva constructivista, entonces, el juego como herramienta ,nos posibilita el descubrimiento y las resoluciones a las problemáticas motrices que se presentan escalando. La escalada deportiva es una disciplina individual, ¿cómo hacen para incentivar el trabajo en equipo? ¿Cómo logran generar un sentido de pertenencia al grupo? Jero: -Los que coordinamos la escuelita acordamos que la escalada no es un deporte individualista, ya que dentro de las actividades que enseñamos están, prestar atención a quien escala para evitar pasar por abajo, spotear al compañero, dar seguro, compartir una resolución de una vía o compartir una chocolatada,


escueli

mate o galletitas. Todo el tiempo nos relacionamos con nuestros compañeros y entorno. Además los juegos grupales cooperativos y hasta los de oposición (nunca se mantienen los mismos equipos), generan vínculos entre quienes compartimos esta disciplina. Además, las actividades que se generan por fuera del boulder (salidas a la roca, palestra) fortalecen la unidad grupal y las ganas de hacer y crecer por el espacio.Finalmente, pero no por eso menos importante, tenemos que nombrar necesariamente a los padres, quienes se involucraron fuertemente generando un ambiente increíble. ¿Pueden contar alguna anécdota? Sig: -¡Ufffff! Jajaja, muchísimas... Antes de que dividiéramos la clase en dos turnos, un grupo de chicos propusieron un desafío para el final de la misma: Completar la travesía del techo. To-

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quedaba por pasar el

rey de la perseverancia


scuelit escalada

todos continuaban arengando y compartiendo ese momento

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dos los sábados después de cada clase enfilaban al desplome e intentaban el pasaje completo, cada uno tenía que encontrar su estrategia porque las diferencias físicas son notorias, no obstante todos aconsejaban a quien lo intentaba: “¡Subí el pie!”, “Ahí tenés una buena”, “Aprovechá a descansar ahí”. Un día el primero pasa... ¡alegría, ovación, todos eufóricos!, siguen intentando motivados por el primer encadene y así en las sucesivas semanas casi todos logran pasar. Casi un mes después quedaba solamente por pasar el techo uno de los chicos, el rey de la perseverancia, (no obstante todos continuaban arengando y compartiendo ese momento) pero una caída desmotivó el cruce y el desafío quedó suspendido. Unos meses después, un día y sin

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“¡Subí el pie!” “Ahí tenes una buena”

e

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escalada

“Aprovechá a descansar ahí”

...y n


escu

nos sorprende a todos, encadenando de monkey ...

25 Todos pudieron hacer la travesĂ­aÂ


de

escuelit escalada

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avisar nada, el señorito volvió a probar el techo y nos sorprendió a todos encadenando de monkey, al escapársele un pie, hasta poder tener el apoyo del otro lado. ¡Impresionante, todos pudieron hacer la travesía! ¿Cómo se desarrollan las prácticas en la palestra?¿ Desde qué edad pueden empezar a dar seguro, ir de primero, etc.? Mai: -Cada vez que se dan las condiciones necesarias, llevamos los chicos a la pale. En general montamos top ropes y los chicos van probando los distintos sectores y enfrentándose con otros desafíos como son la altura, la laja y la cuerda. Nosotros les enseñamos a dar seguro a todos aquellos que hayan dejado el arnés integral y que logran concentrarse en la tarea, pero eso depende de cada niño y no tanto de la edad, lo mismo que para ir de primero. Ambas actividades requieren concentración y conciencia de los cuidados que hay que tener. Cuando los vemos seguros, les vamos dando más tareas. ¿Cómo es la dinámica cuando realizan las salidas a la roca? ¿Dónde suelen ir? Mai: -Vamos con los padres que son responsables de los niños en el pie de vía, mientras los profes nos ocupamos de la seguridad en la pared. Compartimos los almuerzos, cenas y solemos hacer algunos juegos después de terminar la jornada de escalada ¡porque ellos no se cansan! Por ahora fuimos a la Vigi y a Capilla, ¡pero eso se los contamos la próxima!

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30 foto de Natalia Guarnacci Schiavo


bolivia

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Un paseo por las alturas y una despedida

Crónica del viaje de fin de cursada de la primer camada de Técnicos en Guías de Montaña del Instituto del Centro Andino Buenos Aires. Por Berta Pozzi

L

a gente nos dice montañistas, y hasta nosotros a veces nos llamamos a nosotros mismos montañistas. Pero nosotros somos otra cosa. Hace más de dos años que empezamos esto que nos trajo hasta acá, a contar lo que fueron las hazañas en Bolivia. Empezamos la carrera de guías de montaña en el Instituto del Centro Andino Buenos Aires en marzo de 2015 y desde entonces hemos estado yendo y viniendo de la vertical con cada fin de semana largo o cuando las vacaciones, o más bien los trabajos, lo permitían intentando aprender todo lo que la montaña tiene para enseñarnos para así poder, con suerte, transmitírselo a otros. Durante toda esta odisea, pasamos por Mendoza, San Juan, Córdoba, Rio Negro y Catamarca. Para cerrar la carrera, el desafío fue Bolivia, planeado para la segunda quincena de julio de este año. Pero para nosotros empezó mucho antes, unos meses atrás, cuando empezamos con la búsqueda de pasajes de avión baratos, tornillos y estacas de hielo, botas dobles. Pero también de información, de fotos, de detalles de las montañas y las rutas que nos esperaban; y cada vez que se hablaba de Bolivia se hacía un nudo en la panza y brillaban los ojos. El plan era llegar a La Paz el sábado 15 de julio. Algunos fueron llegando antes, otros llegamos a último momento. De cualquier manera, tuvimos todo el fin de semana para aprovisionarnos y pasear por las pintorescas calles de la ciudad. Pero el objetivo principal era aprovechar esos días para empezar a aclimatar teniendo en cuenta que la ciudad se encuentra ni más ni menos que a 3600 metros sobre el nivel del mar en sus partes más bajas y a 4000 en la zona de El Alto. Efectivamente la altura se sintió al llegar, pero no hizo más estragos que algún leve dolor de cabeza y pesadez en la piernas. Un excelente modo de recorrer la ciudad y

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moverse entre sus bajos y altos evitando el ajetreado tránsito es mediante las 4 líneas del moderno teleférico inaugurado en 2014. Para el domingo a la noche ya estábamos todos con nuestros petates casi listos, estallados de equipo y de ricas comidas que habíamos logrado conseguir en el mercado, atracción que vale la pena más allá de las compras que en

rigor debíamos efectuar. El lunes por la mañana nos recogieron los vehículos que nos trasladarían al campo base del Condoriri, macizo que se encuentra a unos 60 km de La Paz y debe su nombre a una de las montañas que lo integran. El Condoriri- voz aimara que significa “Cabeza de Cóndor”- es posiblemente una de las más bellas montañas de la cordillera Real (llamada así por los conquistadores españoles debido a su majestuosidad). Por presentar una aproximación rápida desde La Paz, el sector del Condoriri es muy popular en Bolivia, y lugar obligado para todo visitante. El parque nacional que incluye al Condoriri dentro de sus límites lleva su nombre: parque Condoriri; el nevado es sin duda la montaña más imponente y alta del sector. El parque posee diversas alternativas de escalada en roca, hielo y mixto. El viaje fue ajetreado con el tránsito de La Paz y sus alrededores pero un par de horas después las camionetas nos depositaron a unos kilómetros del campo base y completamos el trayecto con mulas ofrecidas por los lugareños. Grande fue la alegría cuando al llegar al campo base, a unos 4650 m.s.n.m., nos reunimos con varios de nuestros compañeros que se encontraban ya en Condoriri desde hacía una semana. Habían estado haciendo prácticas en

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hielo, obligatorias para poder realizar la salida final, y que no habían podido completar en instancias previas de la carrera. Así que esa tarde nos relajamos, tomamos mates y nos fuimos amigando con la nueva altura, con 1000 metros ganados desde que habíamos salido de La Paz esa misma mañana. El campamento era una panacea. Una planicie bajo un cielo diáfano y junto a una laguna cristalina, con varios sitios de acampe ubicados entre bloques, algunos más grandes y con posibilidad de practicar boulder. Había hasta cubículos de piedras con inodoro y una manguera de la que podíamos obtener el agua que bajaba desde un arroyo. Y el glaciar de fondo, siempre imponente, siempre deslumbrante, e invitándonos a que nos montemos sobre él, con el Condoriri, la Aguja Negra, la Pirámide Blanca y varios otros picos conocidos a la

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vista. Así que ese primer día trascurrió apacible mientras por dentro se incrementaba la ansiedad por los días venideros. El martes 18 arrancamos con todo. Por la mañana tuvimos una actividad de manejo de GPS y por la tarde nos montamos finalmente en el glaciar para practicar rescate en grietas y polipastos, conocimientos que debíamos tener bien frescos para el objetivo final. Los días siguientes continuamos con la aclimatación. Ascendimos al cerro Austria y al cerro Mirador, ambos en proximidad del campo base y con 5350 y 5250 m.s.n.m. respectivamente. Se trataba de senderos pedregosos sin dificultad técnica alguna, a la vez que el tiempo era súper amigable, siempre con sol y alcanzando los 20ºC en horas del mediodía. Por las tardes llevamos a cabo alguna que otra práctica como confección de camillas de primeros auxilios con cuerdas de escalada. Finalmente, el jueves a la tarde empezamos con los preparativos, la ansiedad y la expectativa llegaron al nivel máximo: el viernes 21 a la madrugada realizaríamos el ascenso al Pequeño Alpamayo, de 5400 m.s.n.m., por su ruta normal. Su


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36 foto de Rafael Masid

cumbre era el objetivo final de la salida. Las cordadas, de 2 o 3 personas cada una, fueron saliendo desde las 3 de la mañana. Nosotros salimos a las 5. Desde el campo base había que caminar una hora hasta llegar al borde del glaciar, en donde uno cómodamente podía ponerse los grampones, encordarse y equiparse para el tránsito. Luego montarse en el glaciar y seguir caminando un par de horas más hasta la cumbre del cerro Tarija. Este trayecto no ofrecía mayor dificultad pero se sentía el frío y la pendiente, no demasiado pronunciada (aproximadamente 45º) pero sostenida. Caminamos encordados por un sendero en el hielo bastante demarcado por la cantidad de gente que lo transita y que en la parte final sorteaba un par de anchas grietas. Cuando nos pegó el sol y empezamos a calentarnos, ya podíamos divisar la cumbre del Tarija, a la cual llegamos a eso de las 10 de la mañana (5200 m.s.n.m.). Desde aquí el espectáculo era único, la arista somital del Pequeño Alpamayo, la cual debíamos ascender, brillaba en todo su esplendor a la luz del sol de la mañana. Ese fue el momento de darnos cuenta de dónde estábamos, de adónde habíamos llegado y del desafío que teníamos por delante. El descenso del cerro Tarija no es difícil pero debe hacerse con


foto de Rafael Masid

cuidado, sorteando bloques de tamaño mediano y algún paso de 3º grado.Una vez al pie, comienza la arista por la que discurre la ruta normal en dirección suroeste, ganando 200 metros de desnivel hasta la cumbre del Pequeño. La pendiente va cambiando, alcanzando en un pequeño tramo los 60º, pero las condiciones del hielo permitían colocar es-

tacas para progresar a modo de ensamble. Era necesario, en esos tramos más empinados, valerse de las dos piquetas técnicas para progresar. A nuestra derecha, arista abajo hacia la cara sur, se vislumbraba la ruta directa: una pared de hielo hermosa de hasta 70º de inclinación, que puede completarse hasta la cumbre en cuatro largos. Un proyecto que quedaría pendiente para la próxima. Paso a paso, piqueta a piqueta, nos fuimos haciendo con la cumbre y al mediodía estábamos casi todos arriba, pudiendo divisar a los lejos el nevado Huayna Potosí al sur y el lago Titicaca al oeste. La emoción era grande cuando veíamos la cabecita de un compañero asomar

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a la pequeña explanada que oficiaba de cumbre. La arista se aplanaba al final como si, habiéndose anticipado a nuestra llegada, nos hubiese hecho un lugarcito para que cupiésemos todos. Y ahí vinieron las lágrimas, los abrazos, y ese sentimiento de satisfacción y felicidad y todo junto que suele embargarnos en las cumbres. Y con ese sentimiento de cumbre en el pecho nos abrazamos todos y nos sacamos las fotos de rigor, como siempre abanderados detrás del lema de MONTAÑAS LIBRES. Habíamos cumplido nuestro objetivo; pero aún faltaba el descenso, y eso requería esfuerzo y cuidado, y nos tomó prácticamente la tarde entera. Montamos un rapel y una cuerda fija en los tramos de mayor pendiente, el resto fue tránsito glaciar y retornar sanos y salvos a nuestro querido campo base. Cansados. Pero ahora sí, lo habíamos logrado, y la alegría era inmensa. Bastaba ver la cara del Chango diciéndonos que estaba feliz por todos. Nos despedimos la mañana del día siguiente. Algunos nos quedábamos a probar suerte en el sector, otros tenían

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planes en otras montañas y otros regresaban a casa. Los días siguientes fueron vacaciones. Si un par de años atrás me hubiesen dicho que iba a pasar mis vacaciones en un glaciar habría respondido que esas no son vacaciones. Por suerte, ahora, pienso todo lo contrario. Los días que nos quedamos en Condoriri repetimos el cerro Austria con picada cumbrera en festejo de cumple y probamos suerte en el Pirámide Blanca por su ruta normal. Un verdadero desafío para los nueve que fuimos, ya que para abordarlo había que cruzar transversalmente casi todo el glaciar con sus amplias grietas, ascender una rampa final de 60º y luego buscarle la vuelta al promontorio de cumbre ya que la ruta no era clara. Optamos encararlo por atrás, por el último tramo de la ruta directa, y finalmente nos montamos al bloque cumbrero poniendo algún que otro empotrador “psicológico”. El bloque estaba algo inclinado y apenas entrábamos, pero la alegría era tan grande que queríamos compartir ese momento entre todos en lugar de subir de a cordadas como habíamos pensado en un principio. Los amigos que habían quedado en el campo base nos veían desde lo lejos. Este día fue muy importante para mí, sentía que de a poco me iba encariñando con el

glaciar que antes del viaje me infundaba temor. Las piquetas técnicas quedaban cada vez más cómodas y me daban ganas de probar más vías y más montañas. Pero, lo más importante, había confiado en mi cordada y las cordadas amigas con que hicimos el ascenso, sin profes ni guías además de nosotros, y esa camaradería, una vez que se


Paso a paso, piqueta a piqueta nos fuimos haciendo con la cumbre

foto de Rafael Masid

siente, no se pierde jamás. Como dijo Rafa Masid: “Con esta banda me voy a todos lados”. Y finalmente llegó el día de dejar Condoriri. Nos despedimos con unas truchas a la laja con cebolla y limón, obra onírica de “El Maestro” Ariel Celle. Vuelta a las mulas, vuelta a La Paz. Qué linda La Paz después de unos días en la montaña. A

reponer calorías y horas de sueño, aunque para esta altura del viaje ya estábamos perfectamente aclimatados. Salimos a tomar cerveza y a cenar en festejo de los cumples de Sebas Fain Castro y Tincho Barreiro y nos preparamos para una nueva aventura: el Huayna Potosí, esa cumbre filosa que nos había saludado desde la llegada a Bolivia. En el aeropuerto, en el teleférico, en las cumbres de Condoriri. Desde todo lados veíamos el perfil majestuoso de la montaña joven alzarse hacia el cielo y, como casi todas las montañas por esos lares, prácticamente todo cubierto de glaciar. Freddy, en su minibús, nos condujo por aproximadamente dos horas desde La paz hasta donde pueden acceder los vehículos

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Nos despedimos con unas truchas a la

laja con cebolla y

limón, obra onírica de “El Maestro” Ariel Celle

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(4800 m.s.n.m.) en el parque Huayna Potosí y, desde ahí, caminamos unas dos horas hasta el Refugio Las Piedras, a 5130 m.s.n.m. A las 4 de la madrugada del día siguiente emprendimos el intento de cumbre, encordados y equipados para tránsito, con una piqueta y un bastón cada uno. El frío se hizo sentir más que nunca hasta que, llegando

a la rimaya, nos alcanzó el sol. Luego de cruzarla, con cuidado debido a su pendiente de casi 70º aunque sin mayor peligro por los escalones ya demarcados, fue todo un tránsito tranquilo y con escasa pendiente hasta abordar el filo cumbrero. Una pequeña rampa y ya estábamos ahí, encarando ese filo que habíamos visto desde lo lejos y que hace a esa montaña tan linda como pocas. Ir transitándolo, con compas por delante y compas por detrás, fue para mí la coronación perfecta de estos años de montaña con amigos. Desde ese filo a esa altura, uno podía contemplar la anchura de la Cordillera

Real en toda su extensión, e incluso al Pequeño, nuestra montaña de unos días antes, a lo lejos. Ahora estábamos de la otra orilla de nuestras contemplaciones pasadas y saludábamos a nuestros yo de unos ascensos previos. Y a nuestros yo mucho más viejos, a los hechos y sucesos que nos pusieron en ese momento y en ese lugar y con los que, justamente por eso, estaríamos eternamente agradecidos. No puedo imaginar mejor culminación del viaje a Bolivia y de la carrera en ICABA que los 6 mil metros de la cumbre del Huayna Potosí con amigos del alma.

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43 foto de Rafael Masid


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decidos. Así es que hoy, nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. Somos quizá montañistas, quizá escaladores, quizá guías de montaña. Al fin y al cabo, como dice el poeta latinoamericano Eduardo Galeano, “Somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”.

olivia

Empecé este texto diciendo que no somos montañistas. El lector podrá juzgar, habiendo leído de nuestras hazañas, la veracidad de esa afirmación. Lo cierto es que somos otra cosa. Somos los que, no conformes con nuestras vidas, empezamos hace dos años la búsqueda de otro tipo de paz, otro tipo de felicidad. El ICABA nos abrió sus puertas para que, siendo la primera cursada de alumnos de la Tecnicatura de Guías de Montaña, le diésemos una segunda oportunidad a nuestras vidas a través de nuestro amor por la montaña. Y por esa oportunidad estaremos eternamente agra-

Gracias eternas a todos los pibes del ICABA, los que fueron a Bolivia pero también los que no pudieron: Tincho Barreiro, Rafa Masid, Hernán Cabado, Sebas Fain Castro, Mauro Solano, Nico Werning, Sil Figueroa, Vane Arias, Nanci Villalba, Fer Álvarez, Ari Celle, Gus Giordani, Pablo Minteguia, Wally Corvalán, Nati Guarnacci, Caro Klapko, Caro Fornasari, Laura Lorda, Gustavo Pontoriero, Lucho Zapata, José “Tapa” González, Ile Vaamonde, Sebas Mamby, Rodo Martin, Néstor Fernández, Santi Cid y el Grillo Gouric. A los profes, instructores y acompañantes que pusieron todo para que la aventura salga: Adrián Jorge Sánchez, Pablo Hlavnicka, Fede Ruffini, Diego Dominguez, Pablo Subiza, Marcos Cortina, Sebas Fain Castro y Wally Corvalán (profes y compas), Marcelo Hernández. A todos en el CABA. A nuestras familias y amigos…


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Celebración de las contradicciones/2 “En estas tierras, la cabeza del dios Eleggúa* lleva la muerte en la nuca y la vida en la cara. Cada promesa es una amenaza; cada pérdida, un encuentro. De los miedos nacen los corajes; y de las dudas, las certezas. Los sueños anuncian otra realidad posible y los delirios, otra razón. Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos. La identidad no es una pieza de museo, quietecita en la vitrina, sino la siempre asombrosa síntesis de las contradicciones nuestras de cada día. En esa fe, fugitiva, creo. Me resulta la única fe digna de confianza, por lo mucho que se parece al bicho humano, jodido pero sagrado, y a la loca aventura de vivir en el mundo”.

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Eduardo Galeano. “El libro de los abrazos”. *Eleggúa(también conocido como Ligua, Liwaa, Legua): En la religión Yoruba, es el dios de los caminos y el destino, es el que abre o cierra el camino de la vida, prosperidad, felicidad, suerte o desgracia y su nombre significa “el mensajero príncipe”. Es el portero de todos los caminos, del monte y la sabana.


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TITANA

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TITANAS Caro Klapko en Kilimanjaro

En el año 2013 comenzó a gestarse en mi cabeza la idea de subir el Kilimanjaro, la cumbre más alta de África, con 5.895 metros de altitud en la cumbre Uhuru. Esta montaña está

njaro

caro

caladas. Aquí tendremos un espacio de anécdotas de las nuevas protagonistas. En este primer número conoceremos el relato de la montañista Carolina Klapko en su viaje por África durante el año 2015.

klap ko kilima

I

ncorporamos un nuevo segmento donde buscamos resaltar los logros de la mujer en la montaña. Desde que Marie Paradis ascendiera el Mont Blanc, allá por 1778, y Miss Parminter se convirtiera en la primera escaladora en 1799, muchas mujeres emprendieron importantes proyectos de ascensos y es-

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conseguir este sueño

formada por tres volcanes y es considerada una de las Siete Cumbres. De ahí en adelante me empecé a mover en función de conseguir este sueño, así que trabaje en varios lugares, ahorrando cada peso para lograrlo. Finalmente el 10 de Mayo de 2015 me embarque en un avión con destino el aeropuerto del Kilimanjaro. Luego de 48 horas de viaje y con una escala en Estambul, llegué a destino. Un aeropuerto pequeño, había cinco empleados en total, dos de ellos de seguridad. Desembarcamos tan sólo 5 personas. Yo viaja-

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ba sola y no había contratado ningún servicio. Me subí a un taxi con dirección a la ciudad de Moshi, la ciudad más cercana a la base del Kili, donde sabía que podía conseguir alguna agencia, ya que está llena de empresas de turismo que ofrecen servicios para la subida. Hablando con el taxista, en inglés, (ellos tienen de lengua


ilimanjar

natal el swahili pero todos aprenden el inglés en la primaria), le comento que estoy ahí para la ascensión al Kili y él me recomienda una agencia de turismo. Mayo es un mes de temporada baja, así que muchos turistas no hay, y las agencias se matan para captar clientes. Yo tenía mucho miedo al elegir esta fecha, por las lluvias, pero por otro lado no me equivoqué, fue mejor, ya que la montaña esta casi vacía y los costos son mucho menores. En temporada alta, que comienza en el mes de septiembre hay miles de turistas. Esa noche el taxista, ya amigo, (son muy amistosos los tanzanos), me llevó a un lodge, una especie de hotel, muy lindo y económico. A la mañana siguiente ya estaba a primera hora el gerente de la agencia de turismo, Mister Pius, esperándome para hablar. El Kili tiene 5 rutas de ascenso, Marangu, Machame, Umbwe, Lemosho y Rongai; yo estaba interesada en subir por la ruta

el taxista, ya amigo, (son muy amistosos los Tanzanos)

Machame, ya que había leído que es la ruta con las vistas mas lindas. Durante todos los días de ascenso, la montaña se posa arriba tuyo y a medida que pasan los días se descubre la belleza de su cumbre. Otro de mis requisitos era

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de compartir la experiencia y también porque es más barato. Así que tuve que esperar tres días para que se armara el grupo, que finalmente consistió en tres personas, conmigo incluida. Un chico alemán de 16 años y un chico de 21 años de Colorado. Muy jóvenes pero con unas pilas tremendas, siempre bromeábamos con que yo era su madre, por la diferencia de edad entre ellos y yo. El 15 de Mayo, a las 9 de la mañana, nos encontramos en la agencia, con nuestras mochilas y con las 11 personas que trabajarían para nosotros. Es obligatorio en esta montaña contratar un servicio de guía, cocinero y porteador.

Machame llovía a cantaros, no me podía imaginar lo que sería caminar bajo esa lluvia, pero por suerte fue fácil ya que el primer tramo se realizó por un bosque tropical muy húmedo, con caminos bien marcados y muchos árboles que protegen de la lluvia. Luego de cuatro horas de caminata llegamos al campo Machame, donde ya nos tenían preparadas nuestras carpas. Una tienda para cada uno de nosotros, la carpa comedor con mesa y tres sillas, y una merienda riquísima. Es sorprendente como trabajan los porteadores: preparan grandes bultos que cargan sobre su cuello y espalda, y por supuesto, caminan como si no llevaran nada. Ellos cobran por jornada 8 dólares, y la verdad es que se desviven para que uno la pase bien. El segundo día nos levanta-

Nosotros contábamos con dos guías, cocinero, ayudante de

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nada de caminata, la primer parte es a través del bosque y luego empiezan a desaparecer los arboles hasta que llegamos a una cresta rocosa que es el Campo Shira (Campamento 2). Es uno de los lugares más lindos, la vista del Kili es preciosa y para empezar a aclimatarnos, esa misma tarde salimos a caminar por los alrededores, luego, me-

aro

cocinero y siete porteadores. Cuando llegamos a la puerta

kla

el de subir con un grupo, no sola, porque me gusta la idea

mos y luego de desayunar, comenzamos la segunda jor-

rienda, cena y a dormir. El tercer día es uno de los más difíciles ya que llegamos a los 4.630 metros para luego descender hasta los 3.900 para dormir. La jornada se hace lar-


el frio se hacía cada vez mayor

ga, casi 8 horas de caminata, pero con vistas muy lindas; almorzamos en Lava Tower que es como una gran torre rocosa, y nos llevamos una sorpresa, ¡estaba lleno de ratas enormes! Luego de almorzar comenzamos el descenso hasta el campamento Barranco, 600 metros más abajo, donde pasamos la noche. Ese día fue el más importante para nuestra aclimatación, ya que llegamos a los 4.600 metros y dormimos casi a los 4.000. Para mí fue un

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día difícil, me dió náusea y tuve que vomitar para estar

El tercer día es uno de los más difíciles


mejor. Me preocupé mucho, de hecho, le oculté al guía mi estado. Tenía miedo que si se enteraba de como me sentía, me hiciera descender. Me banqué todo el malestar, sola, para que nadie notase lo descompuesta que estaba. Mi mayor temor era no poder intentar la cumbre y que todo el esfuerzo fuera en vano. El cuarto día, uno de los más lindos para mí, arrancamos subiendo la pared Barranco. Es un gran paredón de rocas, donde no usamos bastones ya que en muchas partes tuvimos que agarrarnos con las manos para avanzar. Después pasamos por el campamento Karanga donde almorzamos. Caminamos cerca de 9 horas y llegamos al campamento Barafu a 4.673 metros, último campamento antes de la cumbre.

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Cenamos temprano y nos fuimos a dormir. A medianoche empezamos el camino hacia la


cumbre. Los nervios y la ansiedad hicieron que no pudiera dormir. Me pasé todo el rato dando vueltas y mirando el reloj, pensando en todo lo que había vivido para llegar a ese momento. Por fin se hicieron las 23 horas y nos levantamos a desayunar, por suerte no hacía mucho frio, y a las 12 en punto empezamos a caminar. Al principio la pendiente se hizo notar, y a medida que subíamos, el frio se hacía cada vez mayor. El agua en el camelback se empezó a congelar y a cada rato me encontraba controlando que la manguerita solo tuviera aire para poder seguir tomando agua. No se veía nada más allá de lo que nuestras linternas iluminaban y nunca paramos de subir. Por momentos me desesperé por ver algo; íbamos todos callados, cada uno con sus pensamientos y por momentos, me sentía un robot que no paraba de caminar en modo automático. Luego de 6 horas, llegamos al Stella Point, a 5.735 metros, y la alegría fue enorme. Eso indicaba que estábamos a una hora de la cumbre; paramos a hidratar, comimos algo dulce y en mis ojos, ya había lágrimas de emoción. Aun no se veía nada, pero ya empezaba a notarse una claridad entre el cielo y la tierra, un color anaranjado, hermoso. Seguimos el último tramo y yo no me quería perder ni un segundo de lo que estaba viendo, el cráter, los glaciares enormes, y el amanecer. Fue un sueño estar ahí, y en un momento desperté porque el frio que hacía ¡era tremendo! 15 grados bajo cero, decía Joshua, mi guía, y ya a 200 metros logré ver lo que había visto en tantas fotos: los grandes carteles que indican la llegada a la cumbre. De mis

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“En ese momento me sentí tan plena, tan viva, tan feliz...”

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“De mis ojos brotaban lágrimas”


ojos brotaban lágrimas, me atraganté de la emoción. Sólo

esfuerzo para llegar a ver algo tan maravilloso.

unos pasos más... La cumbre del Uhuru Peak, otro sueño cumplido. Nos abrazamos, lloramos, reímos, miramos al cielo y agradecimos a nuestros Dioses. En ese momento me sentí tan plena, tan viva, tan feliz... Fueron pocos los minutos que estuvimos en la cumbre. Apenas me sacaba los guantes, mis dedos se entumecían. Busqué rápidamente las banderas que me acompañan siempre: la de Berisso, mi ciudad natal y la de mi club de montaña, el CABA. Me saqué un par de fotos, y en mi memoria quedaron ¡para siempre! los enormes glaciares eternos del Kilimanjaro, esos de los que había escuchado

Inmediatamente comenzamos el retorno. El descenso lo hicimos por una ruta distinta, Mweka, y pasamos la noche en el campamento que tiene el mismo nombre. El final de este ascenso culminó en la puerta Mweka. Fue un día de felicidad y alegría plena. El sendero es muy lindo, se pueden ver monos y se escuchan pájaros; todo se volvió más relajado, ya que cumplimos nuestro objetivo. Fue tiempo de interesarnos por las plantas, los arboles y los animales. Ya abajo, nos acreditamos nuevamente en el Parque Kilimanjaro y nos dieron un certificado que indica el día y la hora que llegamos a la cumbre: 28 de junio de 2015, 6.23 AM, uno de los momentos más felices de mi vida.

hablar tantas veces... Valió la pena cada instante y todo el

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entrenamient

Entrenamiento para Montaña

L

as actividades de montaña, requieren de una disciplina y un entrenamiento específico para poder obtener un mejor desempeño en la práctica. Este espacio desarrollará consejos y recomendaciones de entrenamiento físico, tanto para escaladores como montañistas. Por Belén Atchabahian* Al arrancar cualquier actividad física, en primer lugar, es muy importante realizarse los estudios médicos correspondientes, con el fin de evaluar el estado físico antes de iniciar cualquier tipo de entrenamiento, para detectar y/o evitar posibles riesgos relacionados con la actividad física que se pretende realizar. En segundo lugar se debe tener en cuenta que no todas las personas reaccionan de la misma manera al estímulo que se quiere incorporar. Hay que considerar diferentes variables, como por ejemplo: edad, estilo de vida, lesiones, frecuencia con la que entrena, tiempo de inactividad, etc. Cada uno debería tener una rutina preparada de acuerdo a sus condiciones. Por eso es que en esta nota vamos hablar en términos generales del entrenamiento.

Ahora bien, aunque las condiciones reales en las que se desarrollara la actividad no son iguales a las del lugar donde se llevarán a cabo los entrenamientos (por cuestiones de distancia o tiempo), tenemos que tratar de realizar un plan adecuado que cumpla con las características del deporte para el cual nos estamos preparando. No debemos olvidar que así como la preparación del equipamiento apropiado o una correcta alimentación son fundamentales para el desarrollo de la actividad, una buena preparación física es de suma importancia para poder disfrutar de nuestro paso por la montaña. El montañismo se toma como un ejercicio de larga duración, aunque por las características de la actividad, tenemos que tener en cuenta que será un ejercicio de larga duración pero de intensidades muy variables (según el peso de la mochila, la altitud, desnivel, escalada técnica, etc.). Para la práctica adecuada lo que principalmente requerimos es resistencia, ésta se define como la capacidad para sostener un esfuerzo eficazmente el mayor tiempo posible. Para realizar el esfuerzo nuestro cuerpo requiere energía y para producir esa energía necesitamos oxígeno. Los ejercicios aeróbicos aumentan precisamente la can-

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tidad de oxigeno que puede aprovechar el cuerpo durante un tiempo determinado. Si bien cualquier tipo de entrenamiento aérobico puede ayudar a mejorar esta capacidad (caminatas rápidas, bicicleta, natación), el ejercicio más efectivo será CORRER. Porque correr nos exige un mayor esfuerzo, simplemente por el hecho de tener que cargar con el propio cuerpo. Como mencioné anteriormente, al ser una actividad con intensidades variables, es importante trabajar también la capacidad de recuperación. Debido a esta característica, debemos incluir en los entrenamientos el método intervalado. De esta manera, lo más apropiado seria trabajar con ejercicios de larga duración sosteniendo la misma intensidad durante todo el recorrido, así como también incluir ejercicios donde aparezcan los cambios de ritmo que nos permitan entrenar con intensidades más elevadas, trabajando la capacidad de recuperación. Por otro lado debemos incorporar ejercicios más específicos, sobre todo para ejercitar los músculos principales que serán implicados en la actividad. Es por ello que realizaremos ejercicios para fortalecer los músculos ABDOMINALES, ESPINALES y LUMBARES, porque

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son el centro de nuestro cuerpo, los que mantienen el equilibrio y la postura con el peso de la mochila en nuestras espaldas. También se requiere fuerza principalmente en los músculos GEMELOS, GLÚTEOS y CUÁDRICEPS, que son los encargados de soportar grandes esfuerzos en ascensos de larga duración. Por último deberíamos incluir ejercicios para fortalecer los MÚSCULOS DEL TREN SUPERIOR, sobre todo si vamos a realizar escalada técnica en nuestra expedición. El entrenamiento de la fuerza no solo es importante para fortalecer la musculatura adecuadamente en relación a la actividad que vamos a desarrollar, sino también para cuidar nuestras articulaciones y evitar cualquier tipo de lesión. Para confeccionar una buena


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rutina de entrenamiento debemos fijar un objetivo (fecha de la expedición), y se realizará una división por períodos de entrenamiento. En primera instancia se incorporarán ejercicios aeróbicos para ponerse en forma. Luego tendrán lugar los períodos más específicos en donde se trabajarán los cambios de ritmo y los ejercicios de fuerza para los músculos implicados

en la actividad. A medida que nos vayamos acercando al objetivo se podrán incluir también ejercicios en cuestas, caminatas con mochila, escaleras o algún recorrido en bicicleta de extensa duración (en este caso es preferible hacerlo en bicicleta, ya que correr durante varias horas seguidas puede dañar las articulaciones). Recordemos que en cada


sesión de entrenamiento debemos realizar una muy buena entrada en calor y finalizar con un buen trabajo de elongación. Por último, me gustaría recordarles tres principios del entrenamiento que son importantes para tener en cuenta a la hora de realizar una rutina. CONTINUIDAD: Los estímulos del entrenamiento deben

aplicarse de manera continuada para lograr los objetivos que se desean. Solo la repetición garantiza la fijación de hábitos. La idea es hacer el ejercicio físico con la frecuencia necesaria para aprovechar los efectos positivos de los entrenamientos. Descansar muchos días después del último entrenamiento supondrá con toda seguridad perder los efectos positivos que habíamos adquirido. En un programa completo de ejercicios es mucho mejor practicar dos o tres días por semana que hacerlo nada más una vez. Tiene que existir una relación entre el esfuerzo y el descanso para que la adaptación sea óptima. Tras el esfuerzo físico, el organismo debe tener un tiempo de recuperación o restable-

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cimiento. Los descansos son necesarios, pero éstos deben ser los adecuados: -Descansos largos no entrenan. -Descansos cortos sobreentrenan. -Descansos proporcionales permiten una adaptación óptima. PROGRESIVIDAD: El organismo del ser humano es capaz de soportar progresivamente esfuerzos cada vez más grandes. Para conseguir un incremento del nivel de condición física a largo plazo, es necesario aumentar los ejercicios físicos de manera progresiva a fin de encadenar, con el paso del tiempo, todos los efectos positivos de los entrenamientos y ob-

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tener así una sólida adaptación. ALTERNABILIDAD: En la planificación del entrenamiento las cargas del trabajo han de sucederse de manera alterna. Se necesita combinar el entrenamiento de las diferentes cualidades físicas respetando el período de recuperación. El descanso es imprescindible para que el organismo se recupere de la fatiga producida, pero este tiempo de descanso puede aprovecharse para desarrollar otro aspecto. Para terminar reitero que esta es una nota a modo general, por eso es que no contiene ninguna rutina determinada. Cada persona debe realizar una rutina específica de acuerdo a sus condiciones particulares.


*María Belén Atchabahian es Profesora Nacional de Educación Física y coordina los entrenamientos que se realizan en el Centro Andino Buenos Aires (CABA). Para mayor información: Secretaría Centro Andino Buenos Aires: +54 (11) 4381-1566 info@caba.org.ar belentrenamientos@gmail.com Facebook: ENTRENAMIENTOS “Espíritu de Montaña” del Centro Andino de Bs. As. Martes y Jueves 19hs. Sábados 10hs. Próximamente Lunes y Miércoles en Puerto Madero.

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