Boletín Compartiendo Nro. 07-2014

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COMPARTIENDO N° 07 ¡Por una vida productiva, sana y feliz; libre de transgénicos! lunes, 10 de febrero 2014

INDICE           

Discrepancia sobre transgénicos - Parte 3 Perú y su camino a ser miembro de la OCDE en el 2021 Políticas públicas con una nueva mirada sobre la agricultura familiar AGRICULTURA FAMILIAR CAMPESINA - Redescubriendo la agricultura del futuro Productores familiares a cargo del 80% de las explotaciones agrícolas del mundo “El periodismo según Monsanto”, por Soledad Barruti ESCUELAS ECO-EFICIENTES 2014 El impacto de Qali Warma en el agro peruano Con tinta en el ojo / Mirko Lauer Los 50 años del IEP / Augusto Alvarez Rodrich Ocultar a la Cumbre de CELAC con una cortina de silencio

CALENDARIO AGROECOLOGICO 2014

Editor: Fernando Alvarado de la Fuente E-mail: bioferdi@hotmail.com Blog: http://fernandoalvaradodelafuente.blogia.com/ FaceBook: Fernando Alvarado BioFerdi WEB: www.ideas.org.pe Facebook: http://www.facebook.com/centroideas.peru


NOTICIAS Y EVENTOS DE LA SEMANA

Discrepancia sobre transgénicos - Parte 3 Escrito por Alfredo Stecher Correo: astechers@gmail.com Miércoles, 05 Febrero 2014 Toco en este tercer artículo la ya mencionada entrevista reciente del doctor Alexander Grobman a Materia, revista informática, en Bogotá, en la que aparece con claridad su óptica frente a los problemas asociados con los TG. ¿Por qué dedico tanto espacio y tiempo a las afirmaciones del doctor Grobman? Porque es el más destacado representante de los defensores de los TG en nuestro país. El doctor Grobman dice con mucha razón que hay un margen de riesgo que tenemos que asumir con cada tecnología que utilizamos, que ninguna tecnología tiene riesgo cero y que la sociedad tiene que aceptar un nivel de riesgo determinado de acuerdo a un beneficio. También coincido en que no podemos esperar a ver cuál es el posible riesgo a cien años. El ejemplo que pone al respecto sin embargo no favorece su argumentación sobre los TG. Dice que nadie sabe qué va a pasar de aquí a un siglo con la telefonía inalámbrica, pero que sí sabemos cuáles son los beneficios. Esto es cierto. Pero resulta que, después de haber sido declarados seguros los celulares, a pesar de muchas prevenciones iniciales, con base en investigaciones con ratas e incluso estudios epidemiológicos, últimamente han ido en aumento las alertas. Incluso la cauta Organización Mundial de la Salud, después de una nueva revisión de lo publicado en la década previa sobre experimentos y análisis epidemiológicos, recomienda desde hace más de dos años evitar su uso por niños y su aplicación directa al oído, recurriendo a auriculares, y cautela general, lo que incluye, por ejemplo, su uso como despertador cerca de la cama, por precaución ante posibles efectos cancerígenos, en especial en el cerebro – en un nivel intermedio de cinco niveles de riesgo, a la par con plomo y gases de motores. Se considera que éste aumenta con mayor tiempo y cercanía de exposición así como por intensificación de las ondas en espacios muy cerrados, tales como ascensores y subterráneos, y a temperatura más elevada de los aparatos. Muchos productores de celulares transmiten esas recomendaciones en sus instrucciones de uso. Que haya muchos elementos más riesgosos presentes en nuestra vida diaria no es motivo para no cuidarnos lo más posible de aquellos en que el riesgo nos es conocido y posible de evitar o minimizar. Tenemos como sociedades la obligación de hacer una evaluación de los riesgos y de la relación costo – beneficio de cada nueva tecnología independientemente de los intereses económicos de quienes las producen y de monitorear los riesgos que van apareciendo en la práctica, de modo de contrarrestarlos y de evitar los que son socialmente inaceptables; y que cada consumidor pueda decidir si está dispuesto a asumir, para sí y sus hijos o allegados menores, el riesgo autorizado ya conocido. Velar por esto corresponde al Estado, y a las organizaciones de defensa de los consumidores vigilar su cumplimiento. Ello exige, en el caso de los TG, la indicación en la etiqueta de los productos que los contienen. No sé si es cierta la afirmación de Grobman de que tenemos moratoria de TG porque el presidente Humala la había prometido en la campaña electoral sin saber de qué hablaba y por eso ha tenido que cumplirlo. Lo que sí sé es que responde a una creciente presión de parte de los consumidores, a las exigencias de las organizaciones de consumidores y de las entidades


ecologistas y de la producción orgánica, y al mejor interés de nuestra sociedad y nuestra economía. En cuanto a la salud, él y otros han ridiculizado la investigación del equipo de Gilles Eric Seralini sobre daño grave por maíz TG NK603 en ratas, que efectivamente no es concluyente, pero lo es bastante más que las investigaciones a favor realizadas por Monsanto y por numerosos otros investigadores, que han llevado a algunos organismos internacionales a declarar a algunos TG, incluida esa variedad de maíz, como seguros. Esto lo ampliaré en otro artículo. Grobman no entiende la demonización de Monsanto y justifica la actuación empresarial con que tienen muchos accionistas con derecho a un ingreso, como lo tienen otras compañías. En verdad ¡qué pena nos deben dar también los accionistas de las empresas que fabricaban casas con asbesto o medicamentos con talidomida y que sufrieron enormes pérdidas –después de haber ganado muchísima plata- cuando se evidenció también judicialmente el enorme daño que causaban, y que había sido denunciado con pruebas mucho tiempo antes! ¡O de las tabacaleras cada vez más limitadas por prohibiciones y obligación de etiquetado de alerta en su ejemplar lucha por mantener la industria, según ellos, principalmente para satisfacer a los consumidores y mantener el empleo en la producción de tabaco! Conmovedor. Y siguen ganando muchísima plata. Grobman afirma, también con razón, que en todos los países, mediante un sistema de genética convencional, se han ido cambiando las variedades, y menciona que en Europa ya no se encuentra nada de los trigos antiguos del siglo XIX, que todo son variedades mejoradas. Que se ha perdido la diversidad, pero se ha beneficiado la gente con un mayor rendimiento y –agrego-, legítimamente en principio, a las empresas creadoras de las variedades comerciales sobrevivientes-. Olvida decir que eso ha ocurrido en un tiempo en que había mucha menor conciencia de la importancia de la biodiversidad, y es obvio que lo que se hizo con conocimientos y criterios mucho más limitados y en parte incorrectos no es una buena razón para que hagamos lo mismo. Quién sabe qué mejoras se podría hacer en los trigos actuales si siguieran existiendo esas variedades. Es aún materia de más investigación y deliberación si, por ejemplo, el maíz TG es una amenaza para las variedades cultivadas y silvestres (propias de nuestro carácter de país originario), pero está fuera de discusión que la conservación de nuestra biodiversidad es importante para nosotros mismos y como servicio a la humanidad. A ese respecto Grobman y otros han hecho enormes aportes que valoro, en la forma de estudios y de bancos de germoplasma y de genes. No debería borrar con la izquierda lo que hizo con la derecha (o viceversa). Grobman caricaturiza las decisiones de la Unión Europea sobre prohibiciones y restricciones a los TG. Según él se deben (solo) a cuestiones políticas, a la fuerza de los partidos verdes, además de intereses de la industria química para vender más pesticidas. ¡O sea que las grandes empresas ejercen presiones! Se permite aludir a que las ONGs mueven mucho dinero y que hay también ciertos grupos empresariales que patrocinan los cultivos orgánicos, lo que reconoce como legítimo –yo también. Parece ignorar el muchísimo dinero que corre en Estados Unidos y también en Europa y las presiones a favor de los transgénicos, en el Gobierno y en las instituciones de investigación. Un típico caso de ver la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el propio. Y parece no saber que las normativas europeas son en general más exigentes en materia de seguridad nutricional, sanitaria y ambiental que las de otros países, en particular Estados Unidos, aunque lamentablemente bastante laxas en el caso de los TG. Grobman señala que en Europa los agricultores son más ineficientes y que la UE equilibra estas ineficiencias con los subsidios, que equivalen al 50% de su presupuesto total. Curiosamente los agricultores norteamericanos, efectivamente en promedio más eficientes por la mayor escala y la organización empresarial más moderna de su agricultura, siguen recibiendo enormes subsidios, también los que producen con TG – y eso reconocidamente por una combinación de presiones políticas y de una preocupación por mantener la capacidad productiva nacional que no está en condiciones de poder competir en el mercado abierto sin esos subsidios.


Extiende a nuestro país su afirmación de que se mueve mucho dinero en contra de los TG, afirmando que quince ONGs internacionales tienen gente pagada a tiempo completo. No sé si eso es cierto, sí que sería legítimo, pero me consta que muchas de las personas que yo conozco que más han luchado y siguen luchando por una efectiva moratoria a los TG lo hacen por convicción y casi ad honorem. Dice no tener ningún conflicto con que empresas estén en el negocio orgánico, y que si la gente quiere pagar dos o tres veces más eso es su problema. Efectivamente es nuestro problema, pero es problema de Grobman exagerar tanto la diferencia de precios. Es cierto que el mayor precio es frecuente, y corresponde al mayor costo y mayor beneficio, pero suele no sobrepasar un 10 o 20% y en muchos casos ser inexistente, de modo que la mayoría de agricultores están en lo orgánico por convicción y no solo por interés económico. Él plantea que su problema está en que se haga una campaña contra ellos (él y otros, se entiende) diciendo que son malos. Es cierto y lamentable que haya ataques a personas, pero los defensores más serios de los derechos del consumidor y de los productos orgánicos nos basamos en argumentos y no en descalificaciones personales. Fuente: http://www.agronegocios.pe/columnas/item/3069-discrepancia-sobre-transgenicosparte-3

Perú y su camino a ser miembro de la OCDE en el 2021 Estimados señores, Es grato dirigirnos a ustedes para expresarles nuestro cordial saludo y a la vez enviarles el link donde podrán descargar la última publicación del Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (CEPLAN) Perú y su camino a ser miembro de la OCDE en el 2021, el cual hace referencia a la firme posibilidad de convertirse antes del 2021 en un país miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Asimismo, les informamos que podrán comentar sobre el documento a través de nuestras redes sociales como el facebook Ceplan Perú y twitter CEPLAN2050. Descripción: https://scontent-a-mia.xx.fbcdn.net/hphotosprn2/t1/1622145_660559630649627_2145386084_n.png Gracias por su atención, http://t2.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcRkyJUJ_rskZyumbFQjfD1QtOCKcq46ZRFMm0W6B9Xqe0Rxa_3Bw Oficina de Prensa e Imagen Institucional Centro Nacional de Planeamiento Estratégico Telf. 2117800 anexo. 1105 www.ceplan.gob.pe


Políticas públicas con una nueva mirada sobre la agricultura familiar Blog: http://bit.ly/1jbMSmZ PDF: http://bit.ly/1bnqkrm Artículo publicado en La Revista Agraria Nº 158. (Cesar Sotomayor Calderón y Gherson Linares Peña) La pequeña agricultura familiar es un sistema de producción cuya importancia en las economías nacionales es evidente en los países de América Latina y el Caribe. En promedio, representa más del 80% de los sistemas de producción de la región y aporta entre el 30% y el 40% del PBI agrícola regional y más del 60% del empleo rural3. Además de su importancia como proveedor de alimentos para las ciudades, generador de empleo agrícola y fuente de ingresos para los más pobres, la FAO4 reconoce su contribución al desarrollo equilibrado de los territorios y de las comunidades rurales. Según el Censo Agrario 2012, en el Perú, las pequeñas unidades agropecuarias (menores de 5 ha) representan el 81% del total y destinan una parte importante de su producción de alimentos al consumo interno y, también, a la oferta exportable nacional (por ejemplo, las exportaciones de café son producidas sobre todo por familias campesinas organizadas en cooperativas agrarias, que han logrado organizarse para vincularse con mercados externos). Por otro lado, la agricultura familiar constituye la principal reserva genética de la inmensa variedad de cultivos andinos, con lo cual es el sistema de producción que garantiza la protección de nuestra biodiversidad. Además, la pequeña agricultura familiar controla territorios estratégicos, como la naciente de ríos o cabeceras de cuenca, reservas mineras y de recursos energéticos, y otros que han definido serios conflictos socioambientales por el control de estos recursos. Corregir la mirada sobre la agricultura familiar A pesar de la importancia de la agricultura familiar, la lectura tradicional que se realiza sobre el campo no ha permitido diseñar políticas y estrategias para orientar los recursos del Estado y de la cooperación internacional a una real transformación de este importante sector, pues en lugar de verlo como un potencial para el desarrollo y el aumento de la producción nacional, se le ha considerado equivocadamente como un sector ineficiente y determinante de la pobreza rural. La mirada tradicional del campo ha generado una serie de mitos que, como decimos, no permite ver el potencial del espacio rural nacional. Uno de los mitos acerca de la agricultura familiar sentencia que esta es ineficaz porque produce poco y produce mal. Sin embargo, la pequeña agricultura familiar rural es más bien eficiente, pues con pocos recursos ha logrado producir lo suficiente para mantener el ciclo de vida de ingentes poblaciones rurales. El problema es que las mujeres y hombres del campo tienen un acceso limitado a recursos diversos, como asistencia técnica o infraestructura de riego. Otro de los mitos de esta mirada tradicional es considerar que la población rural permanece aislada y sin mayor participación en los mercados. Si bien las economías campesinas desarrollan gran parte de sus procesos productivos para el autoconsumo, muchas se hallan vinculadas a las cadenas de valor de los distintos rubros de la producción nacional. Naturalmente, esta vinculación muchas veces es incipiente y se da en condiciones de desventaja debido a problemas como información asimétrica o falta de poder de negociación, pero el desarrollo vial y carretero de las últimas décadas, acompañado de un considerable incremento en la conectividad, ha dado un impulso palpable para el mejoramiento y la integración de la producción campesina a los mercados locales y regionales. El mundo rural ha cambiado En realidad, las transformaciones recientes de la realidad nacional han permitido que el mundo rural cambie definitivamente, como se ha concluido, por ejemplo, en la última edición del Seminario Permanente de Investigación Agraria (Sepia XV), realizado en Chachapoyas en agosto de 2013, donde se destacaron los elementos de esta nueva ruralidad: doble residencia de los pobladores rurales (en el campo y en la ciudad), reducción del tamaño de la familia nuclear,


diversificación de ingresos a partir de su especialización en actividades extraprediales diversas, etcétera. Entonces, en este contexto la pregunta es: ¿cómo transformar los sistemas de producción familiar en el escenario de la nueva ruralidad? La mirada tradicional produjo una larga historia de políticas asistencialistas y desarticuladas que no han logrado capturar los cambios y el potencial que ofrece la nueva ruralidad. Sin embargo, recientemente, algunas políticas públicas están ensayando propuestas diferentes. Haku Wiñay: un interesante proyecto Queremos destacar la experiencia del proyecto Haku Wiñay (Vamos a Crecer), que en la actualidad viene implementando el Fondo de Cooperación de Desarrollo Social (Foncodes), del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis), en áreas rurales de la sierra y la selva del país. Este proyecto —que ha madurado las ideas de experiencias anteriores diversas como Marenass, Corredor Puno-Cusco, ITDG, Sierra Sur, Sierra Productiva, entre otras— trata de concordar con los cambios que suceden en el nuevo espacio rural. Haku Wiñay tiene como objetivo lograr la autonomía económica de las familias campesinas a partir del desarrollo de capacidades humanas y sociales que acompañan la inversión en activos físicos para mejorar la gestión del predio5. Siendo la familia campesina la unidad básica de trabajo, el modelo se basa en la introducción de prácticas agrícolas en pequeñas parcelas demostrativas de aproximadamente 1,400 m2, dentro del predio de cada hogar, como por ejemplo: sistemas sencillos de riego tecnificado a nivel familiar, producción de abonos orgánicos con insumos locales, instalación de biohuertos para el cultivo de hortalizas, prácticas mejoradas para el cultivo de granos y tubérculos, entre otras tecnologías de fácil adopción y bajo costo. Todo ello crea una oportunidad para que el agricultor pueda participar directamente en la conducción de cambios en sus parcelas, arriesgue poco — solo en una porción de su predio— y pueda evaluar en el corto plazo los resultados de ese riesgo. El trabajo de transferencia de asistencia técnica se realiza a través de los denominados yachachiq —expertos locales que proceden de las mismas comunidades campesinas, cuya elección y contrato son efectuados por las propias familias—, cuyo rol es brindar asistencia técnica a cada unidad familiar, según sus requerimientos y a la medida de sus demandas reales, rescatando a partir de un enfoque de interculturalidad los conocimientos y prácticas tradicionales que poseen. Además, el proyecto considera la generación de ingresos extraprediales a través del financiamiento de pequeños negocios rurales, para lo cual los fondos son asignados mediante los Concursos Locales de Asignación de Recursos (CLAR). Así, la combinación de ingresos autónomos monetarios (en la finca) y no monetarios (excedentes para el mercado) permite que la familia campesina sea menos vulnerable y desarrolle sus propias estrategias de lucha contra la pobreza. El proyecto inició sus actividades con un piloto de articulación entre Foncodes y el programa Juntos en los distritos de Vinchos y Chuschi (Ayacucho), atendiendo a más de 900 familias en 2012. Luego, la experiencia se amplió a más de 27,048 hogares en 2013, programándose una ampliación a nivel nacional que llegará a 49,348 familias en 2014 y a más de 160 mil en 2016. Además, se está iniciando una versión del proyecto para la selva, denominada Noa Jayatai. Este escalonamiento debe ser complementado con los aportes de gobiernos locales, quienes en sus oficinas de desarrollo económico local tienen el mandato y algunas posibilidades para hacerlo, pero carecen del manejo normativo correspondiente o de recursos suficientes para promover una mayor inversión en proyectos de desarrollo de capacidades productivas, a fin de darle a la pequeña agricultura familiar las herramientas que necesita para acelerar la transformación del campo. Notas 1 Exdirector ejecutivo de Foncodes, 2012-2013. 2 Especialista en gestión del conocimiento, de Foncodes. 3 Políticas para la agricultura familiar en América Latina y el Caribe (FAO-BID, 2007)


4 Ver Marco estratégico de mediano plazo de cooperación de la FAO en agricultura familiar en América Latina y el Caribe 2012-2015. FAO (2012). <http://www.fao.org/alc/file/media/pubs/2012/mecfaf.pdf>. 5 <http://www.foncodes.gob.pe/portal/index.php/programas/programas-chacra>. Los artículos pueden ser reproducidos total o parcialmente, siempre y cuando se mencione la fuente. Sus comentarios son bienvenidos. CEPES es una organización peruana sin fines de lucro que busca la inclusión de pequeños agricultores y campesinos en los procesos de modernización y democratización, con el compromiso por un desarrollo nacional, descentralizado y equitativo. Centro Peruano de Estudios Sociales – CEPES comunicaciones@cepes.org.pe Teléfono: 433-6610

AGRICULTURA FAMILIAR CAMPESINA - Redescubriendo la agricultura del futuro De: Boletin Etc Andes [mailto:boletin@etcandes.info] Enviado el: sábado, 01 de febrero de 2014 Volúmen 29, número 4 Agricultura familiar campesina redescubriendo la agricultura del futuro LEISA revista de agroecología, desde sus inicios, se ha centrado en presentar experiencias concretas de agricultura familiar a pequeña escala de varias regiones del mundo y, principalmente, aquellas provenientes de los países latinoamericanos. En este proceso, de casi 18 años, el interés y la atención de los organismos internacionales por la agricultura familiar campesina ha sido cada vez mayor y han girado su atención y reconocen a la agricultura familiar campesina como fuente permanente de seguridad alimentaria y de mantenimiento de agroecosistemas fértiles. Diez cualidades de la agricultura familiar Jan Douwe van der Ploeg El autor se pregunta qué es la agricultura familiar y por qué las sociedades occidentales están lejos de entenderla y la ven como “arcaica y anárquica”, pero al mismo tiempo la consideran “atractiva y seductora”. Presenta diez cualidades que caracterizan a la agricultura familiar y permiten entenderla. Experiencias de agricultura familiar vinculadas con mercados locales orgánicos en México Miguel A. Escalona Aguilar, Nancy Domínguez González Este artículo resalta la relación de la agricultura familiar con la agrobiodiversidad y el mercado. Ante una situación en que las expectativas por mejorar la calidad de vida de grandes sectores de la población se han visto frustradas, surgen iniciativas locales que ofrecen alternativas al modelo vigente. Leer más... Produccion agroecológica en comunidades campesinas de Chiloé y marca de certificación SIPAM: una experiencia de desarrollo territorialar Carlos Venegas


El trabajo de conservación de biodiversidad y el conocimiento de los campesinos de Chiloé permiten obtener beneficios para la seguridad y la soberanía alimentaria. Chiloé es un centro de origen de la papa donde las familias y comunidades campesinas e indígenas han logrado preservar semillas. Leer más... Más artículos... Aprendiendo de los nuevos campesinos Vincent Delobel La familia campesina Rey-Novoa: una transición agroecológica Jesús M. Rey-Novoa, Fernando R. Funes-Monzote Con la familia en la finca agroecológica: una experiencia cubana José Antonio Casimiro González, Leidy Casimiro Rodríguez De familia a familia: una experiencia de producción y promoción agroecológica en un proyecto de desarrollo humano en Cuba Félix Zenén Martínez Mendoza, Santiago Delgado Castillo, Javier Pérez Pérez, Rubier Pérez Sancillena, Hugo Oliva Díaz, Háncer García Jaime Familia, producción y rentabilidad: agroindustria familiar rural de los productores de amaranto en México Fernando Manzo Ramos, Gabriela López Ornelas “Somos una fuerza política y económica” Entrevista a Deo Sumaj Experiencias con energías renovables en Perú: entrevista a Manfred Horn HIVOS Convocatoria LEISA 30-2 Los agricultores familiares deben salir de la pobreza La edición de junio 2014 de LEISA revista de agroecología se centrará en cómo la aplicación del enfoque agroecológico fortalece la capacidad de resilencia de los agricultores familiares y les ayuda a salir de la pobreza. Buscamos puntos de vista y propuestas innovadores, basados en experiencias que muestren cómo las prácticas agroecológicas y las dimensiones sociales de la agricultura familiar contribuyen a fortalecer la capacidad de recuperación y la gestión sostenible de los recursos y así ayudan a los agricultores familiares campesinos a salir del entrampamiento que los mantiene en la pobreza. Al hacerlo se examina el papel de los jóvenes y las mujeres y cómo los responsables políticos, las organizaciones sociales y los investigadores pueden fomentar activamente el uso eficaz y generalizado de los enfoques agroecológicos como una manera de luchar contra la pobreza rural.. Leer mas... Damos la bienvenida a sus artículos, siempre y cuando cuenten con la información que sustente la evidencia de la experiencia presentada. Estos deberán enviarse antes del 21 de abril, a: Teresa Gianella-Estrems, editora. Correo-e: leisa-al@etcandes.com.pe LEISA revista de agroecologia es miembro de la Red AgriCulturas

Productores familiares a cargo del 80% de las explotaciones agrícolas del mundo Categoría: Otros Países Publicado el Viernes, 10 Enero 2014 21:06 Fuente: Bolpress


Alrededor de 500 millones de explotaciones agrícolas, el 80% de las unidades productivas que operan en el mundo, están a cargo de productores familiares. Más de dos mil millones de pequeños agricultores producen el 70% de los alimentos consumidos en el orbe. De ahí que, en reconocimiento a su importancia, la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) declaró al 2014 Año Internacional de la Agricultura Familiar. Estamos en una encrucijada: Alrededor de 842 millones de personas sufren hambre crónica porque no pueden comer adecuadamente, pese a la existencia de alimentos a nivel global, comentó el director general de la FAO José Graziano da Silva en un texto de análisis enviado desde la Oficina regional de la FAO en Chile a la representación del organismo internacional en La Habana, reportó la agencia Prensa Latina. Según Da Silva, la prioridad actual es desarrollar sistemas agrícolas verdaderamente sostenibles que puedan satisfacer las necesidades de alimentos en el mundo, y nada se acerca más a ese paradigma de producción que la agricultura familiar. Usando técnicas innovadoras como la construcción de terrazas y la adopción de la labranza cero, los agricultores familiares mantienen la producción en tierras a menudo marginales. Tenemos mucho que aprender de las prácticas de las familias productoras de alimentos, ya que poseen gran parte de la experiencia mundial en sistemas de agricultura sostenible. De generación en generación, estos productores han transmitido conocimientos y habilidades, que preservan y mejoran el quehacer y las tecnologías, sostuvo el director de la FAO. Graziano da Silva recordó que la Revolución Verde de la década de 1960 había aumentado la disponibilidad per cápita de alimentos en más del 40%, pero a costa de una pérdida de la diversidad alimentaria al centrarse en unos pocos cultivos y con un grave impacto sobre el medio ambiente derivado del uso intensivo de productos químicos. Pero ahora existe una tendencia hacia el cultivo y la comercialización de alimentos tradicionales, hacia la mejora de la infraestructura y los mercados locales y a ayudar a los pequeños productores, todo lo cual es positivo para el medio ambiente y la economía de las zonas rurales, donde el hambre tiene mayor incidencia. El director de la FAO destacó también que los pequeños productores desempeñan un papel fundamental en los circuitos locales de producción, comercialización y consumo, importantes no sólo en la lucha contra el hambre, sino también en la creación de empleo, generación de ingresos y en el fomento y diversificación de las economías locales. En su 66ª Sesión –con el fuerte apoyo del Foro Rural Mundial, las redes regionales de agricultores familiares en África, Asia y Latinoamérica y la 37ª Conferencia de la FAO, entre otros- la Asamblea General de la ONU declaró 2014 como “Año Internacional de la Agricultura Familiar” (AIAF), en una iniciativa destinada a reposicionar la agricultura familiar en el centro de la formulación de políticas agrícolas, medioambientales y sociales nacionales. El 22 de noviembre del año pasado la ONU lanzó el Año Internacional de la Agricultura Familiar para promover en 2014 la práctica de esa modalidad como una herramienta de combate al hambre e impulso al desarrollo sostenible. Con este lanzamiento, reconocemos el aporte de los agricultores familiares que en el planeta producen alimentos para nutrir a millones de personas, afirmó en la oportunidad el director general de la FAO. Cifras Según datos de la FAO, en el mundo laboran alrededor de 500 millones de agricultores familiares, tanto en países pobres como ricos, pero tienen mayor relevancia en las naciones en desarrollo por su papel en el sostén familiar. La población dedicada a la agricultura representa el 70% de la población económicamente activa, y la mayoría de ellos se dedican a la producción de autoconsumo, donde sobresale la producción de granos básicos como maíz y arroz.


La agricultura familiar, definida como explotaciones que dependen principalmente en los miembros de la familia para la mano de obra y gestión, continúa siendo la forma dominante de agricultura. Entre ellas se incluyen a los agricultores a media y pequeña escala, campesinos, pueblos indígenas, pescadores y criadores de ganado. En promedio, las explotaciones familiares tienen un tamaño de 4,1 hectáreas, mientras que las producciones no familiares tienen en promedio una extensión de 493 hectáreas. Otro importante dato es la participación femenina en la producción: de las 10.189 explotaciones agrícolas familiares, el 35% (3.537 explotaciones) son gestionadas por mujeres. Sólo en los países del Mercosur el sector involucra a 20 millones de personas directamente en los predios, y da empleo directo a cerca de 10 millones de personas. En términos de producción también es clave: en Brasil, aporta el 38% de la producción agropecuaria, el 30% en Uruguay, el 25% en Chile, el 20% en Paraguay y el 19% en Argentina. La agricultura familiar contribuye con altos porcentajes de la producción nacional de países como Brasil (87% de la yuca; el 70% del frijol y el 58% de la leche); Argentina (64% del ganado porcino; 33% del ganado de leche); Paraguay (93% del banano; el 94% del frijol; 97% del tomate), mientras que en Centroamérica contribuye con una parte importante granos básicos y ganadería. Es así que la agricultura familiar se posiciona como una prioridad en las agendas de varios países de América Latina y el Caribe (ALC), que están adoptando políticas públicas para beneficiar a este sector, fundamental para la seguridad alimentaria y el bienestar rural en la región. De acuerdo con la edición 2014 del informe Perspectivas de la agricultura y del desarrollo rural en las Américas: una mirada hacia América Latina y el Caribe, los países han asumido nuevos enfoques para apoyar la agricultura familiar en cuanto al combate de plagas, la variabilidad climática y la gestión de los recursos hídricos, al tiempo que modernizan sus instituciones para hacerlas más inclusivas. El reporte elaborado por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), la Oficina Regional para ALC de la FAO y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal)recuerda que Bolivia declaró a la agricultura familiar como actividad de interés nacional; Argentina direccionó cerca de 1,7 millones de dólares para la inscripción de agricultores familiares en el Registro Nacional de la Agricultura Familiar, y giró unos 37,5 millones de dólares para apoyar el encadenamiento productivo de la agricultura familiar. Además, Costa Rica adoptó el Plan Sectorial de Agricultura Familiar 2011-2014; Chile incrementó en 8,2% el presupuesto de 2013 para fortalecer la pequeña agricultura; México implementó la iniciativa de inclusión social Cruzada Nacional contra el Hambre y el Mercosur reglamentó el Fondo de Apoyo a la Agricultura Familiar. La agricultura familiar ocupa hoy un lugar fundamental en la agenda política de los organismos intergubernamentales, como demuestra la declaración de Santiago de la I Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), realizada en enero de 2013 en Chile, la cual señala que, “la causa principal del hambre es la pobreza y que, para superarla, es necesario coordinar acciones relacionadas con la inclusión productiva de los pequeños agricultores familiares”. La FAO pide un enfoque centrado en los campesinos para invertir en la agricultura Invertir más y mejor en la agricultura es una de las maneras más eficaces de reducir el hambre y la pobreza al tiempo que se salvaguarda el medio ambiente. Este es el mensaje clave de uno de los informes anuales más importantes de la FAO,El estado mundial de la agricultura y la alimentación 2012(SOFA en inglés). Los más de mil millones de campesinos que hay en el mundo deben centrar cualquier estrategia de inversión agrícola, ya que son los mayores inversores en este sector, destaca el informe. Pero


las inversiones de los agricultores a menudo están limitadas por entornos que no les son favorables. La FAO reconoce que ha habido una fuerte contracción del gasto público en la agricultura en los países en desarrollo, sobre todo en ALC. En esta región, el gasto público en agricultura respecto del total cayó del 6,9% en 1980 al 1,9% en 2007. Esta proporción es de hecho la más baja entre todos los países en desarrollo, y contrasta con cifras como la de Asia del Este y Pacífico (6,5%) y la del Sur de Asia (4,9%). Nuevos datos revelados por el informe de la FAO muestran que los campesinos de los países de bajos y medianos ingresos invierten más de 170 mil millones de dólares al año en sus explotaciones -alrededor de 150 dólares por agricultor. Esta cifra supone tres veces más que todas las otras fuentes de inversión combinadas, cuatro veces más que las contribuciones del sector público, y más de 50 veces la ayuda oficial al desarrollo que reciben los países. Hay una serie de factores que pueden reducir drásticamente los incentivos para la inversión, entre los que figura la gobernanza inadecuada, la ausencia del estado de derecho, altos niveles de corrupción, derechos de propiedad inseguros, prácticas comerciales arbitrarias; elevado nivel de impuestos a la agricultura en relación con otros sectores, y niveles y calidad inadecuados de las infraestructuras rurales y los servicios públicos. Los pequeños campesinos se enfrentan a limitaciones específicas y graves, que a menudo incluyen la pobreza extrema, derechos de propiedad débiles y la falta de acceso a los mercados y servicios financieros. La superación de estos obstáculos será esencial para liberar el potencial de inversión de los agricultores en muchas zonas rurales. Invertir en la agricultura es claramente rentable, según el estudio de la FAO. En los últimos 20 años, por ejemplo, los países con las tasas más altas de inversión en las explotaciones agrícolas han hecho los mayores progresos en reducir el hambre a la mitad, para cumplir con el primer Objetivo de Desarrollo del Milenio. “La evidencia reciente muestra signos de mejoría, pero erradicar el hambre en estas y otras regiones, y lograrlo en forma sostenible, requerirá un aumento sustancial en el nivel de inversión agrícola en las explotaciones y enormes mejoras en el nivel y la calidad de la inversión pública en el sector”, destaca el informe. “Es necesaria una nueva estrategia de inversión que esté centrada en los productores agrícolas, el desafío es enfocar las inversiones hacia áreas en donde se obtengan resultados. Es importante garantizar que las inversiones redunden en elevados beneficios económicos y sociales y en sostenibilidad medioambiental”, dice José Graziano da Silva. El SOFA recomienda centrarse en una serie de ámbitos con el fin de fomentar la inversión de los pequeños campesinos, incluyendo los siguientes: Los gobiernos y sus socios para el desarrollo deben ayudar a los pequeños campesinos a movilizar sus propios ahorros y obtener un mejor acceso al crédito; organizaciones de productores más sólidas, como las cooperativas, pueden ayudar a los pequeños productores frente a los riesgos y proporcionar un mejor acceso al mercado, y la protección social puede contribuir a la expansión de la base de activos de los pequeños agricultores más pobres.

“El periodismo según Monsanto”, por Soledad Barruti Después de publicar un libro en el que revela cómo el sistema de alimentos está en crisis, la cronista Soledad Barruti recibió un mensaje de Facebook de un empleado de Monsanto. La empresa, conocida por no dar entrevistas, quería charlar con ella. Después de una conversación cordial, que no pudo ser grabada, Soledad siguió con su investigación. A los pocos días su foto con el logo de Monsanto en la frente se viralizaba en las redes sociales: el epígrafe la denunciaba como agente encubierto para colar mensajes de la compañía en la prensa. Días más tarde, luego


de visitar un campamento de activistas en la ciudad de Malvinas Argentinas, recibió un mail del empleado: “No creo que en este asunto estés actuando como periodista sino más bien como activista. Que sigas bien”. Teorías conspirativas, boicots, escraches reales y muchas preguntas, en esta crónica que la autora escribió para Anfibia. “El periodismo según Monsanto”, por Soledad Barruti —Cuidate —me dijo una científica cuando le conté lo que me había pasado—. La táctica de Monsanto es siempre la misma: primero intentan con la seducción, si no funciona te difaman y si seguís molestándolos, te demandan. Hacía un mes que mi libro, Malcomidos, estaba en la calle: en 465 páginas dice Monsanto sólo 27 veces. Sobre la empresa en particular no cuenta nada que no se haya contado antes: que la compañía ingresó a nuestro país hace 50 años como una empresa de plásticos y que en 1996, aprovechando la plataforma menemista de ensordecimiento público, se consolidó para instalar su experimento de cultivos transgénicos a campo abierto y en la comida de todos. Que logró la aprobación de sus productos sin siquiera traducir sus estudios, cuando (salvo Estados Unidos) ningún otro país parecía querer abrirle la puerta. Que los dos caballitos de batalla de la producción transgénica que impulsaban se habían ido cayendo a fuerza de realidad: ni había menos hambrientos en el mundo (la cifra coquetea año a año entre los 800 y mil millones), ni los cultivos eran menos tóxicos que los no transgénicos (se usan cada vez más plaguicidas para trabajar esos campos por la resistencia que ganan las malezas e insectos). Para escribir eso no necesitaba una entrevista con Monsanto. Además, estaba segura de que no me la habrían dado. La empresa no da entrevistas salvo a medios y periodistas aliados. Y sin embargo, el mensaje. “Hola Soledad. Quería contactarte y no encontré otro medio más que este. Trabajo en Monsanto. Me gustaría conversar con vos sobre transgénicos y agroquímicos. Intercambiar opiniones y fuentes. Simplemente eso. Muchas gracias”. Recibí este mensaje por Facebook, dos días antes de que un grupo de vecinos instalara un campamento frente a la planta que Monsanto estaba construyendo en el pueblo Malvinas Argentinas en Córdoba. La empresa nunca antes se había enfrentado a una acción como esa. Firmaba Pancho: Francisco Do Pico, gerente de relaciones gubernamentales de Monsanto. Un chico, según su foto de perfil, de treinta y pocos bastante parecido al príncipe William de Inglaterra. Con cierta ansiedad angustiante le pasé mi teléfono y esperé. Me llamó a la mañana siguiente. — Nos gustaría invitarte a una charla acá en nuestras oficinas. — Imagino que sabés lo que pienso: que no estoy de acuerdo con el modelo productivo que impulsa Monsanto. — Sí, pero si hay algo que queremos en Monsanto es tener la posibilidad de generar un intercambio. *** Hay hítos en la lucha antimonsanto que se repiten y se reescriben en el imaginario en todo el mundo. En India, la organización Vía Campesina incendió tres campos experimentales de Monsanto, y juntó en pocos días 10.000 firmas para que la empresa se fuera del país. En Haití, destrozada luego del terremoto de 2010, organizaciones campesinas marcharon al ministerio de Agricultura para oponerse a una donación de 475 toneladas de semillas híbridas que planeaba hacer la empresa, alegando que era un modo vil de terminar de enterrar al campesinado local: la presión fue tal que el gobierno admitió que no tenía modo de administrar y controlar organismos genéticamente modificados. En Hawaii, una mujer joven y hermosa de Molokai que vive con sus dos hijos junto a un campo de maíz transgénico de Monsanto empezó una cruzada luego de que


su hijo menor enfermara por respirar una tormenta de polvo tóxica. En Perú un movimiento colectivo liderado por campesinos desde el interior y cocineros como Gastón Acurio desde las ciudades, logró que no se cultivarán semillas transgénicas al menos por diez años. En México donde el maíz transgénico estaba contaminando los cultivos locales frenaron las siembras de Monsanto por fuerza popular. Europa se aferra a su principio precautorio (hasta que algo –una semilla transgénica o un agroquímico- no demuestre que no es dañino para la salud o el ambiente, no se usa) y desde su sociedad mantiene una guerra sin cuartel para que no ingresen más de lo que ya ingresaron. “Monsanto es la semilla del diablo”, dijo el presentador de HBO Bill Maher en uno de sus shows más vistos de 2012. Y así, en cada lugar del mundo. Hay un Día Mundial Contra Monsanto (12 de octubre) del que en 2013 participaron 500 ciudades en 52 países marchando con disfraces de esqueletos, máscaras de la muerte, entre ollas populares de maíz de mil colores: ese maíz que amenaza con quedar devorado por el maíz BT. Hasta en China las luchas sociales contra esa empresa se volvieron la expresión más rotunda contra los desmadres cada vez más groseros del capitalismo. Tal vez porque los problemas que devienen del accionar de Monsanto se sientan todos los días a la mesa: Monsanto es lo que comemos. La compañía de semillas más poderosa del mundo y la dueña del 90 por ciento de las semillas transgénicas que existen. Son sus granos transgénicos lo que comen los animales de cría industrial (gallinas, pollos, cerdos, vacas, salmón); es el 80 por ciento de la comida industrial que tiene entre sus ingredientes soja o maíz transgénico (galletitas, chocolate, vinagre, patitas de pollo, helados, aderezos), y es la comida real –que tiene cada vez menos espacio donde crecer y menos mercado- en franca desaparición (frutales, girasol, trigo, herbívoros alimentados con pasto). En la Argentina, también. Aquí, si uno habla de Monsanto, tiene que hablar de Malvinas Argentinas. *** Pensé en muchas formas de ir al encuentro de Monsanto. Con abogado, con grabador, con cámara. Pensé preguntas que haría, pensé preguntas que me harían, anoté cosas que buscaría mirar. Pero había pasado un mes desde el primer llamado y de Monsanto no había vuelto a saber nada. De los que sí había sabido en ese tiempo era de los acampantes de Malvinas Argentinas. Lo sabía por las redes sociales, por los medios en Córdoba y, cada tanto, por los diarios nacionales. Y lo sabía por algunos campantes que me escribían cada tanto. La movilización había empezado en otro pueblo cercano, en Ituzaigó, a mediados de 2012. Luego de 12 años de lucha, un grupo de vecinos cordobeses habían logrado llevar a jucio a un aplicador de agroquímicos (Edgardo Pancello) y a un productor sojero (Francisco Parra) por fumigación ilícita y contaminación dolosa. O sea, por arrojar químicos venenosos sobre sus casas, patios, veredas, tanques de agua; por volver tóxico el aire que respiraban cientos de familias. Con 169 casos de cáncer y 30 muertes por esa enfermedad asumidos por la justicia (los demandantes denunciaban el doble de casos), en el derrotero que atravesó durante esa década el caso de Ituzaingó se fue volviendo un emblema para el resto de los pueblos fumigados del país: hay aproximadamente 12 millones de personas que viven en zonas rurales. El mismo día que el tribunal, en vez de mandarlos presos, inhabilitó por ocho y diez años a los acusados, Monsanto anunciaba, por teleconferencia desde Nueva York acompañados por la presidenta Cristina Fernández sus planes para Malvinas Argentinas: instalarían ahí la acopiadora de semillas más grande del mundo. Ese anuncio fue lo que faltaba. —Busqué en internet la mayor cantidad de información que pude y lo fui corroborando en la realidad: con mi marido íbamos a un campito que teníamos por acá cerca y veíamos como mes a mes había menos vida: ni animales, ni pájaros, ni bichos. Sólo soja y esos venenos que huelen agrio y lo matan todo —cuenta Beba, una abuela de cejas rubias, casi transparentes, que


enciende sus ojos como rayitos negros cuando habla de la fuerza colectiva que sintió cuando se juntó con sus vecinos para alzarse contra el atropello. Al principio eran 300 en contra de una inversión de $ 1.500 millones. Los 300 repetían lo mismo: para autorizar el proyecto no había habido evaluación interdisciplinaria de impacto ambiental a nivel provincial como exige la Constitución de esa provincia y que los venenos que se iban a usar estaban prohibidos en Europa. En unos días había abuelos, padres, chicos, maestros, cocineros, talleristas, desocupados, hippies, universitarios, veganos, carnívoros, troskistas, idealistas y otros que buscaban cómo darle forma a la protesta. En un momento, el 18 de septiembre, estaban frente a la planta de Monsanto celebrando una primavera que no parecía primavera –“un día de viento norte furioso que te golpeaba en las piernas y en la cara –dice Beba– ese viento que se desata porque en Córdoba no han quedado ni árboles”- cuando alguien dijo: “¿Y si nos quedamos?”. Y se quedaron. Virginia Basualdo es de una delgadez que alguien podría confundir con fragilidad y una esperanza que lo enciende todo. Apenas pasó los treinta años, es madre de dos chicos de cuatro y dos, a los que cría sola. “Como muchos en Córdoba, estoy harta de que nos pasen por encima. La secretaría de ambiente en esta provincia es un chiste: ha dejado que cualquier proyecto se concrete sin medir las consecuencias. Vivimos entre incendios, crisis hídricas, contaminación. Por eso cuando me enteré del bloqueo de Malvinas fui sin pensarlo. Por fin, dije. No me preguntes por qué, fue una especie de premoción. Y llegué y los vi, dije: acá me quedo. Si hay una batalla en el mundo que me interesa pelear es esta: Monsanto mata, contamina, envenena. Y yo los voy a frenar. Voy a frenarlos por mí pero sobre todo voy a frenarlos por mis hijos”. El acampe lleva varios meses, pero los eventos más intensos ocurrieron, atomizados, en esa primera etapa. Ocho días de furor colectivo sostenidos en ganar los días esperando que no sucediera lo que intuían inminente: que los fueran a sacar. El jueves 26 de septiembre miembros de la UOCRA caminaron por el acampe, solo eso: una afrenta pasiva y temeraria. “Mandaron a los de la UOCRA a apretar”, me escribió Virginia, “no sabemos qué puede pasar pero ahí estaremos aguantando”. Tres días después la policía reprimió con palos, con gas, con balas de goma. En lo que quedaba de septiembre y avanzaba octubre en el acampe pasó de todo: llegó el premio Nóbel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, llegaron los medios de todo el país, llegaron vecinos de otras provincias, los acampantes hicieron demandas judiciales y Monsanto siguió intentando sortear el piquete pero sin llamar más la atención. La lucha se consolidó y llegó a Río Cuarto: allí, el intendente terminaría impidiendo la concreción de otro proyecto de la empresa. *** Monsanto tiene un pasado fascinante que empieza en Missouri a comienzos del siglo XX con un joven químico, John Francis Queeny, casado con una tal Olga Monsanto. John quiere venderle sacarina al mundo y logra hacerlo cuando encuentra a un comprador perfecto, otra incipiente empresa norteamericana: Coca Cola. Desde el comienzo, Monsanto –nombre elegido por JFQ más como agradecimiento a la familia de su esposa por poner el capital inicial que como tributo amoroso– tiene éxito. Tanto que logra ubicarse en el epicentro de la floreciente industria química que exploró plásticos y sustancias de lo más diversas, hasta que le llegó el momento del verdadero éxito: ese que se armó con el mundo en guerra. Bayer, Dow Chemical, Monsanto: todas las empresas que están detrás de la agroindustria tienen un pasado de guerra sucia. Monsanto estuvo detrás de la fabricación del Agente Naranja, por ejemplo. En su acción civil fabricó y vendió el contaminante cancerígeno PCB (utilizado para enfriar generadores eléctricos en todo el mundo), ocultando los estudios que alertaban que se trataba de un contaminante cancerígeno, como fue demostrado en la demanda que iniciaron 3500 víctimas en Estados Unidos y que le costó a la empresa 700 millones de dólares.


“Muchas de las cosas que se dicen malas de nosotros vienen del pasado”, les dijo Francisco Do Pico a los vecinos del Valle del Conlara en San Luis en una reunión de “intercambio”. “Esa empresa no existe más. Lamentablemente en su momento no se cambió de nombre, la empresa se siguió llamando como se llamaba. Y todavía nos vinculan con muchas cosas que para nosotros es difícil explicar o hacernos cargo porque ni habíamos nacido en ese entonces”. La Monsanto de hoy –la que vende semillas y agroquímicos y oculta ese pasado reciente–, señalan los directivos de Monsanto, es la que entró en escena en el momento histórico de “la guerra contra el hambre”, ésa que empezó en la Revolución Verde a fines de los 60 y se completó en los 90 con la Revolución transgénica: cuando lograron dar con plantas que sobrevivieran a los agroquímicos que querían vender. Monsanto fue pionera en la tecnología aplicada al agro, marcándole al planeta un rumbo trazado por un maíz que exuda su propio insecticida y plantas de soja que pueden ser bañadas en un herbicida sin morir: glifosato. Con millones de dólares en publicidad, en campañas políticas, en ciencia aplicada a esa industria, Monsanto avanzó. Con eso y con un bufete de abogados que impuso contratos leoninos sobre los productores, tanto con sus clientes como con los que no querían serlo. Así, en todos los países que tuvieran leyes de patentes lograron cambiar las formas que habían regido a la agricultura desde siempre: los productores deben comprar las semillas cada vez que quieren sembrar, no puede guardarlas ni reutilizarlas ni mucho menos compartirlas. Violar ese contrato termina en demandas millonarias. En 2003 el Centro de Seguridad Alimentaria en Estados Unidos analizó lasituación de los agricultores en ese país y dijo que Monsanto “ha usado investigaciones, mano dura y persecusiones despiadadas” contra ellos. Ni siquiera los que no son clientes de la empresa están a salvo de algo así. Percy Schmeiser es un productor canadiense que se hizo famoso porque Monsanto lo llevó a la corte y a la quiebra luego de que encontraran que sus cultivos habían sido contamiandos con transgénicos por los cultivos vecinos. Y ninguno de los pasos que ha dado la compañía últimamente hace pensar que vayan a suavizar la presión: unos meses atrás Monsanto compró Climate Corporation, una empresa con 200 científicos que generan 50 terabytes de datos sobre campos privados por hora. Qué hará Monsanto con esa información es todavía un misterio. Ahora bien, aunque hay libros y documentales (el más famoso, El Mundo según Monsanto, de Marie-Monique Robin) dedicados a desentrañar los manejos non sanctos de la empresa, Monsanto invierte miles de millones de dólares en lobby y publicidad, dejando circunscripto el debate que le resulta incómodo lejos de los grandes de medios de comunicación. Quien quiera profundizar en los costados más oscuros del negocio (el ahogo de los productores, los litigios, los debates científicos) deben andar a oscuras por las grietas filosas de la información que circula a raudales en espacios tan inciertos como internet. Monsanto en Google tiene casi siete millones de entradas. Algunas son de información oficial, otras de estudios independientes, muchas de grupos de protesta y otras muchas de mitos e historias improbables que nadie sabe de dónde salen. Hay quienes afirman que Monsanto es la CIA, o la Otan, o el Geof. Otros arriesgan que la empresa es el plan final de una familia de judíos perversos y muy ricos y poderosos que quieren crear un nuevo orden mundial: los Rothschild. También hay quienes ven a Monsanto arrojando estelas químicas sobre la población para diezmarla. Y no faltan los que con la mente atraviesan la órbita terrestre hasta llegar a los aliens y dibujan en el cuello de Obama señales de un reptil comandado por Monsanto. Y Monsanto escucha todo eso -la información seria y la inexplicable- y calla. Y así, resguardados en ese silencio ominoso despliegan su mejor estrategia: lograr que otros peleen o se rían en su nombre. *** “Hola Francisco me interesaría concretar esa charla que me habías propuesto. Tengo varias cosas que me gustaría preguntarles”, escribí unos días antes de viajar a Córdoba. “Hola Soledad, no me olvidé de nuestra reunión, lo tengo re presente, pero el bloqueo a nuestra planta de Córdoba nos tiene ocupadísimos”, respondió enseguida. “¿Semana que viene?”.


“Dale. ¿Miércoles por la mañana? Tengo una serie de preguntas. ¿Puedo llevar grabador?” “Preferiría que hagas llegar todo por escrito y nosotros te contestamos por escrito. Hablemos tranquilos igual. En off”. Le aclaré que iría como periodista, que aunque no fuera con grabador, me interesaba utilizar la información para posibles artículos. No me respondió entonces sino dos días después, también por mail: “Te paso aquí varias cosas que hacen a la otra campana. “Tarea para el fin de semana. Realmente te sugiero que leas a Mark Lynas. Ex ambientalista convertido que a nosotros no nos quiere, pero que si quiere la biotecnología”, terminaba. Conocía a Mark Lynas, un famoso activista contra el cambio climático, colaborador de medios como The Observer y Ecologist y creador de la película The age of Stupid, que intempestiva y sospechosamente a comienzos de 2013 empezó a dejar de defender lo que había defendido. “Lamento haber iniciado el movimiento anti-transgénico a mediados de los 90 ya que con ello ayudé a demonizar una importante opción tecnológica que puede utilizarse en beneficio del medio ambiente”, dijo, haciendo que uno se preguntara: ¿Qué hace que una persona que piensa A, de repente, empiece a decir “A es lo peor”? Frente a la Plaza San Martín de Retiro, entre una tarjeta de crédito y una compañía de seguros, se despliegan los pisos de Monsanto en Capital Federal. El departamento de finanzas, de comunicación, de desarrollo, de legales. Paredes de ascensores ploteados de verde, gigantografías de maíz. Una especie de agro porn que un poco asusta. Sillones de un cuerpo armados, tapizados de un lila gastado que se funde con un marrón pálido. Una mesa ratona con revistas de negocios para el campo: problemas en el campo, soluciones para el campo. La recepcionista –pelo negro encrespado, ojos redondeados, sonrisa extática, y fervorosa simpatía—, la luz tenue, el silencio de un mundo de oficinas que se oculta tras una puerta de vidrio que muestra una pared de durlock verde pálido. Según la consultora Great Place to Work, que tiene por cliente a Monsanto, Monsanto es una de las 10 mejores empresas para trabajar en Argentina. Francisco Do Pico es alto, rubio, de ojos claros y dientes grandes. “Esto es Monsanto”, dice mientras me conduce por los pasillos asfixiantes –típico salón de mega empresa- hacia una oficina cerrada: “Reacomodamos el lugar y ahora se parece a las oficinas de Google”. Boxes con sus separadores que antes llegaban al techo serruchados a la mitad. Un lugar que empieza y termina en sí mismo como una cápsula de escritorios, donde ahora todos hacen lo que unos meses antes no: se ven las caras. La oficina a la que me invita a pasar es una computadora, un escritorio, cuatro sillas, papeles. Una oficina genérica. Francisco se sienta de cara a la computadora. Yo me siento entre dos chicas: una rubia y una morocha que manejan la comunicación de la empresa hacia adentro y hacia afuera. Él estudió ciencias políticas y atiende los asuntos gubernamentales de Monsanto como hace poco atendía los de Siemens. Ellas son periodistas: la morocha está aprendiendo, la rubia ya ama el agro. A los tres les faltan años para llegar a los 40. Sobre la mesa, portarretratos con fotos familiares. En la pared, dibujitos de los marcianos de Mi Villano Favorito. Monsanto habla en off para decir lo mismo que en on y lo mismo que dicen de un modo u otro los doce documentos que me mandó Francisco como “tarea para el fin de semana”, además de la conferencia de Lynas. Explicaciones sobre la agricultura de avanzada. Sus métodos de superproducción que, aprendieron a comunicar, es el único modo de detener el hambre. Las ventajas del glifosato sobre otros químicos y los problemas agrícolas que devienen no de sus combos tecnológicos sino del mal uso que hacen de eso los productores. Una teoría cada vez más endeble: porque o los productores del mundo son todos inoperantes, o la naturaleza responde a pies juntillas a la teoría de la evolución y no hay forma –ya lo demostraron las cucarachas- de que la química sea la que ponga el punto final.


— Monsanto no fumiga —dice la rubia de saco rojo y camisa blanca— No podemos hacernos responsables del mal uso de la tecnología. ¿Y si es la tecnología, que no tiene en cuenta todo ese devenir natural del medioambiente la que falla? No. Eso nunca sucede. La charla se estanca en tecnicismos. Aburre. Les pregunto qué se siente. Cuando van a un asado, en las reuniones escolares, entre amigos; si no les produce nada que los miren raro cuando dicen que trabajan en Monsanto. La media sonrisa de Francisco, la mirada esquiva de la morocha, el ruido de la silla de la rubia. Sin hablar, cada uno a su modo parece decir que sí. — Hay muchos mitos en torno a Monsanto —dice Francisco. La oficina respira la misma ligereza que se respira en todas las oficinas corporativas: algo que hace que la vida parezca un poco un juego o una serie de televisión. La realidad –la del campo, la del acampe, la de los pueblos fumigados– parece del otro lado de un vidrio, algo de lo que acá se está a salvo, igual que se está a salvo de un embotellamiento o una manifestación desde el ventanal de un piso alto. Me preguntan por qué no pedí una entrevista antes siendo que me interesan estos temas. Les respondo que ellos no dan entrevistas. Me aseguran que sí, ponen esta reunión como ejemplo. Les recuerdo que no estoy autorizada ni a grabar. Ninguno parece querer entender lo absurdo del planteo. Francisco me acompaña hasta abajo. Tomamos un ascensor cubierto de bolsas plásticas sucias de restos de escombros. Me cuenta: Monsanto crece, abre más oficinas en el mismo edificio y amplía su personal. Monsanto da trabajo. Monsanto muestra un mundo claro como no es claro el funcionamiento de los ambientalistas, dice Francisco y, ya en el palier frente a los molinetes que me devolverán a la calle, aprovecha las vueltas de la charla para comparar la transparencia de un trabajo formal como el que ahí se ofrece, a la reacción colectiva de un grupo que dedica su tiempo a luchar contra esta empresa. Lo de los asambleístas no puede ser gratis. —Nadie puede tener todo ese tiempo gratis, ¿viven del aire? —se pregunta—. No, el de los ambientalistas es un trabajo que alguien seguramente está pagando, deja entrever. Un alguien mucho más dudoso y oscuro. Multinacionales que navegan por las tinieblas del capitalismo verde construido para voltear al capitalismo de ley que ellos sostienen. O peor, la compentencia. Hay una teroría muy difundida en torno a eso: los movimientos anti Monsanto estaría patrocinados por las otras químicas. —Tenelo en cuenta —me dice antes de despedirnos—. Averiguá, preguntá, investigá ahí también. Le digo que sí, que pierda cuidado. Pero insiste. Insiste y me recuerda que sabe que yo tenía intenciones de ir al acampe. —Ya que te vas a juntar con ellos está bueno que lo hagas con el mapa de situación completo. —Hay cosas que son re injustas —dice mirándome a los ojos. —¿Por ejemplo? — Por ejemplo que en el país hay más de 40 plantas iguales y de repente bloquean esta. ¿Por qué Monsanto? Eso es re injusto.


La lucha contra Monsanto tiene un alto componente emocional. Sobre todo en nuestro país donde los que lo enfrentan fueron víctimas del innegable aumento de índice de enfermedades que aparecieron en sus pueblos con las fumigaciones. Para ellos Monsanto es, sobre todo, un símbolo. Es el siglo XX intoxicado por el abuso de la química, la debilidad de los Estados frente a las corporaciones, o su alianza. Monocultivos que no alimentan personas sino animales y que se extienden sobre todo el planeta. Para los empleados encargados de la imagen de Monsanto (que están ahí como podrían estar en Adidas o en Mac) parece ser difícil entender que son un símbolo pero, sobre todo, parece ser difícil convencer a alguien de otra cosa. *** Mi libro habla de esto: de que nuestro sistema de producción de alimentos está en crisis. Expulsa agricultores y no produce alimentos sanos y de buena calidad que estén al alcance de todos. Tenemos el 57 por ciento de las tierras cultivables ocupadas por soja transgénica que se exporta en más del 90 por ciento para alimentar animales en China y generar biocombustibles. Nuestros alimentos están en franca desaparición. Alcanza con darse una vuelta por la verdulería: cada vez hay menos variedad y los precios parecen incontenibles. Pero en lugar de pensar en rediseñar la matriz para posibilitar el acceso a la comida, se está plantando soja hasta en La Matanza y muchas instituciones –entre las que se cuentan muchas universidades- parecen concentradas en alentar el modelo. Una semana antes de llegar a Córdoba recibí un nuevo mail de Francisco Do Pico. “Soledad: Quería compartir con vos lo que me pasó ayer. Ojalá esto te sirva para abrir un poco tu mente, ya que tu libro sólo publica una campana de la realidad. Yo soy un empleado, convencido de lo que hago, y no merezco haber sufrido lo que sufrí ayer y todavía padezco hoy. Ojalá aproveches tu viaje a Córdoba para repudiar este acto”. El mail estaba acompañado por un video en el que se lo veía dictando una charla para alumnos en la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad del Litoral, cuando un grupo de alumnos junto a Sofía Gatica, líder de las madres de Ituzaingó, ingresaba al aula donde ellos hablaban y con cánticos los hacía abandonar la sala. No se veían golpes ni escupitajos. Sí se escuchaban insultos, se sentía la encerrona. Sí era un escrache y como todo escrache, era una situación intimidante. Le respondí que así como no compartía el trabajo de su empresa, no compartía ninguna forma de agresión. “Espero que estés bien”, le dije. Y luego no hablé más. Es imposible establecer un correlato entre lo que sigue y el resto de las cosas pero así devinieron los días. Acababa de imprimir los pasajes a Córdoba cuando me enviaron la foto: mi cara con el logo de Monsanto en fucsia estampado en la frente. La foto conducía a una nota, escrita como una denuncia apurada que se titulaba: “Desenmascarando a Soledad Barruti”. Allí explicaban que habían descubierto que yo no era periodista sino una especie de agente encubierto de Monsanto para colar los mensajes de la compañía en la prensa. De un modo solapado mi misión era generar una confusión colectiva de la que ya no se podría salir. En sólo 24 horas la nota se había viralizado en Facebook y en cadenas de mail. En 48 horas, llegaba a mi correo otra nota diciendo lo mismo con otras palabras en el mismo sitio (BWN). La primera estaba firmada por una tal Laura Cohen Star, la segunda por un tal Diego Ignacio Mur. Los insultos se propagaban en Twitter por una serie chicas –fotos de chicas lindas, violentas, y de origen alemán: Celeste Fassbinder, Lessly Daecher, Violeta Amsel. “¿Te creés que nadie se cuenta?” “¿Cuánto te paga Lord Rothschild?”, preguntaban entre hashtags similares: #BWNPatagonia #FuckMonsanto #FuckRothschild #FuckSionism. O algo así. Había chicos


escribiendo, con mismos hashtags pero con menos violencia. Un tal Agustín, un tal Carlos, Diego Mur que retuiteaba todo. La primera reacción fue no prestarle atención. Pero la segunda nota, sumada al llamado de mi madre, asustada, ¿Viste esto que me mandaron por mail?, terminó en un llamado a Pablo Slonimski, abogado de la editorial Planeta, que publicó el libro, para que hiciera algo. —¿Qué? —Algo. Eso que hacen las personas cuando las difaman. Mandan cartas documento, esas cosas. —No es tan fácil eso. —¿Por qué no? —Primero tenés que buscar un nombre, una dirección a donde mandarla y, por último, lograr que te den bola. Tené en cuenta que no sabés ni quién está haciendo esto ni por qué. —¿Y qué hago? —Primero averiguá. Detrás de todos esos nombres no encontré más que una persona real: Diego Ignacio Mur. El resto parecían ser perfiles falsos manejados por él, con fotos tomadas de fotologs o páginas porno. De Mur no pude averiguar mucho: se trataba de un técnico en computación de poco más de 40 años que vivía en El Bolsón y mantenía un Blog (BWN o Bondwana Argentina). Ahí publicaba artículos de lo más diversos: anti vacunación, anti Greenpeace, anti marihuana, y, sobre todo, anti judíos. Entre la “información” aseguraba que el HIV es una enfermedad provocada por los antibióticos y las vacunas, el cáncer es un hongo o el único recurso que le queda al cuerpo para su supervivencia, y los transgénicos son un plan maestro de envenenamiento silencioso de la población para establecer un nuevo orden mundial. “Monsanto es una corporación asesina, genocida, cancerígena y judía”, escriben diariamente cada uno de los presuntos avatares de Mur (todas esas chicas de twitter) mientras alientan una y otra vez el escrache público de cualquiera que trabaje ahí, empezando por el CEO de la compañía. A pesar de la propaganda antisemita, el blog no fue prohibido sino que devino en diario –El Bolsón Web- y, entre notas de turismo y búsqueda de promotoras, cuenta con publicidades y (según datos de Mur) con cien mil visitas diarias. Encontrarse de pronto frente a este universo despierta ante todo impotencia. No hay herramientas frente al absurdo como no hay armas que se puedan usar contra los fantasmas. —Armemos un comunicado — me propusieron en la editorial. Pero ante noticias como: “CFK obliga a las embarazadas a aplicarse una vacuna que puede producir abortos”, o “Niños vacunados padecen un 500% más de enfermedades que los no vacunados” o “Adolescente demuestra que el holocausto no existió y se saca un diez en el colegio”, cualquier respuesta parecía ridícula. Sin dirección legal a la que responder, lo que más me preocupaba era saber con qué reacción me encontraría en el acampe. Porque en la página web de BWN, entre todas esas notas descabelladas había videos sobre y desde el acampe: entrevistas a Sofía Gatica, talleres sobre “medicina alternativa”, notas de apoyo, de aparente alianza. BWN era, de cara a sus lectores, un activista más. Y, de cara a los que apoyan Monsanto, la prueba cabal de que sus detractores son personas desinformadas y violentas. ***


El acampe de Malvinas Argentinas empieza a la vera de la ruta, sobre una banquina ancha. Ya son cinco puestos cubriendo el perímetro de 36 hectáreas. En cada carpa desde hace meses los chicos duermen sobre el suelo, entre el calor, el frío, la lluvia y las bucólicas ganas de que esto funcione. El primer puesto –La escuelita– es el único que no da al camino. El puesto dos –La tranquera– tiene música y chicos con rastas que se depliegan por todo el espacio de cara al sol rabioso y seco que rebota desde la ruta. El tres –Amaranto– está a pocos metros de distancia y es ya una especie de ecoaldea: una casa de adobe con cocina, despensa para guardar las donaciones –de comida, de ropa, de agua– y huerta orgánica: gomas de auto en desuso que contienen la germinación de maíz, de tomate, de pimientos y de plantas de amaranto: una planta que para los productores de soja es maleza, pero que en algunas variedades da nutritivos cereales. El puesto cuatro –El Che Guevara– ostenta una donación tan útil como simbólica: la carpa que utilizaron durante todos sus años de lucha los asambleístas de Famatina que lograron expulsar a la minera Barrick Gold. Finalmente el cinco es una sola carpa adentro del predio de Monsanto, Vaca Muerta la llaman, en honor al animal que yace pudriéndose entre las moscas a escasos pasos de ahí. El acampe cuenta con una asamblea –Malvinas lucha por la vida- que trabaja junto con las Madres de Ituzaingó. Pero también reciben el apoyo de recién llegados a la militancia, referentes emblemáticos de las luchas sociales, médicos, biólogos, universidades como la Universidad Nacional de Córdoba, la Universidad Nacional de Río Cuarto y Universidad Católica de Córdoba. El día a día se respira festivo pero también nervioso. Entre los vecinos del pueblo, todo es más difuso: de los cientos de locales que había al comienzo quedan cada vez menos, porque cuando empezaron los aprietes muchos se fueron para no volver. Algunos por miedo, otros porque empezaron a ver con malos ojos los problemas y al mismo tiempo a atender las promesas de Monsanto (trabajo, prosperidad, seguridad) y de la intendencia (planes sociales, canastas de comida, seguridad). En la asamblea también hubo varios desencuentros que se expandieron por las redes sociales: chispazos que nadie podría decir cómo empezaron pero que generaron quiebres difíciles de resolver. “Acá resistimos lo que sea, de acá no nos vamos si no es en un cajón”, dice Sofía Gatica. Ella no duerme en el acampe porque trabaja de administrativa en la ciudad pero está en cada asamblea, cada marcha, cada vez que puede. A pocas semanas de iniciado el acampe la amenazaron de muerte cuando estaba tomándose el colectivo para ir a trabajar y a los pocos días la agarraron a los golpes en una esquina. Está segura que el que la golpeó había estado en las marchas contra Monsanto, caminando a su lado, como un activista más. —¿Sofía no vio lo de BWN?, le pregunto a Virginia cuando nos quedamos solas. — ¿Lo que dicen de vos y Monsanto? No sé si lo vio con todo lo que pasó últimamente. Yo sí vi lo que escribieron, muchos lo vieron, pero yo leí tu libro y les dije: no se puede creer en esa gente. Están medio locos, ¿no? Virginia me cuenta que los últimos días los malvinenses empezaron a recibir llamados invitándolos a participar de una encuesta telefónica. “Las preguntas que les hacían eran increíbles: ¿A quién reconoce como referente del acampe?, les preguntan. O: ¿Usted cree que hay que reprimir? Contra eso luchamos todo el tiempo”. Por suerte, dice, a favor tiene miles de adhesiones que llegan de todo el mundo. Partidos de izquierda como el MST y el Partido Obrero, intelectuales como Maristella Svampa, Norma Giarracca y Miguel Teubal. Médicos y científicos que ya son emblema de estos movimientos: el biólogo molecular Andrés Carrasco, el neonatólogo Medardo Ávila Vázquez y el biólogo Raúl Montenegro. También Pérez Esquivel, Manu Chao, y el cantante Axel que tuitea a su millón y medio de seguidores por qué es necesario seguir unidos contra esa empresa. O Botafogo, que les cantó en vivo por C5N.


Todo un espectáculo internacional que a Monsanto, quien finalmente reconoció públicamente que tiene problemas de imagen lo agarra malparado (“No hemos empleado lo necesario para hablar con los consumidores y los medios de comunicación” (que se oponen a la biotecnología) dijo Robert Fraley, vicepresidente de la compañía). En los últimos meses Monsanto rearmó su página web incluyendo preguntas y respuestas, contrató a empresas expertas en relaciones públicas y realizó cambios en su staff, incorporando personas más jóvenes, como Do Pico, en la sede local. El propósito: dejar claro que no son una empresa de temer sino un grupo de personas inteligentes y amigables destinado a dar de comer al mundo y, ahora también, hablar con periodistas, comunicar sus proyectos a la sociedad, oír y debatir con sus detractores. Pero ¿qué es realmente Monsanto? “Soledad: Sin ánimo de ofender, no creo que en este asunto estés actuando como periodista sino más bien como activista. Que sigas bien”, me escribió Francisco la mañana siguiente a que visité el acampe. En el correo, lamentaba que me hubiera sacado fotos con Sofía Gatica. La misma mañana en BWN saldría una nueva nota diciendo que yo había salido de un casting de la compañía. Al lado de mi foto junto a Gatica había un epígrafe: a la izquierda, Soledad Barruti, de Monsanto, a la derecha Sofía Gatica. ¿Podría encontrar algún modo de hilvanar esos hechos? Según el último reporte del Center for Corporate Policy (CCP) en Washington, uno de cada cuatro activistas en cualquier movimiento es en realidad un infiltrado para hacer espionaje (un espionaje de película con escuchas y operaciones y agentes de gobierno incluidos). Entre las empresas que harían inteligencia sobre sus detractores –activistas, periodistas, científicos—estaría Monsanto. El servicio de seguridad de elite llamado unos meses atrás Blackwater y ahora Academi, habría sido, según el informe, “el brazo de inteligencia de Monsanto; proveyendo agentes infiltrados”. Le comento esto a Beba ya de vuelta en Buenos Aires y le pregunto si ella cree que entre ellos hay infiltrados, si no tienen miedo. —No te quepa ninguna duda M´hija. Ya hemos descubierto a más de uno, y todo el tiempo nos quieren hacer pelear. Y algunos se enganchan en las pelea. Al mismo tiempo Monsanto aprovecha y está queriendo conquistar a los vecinos para que, cuando haya asamblea popular, voten a favor de la instalación de la planta. Pero en la Asamblea, la lucha por la vida es fuerte. No lo van a lograr. Por: Soledad Barruti Ilustraciones: Pablo Smerling Link: http://www.pararelmundo.com/opinion/el-periodismo-segun-monsanto-por-soledadbarruti/ Saludos Rodrigo Lampasona Campaña Yo No Quiero Transgénicos en Chile http://www.yonoquierotransgenicos.cl/ Exige Vivir Sano http://exigevivirsano.wordpress.com/


¡INSCRIPCIONES ABIERTAS!

ESCUELAS ECO-EFICIENTES 2014 Si desea hacer una reservación, por favor reenvíe el presente correo con la ficha de inscripción (adjunto) Dscto. especial por participar en los dos módulos. Por cada 20 participantes se abrirá un nuevo horario Presentación: El programa, se enmarca en la Política Nacional de Educación Ambiental (PNEA) promulgada en el 2012, por DS Nº 017-2012-ED, en la cual se establecen una serie de reformas enfocadas en la modernización de la gestión ambiental en todos los instrumentos de gestión pedagógica (PEI, PCI y PAT), así como la implementación de iniciativas ambientales integradas, aprovechando los avances científicos y tecnológicos y fomentando el emprendimiento, la crítica, la inventiva e innovación. Vida Abundante es una organización sin fines de lucro, inscrita en registros públicos con el Nº 11286981, así como en la Agencia Peruana de Cooperación Internacional (APCI). Su misión está centrada en el desarrollo humano sostenible mediante iniciativas eco-eficientes que responden principalmente a los problemas de: educación, alimentación y salud. Desde el año 2007, Vida Abundante, promueve los Módulos Ambientales Productivos (MAP) en instituciones educativas de la Margen Izquierda del Río Rímac (MIRR), atendiendo a poblaciones en situación de pobreza extrema y alto riesgo. Reconocimientos: - Primer puesto en la “I Feria de Experiencias Educativas Exitosas e Innovadoras 2011” – Ministerio de Educación (MINEDU) - UGEL 03 - Reconocimiento Honorable en la “IV Edición del Concurso Nacional de Ciudadanía Ambiental 2012” – Ministerio del Ambiente (MINAM) - Ganador del Certamen de Estímulo a la Innovación Educativa Fondo de Desarrollo de la Educación de Lima – Programa FONDEL 2012 – Municipalidad Metropolitana de Lima (MML) - Premio “Lima Verde Parques y Jardines 2012” – MML- El Comercio - Cobertura en importantes medios de comunicación. El enfoque MAP de Vida Abundante, ha sido fuente de inspiración para la producción de reportajes, spots y documentales tanto en el canal del estado (AMBIENTV), como en televisión por cable (NAPA, PROMOVIENDOTE PERU), siendo elegido a nivel nacional por el MINAM para el spot por el día del medio ambiente. - Distinción con la Bandera Verde Nacional, otorgada por la Dirección Regional de Educación de Lima Metropolitana (DRELM), a colegios intervenidos por Vida Abundante, pertenecientes a la UGEL 03, que aplican el enfoque MAP, siendo estos: I.E Nº 1161 y I.E Juan Pablo Vizcardo y Guzmán PROGRAMA DE ESCUELAS ECO-EFICIENTES 2014: El programa incluye los siguientes módulos independientes entre sí: - Módulo 01: Gestión de Proyectos Educativos Ambientales, Biohuertos y Eco-negocios (15 Febrero – 08 Marzo) - Módulo 02: Gestión de Proyectos Educativos Ambientales, Biogranjas (cuyes) y Eco-negocios (02-23 Agos


Programa: Ver metodología y malla curricular en el archivo adjunto (PDF) Equipo de facilitadores : VICENTELO EURIBE, Pilar Isabel Directora Ejecutiva de Vida Abundante, Asociación Cristiana Para el Desarrollo Sostenible. Magister en Gestión del Desarrollo Sustentable de la Universidad Católica de Temuco-Chile. Experiencia en formulación, diseño e implementación de proyectos educativos ambientales. Estudios especializados sobre Cambio Climático en el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza-Costa Rica (CATIE). MARQUINA VALVERDE, Jorge Alfonso Ingeniero Agrónomo de la Universidad Nacional Agraria La Molina (UNALM). Coordinador de Proyectos Educativos Ambientales de Vida Abundante. Experiencia en capacitación e implementación de biohuertos. Estudios especializados en Producción Agrícola de la UNALM. CARBAJAL CHAVEZ, Christian Santiago Ingeniero Zootecnista de la Universidad Nacional Agraria La Molina (UNALM). Promotor de Biogranjas de los Proyectos EducatiAmbientales de Vida Abundante. Experiencia en capacitación e implementación de biogranjas. Lugar: - Auditorio del Centro de Servicios Igualdad - Colonial (CSI) - Municipalidad Metropolitana de Lima (MML) Dirección: Av. Ramón Herrera Nº 273 - Cercado de Lima. Referencia: cruce de avenidas Universitaria con Colonial - Escuelas Eco-eficientes de la Margen Izquierda del Río Rímac (MIRR), Mirones Alto - Cercado de Lima Horario: Sábados: 9.00 am – 4.00 pm Costos y políticas de pago: - Costo por módulo: s/. 180.00. Cta. corriente en soles BCP: 193-1925425-0-36 - Forma de pago: Se acepta el depósito del 50% para la inscripción, enviando el comprobante junto con la ficha de información personal por correo. Para participar en el curso debe presentar su comprobante (voucher) por el pago del 100%. - Valor curricular: 200 horas pedagógicas - Si desea capacitarse en ambos módulos, le ofrecemos un descuento de s/. 80.00 en el segundo módulo, presentando su recibo de participación en el primero. - Se entregará carpeta con ponencias y material de lectura especializado. - El curso incluye la movilidad a la zona de campo Informes e inscripciones: Jr. Cartagena 375 . Pueblo Libre Teléfonos: RPM #964635994 - RPC 997595723 - 4023837 Contacto: Lic. Christian Carrión va.ecocursos@gmail.com Sitios virtuales de Vida Abundante: www.vida-abundante.net http://bioabonos.blogspot.com/ https://www.facebook.com/pages/Vida-Abundante/613866055290399


El impacto de Qali Warma en el agro peruano Blog: http://bit.ly/1dvx6uT PDF: http://bit.ly/MxPJsa Artículo publicado en La Revista Agraria Nº 158. (Carolina Trivelli) En nuestra historia reciente hemos pensado de manera errónea que los programas sociales alimentarios debían tener como objetivo favorecer a los productores agropecuarios. Los programas sociales alimentarios tienen como objetivo entregar alimentos a sectores vulnerables para satisfacer una necesidad, una carencia o para potenciar y apoyar algún objetivo mayor, como por ejemplo que nuestros escolares tengan más energía para enfrentar, de mejor manera, el desafío de la jornada escolar. La pregunta, sin embargo, sigue siendo si pueden hacer ambas cosas: cumplir con el objetivo de entregar complementos alimentarios de manera efectiva y, a la vez, generar condiciones favorables para los productores agropecuarios. El Pronaa sólo beneficiaba a unos pocos A partir del cierre del Pronaa(2) y de la creación de Qali Warma(3), mucho se ha discutido sobre el tema. En varios foros, los gremios agropecuarios exigían a Qali Warma una serie de mecanismos de trato directo con productores y sus organizaciones, justamente para lograr mantener el objetivo de priorizar compras del Estado al sector agropecuario, en particular a los pequeños productores. La experiencia previa, la del Pronaa, no era un buen punto de inicio. Pronaa compraba pocos productos y los montos que compraba, a pesar de lo que se buscaba hacer creer, eran relativamente pequeños (en arroz, por ejemplo, no se compraba más del 2% de la producción nacional) y terminaban beneficiando a unos pocos productores u organizaciones. Hay varios estudios que demuestran el poco impacto que tenía el Pronaa en mejorar precios y ampliar oportunidades de mercado para la gran mayoría de productores agropecuarios. Solamente aquellos pocos que lograban venderle a esta entidad, sí veían ahí una buena oportunidad, obtenían un mercado seguro, buen precio y poco control de lo que entregaban, penalidades que se perdonaban, plazos que no había que cumplir, etcétera. El costo de ello es que los niños recibían productos de mala calidad o simplemente no los recibían. Esa lógica no generaba nada bueno y, más bien, alentaba todas las malas prácticas que terminaron construyendo el camino hacia el cierre del Pronaa. Los cambios planteados por el «Niño Vigoroso» El nuevo programa, Qali Warma, partió proponiendo cambios en cuatro aspectos clave: diversificar los alimentos que se entregan; incluir alimentos y preparaciones de cada localidad o región; reducir las unidades de compra a un distrito, para promover la participación de proveedores locales; y comprar la canasta completa, es decir, el proveedor debía entregar todo —alimentos perecibles y no perecibles— y entregar la canasta en cada escuela. Estos proveedores del programa podrían ser asociaciones o consorcios o tendrían que comprar a productores locales, sobre todo en el caso de los alimentos perecibles. Además, Qali Warma dejó claro que, en caso de conflictos, siempre se debía anteponer el objetivo del programa y el beneficio de los usuarios (los niños y niñas), antes que los intereses de los proveedores, incluso cuando estos intereses fueran legítimos. La razón de ser de Qali Warma es llevar alimentos variados, todos los días del año y con contenidos locales, a las escuelas públicas. Qali Warma tiene el mayor interés en lograr que los productores locales abastezcan el programa, ahí ganan todos, pero solo si la relación se basa en la competencia y no en el privilegio o la componenda. Por ello, hay aún mucho camino por recorrer en esa materia, hay mucho por hacer. Sin embargo, debe destacarse que si la prioridad de Qali Warma no es la relación con los productores locales, igual trae un gran efecto positivo para el sector agropecuario. Por ejemplo, en 2013, Qali Warma programó compras de 4,236 toneladas de arroz, 2,914 toneladas de papa blanca, 1,389 toneladas de camote amarillo y 867 toneladas de habas frescas, por mencionar algunos alimentos. Rescatando los insumos locales y las tradiciones


Hoy, hay un efecto de Qali Warma en los mercados agropecuarios, básicamente por su escala y localización. Recordemos que este programa entregó 3.4 millones de raciones diarias a 2.6 millones de niños y niñas en 2013 y que atenderá a 2.8 millones de niños y niñas, 191 días del año, en 2014. Nunca un programa atendió a tantos niños ni llegó a los sitios más alejados. A pesar de los problemas que ha enfrentado, el programa representa un avance en materia de programas alimentarios. Por supuesto que hay que documentar estos procesos para mejorar y ampliar su impacto, sin alterar sus objetivos. Hay una agenda de trabajo para mejorar procesos y lograr cumplir con los requisitos del programa. Esta agenda no depende de Qali Warma, sino de otras entidades promotoras, como el Minagri o Sierra Exportadora, por ejemplo, con quienes se viene trabajando en casos atractivos como la cadena de quesos maduros o el trabajo con las plantas pasteurizadoras de lácteos. Esto recién comienza y falta mucha agenda por trabajar y más actores por convocar, tanto en la articulación de las cadenas productivas como en la certificación de la calidad de los productos. Pero hay un efecto adicional, que solemos no valorar, pero que a la larga es tan o más importante que las cantidades y los precios a los que compre Qali Warma en cada localidad: el programa está apoyando procesos de alimentación variados, con insumos locales, y respetando tradiciones culinarias regionales. Esta característica se traduce en madres y padres de familia preparando nuevas recetas o recuperando tradicionales formas de alimentación; se traduce en niños celebrando el recibir productos de su zona o probando nuevos productos, como sucedió con los niños de Taquile (isla ubicada en el lago Titicaca) probando quesos, o con escolares de Lima probando pan con paté; significa maestros utilizando los alimentos para explicar historia, cultura, sociedad, para apoyar procesos de valoración de nuestra identidad, de nuestra diversidad. Qali Warma está introduciendo nuevos y viejos productos en las dietas de nuestros niños y niñas, de sus familias, de sus escuelas; está apoyando los procesos que desde el sector salud se vienen implementando para generar una cultura de alimentación sana que combina lo nutritivo con lo nuestro, con la diversidad, con la cultura local, con nuestra gente y nuestra historia. Es un cambio fundamental donde ganaremos todos, consumidores y productores, donde el resultado será una demanda creciente por diversos productos agropecuarios, no solo desde grandes y lujosos restaurantes, sino, sobre todo, desde las dietas domésticas, diarias, desde cada canasta de compra en el mercado. Ahí está el mayor negocio para los productores agropecuarios: que haya más demanda por sus productos en todo el país. Notas 1 Exministra del Midis. 2 El Programa Nacional de Asistencia Alimentaria (Pronaa) fue creado en 1992 y funcionó durante veinte años. 3 Programa Nacional de Alimentación Escolar Qali Warma (Niño Vigoroso), creado en mayo de 2012 con el fin de brindar un servicio alimentario a niños y niñas del nivel inicial (a partir de los 3 años de edad) y primario. Los artículos pueden ser reproducidos total o parcialmente, siempre y cuando se mencione la fuente. Sus comentarios son bienvenidos. Este boletín NO tiene fines comerciales, sino sólo informativos. Para dejar de recibirlo, envíenos un correo a comunicaciones@cepes.org.pe CEPES es una organización peruana sin fines de lucro que busca la inclusión de pequeños agricultores y campesinos en los procesos de modernización y democratización, con el compromiso por un desarrollo nacional, descentralizado y equitativo. Centro Peruano de Estudios Sociales – CEPES comunicaciones@cepes.org.pe Teléfono: 433-6610


Con tinta en el ojo / Mirko Lauer La República, viernes, 07 de febrero de 2014 El caso de los binoculares sobrevaluados muestra la creciente distancia que siente el diario El Comercio frente al gobierno. Una investigación válida terminó volteada hacia una primera plana que el ministerio del Interior ha desmentido. El diario tenía algunos datos reales, pero el exceso de celo deformó su presentación. El Mininter fue presentado como si hubiera comprado y pagado los 591 binoculares de marras. El Mininter responde que hubo un concurso y una buena pro, pero que el proceso fue anulado. Es decir, ni compra ni pago, como sostiene la primera plana. El Comercio ha preferido omitir este pequeño detalle, para concentrarse en otros periféricos. En efecto la aprobación de una propuesta sobrevaluada se dio, y este es un obvio tema de investigación. Pero todo eso ya había sido anulado cuando el diario publica su denuncia. Incluso hay quienes sostienen que El Comercio ya tenía la información sobre la anulación cuando decidió lanzar su primera plana sobre compra y pago. Documentos del Mininter muestran que la anulación se había dado suficientes días antes de la denuncia. Lo que también muestran es que el argumento para hacerlo era banal (documentos en inglés) y no el que correspondía, que era la flagrante sobrevaluación. De modo que Walter Albán tiene un problema en El Comercio, pero otro mucho mayor en su propio ministerio. ¿En qué momento se distanció tanto El Comercio del gobierno? El ingreso del duro antihumalista Fritz Dubois tiene que haber pesado. Pero también pesó la velada advertencia de Ollanta Humala sobre legislación para los medios, a su vez una reacción a los ataques que ya venía recibiendo. Pero hay más procesiones, y van por dentro. El mes pasado renunció al directorio de El Comercio José Graña Miró Quesada, el mayor y más empresarial de sus accionistas, y a la vez presidente de la constructora Graña y Montero. Por la misma época partió del directorio de Graña y Montero Luis Miró Quesada Valega, también presidente del directorio de Plural TV, Canal 4. A ojo de buen cubero, estos cambios tienen un definido propósito: separar las imágenes de la empresa constructora y la empresa editorial. En otras palabras, la línea editorial de El Comercio puede estar dándole problemas a los negocios de la familia. Problemas que a su vez pueden estar detrás de las aceleradas primeras planas del periódico. Mientras tanto el caso de los binoculares sobrevaluados le ha sido fletado a la Contraloría (en otra primera plana), pero los lectores no han recibido precisiones. Sin duda todos queremos saber sobre quiénes manejaron y aprobaron ese concurso antes de que fuera anulado. Allí hay una indispensable investigación y, cuando esté hecha, unos buenos titulares.

Los 50 años del IEP / Augusto Alvarez Rodrich La República, sabado, 08 de febrero de 2014 La contribución del Instituto de Estudios Peruanos. El IEP cumplió ayer 7 de febrero su primer medio siglo, un tiempo en el que se ha distinguido como uno de los centros más importantes para el debate de las ideas en el país. Fue fundado en 1964 por un grupo de intelectuales como Augusto y Sebastián Salazar Bondy, José María Arguedas, Luis Eduardo Valcárcel, María Rostworowski, Alberto Escobar, John Murra,


Aníbal Quijano, Rosalía Ávalos Alva y José Matos Mar, para establecer un espacio institucional independiente para el estudio de las ciencias sociales. A fines de los sesenta, cuando empezaba el gobierno militar del general Juan Velasco Alvarado, el IEP lanzó la serie editorial ‘Perú Problema’ que fue fundamental para el análisis y el debate del país. Durante los setenta, el IEP desarrolló investigaciones históricas con una visión de nuestro pasado que ponía de relieve el papel del mundo andino, entre las que destacan los trabajos de Rostworowski y Murra. Asimismo, en dicho contexto, el IEP centró sus investigaciones en asuntos como la reforma agraria y del papel del estado, y en el surgimiento de nuevos grupos sociales. Estos temas dan lugar a la publicación de varios libros y documentos valiosos, pero hay uno de ellos, ‘Clases, Estado y Nación’, de Julio Cotler, que se vuelve fundamental para el entendimiento del Perú y que, al mismo tiempo, contribuye a forjar la personalidad del IEP que es apreciada en el país y en el exterior. Luego, en los ochenta, aparece otro libro que marca el tiempo, ‘Desborde popular y Crisis del Estado’ de Matos Mar, tras lo cual la inapreciable producción intelectual del IEP no se ha detenido gracias al trabajo de un gran equipo de intelectuales en el que sería injusto mencionar solo algunos nombres pues ello implicaría dejar de lado a muchas personas, pero en el que yo quisiera distinguir a ese gran peruano que fue Carlos Iván Degregori. Pude volver a constatar la estupenda contribución del IEP al pensamiento de las ideas en el Perú en estos días en los que he culminado esas ‘limpiezas’ de biblioteca que uno hace cada lustro, para botar lo irrelevante y quedarse con eso que realmente vale la pena atesorar en el siempre limitado espacio. Su producción intelectual es, sin duda, valiosa, pero para mí lo mejor de una institución siempre está en su gente. Es por eso mi cariño y agradecimiento al IEP, por ser un espacio plural con personas buenas, al que siempre es un placer acercarse, a través de sus libros, sus mesas verdes, sus investigadores, su rigurosidad y tolerancia a la diversidad. Que los cincuenta años que viene sean tan valiosos como los que el IEP acaba de cumplir, y que siga siendo ese espacio amigable y riguroso que tanto bien le hace al Perú.

Ocultar a la Cumbre de CELAC con una cortina de silencio Alberto Rabilotta ALAI AMLATINA, 01/02/2014.- Hay silencios que dicen mucho, que muestran la falta de respuestas y alternativas. Eso me digo después de haber seguido (desde lejos) la segunda Cumbre de los 33 países que componen la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que tuvo lugar en la Habana, Cuba, y de lo que publicaban o no publicaban los poderosos grupos de prensa en gran parte del mundo norteamericano o europeo, esos que “forman la opinión pública” mundial para confirmar cotidianamente que “no hay alternativa” al orden neoliberal, como decía Margaret Thatcher. Que 33 países de América Latina y el Caribe hayan decidido comprometerse para que en la región "se consolide una zona de paz, en la cual las diferencias entre las naciones se resuelvan de forma pacífica, por la vía del diálogo y la negociación u otras formas de solución, y en plena consonancia con el derecho internacional", y que hayan integrado en el proyecto las reivindicaciones y agendas de los pueblos indígenas y afroamericanos, y comenzar a realmente


proteger el medio ambiente, no fue noticia importante ni objeto de un serio análisis en la casi totalidad de los concentrados medios de prensa en América del Norte o de Europa. El mismo silencio cómplice se manifestó de manera general en los poderosos monopolios mediáticos de países latinoamericanos, como oportunamente señaló la Presidenta Cristina Fernández a través de su cuenta Twitter: “Cuando habla en la segunda cumbre de la CELAC, en La Habana, junto a más de treinta Jefes y Jefas de Estado, tres reuniones bilaterales con Jefes de Estado: México, Venezuela, Uruguay, Clarín y La Nación mutis por el foro” (1). En realidad, si lo vemos a partir de cierto realismo, no les quedaba otra que tratar de impedir la merecida difusión de lo que se dijo y se acordó en la Cumbre de la Habana, especialmente cuando esos monopolios mediáticos defienden las políticas de Estados Unidos (EE.UU.) y sus aliados que para imponer la tiranía de los mercados autorregulados intervienen en sangrientos conflictos creados a partir de planificadas disputas religiosas y étnicas en países del Oriente Medio y África, todos ellos con un potencial de terminar convirtiéndose en guerras regionales. Quizás no se recuerde lo suficiente, pero una de las principales razones no invocadas de EE.UU., Francia e Inglaterra para derrocar y asesinar al Presidente libio Muammar Gaddafi fue la política que siguió, apoyada con financiamiento a partir de la Declaración de Sirtre, para fortalecer y asegurar mediante la Unión Africana y un sistema monetario propio, la unidad e independencia del Continente africano. Todo esto también explica que en su Discurso del Estado de la Unión el Presidente Barack Obama (2) no mencionara a la reunión de la CELAC y ni siquiera a un solo país latinoamericano o caribeño, aunque pensándolo bien eso ha sido algo bueno, porque los únicos países mencionados por Obama, de Asia Central, el Oriente Medio y África, y a Ucrania en Europa, en todos ellos hay conflictos militares o golpes de Estado en curso, y en los cuales EE.UU. y sus aliados participan activamente. Comparemos el discurso de Obama con algunas de las conclusiones que al cierre de la Cumbre de la CELAC leyó el Presidente cubano Raúl Castro, por ejemplo “el compromiso permanente con la solución pacífica de controversias a fin de desterrar para siempre el uso y la amenaza del uso de la fuerza de la región, así como con el estricto cumplimiento de su obligación de no intervenir, directa o indirectamente, en los asuntos internos de cualquier otro Estado () observar los principios de soberanía nacional, la igualdad de derechos y la libre determinación de los pueblos () la necesidad de fomentar las relaciones de amistad y de cooperación entre sí y con otras naciones, independientemente de las diferencias existentes entre sus sistemas políticos, económicos y sociales o sus niveles de desarrollo” (3). Analizando esto desde la perspectiva y la experiencia de haber cubierto en Norteamérica la última etapa de la Guerra Fría, la política contra la Revolución Cubana y toda la guerra sucia en Centroamérica, no me cabe la menor duda que si en Washington adoptaron la política de silencio debe ser, también, porque se han dado cuenta que la CELAC no es un cascaron vacío, algo que pueden destruir fácil y rápidamente con la propaganda y las falsedades de siempre, sino que se está frente a la manifestación concreta del común acuerdo de 33 gobiernos. Gobiernos que, como fue señalado por los mismos jefes y jefas de Estado o de gobierno, en muchos casos tienen posiciones políticas muy diferentes, con algunos de esos países formando parte de tratados comerciales o de las estrategias de liberalización comercial y de inversiones promovidas por Washington, pero que en su conjunto están interesados –o no pueden dejar de estarlo- en que prosperen las iniciativas de integración y de unidad regional que fueron creadas y desarrolladas a lo largo de los últimos años para desplegar el potencial común en materia económica, social, política y cultural. Este silencio mediático también se explica en la falta de interés en Washington en que se expongan y analicen a la luz pública los por qué del común acuerdo de los 33 países para excluir a EE.UU. y a Canadá de esta organización.


Este análisis podría revelar que la exclusión es un bien reflexionado y maduro rechazo a la tradicional prepotencia e injerencia estadounidense en los asuntos internos de nuestros países, a la política que Washington viene aplicando contra Cuba desde hace más de medio siglo, directamente y a través de la Organización de Estados Americanos (OEA), a la complicidad de EE.UU. para que el Reino Unido siga ocupando las Islas Malvinas, a las políticas de apoyar a rajatabla a las transnacionales petroleras, mineras o del agronegocio que están destruyendo el medio ambiente y las comunidades sociales en varios países, al sistema financiero que controlan y nos está estrangulando, y también –entre muchas cosas más- porque ya se abrió paso la consciencia de que los dos países excluidos no son ni pueden ser nuestros modelos y árbitros en materia de democracia, de funcionamiento político o institucional, y menos aún de las políticas sociales y económicas. Es por todo esto y mucho más que, con todas las limitaciones que la CELAC pueda tener desde el momento en que responde a la realidad concreta, hay que leer y recomendar una atenta lectura de la Declaración de La Habana de la CELAC (4), y de las declaraciones e intervenciones de los jefes de Estado y de gobierno que participaron. Montreal, Canadá 1.- Telam, http://www.telam.com.ar/notas/201401/49950-cristina-le-respondio-a-los-titulos-catastrofe-declarin-y-la-nacion-sobre-su-persona.html 2.- Discurso del Estado de la Unión, 2014: http://www.washingtonpost.com/politics/full-text-ofobamas-2014-state-of-the-union-address/2014/01/28/e0c93358-887f-11e3-a5bd844629433ba3_story.html 3.Raúl Castro, http://www.prensalatina.cu/index.php?option=com_content&task=view&idioma=1&id=2323131&Itemid=1 4.- Declaración de La Habana de CELAC. http://celac.cubaminrex.cu/sites/default/files/ficheros/declaracion_revedtda_270114_espanol.pdf - Alberto Rabilotta es periodista argentino - canadiense. URL de este artículo: http://www.alainet.org/active/70977 Documento Relacionado: Los medios y la II Cumbre de la CELAC - Juan Manuel Karg http://www.alainet.org/active/70975


CALENDARIO AGROECOLÓGICO

Febrero

* 2 febrero, Día Internacional de Los Humedales * 14 febrero, San Valentín Día de la Amistad * febrero, BIO FACH 2014, Nuremberg, Alemania. La BioFach-Alemania, es la más antigua y principal feria internacional de productos ecológicos

Marzo

* 8 marzo, Día de las Naciones Unidas para los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional * 18 marzo, Día Mundial del Consumidor. * 22 marzo, Día Mundial del Agua * 24 marzo, Día de Creación del Grupo WIE Perú del IEEE

ABRIL

* 1 abril, Día Mundial de la Educación * 7 abril, Día Mundial de la Salud * 11 abril, Día del Niño * 17 y 18 abril, jueves y viernes santo * 22 abril, Día Mundial de la Tierra

MAYO

* jueves 1 mayo, feriado, Día del Trabajo * 11 mayo, Día de la Madre * 22 mayo, Día Mundial de la Diversidad Biológica * 27 mayo, Día del Idioma Nativo, el Quechua * 30 mayo, Día Nacional de la Papa * 31 mayo, Día del NO Fumador; Reflexión sobre los desastres naturales

JUNIO

* 5 junio, Día Mundial del Medio Ambiente * 16 junio, Día del Padre * 17 junio, Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía * 24 junio, Día del Campesino

JULIO

* 6 julio, Día del Maestro * 11 julio, Día Mundial de la Población * Lunes 28 y martes 29 de julio, feriado por fiestas patrias

AGOSTO

* 9 agosto, Dia Internacional de las Poblaciones Indígenas. * 12 agosto, Día Internacional de la Juventud * 19 de agosto (1989-2014) vigésimo quinto (25) aniversario RAE Perú * 22 agosto, Día Mundial del Folklore


* 27 de agosto (2011-2014) Tercer Aniversario del Mercado Saludable de La Molina * sábado 30 agosto, Santa Rosa de Lima

SETIEMBRE

* 1 setiembre, Día del Árbol * 11 al 21 setiembre, Mistura 2014 (2008-2014) VII Feria Gastronómica Internacional de Lima. * 16 setiembre, Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono * 21 setiembre, Día Internacional de la Paz. * 23 setiembre, Día de la Juventud y la Primavera.

OCTUBRE * miércoles 8 octubre, feriado, Combate de Angamos * 15 octubre, Día Mundial de la Mujer Rural * 16 octubre, Día Mundial de la Alimentación * 19 octubre, (2007-2014) sétimo aniversario de la Plataforma PERÚ PAíS LIBRE DE TRANSGÉNICOS * 29 octubre, (2004-2014) décimo aniversario de la Red Peruana de Comercio Justo y Consumo Ético

NOVIEMBRE

* viernes 7 noviembre, (2002-2014) décimo segundo aniversario del Comité de Consumidores Ecológicos * 10 noviembre, Día del Libro * 17 noviembre, (1998–2014) Aniversario 16 del Grupo EcoLógica Perú * 20 noviembre, Día Universal de los Derechos del Niño * 25 noviembre, Día Internacional de la NO Violencia contra la Mujer * sábado 29 noviembre, (1978-2014) el Centro IDEAS celebra su 36 aniversario

DICIEMBRE

* 1 diciembre, Día de la Prevención del SIDA * 3 diciembre, Día Internacional del No Uso de Agroquímicos. Día nacional de la promoción de la Agricultura Ecológica. * sábado 13 diciembre, (1999-2014) Décimo quinto Aniversario de la BioFeria de Miraflores. * lunes 8 de diciembre, feriado religioso * 10 diciembre, Día de la Declaración de los Derechos Humanos * 14 diciembre, día del Cooperativismo Peruano * jueves 25 diciembre, feriado por Navidad * jueves 1 de enero 2015, feriado

COMPARTIENDO #06- 2014 ¡ Por una vida productiva, sana y feliz, libre de transgénicos ! Miembro de  Centro IDEAS: Innovando procesos de calidad de vida  RAE Perú (Red de Agricultura Ecológica del Perú) Promoviendo sociedades con cultura agroecológica  CCE (Comité de Consumidores Ecológicos): Por una vida productiva, sana y feliz; libre de transgénicos  SEPIA (Seminario Permanente de Investigación Agraria) Perú: el problema agrario en debate


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