PRIMER CONCURSO DE ENSAYOS SOBRE "DERECHOS SEXUALES Y REPRODUCTIVOS"
TEMA: EDUCACION SEXUAL INTEGRAL
ENSAYO: EL CONTROL DE LA FECUNDIDAD EN PAREJA: UNA PROPUESTA PARA REDUCIR LAS BRECHAS DE GÉNERO
PRESENTAN: ALVARADO ROSILLO DANIEL FERNANDO SEMINARIO PAREDES LILA ALEJANDRA SALVADOR LLACSAHUANGA DAMARIS SERNAQUE RODRIGUEZ CINTHYA
PIURA, NOVIEMBRE DEL 2016
INTRODUCCION ¿Existen derechos relacionados a tu sexualidad? Tras una encuesta aplicada a una población estudiantil del 5to año de Secundaria y universitarios ambos desconocen de ello debido quizá a una falta de información, ya que este tema no se incluye en el plan educacional, existe acaso una débil intervención del gobierno o una fuerte influencia religiosa sobre la educación sexual. La sexualidad es un aspecto importante del comportamiento humano y es fundamental para la sociedad en cuanto al mecanismo de la reproducción social. Por otro lado, el género es un factor central en la identidad personal que determina la experiencia subjetiva de la vida y las opciones de la persona, tanto biológica como socialmente. Los derechos sexuales y reproductivos de las personas se basan en garantizar la autonomía que tienen tanto el varón como la mujer al momento de hacer uso y disfrute de su libre desarrollo sexual y reproductor sin ser objeto de coerción, discriminación o violencia. Los cuales van de la mano con la salud reproductiva que implica una vida sexual satisfactoria y sin riesgos, la capacidad de procrear y la libertad para decidir si hacerlo o no, en que momento y con qué frecuencia. Así mismo, es prioritario el derecho de varones y mujeres a ser informados y tener acceso a métodos de planificación familiar seguros, efectivos y aceptables para ellos. El género no es solo un determinante de inequidad sino proporciona un eje que explica muchos de los factores que afectan la salud y son causa de muerte de las mujeres y de los hombres. Por razones biológicas las mujeres son las que asumen en sus cuerpos el embarazo, el parto y el puerperio y, por lo mismo, existen necesidades específicas para atender estos procesos. La capacidad de la mujer para decidir si quiere embarazarse y en qué momento tiene una repercusión directa en su salud y bienestar. La planificación familiar permite espaciar los embarazos y puede posponerlos en las jóvenes que tienen mayor riesgo de morir por causa de la procreación prematura, lo cual disminuye la mortalidad materna. Evita los embarazos no deseados, incluidos los de mujeres de más edad, para quienes los riesgos ligados al embarazo son mayores. Permite además que las mujeres decidan el número de hijos que desean tener. Se ha comprobado que las mujeres que tienen más de cuatro hijos se enfrentan con un riesgo mayor de muerte materna.1 Al reducir la tasa de embarazos no deseados, la planificación familiar también disminuye la necesidad de efectuar abortos peligrosos. Las intenciones reproductivas de la mujer muestra que en 2014, el 19.8% de los nacimientos de los últimos cinco años ocurrieron sin estar previstos. En estos casos, las mujeres no los querían tener. Si a este porcentaje se le suma otro 33.5% de aquéllos que lo quería más tarde, se tiene una cifra dramática de nacimientos no deseados que alcanza al 53%.
En la práctica existen mujeres que no desean reproducirse, pero que están expuestas al riesgo de quedar embarazadas por estar en edad reproductiva y llevar una vida sexual activa sin usar método anticonceptivo alguno o porque utilizan métodos tradicionales como el ritmo o el coito interrumpido, de escasa eficacia para evitar el embarazo. Se considera que estas mujeres y así mismo su pareja tienen una “necesidad insatisfecha” de planificación familiar. Si bien se cuenta con programas de planeación familiar, la eficacia y accesibilidad de los mismos son poco abordados por la población. Se realiza este ensayo con el fin de desarrollar una propuesta metodológica que persigue destacar la importancia que tiene el estudio de este fenómeno desde la perspectiva del análisis del uso del método anticonceptivos con énfasis en la integración de la pareja como unidad funcional, partiendo de los conocimientos y actitudes de varones y mujeres jóvenes con el fin de controlar su fecundidad mediante la protección y conocimiento de su salud sexual y reproductiva, rompiendo así las brechas de género y evitando el riesgo de muerte materna.
DESARROLLO Muchas mujeres aún no logran regular su fecundidad. Prueba de ello son los embarazos no deseados, definidos como aquellos que ocurren en un momento poco favorable, inoportuno o que se dan en una persona que ya no quiere reproducirse. En algunas regiones en desarrollo por lo menos tres de cada diez embarazos son no intencionales y millones de parejas siguen imposibilitadas de elegir el momento de tener hijos y el número que desean tener. La reproducción y el ejercicio de la sexualidad deberían ser siempre actos deseados y planificados. Cabe preguntarse ¿por qué, en una época en la que, al menos en teoría, existen los medios para regular la fecundidad, las mujeres aún siguen teniendo embarazos no deseados? 2 Se calcula que en los países en desarrollo unos 225 millones de mujeres desean posponer o detener la procreación pero no utilizan ningún Método Anticonceptivo (MAC).1 Los motivos son los siguientes: Poca variedad de métodos; acceso limitado a la anticoncepción, particularmente por parte de los jóvenes, los Segmentos más pobres de la población o los solteros; temor a los efectos colaterales, que a veces se han sufrido con anterioridad; Oposición por razones culturales o religiosas; servicios de mala calidad y barreras de género.1 La necesidad insatisfecha de anticoncepción sigue siendo alta. Esta falta de equidad está impulsada por un aumento de la población y una escasez de servicios de planificación familiar. El uso de métodos anticonceptivos por los hombres representa una proporción relativamente pequeña de las tasas de prevalencia mencionadas. Los métodos anticonceptivos masculinos se limitan al condón y la esterilización (vasectomía).1 Los países desarrollados en donde la urbanización y el desarrollo económico son la norma, muestran las tasas de fecundidad más bajas, mientras que los países en desarrollo tienen tasas más altas. Los factores económicos y de urbanización pueden funcionar para influir las prioridades dentro de los países desarrollados, junto con los recursos de planificación y educativos más accesibles. Conforme las poblaciones mundiales se desarrollan más, se espera que haya una disminución general en las tasas de fecundidad. Es cierto que la proporción de un menor nivel de educación está correlacionado con una displicencia o el uso inadecuado sobre MAC y por lo tanto embarazos no deseados que condenan a las familias a continuar la cadena de pobreza y violencia. Pero como jóvenes que somos, tenemos la experiencia de no haber recibido instrucción suficiente durante la etapa escolar.La educación sexual siempre fue abordada tímida e incipientemente, enmarcada rígidamente por los criterios religiosos, lo que no nos permitió un conocimiento adecuado
ni se nos prestó la importancia adecuada a esta necesidad. Todo ello basado en la utopía que nos conservaremos castos hasta contraer matrimonio o iniciar una convivencia. Nos preguntábamos al realizar las investigaciones de este tema, ¿es que acaso la población joven de Europa o los países desarrollados no inician tan tempranamente la actividad sexual? ¿Son castos o son educados y mejor informados en aspectos inherentes a la sexualidad, los métodos anticonceptivos, el aborto, etc? No podemos ser ajenos a la realidad que los adolescentes y jóvenes mantienen actividad sexual desde muy temprana edad, y que si desde las etapas iniciales de la educación se incluyen ejes que les eduque correctamente en cuestiones de sexualidad tendremos jóvenes responsables con su sexualidad y posteriormente padres que ejercen responsable y conscientemente el control de su fecundidad mediante las herramientas que son los métodos anticonceptivos modernos obteniéndolos de forma gratuita en los programas de planificación familiar o en forma privada. Hemos realizado una pequeña encuesta
seleccionando 2 tipos de población: Adolescentes
escolares pertenecientes al colegio Enrique López Albujar que cursan el 5° grado de secundaria y adultos jóvenes de la Universidad Nacional de Piura. El objetivo de la realización de esta encuesta es entender la situación que determina el uso de un método anticonceptivo, cual es el más usado frecuentemente, el nivel de conocimiento de derechos sexuales y reproductivos, los beneficios de planificación familiar y sobre todo el tipo de actitud frente al tema. Según los resultados de INEI 2014 en Piura la inyección (22,0%), el condón masculino (11,8%) y la píldora (9,5%) fueron los métodos modernos más usados3, en contraste encontramos que en adolescentes y jóvenes el método más utilizados es el condón, el cual lo podemos encontrar en centro comercial o farmacias, es barato y hasta en ciertos casos gratuitos y por último es lo que el gobierno impulsa basado en políticas de prevención de enfermedades de transmisión sexual. Por otro lado, la píldora, inyectables y el método del ritmo son MAC con menor accesibilidad, donde los individuos tienen un mayor desconocimiento acerca de cómo funcionan y como adquirirlos. Esto va de la mano con la vergüenza de la población joven pues les limita su acceso, además existe una pobre influencia del gobierno en impulsar otras alternativas. De acuerdo al MINSA no existe un método anticonceptivo ideal para los adolescentes como tampoco existen razones médicas para negarles el uso basándose en la edad. Por lo tanto, el mejor método será aquel que el adolescente o la pareja escoja pero teniendo en cuenta que hayan recibido una detallada y completa información tanto como sus beneficios y sobretodo su accesibilidad, lamentablemente esto no se aplica a la realidad.
Por otro lado, resulta peculiar que el lugar más frecuente donde los estudiantes escolares y universitarios aprendieron el uso de MAC es en el colegio y como resultado menos frecuente son los padres. Entonces podemos decir que en los colegios solo se centran en el reconocimiento del uso de métodos anticonceptivos excluyendo el aprendizaje acerca de sus derechos sexuales y reproductivos (DDSSRR) siendo esta una forma de contribuir al aumento de la tasa de embarazos no deseados y un incremento en la muerte materna. El papel de los padres como guías y consejeros se excluye totalmente para los adolescentes y jóvenes con respecto a la educación sexual ya sea por temor, falta de comunicación y confianza. Así mismo, los conocimientos y actitudes de los encuestados con referente a los beneficios que se obtienen de la planificación familiar parten de una idea común basándose en evitar embarazos no deseados y apostando por una buena calidad de vida a futuro. Por consiguiente, demuestra que los estudiantes mantienen como prioridad alcanzar una vida estable mediante el cumplimiento de sus metas a mediano y largo plazo, y poseen la voluntad para realizar metodologías basadas en planificación familiar, demostrando que el problema no radica en ellos sino en el sistema. Nos enfrentamos a un sistema de salud que debe ampliar sus horizontes y responder a estas demandas. Debemos orientar los servicios de salud y planificación familiar hacia una mayor participación masculina. Una respuesta que facilite decisiones conjuntas de la pareja constituye la forma eficaz para conseguir la participación del hombre. De esta manera, al consultarles sobre la posibilidad de la existencia de un MAC masculino apuntaron a que sea 100% eficaz en prevenir el embarazo, podemos comprobar que el varón no es indiferente al proceso reproductivo, está interesado en recibir información y servicios de planificación familiar, tanto para su pareja como para sí, puesto que necesita que su salud mantenga una armoniosa relación con su pareja e hijos.
CONCLUSIONES En las últimas décadas, las decisiones sobre las políticas de control de la fecundidad han desbordado las fronteras nacionales y se han convertido en tema de creciente preocupación mundial. En nuestro país se brinda acceso a servicios de Orientación, Consejería y provisión de métodos anticonceptivos en programas gratuitos tanto en MINSA como en ESSALUD, así como en organismos privados. Pero aún la brecha es inmensa entre las parejas que hacen uso de estos servicios y las que no. Muchos de estos programas carecen de un componente de educación sexual o de información sobre las consecuencias de los métodos anticonceptivos en la salud de las mujeres, no manejan adecuadamente conceptos de equidad de género y derechos sexuales y reproductivos. Son simples proveedores que deficientemente reparten los métodos anticonceptivos, tal vez con cierta carencia de competencia técnica. Es nuestra propuesta incidir en la educación sexual desde las etapas tempranas de educación, poniendo énfasis en el aprendizaje y reconocimiento de sus derechos sexuales y reproductivos de las niñas y niños. Mejorar los servicios de prestación y uso de métodos anticonceptivos, donde es de alta prioridad a la información como un derecho fundamental, diferenciando las diversas actividades de Información, educación, comunicación. Promocionar servicios de Consejería a donde también puedan acceder con facilidad los adolescentes. Empoderar a las niñas, adolescentes y mujeres peruanas sobre temas como conocimiento de sus derechos sexuales y reproductivos, equidad de género y prevención de violencia basada en género y manejo autónomo de su fecundidad. Por ello, confiamos en que el control de la fecundidad como iniciativa de la pareja basado en el conocimiento de sus derechos sexuales y reproductivos, educados oportunamente en su sexualidad no permitiendo la violencia basada en género, será un logro importante en la disminución de los índices de muerte materna, estando seguros que en nuestro país la pareja que previene un embarazo no deseado, evita el riesgo de exponerse a la muerte. Para asegurar este proceso es necesario que
el
gobierno de la mano con
sociedades
internacionales realice esta ardua tarea de no solo ofrecer políticas y programas que brinden beneficios a la salud de las mujeres sino suprimir las normas de género que perjudican a la mujer. Se deben establecer estrategias para la activa participación del varón en los programas de planificación familiar y salud sexual y reproductiva.
Los resultados esperados son un mayor bienestar personal, de pareja y familias fortalecidas. El sistema de salud debe responder a estos desafĂos desde la demanda mejorando y adaptando la oferta. Y asĂ habremos dado un paso adelante, tal vez un paso gigante en la lucha contra la mortalidad materna y la violencia basada en gĂŠnero, conflictos que nos condenan a un sempiterno estatus de subdesarrollo.
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Planificación
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