PAPEP.... de lo común de la vida a las comunidades convivenciales...

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El Desarrollo Dinámico y Dialéctico Colectivo de la Zona Escolar 03 de nivel Preescolar Sección XXII, Oaxaca COORDINADOR DEL PROGRAMA: DR.

MARCEL ARVEA DAMIÁN

MATERIALES DE ESTUDIO DE LOS CÍRCULOS DE INVESTIGACIÓN


PROGRAMA ALTERNATIVO Y POPULAR DE EDUCACIÓN PREESCOLAR COLECTIVO DE LA ZONA ESCOLAR 03, 03, OAXACA NIVEL PREESCOLAR SECCIÓN XXII

COORDINADOR: DR. MARCEL ARVEA DAMIÁN

MATERIALES DE ESTUDIO DE LOS CÍRCULOS DE INVESTIGACIÓN


Programa Alternativo y Popular de Educación Preescolar Zona Escolar 03-Círculos de Investigación

Contenido

Contenido 5 Presentación 9 Primeras Palabras 13

17/ La Zona Escolar 03 de nivel Preescolar Desde los Valles Centrales…. 19 ¿Quiénes somos? 25 Creemos y creamos en comunidad la escuela que queremos 26 Características del Programa Alternativo y Popular de Educación Preescolar 27 Es nuestro deseo, responsabilidad y desafío 33

35/ Principios y Orientaciones del Programa Orientación ética 37 Orientación política 44 Orientación epistemológica 52 Orientación metodológica 59 Orientación sociohistórica 62 Orientación antropológica 70 Orientación psicológica 74 Orientación educativa 84

95/ Desarrollo Dinámico y Dialéctico Educación y Desarrollo 97 Desarrollo y crecimiento humano 101 Procesos evolutivos del desarrollo de la conciencia 106 Análisis de los enfoques sobre desarrollo infantil de Jean Piaget y Lev Vigotsky 113 •5•


Programa Alternativo y Popular de Educación Preescolar Zona Escolar 03-Círculos de Investigación

Dinámica y Dialéctica del Desarrollo 116 Procesos dinámicos y dialécticos del desarrollo 120 Continuum del desarrollo corporal, psicomotriz y emocional 128 Continuum del desarrollo natural, social, histórico y cultural 131 Continuum del desarrollo de la comunicación y lenguaje 134 Continuum del desarrollo del pensamiento complejo 137 Continuum del desarrollo espiritual y de la conciencia 140 Diferencias evolutivas del continuum del desarrollo infantil 143 Continuum del Desarrollo Dinámico y Dialéctico 145 Propósitos educativos del continuum del Desarrollo Dinámico y Dialéctico 184

205/ Alfabetización política Alfabetización política 207

221/ Humanización de las Comunidades Convivenciales para el Desarrollo Infantil A propósito de la humanización de las Comunidades Convivenciales 223 Carta a una educadora desesperada 244

247/ Animación del Desarrollo en Comunidad Convivencial El interés principal de la infancia 249 El humano desarrollo del ser 254 …. de lo común de la vida a las Comunidades Convivenciales…. 257 Sentido y significado de la intervención y transformación educativa 270

275/ Referentes educativos, pedagógicos y didácticos del Programa Educativo Referentes educativos 277 Referentes pedagógicos y didácticos 289

297/ Activación y Animación de las Comunidades Convivenciales para el Desarrollo Infantil Activación y animación de las Comunidades Convivenciales para el Desarrollo infantil 399 Personas que activan y dinamizan procesos del desarrollo infantil y comunitario 309 Organización y activación del Programa Alternativo y Popular de Educación Preescolar 314 Valoración de los procesos de aprendizaje y desarrollo infantil y comunitario 317

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Programa Alternativo y Popular de Educación Preescolar Zona Escolar 03-Círculos de Investigación

323/ Anexos 1.

Colectivo Escolar de la Zona 03 de nivel Preescolar 325 2. Escuelas de la Zona 03 de nivel Preescolar 326 3. Situación de las familias de la Zona Escolar 328 4. Experiencia educativa 329 5. La elección política del método de alfabetización 330 6. La alegría de educar 332 7. Guía de animación de la alfabetización política 339 8. Alfabetización por medio de la palabra generadora «pelota» 345

351/ Contribuciones de los Círculos de Investigación 353/ Consulta Bibliográfica 357/ La última página…

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…. de lo común de la vida a las comunidades convivenciales…. Marcel Arvea Damián

Fragmento: Programa Programa Alternativo y Popular de Educación Preescolar. Sección XXII. Zona Escolar 03 Nivel Preescolar. Preescolar Editorial La Mano. Oaxaca. México. Pp.257-269.

Comunidad

amor por servir Comunión

quiero, comparto y me incluyo me quieren, comparten e incluyen Comunalidad

Fuimos, somos y seremos vivimos, existimos, trascendemos… Alicia Ramos

…. de lo común de la vida…. EL CÍRCULO DE INVESTIGACIÓN, EN DIÁLOGO EXISTENCIAL, decidió reflexionar la necesidad de impulsar una Educación Popular cuyo centro de atención e interés sea el desarrollo comunitario, humano y social; desarrollo del ser en comunidad convivencial. Abanderamos la idea que escuelas y Jardines de Niños de Nivel Preescolar de la Zona 03 sean comprendidos y dinamizados como Comunidades Convivenciales para el Desarrollo Infantil. Ello emanado del análisis realizado por el Círculo de Investigación cuya reflexión concentró su atención en las siguientes nociones: «común», «comunal», «comunidad», «comunicación», «comunitario», «comunión» y «comunalidad». Supusimos que el origen compartido de estos términos


necesarios a la reflexión de la acción educativa posee una continuidad lógica y semántica que nos ofrece distintos significados y sentidos reconocidos también por nuestro Programa de Educación Popular. Fue así que iniciamos el diálogo a partir de estas palabras generadoras. Para mí, son palabras dibujadas que parecen compartir características similares pero que sólo adquieren sentido en la acción práctica, en un espacio y momento histórico preciso; sin embargo, son siempre dependientes de los seres humanos que se relacionan fortuita o intencionalmente. (Pérez. 2011,1)

Es evidente que la raíz «común» participa en todas ellas. La lógica de continuidad es lo común, lo que nos hace humanos, lo que nos pone en situación vital y existencial; lo común a todos los seres humanos es nuestra propia vida humana, nuestra propia condición humana. Cuando las personas desconocen ese «común» nuestra humanidad se desvanece inevitablemente. Nuestra vida humana es, en primera instancia, nuestra primera cualidad «común». Somos conscientes que dicha vida humana no será libre ni plena ni digna en tanto no reconozcamos la raíz compartida de nuestra humanidad común. Esto es importante. Intentamos entender y comprender la comunidad y comunalidad porque estamos acostumbrados (“educados”), para enaltecer la individualidad de nuestro yo. Para cambiar nuestra manera de ser y pensar individualista no queda otra que abortar de nuestro pensamiento el egoísmo de la ideología dominante. (Martínez, Martín. 2011a.1)

― ¿Qué es común? común?

¿Qué hace algo común? ¿Cuándo algo deja de ser

— ¿No será que lo común de quienes estamos aquí sea la opresión que nos denigra, el sistema que nos divide, la explotación que sufrimos, la absurda ideología que adoctrinamos…? (Desafío del Coordinador)

¿Acaso pensamos que lo común es aquello general y convencional: estándar…, lo vulgar y ‘corriente’? ¿Será acaso un ‘fuero’ indeterminado? O quizá común sea todo aquello que nos hace semejantes, en posibilidad de ser prójimos y en consecuencia trascendentes. Fue así que sentipensamos que el término común, de algún modo significa compartir con otros nuestra condición humana, por tanto se opone radicalmente a una apropiación individual (lo común no puede ser particular porque nadie puede apropiarse privadamente de lo común). Hemos reflexionado sobre los conceptos común, comunal, comunidad, comunitario, comunicación, comunión y comunalidad. Nos percatamos


que la raíz “común” podría equipararse con semejanza, similitud, afinidad, interés compartido, reciprocidad. Justamente sobre la reciprocidad iniciamos nuestra reflexión; comprendimos que no se trata de una noción matemática de equivalencia sino de un acto humano de dar, dar-se al otro en acto consciente y trascendente, no esperar que el dar —dar-se—, se devuelva en la misma cantidad, especie o proporción. Esta reciprocidad que mencionamos es estrictamente cualitativa y profundamente humana. (Martínez, Martín. 2011a.1)

Entonces comprendemos común aquello que por no ser propiedad privada ni particular, nos pertenece a todas y todos por igual y sin excepción; es decir: lo común —por ser de nadie—, es de todas y todos nosotros: es nuestro. Cuando alguien se apropia de algún bien común, el que éste sea, deja de ser tal para convertirse en bien particular, en propiedad privada. Un ejemplo de ello podría ser nuestra nacionalidad, pues somos mexicanas y mexicanos porque nacimos en territorio nacional, eso nos es común y gracias a ello tenemos nacionalidad mexicana. Los conceptos comunal, comunitario, comunicación, comunalidad y comunión, parecen tener un profundo significado cuando los vemos correctamente aplicados en nuestro quehacer cotidiano, pues seríamos una sociedad más justa y equitativa, con una identidad más apreciada, si privilegiáramos lo común sobre lo particular e individual. (Real. 2011b,1)

Cuando Marx formuló el comunismo, precisamente descubrió que la superación de la contradicción humana será posible cuando logremos finalmente anular la propiedad privada sobre los medios de reproducción de la vida material —que deben ser comunes a todas y todos por igual—, pues sin duda la vida humana es nuestro primer «común». No hay excepción. Nuestra vida y condición humana es nuestro primer y principal «común».

…. de lo comunal a la comunidad…. Por comunal entendemos un tipo específico de propiedad, organización y/o acción humana que nace del bien común. Esta forma de apropiación y organización dinámica se expresa de diversos modos: políticamente en cuanto al régimen de propiedad y administración de justicia; socialmente en las relaciones de trabajo, en el cargo honorífico y el servicio voluntario; espiritualmente en la práctica del ritual y el disfrute comunitario; como cuando decimos “territorio comunal”, “trabajo comunal”, “disfrute comunal”. Así pues, entendemos que la expresión del interés común puede derivar en organización y acción comunal.


….. de la comunidad a la comunicación…. Por comunidad comprendemos una forma de ser y hacer, de sentipensar y actuar correctamente —responsablemente—, en favor de la vida; de nuestra tierra, historia, identidad y cultura. La comunidad es la unidad básica del pueblo, porque pueblo es la acción creativa y liberadora de la inter-comunidad. El Pueblo alcanza plenitud en la inter-comunidad de nuestros pueblos. Lo que nos parece incuestionable es que las relaciones humanas en comunidad son mejores y más humanizantes que las relaciones de socialización e individuación de la escuela capitalista, pues surgen de la unidad que nace de la organización y acción común; por eso es comúnunidad. Esto es, el grupo humano (un grupo de aprendizaje, por ejemplo), organizado comunalmente, logra alcanzar unidad en la acción de su sentipensar común, que por eso mismo trasciende en acción comunitaria. La unidad de la común-unidad supone partes y las partes se integran sobre su cualidad común. Lo cierto es que en la comunidad existe sentido de pertenencia y aceptación de las diferencias; de este modo la comunidad puede contribuir realmente en la generación de verdaderas posibilidades de desarrollo. La comunidad es la mejor forma de organización social y humana, la mejor forma de organización política y pedagógica, pues dinamiza la dialéctica del desarrollo infantil a partir de la veracidad que ofrece la realidad de la vida misma; pues las relaciones comunitarias son relaciones prácticas de vida y existencia material y espiritual. Por eso, “pertenecer a una comunidad es reconocernos como seres humanos que juntos comparten, colaboran y luchan, unificando esfuerzos que trascienden en acciones que alientan nuestro desarrollo.” (Sanjuán. 2011a,1) Hemos reconocido también que el sentipensar y proceder correcto para alentar el desarrollo de la comunidad es unirnos en lo común, sin dividirnos por privado y particular. La comunidad implica encontrar coincidencias entre los diferentes miembros de la comunidad con el propósito de crecer y mejorar juntos, todo ello orientado para el logro de un fin o bien común. Pensar en comunidad significa entonces respetar las diferencias y participar activamente en dicha superación. (Aragón. 2011a,1)


La superación de las diferencias para lograr la unidad común, lo ofrece el consenso; por ello es que la comunidad puede dinamizar y trascender las relaciones sociales y humanas en relaciones comunitarias (específicas, intencionales, interpersonales), pues al decir «relaciones comunitarias» nos referimos específicamente a relaciones entre personas realmente existentes, no abstractas ni idealizadas, personas con quienes compartimos vida y biografía; nuestra identidad, historia y conciencia, que es el bien común de cualquier persona y comunidad. La comunidad es nuestro mundo inmediato, real, concreto, sensible, vital y existencial. Las relaciones sociales y humanas en el seno de una comunidad son relaciones convivenciales y existenciales; relaciones entre personas con identidad y conciencia que son reconocidos como tales por su propia comunidad existencial. Esto quiere decir que la identidad del ser —de cualquier persona— no es una construcción endógena que nuestras niñas y niños realizan originalmente desde su individualidad y subjetividad particular, sino se constituye conforme las relaciones intercomunitarias e intersubjetivas que desarrolla con otros integrantes de su propia comunidad vital y existencial, con su comunidad convivencial; o lo que es lo mismo: la identidad consciente del ser se constituye en la unidad y unión, en la comunión con la comunidad: sentimos y pensamos que esta es la verdadera praxis de la comunidad. La praxis de la comunalidad representa bien-ser y bien-estar y la maravilla de vivir el goce pleno de la fraternidad para desarrollarnos y trascendernos mutuamente.” (López, María. 2011a,1)

Ciertamente somos seres sociales e individuales; alcanzar la identidad del ser en comunidad es nuestro propósito común, pues indudablemente somos seres humanos que nos relacionamos vital y existencialmente con otros seres humanos, en

En 1943, cuando el totalitarismo fascista tenía en vilo a la humanidad entera, se produjo en el guetto de Varsovia un levantamiento que da cuenta de la importancia del magisterio en la permanencia y preservación de la cultura. No se trató de un amotinamiento para derrotar al imperio nazi sino de una rebelión para salvaguardar el preciado valor de la dignidad y libertad humana. Cuando finalmente la Gestapo y el ejército alemán lograron acorralar al grupo rebelde, se presentó la posibilidad de que algunos integrantes lograran escapar y huir de su inminente muerte. Entonces…, hombres y mujeres, en comunidad, decidieron lo siguiente: —«Han de ser elegidos, antes que nadie, antes que niños y mujeres, los maestros. Porque ellos serán quienes nos perpetuarán y quienes librarán, del holocausto, la memoria que un día nos permitirá resucitar».

(Arvea.2002. 264,265)


comunidad. De cualquier modo y manera somos seres sociales e individuales pero ser, sentir, pensar y hacer comunidad es algo que debemos aprender, enseñar e inventar: este es nuestro inédito viable y nuestra utopía posible. Pensar en soledad lo hace cualquiera, es un acto egoísta; pensar colectivamente es ardua tarea del más y mejor, eso sí es pensar bien, pensar correctamente, porque pensar comunitariamente es asegurar nuestra existencia en la historia. (Cuevas. 2010,7-8)

El desafío que asumimos como educadoras y educadores del pueblo es dinamizar la praxis de comunidad en nuestros Jardines de Niños, en nuestras escuelas, pues todo el Sistema Educativo Nacional está organizado conforme a prácticas de individuación y domesticación, jerarquizadas e instrumentadas burocráticamente para reproducir la misma injusticia de siempre. Es difícil alcanzar la praxis de comunidad; más aún para quienes hemos sido ‘formados’ (léase ‘programados’) por el sistema capitalista. Pero si acaso sucede, la expresión de la comunidad es verdaderamente increíble; es inusual y extraordinario que un grupo de individuos, en comúnunidad, en completa libertad y autonomía, en total autorregulación y autodeterminación, decidan voluntaria y conscientemente subordinar su interés individual y particular a la nosotridad de la comunidad. La conversión del magisterio está en la comunión con la comunidad. Esta es la Pascua de Paulo Freire o el suicidio de clase de Amílcar Cabral.

…. de la comunicación a lo comunitario…. —¿Cuál es la relación entre comunidad y comunicación? ¿Es posible una comunidad de comunicación, una comunidad convivencial para el desarrollo? El ser humano se desarrolla siempre en una comunidad vital y existencial; de tal manera que el desarrollo de la persona, —el desarrollo de nuestras niñas y niños—, es dependiente de los niveles de comunicación e intercomunicación logrados en dicha comunidad vital y existencial. Distinguimos entonces diferentes niveles de comunicación; la hipótesis surgió al suponer que el desarrollo de la comunidad es dependiente de los niveles de comunicación entre sus integrantes, porque evidentemente lo común trasciende en comunitario cuando la comunicación e intercomunicación anima correctamente la praxis de comunidad. Es deducible entonces que el desarrollo de la comunidad sea dependiente de los niveles de comunicación e intercomunicación humana, de la palabra y el diálogo, la cual fortalece y privilegia lo “común” de la comúnunidad, sobre el yo in-divi-dual y particular de cada persona.


Estas comunidades convivenciales de comunicación, comunidades de nuestra vida diaria, son consideradas por algunos especialistas como “grupos humanos” (familia, el gremio, amistades). Hoy se estudia con mucho interés la “dinámica de grupos humanos”, de los “colectivos” docentes”, etc., y por tal razón, hemos convenido realizar las siguientes precisiones al respecto: El colectivo no es comunidad, pero puede serlo… Las diferencias entre colectivo y comunidad nos parecen evidentes. El colectivo se organiza conforme a un solo interés común; este interés común es quien cohesiona sus integrantes, de tal modo que la organización sólo es posible a partir de dicho interés común, que por ser interés particular y compartido, es interés colectivo. Si el interés común del colectivo es el económico, por ejemplo, sólo sobre éste interés común organizarán sus relaciones y acciones. La comunidad, en cambio, trasciende el interés común del colectivo ampliándolo a la vida misma, en la existencialización de las relaciones intercomunitarias e interpersonales que surgen y se desarrollan en el seno vital y existencial de la comunidad; es decir, la comunidad no es posible sin la projimidad que le hace posible. Es así que surge una dimensión excedente, inusitada, nueva al interés originario y común del grupo o colectivo; esto es, la comunidad amplía e intensifica (existencializa) las relaciones humanas del grupo o colectivo en relaciones intracomunitarias (más allá del interés común/particular que les cohesiona), de tal modo que podemos decir que el colectivo es el momento inaugural de la comunidad. La comunidad es un cuerpo único que debe y puede cuidar a todos sus miembros y, por lo tanto, el “común”, como se lee en los documentos, no es un colectivo indiferenciado en el cual los intereses de los miembros no cuentan y no es tampoco un conjunto de individuos que no reconocen lo que tienen en común. (Carmagnani. 2004,105)

El colectivo puede surgir de pronto ante las necesidades o situaciones comunes de algún grupo humano o de la misma comunidad; por ello, descubrimos que el colectivo suele tener “conciencia de sí” y actúa conforme a ella; en cambio, la comunidad preexiste, transcurre y trasciende dichas necesidades y grupos humanos; la comunidad excede al individuo, al grupo y colectivo pues tiene historia y memoria, identidad y pertenencia: a la comunidad le nace “conciencia para sí”. El grupo humano —un grupo de estudio en investigación, por ejemplo—, puede ser instaurado, constituido, agrupado…, tal como sucede con un grupo escolar. —Y nosotras…, nosotros… ¿qué somos…? ¿quiénes somos? —¿Seremos un colectivo escolar o una comunidad educativa? (Desafío del Coordinador)


La gozona, mano vuelta o tequio son formas compartidas y recíprocas de trabajo comunitario muy propias de nuestros pueblos; se ofrecen como ayudas o apoyos solidarios cuando alguien transita por una situación difícil o cuando surge alguna necesidad que afecta la comunidad. Es así que la comunidad se “organiza” y se apoyan mutuamente para conseguir un objetivo muy humano y responsable.

Nos parece comprensible que la comunidad exceda las necesidades “de sí” del colectivo y del grupo, pues la comunidad es capaz de referirse a sí misma y para sí misma, de reconocerse autoconscientemente, situarse y fecharse, pensarse e imaginarse, autonomizarse y autodeterminarse, como creación y recreación de un proceso histórico en permanente y progresivo desarrollo y liberación.

… de lo comunitario a la comunión…. Por comunitario comprendemos acciones y expresiones sentipensadas de praxis específicas; ya sean de trabajo, organización del poder, impartición de justicia, etc. lo comunitario es el hacer y sentipensar comunal de la comunidad: su praxis de comunidad.1

(Acevedo. 2011a,1) El sentido de reciprocidad se manifiesta permanentemente en la praxis de comunidad; lo cual no se restringe a lo tangible y material sino lo trasciende en consciente y espiritual. En la praxis de comunidad, la voluntad y conciencia son poderes primordiales para responsabilizarnos de nuestro compromiso de servicio. Esta responsabilidad es consciente y no requiere ser señalada ni exigida, pues se ofrece a la comunidad de manera libre y voluntaria. (López, María. 2011a,2)

La praxis de comunidad surge entonces como una posibilidad de organización educativa contrasistemática que se ubica necesariamente en 1

No queremos pasar de largo en esta reflexión las diferencias entre comunal y comunitario, pues sentipensamos que entre ambos términos hay más relación que oposición. La praxis de comunidad es el elemento dinámico y dialéctico de la “comunalidad” y del “comunalismo”, aunque ambos puedan ser divergentes o convergentes en sus propósitos: la praxis de la comunidad es el núcleo de ambos aspectos; es decir: lo intracomunitario y lo intercomunitario. Al respecto escribe Grophius Dietz: “En este mismo afán analítico, cabe distinguir la «comunalidad» del «comunalismo»: mientras que la comunalidad se refiere al habitus comunitario como praxis internalizada de origen mesoamericano, el comunalismo representaría un modelo normativo-reivindicativo de hacer comunidad que procura fortalecer y privilegiar los recursos endógenos tanto organizativos como simbólicos, tanto políticos como pedagógicos frente a la imposición de modelos exógenos y colonizadores. Como resultado, en los casos exitosos el comunalismo como estrategia educativa logra “substancializar” no sólo el discurso acerca de lo comunal o comunitario, sino también la praxis de la comunalidad, porque en vez de negar las profundas divisiones internas homogeneizando una imagen idílica de la comunidad, convierte estas divisiones en nuevas “señas de identidad” de un cuerpo “sumamente heterogéneo.” (Dietz. 2010)


la máxima negatividad posible; es decir, con el pueblo pobre, explotado y oprimido, pues el pueblo es la trascendencia de la comunidad. Se trata de crear y recrear una forma de organización fortalecida por las relaciones intracomunitarias e intercomunitarias, en su inmanencia y trascendencia, pues lo comunitario abre siempre nuevas formas y posibilidades a la comunidad.

… de la comunión a la comunalidad…. Por comunión comprendemos el vínculo íntimo y esencial entre la comunidad y sus integrantes, reconocidos entre sí como seres con identidades individuales y particulares pero también como seres sociales y espirituales, inacabados y en permanente relación trascendente. La comunión a la que nos referimos surge cuando la persona como individuo participa en la renovación y recreación vital, material y espiritual de su comunidad, pues la comunidad acoge y ofrece a la persona —al individuo—, historia y pertenencia, conciencia y cultura; en una palabra: identidad. Es entonces que la comunidad se abre a la conciencia de la persona como una flor a la primavera; el individuo entonces “comulga”, “se funde”, con su comunidad, con el pueblo, pues la comunión es precisamente con el pueblo, quien ofrece sentido histórico a la comunidad. Es importante comprender bien la comunidad como parte esencial de nuestra relación projimal; para vivir, trabajar, socializar…. Si bien es verdad que la comunidad está siempre ahí, el individuo debe hacer comunión con la comunidad que le recibe. Integrarse activamente a su trabajo cooperativo y organización política, a sus costumbres y tradiciones, a sus creencias y cultura. La comunión se logra porque funde la identidad individual de la persona con la identidad cultural de la comunidad. (Díaz. 2011,1)

… de la comunalidad a la educación…. Por comunalidad comprendemos la expresión espiritual y existencial de la comunidad que reconoce la vida como primer primero; por ello, la comunalidad nos mandata un recto y correcto proceder, un compromiso ético fundado en la responsabilidad y la libertad. Los principios de la comunalidad son “históricos” y mandatan amar la tierra, el agua y la naturaleza (amor a la vida, es sagrada, no es propiedad privada); comunión fraternal entre sus integrantes (respeto y responsabilidad a la nosotridad de la común-unidad); reciprocidad, ayuda mutua y servicio (acción recíproca, guelaguetza, gozona, mano vuelta; ética comunitaria y servicio); democracia participativa (asamblea y cargos honoríficos); trabajo voluntario y compartimiento comunitario


(tequio, gozona, disfrute); tradición, ceremonia y costumbre (ritos, rituales y ceremonias), etc. (Díaz. 2007, 57, 40ss) Se comprende entonces que la comunalidad se La comunalidad y la comunión dinamiza en los principios de “relacionalidad, correspondencia, complementariedad y reciprocidad.” son cualidades por excelencia de (Ortiz. 2006a, 67) la comunidad, entendida ésta Existe una intimidad muy estrecha entre comunidad y como un complejo de relaciones comunalidad; sin embargo, distinguimos la comunidad humanas que entretejen una porque es tangible y concreta; “la comunalidad refiere historia e identidad propia; el a nuestra identidad y pertenencia, de lo que somos, sentimos, pensamos y hacemos.” (Wilczek. 2011a.1) entretejido se hace con hilos de La comunalidad es intangible e inmaterial. multicolores, tales como el color En consecuencia, la comunalidad expresa la de la organización política, de la sensibilidad y espiritualidad de una comunidad a comunicación verdadera, de la partir de nuestro modo común y distinto de ser. La reciprocidad fraterna, del comunalidad es entonces un modo de ser que trasciende la inmanencia histórica de la comunidad, de trabajo voluntario, del disfrute y la inmanencia a la trascendencia de la comunidad.2 dolor compartido. La comunalidad fluye y se recrea históricamente en cada acto de renovación comunitaria; en cada acto democrático de asamblea política; en cada faena de trabajo libre, consciente y voluntario; en la libertad y (Pérez.2011,2) responsabilidad del servicio voluntario; en el honor y responsabilidad que implica representar un cargo en bien de la comunidad, en el compartimiento de la alegría y del dolor. Es por eso que sentipensamos que la comunalidad es fundamental en nuestras escuelas; lo es por ser inmanente y trascendente y porque es la expresión histórica, existencial y espiritual de la comunidad.

… de la educación a la Comunidad Convivencial… Es así que la organización en comunidad nos ofrece la posibilidad real de animar el Desarrollo Dinámico y Dialéctico. El principio epistemológico de la Educación Popular que aquí defendemos radica en invertir la relación 2

Floriberto Díaz refiere que “la comunalidad define la inmanencia de la comunidad” (Díaz. 2007,39); agregamos que además de la inmanencia define también su trascendencia trascendencia; ndencia pues la posibilidad de la inter-comunidad (nosotredad-nosotroredad) sólo podría ser si la comunalidad, además de ser inmanente, fuese trascendente. Ello es posible por la dialéctica de las relaciones intracomunitarias e intercomunitarias propias de la comunidad. Al respecto, Ignacio Ortiz Castro reflexiona la ética y filosofía Ñuu Savi y refiere la trascendencia de la comunalidad del siguiente modo: “Así, cada quien y cada cual cumple su función y se reproduce y se fortalece lo nosótrico, lo cual es la mejor garantía de subsistencia y permanencia y, ¿por qué no?, también de trascendencia y proyección del yo-comunalidad.” (Ortiz. 2006,59)


grupal vertical «docente-alumno», por una «relación convivencial de seres humanos en comunidad»; pues no hay duda que “vivir humanamente siempre es con-vivir.” (Boff. 1992,76) No sólo comunidades de vida sino comunidades de convivencia. No sólo vivir en comunidad sino convivir humanamente para desarrollarnos plenamente en comunidad. El enfoque comunitario en educación nos permite ofrecer un verdadero valor a todas las personas que participan en el proceso educativo, lo cual motiva la cohesión y fortaleza de la comunidad hacia un fin último, que es la armonía, integridad, plenitud y trascendencia de la comunidad, lo cual irremediablemente redundará en plenitud y trascendencia de cada ser humano individual. (Zárate, Norisela. 2011,1)

Este es el núcleo organizativo de nuestro Programa Alternativo y Popular de Educación Preescolar. Se trata de dinamizar dialécticamente el desarrollo infantil en comunidad convivencial; educar-nos en Comunidades Convivenciales para el Desarrollo Infantil organizadas para animar el humano desarrollo del ser. Entendemos por convivencialidad una relación humana, no sólo refiere a nuestras relaciones con instituciones sino particularmente con personas, aunque ciertamente la convivencialidad pasa necesariamente por la propiedad y la institucionalidad. La relación industrial es reflejo condicionado, una respuesta estereotipada del individuo a los mensajes emitidos por otro usuario a quien jamás conocerá a no ser por un medio artificial que jamás comprenderá. La relación convivencial, en cambio siempre nueva, es acción de personas que participan en la creación de la vida social. Trasladarse de la productividad a la convivencialidad, es sustituir un valor técnico por un valor ético, un valor material por un valor logrado. La convivencialidad es la libertad individual, realizada dentro del proceso de producción, en el seno de una sociedad equipada con herramientas eficaces. (Íllich. 1975,27)

Ante esta exigencia, la escuela no puede ser más una propiedad inmobiliaria del Estado sino debe reconocerse y fincarse como espacio y territorio comunal; la escuela es territorio de la comunidad, la escuela es territorio del pueblo. La escuela debe ser territorio comunal, territorio de la comunidad; la escuela no es propiedad privada ni propiedad del Estado; es del pueblo, de las niñas y niños. (Peña. 2011a, 1)

Esta toma de escuelas es simbólica pero muy activa y consciente. Las niñas y niños —sus familias y docentes—, generarán pertenencia y


reconocerán su escuela como territorio comunitario, del pueblo; de este modo surgirá espontáneamente la dignidad del trabajo libre y voluntario; reconocerán la organización democrática de la asamblea como la mejor forma de convivir y organizar el poder de la Comunidad Convivencial; aprenderán a amar, servir y ayudar a su comunidad y pueblo, etc. Pero sobre todo, serán conscientes que su escuela es una comunidad donde pueden convivir humanamente para alentar y animar su desarrollo y educación. Nuestra historia y tradición nos dice —sentimos y pensamos—, que educarnos en comunidad y para la comunidad es mejor que educar en la individuación y para la individualidad. Es mejor educarnos en las “compartencias” que en las “competencias” (Reyes. 2011,2), porque al educarnos en comunidad nunca atentamos contra la individuación e individualidad de nuestras niñas y niños, simplemente sabemos que las relaciones interpersonales —relaciones sociales y humanas que condicionan el acto educativo—, se expresan siempre y de cualquier manera en una comunidad vital y existencial que es inmediata, real y verdadera: la escuela. En consecuencia, estas relaciones comunitarias de convivencia escolar son esenciales para el desarrollo dinámico y dialéctico que tanto deseamos animar. He podido valorar y reflexionar sobre el trabajo compartido, colectivo, comunal, para lograr un fin o bien común, tal como lo hemos planteado en el proyecto pedagógico que hemos elaborado desde nuestro sentipensar comunitario; es decir, no sólo desde la docencia sino desde las necesidades del desarrollo infantil. (Cortés. 2011.1)

Las Comunidades Convivenciales para el Desarrollo Infantil deben integrar en sí y para sí la organización y planeación política y pedagógica de todos los elementos de la praxis de la comunidad; de este modo, se organiza y favorece el desarrollo dinámico y dialéctico, pertinente para el desarrollo infantil. La práctica política y pedagógica, la práctica educativa en su totalidad, se ajustará siempre a los principios de la praxis de comunidad. Todos los principios de la praxis de la comunidad deben ser integrados crítica y autocríticamente a los procesos educativos del desarrollo infantil. Todo ello es posible porque la praxis de la comunidad —su democracia— garantiza la veracidad, legitimidad y legalidad de todos los procesos de organización, educación y desarrollo. Finalmente, luego de analizar la raíz común que nos iguala y distingue como seres humanos, hemos podido deliberar y concluir que la comunidad y comunalidad se constituyen en los núcleos organizativos de nuestro Programa Alternativo y Popular de Educación Preescolar. Dicho núcleo organizativo se concentra en la praxis de comunidad.


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La escuela o Jardín de Niños se comprenden como Comunidades Convivenciales para el Desarrollo Infantil. Este hecho expropia simbólica y activamente nuestras escuelas y Jardines de Niños del poder y control exclusivo y abusivo del Estado; de este modo, el pueblo y sus representantes, nuestras niñas y niños, reconocerán su escuela como territorio de comunitario. Para ello, las Comunidades Convivenciales para el Desarrollo Infantil deberán, por necesidad, abrir sus puertas y animar a la participación activa de familias, autoridades comunitarias y pueblo en general. En este sentido, es fundamental que las Comunidades Convivenciales para el Desarrollo Infantil sean concebidas también como espacios de promoción para la salud y el trabajo. El bien de la comunidad prevalece sobre el bien particular. Cuando exista alguna discrepancia, como principio de organización interna, deberá prevalecer siempre el interés de la comunidad sobre el interés particular. Ello es posible “gracias a la participación y colaboración, en la toma democrática de las decisiones que afectan a toda la comunidad, anteponiendo el bien de la comunidad a la colectividad de los grupos y a la individualidad de sus integrantes.” (López, María. 2011b,2) Organización democrática en asamblea. La organización democrática en asamblea es necesaria a las Comunidades Convivenciales para el Desarrollo Infantil. Lo cierto es que no será posible la democracia participativa y real que tanto anhelamos si repetimos todos los procedimientos autoritarios y burocratizantes que tanto nos dividen y enajenan. La asamblea constituye un elemento fundamental de la organización democrática de las Comunidades Convivenciales para el Desarrollo Infantil pues hace posible el diálogo, la comunicación y deliberación. No solamente desarrolla la comunicación y el lenguaje, la socialización y el pensamiento infantil, sino expresa además la voluntad y conciencia de la comunidad, su capacidad creadora y transformadora; su libertad y poder de decisión y soberanía. Por tal motivo, la Asamblea General es el órgano de mayor poder y decisión de las Comunidades Convivenciales para el Desarrollo Infantil. 3 Cargos honoríficos. El cargo que defina y asigne la asamblea es una responsabilidad honorífica que ofrece la comunidad a quien considera digno y justo para ejercer alguna tarea; representa el más alto honor al servicio de la comunidad; en consecuencia, no puede contaminarse con retribución económica pues los cargos se reconocen honoríficos. Si acaso existe retribución es el reconocimiento de la comunidad al servicio realizado. El trabajo voluntario. El trabajo voluntario es la posibilidad de beneficiarnos en comunidad sin ser víctimas de explotación ni de formas de trabajo asalariado. El trabajo voluntario no es explotado porque es libre y voluntario; por ello es pleno, trabajo consciente e intencionado en bien de

Jaime Martínez Luna hace una precisión importante respecto al poder de la comunidad y distingue la asamblea, pues allí reside la praxis democrática de la comunidad, que denominó comunalicracia. La comunalicracia es “el poder de la comunidad; es decir, el poder por medio de la asamblea general.” (…) “Comunalicracia es la selección de valores y principios de cada persona pero avalados por el común, por la población. Esto no es masificado, esto es relación, trabajo, sacrificio.” (Martínez. 2004,339)


la comunidad; en consecuencia, se trata de un trabajo verdaderamente transformador, un trabajo creador y productivo que humaniza el mundo en la resistencia, pues el trabajo voluntario es un servicio a la comunidad, un trabajo de lucha que no reconoce plusvalía ni se somete al régimen capitalista de explotación. Es así que recuperamos e incluimos en nuestro proceder lo dicho por el Dr. Miguel Zaldívar: “no educamos para el trabajo; nos educamos en el trabajo” (Zaldívar.2011); es decir, nos negamos a educar para calificar y enajenar fuerza de trabajo asalariada y explotada; nos afirmamos como personas al educarnos en el trabajo digno, libre, consciente y voluntario; trabajo productivo que nos desarrolla plenamente como seres humanos. El gran educador popular Célestin Freinet lo dijo de modo ejemplar: se trata de generar “la nueva práctica de la escuela activa por el trabajo complejo al servicio del hombre nuevo, en el seno de la sociedad popular.” (Freinet. 2002, 166) El servicio. El servicio es la retribución al bien-ser y bien-estar que nos ofrece la unidad y comunión con la comunidad. El servicio se constituye además como un acto consciente y voluntario expresado en ética comunitaria a favor de la vida; en consecuencia, el servicio es principio básico de la praxis de comunidad, especialmente en la resistencia y lucha, en el liderazgo y vanguardia de la comunidad; un acto de comunión muy humano y liberador que debe ser permanentemente alentado en nuestras Comunidades Convivenciales para el Desarrollo Infantil. Ayuda mutua. La ayuda mutua, la reciprocidad, la compartencia, son formas muy humanas de desarrollarnos convivencialmente en comunidad. La ayuda mutua nos ofrece posibilidades de desarrollo conforme a la fuerza de integración que ofrece la comunidad de integrantes. En las Comunidades Convivenciales para el Desarrollo Infantil debe alentarse la ayuda mutua, el apoyo solidario —con productos y/o trabajo—, cuando alguien de la comunidad se encuentre en desgracia o urgente necesidad. Disfrute comunitario. Si el trabajo fue de todas y todos y el producto y beneficio también lo fue…. Y si todas y todos sin excepción nos beneficiamos de nuestro trabajo, es muy bueno disfrutar todas y todos por igual, todas y todos compartiendo unidos el beneficio de nuestro trabajo comunitario. Debemos siempre alentar el disfrute, el compartimiento, en comunidad. Administración de justicia. Las Comunidades Convivenciales para el Desarrollo Infantil están reguladas y normadas en la memoria de sus acciones, acuerdos y consensos de las asambleas comunitarias. Los procedimientos en la administración de justicia se reflexionan siempre conforme al bien común de la comunidad.

Educar en comunidad convivencial es mucho mejor que educar en la individualidad e individuación de los procedimientos instrumentales de la escuela capitalista; porque educarnos en comunidad no inhibe los procesos de individuación ni se omite la individualidad de cada persona, de cada niña o niño... Todo lo contrario: consideramos que las relaciones interpersonales —relaciones humanas y sociales que condicionan el acto educativo—, se expresan siempre en una comunidad vital y existencial inmediata, real y verdadera, donde familia y escuela ocupan un lugar


privilegiado; pero también, donde niñas y niños se hacen distintos e irrepetibles, se educan y desarrollan. En consecuencia, la comunidad convivencial (persona-escuela-familia-comunidad-pueblo) es esencial para el desarrollo infantil que pretendemos activar y dinamizar con nuestro Programa Alternativo y Popular de Educación Preescolar.

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