El Maestro de las cuatrocientas voces Marcel Arvea
Colecci贸n
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Guelaguetza
Catalogación TÍTULO: El Maestro de las cuatrocientas voces. AUTOR: Marcel Arvea Damián. EDITORIAL: La Mano. COLECCIÓN: Guelaguetza. TEMÁTICA: Educación. Cenzontle, Magisterio, Nezahualcóyotl, Aves de México, Mimus polyglottos, Sinsonte, Avicultura, Ornitología, Ecología, Bioética.
Texto extraído de la revista: «El Cenzontle». Página web: https://issuu.com/florencio94/docs/cenzontleuno/1?e=24851155/35515175
®© Todos los derechos reservados: Marcel Arvea Damián. Contacto: e-mail: marvedam@hotmail.com Facebook: Marcel Arvea Fotografía de portada: Dominio público Página web: https://mybookhq.wordpress.com/category/chapters/ Diseño de portada e interiores: Alejandra Duarte de la Llave y Fernando Cupé.
Editorial La Mano. Comunicación: Facebook: Editorial “La Mano” Se autoriza la reproducción parcial o total de este documento siempre y cuando sea registrada la cita correspondiente. Hecho en México. Primera Edición. Oaxaca de Juárez, Oaxaca, 15 de mayo de 2016.
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El Maestro de las cuatrocientas voces
Marcel Arvea Dami谩n
Colecci贸n Guelaguetza Editorial La Mano 3
Al Maestro Florencio Antonio Girón poeta zapoteco, Maestro oaxaqueño muy digno y popular. Al Maestro Samuel Horta González porque su espíritu de bondad y sabiduría se extienda siempre por la Tierra. Al Maestro avicultor italiano Massimiliano Esposto por su amor a las aves mexicanas; en agradecimiento al esfuerzo que realiza en preservarlas.
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El Maestro de las cuatrocientas voces Marcel Arvea Damián
Presentación
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GRADEZCO AL COMITÉ EDITORIAL,
especialmente al Maestro Florencio Antonio Girón, la invitación para escribir sobre el ave que tanto amo y que da nombre a esta revista: «El Cenzontle». También aprovecho la oportunidad para relacionarla con la educación; con el aprendizaje y la enseñanza, porque sé también que la revista es educativa y hecha por maestras y maestros de Oaxaca, con sus alumnas y alumnos, que son siempre la razón de ser de nuestra lucha como magisterio democrático y popular. En este homenaje, intentaré relacionar la descripción del Cenzontle con el aprovechamiento educativo que podemos hacer de él; es decir, del Cenzontle como Maestro educador, pues esta revista es poética, literaria y cultural; educativa y pedagógica, lo cual me permite entrelazar ambas nociones: es decir: el Cenzontle –Maestro– y la Palabra –educación–. Ante la maravilla de este pajarito mexicano, puedo humildemente decir que le he estudiado durante mucho tiempo, que he cultivado su canto y, al parecer, soy el único avicultor que ha logrado su reproducción en cautiverio. Lo cierto es que tenemos muy pocas opciones para salvarlo y preservarlo; por eso, domesticarlos y reproducirlos en cautividad es un esfuerzo necesario, pertinente y bioético que debemos asumir muy seriamente; no hay excepción: todas y todos somos responsables de la Vida.
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Esa relación vital y existencial con las plantas y animales que nos dan vida, alegría y sustento, debemos comprenderla como una práctica espiritual de comunalidad que debe ser activada y animada en la escuela. Toda vida participa; toda vida tiene dignidad. Esto lo digo porque aun cuando quisiera extender mi exposición sobre las múltiples posibilidades pedagógicas que nos ofrece el Cenzontle, no podré hacerlo tanto como quisiera, pues bien sé que las páginas de las revistas educativas son siempre muy limitadas. Decidí escribir este elogio al Cenzontle de modo enfático y sintético, casi telegráfico, buscando desarrollar una especie de ‘sintagma’ que me permitiera concluir en un punto esencial y existencial, vital y humano; un momento “educativo” que concluyera del mejor modo posible con esta Presentación. Esta es la reflexión que sobre el Maestro Cenzontle deseo compartir con ustedes.
El ave de los cuatrocientos nombres SINSONTE ES LA PALABRA RECONOCIDA POR ORGANISMOS INTERNACIONALES para designar al ave cuyo nombre científico es «mimus polyglottos»; y que traducido al castellano significa: «imitador políglota». Fue el sueco Linneo quien lo registró taxonómicamente en 1758 y lo hizo considerando sus extraordinarias capacidades ecolálicas e imitativas; especialmente cantos y trinos de aves; pero también sonidos ambientales, insectos, animales e incluso la voz humana... El «mimus polyglottos» es un ave americana que vive en Canadá, Estados Unidos, México, Cuba, Bahamas, Antillas e islas del Pacífico mexicano; fue introducido por negligencia en Holanda, Inglaterra y España. Existen muchos géneros de «mimus» y otras tantas especies de «polyglottos». Sin excepción, todos los sinsontes son excelentes cantores; sobresalen el «mimus polyglottos leucopterus» (norte y centro de México hasta el Istmo de Tehuantepec) y el «mimus polyglottos orpheus» (Cuba, Bahamas y Antillas). En México se escribe y denomina de mil maneras: Cenzontle, chonte, teño, centzontli, chico, cenzoncle, zentzontle, centzuntli, etc. Cada pueblo y cultura en México le asigna un nombre propio: Tehña (otomí); Lasaa nuu tachi (mixteco); Chi’ik (maya); Neo-okai (yaqui); Dxii (zapotecto); Yac joojn (mixe), etc., etc.
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En inglés se dice Mockingbird (pájaro burlón); en francés Moqueur (bufón) y en alemán Spottdrossel (tordo burlón). En nuestro país existen otras especies de Cenzontles; el Cenzontle de la Isla Socorro «mimodes graysoni» (críticamente amenazado por introducción de fauna nociva); y el Cenzontle tropical o «mimus gilvus», que se extiende por las costas mexicanas y centroamericanas hasta alcanzar el ecuador en América del Sur. Sólo en México se observa hibridismo entre «gilvus» x «polyglottos»; la cruza de ambos géneros suele presentar vigor híbrido en el canto.
Nacidos para cantar… CENZONTLE ES UNA PALABRA QUE PROVIENE DEL NÁHUATL Cenzontototl (Cenzon, cuatrocientos y Tototl, pájaro: cuatrocientos pájaros) y Cenzontlahtole (Cenzon, cuatrocientos; y Tlahtolli, palabra). «Cenzontlahtolli» nombre que significa literalmente cuatrocientas palabras y, por extensión: cuatrocientas voces…, cuatrocientos cantos. Vale decir que en la comprensión tolteca las personas cuyas palabras hablan las “cuatrocientas voces” son Tlatoani (el que habla bien) y Tlamatinimes (Maestros sabios), así como Nezahualcóyotl lo fue. «Cenzontlahtolli» es entonces quien “habla por todos nosotros”; quien habla por el Pueblo y todos los pueblos. Sin duda una «voz» superior. Que la palabra «Cenzontlatholli» nos permita realizar esta reflexión semántica obedece al intento pedagógico de recuperar la educación como «Tlahtolli»; es decir, como Palabra y, por extensión, como voz y canto. El nombre extensivo del Cenzontle nos permite distinguir en el significado de la palabra «Tlaholli» un proceso de desarrollo implícito a la Palabra misma; pues la Palabra magistral y educativa siempre trasciende en voz y en-canto… De la Palabra a la voz y de la voz al canto… Así, la palabra «Tlahtolli» participa activa y cualitativamente en esas tres posibilidades del desarrollo como dialéctica y movimiento; es decir, el canto del Cenzontle es magistral precisamente porque es el pájaro de las cuatrocientas palabras, de las cuatrocientas voces y cantos. De este modo podemos decir que el canto magistral del Cenzontle se nos presenta como una dialéctica de palabras y significados que logran trascender en innumerables voces, en infinitos cantos.
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Y es que el pasaje de la Palabra a la voz y de la voz al canto –su extensión y trascendencia–, crean eso que nos crea; es decir: el diálogo. Y el diálogo es la cualidad superior del Cenzontle; pues eso hace precisamente: dialogar con otros pájaros, en su mismo idioma y con su mismo canto. El Maestro Cenzontle nos enseña siempre que la educación es un diálogo vital e intercomunicativo de cantos, voces y palabras. Escribimos arriba que la palabra «cenzon» designa con precisión matemática el número 400; sin embargo, esta palabra genera un significado distinto cuando le asociamos una semántica y comprensión particular; quiero decir, alude también a una cantidad superlativa pero indefinida, una hipérbole que puede equipararse en castellano con la palabra «miles». Lo cierto es que el «Cenzontlahtolli» es tan variado en su canto, tanto como mayor sea la diversidad acústica que pueda escuchar y aprender de su entorno inmediato; pues el Cenzontle nunca deja de aprender, nunca “cierra el canto”. Es por esta cualidad superior del aprendizaje que el Cenzontle puede desarrollar mucho más de 400 cantos, lo cual nos permite valorar esa otra semántica relacionada con la palabra «cenzon», comprendida como «miles» o «innumerables». Las cuatrocientas palabras del Maestro Cenzontle convocan entonces a una asamblea de voces y cantos; o sea, al diálogo multiverso que es la educación. El Maestro Cenzontle nos dice también que la educación es una asamblea fecunda; un diálogo vivo de palabras, voces y cantos que nos convocan siempre a la decisión y acción impostergable. El canto existencial de la Palabra es voz, praxis, convocatoria; el canto del Cenzontle es la praxis misma de su esencia trascendente… Así lo describe Hermann Bellinghausen en «Asamblea de pájaros», donde el Cenzontle es la voz convocante... [Fragmento…]
Primero llegó el cenzontle a una rama, y extrañamente se abstuvo de cantar un rato. Giró parsimoniosamente sobre sus patas en 360 grados. Esperó, mirando fijo hacia la montaña al occidente. En determinado momento soltó una armonía gutural, luego cristalina, luego chifladora y burlona, “oilo, oilo, oilo”.
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Por las partes bajas, en los arbustos y hasta tocando tierra, se arriman cuclillos, osqueros, rascadores, jilgueros. A la altura de la rama del cenzontle llegan el cuitlacoche, que es medio primo del convocante, y el zorzal, que ése se mete donde sea. Al otro extremo del prado, entre las milpas y los matorrales, como quien no quiere la cosa, rondan tordos y zanates, y dicen que hoy pidieron refuerzos nada menos que a los cuervos. Pero se mantienen lejos. Nerviosos y hostiles, sin necesidad. También ellos, si se aproximaran, tendrían mucho qué aportar al tema de la asamblea: ¿Qué le pasa a la gente, a los humanos allá abajo, que andan tan alterados y raros?
En la palabra «cenzon» también podemos distinguir otra progresividad intrínseca tal como sucede con la extensión semántica de la palabra «Tlahtolli»; pues de algún modo describe un proceso de desarrollo que va de lo cuantitativo a lo cualitativo; un desarrollo que va del 400 a los «miles». Esta interpretación a la traducción de la palabra «cenzon» por 400 la tengo en alta consideración, pues no puede reconocerse cabalmente su importancia sin considerar primero el sistema numérico vigesimal mesoamericano. El 20 es número sagrado de la matemática tolteca; y puesto que 20 por 20 son 400; la palabra «cenzon» no solamente es una cifra matemática exacta sino describe además un proceso de perfeccionamiento y desarrollo, una hipérbole, un superlativo de miles de posibilidades innumerables que van de la Palabra a la voz y de la voz al canto, del 400 a los «miles». Miles de millones… decía Carl Sagan. Por eso el canto del Maestro Cenzontle es siempre una espiral ascendente, dinámica y dialéctica; un continuum integrador y creativo, dialógico y comunicativo: muy educador. Así su nombre magnífico: «Cenzontlahtolli». … Aún se escucha su canto en el Anáhuac...
Un canto encantador LAS AVES CANTAN DE MODO MUY DISTINTO QUE LOS SERES HUMANOS; esto sucede porque el aparato fonoarticulador de ambas especies es totalmente diferente. Los humanos utilizamos principalmente la faringe, laringe, garganta, cuerdas bucales, lengua, etc.; en cambio, las aves producen sonidos con un órgano equivalente y complejo que los ornitólogos franceses denominaron siringe;
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porque «syrinx» se llamó la flauta que hizo Pan, semidiós griego de los pastores (flauta de Pan). Las siringes de las aves son muy diferentes entre sí. Un pato, por ejemplo, tiene una siringe muy simple; en cambio, el Cenzontle y muchas aves canoras poseen una siringe muy evolucionada y compleja. La mayoría de las aves poseen una siringe con un par de músculos y cartílagos, y con esa dotación orgánica entonan su canto; el Cenzontle y algunas otras aves canoras –muy pocas–, tienen hasta 9 pares de músculos y cartílagos, lo cual les permite desarrollar cantos de extraordinaria versatilidad acústica, rítmica y melódica. Vale decir que en la naturaleza ningún reino animal produce tantos sonidos como las aves; la mayoría de los cantos, trinos y sonidos producidos por las aves nacen de este órgano extraordinario denominado siringe. La Tierra no se escucharía tan hermosa sin la siringe de las aves; basta salir al amanecer, sin importar dónde se viva, y ahí mismo escucharemos los trinos que las aves obsequian a la nueva luz del día: es un hermoso canto a la creación y a la Vida, a la naturaleza y al ser humano. La siringe es un órgano muy pequeño y delicado que asombra por su elasticidad y flexibilidad, pues siendo pequeñísima –en el Cenzontle como esta «Y»–, logra extenderse y distenderse rapidísimamente y sobre sí misma, produciendo cantos que pueden escucharse a cientos de metros. Imagine usted la complejidad de este órgano denominado siringe; es como si un cuerpo cualquiera del tamaño de esta «Y» pudiera vibrar melódicamente y escucharse a medio kilómetro de distancia; ninguna tecnología de audio ha logrado tal prodigio. Además de la siringe, el canto del ave involucra todo su aparato respiratorio; el ave no solamente dispone de pulmones sino incluye también varias bolsas de aire que infla al volar, pero que al cantar comprime –como el fol de una gaita–. Es decir, el ave durante el canto pone en juego todo su aparato respiratorio, el cual activa el complejo mecanismo de la siringe –sus músculos y cartílagos–, para hacer vibrar dos delicados esfínteres en forma de velo, que abren y cierran a gran velocidad y que son, finalmente, quienes producen el melódico sonido del canto. Algunas aves extraordinarias pueden cantar durante el vuelo como el gorrión o la calandria; el Cenzontle también lo hace y de modo espectacular:
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canta su melodía de cortejo ascendiendo y descendiendo, volando y dibujando círculos perfectos en el espacio. Entre avicultores mexicanos es muy apreciada la cualidad sonora de tres aves nacionales: el jilguero mexicano «myadestes occidentalis», el clarín jilguero «myadestes unicolor» y el Cenzontle. Esta cualidad sonora se conoce como «trueno» y consiste en un arranque intempestivo, explosivo y electrizante del canto. El ave arremete a todo pulmón, y lo hace con tanta fuerza y poder, que luego del «trueno» queda vibrando en el espacio una resonancia muy particular, como cuando avanza a la distancia el rumor de un trueno que se aleja reverberando en el ambiente. El mejor ejemplo que puedo dar del «trueno» es el fortissimo de piano al final de «Un día en la vida», de los Beatles… Se trata de un efecto sonoro que sólo tres siringes privilegiadas de aves mexicanas pueden lograr. Por eso podemos decir que el Maestro Cenzontle vuela, trina y truena al cantar. Pero lo más impresionante en la producción del canto es la compleja configuración neuronal que coordina el mecanismo de la siringe. Este aspecto ha sido muy estudiado por la ciencia moderna pues generalmente el ave, tan pronto aprende su canto, lo repite indefinidamente. Este momento del desarrollo del ave donde no puede aprender ni aumentar más su acervo canoro se conoce como “cierre de canto”; este momento del desarrollo se considerada como un límite en el repertorio melódico del ave; límite que termina configurando un canto cerrado, monótono y repetitivo; tal como sucede con un gallo que siempre canta ki-ki-ri-quí. Las mejores aves canoras son aquellas que nunca acusan “cierre de canto”; pues al aprender indefinidamente siempre cantan más y mejor, tal como sucede con el Cenzontle. El Maestro Cenzontle nunca deja de aprender, nunca “cierra su canto”, siempre canta mejor. Esta otra cualidad del Cenzontle y otras aves canoras ha revolucionado la hipótesis de las neurociencias que han afirmado durante mucho tiempo –todavía lo hacen–, que la densidad neuronal presenta siempre una tendencia decreciente porque las neuronas carecen de capacidad reproductiva. Fue Fernando Nottebohm, un zoólogo y ornitólogo argentino, estudiando un gorrión chiapaneco de nombre “chingolo” «zonotrichia capensis»,
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especie que cambia canto en cada muda de pluma, quien demostró que la neurogénesis y la reproducción neuronal son funciones orgánicas de los seres vivos; demostró también que las neuronas tienen capacidad de autoconfiguración para generar nuevas redes neuronales; en el caso de las aves, nuevos tipos de canto. Cada ave desarrolla y canta una melodía particular que comparte con otros miembros de su especie; es por esta razón que podemos distinguir diferencias significativas entre el canto de un canario y el canto de un zorzal; pero también desarrollan diferencias respecto a miembros de otras comunidades coespecíficas (variantes dialectales del canto); y por si fuera poco, las aves desarrollan también un canto único, una melodía y canción individual. Cada Maestro Cenzontle tiene su propia palabra (individual-única), su voz comunitaria (coespecífica-compartida) y su amplio canto en el coro de la universalidad (social-natural). El uso funcional y comunicativo perfeccionó el canto del «Cenzontlahtolli»; se trata de una respuesta evolutiva y adaptativa cuyo propósito principal es defender la progenie y el territorio de nidificación y cría. Es allí cuando mejor escuchamos las facultades imitativas y ecolálicas del Cenzontle. Interpreta persistentemente el canto del ave invasora hasta que logra expulsarla de su territorio. Cuando no funciona dicha estrategia, el Cenzontle recurre a otro sortilegio de su canto: modula su siringe y produce los sonidos de un depredador, generalmente el gato, lo cual definitivamente aleja la amenaza del pájaro intruso. Este uso funcional y comunicativo del canto que involucra el sonido de un depredador, lo observé y escuché con un Cenzontle de San Luis Potosí, en un lugar llamado “Matanzas”; donde un Cenzontle ahuyentó un perro imitando el cascabel de una serpiente. En cuanto a la relación de los seres humanos con Cenzontles; estudios realizados en Florida demostraron que los Cenzontles silvestres son capaces de reconocer la fisonomía del rostro humano; sólo el cuervo y el Cenzontle han podido desarrollar su inteligencia y capacidad perceptiva para hacerla social y humanamente funcional. Es así que el Maestro Cenzontle nunca deja de aprender, no puede cerrar ni acallar su canto; su mirada reconoce el rostro humano; con sabiduría nos canta y alegra el corazón. «Co-razón» de la palabra «educación».
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Amo el canto del Cenzontle ESCUCHANDO CANTAR AL CENZONTLE es fácil reconocer por qué ha sido inspiración de mitos, canciones, poemas y otras muchas expresiones culturales y artísticas. Ningún ave canora en México tiene su prestigio y abolengo. La literatura mesoamericana, la historia de la conquista y sus cronistas van dando cuenta de la admiración que provocó el Cenzontle entre propios y extraños. Sahagún las ubicó entre las aves de bello canto, Humboldt lo elogia y Clavijero, en su «Historia antigua de México», cuando ya surgía el nacionalismo mexicano, no duda en decir que el ruiseñor español no puede igualar la belleza y versatilidad de su canto. Cita al Dr. Hernández, quien escuchó ruiseñores en la corte de Felipe II y, tiempo después, en América, escuchó Cenzontles cantar. Escribe Clavijero: Protesto a nuestros filósofos antiamericanos, que cuando dice el Dr. Hernández sobre el grande exceso de mérito en el poligloto sobre el ruiseñor, es muy cierto y conforme al juicio de los europeos que han estado en el reino de México y al de los mexicanos que han estado en Europa. A más de la singular dulzura de su canto, la prodigiosa variedad de sus tonos y la graciosa propiedad de remedar las diferentes voces de las aves y cuadrúpedos que oye, tiene sobre el ruiseñor la ventaja de ser menos rústico y más común, pues su especie es una de las más numerosas.
Charles Hartshorne, un filósofo metafísico y ornitólogo estadounidense, muy reconocido por sus argumentaciones teológicas y por ser pionero en los registros sonoros de aves, escribió un libro muy bello e interesante titulado «Born to sing» (“Nacidos para cantar”). En este erudito libro sobre aves, Hartshorne definió 7 criterios para seleccionar y valorar los 100 cantos más bellos del mundo. En su investigación ubicó al Cenzontle en tercer lugar, sólo por debajo de dos aves africanas. El Cenzontle sumó un puntaje de 999.66847, de un posible de 1000. Es decir: un canto casi perfecto. Según lo concluido por el gran ornitólogo estadounidense, el Cenzontle sería uno de los pájaros con el canto más hermoso, variado y complejo del mundo, sólo por debajo de dos aves africanas: el robin corista («cossypha cyanocampter») y el robin de Rupell («cossypha semirufa»).
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Y es aquí donde discrepo metodológicamente con Hartshorne, pues en la definición de sus criterios de valoración nunca consideró el “cierre de canto” como una variable imprescindible; y quiero enfatizar aquí lo que escribí arriba: el “cierre de canto” es la condición cualitativa y cuantitativa para el desarrollo, variabilidad, riqueza y complejidad rítmica, melódica y acústica del canto. Sería suficiente que un Cenzontle escuche cantar a los «cossypha» para dirimir esta polémica. Lo cierto es que el Maestro Cenzontle siempre es el mejor cantor de la «Asamblea de pájaros». … Y cómo no podría ser así, si el Cenzontle elabora su canto convocando e integrando las cuatrocientas palabras, las cuatrocientas voces, los cuatrocientos cantos… Debe ser verdad aquello que un día supuse: por su capacidad imitativa y políglota el Cenzontle nunca habría resentido la confusión de lenguas –y orejas– de Cholula y Babel. En conclusión: el «Cenzontlahtolli» es el ave con el canto más complejo, hermoso y melódico de la naturaleza; en su siringe reúne todas las voces y cantos de la avifauna mexicana, del «Canto Nacional», de la «Asamblea de pájaros» que tiene voz y quiere entonar y «entronar» sus cuatrocientas palabras, sus cuatrocientos cantos. El Cenzontle está vivo y vuela por los valles, sierras y altiplanicies de México; vivo y cantando en el sentir del pueblo; vivo en sus mitos, leyendas y canciones; vivo en las crónicas diarias donde sigue siendo el ave del canto sublime, inigualable, insuperable. Para los poetas de América, el Cenzontle siempre ha sido motivo de inspiración. Lo descubrimos en las palabras de Alfonso Reyes, Walt Withman, Rubén Darío, Ernesto Cardenal, Octavio Paz, López Velarde, Pablo Neruda, Fernando del Paso, Lezama Lima, Mario Bennedeti, Nicolás Guillén, Ernesto Blanco, Pablo Cuadra, etc., etc. Es tan poderosa e impresionante la emoción que provoca escuchar su canto, que los vínculos entre Cenzontles y poetas tienen mucha tradición, mucha producción, mucha historia... Carlos Pellicer no dudó en incluirlo en «Esquemas para una oda tropical»: [Fragmento…]
La oda tropical a cuatro voces podrá llegar, palabra por palabra,
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a beber en mis labios, a amarrarse en mis brazos, a golpear en mi pecho, a sentarse en mis piernas, a darme la salud hasta matarme y a esparcirme en sí misma, a que yo sea, a vuelta de palabras, palmera y antílope, ceiba y caimán, helecho y ave-lira, tarántula y orquídea, zenzontle y anaconda. Entonces seré un grito, un solo grito claro que dirija en mi voz las propias voces y alce de monte a monte la voz del mar que arrastra las ciudades ¡oh trópico! y el grito de la noche que alerta el horizonte.
En mi opinión, el poeta mexicano que mejor describe una cualidad específica del canto del Cenzontle –quien mejor descifra sus misterios–, es Ramón López Velarde. En su poema «Para el cenzontle impávido», López Velarde describe esa otra cualidad específica del Cenzontle: canta de noche su “Claro de luna”, por horas, continuamente, sin parar; especialmente lo hace en los plenilunios escampados de primavera. [Fragmentos…]
He vuelto a media noche a mi casa, y un canto como vena de agua que solloza, me acoge… Es el músico célibe, es el solista dócil y experto, es el zenzontle que mece los cansancios seniles y la incauta ilusión con que sueñan las damitas (…) Sigo oyendo la musical tarea del zenzontle, y lo admiro por impávido y fuerte, porque no se amilana en el caos de las lóbregas vigilias, y no teme despertar a los monstruos de la noche. (…) (…) Súbitamente, irrumpe el arpegio animoso que reta en su guarida a todas las hostiles reservas de la amante…
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¿Hay acaso otro solo poeta que, como éste, desafíe a las incógnitas potestades, y hiera con su venablo lírico el silencio despótico? Respondamos nosotros, los necios y cobardes que en la noche tememos aventurar la mano afuera de las sábanas… El zenzontle me lleva hasta los corredores del patio solariego en que había canarios, con el buche teñido con un verde inicial de lechuga, y las alas como onzas acabadas de troquelar. También había por aquellos corredores, las roncas palomas que se visten de canela y se ajustan los collares de luto… (…) Mas en estos momentos el zenzontle repite un silbo montaraz, como un pastor llamando a una pastora; y caigo en la lúgubre cuenta de que el zenzontle vive castamente, y su limpia virtud no ha de obtener un premio en Josafat. Es seguro que al pobre cantor, que da su música a la erótica letra de las lunas de miel, lo aprisionaron virgen en su monte; y me apena que ignore que la dicha de amar es un galope del corazón sin brida, por el desfiladero de la muerte. Deploro su castidad reclusa y hasta le cedería uno de mis placeres. Mas ya el sueño me vence… El zenzontle prolonga su confesión melódica frente a las potestades enemigas, y corto aquí mi panegírico para el zenzontle impávido, virgen y confesor.
Últimamente, sobresalen los maravillosos textos de Hermann Bellinghausen; cito aquí un fragmento del cuento «Quién toca», donde describe el canto del «mimus gilvus» o Cenzontle tropical. Rompe en canto, chiflado pájaro. La característica, larga y sostenida sucesión de notas que forman las frases de su canto. Cada una con rapidez, un par de veces, antes de pasar a la siguiente. Una espiral armónica notable, común en los de su especie, que cantan de día, de noche, en los ranchos, en arbustos junto a los caminos y a orillas de las ciudades.
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El Cenzontle también ha inspirado mucha música popular, muchos sones, canciones y corridos: Cuántos jilgueros y cenzontles veo pasar, pero qué triste cantan esas avecillas. Van a Chihuahua a llorar sobre Parral, donde descansa el General Francisco Villa. Canten jilgueros y cenzontles sin parar, y que sus trinos se oigan en la serranía, y cuando vuelen bajo el cielo de Parral, lloren conmigo por el gran Francisco Villa
El Maestro José María Esteva compuso un poema sinfónico muy bello denominando “El canto del cenzontle”. Igualmente le han cantado David Haro, Guadalupe Trigo, Celia Cruz… Tu voz que es trinar de sinsonte en la enramada.
Carlos Mejía Godoy dedicó una hermosa canción a la mujer revolucionara: “El zenzontle pregunta por Arlen”… Y Silvio Rodríguez también le canta al Cenzontle de la mujer guerrillera: Yo fui una vez, el monte; Yo fui una vez, lucero… Yo fui una vez, sinsonte; Yo fui una vez, lo nuevo… Lo nuevo, lo nuevo… Sinsonte, sinsonte… El cielo, el cielo… y monte, y monte… Bendita, bendita, aquella vez…
Habrá que decirle a Silvio que cante mejor así: Si no creyera en la locura de la siringe del Cenzontle…
Y nadie ha cantado tan bello a la ciudad de México como Guadalupe Trigo. Mi ciudad es chinampa en un lago escondido, es cenzontle que busca en dónde hacer nido.
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Del Cenzontle, en el cine mexicano quiero evocar el memorable diálogo entre Pedro Infante («Tizoc»), el indio enamorado; y la virgen carnal (María Félix, la «Niña»): – ’Tá llorando la Niña…? – No Tizoc. – ¡Sí…! Pájaro cinzontle chifló, me dijo que la Niña está triste; pájaro cinzontle me trajo pa’ca. – ¿Qué dices…? – De diveras Niña, los animales y los árboles del monte le cantan y le lloran al indio.
Nunca debemos olvidar que el Maestro Cenzontle “le canta y le llora al indio.” Finalmente, el poema más hermoso escrito sobre el Cenzontle es atribuido a Nezahualcóyotl. Nehuatl nictlazohtla in cenzontototl icuicauh Nehuatl nictlazohtla in chalchiuitl itlapaliz Ihuan in ahuiacmeh xochimeh Zan occenca noicniuhtzin in tlacatl Nehuatl nictlazohtla. Amo el canto del cenzontle, pájaro de cuatrocientas voces. Amo el color del jade y el enervante perfume de las flores, pero amo más a mi Hermano: el hombre.
No existe evidencia histórica para asignar la autoría del poema a Nezahualcóyotl; sin embargo, este vacío histórico de la literatura mexicana me permite desarrollar una reflexión paralela sobre el origen y esencia del poema. ¿Quién lo escribió…? Yo podría decir que el pueblo, y lo hizo inicialmente en náhuatl, a partir de los poemas de los antiguos Cantares mexicanos, de las palabras de Nezahualcóyotl y otros poetas del Anáhuac. Luego, la sensibilidad y voz del pueblo, su palabra y canto ¡Creó el poema! Se trata de una maravillosa síntesis cultural hecha poesía y declamada por el pueblo y que, irresponsablemente, la Secretaría de Educación Pública y el
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Banco de México se apropiaron para publicarlo y acuñarlo en los billetes de 100 pesos y en los libros de texto gratuitos. Por mis indagaciones puedo decir que el poema se escribió originalmente en lengua náhuatl, por un maestro de educación indígena del estado de Tlaxcala. El poema se dio a conocer en escuelas rurales e indígenas tlaxcaltecas a finales de la década de los 50’s, donde se presentó y presenta aún en las actividades cívicas o escolares que conmemoran alguna efemérides importante. En la década de los 80’s, el poema ya había sido incluido en los libros de texto gratuitos bajo la autoría de Nezahualcóyotl; y para ello se elaboró la siguiente traducción: Amo el canto siempre nuevo del cenzontle, amo el olor delicado de las flores, y del ónix y del jade sus colores; pero más amo a mi hermano, que es el hombre.
Esta traducción (versión oficial) no pudo destruir el espíritu esencial y popular del poema. Así fue que la poesía se propagó por todas las escuelas de Tlaxcala y México hasta ser acuñado en los billetes de cien pesos en el año 2010, con la traducción más conocida. Hoy, sin duda, es el poema de Nezahualcóyotl más elogiado y conocido en todo el mundo y quizá de la literatura prehispánica y mexicana. En mis pesquisas, pude indagar el nombre del autor pero nunca su apellido; quien me brindó la información (un supervisor escolar jubilado ya fallecido), me dijo que el Maestro creador del poema murió sin verlo publicado en los libros de texto gratuitos; tampoco lo pudo ver acuñado en los billetes de 100 pesos. Le pregunté entonces por el nombre del Maestro…, el autor del poema. Su respuesta me hizo sonreír: –«¡Nezahualcóyotl!» El poema señala con detalle y precisión el alto valor y estima que el pueblo (Nezahualcóyotl) tiene por el canto del Cenzontle; pues ciertamente el
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poema describe las cosas más valiosas y hermosas de la vida –sus cualidades superiores–, entre las cuales, la primera, es el amor por el canto del Cenzontle. Dos amores describe el poema; uno superior… «Amo el canto del Cenzontle, pero amo más a mi Hermano, el hombre».
El Maestro Cenzontle nos enseña siempre que debemos amar y reverenciar a nuestro Hermano, “el hombre”; igualmente distingue la creatividad del pueblo y del poder humilde de un Maestro; del diálogo incluyente y necesario para generar, crear y recrear un poema sublime…, inigualable…, trascendente…
Palabras finales del Maestro Cenzontle PARA CONCLUIR CON ESTE ELOGIO DEL CENZONTLE quiero evocar al poeta y revolucionario cubano José Martí, quien en su «Diario de campaña», poco antes de morir, dejó testimonio del gran amor que sintió por los Cenzontles. Sucedió así: en la primavera de 1895, José Martí, Máximo Gómez y otros rebeldes desembarcaron en Playitas y avanzaron por el monte para no ser sorprendidos; mientras pernoctaban en el camino encontraron un hombre ruin… Martí nunca olvidó ese hombre y dejó en su Diario un testimonio de desprecio muy expresivo y contundente; lo escribió para que nunca lo olvidemos; sólo dos palabras Martí usó para describir la ruindad y bajeza de aquel hombre. El acusativo es inapelable: – «¡Caza sinsontes!»
Este testimonio también nos permite apreciar la amplitud ética –bioética diría yo–, del gran revolucionario latinoamericano que fue Martí. En la poesía y literatura, en la vida misma, se distingue con claridad la relación significativa entre Cenzontle Palabra, Cenzontle diálogo, Cenzontle libertad, Cenzontle aprendizaje, Cenzontle convocatoria, Cenzontle asamblea, Cenzontle comunidad, Cenzontle rebeldía, Cenzontle revolución… Estas son sus palabras convocantes y educativas: voces y cantos del Maestro Cenzontle…
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Lo que finalmente resulta fascinante es la sensibilidad que el canto del Cenzontle ha generado en la cultura popular; mucho arte y canciones, mucha creatividad y belleza, mucha convocatoria de diálogo y educación; y el mejor ejemplo que ahora puedo dar está precisamente entre sus manos y ante sus ojos: es el espíritu del Cenzontle que muy alegre le canta a usted el nombre de su revista. El canto magistral del Cenzontle, del Cenzontle-Pueblo, lo escuchamos en la melodía comunitaria de su Palabra, en la riqueza y sabiduría de su voz, en la belleza y trascendencia de su canto. La voz del Maestro Cenzontle convoca a integrar y armonizar las palabras y cantos de esta «Asamblea de pájaros», de pájaros libres y escritores, convocados por el canto magistral del Cenzontle. Cenzontles libres que cantan al volar… Canto libre y ético, hermoso y rebelde, creativo y dialógico, democrático y popular. ***
MAESTRAS Y MAESTROS DE MÉXICO: ¡Escuchemos con atención el canto del Cenzontle porque es la voz magistral del Pueblo, de todos los pueblos! –¿Qué gritan sus cuatrocientas voces? –¿Qué lloran sus infinitos de cantos? –«¡Oilo, oilo, oilo!» ¡¡ Un canto de JUSTICIA «truena» por los cielos !! Es el Maestro Cenzontle que canta claro y nos dice qué hacer. … Un canto vital, natural y muy educativo. Un hermoso e inigualable canto de amor…
Oaxaca de Juárez, Oaxaca, México Primavera 2016
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