Academy of St Martin in the Fields / XLVI Festival Internacional Cervantino by Festival Internacional Cervantino

MĂşsica

Academy of St Martin in the Fields Tomo Keller, director

SĂĄbado 27 12:00 horas Templo de La Valenciana Reino Unido

Alan Kerr

Academy of St Martin in the Fields Tomo Keller, director James Burke, clarinete

PROGRAMA Benjamin Britten (1913-1976) Sinfonietta núm.1 I Poco presto ed agitato II Variaciones, andante lento III Tarantela Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) Concierto para clarinete en la mayor K.622 I Allegro II Adagio III Rondó Intermedio Felix Mendelssohn (1809-1847) Sinfonía para cuerdas núm. 10 en si menor MWV N10 I Adagio II Allegro III Più presto Wolfgang Amadeus Mozart Sinfonía num. 40 en sol menor K.550 I Molto allegro II Andante III Menuetto: allegretto IV Allegro assai Este concierto se presenta en el marco del 75 ° Aniversario de The Anglo Mexican Foundation.

Duración: 85 minutos

Suele señalarse como un dato de indudable interés musical, el hecho de que, entre las primeras 25 partituras importantes de Benjamin Britten (19131976), 18 de ellas son obras orquestales y de cámara. En 1930, Britten se inscribió en el Real Colegio de Música de Londres, donde llegó a obtener un muy buen nivel como pianista ejecutante, gracias a las enseñanzas de Harold Samuel y Arthur Benjamin. En el ámbito de la composición, estudió con John Ireland (1879-1962), quien al parecer no le ofreció el enfoque moderno que había aprendido con Bridge. Un par de años después, en 1932, Britten escribió la primera obra oficial de su catálogo, la Sinfonietta Op. 1, obra en la que ya es posible percibir la tendencia del compositor para mirar más allá de las fronteras de Inglaterra en busca de modelos e inspiración. En este sentido, se dice que la Sinfonietta debe mucho de su forma y contenido a la Primera sinfonía de cámara de Arnold Schoenberg (1874-1951), escrita en el año 1906. Entre las características principales de la Sinfonietta destaca un tratamiento armónico que produce interesantes choques entre tonalidades distintas y, como consecuencia, una tensión sonora que se mantiene a lo largo de toda la obra. De hecho, Britten pospone la resolución de las tensiones creadas en los dos primeros movimientos hasta el final de la Tarantella conclusiva. Britten compuso la Sinfonietta Op. 1 para una dotación de flauta, oboe, clarinete, fagot y cuerdas, y dedicó la partitura a su maestro Frank Bridge. Ese buen clarinetista que fue Anton Stadler era huésped frecuente en casa de los Mozart y en más de una ocasión el compositor prestó dinero a su amigo en tiempos difíciles, llegando incluso a regalarle dos relojes de oro para ser empeñados. Cabe aclarar que buena parte de la amistad entre Wol-

Johan Moeskops

fgang Amadeus Mozart (1756-1791) y Stadler se debía a que ambos eran masones, y Stadler se benefició musicalmente de su relación con Mozart. Para su buen amigo el clarinetista, el compositor escribió su Trío para clarinete viola y piano, K. 498, y el Quinteto para clarinete y cuerdas, K. 581. Pero sin duda, lo mejor que Mozart dedicó a Stadler fue el Concierto para clarinete, una de sus últimas obras. Los musicólogos nos informan que la primera versión del inicio de este concierto es igual al inicio de un concierto de Mozart para corno di bassetto, lo cual indica, quizá, que el compositor planeaba hacer dos versiones de la obra para que Stadler pudiera hacer uso de los dos instrumentos que dominaba. El manuscrito original de este concierto ha desaparecido, pero sabemos que Mozart lo escribió especialmente para el clarinete que usaba Stadler, en el que se podían tocar cuatro semitonos más abajo que en un clarinete normal. Así, quienes copiaron el original de Mozart debieron adaptar la obra para un clarinete normal, y es esta versión revisada la que se tocó durante mucho tiempo. Hoy en día existe un clarinete capaz de tocar las notas bajas del clarinete de Stadler, así que ya es posible escuchar este concierto tal y como fue concebido por Mozart. El bello Concierto para clarinete que Mozart le dedicó a su amigo y colega fue la penúltima obra terminada por el compositor.

Pocos melómanos saben que antes de cumplir los quince años de edad Félix Mendelssohn (18091847) había compuesto ya un buen número de sinfonías. En efecto, entre 1821 y 1823 el joven y precoz compositor escribió trece sinfonías para cuerdas, la octava de las cuales fue arreglada para orquesta con alientos por el propio Mendelssohn en 1822. Las primeras diez de estas sinfonías de juventud fueron compuestas como ejercicios para su maestro Zelter; las dos siguientes permanecieron largo tiempo sin numerar y la última de la serie, la número trece, es en realidad un solo movimiento en forma de allegro de sonata para cuerdas. El musicólogo Karl-Heinz Köhler afirma que en estas sinfonías tempranas puede percibirse con claridad el apego de Mendelssohn a la tradición musical que lo precedió. Asimismo, Köhler menciona que las primeras seis sinfonías de la serie evidencian la influencia del estilo clásico vienés, y que en algunas de ellas se puede percibir, incluso, la sombra del estilo barroco de Juan Sebastián Bach (1685-1750) y Georg

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Friedrich Händel (1685-1759). En las siguientes sinfonías para cuerdas, Mendelssohn comenzó a equilibrar esas influencias con los primeros toques de su propio estilo. Después de ejercitar sus conocimientos de contrapunto en las Sinfonías Nos. 7 y 8, Mendelssohn logró a partir de la Sinfonía No. 9 un pleno dominio de la forma y el estilo clásicos. Si bien la Sinfonía No. 10 consta de un solo movimiento en dos secciones, los musicólogos suponen que originalmente tuvo tres movimientos. El Adagio introductorio muestra, de nuevo, la influencia de Bach y sus compases finales prefiguran ciertos gestos de la Serenata para cuerdas de Piotr Ilyich Chaikovski (1840-1893). El Allegro que sigue se inicia en el espíritu de Joseph Haydn (1732-1809), y hay en él fugaces sombras de Gioachino Rossini (17921868) y Ludwig van Beethoven (1770-1827). El manuscrito de la Sinfonía No. 10 de Mendelssohn está fechado el 18 de mayo de 1823. De las 41 sinfonías del catálogo de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), solamente dos

fueron escritas en una tonalidad menor: la Sinfonía No. 25 y la Sinfonía No. 40. Y por casualidad, ambas están escritas en la tonalidad de sol menor. Durante los últimos cuatro años de su vida, Mozart estuvo ocupado principalmente con la creación de óperas; de este período final datan Don Giovanni, Cosí fan tutte, La flauta mágica y La clemencia de Tito. Debido a esta orientación de su actividad productiva, Mozart había dejado a un lado la composición de sinfonías. El 6 de diciembre de 1786 el compositor había firmado el manuscrito de su Sinfonía No. 38, Praga, y durante casi dos años no había vuelto a escribir sinfonías. De pronto, en el verano de 1788, en un corto período de siete semanas, Mozart creó sus tres últimas sinfonías, todas ellas obras maestras del género, para cerrar de manera brillante un catálogo sinfónico incomparable. Y todos los indicios históricos apuntan hacia el hecho de que, sin encargos ni compromisos de por medio, Mozart escribió estas tres sinfonías por el puro placer de hacerlo. La historia nos dice también que los contemporáneos de Mozart no valoraron estas sinfonías en su correcta medida, aunque por fortuna, tiempo después se alzaron voces lúcidas y generosas para hacerles justicia. Vale la pena citar las sencillas pero precisas palabras de Robert Schumann (1810-1856) respecto a esta formidable obra, porque resumen de manera muy clara no sólo las cualidades de la Sinfonía No. 40 de Mozart, sino en general las de toda su música. Decía Schumann: En la Sinfonía en sol menor de Mozart encuentro la mejor manifestación de la elegancia griega. Es decir, una obra maestra clásica, en el mejor sentido del término. Juan Arturo Brennan

Thomas Carlgren

Tomo Keller Nacido en Stuttgart (1974) de padre alemán y madre japonesa, ambos pianistas profesionales, Tomo Keller toca el violín desde los 6 años de edad, y a los diez ofreció su primer concierto acompañado por una orquesta. Estudió música en la Universidad de Viena y en la Juilliard School de Nueva York. Ha Ganado varios concursos importantes, entre ellos el primer lugar en el Certamen Nacional de Música en Austria, el tercer sitio en el Certamen Fritz Kreisler, el primer lugar del Certamen Johannes Brahms y el Gran Premio del Certamen de Música de Alemania. Fue el primer instrumentista en recibir el premio Aalto Stage para jóvenes músicos. Ha ofrecido conciertos en los más importantes recintos de todo el mundo: el Musikverein y la Konzerthaus de Viena, la Gewandhaus de Leipzig, la Konzerthaus de Berlín, la Sala Beethoven de Bonn, el Teatro Kirov de San Petersburgo, la Sala Pleyel de París y la Barbican de Londres. Ha sido invitado a los

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festivales más destacados: Festival de Música en Schleswig-Holstein, Festival Mecklenburg-Vorpommern, Festival de Música del Palacio de Ludwigsburg, Festival de Música Manuel de Falla y Oberösterreichische Stiftskonzerte. Se ha presentado como solista con la Orquesta de la Beethovenhalle de Bonn, la Camerata de San Petersburgo Camerata, la Orquesta Sinfónica de Londres, Orquesta Sinfónica de la Radio de Berlín y la Sinfónica de Viena. Además, ha ofrecido conciertos por toda Europa, Russia, Asia, América y Medio Oriente. Como director principal Tomo Keller ha colaborado con la Orquesta Filarmónica de Essen (1999– 2007), la Orquesta Sinfónica de Londres (director asistente 2009-2015) y la Orquesta Sinfónica de la Radio Sueca (desde 2014). Ha sido director invitado para la Orquesta Sinfónica de la BBC, la Orquesta de Cámara de Europa, DSO de Berlín, SWR de Stuttgart, WDR Cologne, Orquesta Filarmónica

de Londres y la Orquesta Sinfónica de Pittsburg. En diciembre de 2015 fue designado conductor de la Academy of St Martin in the Fields. Ha grabado discos con música para solista de Bach, Bartok e Ysaye, además de obras orquestales como Apollon musagète de Stravinsly, con Sir John Eliot Gardiner al frente de la Orquesta Sinfónica de Londres, y Avant Gershwin con Patti Austin y la WDR Big Band –álbum que obtuvo un Grammy en 2008. Tomo Keller toca un violín Stradivarius de 1709 facilitado por la Fundación Järnåker de Suecia.

James Burke Es director asociado de la Orquesta Sinfónica de la BBC y clarinete solista de la Academy of St Martin in the Fields. También es maestro de clarinete en la Guildhall School of Music and Drama, donde él mismo estudió con mentores como Andrew Webster, Nick Carpenter, Barnaby Robson and Joy Farrall. Es director invitado de orquestas como la Philarmonia, Sinfónica de Birmingham, Sinfónica de Londres, la Royal Northern Sinfonia y la Sinfónica de Londres. Asimismo, su trabajo con la Academy of St Martin in the Fields le permite con frecuencia interpreter repertorio para música de cámara, y en ocasiones comparte escenario con el director musical Sir Joshua Bell; también ha colaborado con la Sinfonietta Londres, el Ensamble Londres Conchord, la Orquesta de Cámara Irlandesa y los solistas de la Orquesta Philharmonia. A. James Burke imparte clases magistrales, además de tutorías en música de cámara y orquestal, en instituciones académicas como el Real Colegio de Música, Guildhall School of Music and Drama y la Southbank Sinfonia, así como para el departa-

mento de educación de la Orquesta Sinfónica de Londres y la Academy of St Martin in the Fields.

Academy of St Martin in the Fields Fundada en 1958 por Sir Neville Marriner, la Academy of St Martin in the Fields es una de las orquestas de cámara más respetadas en todo el mundo. Gracias a una enorme cantidad de presentaciones en concierto y de fonogramas realizados –entre ellos Las cuatro estaciones de Vivaldi, best seller en 1969, así como la banda sonora para la multipremiada cinta Amadeus de 1984– la Academy of St Martin se hizo de una envidiable reputación por su refinado y distintivo sonido. Con más de 500 piezas de una selecta discografía, además de un exhaustivo programa internacional de conciertos, tanto el nombre como el sonido la Academy son bien conocidos y estimados por audiencias de todo el mundo. Hoy en día la Academy está encabezada por el director musical, y violinista virtuoso, Joshua Bell, y aún retiene ese espíritu de órgano colegiado y la flexibilidad del pequeño ensamble que en sus inicios trabajaba sin conductor –rasgo distintivo de la Academy of St Martin–. Bajo la guía de Bell, con el apoyo del director titular Tomo Keller y del director huésped Murray Perahia, la Academy busca extender los límites de sus presentaciones en vivo para llegar a nuevas alturas, para lo cual presenta su repertorio sinfónico y música de cámara en los mejores escenarios internacionales: de Nueva York a Beijing y de Buenos Aires a San Petersburgo. La Academia trata de impulsar programas de aprendizaje y participación entre públicos de todas las edades y niveles sociales. En ese sentido, el buque insignia del proyecto orquestal para jóvenes

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ofrece talleres de música para escuelas de educación primaria y secundaria; además colabora con la Southbank Sinfonia, la Guildhall School of Music and Drama, Royal Northern College of Music, y ofrece clases magistrales en gira para promover el desarrollo profesional de los músicos del mañana. La Academy ofrece también una opción creativa para adultos vulnerables en centros de ayuda comunitaria en Londres, así como un programa regular de charlas y podcasts previos a sus conciertos, con el propósito de que su audiencia en todo el mundo pueda aprender mientras escucha a la orquesta.

María Cristina García Cepeda Secretaria de Cultura Marcela Diez Martínez Directora General de Promoción y Festivales Culturales

Diego Sinhué Rodríguez Vallejo Gobernador Constitucional del Estado de Guanajuato Alejandro Navarro Presidente Municipal de Guanajuato Dirección General del Instituto Estatal de la Cultura de Guanajuato

Luis Felipe Guerrero Agripino Rector General de la Universidad de Guanajuato

www.festivalcervantino.gob.mx @cervantino

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