P. / XLVI Festival Internacional Cervantino

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Teatro

P. Mikuni Yanaihara Project Un día tranquilo Mikuni Yanaihara, texto y dirección

Viernes 19, sábado 20 y domingo 21 18:00 horas Teatro Cervantes Japón



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P. Mikuni Yanaihara Project Un día tranquilo Texto y dirección Mikuni Yanaihara

Elenco Nozomi Kawata | Daisuke Matsunaga Video, diseño de set y sonido Keisuke Takahashi Director técnico Koro Suzuki Director de escena Chikage Yuyama Iluminación Kaori Minami Asistente de diseño de escenario Itsuki Umeyama Asistente de video Akihiro Inagaki Productor Akane Nakamura Gerente de producción Megumi Mizuno Producción Mikuni Yanaihara Project Presentado por P. Apoyado por Agencia de Asuntos Culturales del Gobierno de Japón en el año fiscal 2018


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Un día tranquilo El proyecto de Mikuni Yanaihara plantea una puesta en escena alejada de la habitual belleza que ostenta el teatro tradicional japonés, presente en trajes, adornos, tocados y peinados. Sin ornamentos dorados, pinos, puentes, montañas, templos, música, máscaras, danza ritual, ni poesía que enaltezca la condición de héroes o dioses, los protagonistas de Un día tranquilo se encuentran involucrados en una lucha desde su condición de seres humanos en un enfrentamiento permanente, similar al que cada persona libra en su devenir cotidiano. Distintos lenguajes artísticos tienen lugar sobre el escenario, donde los actores se mueven entre contados elementos domésticos, al centro de proyecciones en movimiento e imágenes, sonidos, luces, sombras, oscuridad y ámbitos plásticos de gran belleza, que al mismo tiempo remiten a la uniformidad y a lo estático dentro de un estado general que se estanca sin progresión, más allá de los mantos de oscuridad o de colorida sombra que cubren parcialmente una multitud de hábitats, donde la luz que sale de sus ventanas solo es indicio de vida, mas no de paz, ni de silencio. Como si su existencia se volviera una inmensa cascada de palabras, los personajes de Un día tranquilo, él y ella, se acosan se persiguen, fintean, levantan barricadas verbales. Se incomunican mientras su cuerpo responde agresiones, cual gallos de pelea imposibilitados para estar juntos de otra manera. Descalzos, vestidos con ropa de dormir, eligen la mesa de su hogar como si se tratara de un ring a escala, donde los golpes bajos son frases que se disparan con fuerza, se lanzan al aire y se estrellan en el cuerpo y la cara del contrincante, al tiempo en que dejan el eco de un doloroso estruendo que se agiganta.


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Una danza de alta estridencia energética y sonora emerge de brazos ondeantes, plantas de pies y erguidas cabezas en un juego de poder entre dos personas envueltas por el remolino de una confusión que busca un culpable, alguien a quien vencer sin que haya lugar para el perdón, para la comprensión a tiempo. La dramaturga y directora Mikuni Yanaihara, el diseñador de escenografía, sonido y proyección, Keisuke Takahashi, las fotografías de GO y la actuación de Nozomi Kawata y Daisuke Matsunaga, otorgan al espectador la oportunidad de mirar lo que sucede al interior de un hogar, como si pudiera aparecerse dentro sin llamar a la puerta y al mismo tiempo estuviera a bordo de un avión, que le permitiera ubicar una de tantas casas empequeñecidas, como si se tratara de una vivienda de pájaro, que podría ser engullida, como los demás habitáculos, por tonos rojos, verdes, negros que avanzan sobre sus tejados cual ominoso manto celeste. Un día tranquilo es un título paradójico que alza la voz para clamar silencio, para exigir un respiro sin alaridos que dejen de sujetar la vida de dos personas arrastradas por la desesperación ante los obstáculos que dejan crecer hasta devorarlo todo.


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Como si nuestro paso por la vida pudiera equivaler al cambiante paisaje observado desde la ventanilla de un tren que no se detiene, esta puesta en escena de teatro japonés contemporáneo realiza también un veloz paseo por la intermitencia que desconecta el alma y el espíritu de los seres humanos, alejándolos cada vez más de sí y de la posibilidad de estar cerca del otro. A buena distancia de la música suave, las convenciones y la contemplación, Un día tranquilo genera un ritmo expresivo avasallante, un cúmulo de sonidos que alternan velocidad, tonos, movimientos que resuenan en el corazón de los espectadores, como el que producen los pies descalzos que corren sobre el piso de la casa, el ulular de una sirena, o los gritos de alguien que necesita ser escuchado, mientras su voz revela su lastimado interior y su presencia se diluye, crece, se achica, o se perfila al extremo, como si tuviera también el don de desaparecer. Los personajes de esta obra se necesitan para reaccionar a los estímulos del otro, que retroalimentan su energía negativa como en un ritual que se vuelve cíclico, donde las palabras explotan hasta convertirse en armas que hieren para reclamar defensa.


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El parloteo inútil del ataque diario, que comienza con un diálogo común, se descompone muy pronto en desolados bramidos que alejan a cada cual de su interior y del de la persona que dice amar. La discusión apocalíptica de esta pareja expresa el profundo sentimiento de pérdida y soledad, después de la repentina muerte de más de cinco mil personas en 20 minutos, durante el temblor ocurrido en Japón el mes de marzo de 2011. El hombre, personaje al que vemos en retrospectiva discutir con su fallecida esposa, alude a lo que en nuestra vida diaria podría ser un día normal, cuya tranquilidad ausente en nuestra casa nunca estamos en posibilidad de generar porque le hemos impuesto ese nombre a lo rutinario, al caer en la trampa de vivir en permanente confusión, con culpa y miedo, como si la tranquilidad fuera eso, mientras formamos parte de las sombras que se posan sobre los hogares hasta cubrirlos por completo. La creatividad y el diseño tecnológicos toman un lugar preponderante en esta puesta en escena, que amalgama lenguajes plásticos, cinematográficos, fotográficos, sonoros, dancísticos, verbales, actorales, que al vincularse otorgan una profunda perspectiva de la vorágine diaria provocada por el ser humano, al que ubica en su pequeña dimensión doméstica dentro de un universo en expansión y transformación constante. La belleza y serenidad propias del teatro japonés tradicional, su capacidad única de abstracción, la exquisitez de su estética –que llama a la contemplación y al crecimiento espiritual tanto como a su deliberado exotismo–, la sutileza y la exacerbación de maquillajes simbólicos, todos elementos enraizados en vida y experiencias desde el siglo xiv, conservan parte de esa esencia en esta obra


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del siglo xxi, que se nutre de nuevas tecnologías y formas de expresión artística para alertar sobre el contaminante ruido que el ser humano es capaz de generar desde su interior, al grado de envolver su entorno en una energía hermanada con la fuerza destructiva de los fenómenos naturales. Un día tranquilo nos invita a detenernos de súbito para realizar un recorrido por la vida de una pareja y por la profundidad de nuestra memoria, lo cual nos revelará la inconsistencia y la pérdida de todos esos días que acumulamos como si pudiéramos dilapidar el tiempo, sin tomar en cuenta la efímera belleza que contiene cada día de nuestra vida. Alegría Martínez

Mikuni Yanaihara Luego de trabajar desde 1997 con la compañía de danza Nibroll, Mikuni Yanaihara inició este proyecto en 2005 para crear una “obra de teatro”. En sus historias, que representan de manera audaz la vida cotidiana, se mezcla el homenaje al anime japonés del pasado –quizá por ello evoca cierta nostalgia-con las canciones de un amor de adolescencia que ella misma compuso. Llama la atención la técnica “teatral” utilizada de manera intencional y separada de la formalidad. En un escenario donde se conjuga cierta cantidad de información y de movimiento, los personajes egoístas creados para el drama enuncian sus parlamentos y mueven su cuerpo emulando una danza, creando una encantadora mezcla llena de ritmo y velocidad. La compañía presentó en 2005 la obra Sannen Nikumi (3er Grado, grupo 2) durante la inauguración del Teatro Kichijoji. La artista fue galardonada en el primer concurso de JaDaFo Dance Award en 2007, con la danza solista Sayonara (Adiós), y en


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2008 participó en el Festival de Teatro de las Artes de la prefectura de Aichi con la misma obra. En 2009 participó en la colección de teatro NHK, y en 2010 recibió el premio de excelencia en la Competencia de Shakespeare con la obra Maemuki, Timon (Hey Timón, pensemos positivo); en 2012 ganó la 56 edición del premio de drama Kunio Kishida con dicha pieza. Participó en el Festival de Tokio en 2014 con Sakura no sono (El jardín de los cerezos), y asistió al Festival de Teatro Wuzhuen, China con la misma puesta en escena en 2016, la cual llamó la atención y obtuvo el primer lugar de popularidad por la votación del público. Mikuni Yanaihara es profesora asociada, y especialista en artes performativas, en la Facultad de


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Artes, Literatura y Estudios Culturales de la Universidad Kindai. Colabora con artistas de otras disciplinas dentro y fuera de Japón, además de llevar sus obras a escenarios del extranjero. En 2015 fue designada por la Agencia de Asuntos Culturales de Japón para investigar el teatro y la danza de seis países del sudeste asiático.

Keisuke Takahashi Videógrafo de profesión. Presenta sus obras en museos de arte, teatros y espacios públicos. Además le interesa desarrollar performances para mostrar la correlación entre el cuerpo y las imágenes. Ha expuesto en galerías de Italia y Taiwán, la Mediateca Sendai, el Museo de Arte de Ohara y BankArt1929, entre otras. Participó en exposiciones internacionales tales como Trienal de Arte Echigo-Tsumari y Bienal de Shanghái, además de crear y presentar sus obras en Japón y en el extranjero. Se desempeña como director de imagen desde la fundación de la compañía de danza Nibrol, y se encarga diversas actividades off-Nibroll, junto con la coreógrafa Mikuni Yanaihara, dentro y fuera de Japón. En 2004 obtuvo el “Premio Especial de Afiliación” del Museo de Arte Mori. En 2005 se le otorgó el Premio Especial del Comité de Jurados en el 9° Festival de Arte de Medios organizado por la Agencia de Asuntos Culturales del Ministerio de Educación de Japón.



María Cristina García Cepeda Secretaria de Cultura Marcela Diez Martínez Directora General de Promoción y Festivales Culturales

Diego Sinhué Rodríguez Vallejo Gobernador Constitucional del Estado de Guanajuato Alejandro Navarro Presidente Municipal de Guanajuato Dirección General del Instituto Estatal de la Cultura de Guanajuato

Luis Felipe Guerrero Agripino Rector General de la Universidad de Guanajuato

© XLVI Festival Internacional Cervantino

www.festivalcervantino.gob.mx @cervantino

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