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Estudiar fuera de casa: 10 consejos para afrontar el cambio de etapa
Su mundo ha cambiado, el tuyo no
Cuidado, se avecinan cambios! Si tu hijo va a empezar la Universidad y además, lo va a hacer fuera de casa, estos diez consejos pueden orientarte para afrontar la nueva situación familiar a la que os vais a enfrentar.
1. Ayúdale con la búsqueda de alojamiento
Pero ten en cuenta todas sus necesidades: quizás para ti en estos momentos, tu hijo sólo se debería estar preocupando de estudiar, y residir lo más cerca de la Universidad puede parecer lo mejor, pero quizás existan otras ubicaciones que, aun estando más lejos de la Facultad, le permitan “vivir la experiencia” de una manera más completa.
2. Espera lo mejor, pero prepárate para lo peor
Quizás tu hijo no esté pensando en la posibilidad de ponerse enfermo, de que le roben la documentación o de que se encuentre sin transporte a 10 km de su casa. En parte porque su cerebro vive en la Ilusión del Superhéroe que es invencible, y en parte porque nunca ha tenido que tratar con esos problemas. El hecho de ayudarle a localizar sitios y teléfonos de interés al llegar puede ser interesante.
3. Deja que sean ellos los que tomen la iniciativa
El proceso de adaptación a la nueva vida fuera de casa puede generar sentimientos ambivalentes en las relaciones paterno filiales; una excesiva preocupación o control de donde o cómo está en cada momento puede resultarle asfixiante. Por otra parte, es posible que los sentimientos de añoranza y soledad tengan momentos álgidos. Hazles saber que estarás disponible para escucharles y contactar con ellos cuando lo necesiten, pero déjales su espacio para que sean ellos quienes establezcan el contacto.
4. Prepárate para la montaña rusa
Vivir fuera de casa es una fuente inagotable de experiencias, sensaciones, relaciones sociales, momentos buenos, malos, extraordinarios y nefastos a la vez. Por muy estable emocionalmente que sea tu hijo, seguro que los cimientos de lo que era su vida hasta ahora se resienten. Al momento evolutivo se le sumará todo lo que conlleva vivir fuera de casa, con lo que es posible que un día quiera desesperadamente volver a casa y al siguiente no regresar jamás. Ten paciencia que todo se colocará en su sitio y terminará por encontrar el equilibrio.
5. Investiga las costumbres del lugar donde vaya a residir
En algunos países, los estudiantes se alojan en residencias universitarias dentro del propio campus, en otras, la costumbre es compartir piso y en otros, vivir de forma independiente. Conocer esas costumbres facilitará la búsqueda de alojamiento, y, aunque no sea la opción más deseable para ti como padre o madre, mejorará la integración social. Por ejemplo, en España es muy común compartir piso entre 2, 3 o 4 personas sin necesidad de conocerse previamente, y también es frecuente que haya cambios entre esos compañeros.
6. Las tareas domésticas son bienvenidas
Tanto si va a residir en un espacio colectivo (tipo residencia) como en un piso independiente, es posible que nunca se haya tenido que enfrentar a ciertas tareas domésticas. Un taller de plancha sin quemar las camisas, de cocina más allá de la pasta o de cómo remendar un calcetín pueden ser de utilidad. Quizás agradezca también un recetario de comidas, que, seguro que antes o después, echará de menos.
7. Confía pero comprueba
Parafraseando a Horatio Kaine (CSI Las Vegas), la confianza es algo que debe de estar presente en cualquier tipo de relación, pero si tu sexto sentido de padre te dice que algo está sucediendo, estará bien que te asegures antes de que sea tarde. Es posible que no se atreva a contarte si tiene un problema, o que no sepa cómo manejarlo. Es imprescindible confiar en que será capaz de solucionarlo por si mismo, pero ayudarle y apoyarle en el proceso será esencial. Conoce de antemano las figuras de apoyo de la Universidad, que son muchas y muy cercanas (Tutor personal, Orientadora de titulación, Equipo Decanal...).
8. No te asustes si aparece con el pelo verde
Incluso la niñita más dulce que solo quería vestir de rosa puede sufrir transformaciones que dejarían boquiabierta a Nina Hagen. La presión del grupo en esta edad es muy fuerte; la necesidad de individuación, los cambios en su desarrollo psíquico y ese chico que tanto le gusta pueden hacer parecer que tu hija se ha vuelto loca. No lo está. Sólo está buscando su propia identidad diferente de la tuya.
9. Ayúdale a no sentirse un “alien”
Incluso un estudiante del mismo país puede sentirse un “Alien” cuando cambia de ciudad igual que le pasaba a Sting en Nueva york. En una Universidad Internacional como la nuestra, va a tener compañeros de todos los rincones del planeta. La tolerancia se hace imprescindible en este entorno, pero no siempre es fácil cambiar nuestro punto de vista (que, además, creemos que es el único). El ayudarle a ampliar su punto de mira y fluir con el cambio será tremendamente enriquecedor.
10. Su mundo está cambiando, el tuyo no
Y eso puede producirte vértigo a ti. No entenderás muchas de sus nuevas costumbres, de su nueva forma de vivir su vida, de sus códigos de relación que son distintos a los que tú tienes o tenías. Puedes tener la sensación de “dónde va a ir a parar la juventud de ahora” porque su sistema de valores es, simplemente, distinto al tuyo. Todo ello, unido a que ya no ejercerás tanto control en su vida, puede provocarte mucha inseguridad. No le transmitas tu miedo. Simplemente, confía en él. O en ella.