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Una apuesta real por el mérito y el talento

Una apuesta real por el mérito y el talento El talento cuenta

Si buscamos la ayuda del diccionario para definir el talento, nos remite a dos nuevos conceptos: inteligencia y aptitud. La Real Academia Española de la Lengua entiende que la inteligencia es la capacidad de entender y la aptitud es la capacidad para el desempeño de algo. También dice la RAE que es una moneda de cuenta usada entre los griegos y los romanos. Usaremos esta última acepción.

El capital inicial

Cada persona dispone de cierto caudal de talentos cuando llega a la Universidad. Es el fruto de muchos factores, personales y sociales, innatos y adquiridos, que conforman una determinada personalidad.

Es muy posible que gran parte de sus caudales estén depositadas en lugares desconocidos o en rincones ignorados de su personalidad. Es muy posible que ese joven que va a iniciar la etapa más decisiva de su formación, ni siquiera sepa que dispone de esos talentos agazapados.

La inversión

En realidad, la disposición del joven es invertir esfuerzo y mérito en su crecimiento. Se siente atraído por una formación, de una forma bastante abstracta, por una determinada disciplina a la que quiere dedicar su vida profesional.

Ni siquiera conoce en profundidad las posibilidades de su elección, pero algo en su interior – algo parecido a la vocación- le dice que los conocimientos que va adquirir le proporcionará un notable crecimiento de su caudal inicial.

La rentabilidad

Y si la elección es feliz, así sucede siempre. Ese joven que nunca destacó en los estudios previos, descubre en el fondo de su mochila un montón de talentos que lo convierten en un estudiante brillante. Ese otro, que parecía no tener interés por nada, se descubre a sí mismo destacando en el grupo por su capacidad de análisis. Y ese, que traía un fuerte hábito de estudio, orienta ese caudal acumulado a completar su itinerario formativo con otros estudios complementarios.

La formación universitaria exige unos talentos, que es posible que no hayan sido explorados antes. El expediente académico está en blanco el primer día de clase. Es una oportunidad de medirse con el futuro, de aceptar el reto de convertirse en un auténtico profesional.

También es posible que la elección de una carrera haya resultado equivocada. Ni siquiera en esos casos se despilfarra el talento. Adquirir la certeza de lo que uno quiere ser a veces es el resultado de un proceso de prueba error. En cualquier caso, el talento invertido habrá sido muy rentable.

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