DIÓCESIS DE SEGORBE-CASTELLÓN
es que en su llamada a ser pastoressiempre permanezcan discípulos. San Agustín, en un conocido sermón sobre los que guían la comunidad cristiana, afirma que “el pastor es también un cristiano, miembro del rebaño que Jesús ha congregado en torno a sí mismo. Nunca deja de ser discípulo aquel que fue llamado a ser pastor”. Más Navidad
Los seminaristas. / Foto: Redacción
Vuelta a casa por NAVIDAD G. Farré OBISPADO
sta Navidad no será tan diferente en los Seminarios Mater Dei y Redemptoris Mater. Si no se impone un confinamiento como en marzo, los seminaristas volverán unos días con sus familias y a sus parroquias de origen. Es una ocasión de vivir la misión a la que como futuros sacerdotes estarán llamados de un modo especial. Precisamente el lema del Día del Seminario, celebrado hace pocas semanas, el 8 de diciembre, al trasladarse la fecha normal del 19 de marzo, es ‘Pastores Misioneros’. El rector del Mater Dei, Juan Carlos Vizoso, explica que el regreso a sus ambientes durante las fiestas navideñas es un momento muy educativo: “Es la primera vez desde el inicio del curso que vuelven a su mundo de origen, a su familia, a veces a su antiguo grupo de amigos… a “su
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mundo”. Salen de un lugar donde crece una vocación y la confrontan con el mundo de donde venían. Se puede decir que este periodo es la gran asignatura del seminarista porque es el momento en que a uno se le evidencia que en su vida se está empezando a encarnar Jesucristo igual que lo hizo en Belén”. Hace 450 años, nacía en Almodóvar del Campo (Ciudad Real) Juan de Ávila. Tras ser ordenado, vendió las propiedades que le legaron sus padres, ya fallecidos, y se dedicó a la evangelización. El fuego por transmitir el amor de Dios le llevó a una intensa actividad apostólica, que le mereció ser nombrado patrono del clero secular español en 1946, y doctor de la Iglesia en 2012, precisamente en la ceremonia de apertura del Sínodo de Obispos dedicado a la Nueva Evangelización. En una carta exclamaba: “¡Si de veras nos quemase las entraña el celo de la casa de Dios!”. Este celo evangelizador es el que debe caracterizar a los
presbíteros, y cultivarse durante el tiempo de formación en el Seminario. Ahora, los seminaristas lo pondrán a prueba. Juan Carlos Vizoso da la pauta para conseguirlo: “Mantener el esqueleto interior de la vida espiritual”. Y concreta: “No encerrarse, ni siquiera físicamente”, a pesar que cuando se reincorporen al curso se encontrarán con los exámenes y ¡suelen aprovechar las vacaciones para estudiar!. En la Diócesis de Segorbe-Castellón existen dos se-
“Salen de un lugar donde crece una vocación y la confrontan con el mundo”
minarios mayores, el Mater Dei y el Internacional y Misionero Redemptoris Mater, además del Menor. En total acogen a 27 seminaristas (3, 13, y 11, respectivamente). Los formadores, son muy conscientes de la importancia de transmitir la dimensión misionera. La Ratio fundamentalis para la formación sacerdotal afirma que la finalidad de la formación es “la participación en la única misión confiada por Cristo a su Iglesia: la evangelización en todas sus formas”. Y en la reflexión de los Obispos para la jornada del Seminario, se decía que “se trata de que los seminarios puedan formar discípulos y misioneros enamorados del Maestro, pastores con olor a oveja, que vivan en medio del rebaño para servirlo y llevarle la misericordia de Dios”. Se preparan para anunciar la Buena Noticia a un mundo que conocen bien: “Son hijos de su tiempo - asegura el rector del Mater Dei -, han recibido una vocación estando en medio de su mundo, lo cono-
cen perfectamente y saben lo que hace sufrir a unos y otro”. Al mismo tiempo, su formación pasa por el servicio pastoral en las parroquias, el fin de semana. Allí “ven cómo los sacerdotes trabajan, su entusiasmo, anhelos y dificultades. Todo esto también ayuda a formar”. Por eso, estos días de Navidad Juan Carlos Vizoso también recomienda que estén disponibles para servir en su parroquia, sabiendo que puede ser un momento de testimonio vocacional. Lo esencial, en todo caso,
Los seminarios mayores de la Diócesis de Castellón acogen a 27 seminaristas
El espíritu navideño es aprovechado por numerosas entidades benéficas para solicitar la colaboración de las personas. Pero en el caso de las entidades católicas, es más que una filantropía. La llamada a la fraternidad nace del amor de Dios encarnado para la salvación de la humanidad, y revelado en primer lugar a los más pobres. Por eso las iniciativas de Cáritas, Manos Unidas, u otras realidades de la Pastoral Caritativo Social tienen un valor particular en estas fechas. A principio de mes Cáritas inició su campaña de nuevos socios, con un agradecimiento a todos los benefactores. Bajo el lema “Más cerca que nunca”, quiere invitar a no ahondar distancias entre las personas, en particular con aquellos que están en situaciones de precariedad. En un acto grabado que se puede visionar en el canal de youtube de Cáritas Diocesana, se recoge el agradecimiento del Obispo, D. Casimiro López Llorente, del director, Juan Manuel Aragonés, y también el testimonio de Rafael Pallarés, propietario del restaurante Voramar de Benicasim, que durante el confinamiento proveyó de comida al Albergue municipal Mare de Déu del Lledó, gestionado por Cáritas, para poder repartir más de 100 tuppers cada día entre las personas sin domicilio. Finalmente, Paco Mir, voluntario que colabora con el programa ‘Empresas con Corazón’, hace un llamamiento a hacerse socio. Por su parte, Manos Unidas realizan una campaña para recoger las antiguas pesetas antes de que no se puedan cambiar por euros en el Banco de España. Igualmente han preparado sorteos de productos navideños para recoger fondos que ayuden a cubrir los proyectos de este curso: desarrollo de formación y equipamiento y espacios sanitarios en Camerún, y mejora de capacidad de atención y prevención de enfermedades en Haití. El Mercadillo se ha adaptado a on-line.
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DIÓCESIS DE SEGORBE-CASTELLÓN
Todos UNIDOS frente a un escenario de crisis
Diciembre de 2020 | El Rotativo
Un grupo para pasar a la acción
Redacción SEGORBE-CASTELLÓN
l jueves 26 de noviembre D. Casimiro López Llorente presidió en la parroquia de San Francisco, en Vila-real, una Misa de acción de gracias por los 30 años de esta entidad diocesana. El Obispo explicó que durante la Plenaria de la Conferencia Episcopal, a finales de noviembre, los obispos españoles hablaron mucho de todos los afectados por la pandemia. Partiendo de este análisis animaba a los voluntarios y trabajadores de la Fundació ‘Tots Units’ en su labor: “El número de parados va creciendo así como familias en las que todos sus miembros no tienen trabajo. Si la Fundación está llamada a atender a estar personas, ahora más aún”. D. Casimiro López Llorente recordó que ‘Tots Units’ surgió de la Iglesia, y que debe vivir su misión desde ella:
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Redacción Miembros de la Fundació ‘Tots Units’. / Foto: Diócesis
“Como explico en la introducción a la programación pastoral de este año, dedicada a la caridad y a la justicia social, en la fuente de nuestra labor está el Amor de Dios. Ahí hay que recalar una y otra vez”. Charo Castelló, gerente de la Fundación, explicó que durante la crisis de los años 80, el obispo José María Cases impulsó la creación de un recurso de promoción laboral. La iniciativa fue acogida por
ueridos diocesanos: Este año, a causa de la pandemia del Covid-19, hemos celebrado el Día del Seminario el día 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada. Esta Jornada es una ocasión muy propicia para que todo el Pueblo de Dios tomemos conciencia de la importancia del Seminario Diocesano para nuestra Iglesia diocesana. En el Seminario, la casa y el corazón de la Diócesis, germinan y maduran las semillas de las vocaciones al sacerdocio ministerial, y se forman nuestros futuros pastores misioneros. Es conocido que sufrimos un fuerte ‘invierno de vocaciones’, que entre nosotros alcanza niveles muy preocupantes. Esto no nos puede ser indiferente. Cierto que nuestro seminario menor, que crece año a año, es motivo de esperanza; pero no es menos cierto que son muy escasos los seminaristas del seminario mayor, y más aún los que proceden de nuestras comunidades cristianas. Ya nos dijo san Juan Pablo II que “la falta de vocaciones es la tristeza de cada Iglesia”, por lo que “la pastoral vocacional exige ser acogida, sobre todo hoy, con nuevo, vigoroso y más decidido compromiso por parte de todos los miembros de la Iglesia” (PDV 34d). Y los obispos españoles en un escrito
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Cáritas Diocesana y la patronal de la pequeña y mediana empresa. “Se trataba de disponer de una herramienta que pudiera ayudar a las personas y familias con más necesidad, marginación y paro”,explicó Charo Castelló. En la actualidad, la Fundació ‘Tots Units’gestiona varios proyectos dirigidos a personas paradas con dificultades de acceso al empleo, como orientación, cursos de formación en
ayuda a domicilio, gestión de residuos, limpieza hospitalaria o auxiliar de comercio. Uno de los más relevantes es la empresa de inserción social Reciplana Recuperacions, que cumple 10 años y ofrece una experiencia laboral a los participantes del proyecto. “La mayoría vienen buscando empleo pero por el camino surgen otras problemáticas que hay que tratar”, reconoció Charo Castelló.
l nuevo Delegado diocesano para el laicado, Francisco Javier Vicente, convocó el miércoles 11 de noviembre una reunión con los congresistas de la Diócesis que participaron en el Congreso Nacional de Laicos para constituir un grupo de trabajo. En el encuentro también participó el Vicario de Pastoral, Miguel Abril.
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Las vocaciones al sacerdocio es cosa de todos Casimiro López Llorente, Obispo de Segorbe-Castellón sobre este tema afirmamos que “es la hora de la fe, la hora de la confianza en el Señor que nos envía mar adentro a seguir echando las redes en la tarea ineludible de la pastoral vocacional” (Vocaciones sacerdotales para el siglo XXI, 26 de abril 2012, 30). Toda nuestra comunidad diocesana debe sentirse llamada a implicarse en esta tarea: Obispo y sacerdotes, familias y comunidades cristianas, catequistas y otros agentes de pastoral. Esta tarea no es cosa sólo de unos pocos. A ningún cristiano o comunidad cristiana le puede ser indiferente la escasez de vocaciones; no nos puede dar lo mismo que niños, adolescentes y jóvenes puedan o no escuchar, discernir y acoger la posible llamada del Señor a ser pastores misioneros como camino concreto de vivir la llamada de Jesús a todos a ser sus discípulos misioneros. Y a todos nos debe preocupar que nuestras comunidades se puedan ver privadas de sacerdotes, que las cuiden en nom-
bre de Jesús, el Buen Pastor. Toda vocación es un don de Dios. Por ello lo primero que hemos de hacer es orar con mayor frecuencia e intensidad por las vocaciones al sacerdocio. Jesús mismo nos dice: “Rogad al dueño de la mies que envíe obreros a su mies” (Mt 9, 38). Además, entre todos hemos de lograr que haya familias y comunidades cristianas capaces de suscitar en nuestros niños y jóvenes un encuentro personal con Cristo que los entusiasme, enamore y provoque su entrega incondicional a Jesús y a los
demás. Como nos dice el Papa Francisco, la escasez de vocaciones se debe “frecuentemente a la ausencia en las comunidades de un fervor apostólico contagioso, lo cual no entusiasma ni suscita atractivo. Donde hay vida, fervor, ganas de llevar a Cristo a los demás, surgen vocaciones genuinas” (EG 107). La principal manera de ayudar a un niño o a un joven a discernir la vocación a la que Dios le llama es ayudarle y acompañarle a llevar una vida de oración profunda y constante para que su corazón esté abierto a la llamada amorosa del Señor. La escucha y acogida de esta llamada interior requieren “espacios de soledad y silencio, porque se trata de una decisión muy personal que otros no pueden tomar por uno” (Francisco, Christus vivit, 283). También hoy los niños, adolescentes y jóvenes son sensibles a esos momentos de silencio y de encuentro personal con Cristo, vividos en comunidad, que hacen
Francisco José Vicente propuso un recorrido para “mirar, sembrar y soñar” en el que prioritariamente se inicien "procesos que, bajo las claves de la sinodalidad y el discernimiento, susciten acciones concretas". Los miembros del grupo de trabajo se dieron un tiempo para estudiar las conclusiones y perfilar las acciones concretar para difundir entre el laicado de Segorbe-Castellón el “espíritu” del Congreso de Laicos.
posible escuchar la voz de Aquel que nos llama siempre. Para seguir las huellas del Buen Pastor, la vocación de pastor pide una entrega total, una entrega de amor, que compromete toda la vida. Puede que hablar de una entrega total de sí mismo y para siempre, resulte hoy especialmente difícil. Pero, es preciso ser claros y fieles al modo como Jesús y la Iglesia nos enseña a recibir esta vocación sacerdotal. En el desarrollo y la maduración de la vida cristiana de niños, jóvenes y adultos, hay etapas y altibajos, pero lo importante es saber orientar un camino que, confiando en la gracia del Señor, mira siempre a una entrega más grande y total. Oremos para que el Señor nos envíe vocaciones sacerdotales. Y para que nuestros seminaristas sean formados para ser discípulos y misioneros enamorados del Buen Pastor, que vivan en medio de su pueblo para servirlo y llevarle la misericordia de Dios. En estos tiempos de sombras, Dios quiere seguir haciendo brillar su Rostro amoroso y hacer oír su voz que es luz y vida. Los sacerdotes son hoy más necesarios que nunca. La pastoral vocacional y nuestros Seminarios son cosa de todos. Casimiro López Llorente Obispo de Segorbe-Castellón
El Rotativo | Diciembre de 2020
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Santa Isabel de Vila-real, 50 años de EVANGELIZACIÓN Redacción CASTELLÓN
n la parroquia de Santa Isabel, dos crucifijos se miran frente a frente. Al fondo del templo, el de la antigua iglesia; en el presbiterio, el actual. Los separan 50 años de evangelización, como asegura el párroco actual, Estaban Badenes. La celebración principal será el domingo 22 con una Eucaristía a las 11h presidida por el Obispo, D. Casimiro López Llorente. Aunque las celebraciones ya comienzan este primer viernes de mes, 6 de noviembre, con una vigilia de testimonios y adoración a las 20:30h animada por el grupo juvenil Hakuna. El recorrido de esta parroquia comenzó en la capilla del colegio de la Consolación. Después, utilizó durante muchos años el actual auditorio municipal, hasta que hace unos 20 años
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Iglesia de Santa Isabel. / Foto: Redacción
se construyó la actual iglesia, gracias al empeño del sacerdote Vicente Manzanares. “Celebrar estos 50 años es una ocasión de dar gra-
cias a Dios por todo lo que se ha vivido, por las cruces y las luces, tantas ilusiones, esperanzas, trabajos y horas metidas por los feligreses
para levantar una comunidad parroquial”, explica Esteban Badenes. Como herederos y guardianes de una historia viva,
el párroco actual desea que “desde la conversión de los corazones, seamos una comunidad evangelizadora que atraiga a muchos al
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Evangelio. Pedimos a Dios que abra puertas al Evangelio”. Prueba de que están comprometido con ello, son las numerosas realidades que ya existen, como la adoración nocturna o la procesión infantil, única en la Diócesis. El programa de celebraciones tiene previsto una novena a Santa Isabel de Aragón a partir del 13 de noviembre, un cuarto de hora antes de la Misa de las 19h. Ese mismo día se presentará el nuevo himno parroquial compuesto por el coro parroquial. El jueves 19 se organiza un concierto telemático del cantautor cristiano Nico Montero, y el sábado 21, previo a la celebración principal, un concierto con la Coral Catedralicia de Valencia. Durante el 2021 seguirán los actos conmemorativos.
“Es una ocasión para celebrar y dar gracias a Dios por todo lo que se ha vivido”
Las epidemias en la Plana y la Patrona Un aniversario de Castellón recopiladas en un LIBRO para CELEBRAR Redacción CASTELLÓN
esde la peste de negra del S. XIV hasta la pandemia del Covid-19. Un recorrido de más de 600 años cuidadosamente documentados que muestran cómo la fe, a través de la devoción a la Virgen, ha sido fuente de consuelo y de caridad con los enfermos en momentos de crisis. Así justifica este libro de reciente aparición su autor, el prior de la Basílica, Josep Miquel Francés, y que ha titulado ‘Las epidemias en La Plana y la Virgen del Lledó’. La obra comienza con la peste negra que asoló Europa entre el 1349 y el 1369. Precisamente fue en este periodo que se inició el cul-
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to en el lugar del Lledó: “Es en 1366, en estas circunstancias tan adversas, cuando Dios quiso hacerse presente con el regalo de una pequeña imagen de la Virgen, encontrada según tradición de la ciudad por Perot de Granyana, bajo una losa, en la raíz de un lledoner”. Menos de 30 años después ya se hacen rogativas desde Vila-real y Almassora, que se repiten en las décadas siguientes con nuevas pandemias. A lo largo de los siglos como se muestra en los 20 capítulos del libro - la piedad popular recurrirá a la “Mare de Déu” para pedir auxilio, protección y consuelo. Se llega así a la actual crisis del Covid-19. El autor hace una crónica de la primera ola en la provincia, recogiendo la respuesta
dada por la Diócesis, y las medidas a las que se sometió la Basílica hasta su reapertura después del confinamiento, el 21 de mayo. Josep Miquel Francés describe así aquel acontecimiento: “A las nueve de la mañana, se convino que a la misma hora que se concedía la autorización, el prior pro-
La obra hace un recorrido de más de 600 años de historia en los que la fe está presente
cedió a la apertura de las puertas del templo mientras volteaban las campanas y resonaba el canto de los Gozos y la Salve a través de la megafonía de la explanada”. Durante todo ese día, la presencia de fieles fue incesante. En cada ocasión, y como se ha constatado de nuevo con la crisis del coronavirus, la Iglesia no solo aportó consuelo espiritual, sino que dispuso hospitales y espacios para acoger a los infectados. Por ejemplo, durante el pico de cólera en el siglo XIX, los 42 presos infectados de la cárcel provincial se trasladaron a la ermita de San Isidro. El mismo actual palacio episcopal, se convirtió en lazareto de apestados, así como la casa prioral de la Basílica, indica.
Redacción CASTELLÓN
ace 75 años ‘el Poblet’ de La Vall d'Uixó, la actual Colonia Segarra, se transformó. Se bendijo la capilla de la Virgen de los Desamparados, la clínica, las 100 primeras viviendas y 12 fuentes. Como recuerdo de ese acontecimiento, la parroquia de Jesús Obrero, a la que pertenece la capilla, y la cofradía de la Virgen de los Desamparados, organizaron una jornada festiva en noviembre. Antes de las ocho de la mañana, la imagen de la “Mare de Déu” salía al pórtico de la capilla. Desde ese momento se acercaron numerosos fieles para rezar y, también, para realizar una
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ofrenda de alimentos para Cáritas. El párroco de Jesús Obrero, Vicente Esteller, explica que se ha tratado de una propuesta solidaria “para mirar nosotros también como la Virgen a los desamparados”. Cáritas interparroquial de La Vall d'Uixó ha hecho una llamada a colaborar ante el gran número de casos que les llega pidiendo ayuda. Vicente Esteller reconoce que “es complicado unir una celebración con la situación, porque sabemos que la gente sufre y que hay enfermos. Pero la Mare de Déu nos invita a vivir en la esperanza, cierto es que Jesucristo ha vencido la muerte, que ha resucitado, y que vela por nosotros. Ni la Virgen ni su Hijo nos han abandonado y siguen a nuestro lado”,
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Javier Vicente durante la entrevista. / Foto: Redacción
Francisco Javier Vicente, Delegado diocesano de apostolado seglar
“Tenemos que ser AUTÉNTICOS para llegar a los demás” G. Farré CASTELLÓN
rancisco Javier Vicente ha asumido este curso la responsabilidad de dirigir la Delegación Diocesana del Apostolado Seglar. Y no le llega el encargo del Obispo en un momento cualquiera. En febrero se celebró el Congreso Nacional del Laicado, preparado en todas las diócesis españolas durante dos años, y que ahora entra en su fase decisiva: el post-congreso, o comunicación por parte de los que representaron a la Diócesis al resto de fieles y la aplicación de sus conclusiones. Es mucho más que unas directiva conjuntas. Como se afirmó cuando aún no se habías concluido las jornadas, se trata de un “renovado Pentecostés” para la Iglesia española. Pregunta: Fuiste uno de los congresistas en representación de la Diócesis en el Congreso Nacional de Laicos en febrero 2020. ¿Qué representó para ti este evento? Respuesta: Fue una experiencia a nivel humano increíble, y a nivel de fe también.
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Todos salimos convencidos que el Espíritu Santo estuvo allí, en medio de nosotros, impulsando la tarea. No fue algo solo de nuestra voluntad, aunque también: el Padre estaba ahí. Y esto te da seguridad y responsabilidad. Es cierto que se convocó como un congreso de laicos, pero no estábamos solos. Participaron sacerdotes, religiosos y muchos obispos. Ese fin de semana de febrero experimentamos la famosa sinodalidad de la que se habla tanto. Poder trabajar codo con codo con cardenales y obispos, dialogando y debatiendo. Evidentemente que la figura de la jerarquía es la que tiene que ser, y por eso está el magisterio, pero como Iglesia los pastores también escuchan lo que como vocación laical aportamos, y el hecho de estar juntos, pudiendo debatir de cualquier tema por el bien de la Iglesia y de la sociedad es una riqueza increíble. También me quedaría con el ambiente de alegría y positivo. No estuvimos criticando el estado de la sociedad o de la Iglesia; eso se quedó atrás, y fue una actitud de construir: ¿qué podemos aportar a nues-
tra sociedad como Iglesia, desde lo pequeño, desde lo poco, pero construyendo? P: Ya durante el Congreso se afirmaba que sería muy importante el post-congreso. ¿Dónde estamos? R: Estamos casi en el inicio del post-congreso. La pandemia nos ha paralizado mucho, aunque se ha continuado haciendo cosas y trabajando a nivel de Conferencia Episcopal. El equipo de contenidos ha elaborado la Guía del Congreso, que es un resumen de todo lo que se dijo, buscando lo común y el fondo de todo lo que se aportó. Hace unas semanas se ha enviado a las diócesis, y así ya tenemos un material para trabajar. A partir de ahí, podemos transmitir a toda la Diócesis qué fue el Congreso, qué se vivió, cuáles fueron las conclusiones y, sobre todo, cómo lo podemos aplicar aquí lo que se trabajó. Ahora se trata de aplicar a nuestra realidad concreta diocesana, a nuestros grupos, comunidades parroquiale… Se trata de hacerlo vida y para entrar por la senda de lo que la Iglesia quiere para nosotros en este futuro. El Congreso no
consistió en ponencias maravillosas. No. El Congreso ha sido algo muy vivencial, experiencias concretas que se están aplicando, y ahora se trata llevarlo a las Diócesis en las 4 grandes áreas del trabajo realizado: el anuncio, el acompañamiento, la formación y la presencia pública. P: ¿Qué aspectos destacarías para comenzar a trabajar ? R: Destacaría tres aspectos que deben ser transversales a lo que hagamos. Más importante del qué hacer, que cada comunidad deberá ver cómo, es la sinodalidad: trabajar juntos clero y laicos para avanzar hacia la Iglesia del tercer milenio. Lo segundo es el discerni-
“Debemos trabajar juntos, clero y laicos, para avanzar hacia la Iglesia del futuro”
miento: desde la oración, preguntándonos lo que Dios quiere de nosotros, y a partir de nuestra realidad, ¿cuál debe ser nuestra vocación, dónde trabaja cada uno y nuestras comunidades?. Y en tercer lugar hacer las cosas con alegría, no por obligación sino porque queremos, porque estamos evangelizando y construyendo el Reino que Dios quiere. P: ¿Qué entiendes por la expresión Pueblo de Dios en salida? R: Primero, Pueblo de Dios. Esta expresión viene del Concilio Vaticano II, y significa que todos somos la Iglesia, no como algunos entienden que solo es cosa de obispos y sacerdotes. La Iglesia somos todos, y por eso la tarea de la Nueva Evangelización, o la hace el pueblo de Dios o no se hace. El tema de salida también es muy importante. Durante muchos años en España vivíamos en una sociedad católica, pero esto ha cambiado. Pero seguimos teniendo una Buena Noticia para comunicar. Tenemos una gran riqueza para ofrecerla a nuestros hermanos, convencidos que la necesitan y
que la esperan. Por eso no podemos apalancarnos dentro de nuestra Iglesia. P: ¿Qué radiografía harías del estado del laicado? R: Hay muchísima diversidad, y es bueno que sea así. No queremos ser todos iguales ni pensar igual. La diferencia es buena siempre y cuando vayamos por el mismo camino. Es verdad que se va reduciendo el número de laicos, que estamos en una sociedad que cada vez se relaciona menos con la Iglesia, y nuestro laicado es de gente más mayor. Pero esa imagen no debe ser pesimista, porque a la vez tenemos grupos de laicos muy bien preparados y con muchas más capacidades que en otras épocas y para hacer muchas cosas. También hay grupos de jóvenes y de niños, que aunque minoritarios son capaces de evangelizar en sus ambientes, y ahí están La Iglesia del futuro la hacen comunidades pequeñas pero con una dimensión vivencial importante. P: ¿Cómo se puede despertar al laicado? R: ¡Es la pregunta del millón! Creo que no hay fórmulas mágicas. Creo que tenemos que ser auténticos, con nuestro testimonio y con la palabra, para llegar a los demás. Se tiene que ver una coherencia entre fe y vida, que las comunidades son alegres y la gente se conoce, que disfrutan estar juntos y celebrar la fe. No importa que las comunidades sean pequeñas. Desde ahí y con la Palabra del Evangelio el Espíritu va a trabajar. A nosotros nos toca sembrar y el Espíritu y el Padre decidirán en qué corazones entra la semilla. P: Precisamente esta época de pandemia ha puesto en evidencia la necesidad de comunidades acogedoras y cercanas. ¿Qué papel tiene el laico en esta misión? R: En el momento de la pandemia los sacerdotes tenían que estar tan confinados como nosotros, y han hecho lo que han podido, pero no podían llegar a todos los ambientes. En cambio los laicos tenemos más contactos en los diversos ambientes laborales, familiares u otros, y ahí tenemos más oportunidades de dar razones de esperanza. Como decía el cardenal Omella en la apertura de la Plenaria de la CEE en noviembre, la pandemia no es un castigo divino, pero depende de nosotros que se pueda vivir de otra manera. Si se pueden sacar cosas positivas, ahí está el papel de los laicos como hemos visto con Cáritas y tantas entidades de la Iglesia que han estado en primera línea.