Ben Affleck

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THE FUTURE IS NOW

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Estilo de vida para hombres

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BEN AFFLECK EL DESPERTAR

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The future is now

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Ben Affleck está decidido a conquistar Hollywood, esta vez, con un oficio diferente al que le conocemos. ¿cómo planea hacerlo? Desde la silla del director. Por Anaid Osuna peimbert

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Ben revisa el marcador de un partido de basketball que en ese momento se transmite por televisión, justo antes de que comience la entrevista. Viste una playera gris de algodón, sin ninguna clase de estampado, perfecta para el clima cálido de Los Ángeles, y un par de jeans ordinarios. A pesar de su corpulencia, de su quijada de estrella de cine, hay algo ausente en su presencia. Cuando ingresamos a la habitación en donde conversaremos sobre Argo, su nueva película, Ben lo hace con pasos largos, las manos en los bolsillos del pantalón y un semblante serio. Veamos qué pasa con Affleck, pienso mientras lo sigo al interior de una habitación especialmente dispuesta para nuestra entrevista. Este hombre que ahora está frente a mí, sentado en un gran sillón de terciopelo rojo, lleva una década y media bajo los reflectores y, a pesar de un inicio prometedor, tanto a nivel actoral como creativo (es co-guionista de Good Will Hunting junto con Matt Damon), su carrera se ha visto empañada por cuestiones que van más allá de su capacidad actoral, como sus parejas sentimentales, siempre del medio, o por sus películas taquilleras (y no tanto). Por el contrario, Matt Damon, el amigo que nos remite siempre a una inevitable comparación, llevó una carrera ejemplar. Su mismo hermano, Cassey Affleck, tiene mejores credenciales como director y como actor. Y sin embargo, Ben había permanecido —hasta ahora— como una especie de individuo conocido, mas no protagónico, en el interior de Hollywood. Horas antes lo había visto en la proyección privada de su última película, Argo, con un look setentero y un enorme peinado como el personaje Tony Mendez. Ahora, al verlo atildado, de pelo corto, no puedo dejar de preguntarle cómo se siente sin esa melena. Se lleva las manos a la cabeza y asoma una sonrisa: “¡Siento que salió el sol! no soportaba sentirme como un integrante de los Bee Gee’s”, ríe. Affleck tiene una especialidad en Asuntos de Medio Oriente por la Universidad de Vermont, conocimiento que le permitió dirigir y protagonizar esta cinta que expone la toma hostil de la Embajada Norteamericana en 1979 en Irán, de la que sólo seis personas lograron escapar. Para este rescate, la C.I.A. asignó a Tony Mendez, quien ideó un plan de visos cómicos que involucraba un libreto falso llamado “Argo”, para rescatar a los sobrevivientes de manera encubierta. El guión llegó a las manos de Affleck gracias a George Clooney, otro actor que también dio el salto a la dirección.

¿QUÉ TE PASÓ, BEN? En Boston, a principios de los noventa, se dio a conocer un triángulo de chicos prodigiosos: Ben, su hermano menor, Cassey, y Matt Damon, mejor amigo de Ben. El trío anhelaba triunfar en Hollywood, y sus métodos para lograrlo variaron entre cada uno: Cassey se abrió paso en las cintas independientes (The Assassination of Jesse James by the Coward Robert Ford, 2007) y a su vez incursionó en la dirección, episodio de su carrera que también fue aplaudido (I’m Still Here, 2010), mientras que Matt mantuvo los pies en la tierra, lejos de los chismes, y empezó a sobresalir por su trabajo, antes que por sus parejas sentimentales. Ben era un caso aparte: tenía todo para triunfar, los contactos y amistades, pero su prestigio no logró cristalizar. Un viaje treinta años al pasado en su carrera, nos llevaría hasta su infancia en Berkley, California, y a su primera aparición en la pantalla grande (The Dark End of the Street, 1981). Cualquiera pensaría que alguien que se inició en una industria tan demandante cuando apenas tenía nueve años tendría garantizado un lugar en primera fila en el interior del negocio de la actuación. Durante sus primeros años tuvo breves participaciones en la pantalla chica y papeles secundarios en el cine, pero fue la falta de oportunidades lo que lo llevó a buscar respuesta detrás de una pluma y frente a una hoja de papel. Su mejor amigo Matt Damon y él pusieron manos a la obra y decidieron escribir un guión. Audicionar para To Die For (1995) de Gus Van Sant, hizo que Damon se volviera amigo del director, y aunque no obtuvo el papel que buscaba, logró que Van Sant se interesara en el guión escrito por el joven par. Mel Gibson y Jim Sheridan eran algunos nombres que sonaban para dirigir Good Will Hunting, sin embargo, entre algunas de las condiciones de estos directores para hacerlo estaba la de cambiar a los actores protagonistas (DiCaprio y Brad Pitt parecían mejores opciones), a lo que por supuesto, Affleck y Damon se negaron. Gus Van Sant fue quien aceptó trabajar con ellos, para dirigir la historia de un joven genio matemático con problemas de actitud. Entonces comenzó el despegue de sus carreras, para culminar en la nominación al Oscar por Mejor Guión Original con Good Will Hunting, presea que Damon y Affleck llevaron a casa la noche del 23 de marzo de 1998. Así, los jóvenes actores se colocaron en el mapa de la rentabilidad; ahora sólo se trataba de mantener los estándares altos, pues el mundo comenzó a poner atención a sus carreras. Damon logró consagrarse en la

“Espero no convertirme en un director de tiempo completo, antes, quisiera dedicarme a hacer muchas otras cosas”.

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actuación, trabajó al lado de directores como Spielberg (Saving Private Ryan, 1998), Steven Soderbergh (Ocean’s Eleven, 2001), Martin Scorsese (The Departed, 2006) y los hermanos Coen (True Grit, 2010) entre muchos otros. Affleck, por otra parte, se dibujó un camino en el que cintas taquilleras como Armageddon (1998), Pearl Harbor (2001) y Daredevil (2003) fueron lo más memorable. No hubo despegue perfecto para Ben, sino una lluvia tupida de películas para adolescentes.

MALAS DECISIONES Cintas como Bounce de 2000 (en donde se relacionó sentimentalmente con Gwyneth Paltrow, con quien durante un año tuvo innumerables rupturas y reconciliaciones), apagaron las llamas de su triunfo como escritor. El punto más bajo fue Gigli (2003) que no sólo desembocó en el mundialmente conocido romance con Jennifer López, hecho popular bajo el nombre de “Bennifer”; también costó 75 millones de dólares, de los cuales recuperó sólo cuatro, y tiene además el honor de ser considerada una de las cien peores películas de la década. Tras ese bache, Affleck volvió a protagonizar historias poco profundas y en su mayoría enfocadas en problemáticas juveniles. Ejemplo: Jersey Girl de 2004, dirigida por Kevin Smith (Mallrats, 1995) y Dogma de 1999. “No fue decisión mía”, declara hoy un Ben Affleck maduro y padre de tres, que reconoce que las opciones que tuvo en ese entonces se limitaban a ser el chico guapo de la película. También afirma que su matrimonio con Jennifer Garner, en 2005, fue el punto de partida para empezar a enfocarse en cosas importantes; dejar los escándalos y ser más selectivo en sus proyectos. En este punto de su vida, y luego de ver el desafortunado camino que había tomado su carrera, decidió convertirse en director. Cuando le pregunto sobre lo que él considera necesario para ser exitoso en este ámbito, responde: “Debes ser imaginativo, observador y tener las ganas de trabajar duro junto a otras personas”. En este momento de la entrevista, Ben comienza a entusiasmarse y a levantar el tono de su voz; aparentemente hablar de su oficio como director lo pone de buen humor.

ABRAN PASO AL SEÑOR DIRECTOR Ben Affleck retomó el control de su carrera en el 2007 con Gone Baby Gone, su ópera prima como director. Basada en la novela de Dennis Lehane, Affleck complació a la crítica con su adaptación al cine en una magnífica manera de contar la historia de una niña desaparecida en Boston y el involucramiento de dos investigadores con el caso. Tres años después vino The Town, un thriller sobre un grupo de ladrones de bancos, concentrado en Boston, que también fue protagonizada y dirigida por él. Luego de demostrar que tenía olfato para la dirección, confirmó que actuar y dirigir era algo que podía hacer con facilidad, sin que ninguno de sus roles es-

tuviera comprometido. Su trabajo llegó hasta las páginas de revistas especializadas en cine, y empezó a ser valorado por la crítica. “La primera vez que dirigí, no sabía si podría hacerlo, tuve pánico, como nunca antes en mi vida”. Hoy afirma que todavía se pone nervioso al pararse al frente en su papel de director, pero que se ha vuelto más sencillo con el tiempo. “Empiezo a descubrir los puntos en los que mi mente se siente más cómoda. Por ejemplo, ahora sé que dirigir requiere el cien por ciento de mi atención, mientras que la actuación posiblemente un veinticinco por ciento; así es más fácil encontrar el balance, y atender las cosas que realmente importan cuando estás grabando una película. Tengo las cosas más claras en mi mente”. Ante la insistencia de Hollywood por lanzar precuelas, secuelas, remakes y franquicias millonarias, Ben reconoce una falta de creatividad en la industria del cine, pero también explica que tales súper producciones dan empleo a muchas personas. Parte de su admiración por el cine actual radica en los logros visuales conseguidos gracias a la tecnología. Pero también hay algo de nostalgia en ese tema. Ben recuerda melancólico cuando en sus primeras entrevistas los periodistas utilizaban grabadoras con cassette, hoy reemplazadas por novedades tecnológicas. Todo esto es evidenciado cuando señala a una mesa frente a él, llena de teléfonos inteligentes y sofisticados aparatos de grabación. “Me interesa mucho la tecnología, la fotografía, pero bajo ninguna circunstancia soy artista de efectos visuales”. Ben deja muy claro que para él, la historia o el guión son igual o más importantes que los efectos especiales. Sin embargo, hace evidentes sus ganas de entrar a ese mundo, en donde el CGI (Computer-Generated Imagery) y los fondos verdes adquieren un gran poder en la pantalla grande y las taquillas. Al día de hoy, Argo ha alcanzado un altísimo 95% de calificación en Rotten Tomatoes, un 79% (de 100) en Metacritic, ambos portales especializados en la crítica de cine, e incluso suena entre las predicciones al Oscar por Mejor Película del año entrante. Ben encontró su oficio (10 nominaciones y 12 triunfos en festivales de cine como director y/o escritor), y afirma que ahora elige mejor sus proyectos (su reciente negación para dirigir Justice League; un arriesgado crossover que reúne a súper héroes como Superman, Batman, Wonder Woman, Green Lantern y Flash, lo demuestra). Esto lo dice sosteniéndome la mirada: nadie podría cuestionar su determinación. Ben Affleck, después de todo, encontró una salida a través de la dirección, con la que poco a poco nos lleva a olvidar sus escándalos románticos y sus sonados tropiezos como joven actor. Hoy, las puertas de ese raro pero selectivo club de actores que logran convertirse en buenos directores, se abren para Affleck.

“En mi carrera he conocido a muchísimos directores soberbios o pretenciosos, pero él es un hombre muy simpático y tímido”. Ben sobre terrence malick y to the wonder; cinta que protagonizará el año entrante. 078

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